Foto: Hugo Panzarasa |
Un sábado al
mediodía, durante julio del 2011, fuimos hasta la casa de Rinaldo
Rafanelli para
entrevistarlo, y de esa charla extensa de más de dos horas salió esta nota que
hoy tenemos el honor de presentarles. Me acuerdo perfectamente de la escena, y
hasta me parece verlo a Rino –un testigo privilegiado y protagonista de
buena parte de lo mejor de la historia del rock argentino- contándonos algunas de sus tantas anécdotas
recogidas en más de 40 años de trayectoria. Su paso por bandas emblemáticas de
los 70 como Color Humano, Sui Generis y Polifemo; así como
su carrera posterior durante los años 80 y 90, asociado a los proyectos de Demo, Alphonso S´Entrega y Los
Romeos. Su labor solista posterior y su interminable búsqueda musical.
Pero no sólo de
eso se habló ese día, porque también Rinaldo, además de ser un bajista
inmenso, compositor destacado y productor de larga trayectoria; es un melómano
hecho y derecho, y por eso nos contó su opinión sobre la actualidad de la
cultura rock, y cuáles fueron
sus héroes e influencias: “Yo tengo tres patas musicales: Los Beatles,
las raíces negras y Jimi Hendrix. Los Beatles me abrieron los
ojos a la música y me dieron ese amor por la belleza y la imaginación melódica,
rítmica y armónica; la belleza de las ideas, los arreglos; el apasionarme por
los aspectos de la producción musical. Con las raíces negras descubrí la
expresión, que me serviría tanto para cantar como para tocar el bajo. Y de Hendrix
no sólo me gustaba su forma innovadora de tocar la guitarra sino también
sus letras que hablaban del cosmos, los planetas, la ciencia-ficción; en un contexto
totalmente volado y espacial. Me inspiró mucho a escribir mis temas en esa
onda, que me encanta.”
Sin dudas, fue
un placer compartir este dialogo con él, en el living de su casa, mientras nos
hablaba empuñando su guitarra, gesticulando, cantando, siempre haciendo bromas,
mientras sus gatos iban y venían, ajenos a todo. El resultado de eso es esta
larga pero (creemos) imperdible nota que ojalá ustedes disfruten tanto como
nosotros hacerla...
ENTREVISTA>
¿Cuál es tu primer recuerdo vinculado a
la música?
Corría el año 64,
y yo tenía 12 o 13 años. En los asaltos, en donde las chicas llevaban la comida
y los chicos la bebida, poníamos un (tocadiscos) Winco en la terraza para
bailar. Hasta que un día vino un pibe con un simple de los Beatles que traía “Please, Please me” y “Love me do”.
Me acuerdo que estábamos boludeando con las chicas cuando escuché ese
simple me dije: “¿Qué es eso?” Pensaba: “¿Estos serán los
Pickles, de los que se hablaba tanto en la televisión, en las revistas? (risas)
¿Estos son los melenudos?” Te juro que en ese momento me paso algo
místico, algo que creo no me pasó en la mente, sino más adentro, e hizo que me
olvidara de las chicas, y me sentara al lado del Winco para poner el disco una
y otra vez, aunque me empezaron a cagar a pedos, diciéndome: ¡Pará! (risas)
Pero, ¡¿Qué mierda vas a poner, después de escuchar por primera vez a los Beatles?
¿A Paul Anka?! (más risas) En resumen, me quedé obsesionado…
Y de ahí, fuiste directo a aprender música, ¿no?
En sí, como
logré mejorar mis notas escolares, me compraron el Winco y el primer álbum de
los Beatles. Me decían que tenía que ir a estudiar música con un
profesor, pero yo no quería. Sin embargo, terminé yendo y el profesor me enseñó
los acordes, los cancioneros de folklore,
con “Zamba de mi esperanza” y demás. En realidad, con esos acordes que me
enseñaba me ponía a sacar cosas que sí me interesaban, algo de los Beatles,
las melodías, los solos…
Mucho de oído…
Todo de oído.
Porque, ¿qué técnica se puede tener a los 13 años en una guitarra? Más tarde,
empecé a romperle las pelotas a mi viejo, dejé a ese profesor del barrio, y
agarré una guitarra eléctrica. Quería conocer músicos porque no había aun
tenido contacto con guitarras eléctricas, baterías, y recién ahí descubrí que
el bajo tenía cuatro cuerdas.
Me pasó lo mismo
que a Paul en los Beatles: yo no elegí al bajo, el bajo me eligió
a mí. Yo había pasado de año y mi viejo me compra en Casa América una
guitarrita Hollywood que tenía unos botoncitos tipo plancha, un equipito Guitar
Sound, y yo jodía con eso. Así, un día voy a una zapada a tocar y había tres
pibes que tenían dos guitarras eléctricas y una batería, sin bajo. Yo fui de
invitado y conocía a uno de ellos, Miguel Ángel Disanto, que tocaba la
viola y hacía solo canciones de los Beatles, nada más. Uno rasgaba las
notas, y el otro había sacado los solos de George. Cantaban los dos. Me
gustó mucho lo que hacían. Sin embargo, el más valioso ahí era Mike, el
violero, que además cantaba muy bien. Así que nos empezamos a juntar y nos
dimos manija para formar una banda. OK, pero ¿Y el bajo? Yo tenía un
amigo que cantaba bien, era fachero y todo, pero muy mujeriego; no era músico,
pero le hice comprar un bajo para que tocara con nosotros aunque no tenía ni
idea cómo se tocaba. Este pibe a veces venía a los ensayos y muchas veces no
venía; y, como yo le siempre le ayudaba a sacar los temas, y el bajo estaba
ahí, me dijeron: ¿Por qué no lo echamos a este pibe? Y ahí Mike me
dice: ¿Y quién toca el bajo? Por eso siempre digo que a mí me pasó
exactamente lo mismo que a McCartney, porque nadie quería tocar el bajo
y lo tuve que agarrar yo. Los pibes me decían: “Vos sacaste los temas de Paul,
los sabés”. Entonces le dije a mi viejo: “Voy a vender la viola para
comprar un bajo”. Al final, él me terminó comprando el bajo sin que yo
tuviera que vender la viola.
