Gene Clark (1944-1991) fue el
primer vocalista de los históricos Byrds, uno de los grupos más destacados del rock
norteamericano de los años ‘60. Era un muchacho de voz sensible, nacido en
Kansas, que además componía temas en la veta Dylan y tocaba la guitarra.
Luego del viraje estilístico del grupo, del folk rock a la psicodelia
de “Eight Miles High”, Clark, debido a sus recelos personales con los
otros integrantes del grupo y a su pánico a volar, se marcha. Así comienza su
actividad solista, mientras que los Byrds despiden a David Crosby
y, con la incorporación del malogrado Gram Parsons, se meten en la veta countryrock. Años más tarde, luego de participar en una infructuosa reunión
final de la formación original de este quinteto, junto a Roger McGuinn, David
Crosby, Michael Clarke y ChrisHillman en 1973, Gene Clark realiza en 1974 su lujoso cuarto
álbum solista llamado No Other. Un disco casi
maldito, que hoy puede ser apreciado como una gema oculta, casi de culto. Sin
embargo, en su momento fue ignorado por el público y la crítica. Se lo vio como
un experimento musical egocéntrico y exagerado que costó mucha plata y que
vendió más bien poco.
Sin embargo, un año y medio más tarde de la
edición de No Other, Fleetwood Mac empezaría a tener un
éxito impresionante realizando un repertorio pop con matices countries; un estilo que, en verdad, no
estaba muy lejano de lo que había hecho Clark en su álbum solista. Un
disco que -debido a su fracaso comercial- recién volvería a ser editado en cd
en 2000, nueve años después de la muerte de Clark. Una merecida
reedición de esta colección de ocho
temas de excelente factura, todos escritos por el propio Gene Clark, quien demostraba que además de un excelente cantante era un fino compositor.
Como decíamos, para realizar esta lujosa
producción, Clark y el productor Thomas Jefferson Kaye grabaron
en Los Ángeles contratando a un seleccionado de excelentes músicos: el
guitarrista Jesse Ed Davis, el baterista (de los Allman Brothers)
Butch Trucks, Lee Sklar, Russ Kunkel, Joe Lala, Chris
Hillman, Danny "Kooch" Kortchmar, Timothy B. Schmidt
(futuro bajista de los Eagles) y Stephen Bruton. En coros
estuvieron Clydie King, Venetta Field y Shirley Matthews,
tres excelentes cantantes que luego acompañaron a Bob Dylan. Con
semejante plantel de músicos el resultado no podía ser mejor.
En sí, No Other era un trabajo ambicioso que mixturaba elementos del
country, folk, jazz rock, gospel, blues y rock de carretera "a la Easy Rider". Canciones que eran una
instantánea de la escena rock norteamericana de mediados de los ‘70,
pero que, a diferencia de otros discos de esa época, ha envejecido mucho mejor
y sigue sonando actual. No hay límites en No
Other. Su sonido es tan ampuloso que parece una banda sonora de
película. Una canción es mejor que la otra. Hay temas bien rockeros como
"Strength Of Strings", que nos recuerdan al Neil Young de
Cowgirl in the Sand", mientras que otros contienen elementos de música
oriental, completados con finos trazos de slide
guitar. Por momentos, en especial las texturas oscuras de un tema country folk como "Silver
Raven", donde el falsete vocal de Clark se mezcla con sonidos de
sintetizador e intensos coros, nos recuerda al disco Déjà Vu de Crosby,
Stills, Nash & Young.
El tema que le da nombre al álbum es
una fina pieza jazz rock, sugerente, que tiene reminiscencias del Tim
Buckley de Greetings from L.A. Por su parte,
"From A Silver Phial" es una hermosa y extraña canción con una
letra que es casi un alegato anti-droga, como había ocurrido antes con "The
Needle and the Damage Done", de Neil Young. No deja de parecer extraña
esta postura tan “careta” de Clark, más si tenemos en cuenta que,
durante la grabación de No Other se consumió de todo. No nos olvidemos que estábamos en Los
Angeles, a mediados de los ‘70, y si había algo que abundaba en esa metrópoli
de superestrellas del espectáculo era, precisamente, la cocaína. "Life's
Greatest Fool", y los dos últimos temas, "The True One" y
"Lady of the North" (co-escrita con Doug Dillard), son las
únicas piezas del disco que tienen algo que ver con el pasado musical de Clark
en los Byrds. Tres hermosas canciones en la veta del country rock, con bellos pasajes de pedal steel y piano. Clark
las canta como nunca, en especial "Lady of the North", donde la
música casi nos eleva hasta el cielo...
En resumen, esta es una de esas grabaciones
que vale la pena redescubrir. Una obra maestra para escuchar una y otra vez sin
cansarse.
El terremoto cultural de fines de los60
desencadenó en el rock una voluntad de desbordar las fronteras convencionales
de la música que se tradujo en voluntariosos experimentos vanguardistas. Sin dudas,
el concepto de rock progresivo o “sinfónico” (como se lo llamó vulgarmente)
englobaba una gran variedad de tendencias, y tuvo su momento de mayor esplendor
en la primera mitad de los 70, principalmente en Inglaterra aunque con un
fuerte impacto en la Europa continental, en países como Italia, Francia,
Holanda, entre otros. En la mayoría de los casos se intentó enlazar la búsqueda
de nuevos sonidos con la tradición de la llamada música culta. La música de grupos
como Yes, King Crimson, Genesis, Focus, Gentle Giant y tantos otros era una curiosa alquimia de elementos y
conceptos procedentes del rock, la cultura hippie, la psicodelia y la inmensa tradición
romántica europea.
El rock argentino no se vio exento de este
deseo de hacer obras más elaboradas en donde primara la búsqueda de nuevas
estructuras armónicas. Por eso, tras los experimentos progresivos de los grupos
anglosajones, la obra de bandas autóctonas como Alas, Crucis, Invisible,MIA o el último Sui Géneris,
a partir de mediados de los 70, no son sino una consecuencia lógica.
Justamente, entre los grupos con mayor impronta progresiva se destacó Espíritu, quienes se dieron el lujo de grabar no
uno, sino dos álbumes conceptuales que pasarían a la historia como ejemplos del
mejor rock progresivo y sinfónico argentino: Crisálida (1975) y Libre
y Natural (1976). En ese momento el grupo estaba integrado por Osvaldo Favrot (guitarra y coros), Fernando Bergé (voz), Claudio Martínez (bajo), Carlos Goler (batería) y Gustavo Fedel (teclados, luego
reemplazado por Ciro Fogliatta).
Con posterioridad a estos dos discos, si
bien – separaciones y regresos varios mediante - la trayectoria de Espíritu se
volvió irregular, su leyenda se agrandó, y el nombre del grupo quedó instalado
como uno de los más creativos y longevos del sinfónico de los 70, redondeando
40 años de carrera con cinco discos en estudio y dos en vivo.
Justamente, para recorrer la discografía de
Espíritu convocamos a Osvaldo Favrot, guitarrista, compositor principal, segunda
voz, productor y alma mater del grupo, para que nos contara como fue la composición
y grabación de cada uno de los álbumes de Espíritu. Una charla imperdible que
incluye, por supuesto, jugosas anécdotas, y con la que inauguramos una nueva sección
en Intersticio
llamada Esenciales, que tendrá como protagonistas variadas discografías
selectas.
ENTREVISTA>
CRISÁLIDA (1975)
¿En
qué momento se les produce el clic para dejar de tocar
temas cortos, como “Soy la Noche”, para pasar a hacer una obra conceptual como Crisálida?
Ya para 1973 todos los integrantes de
Espíritu conocíamos los álbumes de bandas progresivas o psicodélicas, que
habían compuesto y grabado temas extensos y obras conceptuales. En mi caso ya
desde 1969, cuando escuché el lado B de Abbey
Road, de los Beatles, me
interesó hacer canciones de mayor duración y con un mayor desarrollo temático.
De cualquier manera, esto no era ninguna novedad ya que en la música clásica
abundaban las obras conceptuales y extensas.
Circula una
versión que dice que la idea de hacer una obra conceptual la había propuesto
Bergé, basándose en la Opera Rock Jesucristo Superstar. Esto fue mal
tomado de una entrevista que hice junto a Bergé (para el número 7 de la revista
Mellotrón, en 1996) Allí, Bergé
decía, lo cito textualmente: “estábamos los dos en la casa de él tocando,
siempre nos reuníamos para tocar y un día viene él y me dice.... tenemos que
hacer algo diferente, no teníamos claro porqué había que hacer algo diferente
pero a él se le ocurrió hacer algo diferente”. Creo que la confusión surgió
porque, luego de eso, Bergé seguía hablando en la entrevista de Jesucristo
Superstar, que era un álbum doble de 1970, que aún conservo, y que le hice
escuchar en mi casa como ejemplo de lo que se podía hacer.
¿Y cómo
fue la composición de Crisálida? ¿Eran
temas separados que después unieron en una obra común?
Hasta ese
momento teníamos una serie de canciones separadas, pero cuando en los ensayos
empezamos a investigar el sintetizador Moog comenzaron a desarrollarse las
partes orquestales junto a la guitarra, se conectaron partes entre sí, y todo
empezó a tener una única dirección.
