Si nos proponemos definir al Álbum Blanco se encendería el piloto automático y brotarían frases como: “fenómeno cultural de inmensa importancia”, “el disco doble emblemático del grupo más prodigioso de la historia del rock”, “caleidoscopio caótico y genial de la música popular”.
Aún
hoy, a medio siglo de su edición, las dimensiones musicales de esta obra ensombrecen
las carreras de más de un grupo musical y son la inspiración de otros varios. La
razón es que es un disco incomparable tanto en amplitud como en variedad. Resulta
imposible, entonces, congelar este manojo de canciones en solo un par de
sensaciones. La mirada que cada uno tenga del Álbum Blanco dependerá de la
conexión sensorial que estableció con este material.
Esta
nota no es más que la descripción de una de esas tantas conexiones posibles:
una particular, la mía. La prioridad no será lo técnico sino mi experiencia
personal. Algo que queda un poco de lado en la mayoría de las notas que hablan
de este álbum. Por eso podrás coincidir más o menos con mis líneas. Eso lo
veremos más adelante cuando te cuente lo que siento cada vez que escucho estas
entrañables canciones.
En
el Álbum Blanco hay canciones de todo tipo. Algunas risueñas e ingenuas, otras profundas
y serias; algunas baladas, otras, rocanroles violentos que metían miedo; hay
country y folk; music hall; vanguardia y música contemporánea. Es una obra que
rompió todos los esquemas, difícil de abarcar pero ensoñadora, adictiva y
legendaria. En este disco las personalidades de los cuatro Beatles está bien
marcada: la rudeza melancólica del John Lennon más descarnado sirve como
contrapeso a la melosidad rockera de Paul McCartney mientras que George
Harrison hace esfuerzos ímprobos para afirmarse al lado de esos dos titanes y la
naturalidad de Ringo Starr frena algunos excesos de los otros tres. Alquimistas
intuitivos lograron escribir la biblia musical del Siglo XX.
A
lo largo de su carrera, los Beatles fueron un grupo inquieto que se renovó
constantemente tomando la iniciativa y arriesgándose siempre. Muestra cabal de esta
actitud (y aptitudes) es este material.
El
Doble Blanco ya desde su tapa minimalista pero que planteaba un viaje
incomparable del sonido y la multiplicidad de las canciones. Todo un caos en
ebullición controlada. Desprolijo, disperso y fascinante, uno de sus trabajos
más intrépidos y delicados. Ying y Yang y todo lo que hay en el medio.
El
contexto. En febrero de 1968 los Beatles fueron a la India a buscar un poco de
paz y orientación espiritual. Efectivamente, meditaron y estudiaron con el
Maharishi, en la aldea de Rishikesh, sin tener alrededor el círculo mediático
que los había rodeado en sus últimos cinco años. En ese ambiente de calma y tiempo
libre terminaron componiendo tantas canciones que el material resultante
terminó llenando dos discos. Un álbum doble de 30 canciones que fue grabado
entre mayo y octubre de 1968.
DISCO
1 LADO A:
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“Back to the URSS”: Así empieza este viaje por mi copia mono, número 48.993, edición
nacional de EMI. Un disco fusilado, rayadísimo, pero que no cambio por ninguno.
¿Y qué decir de esta canción? En mi consideración, es una de las mayores
genialidades que haya hecho el grupo en toda su historia. Un rocanrol que suena
como la mixtura entre Chuck Berry y los Beach Boys cantado con acento
norteamericano pero que habla de la Unión Soviética ¡en plena Guerra Fría! Un
pastiche de música y palabras que hace reír y pensar.
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“Dear Prudence”: Prudence era Prudence Farrow, hermana de Mia, la famosa actriz
norteamericana. Ambas estaban, también, en la comuna en Rishikesh.
Según parece la chica meditaba encerrada largas horas, algo que inspiró a John a escribir esta hermosa
canción de invitación a la vida. Allí, John hace una interpretación muy
profunda y sentida en la que, al margen de la jovencita, pareciera invitarnos a
todos a salir de nuestro propio encierro personal.