¿Eso fue antes de “La Balsa” y todo el movimiento
del rock nacional?
¡¿Qué “Balsa”?!
(risas) Claro, eso fue anterior a todo. Al tiempo, empezamos a componer con Mike.
Él no sabía bien inglés, pero hacía las canciones; mientras que yo hacía
canciones y también les ponía letras, todavía en inglés. Teníamos lindas
canciones, todas en onda Beatles. Cuando empezamos a componer la banda
se llamó Herald Group. Hasta que un día, en un día de año nuevo, viene Mike
y me dice: “Vamos a hacer una zapada en mi terraza, porque viene
un yanqui, un pibe que toca la viola, bajo, batería, y tiene 15 años y es una
bestia, vino de Miami…” Y fuimos a verlo, y tocaba la viola levantando las
cuerdas… Era David Lebón. Una vez que terminó la zapada, nos fuimos a
comer cada uno a su casa, con la familia, y nos juntamos después de las 12 en
Parque Saavedra con las violas, minitas, éramos como 20 tipos, estábamos en el
parque guitarreando. Luego, como a las seis de la mañana, ya muchos se habían
ido y yo con David seguía ahí, tocando, mostrándonos músicas que
sabíamos. Pegamos rápido onda con Lebón, a tal punto que, como él vivía
con su abuela rusa en Barrancas de Belgrano, y no se la bancaba, me pidió si se
podía quedar viviendo en mi casa, y mis viejos lo aceptaron como un hijo más,
le pusieron un cuarto arriba, un colchón, ¡listo! Dentro de esa amistad,
después, cada uno íbamos a tocar a su banda. Yo tenía a Mike, pero tanto
el segundo violero como nuestros bateristas eran más flojos. Y en la otra
banda, que eran cinco cuando entró David, tenían un batero que era
groso, que había estudiado en la banda militar. Y en un momento le digo a David:
“Che, ¿por qué no hacemos algo? Nos juntamos vos, yo, Mike y
tu batero y mandamos concha de su madre a todos los demás…”
¿Le habías dicho a tu viejo que ibas a estudiar
Bioquímica y lo dejaste por esto?
Sí. Yo estaba en
la facultad de Farmacia y Bioquímica, y cursaba cuatro materias: Matemática,
Física, Química y Biología. Pero mientras todos tomaban apuntes en las clases,
yo hacía la lista con las canciones que íbamos a tocar con el grupo. (risas)
Igual, cuando le dije a mi viejo que largaba la carrera para tocar, no lo podía
creer. De cualquier forma, me aconsejo que si quería hacer música debía,
primero, estudiar. Tardé bastante tiempo en hacerle caso. Recién luego de
muchos años, después de Polifemo, me puse a realizar estudios formales
de música.
¿Y cómo sigue la historia de ese grupo que tenías
de pibe?
El Herald
Group se fusionó con la otra banda y pasó a llamarse Sugar Beat.
Empezamos hacer algunos shows y nos anotamos en un concurso auspiciado por (el
programa musical de TV) La Escala Musical. El presentador del concurso era
Leonardo Simmons y participaban 77 grupos, y terminamos ganando nosotros.
Después de eso nos fuimos una semana a un boliche en el edificio Belmes, en
Miramar. Allí tocábamos todos los días. ¡Nos creíamos los Beatles!
(risas) La banda se termina separando porque el violero (Mike) se
enamoró de una mina y no venía más, y al otro no sé qué carajo le pasó… Así que
quedamos solos David y yo en el grupo. Terminamos haciendo canciones de
los Beatles y un par más, a dúo, en un boliche de La Lucila, en donde
invitábamos a subir a cualquiera que quisiera acompañarnos. Por ejemplo, si
venía un baterista yo tocaba el bajo y David la viola, si venía un
violero yo tocaba el bajo y David la batería, y si venía un bajista David
tocaba la batería y yo la viola. Eso nos dio mucha práctica y así nos
empezamos a enterar de la movida, empezamos a tener contacto con la música rock de acá. Por ejemplo, nos
enteramos que había un grupo que se llamaba Almendra. Bueno, ya nos
gustaba Los Gatos, Moris... David y me dice que había un
boliche en donde zapaban todos estos músicos de rock. Pero no era La Cueva,
sino el boliche Manzana, que tenía Billy Bond en Ayacucho y Las Heras, a
la vuelta de la cana. Se ve que le gustaba ir en cana, no sé. Porque les
facilitaba el trabajo para que vinieran a llevarse detenido a todo el mundo …
(risas) Íbamos a ese boliche a ver a Pappo, Javier Martínez, Vitico,
Pajarito (Zaguri), Moris, el Negro
Black Amaya. Un montón de músicos, y todos zapaban. David y
yo estábamos alucinados…
Héctor Starc también estaba ahí…
Sí, exacto. Pero
no nos dejaban tocar. A David lo dejaron tocar primero. Fue recién luego
de verlo tocar cuando lo empezaron a invitar, porque era muy cerrado el
círculo. Eran bravos, para pertenecer tenías que tocar. Si no tocabas, hacías
ruido o te ponías demasiado egocéntrico con tu boludez personal, te sacaban a
patadas, no te dejaban tocar.
Creo que Starc le dijo: “Esta noche tocás vos, yo te voy a pasar la guitarra en el medio de un
tema...”
