Érase una vez en Córdoba, cuando Lula Bertoldi
(voz y guitarra), Brenda Martin (bajo y voces) y Gabriel Pedernera (batería y
voces) formaron Eruca Sativa. Diez años y cinco álbumes más tarde, estos
músicos siguen unidos por la química y la electricidad que han logrado dar a
algunas de las composiciones más significativas de la escena actual, dotando al
rock que ejecutan de una frescura, potencia y eclecticismo que ya lleva tiempo
llamando la atención de público y crítica por todo el país y en el extranjero.
Su último disco, Barro y Fauna (2016), fue considerado por muchos como uno de
los mejores álbumes de los últimos años y nos deja expectantes acerca de que
nos ofrecerán en el futuro. Y es que, sin permanecer aferrados a anteriores
esquemas, la obra de Eruca Sativa no deja de evolucionar y reinventarse, disco
a disco, show a show.
De todo eso hablamos con Lula Bertoldi en esta
entrevista. Sí, con una de las voces con más personalidad de nuestro rock. La
misma que cantaba de chica todos los temas de Fabiana Cantilo y su Golpes al
Vacío, sacando el disco de punta a punta con su guitarra, de oído. Una
talento autodidacta y que da muestras sobradas de coherencia y humildad.
ENTREVISTA>
¿Cómo definirías el sonido Eruca Sativa?
Eruca es una banda que busca hacer canciones y nos
sale “vestirlas” de diferentes maneras. A veces más pesadas, otras más
folclóricas, algunas más rifferas, otras más melódicas pero siempre el objetivo
es hacer buenas canciones y creo que es la parte más difícil también.
¿Cómo es el proceso de composición de los temas?
¿Alguien tira la idea inicial de los temas y los otros van puliendo, o los
arman entre los tres?
De todas las formas. A veces unx trae una idea,
otras veces sale de una zapada en la sala. También puede ser a partir de una
temática o frase, o bien a algunx se le ocurre algo en una acústica. Somos
abiertos a las distintas modalidades porque de distintas formas surgen distintos
tipos de temas.
¿Cuál fue el origen de Barro y
Fauna? ¿Lo considerás un disco
conceptual?
Barro y
Fauna es un concepto en sí
mismo, un universo y una apertura hacia ese universo nuevo. El quiebre musical
que logramos con Huellas Digitales un
poco se ve plasmado en este nuevo material de estudio. Esa búsqueda que tiene
que ver con distintas sonoridades del trío, con explorar elementos más
digitales o de samplers, con poder acoplar sonidos electrónicos y acústicos.
En las letras de Eruca se lee una búsqueda
personal, ¿coincidís?
Sí. La búsqueda personal de cada unx de lxs integrantes del grupo. En algunos momentos, nuestras búsquedas se tocan porque tenemos
muchos puntos en común y esa es la parte que intentamos reflejar en las
canciones. También hay muchas letras que son de cada uno y responden a sentimientos
personalísimos.
¿Cuáles son las formas en las que el grupo ha
mutado desde los primeros álbumes?
Creo que hemos ido mutando de un sonido más crudo
a algo un poco más elaborado o producido. De todas formas la base de nuestros discos
está en los tres tocando luego se suman a eso otras capas. Lo que hemos ido incorporando
es el apoyo en otras instrumentaciones para trabajar o producir.
¿Cuál fue el aporte de un productor como Adrián
Sosa y mezclar con Aníbal Kerpel, una leyenda del rock progresivo argentino?
Fue puro aprendizaje, son dos grandes de la música
y además unas personas hermosísimas que nos enseñaron sin recelo, con todas las
ganas de mostrarnos su mundo y que nosotros podamos tomar de ellos lo mejor. Es
hermoso cuando los músicos se brindan de esa forma al trabajo de otros músicos.
Todo se potencia y el resultado es maravilloso.
¿Cuál es tu tema preferido de los que hicieron
hasta ahora?
¡Muchos! Cada uno tiene su historia, su “detrás
de escena”, su por qué. Creo que de los últimos mi preferido es “Justo Al
Partir”.
Hablanos un poco de la grabación del videoclip
para “Nada Salvaje”. ¿De dónde surgió la idea?
El video surge de una idea estética o una imagen
mental que teníamos sobre este nuevo sonido de Eruca, el retro-futurismo, la
distopía, el steam-punk. Con todas
esas imágenes lo llamamos a Fede Beret
porque lo habíamos visto laburar en otros videos (entre ellos uno de Camiones en la Casa) y nos flasheó su
estética y su uso de los recursos. Lo más loco de todo es que nuestros
encuentros fueron siempre vía Skype y
al cabo de un mes Fede tenía el video listo. Eso nos impactó muchísimo. Había
entendido a la perfección la idea que teníamos en mente. Es un monstruo para
laburar, un grande. ¡Tiene muy merecido ese Gardel que nos llevamos a Mejor Videoclip 2016!
Varias letras critican a la sociedad de consumo,
a la prefabricación de estereotipos sociales o mediáticos, ¿pensás que hay una
forma de salir de todo eso sin terminar convirtiéndose en un outsider?
Sí, claro, proponiendo. O te salís de la crítica
para proponer nuevos modelos o sos unx de ellxs. Creemos, firmemente, en que
pasando la crítica está la propuesta que es mucho más revolucionaria.
Barro y
Fauna se publicó en vinilo. ¿Cuál es tu
relación con este formato?
No me aferro a los discos físicos salvo que
tengan algún significado especial o que sean ediciones imposibles de conseguir,
o estén dedicados. No tengo bandeja. Soy fan de Spotify (risas). Tengo todas mis colecciones, playlists y lo que te imagines en mi cuenta. En cuanto a espacio
físico, prefiero ocuparlo con libros.
¿Qué músicas y artistas te gustan escuchar en la
actualidad?
Escucho mucha música nueva. Me gusta explorar, descubrir,
escuchar de todo. Por ejemplo, hay tres discos que estoy escuchando ahora: Grand Paon de Nuit de la banda francesa Palatine, 1, 2, Kung Fu! de Boy Azooga
y A Song For Every Moon de Bruno Major.
Y ¿qué tema de otro artista te hubiera gustado
componer?
Cualquiera de Cerati (risas). ¡Maestro!
¿Ya están componiendo material para un nuevo
álbum?
Sí. Estamos laburando mucho en la sala y en mi casa.
Hacer el próximo disco es un gran desafío.
Mucha gente te ve como una guitarrista rockera,
sin embargo, tu base tiene bastante del folclore. ¿Cómo conjugas ambos mundos
musicales a la hora de componer y tocar?
(Risas) Ojalá tuviera más folclore, ¡soy de
madera! La verdad que toco folclore muy vagamente. De todas formas, creo que el
folclore y sus rítmicas tienen un poder intrínseco que pocas veces he escuchado
en el rock.Me fascina escuchar a lxs
folcloristas, las chacareras y ese sentimiento tan arraigado me parte en dos. ¡Ojalá
pudiera tener algo de eso! Admiro mucho ese don. Una chacarera tiene más
potencia que cualquier riff de cualquier banda tocado al re palo…
¿Qué creés que es lo que te distingue a la hora
de tocar la guitarra?
