Imagine (publicado en septiembre de 1971) fue el segundo
álbum solista de John Lennon, y a la postre su trabajo más popular. Un disco
repleto de canciones maravillosas, varias de las cuales contenían
espectaculares arreglos de cuerda. Fue un álbum grabado, casi en su totalidad,
en el estudio personal que el ex beatle había construido en su inmensa mansión Tittenhurst Park, en las colinas de Ascot, la misma en donde los Beatles realizaron su última
sesión fotográfica juntos, a fines de agosto de 1969, y que después John le
vendería a Ringo Starr.
Seguramente, gran parte del éxito del álbum se deba
a su canción homónima, “Imagine”, que se convertiría en un himno a nivel mundial,
así como una de las composiciones más reconocibles y paradigmáticas de la carrera
de Lennon. Un tema en el que solo participan Lennon, en el piano y voz; Klaus Voorman, en bajo; y, el futuro Yes, Alan White, en batería; y a la que, luego, el productor Phil Spector le agregó un imponente acompañamiento de cuerdas, grabado en Nueva York. Sin dudas, una canción preciosa e
inolvidable. En fin... ¿Qué otra cosa podríamos agregar de este tema que no se haya dicho
aun? Usted no sabe qué, nosotros tampoco; así que, sigamos…
Alguna vez, como invitado en el programa de televisión Play Time, Gustavo Cerati eligió a “Jealous Guy” entre sus
canciones preferidas, diciendo que era una melodía pop perfecta, casi
imbatible. Y algo de eso hay, ya que esta es una canción hermosa, inigualable.
Una melodía perfecta que envuelve una historia con la que se pueden sentir
identificados millones de muchachos celosos alrededor del mundo… Tantas
inseguridades, tantos temores –muchas veces en vano- descriptos en forma
certera en estas líricas… Y es que John Lennon, a pesar de ser la figura
de la estampita, del póster; era tan dolorosamente humano como usted, yo, y el
de enfrente: un tipo inseguro, neurótico, violento, paranoico, a veces
arrepentido, triste, sensible, celoso... La letra de “Jealous Guy” también estaba
vinculada a un momento particular de Lennon. Hacía apenas un año que se
habían separado los Beatles y todavía se sentían los temblores del
movimiento sísmico a escala mundial, que significó tamaño evento.
Por otra parte, John estaba muy influenciado
por la terapia del Grito Primal del
doctor Arthur Janov, que lo había
llevado a combatir sus demonios, sus inseguridades –esos miedos, ahogados, pero
que nos siguen acompañando desde la más tierna infancia- dejándolos al
descubierto, en un grito desgarrador literal. Bastante de eso hubo en su primer
opus solista e intimista (Plastic Ono
Band, 1970), un disco que reflejaba los sentimientos más profundos de un
ser angustiado. Esa obra, a pesar de no ser un éxito masivo de ventas, a la
larga se transformaría en una de las producciones más inspiradoras, e imitadas,
de la historia del rock. Sino
pregúntenles a los Strokes o a Lenny Kravitz (por nombrar sólo a
dos artistas), que se ve que lo escucharon largo y tendido, copiando esas bases de percusión y bajo en seco, esos pianos y guitarras minimas… Seguramente, Plastic Ono Band fue
un disco que se adelantó a su tiempo y por eso no pudo ser digerido fácilmente
por los fans beatles, aturdidos por la separación de la banda, y que aún no
se habían acostumbrado a pensar que los 60 no existían más…
En Imagine la historia, desde
el vamos, sería distinta, debido a la participación de Phil Spector, en
carácter de co-productor. Por él, y por su ímpetu por hacer de Lennon un
ex beatle exitoso como solista, algo que ya había logrado con George Harrison,
en la grabación del triple All Thing Must Pass, en 1970. John
se encontraba en un excelso momento compositivo, y Spector –con su wall
of sound- parecía ser el tipo más indicado para agregarle un toquecito sinfónico
de pop, si se quiere, ideal
para endulzar un poco esas dolorosas canciones. Y “Jealous Guy” terminó siendo la comunión
perfecta de ambos mundo, la amalgama entre la canción lennoniana y las
ambiciones wagnerianas de Spector por hacer “sinfonías para adolescentes”.
El tema empezaba con una melodía en dos pianos, tocados a dúo por Lennon y
el gran Nicky Hopkins, y la primera estrofa desembocaba en un estribillo
inmortal: “I didn`t mean to hurt you / I`m sorry that I made you cry / I
didn`t want to hurt you / I´m just a jealous guy” (“No pretendí herirte
/ Siento que te hiciera llorar / No quise herirte / Sólo soy un muchacho celoso”).