Exactamente, Héctor
lo habilitó a David. Yo seguía viendo todo de afuera, todavía. A mí el
que me habilitó fue Vitico, quién me prestó su bajo una vez porque
estaba totalmente dado vuelta. Él tenía un Fender Precision, y yo tenía uno
japonés pero no un Fender. Ahí fue cuando Pappo me vio tocar por primera
vez y me elogió mucho. Pero yo no me olvido más que fue Vitico el que me
dejó tocar. A partir de ahí, a David y a mí nos dejaron tocar, porque
ahí si no tocabas bien venían y te sacaban el plug. En resumen, curtimos mucho
en Manzana, nos llevaban en cana y nos cagábamos de risa, y ahí conocí el
porro. Ahí todos conocimos el porro… Un tiempo después, David se fue a
tocar el bajo con Pappo, en el primer Pappo´s Blues. Con eso hay
una anécdota, que sabe muy poca gente, porque cuando Pappo ya
tenía a Black para la batería y buscaba un bajista, pero yo en esa época
estaba haciendo la colimba. Pappo me había elegido a mí y yo no podía, justo
estaba con el pelo corto, todo así, rapado… Por eso yo no toqué en Pappo’s
Blues. Esa es una anécdota que me contó Black la otra vez, yo me la
había olvidado. Luego, yo por mi lado comencé a tener banditas. Había conocido
a un baterista que se llamaba Luis Gambolini, un tipo muy melómano que
tenía como doscientos millones de discos importados.
LARGA
VIDA AL ROCK
Claro. Ya estaban
Hendrix, Jefferson Airplane, Cream, Traffic, (el
Festival de) Woodstock... Yo ya estaba tocando con Gambolini y un
violero tremendo que se llamaba Poli Martínez, que tocaba muy bien,
parecía Jeff Beck, un verdadero capo, pero era muy loco, muy drogón, y
se terminó perdiendo, no sé qué fue de su vida… Bueno, no importa. En sí, un
día viene Gambolini y me dice que había entrado en una banda con el
violero de Almendra, y Vitico. Pero me decía que Edelmiro Molinari
y Vitico se peleaban todo el tiempo. Bueno, al final Vitico se
fue y Gambolini le dice a Edelmiro que me pruebe a mí como
bajista. Yo venía tocando rock y
blues a full. Cuando voy
a la casa de Edelmiro, y éste me empieza a mostrar los temas, yo
pensaba: ¿yo me tengo que acordar todo eso? Fue un trabajo que me exigió
muchísimo y por eso me tuve que poner las pilas, pero me gustó mucho hacerlo
porque me despertó una musicalidad que el rock y el blues
solamente no me estaban dando. Me acercó de nuevo al universo beatle.
¿Él ya tenía la idea de formar lo que después sería
Color Humano?
Sí, sí. Me
acuerdo que hacemos un show presentando la banda con el nombre Viento.
Por suerte, me salió todo bien. Edelmiro me hacía tocar unos bajos rarísimos,
me tenía que romper la cabeza y concentrarme, no drogarme, hacer las cosas bien
porque él era un tipo muy exigente. Además, imagínate lo que era para mí estar
tocando con él. ¡No sabía si preguntarle qué acorde era o pedirle un autógrafo!
Tenía una emoción... De pronto estaba tocando con un ex Almendra, con un
bajo Fender Precision, que había conseguido por intermedio de él, y un equipo
Marshall buenísimo. Pensaba que se me estaban empezando a abriendo todas las
puertas. Lo que pasó es que Gambolini y Edelmiro discutían mucho,
y Luis se terminó yendo. Entonces viene Edelmiro y me dice que Viento
no iba más, que ahora nos íbamos a llamar Color Humano, como un tema
que él había hecho en Almendra. Pero necesitábamos un baterista, y yo le
recomiendo a David. Y bueno, lo probó a David y quedó.
Así, grabamos el primer álbum del grupo.
Vos una vez dijiste que Edelmiro los trataba como
si fueran “samplers”, no como personas, como si fueran un mero vehículo para lo
que él quería hacer.
Exactamente. Lo
que pasa es que, de todas maneras, por medio de él yo aprendí muchas cosas.
Tuve acceso a un público con un ex Almendra, con un equipazo tremendo.
De cualquier forma, yo pagué el bajo y mis equipos. Los compré con los shows,
pero como me daba tantas cosas me lo fui bancando. Yo siempre le decía: “Che,
Eddie. Tengo una canción compuesta. ¿Te muestro?” Y él me contestaba
(imita la voz de Edelmiro, risas): “Está bien eso. Recordalo, que en
algún momento quizás pueda servir...” (más risas) “Recordalo”, te
decía…
No había lugar para incluir nada.
No, no. Él era
así. Bueno, David no se lo bancó más y se fue a tocar en Pescado Rabioso.
Ahí entró Morito (Oscar Moro), y grabamos en Phonalex, acá en Bajo Belgrano,
un álbum doble que salió en dos partes. Luego, aparecimos en la película “Larga
Vida al Sol” e hicimos un par de giras. Pero las discusiones que teníamos con Edelmiro
eran interminables. Una vez me acuerdo que discutimos porque habíamos
grabado un tema mío que se llamaba “Humanoides”, y yo le quería meter un
órgano, y él un solo de viola... Al final, pude meter el órgano y grabarlo como
yo quería, pero hubo mucha mala onda. Así que me terminé yendo a la mierda yo
también...
Sin embargo, en temas como “A Través de los
Inviernos”, él les dejaba un poco más de espacio para que ustedes se lucieran
haciendo solos con sus instrumentos.
A nivel
instrumental yo no me quejo de Color Humano. Ahora, a nivel creativo,
esa es otra historia. A veces, yo pelaba una viola y me decía que no, que mejor
iba la de él. No me dejaba opinar, no me dejaba meter canciones... Me dejo
poner “Humanoides”, no sé por qué. Quizás, porque era un álbum doble, o como
diciendo “a este boludo le pongo un temita en el disco para que no joda...”
(risas) Sin embargo, es un disco que a mí me parece alucinante. Tiene temas
tremendos como “Pascual Tal Cual” u “Hombre de las Cumbres”, y participan
importantes artistas invitados como Bernardo Baraj y Egle Martin.
El primer álbum de Color Humano había sido más raro, más prototípico,
tenía temas buenos como “Larga Vida al Sol”, “Humberto” o “Sílbame Cabeza”;
pero el segundo, directamente, la rompió. Además estaba Moro. Porque David
tocaba bien la batería, pero con Moro la cosa explotó. Él tenía una
polenta infernal.