Entonces,
empezaron a unir esas canciones separadas a través de la música…
En general lo que prevaleció y las unió fue
la parte instrumental y luego se desarrollaban las letras de acuerdo a lo que
la música estaba sugiriendo. Si era necesario cambiar una melodía para
favorecer la inclusión de la letra también se hacía.
¿Cómo
hicieron para grabarlo con la tecnología arcaica que había en esa época?
Se grabó en los estudios Phonalex en cuatro
canales, con un excelente ingeniero de grabación, Norberto Orliac, y con la
ayuda de Billy Bond como productor de grabación. Todo estaba muy ensayado y las
bases quedaban grabadas en no más de dos o tres tomas. Se tocaba en módulos de
acuerdo al tema, como cuarteto o como trío. Siempre con la batería y el bajo
presentes, alternando piano, órgano, cuerdas, o guitarras acústicas o
eléctricas. Para el registro de estas partes se usaban dos o tres de los cuatro
canales disponibles, dejando uno o dos para melodías instrumentales y solos de
Moog y guitarras eléctricas.
Con estos cuatro canales completos, se
hacía una mezcla a cinta estéreo. Las distintas cintas de cada módulo se
cortaban y se unían respetando el orden de las canciones dentro de la obra. Estas
partes unidas se copiaban a otra cinta de cuatro canales quedando de esa manera
otros dos canales para voces, coros, doblajes de Moog o guitarras y algún
efecto de grabación.
Hay que tener en cuenta que una vez que se
reingresaba la primer mezcla a la segunda cinta de cuatro canales ya no se
podían modificar ni los planos de los instrumentos ni los efectos utilizados en
esos dos canales premezclados.
¿Te
gustaría remasterizarlo si se pudiera, o lo dejarías así? ¿Qué cambiarias hoy
del sonido de las canciones?
Cuando se editó en cd, y se pasó de
analógico a digital, se hizo una remasterización pero no cambió demasiado en
relación al original.
Me gustaría tener los instrumentos y voces
en tracks separados, quizá para cambiar algunos planos que quedaron demasiado
adelante y otros atrás. Pero respetaría lo que cada integrante hizo porque eso
representa los mejor de cada uno, en ese tiempo y en esas condiciones.
¿Cómo
podrías explicar a un oyente neófito de que se trata la historia de Crisálida?
Trata de un personaje que logra un cambio o transformación de su mundo
interior. De ahí el nombre. A veces lo expresa en primera persona y otras veces
se habla a sí mismo. En el primer movimiento relata su locura y sus miedos. Y
en el segundo movimiento intenta comprenderse, buscar la realidad y mejorar
como ser humano.
En
esa época, cierto sector del público y la prensa los veían como “los Yes
argentinos”. Sin embargo, Crisálida
parece tener mayor relación con el rock progresivo europeo continental que con
los discos del grupo inglés. ¿Coincidís con esta apreciación?
Mi opinión es que la parte instrumental
está mas cerca de los grupos sajones, pero las melodías cantadas y el idioma
español nos acercaba más a los grupos de origen latino, esto aderezado con
influencias de toda la música argentina que habíamos escuchado hasta ese
momento. Siendo franco, yo no tenía la más remota idea del rock progresivo
italiano y menos del francés. Lo único que había escuchado del rock italiano en
los 70 era Chocolate Kings, de
Premiata Fornería Marconi, pero recién después de ser editado Crisálida.
¿Y cómo
hacían para escribir semejantes obras conceptuales, llenas de imaginería
psicodélica y progresiva, en medio del contexto político y social de una época caracterizada
por la violencia?
Cuando las situaciones externas se tornan
extremas los momentos creativos se agudizan, porque son esos momentos los que
te ayudan a entender todo aquello que te rodea. Estábamos tan enfocados en
lograr lo mejor que podíamos dar, en ese instante de nuestra sociedad y de
nuestra vida, que no dejábamos de pensar en eso. Además creo que tiene que
existir alguna fuerza especial, que es la que une a varias personas para
encarar una idea en un momento único e irrepetible. Cuando escucho nuestros
álbumes, tan lejanos en el tiempo, me cuesta creer que yo haya participado en
ellos.
Y en
relación con la pregunta anterior, ¿cómo crees que influenció en ustedes el
fenómeno under del rock argentino de ese entonces?
Todo está relacionado con todo, y las
influencias son constantes y cada uno de los integrantes aportaba las suyas.
Fernando y yo habíamos trabajado juntos en la música desde 1968 cuando
estábamos en el grupo (de beat psicodélico) Onda Corta y ya habíamos incorporado mucha música de los 60, tanto
argentina como extranjera.
¿Y
qué otros géneros musicales pensás que tuvieron influencia en la música de Espíritu
de esta primera época?
Creo que en Espíritu el maestro Fedel
aportaba más de la música clásica, porque era eso lo que él había estudiado
académicamente. Yo aportaba mis influencias del folklore, y de la música beat y
psicodélica de los 60. A Bergé le gustaba la música brasilera. A todos nos
gustaban las bandas argentinas de la época, y teníamos los álbumes de las
bandas progresivas y no-progresivas extranjeras. Lo que no puedo decir es cuánto
de cada cosa hay en esa etapa de Espíritu.
¿Te
agrada la tapa de Crisálida, creés
que representa bien la historia del álbum?
La ilustración de la tapa que hizo Juan Oreste
Gatti es muy buena. Tiene fuerza visual y “gancho” comercial, pero no tiene
mucho que ver con lo que cuenta la obra. La obra tiene más que ver con la
locura, con la mente y sus dilemas en el ser humano sin diferencia de sexos. No
tiene que ver con una mujer con alas, que tiene un trono y que usa calaveras
como adorno. Igualmente es la visión que tuvo el ilustrador, visión que
respeto, me gusta y ayudó a la difusión del álbum.
¿Te
molesta que el nombre del grupo, además de que el haber nombrado a Dios en las
letras, haga que alguien los pueda llegar a asociar erróneamente a una supuesta
onda “cristiana”, si no analiza en profundidad la totalidad de las líricas?
Sí, mucho no me
gusta que se lo asocie a un dogma. La palabra Espíritu tiene varios
significados y usos. El nombre lo propuse yo, pero en ningún momento estuve
pensando en algo santo o religioso. Y en cuanto a Dios, nuestras letras no se
refieren al Dios representado por alguna religión. Para muchos decir Espíritu o
nombrar a Dios es sinónimo de dogma religioso. Yo creo en un Dios creador,pero no creo en ninguna representación de
Dios en la Tierra ni busco a ningún humano como intermediario entre Dios y yo.
¿Cuál
crees que era la real importancia de Fedel en el grupo, y qué perdió Espíritu
con su partida?
Gustavo contribuyó de forma decisiva en el
álbum y le dio un toque clásico proveniente de sus estudios musicales. Además
creo que en ese momento fue uno de los mejores pianistas que tuvo el rock de
Argentina y en los conciertos era imparable. De espaldas al piano reconocía por
su nombre cualquier nota que tocáramos. Creo
que con su partida Espíritu perdió varias cosas, porque era un músico muy
talentoso y muy difícil de reemplazar debido a la complejidad de los temas
compuestos. Por otra parte, el grupo también perdió continuidad en las
presentaciones, se complicaron los ensayos del material nuevo y además tuvimos
que adaptar todo lo ya grabado y editado cuando entró (Ciro) Fogliatta al grupo.
LIBRE Y NATURAL (1976)
¿Qué
cambia en el grupo con la incorporación de Ciro Fogliatta como tecladista?
¿Cuál fue su aporte fundamental al grupo, viniendo de otro palo del rock?
Aportó rock, experiencia, prestigio, y un increíble sonido de órgano
Hammond. Con su incorporación todo se hizo espontáneo y muchas de las líneas
que Bergé y yo compusimos fueron pensadas expresamente para el estilo de Ciro.
Siendo ya una celebridad dentro del rock, Ciro entra a la banda y con
una enorme humildad aportó todo su bagaje musical, logrando lo que para mí es
el mejor álbum de Espíritu.
¿Cómo
era para vos componer en tándem con Bergé? ¿Era una relación amistosa o solían
discutir bastante por diferencias de criterios?
Fuimos muy buenos amigos. Musicalmente, ambos
nos necesitábamos. Yo tocaba una secuencia de acordes y Fernando iba tarareando
la melodía encima. Él cantaba mejor que yo y sus melodías eran mejores y yo
tocaba la acústica mejor que él y mis armonías eran mejores. Si yo llevaba una
parte cantada, Fernando la adaptaba a su voz; y si él traía una base, yo la
transformaba en un riff. Más o menos así funcionábamos. Con las letras
discutíamos un poco más, porque a veces no coincidíamos en lo que significaba
cada frase, y recurríamos al (diccionario de filosofía) Ferrater Mora para tratar de entender algunos conceptos...
¿En
cuánto crees que cambia la propuesta conceptual de Crisálida a Libre y Natural?
Con respecto a la parte conceptual, Libre y Natural era la
continuación de Crisálida, y una tras otra, las dos letras, son parte de
un mismo desarrollo. Es el mismo personaje en ambos álbumes.