Los arreglos de cuerdas son hermosos, así como
hermosa es la forma en que Lennon silba la melodía de la canción, antes
de la parte final de este tema sublime. Lo que quizá muchos no sepan, es había
sido compuesto bastante antes de ser incluido en Imagine. Más
precisamente, durante la estadía de los fab
four en la India, a principios de 1968, durante su retiro espiritual junto
al Maharashi, y que tenía otra letra y nombre: “Child of Nature”. Con esa
denominación se la puede encontrar, en una versión cantada por Lennon solo
acompañado por una guitarra acústica, en varios discos piratas de los Beatles,
como también en los piratas de los ensayos de (la película) Let
It Be. Finalmente, mucho tiempo después, luego de la muerte de Lennon, Roxy Music haría un bello
cover de “Jealous Guy” para su disco Avalon (1982), como tributo a John.
Otros momentos importantes del álbum Imagine
eran los temas "Oh My Love", una dulce canción compuesta para Yoko
Ono (por favor, chequeen la hermosa versión de este tema realizada por Luis
Alberto Spinetta, como invitado en el disco tributo
beatle del rock nacional, de Los Durabeats, en 2005); y la contemplativa
"How?", en donde Lennon reflexionaba sobre los vericuetos
existenciales propios del doloroso devenir humano, seguramente, en una visión
muy influenciada por sus experiencias vividas durante su estadía, realizada en
1970, en el centro terapéutico de Janov. En sí, "How?" relevaba
varias de las preguntas que Lennon se formulaba durante los cambios
producidos en el tiempo que realizó la terapia de Janov.
Pero no solamente canciones tiernas y reflexivas
poblaban este disco, porque Imagine también daba cuenta del
amor de John por los ritmos frenéticos, así como de sus raíces rockeras
y bluseras, en temas como "Crippled Inside"(“Lisiado internamente”, alevosamente
dedicado a Paul) y
"It's So Hard", así como en la provocativamente encantadora
"Gimme Some Truth", en donde John se descolgaba con uno de sus
más brillantes y potentes temas solistas. Por su parte, "I Dont't Wanna Be
A Soldier" cerraba el viejo lado A detonando una pancarta activista en
contra de la militarización y el reclutamiento forzado, en tiempos en donde aún
no se había resuelto el problema de Vietnam (y mientras quedaban aun tantas
otras guerras futuras por venir…). Un canto antibélico que –mediante el eco
tremebundo del filtrado spectoriano-
se convertía en un pasaje espeluznante.
Otro de los momentos más recordados de Imagine
era la canción "How Do You Sleep?", en donde Lennon
aprovechaba para mofarse a fondo, y sin ninguna sutileza o eufemismo, de Macca,
tomándose revancha de la letra del
tema de Paul “Too Many People”, que Lennon creía que su ex
compañero le había dedicado, en especial por ese fragmento que se preguntaba por
qué se podía hacer por “un muchacho que había arruinado todas sus
oportunidades”. Lennon suponía que ese “pobre muchacho” era
él, y reaccionaria con furia ante su ex compinche. Por este motivo, y fogueado
por su manager Allen Klein (enemigo
acérrimo de McCartney), se cebaría componiendo una canción que era una
brutal bola de bilis. Sin embargo, se dice, que varias de las letras hirientes
hacia McCartney, deliradas por Lennon y Klein, fueron
dejadas de lado, debido al consejo de Ringo Starr –otro de los
participantes en la grabación del disco- quién veía en esta actitud de Lennon
mucho infantilismo agresivo al pedo. Por eso, en medio de la grabación del
tema, el baterista solamente se limitaría a decirle a su amigo: “Basta John…”.
También, en esta canción, así como en “Crippled Inside” y "Gimme Some
Truth" se destacaba George Harrison como músico invitado (¡ese
slide!), realizando un brillante trabajo, con sus punzantes solos guitarreros.
Finalmente, la alegre “Oh Yoko” mostraba a Lennon,
de nuevo como en sus primeros tiempos en los Beatles, dando cátedra en la
armónica. Un punto final muy poppy y
optimista, para un disco espectacular que alcanzaría el puesto número tres en
las listas de la Billboard, y el número
uno en el mercado discográfico británico.
Emiliano
Acevedo
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