¡Uh, la verdad que es difícil decirlo desde
adentro! Creo que más que nada es que soy muy personal. No tengo mucha técnica y
claramente no soy una virtuosa pero tengo un estilo muy propio que he ido
trabajando con el tiempo.
Al principio a Eruca se lo veía como un power trío
con influencias que iban de los Red Hot Chili Peppers a Divididos, pero en la
actualidad tienen un estilo propio muy marcado que excede cualquier comparación.
¿Cómo lograron demarcarse de esas comparaciones y ser tan eclécticos como
músicos?
Es difícil decirlo uno, desde adentro. Pero creo
que nuestra personalidad como banda está muy marcada desde el primer disco. Tal
vez hemos ido reforzándola o trabajándola desde otras aristas pero siempre
quisimos ser nosotros. Siempre alguno te dirá, “este pasaje me hace acordar a”
o “acá escucho influencias de”, pero es imposible escapar de eso. También somos
nuestras influencias. Lo importante es trabajar esas influencias como eso,
influencias, y no que sean parte de la identidad de la banda. Las influencias
se trabajan para poder sonar a uno mismo.
¿Cuáles son tus guitarras y equipos preferidos?
Eso va variando según las épocas. Algunos años estuve
tocando con Telecaster luego pasé a las guitarras de luthier (Baccaglioni)
después encontré una PRS que me voló la peluca, y ahora estoy flasheando con
una Strato G&L que me encontró y que no puedo soltar. No me podría definir
con una sola guitarra o un solo sonido.
Hace poco, tuve oportunidad de disfrutar el verte
tocando algunos temas de música popular en una charla en Centro Cultural Rojas
y se me ocurrió si, en un futuro y al margen de Eruca, no te ves en un proyecto
solista. Por ejemplo, en plan acústico.
No lo sé. Hoy Eruca cubre todas mis “necesidades
musicales”. No siento que me falte nada sino saldría a buscarlo en otro
proyecto. Con Eruca soy todo lo que me gusta ser o todo lo que siento que soy.
¿Cómo se preparan para el show junto a Blondie?
¿Sos su fan o te gusta su música?
No soy fan pero la admiro muchísimo como mujer de
la escena. Es una pionera, una motivadora, una generadora. Para el show nos
preparamos con mucho entusiasmo ya que siempre estos festivales nos permiten
llegar a otros tipos de públicos muy diferentes al nuestro.
The ‘Chirping’ Crickets
fue el disco debút del trascendental Buddy
Holly y el único de sus LP en el que será acompañado por los Crickets. Fue editado en 1957, grabado
en el estado sureño de Nuevo México en Estados Unidos, y producido por Norman Petty, quien no solo representaba
artistas sino que también cumplía el rol de ingeniero de sonido.
Hollly,
como gran admirador de Elvis Presley,
usó los patrones estéticos propios del rockabilly
(un cantante y guitarrista acompañado de una base de guitarra, contrabajo y
batería, adornados con voces de fondo), pero gracias a su dulce timbre de voz y
a la inusual claridad final alcanzada en los instrumentos y arreglos corales,
despojó a este estilo de su característica rudeza y lo trasladó al terreno del
pop, logrando un sonido novedoso y abriendo las puertas a distintos públicos,
incluyendo aquellos que se encontraban del otro lado del océano (no debe
olvidarse que los Beatles se
llamaron “escarabajos” inspirados en los “grillos” de Buddy) El líder de los
Crickets, que se destacaba como un singular guitarrista, contaba además con el
baterista Jerry Allison, quien
proponía frecuentemente nuevas formas de tocar y se adaptaba a los ritmos
propuestos por aquél con gran versatilidad.
Además
de la calidad sonora lograda en el estudio, otra razón del éxito de este disco
radica en su contenido lírico. El furor que el rock & roll había generado
en 1956 por su carácter controversial e innovador, a lo largo y a lo ancho de
Estados Unidos, estaba empezando apagarse a principios del año siguiente. Esto
se debió principalmente a que había dejado de ser una novedad, por lo tanto se
necesitaban nuevos esquemas y fórmulas de composición y grabación, combinados
con temáticas que siguieran respondiendo a las necesidades de un mercado
conformado mayoritariamente por el público adolescente.
Así,
empezó a crecer el volumen de canciones referidas a las problemáticas de los
más juveniles, contexto en el que Holly supo desempeñarse notablemente, siendo
el autor de algunos de los mayores éxitos de la época que trataban de las
relaciones amorosas. En este álbum se destacan“That’ll Be The Day”, tema en el que Buddy, con tono provocador pero a
la vez alegre y armonioso, le advertía a su amada: “dices que vas a dejarme / sabes que eso es mentira / porque ese será
el día / en que moriré”. En “Not Fade Away” se mostraba firme y autoritario:
“voy a decirte cómo va a ser / me darás
todo tu amor a mí”. Mientras, “Oh Boy” refleja la excitación propia de un
muchacho antes de concurrir a su cita: “toda
mi vida estuve esperando / esta noche no habrá titubeos”.
En
sólo dos años, Buddy Holly generó una influencia considerable en la generación
de artistas que gozarían del éxito en los 60. Le dió forma al prototipo de
banda pop que sería repetido infinitas veces y derribó el estereotipo de
frontman seductor y galán, luciendo orgullosamente sus inmensos lentes. Sin
embargo, su carrera musical finalizó abruptamente el 3 de febrero de 1959,
cuando perdió la vida en un accidente aéreo junto con los músicos Ritchie Valens y J.P. “Big Bopper” Richardson. Años después, el cantante folk Don McLean –en su canción “American Pie”-nombraría esta fecha como “el día en
que la música murió”.
El
pasado 10 de septiembre el mayor violinista del rock argentino, Jorge
Pinchevsky, hubiera cumplido 75 años. Para mantener más que viva su memoria y
por ser uno de los artistas más sencillos, mágicos y bohemios de este suelo; recurrimos
a varios músicos que lo conocieron para que nos cuenten en primera persona cómo
los atravesó en su historia, su música y su actitud.
Por Javier Tucci
Hacía
poco tiempo que me había mudado a la ciudad de La Plata para comenzar a
estudiar periodismo y me alojaba en un monoambiente re oscuro, justo enfrente a
Plaza Italia. Un par de días antes del show que dieron los Redondos en el
estadio Monumental, el 15 de abril de 2000, los pibes del pueblo habían caído a
las diagonales para vibrar la previa. Y fue ahí, entre mate, viola criolla y
bongó, que de repente un chabón se nos vino encima y sacó de una mochila un
violín y se puso a improvisar sobre la base hippie que estábamos tocando. No
cruzamos más que un “¡Hola, cómo va, qué copado lo que salió!” Y se fue. Uno de
los pibes que estaba aquella tarde alrededor de la zapada era un compañero de
la facultad que jugaba de local, quien nos preguntó “¿Saben quién era ese
loco?” “Ni puta idea”, respondimos. Se trataba de Jorge Pinchevsky, rosarino de
nacimiento y platense por adopción. El mismo que un día, en la morada donde se
alojaban los cófrades de La Flor Solar conoció al negro Alejandro Medina y a
Billy Bond, para dejar de lado el sonido clásico de orquesta y conservatorio y
cambiarlo por el electrificado del rock (ver anécdota de Billy Bond (https://bit.ly/2Mv2LG1), aunque nunca se
apartaría de las raíces clásicas, folklóricas y tangueras.