Una vez dijiste que a lo último ya ni le hablabas a
Edelmiro…
Sí. Una vez
fuimos a Miramar y Villa Gesell a tocar, y ya estábamos re peleados. Imagínate,
los tres viajando en un auto, con Edelmiro y yo atrás, y ni nos
mirábamos. Esa fue la última gira. Me acuerdo que durante el show yo le decía a
Moro: “Pregúntale vos que tema va...” Bueno, llegamos a Buenos
Aires y me fui a la mierda. Me planté y le dije: “Me voy, Edelmiro. Yo
me basto solo, no necesito que me den órdenes, ni que me tengan a prueba
durante tanto tiempo. Vos no vas a cambiar y yo estoy creciendo, loco. Asumí
eso. Ya no soy el pendejito que llamaste y era tu fan.” Hasta ahí llegó Color
Humano. Porque, luego que yo me fui, Moro tampoco se quiso quedar.
Edelmiro le había propuesto seguir con otro bajista pero como Oscar
tenía toda la onda conmigo prefirió irse.
PEQUEÑAS
GRANDES ANÉCDOTAS
Antes de eso,
cuando me separo de Color Humano, justo el Bondo (Billy Bond)
estaba haciendo la nueva versión de La Biblia de Vox Dei, junto
al Ensamble de Buenos Aires, y me convoca para participar del proyecto, para
hacer una voz solista y tocar el bajo. Bueno, fui al estudio de grabación
Phonalex y grabé el bajo en “Profecías” y la voz en “Libros Sapienciales” .
Después, se hace la presentación en vivo del disco, con una gran banda
acompañada por una orquesta. Ese grupo lo formábamos Moro y Juan Rodríguez (en batería), Nacho Smilari (guitarra), y yo (en bajo).
Ensayamos dos o tres semanas en el teatro IFT, y luego nos fuimos de vuelta a
Phonalex. Ahí se nos agregaron (Jorge)
Pinchevsky (violín), (Carlos) Cutaia (órgano Hammond) y Charly
García, que recién había recibido todos los equipos, los teclados,
sintetizadores que había traído Jorge Álvarez de EEUU. Yo pegué onda con
Charly, quién me empezó a invitar a las presentaciones de Sui Generis
para que tocara la viola. Tal es así que terminé grabando todas las guitarras
eléctricas que aparecen en el disco Instituciones (1974), salvo
la del solo de “Tango en Segunda”, que grabó David. En ese álbum yo solo
toqué el bajo en “El Tuerto y Los Ciegos” y “Tango en Segunda”, en todos los
demás hice bajo y guitarra eléctrica.
Ahí también participaste de la composición de “Tema
de Natalio”, un instrumental.
Sí, yo había ido
a visitar a Charly, el día que había recibido todos los nuevos equipos,
y nos pusimos a zapar, a tocar en una onda medio clásica, como el estilo de rock sinfónico que hacía Rick
Wakeman. Charly, quién había grabado toda esa zapada, se copó tanto
con el tema instrumental que se había originado ahí que decidió ponerlo en el
disco, porque –para él- esa era “la música que escuchaba Natalio Ruiz”
(se refiere a la canción “Natalio Ruiz, el Hombrecito del Sombrero Gris”,
popular tema incluido en Vida, el primer disco de Sui
Generis, 1972). Al final, en la versión del “Tema de Natalio” que quedó
grabada participan también casi todos los músicos que formamos del proyecto de La
Biblia: Moro, Juan Rodríguez, Cutaia, Pinchevsky, Charly
y yo.
Quizás, Instituciones sea uno de los mejores discos de la
historia del rock nacional.
¿Vos que opinás?
Para mí, Instituciones
es el Sgt. Pepper´s de acá. Siempre lo voy a decir. Es un álbum
totalmente conceptual. No sólo en las letras –que estaban un poco politizadas
por la visión de Charly de ese momento- sino también por su música muy
psicodélica. Fue una buena mezcla: una lírica muy realista (casi de protesta)
pero con un acompañamiento musical re volado.
Sí. Cuando se va
Alejandro Correa, que era el bajista de Sui, me quedo yo tocando
full time el bajo, y Charly decide convocar a David para que
toque la guitarra eléctrica en algunas presentaciones en vivo del nuevo disco.
La cuestión es muy simple, Sui terminó porque cuando estábamos
presentando Instituciones la gente nos pedía los viejos éxitos del dúo,
tipo “Canción Para Mi Muerte” o “Rasguña las Piedras”, y no le daba pelota a
los temas nuevos. Así que Charly se rayó y mandó al carajo todo. Yo
apoyé su idea de separarnos, pero Nito y Juan Rodríguez no
estaban de acuerdo.
Y Jorge Álvarez los habrá querido matar...
Claro, pensaba estábamos
re locos por terminar este proyecto en el pináculo de su carrera, pero,
como genio creativo que era, luego se le ocurre la idea de hacer el Adiós Sui Generis, una despedida con película y todo. Un curro total, pero
dale que va... (risas) Así, sale la idea de hacer dos Luna Park, aunque al
principio iba a ser una sola presentación.
El primer hito masivo del rock argentino...
Sí, y la primera
banda que se atrevió a tocar sola en el Luna Park. Antes de eso había habido
festivales con la participación de varios grupos –como el famoso de 1972,
cuando tocó la Pesada de Billy Bond y se armó bardo- pero nunca
un único grupo se había bancado solo la parada ahí. Sui lo hizo y llenó
dos veces seguidas en un mismo día.
SUPER
HOMBRE, SUPER BANDA
Cuando pasó lo
de Adiós Sui Generis, yo estaba bien con la guita pero David,
por el contrario, estaba mal, de bajón. A pesar de que hacía poco había sacado
su primer disco solista, que era buenísimo; no estaba tocando con nadie, ni
guitarra tenía... Estaba re quemado. Sin embargo, viene un día y me cuenta re
entusiasmado que le habían ofrecido una fecha para tocar sus canciones. Iba a
hacer un recital en el viejo cine teatro Ritz con varios músicos sesionistas.