Sin embargo,
en lo musical, Libre y Natural sí
parece estar más cercano al sonido de Yes y el rock progresivo inglés
¿Coincidís?
Es probable que las líneas de bajo Rickenbacker que están bien marcadas
den esa sensación cercana al progresivo británico, lo contradictorio es que los
teclados estaban tocados por Ciro que era más blusero y con más rock argentino
en su experiencia. También puede influir el hecho que Libre y Natural
está compuesto íntegramente por Fernando y por mí, a diferencia de Crisálida
en donde participaron en parte el resto de los integrantes. Quizás esto le da
algo más de homogeneidad en el resultado.
¿Cuál
es la historia de Libre y Natural?
El tema central
es la libertad y cuánto vale en nuestra vida. Ser totalmente libre no es fácil
porque te hace absolutamente responsable de tus decisiones. Hay gente que
prefiere dar parte de su libertad a un tercero a cambio de obtener algún
beneficio, para no comprometerse o para no sentir culpas.
¿Cómo
planearon y llevaron a cabo la inclusión del coro en la parte final del álbum?
Lo propuse para
dar un cierre al álbum trayendo la parte instrumental del tercer tema “Los Ecos
del Silencio Interior” y cantando la mismamelodía de la guitarra y el sintetizador Moog. Ese “coro” somos Carlos Goler en falsete y yo en una y
dos octavas bajas, haciendo ambos dos tomas de cada voz logrando seis voces
sobre el Moog y la guitarra.
Hoy
por hoy, ¿cuál de estos dos primeros álbumes de Espíritu te deja más conforme?
Me gusta más Libre y Natural. Me parece más relajado y menos
pretencioso.
¿Pensás
que de haberlos grabado en el extranjero, el sonido de los dos discos hubiese
representado en forma más fidedigna la potencia del grupo en el vivo de los
conciertos que realizaban en esa época?
Supongo que sí. Siempre nuestro sonido era mejor en vivo que en los
discos. Quizás si hubiésemos contado con más tracks, más tiempo de grabación y
mejores consolas todo hubiese sido mejor. Por ejemplo, yo hice varios solos de
guitarra para la entrada de Crisálida, pero cada vez que lo quería
volver a grabar había que borrar el anterior. Y creo que, por mejorar el
primero, terminamos dejando uno que no era el mejor.No era como ahora que se pueden grabar varios
solos distintos en tracks diferentes y recién ahí elegir el mejor, o editar las
mejores partes de cada uno.
Entrevista en la revista Pelo, marzo de 1977
¿De
haberse concretado, por donde pensás, estilísticamente hablando, que hubiese
andado la música de un posible disco de Áspid, la experiencia grupal frustrada
que llevaron a cabo Bergé y vos en 1977, luego de la separación de Espíritu?
Las canciones “Lento Juego de Luces” y “Un
Viaje por los Recuerdos” del álbum Espíritu
III, de 1982, eran originalmente (con algunos cambios) canciones de Áspid
en 1977. Ese era el estilo que estábamos haciendo con esa banda en la que además
de Fernando y yo estaban Claudio
Pesavento en teclados, Jorge Lacoste
en Bajo y Tito Álvarez en batería.
¿Cuál
es tu opinión acerca de los diferentes grupos de rock progresivo argentino de
los 70: Crucis, el último Sui Generis, Alas, La Máquina de Hacer Pájaros, Ave
Rock, MIA, El Reloj?
Todas estas
bandas que nombrás son de lo mejor del rock argentino. Aún las sigo escuchando.
Crucis es genial y Pino Marrone es uno de los mejores
guitarristas que tiene nuestro país. De Sui
Generis y La Máquina tengo la
discografía completa y la escuché muchas veces. Con Alas compartimos escenario y tocaban excelente, igual que MIA, de Lito Vitale, que es un maestro. Ave Rock y El Reloj
estaban en un estilo bien distinto al nuestro, pero también los vi en vivo y te
volaban la cabeza.
¿Qué
diferencias y similitudes encontrás entre la música de Espíritu y la de estos
grupos?
Todos estos grupos
eran muy diferentes entre sí, todos tenían características propias. La mayor
diferencia de Espíritu era que nuestros álbumes de los 70 eran conceptuales,
que no tocábamos temas separados, y dedicábamos mucho esfuerzo a la parte
escénica de los shows.
Revista Roll, 1977.
¿Eras
de juntarte a tocar con colegas en esa época? ¿Te tentaron para formar parte de
otro grupo?
A pesar que
tenía buena relación con muchos de los músicos de la época nunca pude estar
demasiado con ellos. Cuando participamos de la grabación de (la nueva versión,
producida por Jorge Álvarez y Billy Bond, basada en el álbum original de Vox Dei) La Biblia (1974) junto
al Ensamble Musical Argentino yo ya tenía una hija de tres años, trabajaba
muchas horas en el área de control de la calidad en una industria farmacéutica
y apenas me daba el tiempo como para componer, ensayar, grabar y hacer
conciertos con Espíritu. Tuve un par de contactos como para armar una banda en
forma paralela a Espíritu pero nunca se concretó.
¿Hubo obras literarias o
cinematográficas que hayan influido en la obra de Espíritu?
No. Ninguno de nuestros álbumes tuvo una
conexión directa con obras literarias o cinematográficas. Lo que no puedo negar
es que algún tema leído o visto haya sido incluido inconscientemente en las
canciones.
ESPÍRITU
III (1982)
Luego de un parate
de casi seis años, Espíritu regresa para grabar un nuevo álbum, Espíritu III, a principios de 1982.
Forman parte de esta grabación Fernando Bergé (voz), Osvaldo Favrot (guitarras
y coros), Ángel Mahler (teclados), Claudio Cicerchia (bajo y
coros) y Rodolfo Messina (batería).
¿Cómo se desarrolla la composición y
la grabación de Espíritu III?
Fue todo bastante apresurado ya que
reformamos la banda en diciembre de 1981, empezamos a grabar en enero de 1982,
y durante ese verano empezamos a hacer algunos shows y programas de TV. Creo que
el álbum salió a la venta en abril o mayo del 82,y en junio ya estábamos tocando en el Estadio
Obras.
¿Por qué optan por hacer, por
primera vez, una obra no conceptual?
No sé hizo una obra conceptual porque, como
te había dicho antes, recurrimos a algunas canciones que habían sido compuestas
para Áspid en 1977. Luego compusimos algunas más como “Antes Tal Vez”,
“Policolor”, “Nacer”, y además Ángel
Mahler también nos acercó canciones y se incluyeron “Guardianes en Pie” y
“Elemental”, que originalmente también era instrumental pero Fernando le agregó
la melodía y la letra. La grabación se realizó en el estudio de Francis Smith, en 16 canales, y como
ingeniero de sala estuvo Alejandro
Franco. Todo fue bastante bien en la grabación, porque a pesar de que eran
muy jóvenes tanto Ángel Mahler, como
Fito Messina y Claudio Cicerchia, ya tenían una capacidad musical increíble y eso
nos facilitó mucho las cosas.
Considero que Ángel Mahler parecía
ser el tecladista ideal para Espíritu, incluso más que Fedel y Fogliatta, por
su influencia fundamental en introducir la música del grupo en los 80…
Todos los músicos que participaron en la
banda fueron excelentes, pero tuvimos particular suerte con los tecladistas.
Después de dos genios como Fedel y Fogliatta aparece Ángel Mahler, quien en muy
poco tiempo interpreta no solo el material del nuevo disco sino todo el
material que habían tocado los anteriores. Ángel le agregó todo un arsenal de
teclados de última generación y detalles de armonías muy técnicas y precisas. Solamente
con ver la carrera posterior de Ángel uno se puede dar cuenta de lo importante
que fue en ese momento.
¿Con la música de que grupos
contemporáneos de esos años se podría emparentar este material?
No lo sé. Espíritu III me parece bastante distinto a lo que escuché en esa
época. Hay una mezcla de varios estilos, desde los temas acústicos pasando por
los netamente progresivos y los más cercanos a la fusión.
¿Qué
temáticas se tratan enlas canciones del
disco?
Seguimos en la misma línea introspectiva
que fue característica de la banda en los ´70. Algunas canciones están basadas
en sueños, como “Un Viaje Por Los Recuerdos”, que narra la historia de una
pareja de ancianos que llegan al final juntos. Por el contrario, “Nacer” habla
de un ser en el inicio de su aventura. “Lento Juego de Luces” es alucinógena. Por
su parte, “Policolor” es un sueño recurrente sobre la guerra. En resumen, a
pesar de ser canciones separadas creo que las letras fluyen en una misma
dirección.
¿A quién se le ocurrió el final tan
abrupto de “Policolor”?
A mí. “Policolor” es una canción sobre la
guerra. El hongo atómico es Policolor.
La sirena de alarma en el final se corta abruptamente porque no quedaba nadie
para oírla.
¿Cuál es el mensaje de la letra de “Toma
un Tiempo”?
Qué bueno tomar un tiempo para escuchar y
pensar las letras, ¿no? Tomar un tiempo para disfrutar, porque lo más
importante no es el consumo, ni el status, ni el éxito, lo más importante es el
Tiempo.