De
ahí en más no paró de rockearla y formó parte de La Pesada del Rock and Roll,
grabó un disco solista bajo el título de Pinchevsky, Su Violín Mágico y La Pesada con
la participación de sus compañeros de La Pesada; con Sui Generis participó
del “Tema de Natalio”(https://bit.ly/2xKmtZw) del disco Pequeñas Anécdotas sobre las Instituciones;
y también estuvo en el álbum Cristo Rock
(https://bit.ly/2zArlBM) de
Raúl Porchetto y en la versión de La
Biblia por El Ensamble Musical Buenos Aires (https://bit.ly/2NO3Xtx).
Luego
emigró una temporada a Buzios y después a Europa, donde tocó a la gorra en el
Barrio Latino de Paris. Más tarde, tocó con la banda francesa Clearlight para
terminar formando parte de la banda anglo-francesa de rock progresivo Gong, que
por aquel entonces estaba producida por el batero de Pink Floyd, Nick Mason.
Con Gong grabó el discazo Shamal (https://bit.ly/2xx15Gc), donde metió destellos
de carnavalito, zamba y tango aplicados al sonido progresivo y psicodélico.
Y
si bien esta nota intenta ir por otro lado -adonde llegaremos en unas líneas
más- no está demás decir que Pin se
piró para Europa huyendo del clima de violencia que empezaba a despertarse en
1974, en la Argentina de la Triple A. Luego, en 1981, la revista Expreso
Imaginario publicó la noticia de su fallecimiento a partir de un rumor difundido
por Miguel Abuelo, quien también estuvo en Europa durante aquellos años. De
hecho, la madre de Pin murió creyendo
que su hijo había muerto.
En
1985, con la democracia recién inaugurada y en medio de los juicios a la junta
militar, Pinchevsky regresó al país y se instaló en Mendoza, donde tocó con la
banda de blues Alcohol Etílico. Para 1994 Charly García lo convocó para grabar
en el disco La hija
de la lágrima, hecho que revitalizó su carrera nuevamente y lo
llevó a grabar un año después su segundo disco solista junto a la Samovar
Blues Band.
Pero
adentrémonos a lo que fuimos a buscar, que no es otra cosa que los testimonios
de una generación de jóvenes -y no tanto- que compartieron momentos con el
viejo, ya sea en los años 80, finales de los 90 y principios del nuevo milenio.
Entre ellos, Nachito Bruno (ex cantante y armoniquista de La Jaula del Rey
Elvira y Narvales); Yamil Salvador (guitarrista actual en los Gardelitos;
tecladista y saxo en Negusa Negast; saxo en Guapo y tecladista en los
Guasones); Juampi Medrano (guitarrista y cantante en Botellas Vacías y Los
Corazones Destruidos); Toby Villa (bandoneonista y ex cantante y guitarrista de
la Flower Power) y el compositor y violinista platense, Sergio
Poli. Además, encontrarán
algunas de las voces de violinistas rockeros, entre ellos las de Edu Schmidt
(ex Árbol) y Fede Terranova (Fútbol), quienes se coparon en contar en primera
persona cómo era y cómo los atravesó el viejo Pin.
Nacho Bruno, quien además de
músico es el secretario general de la Juventud Sindical de La Plata, Berisso y
Ensenada, contó cómo fue conocer, tocar y hasta compartir pieza con Pinchevsky,
en su regreso a La Plata en los años 1999 y 2000: “Con la Jaula éramos muy
amigos de Diego Pinchevsky, el hijo del comandante intergaláctico, quien tenía
un kiosco frente a donde ensayábamos. Un día nos cruzamos y nos dice ‘vuelve mi
viejo’… imagínate nosotros, nos pusimos re eufóricos y, además, le había dicho
a Diego que nos quería conocer. De hecho el primer contacto que Pin tiene con
músicos al regresar a las diagonales es con La Jaula y así empezamos a ensayar.
El loco estaba sin casa donde parar y fue ahí que lo invité a quedarse un par
de días a mi casa, justo cuando mi viejo había salido de viaje a visitar a unos
familiares. Cuando regresó le digo: ‘Che papá tengo un amigo que se está
quedando unos días en casa’. Y el viejo me preguntó: ‘¿Quién es?’. ‘Se llama
Pinchevsky, capaz que lo conocés’. Al instante, mi viejo abrió los ojos como
dos huevos fritos y dijo: ‘¿Pinchevsky, el violinista? ‘Sí, le contesté’… a lo
que retrucó medio en chiste, medio en serio: ‘Estás re loco, sácalo ya de acá’. Y
claro, mi viejo lo conocía, era un músico de su época.
Fue
así que comenzamos a hacer un show en Gitana como Jorge
Pinchevsky y La Jaula, y tocó nuestros temas. Nosotros ya
veníamos tocando “Luciana”, un tema suyo, y flasheó cuando se enteró que lo
hacíamos, imagínate lo que fue interpretarlo con él en el violín. Recuerdo que
ese día tuvimos un encontronazo con Pin, porque terminamos de tocar y muy
amablemente cargué algunos instrumentos, entre ellos su violín, bagayo que fue
cargado en un taxi para que fuera directo a la sala. Y en un momento sale Pin
diciendo: ´me robaron el violín, dónde está mi violín’, hasta que le digo:
‘tranquilo, que lo cargamos con todos los instrumentos y está al resguardo en
la sala de ensayo’. Se agarró tal bronca que me salió a correr, pero a los
metros terminamos juntos yendo a buscar su instrumento a la sala, algo que nos
depositó en una zapada que se extendió hasta la mañana siguiente, en un estado
etílico considerable.
Luego
de esa travesía con La Jaula, el viejo empezó a formar Jorge
Pinchevsky y Los Hongos Mutantes (formación
que tuvo con Tobi Villa, Yamil Salvador, etcétera), un proyecto que luego terminaría
siendo la Flower Power, y me invitó a tocar la armónica en las primeras fechas
que se realizaron en el café de los poetas. Fue muy emocionante transitar esos
dos años de la vida con él. Además, mi paso por la música no habría sido el
mismo si no lo hubiera conocido. Indudablemente el violín del rock es y será el
del viejo Pin”.
Por
su parte, Juampi
Medrano cuenta cómo fue compartir una fecha con el viejo y la
camaradería de una jornada álgida en el almanaque de la historia reciente (20
de diciembre de 2001), en la localidad bonaerense de Las Flores, cuando tocaba
en Botellas Vacías: “Llegó como un duende con su pelo blanco empapado, en una
tardecita de pueblo algo alborotado por el diluvio. Nosotros estábamos en unas
incansables jornadas de ensayo cuando de repente desde un violín algo fatigado
salió una melodía que hasta entonces desconocíamos: “Un ángel”. Así cayó nomás,
como un espíritu sin tiempo y así nomás comenzó a compartir su música con
nosotros, unos chicos de un arrabal lejano sin mucho conocimiento de su obra y,
para colmo de males, algo desafinados. Estuvo tres días en la ciudad de Las
Flores, días que parecieron eternos, un poco por lo nada que pasaba en esa
época y otro poco por su incansable andar que nos sacaba de la rutina
pueblerina.