La cosa fue que como estos tipos no terminaron arreglando el tema de la plata
con David, a mí se me ocurrió darle una mano, haciéndole la segunda,
llamando también a Juan Rodríguez. Total, yo me conocía todos los temas
de David, y junto a Juan veníamos tocando re afiladitos. Ya de
entrada en los ensayos sonaba bárbaro, y por eso se nos ocurre la idea de
seguir como trío. A la semana vino David y trajo “Suéltate Rock ´n
Roll”, y seguimos por esa veta bien rockera. Esa fue la génesis de Polifemo.
Una banda de rock
puro en un momento que no había ninguna así, porque ni Pappo estaba
tocando entonces...
Pappo no estaba tocando, y lo único que había de rock era El Reloj, pero hacían un estilo de rock muy arreglado. No había
nada tan rockero. Por eso pegó tanto la propuesta de Polifemo. Laburamos
muchísimo. Me acuerdo que, en unos carnavales, llegamos a hacer 28 shows en 10
días. Luego de “Suéltate”, tuvimos mucho éxito con “Oye Dios, que me has dado”,
y terminamos grabando el primer LP junto a Ciro Fogliatta. Ciro
participó primero como músico invitado y luego quedó fijo en el grupo. Bueno,
llegamos hasta a hacer un Luna Park. Todo estuvo bien hasta que empezamos a
tener diferencias musicales con David. Justo, era el auge del jazz
rock –con toda la movida de Pastorius, Stanley Clarke-, y yo
me había re copado con eso. Yo no quería tocar más un rock cuadrado, ya estaba muy metido componiendo en onda
jazzera. Por eso el segundo disco de Polifemo terminó siendo rarísimo:
por un lado estaba yo haciendo temas con miles de arreglos, cambios rítmicos; y
Lebón estaba en la suya, sumergido en lo devocional, haciendo “ommm”
(risas) Los únicos que querían hacer rock
en Polifemo terminaron siendo Juan y Ciro, que
nos decían: “Loco, córtenla; estamos hartos. Uno se hace el músico y el otro
el santo... ¿Porque no componen más rocanroles?” (más risas) Al final, David
y yo nos separamos y ese fue el final de Polifemo.
TU FORMA
REAL
¿Cómo sigue tu carrera después de eso?
Luego, participé
un tiempito de la Banda Spinetta, junto a Luis Alberto. Sin
embargo, considero que hasta Polifemo llega mi prehistoria como músico
porque, cuando terminó el grupo, decidí ponerme a estudiar música, y, por eso,
por un buen tiempo dejé de tocar en grupos y estar en la movida de los shows y
todo lo demás. El jazz rock ya estaba re instalado y yo quería ser un
mejor músico. Había tardado casi 20 años en darle bola al consejo que me había
dado mi viejo cuando le dije que quería dedicarme a la música: “Si querés
ser músico, tenés que estudiar”.
Con Juan
Carlos Cirigliano, un pianista jazzero re grosso. Él daba clases de
armonía, composición, contrapunto, arreglo y orquestación. Con él estuve
estudiando tres años, aprendiendo todas esas técnicas, y cuando terminé me fui
a estudiar dos años más de Teoría y Armonía Contemporánea con el maestro Pedro
Aguilar, un capo que también le enseño a Botafogo. A eso súmale un
año más que estudié de producción de grabación con Mario Breuer. Así
que, en total, estudié seis años de música. Casi como si fuera una carrera
universitaria. Y no estaba tocando con nadie. Me la pasaba practicando todo el
día, con el bajo y la viola, y empecé a componer cosas raras. Daba clases para
mantenerme económicamente pero no quería meterme a tocar en una banda.
Hasta que de a poco te fueron volvieron las
ganas...
Sí,
primero formé Coral, con Ricardo Mollo, Claudio Pesavento
y Juan Rodríguez. Ricardo, a quién había conocido por intermedio
de Juan, venía de MAM, y aunque era pendejo, ya tocaba como
ahora. Una bestia. En Coral hacíamos una música re interesante onda Stevie
Wonder, Steely Dan o Gino Vanelli, pero no llegamos a grabar.
Cuando viene The Police a tocar a Argentina, yo me quedé re loco con ese
estilo y luego armo el grupo Demo, otra vez con Ricardo en
guitarra, el batero Beto Topini, y Daniel Leis, también en
guitarra. Con Demo grabamos un disco, en el que yo sólo canto un tema.
En el resto del disco Ricardo canta 3 o 4 temas míos e incluye un tema
suyo que está buenísimo. Ese disco de Demo estuvo mortal pero como con
el grupo no pasó nada Ricardo se va a Sumo.
Sí, me invitó mi
amigo Daniel Morano, así de una, luego que se les fue el bajista.
Terminé entrando como “rueda de auxilio” al grupo –lo mismo que me había pasado
en Sui Generis-, para tocar en un show en el Stud Bar, y me terminé
quedando. Estando en Alphonso me di cuenta como me había servido
estudiar seis años de música. Porque me pasaron su repertorio -que tenía 15 o
16 temas- y en tres días me lo aprendí. Yo ni pensaba quedarme a tocar con esos
pibes. Me preguntaba: “¿Qué hago acá?” Pero como el primer show salió bárbaro,
y me gustó mucho hacer música con ellos, me dejé llevar. Lo mismo que hice
siempre en el resto de mi carrera. Yo soy muy taoísta, viste. Todo es así:
fluye... Además, la mezcla de reggae y
rock que tenía Alphonso
me cabió totalmente.
¿Cuál es tu balance de tu paso por el grupo?
Hicimos un
primer álbum, producido por Breuer; y el segundo -El Paso, que
producimos en conjunto Morano y yo-, me parece un disco hermoso, pero
fue incomprendido. Fueron dos años muy intensos y fue buenísimo lo que pasó
ahí. Después me fui y dije: “no toco más para nadie”. Quise hacer un proyecto
en el que pudiera plasmar mi propia visión musical, no la de otro; como me
había pasado hasta ahí. Porque Color Humano era la música de Edelmiro,
y Sui Generis era la música de Charly. Cuando por fin hago una
banda con mi música, hecha 50-50 con David, esa experiencia fue sólo una
parte de mi base musical porque –a pesar de que había cosas de Hendrix y
de las raíces negras- no había inspiración beatle en Polifemo. En Demo sí hice mi
música pero aún estaba confundido, en una etapa de plena búsqueda musical.