EN
MOVIMIENTO (1983)
Luego de la edición de Espíritu III, Bergé se va y la música en
el siguiente disco se vuelve pop y new wave. ¿Por qué?
Bueno, sí, En
Movimiento tiene temas pop con toques sinfónicos que dejaron a todos disconformes,
incluso a mí; pero lo hicimos así porque no había manera de seguir haciendo
rock progresivo en 1983. Pensá que hasta Yes
y Genesis habían cambiado.... y eso
que eran poderosos. La prensa nos había tildado de viejos y obsoletos por Espíritu
III, y solo quedaba un camino si queríamos editar otro álbum. Ángel, Fito y
Claudio, habían confiado en Fernando y en mí, y habían puesto mucho esfuerzo
para realizar el concierto en Obras. Después de eso, Fernando abandona la banda
y yo me sentí responsable de llevar adelante lo que habíamos empezado, pero
ninguna discográfica estaba dispuesta a editar otro disco de Espíritu si al
menos no trataba de adaptarme a lo que estaba pasando. El resultado fue un
híbrido.
En
Movimiento
podría ser considerado el disco “posmoderno” de Espíritu, por el cambio en la
temática de las letras, en donde parecen empezar a predominar las
preocupaciones cotidianas del individuo en sociedad, como la desocupación, la
soledad, la melancolía y el vértigo diario. ¿Coincidís? ¿Por qué se dio este
cambio de temáticas?
Sí... En
Movimiento tiene un carácter más autorreferencial. Al asumir el rol de
cantante, y tener que componer para mi registro vocal, empecé a escribir letras
con temas mas personales y sobre situaciones mas reales y no tan metafísicas
como antes. Si bien me defiendo cantando mi registro y forma de cantar se
acercan más al típico rock argentino, y no tanto al progresivo.
“Setiembre hoy” es un tema inusual,
porque mientras la música es dulce, melódica y relajada, la letra es sumamente
trágica. ¿Qué te inspiró a componerlo así?
A veces se escriben cosas que aún no
pasaron pero las ves como inminentes.Para 1983 tenía un hijo de una pareja de convivencia de la que presentía
que todo iba a terminar muy mal. Cosa que pasó un tiempo después de la edición
del álbum. En el hecho real no hubo una muerte (como en la letra de la
canción), pero en la práctica el resultado fue el mismo. También en la canción
“Ella de Visita”,“Ella” es la muerte,
en este caso vista desde un hijo para con su padre.
“De Lado a Lado” recuerda a los
primeros rocanroles de grupos pop contemporáneos como Virus. ¿Estabas al tanto
de la música de estos nuevos grupos del pop argentino cuando lo escribiste?
Sí estaba al tanto
y, como dije antes, para mí era una fuerte lucha querer seguir con la carrera
de rock progresivo de Espíritu en un momento donde todo el mundo le daba la
espalda a esa onda. Además parece irónico pero fue esa canción “De Lado a Lado”
la que convenció a Ricardo Kleiman
(productor del disco) de seguir adelante con la producción, porque cuando
escuchaba el resto de los temas decía “esto no se lo vendo a nadie”.Por eso “De Lado a Lado” fue al disco simple
y el tema 1 del álbum.
Este es el único álbum de Espíritu
que no se reeditó en cd. ¿Por qué? ¿Nunca te dieron ganas de volver a editarlo
como hiciste con Espíritu III o En Vivo en Obras?
En
Movimiento
fue grabado y editado por RCA con la producción de Ricardo Kleiman y Floro Oria
Cantilo. Supongo que nunca se reeditó en cd porque no le interesó ni a la
compañía ni a los productores. Yo no hubiese podido reeditarlo porque los
derechos los sigue teniendo RCA o lo que quede de ella. En el caso de Espíritu III logré la sesión de derechos
y en el caso de En Vivo En Obras (con
temas del concierto de junio del ´82) eran grabaciones inéditas cuyo master me
pertenecía.
A principios de los90 intentaste
con Bergé volver a tocar juntos. ¿Cómo sonaba (estilísticamente) esa versión de
Espíritu que al final no prosperó?
En realidad, en los 90 tuvimos dos proyectos juntos. El primero fue en un grupo que no tenía nada
que ver con Espíritu, en el que Fernando cantaba, pero yo era bajista. Se
completaba con guitarra, batería, y dos tecladistas. Momentáneamente sugerí el
nombre SOS para identificarlo y grabamos cinco canciones en el estudio “La
Escuelita” de la calle Gascón, que era en parte administrado por Carlos Goler (el
baterista de Espíritu en los 70). Este grupo sonaba como Toto en español. El otro proyecto tenía como finalidad rearmar
Espíritu con una serie de 12 canciones que yo había compuesto usando una
batería Roland R8, teclados, bajo y guitarras. Este futuro álbum se llamaría Polar.
Para eso convoqué a Fernando para que probara grabar las voces, cosa que hizo y
quedó registrado en forma de demo. Luego Fernando no quiso seguir adelante y
todo quedó otra vez en suspenso. Estilísticamente algunas canciones sonaban
como las de Fronteras Mágicas pero con batería electrónica y teclados
digitales.
FRONTERAS
MÁGICAS
(2003)
La última encarnación
de Espíritu está integrada por Osvaldo Favrot (guitarras, coros),
Ernesto Romeo (sintetizadores, piano, órgano), Horacio Ardiles (batería),
Federico Favrot (bajo, coros) y Pablo Guglielmino (voz). Esta formación
es la que graba el álbum de estudio Fronteras
Mágicasy el cd Espíritu en
Vivo – 2004, lanzado en 2005, con temas seleccionados de sus
presentaciones en el Teatro Santa María en octubre del año anterior.
¿Qué es lo que te decide a por fin
grabar un nuevo álbum del grupo?
Desde los 90
estuve intentando rearmar el grupo con los integrantes de la formación de 1982
sin resultado. Creo que fue a principios del 2001 cuando un amigo me dice que
había un foro de rock nacional en una página web, y que había gente que conocía
a la banda y que estaría bueno que participara para contar algo de la historia
de Espíritu. Fue tanto el apoyo y el aliento de esas personas para que volviera
a grabar algo, que fue ese el impulso necesario para desempolvar canciones y
buscar nuevos integrantes. Además quería promover la página web oficial del
grupo y un nuevo álbum era lo que hacía falta.
¿Cuándo compusiste las canciones que
forman parte de Fronteras Mágicas?
En Fronteras Mágicas se incluyeron,
con algunos cambios, cinco de las doce canciones que formaban parte del
proyecto frustrado de Polar.El
tema “Polarians” (que abre el álbum Fronteras Mágicas) se llamaba
“Polar”, y era leitmotiv de ese proyecto original. Otras canciones como “Réquiem
X”, “Para Él”, “Cosas que llevan al Mar” y “Psicosis 2002”, las compuse un
tiempo antes de la grabación. “Caleidoscopios” es un temainstrumental
de Romeo.
“Frío” también era un tema instrumental que
había compuesto para el proyecto Polar, pero cuando empezamos a
ensayarlo Romeo y Ardiles colaboraron tanto en su
desarrollo que al final terminamos compartiendo la autoría. El cd se completó
con una nueva versión de “Un Viaje Por Los Recuerdos”
¿Y por qué grabaste esa nueva
versión?
Porque es una
canción que siempre me gustó mucho, que tenía mucho que ver con el resto del
material de Fronteras Mágicas y merecía una oportunidad más
¿Cuáles son los temáticas tratadas
en este disco?
Si bien son
canciones separadas, la temática general gira sobre las polaridades que dividen
a nuestro mundo. Norte–Sur, Paz-Guerra, Amor-Desamor, etc.
¿Cómo se te ocurrió integrar a Ernesto
Romeo al grupo, uno de los tecladistas mejor equipados del país?
Hablé con él
telefónicamente, le explique el proyecto y le interesó participar en la
grabación. Él tenía algunos álbumes de Espíritu por lo que conocía bien de que
se trataba. Además de ser muy buen músico, muy creativo y muy buena persona, Ernesto
Romeo sabía crear exactamente el sonido que estaba buscando para Fronteras
Mágicas. Él es de los pocos en el país que podía reproducir todos los
sonidos usados por Espíritu en todos sus álbumes. Además Ernesto y yo trabajamos
juntos en la producción del álbum, y le estoy muy agradecido por toda su
colaboración.
¿Te parece que sigue siendo válido
para vos definir este material del grupo como de rock progresivo, o crees que
ese calificativo estilísticoya no tiene
el mismo peso que en los 70?
Todo está
etiquetado y calificado. Si no existe un nombre adecuado para calificarlo se
inventa uno y listo. Si tengo que encasillar el álbum Fronteras Mágicas
en un estilo te diría que está más cerca del rock progresivo que de otra cosa.
No siempre las canciones tienen que durar 15 minutos, en 7/8, con compases en
5/4 intercalados cada 47 segundos para ser calificadas en este estilo. Creo que
el rock progresivo es más que eso, porque también tiene que ver con el sonido,
con la actitud, con el mensaje, con las palabras usadas en las letras, con el
fraseo de los solos, con los instrumentos usados.
¿Conocés y te gusta la música de
algún grupo de los más nuevos del rock progresivo argentino, como Pez o Nexus?