Una
noche tocó sólo, en otra fuimos su banda estable y en la última lo hizo en
solitario con Botellas Vacías, con la luna y con las estrellas. En su
despedida, unos amigos lo dejaron en la desolada terminal de ómnibus con los
pasajes en mano, pero su sueño pudo más, aunque siempre sospechamos que en
silencio decidió no irse nunca más.
Como
todo en esta vida y sobre todo a esa temprana edad por la que transcurríamos,
no supimos dimensionar su paso, solo el tiempo, las historias y su magia nos
dibuja una sonrisa cada vez que lo nombran o vibran en el aire sus cuerdas”.
En
tanto, Edu Schmidt, uno
de los multinstrumentistas más completos de la escena rock local -pero sobre
todo violinista desde pibe-, se animó a narrar una anécdota de cuándo tenía
doce años y se escapó de su casa en Ramos Mejía para llegar al Samovar de Rasputín
en el barrio de la Boca, donde tocaba Pinchevsky: “Recuerdo que hace treinta
años su personaje me resultaba algo misterioso, porque si bien había grabado
algunos discos, no se sabía mucho y era difícil seguirle el rastro. Un día me
entero que tocaba en el Samovar, un lugar de zapadas, donde iban todos los
bluseros y donde caía gente del rock todos los jueves. Con doce años me tomé
varios colectivos para llegar desde Ramos Mejía a la Boca. Llegué temprano, me
daba un poco de miedo todo porque estaba solo y había gente muy grande tomando
vino y comiendo fideos. En alguna mesa por ahí estaban Alejandro Medina y Willy
Crook y de un momento a otro comienza a tocar Pinchevsky… para mí fue una
emoción muy fuerte porque desde los nueve años venía tocando música clásica con
el violín, pero de a poquito me estaba metiendo en el rock.
Lo
que más me acuerdo de aquella noche es que se trataba de un personaje muy
bohemio, que tenía un violín acústico, o sea de caja -no me acuerdo si tenía un
micrófono incorporado o incluso lo microfoneaban con uno de aire- pero tenía
rota la tapa de arriba y él, mientras improvisaba y fumaba, tiraba las cenizas
del pucho en la caja del violín. Más allá de la escala en la que toque el
músico o el virtuosismo, saber que un tipo que estuvo en las mejores orquestas
del país o en formaciones grosísimas como Gong, agarre el violín y se ponga a
improvisar un blues y lo use de cenicero, eso fue una señal de lo que significa
descontracturar todo y dar vuelta la historia de la música, una actitud ante la
vida”.
Asimismo,
el compositor y violinista platense, Sergio Poli, rememora cuando Pin todavía no era
Pin, cuando todavía no se había topado con el rock y sobre un encuentro en los 80:
“El señor que solía ver cuando mi viejo (Roberto Poli, contrabajista) me
llevaba a algún ensayo de la Orquesta del Teatro Argentino o de la Orquesta de
Cámara de la Municipalidad de La Plata, de pelo corto y corbatita, poco y nada
tenía que ver con aquel personaje que vi fascinado años después con una gorra
amarilla al lado de Billy Bond y La Pesada, poniendo su violín eléctrico en “Tontos”,
en esa inolvidable película llamada Rock
hasta que se ponga el sol.
Recuerdo
haber visto su firma en algún documento que firmaba toda la Orquesta de Cámara
en pie de guerra, cuando el intendente del onganiato, Franco Icazatti, intentó
borrar del mapa a la Orquesta (casi cincuenta años después la tarea sería
completada por el Intendente de la Alianza Cambiemos, Julio Garro).
La
única vez que lo vi, a su regreso, fue en un boliche de 5 y 46. Cambiamos muy
pocas palabras, se emocionó cuando le dije que era el hijo de Roberto y
quedamos en algún día hacer algo juntos, pero no pudo ser. Jorge nos dejó la
impronta del violín rocker en nuestro país, fue el primero y ese rótulo no se
lo puede quitar nadie”.
Por
su parte, el talentosísimo violinista de la banda Fútbol, Federico
Terranova, quien reconfigura lo mejor del violín de Pin, se adentra
como fan de esas vibraciones que todavía sobrevuelan en el rock de acá: “Antes
que nada soy muy fan de Pin, no sólo por el instrumento sino por todo lo
musical que se ve reflejado en todo lo que hizo. Es más, me compré el
disco La Hija de la lágrima, de
Charly, sólo porque toca él (https://bit.ly/2N396bH),
y así como ese hay varios que fui persiguiendo como En el 2000 también,
de Pajarito Zaguri,
donde hace un solo increíble. Por otro lado, la vida que tuvo es una gran
novela, el tipo es todo una obra, no sólo por lo que tocó o con quiénes tocó,
sino cómo vivió y cómo terminó sus días también.
Además
me pega por otro lado más cercano a él, porque durante seis años toqué con
Alejandro Medina en la Medinight y Ale siempre me tiró la onda de un montón de
yeites. Aprendí muchísimo en esa época, sobre todo cuando nos poníamos a hacer
dúo de guitarra y violín (ver a partir del minuto 3:33 https://youtu.be/31iiuj7eowM?t=213), algo que
Alejandro había hecho con Pinchevsky en los 90, imagínate. Le pregunté mucho
por el viejo y Ale siempre accedió a contarme cosas que nunca salieron a la luz
en ninguna entrevista. Si Pappo es la guitarra del rock de acá, si Ale es el
bajo, Pinchevsky es el violinista del rock”.
En
medio de una gira patagónica, Tobi Villa, ex
cantante de la Flower Power, proyecto que nació en el 2003 como legado de
Pinchevsky, relató cómo fue conocer al viejo en una noche de bar platense que
casi termina todo mal, cómo fue grabar con él y sobre su despedida en el
cementerio de Berisso, donde decenas de músicos tocaron hasta altas horas de la
madrugada: “Luego de enterarnos por el diario que el Pin tenía un ciclo los
jueves en el Café de los Poetas (en la calle 7 entre 39 y 40), y teniendo en
cuenta que a muchos de nosotros -éramos como diez del barrio, todos
musiqueros- nos re cabía La Pesada del Rock & Roll, la Samovar y todo lo
que hizo, le caímos. Así llegamos al bar, un lugar donde no se cobraba entrada,
pero tenías que consumir algo. Nos paramos atrás y entramos a sacar un par de
vinos y cuando el loco del lugar nos quiere cobrar le dijimos que no teníamos
guita, medio que lo sacamos cagando. Al terminar la primera mitad del show, el
tipo del bar le cuenta la secuencia a Pin quien se nos acerca re caliente y nos
dice: ´¿Quiénes se piensan que son ustedes, que se van a venir a colar?…’. Y
todos nos quedamos mirándolo y nadie decía nada, hasta que yo le dije: ´Mire,
maestro, disculpe, nosotros no tenemos ni un centavo pero venga…´ y saco una
piedra de faso que tenía y la parto a la mitad y le digo: ´Le pagamos con esto’.