Después, en Alphonso hice la música de Daniel Morano... Recién
ahora, en mi proyecto de la RimanBloom!, logré sintetizar estas tres patas
que forman mi base musical. Por fin, después de tantos años, encontré mi
música.
Sí. Yo les
produje su primer álbum. Luego, cuando el bajista pasa a tocar teclados –antes
de la grabación del segundo disco-, me piden si (además de ocuparme de la
producción del disco) no quería tocar el bajo también. La cuestión era que yo
le había vendido el bajo a Arnedo, porque estaba produciendo muchas
bandas y no estaba tocando; así que no tenía bajo. Pero Sergio Nacif
se copó, y con mucho esfuerzo me compró un bajo buenísimo (un Fender Precision
´80, remake año ´62) para tocar en la banda. Así fue que, debido a ese bajo
impresionante, que aún tengo, y que la providencia puso en mis manos, me uní a Los
Romeos. Cuando el grupo se separó, volví a armar tríos. Así, toqué con la Rimanblú,
e hicimos un disco impresionante. Después, toqué con el Negro García López
y Black Amaya en el Power Trío, pero no llegamos a grabar un
álbum, tan sólo un par de demos. Y, más tarde, llegó el turno del Adoquín,
con Gady (Pampillón) y Juan Rodríguez. Ambas experiencias, tanto
el Power Trío como El Adoquín, terminaron en la nada porque había
muchos caciques y pocos indios...
No, no. Primero
vino el Power Trío, cuando terminó hice la RimanBloom!, y
luego hice el Trío Adoquín. Se terminó el Adoquín y con la RimanBloom!
empecé a componer pensando en la imaginación melódica de Lennon y McCartney,
pero mixturado eso con la ciencia-ficción de Hendrix y con el feeling de
los negros. Bueno, esa es la música que estoy componiendo ahora y que me costó
mucho encontrar.
En los 90 también volviste a estar con Charly, en
la época de Say No More
Sí, sí. Primero
participé como arreglador, dirigiendo violines, cuerdas y brass en Filosofía
Barata y Zapatos de Goma (1990) y más tarde toqué en Say
No More (1996) y en Alta Fidelidad (1997) con Mercedes
Sosa
¿Y qué te pareció ese laburo? Porque fue un trabajo
polémico que a algunos les gustó mucho pero que otros no entendieron.
Para mí, hasta Zapatos
de Goma los discos de Charly me parecen intachables. Ahora,
de La Hija de Lágrima en adelante hay mucho pifies, mucha locura
que no me gusta. Mismo en Say No More tenés dos o tres
canciones que son lindas, pero el resto son cosas raras. Ya no son temas con la
calidad de “Funky” o “Yendo de la Cama al Living”. Por eso siempre tiene que
volver a tocar en vivo esos clásicos. Si hubiera que elegir alguna canción de
ese disco doble (La Hija de la Lágrima),
considerado una ópera, esas serían “La Sal no Sala” y “Chipi, Chipi”. Que, por
otra parte, son temas sencillos...
Compuestos en el mismo estudio...
Claro, pero todo
el resto del material de La Hija de la Lágrima, ¿dónde
está? Y lo que vino después ni siquiera lo escuché. Me fui de la banda y no
quedé en buenos términos con Charly. Ni nos hablamos más, todo re
mal.
ESCLAVOS
DE LA OSCURIDAD
¿Cuál es
tu opinión de la escena actual del rock
nacional?
Ah, ese es un
tema espinoso. Hace bastante que le perdí el interés a la música, incluso
internacional. O sea, los 60 sembraron semillas de todo tipo. Desde las más
simples hasta las más locas. Los mismos Beatles empezaron con su “yeah, yeah”
y terminaron con “Yo soy la Morsa” (tararea la canción en voz alta). Y en la
parte final de los 60, estuvieron Hendrix, Cream, Traffic,
Woodstock... En los 70 todo eso que se plantó floreció con mucha suficiencia
técnica por parte de los músicos. Los músicos empezaron a estudiar y a tocar
bien. Incluso se produjo una ramificación. Por un lado el rock y blues propiamente dicho de los 70, el rock sinfónico, por otro lado, y el jazz rock, por último. Estas son las
tres patas de los 70. En cada una, el tipo que tocaba, tocaba muy bien y sonaba
bárbaro. A los 80 los rescato porque hay muchas cosas muy buenas, y por
la aparición de los nuevos aparatos como los samplers, los sintetizadores
digitales le dieron a la música algo novedoso, sin saber que en el futuro eso
aniquilaría a los músicos entrenados. Ahora los pibes aprietan un botón y
no tocan nada. Pero los 80 habían también artistas tremendos como The Police,
Talking Heads, Elvis Costello, The Cure...
¡Sí! Por
ejemplo, a mí Virus me encantaba. Eran pop pero tocaban bárbaro. De los 90 en adelante esta
bohemia del rock feneció.
Para mí, con Menem se hizo pedazos. Los pibes que están haciendo música ahora
son los que fueron niños durante la época menemista. Porque, ¿qué es lo que
hizo Menem? Aniquiló la cultura. No apoyó nada durante 10 años y eso es mucho
tiempo culturalmente. Los pibes no tocan, loco. Sé que a muchos no les gusta lo
que yo digo, pero no es culpa mía que no toquen. ¿Qué quieren que diga? ¿Que
tocan bien? No.
¿Y las letras?
No, ni hablar. “Todo
lo que me gusta está prohibido” (canta) Y después mueren incineradas 200
personas. “Aguante”, dicen... No me va toda esa onda “gueh, gueh”,
barrial. Los únicos grupos que yo rescato y respeto de hoy en día son Divididos
y Carajo, por cómo tocan, por los arreglos, por las letras. Pero
salvo a ellos, no apoyo a nadie. Pero los pibes no tienen la culpa porque se
les restaron 10 años de cultura
¿Y qué opinás de grupos masivos como Los Redonditos
de Ricota?