Conocí a Pez
porque Romeo luego fue su tecladista en el cd Folklore (2004) y ese es
el único álbum que conozco del grupo y es muy bueno. En mi opinión Pez está más
cerca del rock alternativo que del progresivo. En cuanto a Nexus tengo los
álbumes Metanoia y Detrás del Umbral, que están muy bien
logrados, tanto musicalmente como en el arte de tapas.
BONUS TRACKS
¿Qué opinás del revival del rock
argentino de los 70, como el que se da en los conciertos en La Perla de Once?
Me parece muy
bien que todos los músicos tengan lugares como La Perla para hacer shows, para
que sus seguidores sigan disfrutando de ellos después de tantos años, y que
también gente joven pueda conocer la obra de artistas con tanta
trayectoria.
¿Y nunca fantaseaste con una
presentación de Espíritu en un lugar como ese?
No. La verdad es
que nunca se me ocurrió. No se si es el lugar adecuado para una banda de rock
progresivo sinfónico, que lleva una parafernalia de teclados e instrumentos,
que siempre incluyó elementos escenográficos y efectos lumínicos,y que suena a volumen muy alto.
¿De qué se trata la antología que
armaste para celebrar los 40 años del grupo?
Entreciclos fue un álbum doble con temas inéditos, remixes de temas editados y
grabaciones en vivo nunca editadas, que se distribuyó en forma digital con todo
el arte de tapas incluido, y solo para festejar los 40 años de la formación de
la banda. Se puso a disposición en forma gratuita para todos los que visitaron
el sitio web oficial a fines del 2013 y estuvo disponible durante 5 meses, durante
los cuales fue “bajado” gran cantidad de veces. Pero fue solo eso... un
obsequio.
¿Y no hay posibilidades de que más
tarde se edite en formato físico?
Realmente me
gusta mucho como suena y las canciones que lo componen, pero no creo que se
edite en formato físico, porque el costo de edición sería muy superior al
recupero por ventas, y yo ya no quiero cargar con eso.
¿Cuál es tu relación con los ex
miembros del grupo, y con quienes te ves más a menudo?
Eso depende de
las épocas y de los problemas y circunstancias de cada uno. Durante mucho
tiempo estuve cerca de Bergé, y
ahora hace muchos años que no sé nada de él. Durante muchos años estuve alejado
de Fedel, pero desde hace 10 años
nos comunicamos muchas veces y siempre con un gran cariño. Durante años me
reuní todas las semanas con Ardiles
y desde hace un tiempo nos alejamos un poco. Al que veo con más frecuencia es a
Romeo y siempre tuve buena onda con Messina. Ángel Mahler participó en la grabación del último cd En Vivo
del 2004 y lo recuerdo con mucho afecto. Por otro lado, las veces que hablé con
Fogliatta desde 1977 fue como si nos
viéramos siempre.
No tiene mucho
que ver, pero ahora me encuentro muy seguido con Bernareggi y Fraschetti
(el bajista y el baterista de Onda Corta, el grupo anterior e Espíritu). Los
tres no estábamos juntos desde 1972.
¿Cuál
fue, en términos de venta, el álbum más exitoso de Espíritu, y cual el que te
dejó más conforme a vos?
En ventas Crisálida. El que me dejó mas conforme es Libre y
Natural seguido de Fronteras Mágicas.
¿Cómo fue, históricamente, la
repercusión de la música del grupo en el exterior, y que feedback tenés aún hoy de los fans extranjeros de la banda?
Con el uso de
internet me enteré que Espíritu había llegado a otros países. Hice entrevistas
para portales de México, Costa Rica, Brasil, Italia, Holanda, Francia, entre
otros. También he visto artículos y comentarios bastante buenos sobre nuestros
álbumes en países como Rusia, Ucrania, República Checa,Corea, Japón. Esto se genera entre gente MUY conocedora del rock
progresivo mundial y no se trata de algo popular ni masivo. Más que fans son
arqueólogos musicales y coleccionistas. Los discos más reconocidos son los del ´70,
como pasa en la mayoría de las bandas progresivas. Mientras mantuve la página
web oficial, en la que había un mail de contacto, recibí muchos mensajes de
aliento de personas de distintos países. Ahora hay un blog del grupo (http://espirituprog.blogspot.com.ar/)
muy completo pero en donde no están habilitados los mensajes. Por otra parte, tampoco
pertenezco a ninguna red social, por lo tanto hace bastante tiempo que no tengo
conexión con gente de otros países y tampoco con gente de Argentina que solo
usa el “Libro de Caras”.
¿Nunca se te ocurrió volver a grabar
“Soy la Noche” u “Hoy Siempre Hoy” teniendo en cuenta que (salvo por la re
versión en vivo del primero) con el paso del tiempo se hizo casi imposible
conseguir las grabaciones originales de esos míticos temas?
Como solista
hice dos versiones de “Soy la Noche”. Una se editó en el Box Set de 9 cds de Una
Celebración del Rock Argentino bajo el sello Melopea, producido por Litto Nebbia y auspiciado por la
Secretaría de Cultura. La otra fue una versión en vivo que hice junto al grupo Redd (maravillosos músicos) incluida en
el cd doble Ceremonias Para Alzar el Telón que Redd editó a fines del
2013. Hay otra versión en vivo de “Soy La Noche” incluida en el mencionado cd
doble Entreciclos de Espíritu, que solo se distribuyó digitalmente
durante un corto tiempo y como obsequio para los seguidores de la banda al
cumplir los 40 años en el 2013. La versión original de “Soy la Noche” de 1973
se edito en cd en (el compilado) Rock para mis amigos con el nombre
equivocado de “Hoy Siempre Hoy”. Además, en el cd dice Rock para mis amigos
Vol. 1, pero creo que en vinilo era el Vol. 3... Este cd se vendió bastante
en los ´90 y también lo han subido a YouTube. En cuando a la verdadera “Hoy
Siempre Hoy”, nunca se me ocurrió volver a tocarla.
Una pregunta que le hacemos a todos nuestros
entrevistados: ¿Qué tema de otro artista te hubiese gustado componer a vos?
Uhhh... muchos y de muchos estilos. Pero ya
que hay que decir uno, elijo Conciertos
de Brandeburgo, de (Johann
Sebastian) Bach
¿Qué opinás acerca de que un grupo
actual del rock nacional se llame Los Espíritus? ¿Te molesta?
Es como si aparecieran bandas llamadas “Los
Relojes”, “Los Aves Rocks”, “Los MIAS”, o “Los Invisibles”, ¿no? Sé que existen
pero no escuché nada de ellos. Espero les vaya muy bien así mucha gente seguirá
recordando a Espíritu cada vez que hagan algo. Yo tengo registrado el nombre
desde hace 40 años en el Registro de Marcas y Patentes, pero ya no vale la pena
estar litigando con cada uno que use la palabra “Espíritu” para cosas de
espectáculos. Incluso, en Inglaterra salió una cantante que ya no actúa, que
utilizaba la denominación "Espíritu", pero al menos no hacía
rock ni era argentina. Obviamente no se puede prohibir que se use la palabra espíritu
ya que es muy común.
Pregunta final, por ahora… De cero a
diez, ¿cuántas posibilidades existen hoy de un regreso de Espíritu?
Muy pocas. Creo que lo más cerca es un tres.
Toco de vez en cuando en casa, pero no
hay nada concreto. Además, es muy difícil -y caro- llevar adelante nuevamente una
banda como Espíritu.
Los sonidos de los pantanos del Mississippi.
Tierras inhóspitas donde no penetra el sol habitadas por personajes ariscos,
aferrados a costumbres primitivas. Un universo mítico repleto de misteriosas
supersticiones y pesadillas de aguas podridas. En esas tierras se cocinan los
más suculentos sonidos del blues profundo, que transportan al oyente a una
sociedad encerrada en su miseria y sus fantasmas.
Aquellos ecos del pantano y las vetustas
músicas rurales del blues más añejo se pueden apreciar en Gualicho Turbio, una banda que genera de todo menos indiferencia. La
primera vez que los vi fue en un video clip en el programa de Peter
Capusotto y Sus Videos, y me sorprendieron mucho. ¿De dónde habían
salido estos pibes? ¿Cómo se les había ocurrido hacer esta música? Seguramente,
a muchas otras personas les causaron la misma impresión.
Es que Gualicho es una propuesta musical
inusual por donde se lo mire. Un trio sin bajo, en donde Zelmar Garín (38) cumple a la perfección su rol de hombre orquesta:
canta, toca la guitarra y la batería, ¡y todo al mismo tiempo! El papel de frontman recae en Juanjo Harervack (39), un ser poseído que en el escenariomueve sus caderas como loco, mientras
agita las maracas y nos canta toda su poesía tenebrosa. Por último, pero no menos
importante, el combustible que propulsa a esta máquina sonora sale de los
pulmones de Hernán Balbuena (37), un
armoniquista, mezcla de chaman con vagabundo, que deja girones de su alma en
cada soplido, estremeciendo a los mortales.