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“Glass Onion”: Una cadena de significados. John haciendo referencia a muchas de
las canciones del grupo –incluyendo “Strawberry Fields”, “I´m the Walrus”, “Lady
Madonna”, “Fixing a Hole”, “Fool on the Hill”-. Las estrofas aleatorias sin narrativa
coherente aparente parecen estar metidas a presión para confundir a los fans
que insistían en analizar cada una de las canciones que el grupo hacía. Un
cuento imposible de resolver pero delicioso.
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“Ob La Di Ob La Da”: “La vida continua”. Un tema que me volvía loco de chico y
con el correr del tiempo descubrí que era muy tonta. ¿Qué pensó McCartney
cuando lo compuso? Sin embargo, no podemos negar que es un ska acaramelado que
tiene cierto encanto innato… a pesar de ser una de las tres peores canciones
del canon beatlesco…
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“Wild Honey Pie”: Una broma en forma de canción elaborada por Paul en soledad y
que Charles Manson concretó en su literalidad más absoluta. La canción no está
mal…como tema de relleno.
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“The Continuing Story of Bungalow Bill”: Cuenta la leyenda que mientras los
muchachos estaban en la India, un joven norteamericano acaudalado llamado
Richard Cooke III fue a visitar a su madre que también formaba parte del
contingente que estaba estudiando con el Maharishi. Cooke y su madre fueron a
cazar tigres y mataron a uno. Luego, volvieron a meditar. Esta canción se basó
en ese suceso que resultó indignante para los Beatles. El despliegue vocal de
Lennon es inmejorable en este tema y nos cuenta una historia infantil como las
de Buffalo Bill que pasaban los sábados a la tarde en la televisión cuando éramos
chicos.
. ”While
My Guitar Gently Weeps”: Sin dudas, llegamos a una de las mejores canciones
compuestas por George que, para aquel momento, ya comenzaba a dar muestra de su
maestría. Los solos de guitarra de Eric Clapton, como músico invitado, te
revuelven las tripas. La música y los arreglos son excelentes pero además el piano
tartamudeante de la intro ya te anticipa que lo que vas a escuchar es una
canción de otro planeta.
. “Happiness
is a Warm Gun”: Otro gran tema de Lennon, y quizás su canción más llena de
significantes sin significado. Ideas aparentemente conectadas entre sí pero tan
poderosas en sí mismas que no necesitan conexión para que el sentido emerja. Temazo
en mayúscula. No apto para corazones sensibles, o sí, bueno, depende…
LADO
B
. “Martha
My Dear”: Una amorosa canción de McCartney dedicada a su perra, la ovejera
inglesa Martha (1965-1981), compañera inseparable del músico. La canción
comienza como si fuera un ejercicio de piano, al que luego se une la voz del
compositor y una mini orquesta. Un tema con armonías gentiles y apacibles,
cambios de ritmos y en el que Paul toca todos los instrumentos. Me identifica
profundamente como mascotero que soy.
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“I´m so Tired”: Una de las grandes temáticas lennonianas es el sueño, las ganas
de tirarse a dormir. John la escribió después de estar tres semanas en la
India. Él amaba dormir pero en ese momento le costaba mucho hacerlo. Después de
pasarse tanto tiempo meditando, no podía relajarse al acostarse. Una canción
letárgica pero con furiosos crescendos que dan cuenta del sentimiento de su
autor. Un tema de cabecera para los que somos noctámbulos…
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“Blackbird”: Acá tenemos a un Macca íntimo cantando con un coro de pajaritos de
fondo. Hermosa canción, casi de fogón, a cuya letra resultó muy en línea con un
tema contemporáneo a ella, la lucha por los derechos civiles de los negros en
Estados Unidos. La letra es una alegoría excelente. Entiendo, que no está
hablando acerca de un ave literalmente sino acerca de las personas que buscan la
libertad, que buscan escapar de las persecuciones que sufren.