Los
Redondos y (Andrés) Calamaro generaron la
onda musical que después continuaron Pity, La 25, Callejeros.
A mí me gustó sólo cierta época de Los Redondos, pero su filosofía nunca
me terminó de gustar. A Los Redondos los respeto como banda pero dejaron
una estela que la agarraron “musiquitos” que no tocaban como Skay e
intentaban cantar como el Indio. Y con Calamaro pasa lo mismo,
ahora son todos “calamaritos”, cantando. Por ejemplo, está Fontanet, que
intenta cantar como el Indio, o Pity como Calamaro. Yo no
digo que copien a Color Humano, porque eso sería muy retro...
Tal vez los chicos de hoy no estén tan informados
acerca de la historia del rock
nacional, porque una banda como Color Humano no suena en La Mega, eso
sería casi una movida under en ese circuito de difusión
Es que la Mega,
conceptualmente, está relacionada con Menem. Y Menem es un símbolo de cómo los
poderes económicos despedazaron la música, el fútbol, la televisión. Todo está
despedazado por el ranking, el rating y el marketing. Cuando vos escuchás La
Mega, todo lo que escuchás lo sacaron de una encuesta que le hicieron a la
gente acerca de qué tipo de música quería escuchar en la FM. Pero, ¿a qué gente
le preguntaron? Si te dicen: “llegaron 1000 llamados que piden Callejeros
y llegaron 900 para pasar a los Beatles”, pasan a Los
Callejeros ¿Y los 900 que eligieron la buena música? Entonces, ¿a quién
representa La Mega? A la mayoría. O sea, es marketing. La radio tiene que
informar, el mensaje debería ser “Escuchen esto”, porque si vos me das lo que
yo te estoy pidiendo, entonces me compro el disco y lo escucho en casa. Pero el
negocio no es que vos me das la música que yo pido sino que el sponsor ponga
plata donde hay gente escuchando. Entonces, las radios marketineras hicieron
pedazos la música y a los músicos de rock.
Porque si a mí me gustan 10 bandas, y vos me das siempre esas 10 bandas, no
escucho nada nuevo nunca. Entonces, ¿para qué sirve la radio? Ahora es solo
entertaiment . Ahora los músicos son todos muñequitos de circo que entretienen
a la gente pero, ¿y el arte? En los festivales de rock pasa algo similar. Si yo
quiero tocar en el Quilmes Rock,
tengo que pagar. Todas esas banditas que están al principio pagaron, no es que
los organizadores le dieron un lugar al rock.
Pagaron para tocar ahí. Entonces está todo corrompido. En la televisión se
están peleando entre todos. En cuanto al fútbol, a pesar de que yo soy de
River, me encantó que se haya ido a la B, porque ese fue el mejor signo de que
todo este sistema no sirve para nada. Aguilar se basó en el marketing, y vació
al club. Entonces, si la televisión, la radio, el fútbol, y el rock están podridos; los pibes
que ahora son chiquitos y quizá dentro de 10 años van a tocar, con justa razón,
van a ser peores aún. Yo tengo un problema grande con los poderes económicos
porque manejan todo en todos lados, no solamente en Argentina. Marketing y
Enterteiment, todo eso es sanata. ¿Qué radio pasa Arte y Cultura?
No puedo
entender cómo hay gente que defiende a Callejeros. Yo tengo una posición
tomadísima con respecto este tema. No lo digo mucho porque son colegas y hay
una ética. Igual hay músicos que se bajaron de festivales donde ellos iban
a participar, para no compartir cartel. Es que primero, suenan
espantosamente horrible, y después las letras... “El porro es ilegal y me
copa” (canta) ¿A esta altura hablar de porro? Hendrix hablaba del
porro pero en 1967. Hendrix ahora te estaría hablando de zoológicos
ínter espaciales, generando un vuelo para la imaginación, no del porro. Y
bueno, el tema es ese: lo que se capta siendo pendejo. Por ejemplo, las bandas beatles
que tuve de chico fueron influenciadas por ellos hasta Rubber Soul.
Después, cuando ellos hicieron Revolver, yo empecé a
escuchar a Hendrix. Pero imagínate la data que había a nivel musical, en
lo relativo a letras, ideas y producción, en trabajos como A Hard Day´s Night,
Help, y, sobre todo, Rubber
Soul. Era genial. Entonces, un pibe con una criolla sacando los
temas, ese era un trabajo que te iba formando. Por eso es que los Beatles le
abrieron el bocho a todo el mundo. Generaron tremendos músicos. Ahora, al no
haber eso, los pibes no tienen la culpa de no tener un gran nivel técnico. Es
decir, yo puedo callarme la boca pero jamás voy a decir que hay un buen nivel.
¿Dónde hay un bajista groso? De afuera, sacando a Flea, ¿en dónde
encontrás a tipos como John Paul Jones, John Entwistle o Jaco
Pastorius? ¿Quién toca ahora bien el bajo?
Es que, desde
Menem para acá se terminó todo. Sin embargo, también hay muchas bandas
under muy buenas a las que los grandes poderes no les dan pelota. Por ejemplo, Los
Natas o Pez. Pero no son martketineros, sólo hacen buena música,
entonces no tienen lugar. Y por otro lado, hay tipos como Pity que con
su “pila, pila, pila” (canta) tiene video, plata, giras. Yo te digo la verdad,
veo mucho más auténtico a Pablo Lezcano que a muchos músicos “grosos”
que están robando con el rock.