¿Y por qué “Gualicho Turbio”? En su nombre,
el grupo también hace referencia a la mística del Río de la Plata, al candombe
y los sonidos afro americanos, y a esas visiones de las ofrendas en las
esquinas de los barrios del conurbano. “Creo
que lo del nombre del grupo es algo muy distintivo nuestro, porque lo del
gualicho es algo muy argentino, y lo de ´turbio´ también. Es esa imagen de ver
los gualichos en la calle, como algo oculto, ¿no?”, dice Zelmar.
A toda esa imaginería del blues embrujado hay que agregarle la influencia del rock de garage norteamericano de mediados de los´60,
con su dosis de espontaneidad y contundencia única, y recién ahí estaríamos cerca
de poder definir de qué se trata la música de Gualicho Turbio. Pero igual algo
se sigue escapando.
Por eso, para desentrañar el misterio, fui
hasta la casa de Zelmar, en San Telmo, en donde me encontré con estos tres músicos.
De movida nomás sorprende el bagaje de estos muchachos. Hablan con mucho
conocimiento de causa y apasionadamente de los ritmos y sonidos que forman parte
de su vida. Los tres son experimentados artesanos especializados en explorar y
deformar sonidos para hipnotizar al oyente. Sucede que hace muchos años que
están en esta búsqueda, manteniéndose al margen de las veleidades del
mainstream rockero. Por ejemplo, Zelmar es un melómano fuera de lo común (¡tiene
3000 vinilos!), y el alma mater de Noseso Records, un interesantísimo sello de
rock experimental, que hace 11 años viene engrosando un generoso catálogo de
discos de músicos independientes. Incluso, cada uno de los tres integrantes de
Gualicho Turbio participa de variados proyectos musicales a la vez.
Pero hasta aquí, no eran más que meros
datos semi biográficos. Creo que recién cuando tuve el privilegio de escuchar
las premezclas del material que formará parte del primer disco de Gualicho,
alcancé a descifrar algo del enigma de su música. En ese momento, junto a ellos
tres y Bárbara Aguirre (anfitriona súper
generosa y simpática, musa inspiradora y pareja de Zelmar, y artista por
derecho propio), recién ahí pude apreciar las otras partes de la historia, que
iban completando este rompecabezas. Aunque, por supuesto, con solo escuchar los
temas (o ver sus videos) no alcanza; a Gualicho Turbio hay que verlo en vivo…
Algo de eso me contaba Bárbara: “Es que hay
una idea de libertad implícita en los shows del grupo. La gente hasta cambia su
postura corporal cuando va a ver a Gualicho. Es común ver al público de la
banda sonriendo, bailando. Quizás, eso tenga que ver con la relación de
cercanía que hay entre la banda y la gente. De lo que estoy segura es que eso
no lo suelo ver mucho en los conciertos de rock, en donde creo que hay mucha
pose. Y Gualicho rompe con todo eso, porque hace lo que se le canta el culo…”
Bueno, luego de tamaña definición, que
mejor entonces que dejar que sean sus propios músicos los que nos terminen de
contar de que se trata Gualicho Turbio…
ENTREVISTA
> ¿Cuándo empieza Gualicho Turbio?
Zelmar: Todos venimos de
otras bandas, de otras músicas. Siempre laburamos en cosas más locas, proyectos
más experimentales, pero teníamos pendiente con Juanjo hacer una banda cuya
música tenga relación con el blues. Incluso, antes tuvimos un proyecto que se
llamaba Blues del Orto, en donde grabábamos en cinta, en toma cero, una música espontánea
tipo folk-blues, en la que Juanjo iba improvisando la letra en el mismo
momento, y yo la música. Creo que ahí empezó la semilla de Gualicho.
¿Y cuáles
fueron esas primeras bandas en las que estuvieron, antes de Gualicho?
Juanjo: La primera banda
la tuve a los 18, 19. Yo vivía en Barrio Central, en la zona de Rafael
Castillo. En esa época, Zelmar vivía en Barrio Atalaya, en Isidro Casanova,
pero los dos vivíamos en la misma calle, a 18 cuadras de distancia. Así que nos
conocimos por esa cercanía territorial, se puede decir. Él estaba en un grupo
que se llamaba Cólera y yo en Míster Mojo.
¿Siempre
te gustó cantar?
Juanjo: Sí, cantar y
escribir, pero porque soy malísimo tocando instrumentos… (risas)
¿De
chicos ya se les daba por escuchar blues?
Hernán: Cuando era chico,
en mi casa se escuchaba muchos grupos conocidos como los Beatles, luego fui descubriendo otro tipo de música por mi propia
cuenta. Igual, creo que el quiebre musical en mi vida ocurrió cuando los conocí
a Zelmar y Juanjo, en 2005, por medio de un amigo en común. Porque, al
contrario de ellos, cuando era más chico, yo no tocaba música, tan solo iba a
ver bandas como los Redondos, La Renga o Divididos; recién a los 23 empecé a
tocar armónica en un grupo. Ya venía tocando, en forma autodidacta, aprendiendo
del material más clásico del blues y el rock. Sin embargo, recién ahora en
Gualicho puedo realizar la música que siempre quise hacer…
En tu
caso, Zelmar, se nota que siempre se te dio por experimentar con todo tipo de
instrumento…
Zelmar: Sí, multiinstrumentista…
Desde chico, estudiando percusión, primero, luego batería, guitarra clásica,
guitarra eléctrica, tambores, últimamente el banjo… Bueno, es que toco
profesionalmente desde muy chico, desde los 9, en varios grupitos, o acompañando
a otros músicos. Además, junto vinilos desde los 5. O sea que la música siempre
me interesó, siempre fui de escuchar de todo; y he tocado todo tipo de géneros
musicales, también. He tocado tango, folklore tradicional y no tradicional,
fusión, jazz… Todo eso fue un camino largo hasta que pude llegar a mi esencia
musical y desarrollarla. Bueno, incluso hoy, todos tenemos proyectos musicales
paralelos a Gualicho. Es que, como te dije antes, Gualicho Turbio es poder
realizar esa cuenta pendiente que teníamos de hacer un grupo de blues.
Obviamente, cuando yo era adolescente, sentía que ese revival “menemista” del
blues que se conoció acá en los ´90 era medio berreta. Lo que pasa es que, al
ser un escuchante de música, me fui encontrando también con otro tipo de blues,
con los discos de (Sam) Lightnin´
Hopkins, Muddy Waters, o el
primer material de los Stones. Ahí
comencé a focalizarme en ese sonido, hasta que el clic definitivo me lo hizo conocer a T-Model Ford, y todo el revival del blues propiciado por el sello
punk Fat Possum Records. Esos tipos se fueron en los ´90 a zonas carenciadas
del Mississippi a buscar a un montón de viejitos que todavía estaba tocando, y
encontraron un montón de deformidades en la música de estos tipos que ni se
habían enterado de que los Beatles habían llegado a EEUU, ¿entendés? Y da la
casualidad, que estos punks de Fat Possum ven una relación directa, en cuanto a
actitud y sonido, de la música que ellos aman con la de estos viejos de
Mississippi. Así que, bueno, al escuchar toda esa movida, fui buscando más ese
tipo de blues, además de música africana y demás…
Y de
escucharlo pasaste a tocarlo…
Zelmar: Sí, pero tuve que
buscar la técnica para hacerlo, porque es otra técnica que no tiene que ver con
el blues cuadrado de los 12 compases, que uno escucha con más asiduidad.
Aparte, antes de todo eso, ya venía escuchando mucha música de los´60, y me
gustaba mucho toda esa cosa proto punk de las bandas de garage de esa época,
con esos cambios armónicos medios raros y esas letras que eran bastante
zarpadas para ese momento.
Como
el repertorio de los famosos compilados Nuggets…
Zelmar: Sí, tal cual.
Bueno, en un momento empezamos a combinar eso: ese blues del Mississippi junto
al sonido de garage. De ahí surge la semilla de este grupo. Y lo que me parece
buenísimo, más allá de lo que tocamos, es que la sonoridad que logramos en el
trio hace que Gualicho sea un grupo flexible…
A mí,
la primera vez que los escuché, me hizo acordar a cosas de Canned Heat…
Hernán: A mí me lo
dijeron, también…
Zelmar: Lo que pasa es que
Canned Heat hacía hincapié en las
mismas cosas que nosotros. A ellos les gustaba el blues de John Lee Hooker, por ejemplo. Ese estilo no tiene nada que ver con
el blues estarandizado que vino después, con todos esos tipos como Gary Moore que tocaban “con la cara”. Claro,
vos fíjate si no las primeras grabaciones de Hooker, y vas a encontrar a un
tipo que está tocando solo con una viola nomás, marcando ritmo con el pie;
haciendo blues de un solo tono, con toda esa herencia muy afro que es
incomparable. Es algo que no te puede enseñar nadie, el tipo lo vivía…
¿Además
del blues del Mississippi y el garage, que otra influencia reconocen en la
música de Gualicho?