Al segundo, el viejo la agarra y nos dice: ‘A partir de ahora ustedes son mis
nuevos amigos’(risas) A partir de ahí fuimos todos los jueves hasta que
terminamos tocando con él. Siendo sus nuevos amigos lo invitamos a grabar a mi
casa y salió este disco al que llamamos Pinchevsky
en La Cumbre, que
data de los años 2002 y 2003 (https://bit.ly/2Nid2dE).
Ese laburo lo presentamos en el bar Caetano (47 E/ 10 y 11), que si quieren ver
y escuchar lo pueden encontrar en YouTube, así como Pinchevsky en La Cumbre. A
los quince días de esas presentaciones el viejo fallece. Recuerdo que su
velorio fue súper alegre, como él lo había pedido, tocando la viola, cantando,
chupando y fumando hasta que lo enterramos en el cementerio de Berisso, en
donde nos quedamos guitarreando hasta el otro día”.
En
tanto, el músico y productor Yamil Salvador contó
una anécdota con Pin que lo marcará por el resto de sus días: “A Pinchevsky lo
conocí en el 2001. Yo tenía un amigo en la facultad -Tobi Villa- que tocaba con
él y a los dos minutos de conocerlo me invitó a tocar. Tuve la suerte de patear
con él durante sus últimos dos años de vida, de hecho le produjimos el último
disco con Tobi, en su estudio ubicado en La Cumbre (La Plata).
Teníamos
un ciclo en un lugar que se llamaba La Oveja Negra, que estaba en 122 y 56, un
lugar bastante tenebroso. Ya en los camarines el viejo hace la lista de temas
con veinte canciones y al salir al lugar nos encontramos con dos personas, un
matrimonio que estaba sentado en un rinconcito. Entonces lo miro al viejo como
diciéndole ¿Vamos a tocar? Y me dice ‘por supuesto que vamos a tocar, así haya
diez mil personas o una, es lo mismo. Porque tiene el mismo derecho esa pareja
que está ahí, como si el boliche estuviera lleno’. Así que salimos e hicimos el
show completo con los veinte temas. Tenía esas cosas el viejo. De paso me
enseñó la lección de que todo el mundo por igual tiene el mismo derecho a
disfrutar de un show, por más que sea uno solo. A partir de ahí nunca más me
asusté cuando tuve que tocar y había poca gente en el salón”.
Pin:“El rock debe ser siempre un reflejo de la sociedad”
Durante
el tiempo que duró la construcción de este delirio testimonial para seguir
recordando a Jorge Pinchevsky me topé con un montón de violinistas tocando en
las calles y en los subtes, como si algo de él estuviera sobrevolando en el
ambiente diciendo: “Hay violines por todos lados y son rockeros, loco”. Es más,
a horas de entregar esta nota al editor, en el subte línea H me crucé con
Agustina, una violinista que estaba tocando para juntar la guita necesaria para
mandarse a mudar de la ciudad, porque días atrás la habían echado del
departamento donde vivía por no poder pagar el mes en tiempo y forma. Pero ahí
estaba, firme, poniéndole la mejor jeta para yugarla en medio de toda la mierda
que generaron estos chetos que gobiernan. Me estaba yendo y le conté el
trasfondo de lo que ustedes ahora leen, y me contestó: “Qué grande Pinchevsky,
un ser libre. Me parece que levanto un poco de guita, me dejo atravesar por su
espíritu y me compro un pasaje a donde sea, como hizo él… y después vuelvo,
obvio”.
Quizá
estas voces, las más anónimas, estaban ahí para contar esos momentos donde él
siempre estuvo para crear magia.
Superchango
fue uno de los mejores grupos de culto del rock argentino de los 90. Efímeros,
se prendieron fuego mientras muchos los aplaudían. Otros tantos ni alcanzaron a
conocerlos. Duraron muy poco, apenas un par de años a mediados de los noventa, pero
dejaron un discazo homónimo, editado en 1996, que pide a gritos ser reeditado,
y grandes conciertos que sobreviven en el recuerdo de su público. Eran Andy Chango (voz,
teclados y guitarra), Juan Pablo Absatz (guitarra y
voz), Pol Medina (voz, guitarra,
piano), Gabriel Boluntieri(bajo) y Adrián
Maisano (batería). Esta es la historia contada por sus protagonistas…
ENTREVISTA>¿Cómo
resumirías la historia de Superchango?
Pol Medina: La
historia de Superchango fue muy rápida. Ni bien nos juntamos, salió todo
rapidísimo. Hicimos un demo con un par de canciones, se las mostré al productor
Fernando Moya, y les gustó. Creo que
él fue el que se las mostró a Fito (Páez), a quien le encantó, y nos invitó
a tocar en un show que hizo al aire libre, cerca de la Facultad de Derecho. Fuimos
banda soporte de Fito ahí, enseguida Charly
(García) se copó también, y nos
empezaron a ayudar mucho. Todos los que recuerdan esa época, recuerdan eso: que
había mucha bola de músicos consagrados ayudándonos. Entonces estábamos tocando
mucho. El disco lo grabamos en Panda, producido por nosotros. La grabación
estuvo buenísima, salió rápida también, con algunos amigos que nos vinieron a
ayudar, como Axel Krygier, Alejandro
Terán, Andrea Álvarez…
La
de Superchango es una historia de vorágine, de mucha vivencia de amistad;
tocábamos mucho, salió el disco y a la gente le gustó, éramos muy chicos… Lo
que pasó es que la cosa terminó medio abruptamente, porque me fui de viaje con Andy a España, parando en lo de Andrés (Calamaro). Intentamos tocar un poco allá, pero ahí se empieza a
desarmar la banda, porque justo en el momento en que nos tendríamos que haber
quedado en el país, y armar el segundo disco del grupo, nos fuimos. Como
siempre, el “desvarío”, el disfrute de la música y sus historias sin pensar en
“lo que hay que hacer”. Claro, eso tiene sus pros y sus contras: tiene el
beneficio de vivir nuevas experiencias y, por otro lado, el boicot a algo
propio que está funcionando… Pero estuvo muy buena la experiencia de
Superchango. Duró poco todo, ni sé si llegamos a durar tres años, pero hicimos
muchos shows, y construimos con Andy una dupla para escribir canciones, que
estaba buenísima. Una dupla que luego se prolongó y siguió en varios proyectos
que fuimos teniendo. Con Juan Pablo
Absatz también; con él trabajé un montón, aún hoy; hicimos comedia musical
juntos y miles de situaciones más, en donde colaboramos ambos.
En
sí, la de Superchango fue una historia que estuvo muy buena, y que mucha gente aún
recuerda y añora esos momentos. Por eso, a veces con Andy hablamos acerca de
que tendríamos que haber continuado la banda un poco más.
Vos
y Andy se conocen desde chicos, ¿no?
Pol: Sí. Incluso hay
una foto de Andy a los 4 años, señalando la panza de mi mamá, que estaba
embarazada, conmigo adentro. Nuestros padres eran neurólogos, y también
conformaron una dupla, escribieron cuatro libros juntos: la serie Convulsiones en la Infancia (I, II, III
y IV). De dos neurólogos, y dos madres psicólogas, salimos estos dos
enfermitos, que somos Andy y yo… (risas)
¿Desde
chicos jugaban a hacer canciones?
Pol: Sí, desde muy chiquitos.