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“Piggies”: Una deliciosa melodía barroca made in Harrison. A pesar de (o debido
a) su tono, aquí George se burla de los horribles hombres de negocio (los
cerdos) capitalistas. Harrison la canta muy bien, casi dulcemente, mientras lo
acompaña el delicado sonido del clavicordio. Como ustedes sabrán, esta es otra
de las canciones que Charles Manson tomó en forma literal ordenando a sus seguidores
a masacrar a sus víctimas con cuchillos y luego, dejar escribir con su sangre
el mensaje “pigs” en la pared.
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“Rocky Raccoon”: Comenzó como una improvisada canción de Paul, en broma, sobre
el lejano Oeste. Y eso es lo que es: la simple historia de un vaquero que cree
que se la sabe todas hasta que “le sale el tiro por la culata” y pierde un duelo,
y casi herido mortalmente espera que una pequeña biblia de los Gedeones lo
redima en su hora final. Delicioso ese piano de saloon que repiquetea de fondo…
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“Don´t Pass Me By”: El primer tema propio grabado por Ringo, un country tocado
a lo bestia. El baterista lo había empezado a componer en 1964 pero tardó
cuatro años en terminarlo. Simplemente, una canción country y western con un
atractivo violín añadido. Una linda canción con letra tonta.
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“Why Don´t We Do it in the Road?”: Macca solo, solito y solo, rockeándola. No
se puede decir demasiado de este tema más allá de que la pregunta retórica del título
fue inspirada tras haber sido testigo del acto de apareamiento de dos monos en plena
calle. Pienso que si nos propusiéramos responder esa pregunta deberías recorrer
caminos filosóficos, políticos y sociológicos interminables…pero valdría la
pena.
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“I Will”: Dulce como un caramelo, un tema redondo de Macca. Una gran canción
con lindas armonías y letra. No hay mucho más que decir al respecto. La
grabación fue muy desestructurada, con Ringo y John tocando percusión como
quien respira.
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“Julia”: El último tema en grabarse para el Álbum Blanco es el que cierra el
primer disco. Una hermosa letanía de John dedicada en partes iguales a la memoria
de fallecida madre (de ahí el nombre de la canción) y a Yoko Ono. John creía
que Yoko había tomado el lugar de su madre, en lo que respecta a influencia,
inspiración y objeto amoroso. No por nada, luego denominaría a Ono como
“Madre”. Todo eso está descripto en la hermosa letra de esta dulce canción, que
John canta como los dioses, ejecutando la guitarra con el estilo finger-picking
que le había enseñado el cantautor Donovan, cuando estuvieron en la India.
Edipo rules!
DISCO
2, LADO A:
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“Birthday”: No es una gran canción pero cumple con todos los requisitos para
ser recordada por más que su letra sea simple y obvia. Caracterizada por su
buen ritmo basto tan solo una grabación rápida y espontánea para registrar este
número de Paul, conocido por casi todos. Sin embargo, para John no era más que
“basura”…En mi caso, era el tema obligado en el día de mi cumpleaños. Debo
decir, de fecha incierta durante mucho tiempo por lo que ha sonado varias veces
en la misma semana.
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“Yer Blues”: Temazo que se burla de todos los estereotipos del blues británico.
Grabado por los cuatro tocando al mismo tiempo (algo poco habitual en los temas
de este álbum doble) en un estudio chiquito. La letra es depresiva y contiene guitarras
cortantes de fondo y esa voz corrosiva de Lennon, singularmente, “muteada” en
la vuelta final de la canción. Ostias, tío, ¡qué tema antológico!
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“Mother Nature´s Son”: Otra vez, un Macca íntimo, cantando al lado del fogón en
medio de la noche. Supuestamente inspirado por una lectura que le había dado el
Maharishi acerca de la unidad del hombre con la naturaleza. Para los que amamos
el campo este es un himno.