Zelmar: Mirá, uno de los
músicos más locos y experimentales que hemos escuchado, y nuestro ídolo máximo,
es Captain Beefheart. Porque su
música, más allá de toda su locura, tiene un blues bien austero, viste. Eso nos
hizo replantear un montón de cosas, como que te das cuenta que el blues no
tiene que ser eso que te venden únicamente como “blues”. Porque acá tenías a
este tipo haciendo esta música, que era una deformidad impresionante, pero que no
podía escapar de su herencia blusera. La música del Capitán sonaba moderna hace 40 años, y va a seguir sonando actual
ahora y dentro de 200 años…
Juanjo: Sí, de hecho, la
primera vez que nos reunimos con Zelmar en una fiesta de un amigo mío, cuando
éramos chicos, él llevó el disco Trout
Mask Replica, del Capitán, y a mí, que no lo conocía, me partió la cabeza
de una. Es una música increíble, sin dudas.
¿Y
cómo se les ocurre hacer esta formación tan inusual de trio, con vos tocando
guitarra y batería a la vez, y sin tener bajo?
Zelmar: Porque había
escuchado a T-Model Ford, en donde
el tipo está con la batería y la guitarra. También coincidió con el boom de los
dúos, viste; con la aparición de grupos como White Stripes. Y a la vez, todo lo que escuché de la música
africana, incluyendo su relación con el folk-blues, y la música de artistas
como Ohtar Turner, del norte de
EEUU. Conocimos a este tipo por el primer documental de blues, de la miniserie
de (Martin) Scorsese, y nos re
flasheó ese sonido, que también tiene algo que se parece a la murga. Es que, además,
en nuestra música diaria está muy presente el carnaval y la murga. Pero bueno,
es que todo viene de la misma raíz, de la misma célula musical, que está en la
habanera, en el tango, en el blues, y está en el candombe…
Claro,
la herencia africana…
Hernán: Es que cambia la
musicalidad, nomas. El resto, la forma de vida, en todas esas músicas, es la
misma.
Zelmar: Igual, esto no se
nos dio porque lo fuimos buscando como si estuviéramos haciendo un curso de
blues, ¿no? Soy un convencido de que uno se va encontrando con estas
influencias porque las va buscando inconscientemente…
¿Tienen referentes en el rock
argentino?
Juanjo: Creo que Manal es un referente bien claro. Qué
se yo, Billy Bond y La Pesada también,
por supuesto. Miguel Abuelo también,
por lo menos para mí. Yo lo banco a Miguel en todas sus etapas musicales, pero
su primera época es incomparable…
Te debe
gustar el disco que hizo en Francia (Miguel
Abuelo et Nada, 1975) entonces…
Juanjo: Sí, Et Nada es glorioso…
Zelmar: Sí, pero aparte, los
primeros simples que hizo acá también son terribles. Porque tenían arreglos muy
modernos, están muy bien producidos, y tenían una poesía poco común para esa
época. Además, esos primeros temas de Miguel no tenían nada que ver con la
música de los Beatles, ni con la de ningún otro grupo extranjero que estuviera
de moda en ese momento. El mérito de su música es que sonaba bien argentina.
Eso me parece increíble, y no muchos hacen hincapié en esa característica.
Canciones psicodélicas como “Diana Divaga” son geniales…
Juanjo: En mi caso, sin el
referente de Miguel Abuelo, yo no hubiese podido construir mi personaje en
Gualicho. La soltura de este personaje que construí en este trio, en donde toco
las maracas y canto, con ese traje vinílico, a la vez que empecé a pintarme las
uñas y los ojos; bueno, todo eso, creo que tiene que ver con Miguel, porque él
en el escenario era un prócer, un tipo histriónico que no tenía ningún problema
en lookearse. A Miguel Abuelo todo le chupaba un huevo. Nos enseñó que, arriba
de un escenario, uno puede ser quien quiera…
¿En
que se inspiraron para crear los personajes de cada uno de ustedes en el grupo?
Zelmar: Lo de los trajes y
los personajes de cada uno sale, un poco, del blues del New Orleans, y también de
lo que traemos incorporado de la murga. Mi personaje es el Diablo, un personaje
con muchas significaciones. por ejemplo, Captain
Beefheart dijo una vez en un manifiesto que mientras que la guitarra
acústica invocaba a hadas, por el contrario, el que tocaba la guitarra
eléctrica tenía que tener en cuenta que, por el hecho de pasar el sonido del
instrumento por un amplificador eléctrico, con esa música convocaba al diablo,
a belcebú. Esa idea me gustó. Además me interesa porque el Cristianismo
instaló, erróneamente, que el diablo significa “el mal”, cuando en realidad era
la liberación de lo animal.
Antiguamente, en todas las tribus el chamán salía, en algún momento, con los
cuernos; eso quería decir que él traía una divinidad, el instinto primate. Era esa cosa primate del ser hecha espíritu,
carne, físico. Obviamente, también tiene connotaciones sexuales, y todo ese
rollo que la gente le pone encima de personaje “maldito”. Bueno, todo eso hizo
que me pusiera el traje del Diablo.
Hernán: Porque, fíjate,
que la figura del diablo también está muy metida en la estética del carnaval,
sino aparece no hay miedo, digamos…
Juanjo: Claro. Incluso, en
las letras de Gualicho se nombra mucho al diablo, por ejemplo en “Escapando del
Diablo”. ¿Y qué es el diablo? El diablo es tu propia naturaleza, nada que ver
con ese prejuicio totalmente absurdo instalado luego por la Iglesia.
Zelmar: Además, el diablo
tiene una presencia muy correlativa en el blues, con toda esa cosa de fábula,
como el caso de Robert Johnson, que
supuestamente le vendió el alma, etc. El blues tiene mil historias como esa.
¿Y
los personajes de ustedes dos?
Hernán: En mi caso, mi personaje
es un chamán urbano. Es un personaje con el que me siento identificado. Me lo
imagino como un blusero viejo, de la década del ´30 o del ’40, que anda por
todos lados, rompiendo las bolas, y que aún no grabó ningún tema. Por eso lo
del saco que uso. Es un saco que encontré tirado en la calle, luego de venir de
un corso, y lo uso con un pantalón donado… Ese es un vestuario que tengo hace
como 20 años.
Juanjo: Yo soy el Poseso,
soy la unión entre el Chamán y el Diablo. Es que los shows yo vivo intensamente
cada uno de los versos de las canciones que interpreto, mientras me muevo y
sacudo las maracas. Creo que eso también se lo debo a Zelmar, ¿no? Porque él me
enchufó la influencia de Sandro y
todo eso…
Zelmar: Lo que pasa es que
Juanjo antes no se movía en el escenario. Le costaba liberar el cuerpo. Y medio
que con Gualicho, de a poco, fue entrando en el personaje y se empezó a mover.
Y ahora en vivo es genial lo que hace, todo el mundo se queda impactado.
Porque, a la par de como trabajó su personaje, también fue desarrollando su
vestuario y su presencia en el vivo. Supongo que también engualichó su cadera…
(risas)
Y es
que cada uno de los personajes tiene su propio espacio y desarrollo en los
shows del grupo…
Juanjo: Es que los shows
de Gualicho son como una obra, es como ir a ver un musical. Hay una puesta en
escena muy interesante y divertida.
Zelmar: Siempre salimos de
la calle, en procesión, como desfilando, mientras el ambiente se cubre con unos
inciensos que preparamos especialmente para la ocasión. Al mismo tiempo vamos
bailando, mientras entramos a escena, haciendo que el público vaya entrando en
otra orbita, viste. Porque no nos interesa hacer un típico recital de rock que
sea bardero tipo “cancha” ni tampoco uno muy formal, en donde a la gente recién
al tercer o cuarto tema le caiga la ficha acerca de que se trata lo que está
viendo.
Hernán: Yo soy un
convencido de que algo pasa en los conciertos de Gualicho, creo que invocamos a
los espíritus de esa gente que ya no está y que hizo esa música que está metida
en la raíz de la que hacemos nosotros.
Juanjo: Sí, por otro lado,
la repercusión que nos hace llegar la gente que nos ve tocar es buenísima. Por
ejemplo, en Facebook nos suelen escribir tipos que nos dicen que les encantó la
experiencia, ver nuestra ceremonia del vivo. Incluso, gente grande que nos tira
la mejor onda, diciéndonos que les pareció “alucinante” lo que hacemos, o que
hacía mucho que no veían un show así…
Zelmar: Es que son
conciertos divertidos, en donde el público puede bailar también, si quiere.
Creo que la gente, más allá del carácter particular de la música de Gualicho, también
disfruta esa pata que tiene el grupo en los sonidos más conocidos, del rock y
blues, lo que hace que tenga otro tipo de aceptación.
¿Cómo
fueron delineando el repertorio del grupo?
Zelmar: Generalmente, la
composición de los temas es bastante vaga, por el tipo de música que hacemos. A
Juanjo las letras se le ocurren en el momento, y ahí mismo vamos trabajando la
música, las melodías; y las bases con Hernán. Componemos mucho en los ensayos,
o vamos probando a partir de alguna idea previa que alguno de los tres trae al
ensayo. Pero es muy raro que alguien llegue al ensayo con una idea acabada de
un tema. Viene uno con una idea pequeñita, y luego la vamos puliendo. Por
ejemplo, “Dilema” es una canción que hice en el colectivo…
Hernán: Y eso se da porque
ya venimos desde ese primer momento jugando, me parece. En la zapada vas
haciendo la música, luego se va reduciendo, y pautamos lo que va ir quedando en
la composición final.