Y a los catorce años hicimos unas tarjetitas que decían “Canciones de Amor por
Encargo”, que las repartíamos; promocionando un emprendimiento en donde
componíamos canciones románticas a pedido. Obviamente, los únicos que las
compraron fueron amigos de nuestros padres. Pero, sí, enseguida tuvimos mucha conexión,
y tenemos veinte mil canciones que hicimos juntos, que deben estar por ahí,
guardadas en casetes. Y con Juan Pablo
también hicimos un montón de cosas juntos.
Vos,
¿cómo los conociste, Juan?
Juan Absatz: A Andy lo conocí
cuando teníamos 13 años. Mi amigo –y gran guitarrista- Gonzalo Córdoba, lo introdujo en el que fue nuestro primer grupo
adolescente llamado Súper Hijitus.
Pol tocaba en el grupo La Madre con Ruy Krygier, otro gran compinche. Gaby Boluntieri era muy amigo de Pol,
con quien también tocaba. Y Recuerdo que Pol, el Negro Gabriel Boluntieri y yo
nos estábamos juntando en casa a tocar, y empezaban a pasar cosas buenas. Un
día vino Andy a visitarnos y enseguida quiso unírsenos. Además, como era mucho
más ejecutivo que el resto, enseguida consiguió una fecha, que nos metió la
presión necesaria para cerrar algunos temas y conseguir baterista (Adrián Maisano). Adrián vino por el lado de Andy. Y así fue.
¿Y
vos, Gabriel?
Gabriel Boluntieri: Como
dijo Juan, conocí a Pol a los 14, 15 años por amigos en común y empezamos a
tocar juntos en un grupo junto a nuestro amigo Ruy Krygier. Creo que fue algo
natural que nos juntáramos con Andy y Juan Pablo y formáramos Superchango. De
alguna manera todos ya nos conocíamos. Andábamospor las mismas calles y los mismos bares.
Entonces,
al toque que se juntaron como Superchango grabaron…
Pol: Sí, porque el demo
estaba muy bien grabado. Lo había hecho Juan Pablo, quien ya sabía grabar
perfecto. Estábamos con muchas pilas y ya sabíamos que las canciones iban a
funcionar.
Juan Pablo:
En realidad, al demo lo planificamos entre todos. Teníamos mucha entrega para
que todo saliera de la mejor manera posible. Nadie se guardaba nada, así que
reservamos un par de días en el estudio Panda, con el técnico Christian Algarañaz y grabamos tres
temas que, por más que fueran un demo, perfectamente podían ir a parar a un
disco.
¿De
dónde salió el nombre del grupo?
Pol: No teníamos
nombre, entonces se nos ocurrió ponerle Superchango, de una. Después nos
enteramos que había un tema de Mano
Negra que se llamaba igual, pero ya no lo íbamos a cambiar. Entonces nos
fijamos si estaba registrado, y como no estaba, lo registramos nosotros.
Juan,
¿cómo fue para vos grabar el disco, la composición, los arreglos?
Juan Pablo: Fue
muy emocionante. Era nuestro primer disco, y para nosotros, entrar al estudio
era como para un pibe de 17 años debutar en la primera de un club.
Más
allá de algún tema mío, las canciones eran casi todas de Pol y Andy. Todos
éramos muy musicales, y cada uno aportaba sus ideas para los temas de los
demás. Los arreglábamos mayormente en la sala, aunque también se nos ocurrían
muchas cosas en el estudio, que reemplazaban o se sumaban al planteo original.
El Negro Gaby siempre buscaba tocar lo que mejor le viniera a cada canción,
dejando de lado cualquier ego infantil de instrumentista. Y Adrián era nuestro
hombre más terrenal, que aportaba el peso y la calle, que el resto de nosotros
cuatro no tenía.
¿Cómo
fue trabajar sobre los temas que traían al estudio Andy o Pol?
Juan Pablo: Era
un placer, porque desde chicos, son dos talentos con mucho vuelo y canciones
buenísimas. Yo quizá tenía un poco más claro cómo hacer que la banda sonara
bien, y que una grabación quedara buena.
LAS CANCIONES
. TENOCHITLAN (Andy Chango – Medina):¿Sale
de los libros de Don Juan, de Castaneda; de la experiencia de tomar ayahuasca?
Pol: Había algo ahí al
respecto, porque estábamos un poco en esa sintonía, de una manera muy infantil
también, no es que nos tomábamos el tema muy enserio, ni mucho menos…Por eso las letras tienen humor también.
Pero, sí, está bastante inspirado en un viaje que habíamos hecho con Andy a Tánger,
en África; y también habíamos estado en México, y habíamos probado esa
experiencia, con el librito de Castaneda
abajo del brazo…entonces, más que
tomarnos esa experiencia tan seriamente, empezamos a juguetear con eso y con
los sueños, con la psicodelia; más que con las frases y el mensaje de
autoayuda, que algunos buscan en esa experiencia. Eso es, en resumen, la letra
de esta canción: un delirio de imágenes que nos vinieron en sueños. Y creo que
el disco de Superchango tiene mucho de eso, de imágenes y cosas, pero con
letras entendibles.
. TIEMPO DE SUBSTANCIAS (Andy Chango):
¿Este es el tema Stone del grupo? ¿En una
onda Beggar´s Banquet?
Pol: Sí. A mí me
encanta el rock and roll, y teníamos muchas canciones en esa onda. Sobre todo,
este era un tema que era muy lindo para tocar en vivo. Tanto en este tema como
en “Paraguay” es como que se loopea la melodía, de alguna manera, y esto genera
algún tipo de groove. Por más que no
sea el típico groove musical, hay
algo en la manera de la estructura de esas melodías que groovean.
¿El
título del tema es un alegato lisérgico acerca de la experimentación con
substancias?
Pol: Y… Ya estaba Andy
queriendo impregnar su mensaje… (risas)
Todo eso es culpa de él… (más risas) Pero
sí, hay todo un mensaje acerca de la experimentación con substancias. También
era otra época en que las substancias no eran lo que son ahora, en donde
abundan los productos sintéticos de laboratorio, y termina siendo un gran
peligro la experimentación, porque no sabés que es lo que estás tomando… Ahora
abunda el veneno a gran escala, por eso pasa lo que pasa, y se terminan
muriendo tantos pibes en fiestas y demás. En esa época estaba todo más cuidado,
eran substancias puras, nada que ver… entonces, uno se permitía jugar más con
esas letras, no sentíamos que nos estaban haciendo mal, porque se trataba de
experimentar. No eran metanfetaminas de laboratorio, o pseudoefedrinas, como
abundan hoy; estábamos hablando de experimentar con el Ácido Lisérgico, la Ayahuasca,
el Peyote y demás… Substancias que son más curativas o que, a lo sumo, te abren
más la cabeza. No tenía que ver con el problema de la drogadicción.
. NO TENGO FIEBRE (Andy Chango –
Medina):¿De dónde sale la música de rítmica tan
extraña de esta canción?