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“Everybody´s Got Something to Hide Except Me and My Monkey”: Un tema proto punk
en el que brillan esos cencerros que Macca y Ringo tocan delirantemente. Otro
gran producto lennoniano (y van…) que además es la canción con el título más
largo de todo el repertorio beatle. Dicen que el “mono” era Yoko, otros que era
tan solo un monito que tenía el Maharishi y también que el mono en cuestión no
era más que una referencia a la heroína. Hay teorías para todos y todas, lo
único que importa es que es otro rockazo.
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“Sexy Sadie”: Dedicada al Maharishi por un desilusionado John ante los
supuestos manejos del gurú. Luego, la letra fue transformada en la historia de
una chica (Sadie) que había tomado por tontos a todos. Hermosa canción. Punto.
. “Helter
Skelter”: Una canción que nos daba miedo de chicos. ¡Cuánta fuerza! ¡Qué
locura! ¿De dónde había salido semejante rock? ¡¿El primer heavy metal de la
historia?! Nunca nada había sonado tan fuerte como este tour de force y la verdad
es que aún hoy impresiona. Nos gustaría haber oído la versión entera pero nos
conformaremos con esta editada que se va y vuelve en fade y termina con Ringo
gritando: “¡¡¡Tengo ampollas en mis dedos!!!”
. “Long
Long Long”: Otro buen tema de Harrison. Una canción de amor envuelta en sopor que
suena como si fuera un tren que se va yendo mientras George la canta casi
susurrando.
LADO
B
. “Revolution
1”: Segunda versión de “Revolution” (la primera, rockera, había sido el lado B
del single “Hey Jude”). Suena relajada y divertida y no es para menos: Lennon la
grabó tirado en el suelo. Los coros finales son imperdibles porque el “shooo
bee doo” lo hicieron a la manera de los Beach Boys.
. “Honey
Pie”: Otra parodia de Paul. En este caso, un ragtime de los años 20 acerca de
una chica del norte de Inglaterra que hace carrera en Hollywood. Lindo tema de
music-hall típico de banda de jazz sin demasiado más que agregar.
. “Savoy
Truffle”: Otra joya oculta de George, dedicada a su amigo Eric Clapton quien
era fanático de los chocolates. La canción se destaca, en especial, por la complementariedad
entre esos saxos saturados que suenan estupendamente bien.
. “Cry
Baby Cry”: Linda canción de John que a él le parecía una
mierda. Una especie de cuento infantil. Luego de su final se pueden oír unos
pocos segundos de la proto canción improvisada de Paul “Can You Take me Back”
que anticipa a…
. “Revolution
9”: No tiene letra, casi no tiene música (más allá de los loops que se repiten
una y otra vez), y debe ser la “canción” menos oída por los fans Beatles. Sin embargo
era un tema ideal para asustar a las chicas en las fiestas, jajaja… Tan solo un
experimento avantgarde llevado a cabo por John, George y Yoko, quienes
recolectaron y mezclaron un montón de sonidos, cintas en reversa,
conversaciones sobre grabadas y desechos sacados de los archivos. Tiene su
encanto, pero más de uno debe sentir un alivio cuando termina y comienzan los
primeros acordes de…
. “Good
Night”: Este tema fue compuesto por Lennon para su hijo Julian. Ringo lo
interpreta acompañado por una orquesta que realiza un pastiche de melodías a lo
Hollywood, cuasi llegando a las bandas sonoras de las películas de Walt Disney.
Una buena manera de dar las buenas noches y de despedir el álbum.
¡¡Ufff!!
Un disco largo, pero que valió la pena recorrer con ustedes otra vez. Un catálogo
maravilloso, estupendamente secuenciado por Lennon, McCartney y el productor George
Martin. Un disco problemático para el grupo, difícil casi de principio a fin
pero que mantiene intacto su encanto aun hoy como un recorrido musical excitante
a través de una gran variedad de géneros y estilos, con canciones que van desde
lo ensoñador hasta lo pesadillesco. Es lírico, quilombero y revolucionario… como
quisiéramos ser todos, ¿no? Un disco que viene cambiando nuestras vidas desde
hace cincuenta años. El Álbum Blanco.
Nacho
Melgarejo