¿Y cómo
va a ser el primer álbum de Gualicho?
Zelmar: Va a ser un disco
de 45 minutos, seguramente. La tapa seguro va a ser de (Nico) Foti, que es un genio. Yo le estoy dando los últimos toques a la
grabación, en el tiempo que tengo, porque la idea es presentarlo en mayo o
junio. Nos gustaría también que alguien nos edite afuera para tener
posibilidades de ir a presentar el disco, tanto acá como en el exterior. El
material del disco va incluir todo el repertorio que tocamos en este momento en
vivo. Incluye los tres temas que aparecieron en el programa de Capusotto, más otros que registramos en
estudio. Uno de los temas, es de las primeras sesiones que hicimos, hace como 6
años, lo grabamos con mi grabador Akai, bastante tiempo antes de darle forma al
grupo. Y aunque no lo creas, esa grabación pedorra con cinta, suena mejor que
los temas con toda la parafernalia encima. También va haber una rareza: un tema
en donde le pusimos música a una letra viejísima de tango del año ´24, que se
llama “No te quiero más”, en donde la letra era súper blusera y lunfarda, y que
terminó encajando muy bien con la música del grupo.
¿Cómo
ven la movida del rock independiente argentino?
Zelmar: Lamentablemente,
la mayoría de la gente hace vista y oídos sordos a eso. Sin embargo, hay
muchísimas propuestas musicales interesantes en nuestro país, aunque no sean
visibles al público masivo. Es como me dijo, el otro día, Carlos Alonso: “El rock ya no
sucede en los lugares de rock”. Hay mucha movida, tanto acá como en el
Interior del país, lo que pasa es que no hay mainstream. Entonces las redes
sociales pasan a ser –como decía el Che- nuestra propia Guerra de Guerrillas, es como el agua, que se va metiendo por donde
la dejan entrar. Si realmente querés escuchar algo nuevo, si querés ver lo que
está pasando, tenés que meter la cabeza, ir a ver a los grupos en vivo, tenés
que moverte. Incluso, lo podés hacer desde tu propia casa, entrando al YouTube,
o en las páginas de los sellos, sub sellos, o los propios Facebook de la gente.
Juanjo: Hay mucha gente
que capaz que solo va a ver shows de grupos internacionales de moda, pagando un
montón de guita, y que ni se entera que se está perdiendo toda esta movida
under que es alucinante.
Una movida que no solo incluye grupos de
rock, sino también escritores independientes, gente que hace comics, y un
montón de cosas más que están pasando justo ahora, en un montón de lugares como
el Zaguán Sur, u otros incluso clandestinos… Creo que el que no sale a buscar
eso se está perdiendo expresiones artísticas re valiosas equiparables a lo que
en los ´80 eran el Parakultural o el Café Einstein.
Hernán: Yo creo que hay
que permitirse abrirse a escuchar cosas nuevas. Lo que pasa es que mucha gente
no sale de los grupos tradicionales, y no le da oportunidades de escucha a
otros discos, no se abren a escuchar otro tipo de música.
Zelmar: Sí, además cuesta
que la gente busque nuevos grupos para escuchar. Creo que eso también tiene que
ver con una cuestión de educación. Porque, ni la familia, ni la escuela, ni
nada incentiva en muchas personas ese espíritu curioso que lleva a conocer
otras propuestas culturales. Ya no se ve tanto ese espíritu rebelde e innovador
que había en los ´60 y ´70. Bueno, incluso, ahora mismo hay un montón de grupos
internacionales buenísimos, pero hay que estar ahí buscándolos para
descubrirlos, y no muchos oyentes tienen paciencia o ganas para hacerlo. Se
perdió bastante la práctica de escuchar discos enteros. Porque en todas esas prácticas
ahora está muy metida esa cosa del zapping, en donde la gente termina perdiendo
el poder de abstracción, y eso es muy terrible. Es terrible para aquellos
artistas que se rompen el orto para crear un viaje sonoro o un concepto en su
disco, para que luego éste termine carnicereado por los medios, o diseccionado
en canciones en los celulares en donde la gente escucha distraídamente y con
mala calidad de sonido la música. Uno tiene que estar lidiando con eso todo el
tiempo. Sin embargo, como músico independiente, soy un convencido que, a pesar
de todo, hay que seguir laburando, creando nuevas músicas, porque no hay que
darle bola a todo eso que es la gilada, porque si no uno no hace nada. Lamentablemente,
la gilada consume bosta y quiere más bosta. Por eso, a la gente no le tenés que
dar lo mismo que le sigue gustando, porque eso es mentalidad de chancho, viste.
Creo que escuchar nueva música y comprar un disco, hoy por hoy, es apoyar al
artista y tener una consciencia musical y política sobre lo que se está
haciendo. Hay que apoyar el disco y también apoyar al artista en vivo. Porque
el deber del artista es venir a decir cosas, y a despertar a la gente de ese
nivel de gilada que está impuesto, ese Inconsciente Colectivo del que hablaba
Jung. Los artistas tienen que sacar a la gente de las vibraciones de esa falopa
cotidiana impuesta, y aunque moleste, tenés que meter el dedo en el orto,
porque vos sos artista, y ese es el point…
Ilustración: Nicolás Foti
¿Y cómo
fue que llegaron al programa de Capusotto?
Zelmar: Porque nosotros,
una vez por año, tocamos en la Peluquería Jopo, que queda en San Telmo, en
Giuffra y Defensa. Los dos dueños son tipos muy copados que siempre nos invitan
a tocar. Ese es un lugar buenísimo, y muy especial para nosotros, porque es un
placer tocar ahí. Además, te ven muchas personas que pasan por el lugar,
incluyendo muchos turistas, que por ahí, de otra forma, no te verían. Bueno,
gracias al primer show que hicimos en Jopo nos vio el Griego (Iconomidis) y nos invitó a hacer los videos.
¿El
tipo pasaba por ahí y los vio de casualidad?
Zelmar: No, en realidad el
contacto viene por Acido Canario, mi
otro grupo. El Griego me contactó por Facebook porque se había comprado Acido Canario 3 y le había gustado
mucho, y me tiró la idea de hacer algo para el programa. Bueno, como con Acido
Canario recién tocábamos dos meses después, lo invité a este show de Gualicho
que era justo el sábado siguiente. Así que fue a vernos con Marcelo Capasso, que es el músico amigo
suyo con el que producen los videos, y se coparon mucho con la música de
Gualicho. Bueno, finalmente, se interiorizó de todo lo que estábamos haciendo en
el sello (Noseso Records); y al final, ese año no solo hizo dos videos de
Gualicho para el programa, sino que también uno de Acido Canario, uno de mi
material solista, uno de Maricel Ysasa,
uno de Ahí Vienen (el dúo que tengo
junto a Eduardo Herrera) y otro de Riki Riki Tave y la Banda Misteriosa,
el otro proyecto en donde está Juanjo. El Griego es un capo, una persona muy
generosa, ya somos amigos a esta altura. La verdad, el chabón le dio un apoyo
enorme al sello, y nos lo sigue dando.
¿Y cómo
se le ocurrió filmar los clips en un Jardín de Infantes?
Zelmar: Eso fue una idea
del Griego. Él es el dueño de ese Jardín de Infantes (la Escuela Infantil Garabatos), que queda en Villa
Pueyrredón. Ahí lo filmamos, incluso hicimos un show privado para los chicos…
(risas) Nosotros ya habíamos tocado en un Jardín de La Matanza, donde va el
hijo de Juanjo, y ese show fue buenísimo por la interacción del grupo con los
chicos. Una maestra lo había filmado con el celular y yo lo subí, pero era un video
de un minuto y medio de muy mala calidad. Cuando el Griego vio ese video
pedorro, le gustó mucho la idea, y se le ocurrió hacerlo con mejor calidad y en
su Jardín de Infantes. Casualmente, ese año, terminaría siendo el video más
visto en YouTube, de todos los que se filmaron para el programa.
Para
terminar, una pregunta vicio que le hacemos a todos nuestros entrevistados:
¿Qué canción de otro músico les hubiese gustado componer a ustedes?
Hernán: Hay una lista
larga, ¿eh? Bueno, sí, elijo “La Sed Verdadera”, que Luis (Alberto Spinetta) hizo en Artaud.
Ese es el primero que me viene a la mente, quizás también te podría nombrar
“Starosta el Idiota”, de ese mismo disco, o varios más, como “Sister Morphine”,
de los Stones, “Malísimo”, de (Ruben) Rada;
etc., etc.
Juanjo: Sin dudas, “El
Muelle”, un temazo que está en el disco Miguel
Abuelo et Nada. Por ese recurso vocal inimitable de Miguel de cantar las
estrofas entrecortadas, como cuando hacía “ah-ah-ah, eh-eh-eh”. Sin dudas, una
canción muy bella, triste y melancólica. Genial.
Zelmar: Yo elijo “El
Boliche”, de Eduardo Mateo. Otro
tema que me rompe el bocho es “Dominoes”, de Syd
Barrett. Qué sé yo, hay un montón, como “El Ojo”, de Jorge Lazaroff, o la poseía de “Destino del Canto”, de Atahualpa Yupanqui. Todos esos artistas
y canciones me definen mucho a mí…