Porque, incluso, varios de estos músicos también se juntan a tocar con el mismo
Lezcano. En lo que respecta al under intermedio, en donde estoy yo, hay
muchas cosas rescatables. Qué sé yo, pienso en la banda del Negro Black,
la de Botafogo. Pero ya son todos tipos grandes. Hay pocos jóvenes que
toquen bien. Sólo puedo mencionar a un violerito de 17 años del grupo Poca
Madre. Incluso me quedé con ganas de hacer algo con él. Pero no le van a
abrir la puerta nunca porque los poderes económicos le dieron cabida a la
berreada. Y así, el pendejo que escucha lo que le dan, no hace todo este
análisis. Escucha, escucha y escucha música, y después forma un banda y dice:
“¿Qué tocamos? Y... “pila, pila, pila, y seamos la banda que mueve más
bengalas”. Se futbolizó todo. Y, entre el pogo y el humo de la bengala, ¡no
ves nada! Pero, ¿cómo actúa la sensibilidad del hombre? El arte es una
interacción. Alguien que me presenta algo que a mí me mueve cosas. Lo que yo no
comparto es el protagonismo que intenta tener el público en un concierto. Si
pagás una entrada venís a disfrutar de un show. Ahora, ¿los pibes
descontrolados están escuchando? ¿A quién se le ocurre tirar una bengala bajo
techo? Los músicos de mi generación nos vamos a ir muriendo todos y no sé qué
quedará... O sí sé, quedarán los discos. Todo lo que está pasando con el nivel
de los músicos es una metamorfosis adversa o retro-metamorfosis. Esta es mi
opinión, que puede no gustarle a alguien, pero no es culpa mía el bajo nivel de
los músicos. Rescato a aquellos que vienen a estudiar porque algo los trae a
querer tomar clases y ese algo es que no quieren tener el techo de formar
solamente un bandita tipo Callejeros, si total nos ponemos re-locos y
funciona. Y para mí eso es falta de amor, loco. Yo estudié seis años música
después de Color Humano, Sui Generis y Polifemo.
FOREVER
DEJÁNDOSE FLUIR
¿Y qué proyectos tenés ahora?
Mi idea es
grabar con la RimanBloom! un álbum que se va a llamar Tao,
que es mi filosofía básica. Tocan conmigo Diego Schneerson (guitarra) y Diego
Ceccato (batería), dos músicos jóvenes que tocan en serio. Y hay canciones
donde se nota la influencia de Hendrix, mucho de los Beatles y en
mi manera de cantar, mucho blues.
Ahora, los músicos jóvenes se despegaron de la cultura del blues, y eso es justo lo que les dio swing
a todos. El tipo que tiene blues,
es decir, ese que escuchó a Muddy Waters, Albert King, Freddie King,
Howlin' Wolf, tiene ese swing que hace la diferencia. Algunos
de sus influenciados fueron Eric Clapton, Jeff Beck, Jimmy Page, Hendrix,
Led Zeppelín. Bueno, eso no lo entregan ahora. Pero a pesar que en el under
haya muchos músicos buenos sé que los poderes económicos no van a dejar crecer
los oídos de la gente nunca más y eso es patético. Por eso yo no culpo tanto a
los propios músicos de la falta de nivel sino a los poderes económicos.
Principalmente,
voy a hacer un disco para escuchar. Después, en vivo lo voy a reproducir con
invitados. Por ejemplo, hay canciones que llevan cítara y tabla. Siempre valoré
el hallazgo de Harrison de acercar la música oriental a la occidental.
Va a estar de invitado Botafogo para hacer un solo de slide. Habrá un
tema acústico de guitarra y cello, al estilo Caetano Veloso
Justamente, su chelista es Jaques Morelenbaum
Exacto. La idea
es que el disco tenga muchísimo color. Todas las letras están cuidadas. Será
una producción independiente, obviamente. Porque si yo se lo llevo a Sony no me
van a dar bola porque no es vendible. Los productores tienen un hippie muerto
en cada oreja. Es decir, el tipo que decide lo que vos vas a grabar no entiende
lo que vos entendés. Y volviendo a la filosofía del Tao. Te voy a dar un
ejemplo, si te caés a un río embravecido, y querés sobrevivir, el Tao significa
“no intentes nadar hacia ningún lado, hacé la plancha” Porque en lugar
de oponerte a la energía tenés que subirte a ella. A mí también me gustaba el
Aikido, que es usar la energía del otro, pero por cuidar mis manos no lo
practiqué. En la vida oponerse es chocar, y chocar demanda un gran gasto de
energía, y ojalá que te vaya bien. En cambio, si vos te aflojás y te dejás
llevar, te subís a la energía porque aceptás cuál es el destino. También es
interesante el poder del vacío del Tao. Hay frases taoístas de Hendrix,
por ejemplo. Una vez un periodista alemán de la Rolling Stone le preguntó: “Ud. utiliza escalas raras a una alta
velocidad ¿qué técnica es? ¿Qué escalas son?” Y Hendrix le dijo: “No
sé qué escalas uso porque no son tan importantes las notas que toco como lo que
hay entremedio de cada una de ellas” Eso es Tao. O Lennon diciendo
(en la letra de “Beautiful Boy”): “La vida es eso que te pasa mientras estás
ocupado haciendo otros planes” Eso es Tao. Otro ejemplo: Tres o cuatro
alumnos con su maestro de Tao en un salón con una ventana por la que se ve un
árbol nevado, un río, el cielo. Entonces el maestro les pregunta: “¿Cuál
es la importancia de esa ventana?” Y uno responde: “Y, que en esta época
del año, haya un vidrio que nos permita ver la belleza sin que el frío entre.”
El maestro dice: “No.” Y el resto tampoco no respondió correctamente,
hasta que el último dijo: “Lo único importante es que hay un agujero en la
pared. Si no estuviera ese agujero, ese vacío, en la pared no habría ventana,
ni vidrio, ni cortinas, ni árbol, ni nieve, ni río, ni cielo...”. Entonces,
en resumen, mi idea es grabar este disco, presentarlo, y luego ya ponerme a
componer material nuevo. Es como dicen los chinos: “Cuando conseguís
tenerla, abandónala. Porque si no te va a detener”. Y sigo metido en la
enseñanza, los trabajos que hago en el estudio de grabación, y en la
producción de bandas.
Emiliano Acevedo
y Leandro Ruano
obviamente es una de esas notas como acia pappo en donde quedabas satisfecho por demas ...ma encanto la nota ..un grande el rino.
ResponderEliminarQué grande Rino...
ResponderEliminarGracias por todo...
La historia contada por un participante... Grande Rino descansa en paz y gracias por la música.....
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