Juan Pablo:
Con respecto a la composición, habría que preguntarle a Pol, que es quien la
hizo. La banda la grabamos tocando todos juntos en la sala grande de arriba. El
bajo del Negro, la bata de Adrián y la guitarra principal de Pol quedaron de
esas tomas. Después reemplazamos el teclado que yo había grabado por el piano
de verdad, Andy grabó una guitarra acústica que tocaba en ese tema y, al final,
agregamos un par de eléctricas de Pol y un loop que le daba un buen empujón a
la coda. También, a partir del último estribillo agregamos los trombones y la
flauta de Axel Krygier.
Pol: Sí, este es un
tema mío, que ya traje muy armado al estudio de grabación. Juan Pablo me dio
una gran mano en la grabación del tema, Andy también colaboró. Siempre
funcionábamos así. Uno llevaba un tema, más o menos armado, y los otros
integrantes del grupo lo ayudaban o sugerían cambios. Los arreglos también los
hicimos nosotros.
. AJUAR (Absatz): ¿De dónde salen los arreglos de esta canción, toda esas melodías de
escalas ascendentes y descendentes, que están presentes durante toda la
canción?
Pol: Bueno, este tema
lo trajo Juan Pablo; lo que pasó es que todos veníamos de estudiar piano, que
es muy diferente a componer con una guitarra, ¿no? Habíamos estudiado mucho
piano, desde chicos, muchos estudios de música clásica barroca. Pasábamos mucho
del clásico al barroco, porque aún no habíamos incursionado en el jazz y otros
géneros. Y había mucha verborragia del piano en lo que hacíamos. Existía esa
necesidad intrínseca en lo que componíamos, de ir cambiando melodías, rítmicas,
etcétera. Eso también es el aspecto genuino que tiene la música de Superchango,
más allá de ser una banda rock, hay muchas estructuras musicales que tienen que
ver con la música clásica, y también, por qué no, con una parte medio “cabaretera”
del piano. Eso también pasa en otros temas, como “Octambul”. Es esa mezcla que
también mamamos de discos como Sgt.
Pepper´s, con los arreglos clásicos de piano que hizo siempre George Martin para los Beatles, esa cosa barroca y clásica.
Además, este era nuestro primer disco, y nos daba mucha ilusión escuchar esa
música que hacíamos a lo grande, arreglada con violines y demás. Estábamos
viviendo el sueño de plasmar nuestra música, y nos dábamos manija para hacerlo
a todo trapo.
Juan Pablo:
La canción tiene mucho de inseguridad adolescente, emoción y nervio. La música
es bastante lúdica. Los aportes juguetones del piano de Andy, la guitarra
sugerente de Pol y la base contundente de Gaby y Adrián fueron imprescindibles
para el resultado final.
¿Hay
un poco de música clásica contemporánea ahí?
Juan Pablo:
Puede ser. Escuchábamos mucha música, y todo de algún modo se cuela. También,
con todo lo que fueran instrumentos sinfónicos, nos ayudaron Alejandro Terán y
Axel Krygier, dos titanes de la música, que también eran amigos nuestros.
Pol: Por supuesto, hay
música clásica. Totalmente. Muy influenciados por Igor Stravinski, Bela Bartok… Todo mezclado con liricas que
hablaban de desestructurar ciertas cosas de la realidad, Porque aunque éramos
muy chicos, también veníamos leyendo mucho acerca de la época beat, William Burroughs, Kerouac y demás… por
eso son canciones que aunque se pueden cantar tranquilamente en un fogón,
también tienen momentos de rítmicas inesperadas, que pueden molestar a un
oyente distraído, porque te llevan a otro lado, bastante distinto al que venias
transitando…
Cómo
poner un efecto de bocinas pasando en el medio de un tema…
Pol: Claro, pegar
volantazos en el medio de la canción…
. DADA VUELTA (Andy Chango – Medina): La letra de esta canción me hace acordar a
una Road Movie demente, ¿tiene que
ver algo con eso?
Pol: Sí, sí. Viene de
una experiencia que le pasó a Andy en un auto, con una chica, donde luego me
fue a buscar a mí. Una situación bastante loca… Y ahí también tenés ese loop de
melodía del que te hablaba antes. Una melodía repetitiva, que nos imaginamos
como propia del auto que maneja el personaje de la canción, ese sonido propio
de los autos en las maquinitas de juegos electrónicos que jugábamos en los
flippers cuando éramos chicos. Y también tenía que ver con esas películas
antiguas en donde no se filmaba los viajes en auto de verdad, sino que ponían
una película de fondo, simulando que los protagonistas iban moviéndose por
diferentes paisajes, viajando en autos que, en realidad, estaban fijos en un
estudio. Como esos juegos del Italpark, en donde había juegos con movimiento,
que acompañaban las imágenes que veías. Hay mucho de eso en esta canción, y en
varias de las letras del disco. Muchas referencias a lo visual.
. CHAMAMÉ GIOL (Andy Chango – Medina):
¿Este tema anticipa la melodía de “Paraguay”,
cómo se les ocurrió?
Pol: Estaban Terán y
Axel probando los arreglos que hicieron para “Bodega Giol”, y en un momento que
estábamos esperando que pongan los micrófonos para empezar a grabar, Axel y
Alejandro empezaron a jugar con el saxo tenor y otro instrumento de viento, a
tocar casi sin soplar, no sé bien que hacían… Algo bien loco, pero propio de
tipos talentosísimos como son ellos dos. Lo inventaron ellos, de una. Por eso
se escucha tan raro, se escuchan las teclas del saxo, y desde muy lejos… Nos
encantó eso que hacían. Intentamos grabarlo arriba del tema, como un arreglo;
pero no funcionó. Pero como funcionaba muy bien solo, agarramos ese pedacito de
música, y lo pusimos como una previa a la canción, porque nos parecía hermoso.
. BUDAPEST (Medina): Ese es un tema tuyo, Pol. ¿De dónde salió tu
inspiración?
Pol: La letra habla de
un viaje que hice con amigos a Europa, luego de terminar la secundaria; en
donde estuve en Paris, ahí conocí a una chica húngara. Una chica de la que me
enamoré perdidamente, por la que abandoné el viaje que estaba haciendo con mis
amigos para irme a Hungría con ella. Estuve tres meses en Hungría viviendo con
ella. Hacía apenas dos meses que habían derribado el Muro de Berlín, imagínate.
Había ido a Hungría, una república que había estado en la órbita soviética, en
donde la realidad era “en blanco y negro”, viviendo en la casa de esta chica…
Ahí me enteré que su padre era nazi… Y yo soy judío… En fin, una situación
bastante compleja. Me acuerdo que el padre me mostraba orgulloso fotos en las
que se lo veía con esvásticas y demás… Pero fue una experiencia buenísima,
igual. La melodía se me ocurrió caminando por la calle. Tiene una cosa medio mccartniana, ¿no? (tararea la canción)
En realidad, la letra habla de una historia previa a ir a Budapest. Estaba en
Viena aún, y me había pasado el dato de la casa de una chica, en donde podía
dormir. Eran las tres de la mañana en Viena, fui a la casa de esta chica, me cocinó,
y yo ya pensaba que me iba a quedar a dormir ahí, pero no, me fletó… (risas) Me quedé a gamba, medio
borracho, en Viena, sin saber a dónde ir, y ahí empecé a tararear la letra: “Me
iré a Budapest, ahí seguro seré feliz…”
. PARAGUAY (Andy Chango): ¿Y ésa de dónde salió?
Pol: Era Andy el que vivía
acá, en la calle Paraguay. Era un juego de palabras entre Paraguay, la calle, y
la seccional de policía que quedaba ahí. Algunos nos acusaron de
“prejuiciosos”, por ponerle “Paraguay”… Me acuerdo que una vez fuimos a tocar a
Paraguay y no la tocamos… Pero no era prejuicio para nada, tan solo jugar con
las palabras…
. FANTASMAS (Andy Chango – Medina): Esta parece una música medio de película,
con ese ritmo latino, ¿no?
Pol: Sí. Porque la
grabamos una vez en un bar, tocándolo en piano solo con Andy, los dos a cuatro
manos, y nos gustaba mucho el murmullo, el ruido de la gente alrededor nuestro.
Así que grabamos el murmullo de esa vez –por eso se escuchan copas, mozos y
gente- y lo mezclamos con el resto de los instrumentos grabados en estudio. Es
divino ese tema, me encanta…
. OCTAMBUL (Medina): ¿De dónde salió? Parece una canción de los
Kinks…
Pol: Sí, totalmente, es
muy Kinks. Yo amo a los Kinks. La letra me la inspiró la lectura de los tres
tomos de Las Mil y Una Noches. Estaba
muy metido en ese mundito de los reyes, de las fabulas… Viene por ese lado,
llevado un poco a la actualidad. Tiene varias referencias a Las Mil y Una Noches, los que lo leyeron
se darán cuenta.
. CORTAME (Andy Chango – Medina -
Krygier): ¿Es una onda Primal Scream?
Pol: Sí. Tiene algo de
eso, pero sin haberlos escuchado aún. Tiene ese espíritu. El estribillo viene
de una canción previa de Ruy Krygier, que decía, justamente: “Cortame las
venas, nena… Te necesito, te necesito”. A partir de esa parte hicimos el resto
de la canción.
. ALERGIA (Andy Chango – Medina): ¿Cómo se les ocurrió este tema, con esa
parte en inglés al final?
Pol: Ese era un tema
mío, que yo venía tocando con una bandita que tenía antes. Al principio era más
“The Clash” su estilo. Se unió a esa parte en inglés, de un tema de Lou Reed, que siempre cantábamos con
Andy. Nos encantaba cantarlo y por eso los unimos. Terán puso unos arreglos muy
lindos ahí.
. GANGSTERS (Andy Chango – Medina): Un tema que viene casi desde tu adolescencia
junto a Andy…
Pol: “Gangsters” lo
hicimos a los 16 años. Yo tenía mi profesora de piano, Violeta Gainza, quien hacía conciertos en el Teatro San Martín con
sus alumnos. Un día pasó Andy a buscarme, y le tocamos la canción a Violeta, a
cuatro manos en el piano, y le encantó. Creo que incluso la puso en uno de sus
libros de enseñanza de piano, con pentagrama y todo. Era medio gracioso, porque
con Andy la tocábamos siempre, hasta una vez que conocimos a Charly García. Incluso la tocamos en la
televisión, en un programa de Raúl
Portal.
Es
como un Diabelli demente…
Totalmente,
es eso… La letra la inventamos en el momento, y la canción la grabamos en vivo.
Como
si “Hansel y Gretel” terminaran mal…
Claro,
la parte oscura de Hansel y Gretel… (risas)
Como si en Elige tu propia aventura, Hansel
y Gretel hubiesen ido por el lado oscuro de la vida… (más risas)
. COME TOGETHER (Lennon – McCartney): ¿Cómo se les ocurrió hacer un cover de los
Beatles? ¿Cómo laburaron el tema de los sonidos, los diferentes loops de
sonidos?
Juan Pablo: Cuando
escuché “Give it Away” de los Red Hot
Chili Peppers por primera vez pensé: “¿Qué es esto? ¿Una versión alucinante
de “Come Together”?”. Resultó que era un tema de ellos. Así que decidí samplear
la parte del medio, que no tiene voz cantada, y hacer mi propia versión, toda
con pedazos de distintos temas. Entonces lo consideré un juego, un collage
musical, algo parecido a lo que hoy llamamos “mash up”.
Yo
era bastante nerd de las máquinas. Tenía un sampler básico (AKAI S900), pero al
que le sacaba mucho jugo, y una procesadora Yamaha SPX90. Buscaba en discos los
pedazos de temas que iba a samplear, después con el AKAI los cortaba, loopeaba
y ponía a tempo, y con la SPX le daba el toque final de afinación, ya que
entonces, las computadoras y los samplers de uso casero -al menos el mío- no
podían cambiar la altura de una grabación sin modificar también su velocidad (o
tempo). Cuando cada sample estaba listo, lo tocaba desde un teclado y lo
grababa en una grabadora Fostex de cinta abierta de 8 canales.
Al
resto de la banda le gustaba mucho esta versión, y decidimos que fuera parte
del disco.
COLOFÓN:
¿Por
qué pensás que el grupo no pudo continuar un poco más?
Juan Pablo: Durante
toda la primera etapa nos potenciábamos mucho entre nosotros. Después las cosas
se trabaron un poco y nos resultaba más difícil canalizar lo que cada uno
quería. El funcionamiento de los grupos puede ser complejo, sobre todo cuando
los roles no están claramente definidos. Imaginate un equipo de fútbol en el
que todos quieran ser delanteros. Y... se complica.
Gabriel: La
experiencia Superchango duró poco tiempo pero fue muy intensa. En lo particular
a mí el rock ya no me despertaba muchas emociones.
¿No
hubo posibilidades de volver?
Juan Pablo: Creo
que cada uno está contento con lo que está haciendo, pero igual estamos
hablando de amigos súper talentosos que hacen música y están vivos, así que
nunca digas nunca.
Pol: Hubo un par de
charlas al respecto, pero justo estábamos haciendo otras cosas… Bueno, aún tenemos veinticinco años… (risas) ¿Qué edad tenemos? Aún puede
pasar, ¿por qué no? En esta vida eterna, o que creemos que es eterna…
Gabriel: Somos
todos muy amigos. Estamos en contacto permanente. Hasta hemos tocado un par de
canciones cuando Andy presentó su espectáculo en Argentina.
¿Cómo
piensan que soñaría Superchango si estuviera tocando hoy?
Juan Pablo: Lo
que hacíamos, en ese momento, estaba buenísimo. Y pertenece a ese momento.
Ahora no tengo idea de cómo sonaría.
¿Qué
balance hacés, a la distancia, de toda la experiencia de Superchango?
Juan Pablo: Fue
genial. Un época muy divertida y musical de mi vida. De mucho aprendizaje
también.
¿Y
en qué te nutrió esta experiencia en toda tu carrera posterior hasta hoy?
Juan Pablo: Pude
observar y experimentar los beneficios y dificultades de trabajar en grupo. Haber
tocado con ellos fue decisivo para el modo en que seguí escribiendo canciones. Creo
que la gente que está más cerca, es la que más te puede influenciar. Así que,
tener un grupo con ellos me dio el privilegio de aprender del cancionista y
melodista genial que es Pol, con un vuelo y desenfado únicos y, también, de
absorber algo de la magia y la locura de Andy, que es otro talentazo argentino
y es tan singular al mismo tiempo.