Eruca Sativa es una de las bandas nuevas más interesantes que surgieron en los
últimos años. Original de Córdoba, recupera la potencia, la libertad de
expresión que caracteriza desde siempre a los power tríos. Formado por la
carismática Lula
Bertoldi (voz y guitarra), Brenda Martin (bajo) y Gabriel
Pedernera (batería); Eruca extiende
sus influencias musicales -que incluyen nombres como Soda Stereo, Primus,
Invisible, Divididos, Rage Against the Machine, Led Zeppelin y Red Hot
Chili Peppers- hasta el extremo creando un sonido personalísimo –a veces
sutil, muchas veces potente- que “es más que la suma de sus partes”,
como sus integrantes definen al trío.
Y aquí los tenemos, elogiados por propios y ajenos,
aplastando cabezas a diestra y siniestra; porque si hay algo que esta
agrupación seguro no genera es indiferencia. Con cuatro sólidas producciones ya
editadas (La Carne, 2008; Es, 2010; Blanco, 2102; Huellas
Digitales, 2014; Barro y Fauna, 2016), de a poco Eruca Sativa ha ido
ganándose una reputación que se incrementa, al mismo tiempo que aumenta el
número de sus entusiastas seguidores.
De todo eso hablamos con su baterista, Gabriel
Pedernera, al que encontramos en un café de Caballito, una fría tarde del
invierno de 2011. Es muy gratificante ver cómo, después de todos estos años, el
grupo ha crecido tanto en convocatoria hasta llenar dos Luna Park, pero sin
dejar de lado para nada los ideales que vieron nacer este proyecto hace una década.
En lo que respecta a Pedernera, además de ser un excelente baterista y
productor, es un tipo que tiene muy claro lo que quiere, “de donde viene y
hacia dónde va”. Por eso, en esta nota nos encontramos con su perfil; las
opiniones e iluminaciones de un músico joven comprometido con la causa,
enamorado de las canciones y de la tradición del mejor argentino.
Las conocí en distintos momentos. Con Brenda,
la bajista, nos conocemos en el 2004, cuando empezamos a tocar junto a otro
amigo violero. Después Brenda conoció a Lula al año siguiente,
tocando en un grupo junto a otras minas; y en el 2006 yo conozco a Lula.
Así que los tres sabíamos quiénes éramos pero aún no habíamos tocado juntos en
un grupo hasta ese entonces. En el 2006 nos empezamos encontrar porque yo
también empecé a tocar con Brenda en un proyecto relacionado con su
graduación de La Colmena, que es una escuela de música de Córdoba. Para
recibirse, Brenda tenía que hacer un concierto final, entonces me llamó
para tocar, y ahí también estaba Lula. Entonces nos empezamos a
relacionar un poco más. Yo después me hice muy amigo de una baterista que tenía
un grupo con Lula, y me empecé a relacionar mucho con ella. Por ese
entonces ya estaba en contacto con las dos. Al año siguiente, en el 2007, nos
convoca a los tres, Florencia, una cantante amiga, para tocar, pero por
separado. Primero me llamó a mí, yo le recomendé a Brenda, y después
ambos le recomendamos a Lula. Empezamos a tocar y de repente nos
empezamos a juntar nosotros tres, sin la chica. Como que se generó un química
tremenda. Lula ya tenía unas canciones de antes, Brenda también. Así que
empezamos a laburar sobre las canciones y empezamos a tocar solos. Hasta que
fue tan fuerte para nosotros lo que estaba pasando que la llamamos a la chica y
le dijimos “vamos a seguir sin vos, vamos a hacer otro proyecto aparte”.
Hasta ahí,
sólo habían acompañado las canciones de esa cantante…
Claro, la chica era una tremenda compositora de pop, y este era su proyecto solista,
pero en el proceso de haber empezado a trabajar con ella, en sus canciones, nos
fuimos convirtiendo en una banda. Era evidente que había más química entre
nosotros tres, que con ella. Florencia quería conservar todo ese
espíritu pop, digamos, de temas
juveniles, mientras que nosotros íbamos más en otro plano. Así fue que nos
empezamos a desencontrar cada vez más hasta que en un momento nosotros
estábamos tocando una cosa y ella otra. Igual sigue siendo amiga, está todo
bien.
Yo tengo, gracias a Dios, padres melómanos
compulsivos. Inclusive mi padre tocaba en un grupo aunque después decidió
dedicarse a otra cosa. Cuando yo nací él me llenó de información, me hizo
escuchar mucha música. Mi viejo es fanático de Zeppelín, el rock
sinfónico, Yes. Ya siendo chico golpeaba cualquier cosa. Cuando empecé a
estudiar llegó a mi vida música nueva que me fue abriendo el panorama y de
repente me encontré tocando en un grupo de jazz. Es decir, yo empecé tocando, a
los 10 años, en un grupo de jazz y
en uno de folclore. Nunca me
sentí del todo cómodo con ese género (el jazz)
pero estaba bueno. Con el folclore
sí, a mí me gusta, lo respeto mucho y me parece una música maravillosa.
Mientras tanto, también seguía escuchando a Zeppelín, los Guns n´
Roses, Aerosmith, y cosas así. En resumen, seguí tocando en grupos de folclore hasta que empecé a tocar más
en grupos de rock, funk; comenzándome a inclinar más por
esos estilos. En la actualidad me pasa que aunque tengo mi grupo, Eruca,
tampoco dejan de llamarme para hacer otros laburos, como folclore, fusión. Eso está
buenísimo porque no hay nada peor que un músico que lo único que conoce
es el rock y se va a morir con la campera de cuero puesta…
Pasa mucho
eso...
Sí, pasa mucho. Por ahí me parece que la clave para
ser uno mismo es escuchar todas las posibilidades que hay y en base a eso tomar
una decisión. Creo que en general, en la vida, es así. Por ejemplo, para ser
católico se tiene que saber primero cuáles son las otras posibilidades. Tenés
que saber elegir. Así que mis influencias vienen por el lado del rock puro viejo, y mucho del folclore. En el caso de Brenda,
por ejemplo, tiene más influencia por el lado del tango, y tocaba mucho jazz
también.
¿Ellas dos
son de Córdoba?
Brenda sí; Lula es de Santa Fe, de Súnchales. Lula siempre tuvo
una influencia muy roquera, y en estos últimos tiempos empezó también a escuchar
jazz, fusión. Realmente las dos están en un nivel muy superior como
artistas. Son impresionantes. Yo, aparte de ser su compañero de trabajo, las
admiro muchísimo porque aprendo todo el tiempo con ellas.
MI VERSO GALOPA Y NO DESCANSARA…
Por lo que
contás la carrera de ustedes creció rápidamente porque ya en el 2008 graban su
primer disco...
Nosotros nos formamos, exactamente, en noviembre de
2007 y en mayo de 2008 grabamos nuestro primer disco. Fue todo bastante rápido
porque cuando decidimos encarar este grupo dejamos todo lo que estábamos
haciendo hasta el momento y nos dedicamos de lleno en esto. Como todos habíamos
tenido bandas ya sabíamos cuáles son los problemas que tiene un grupo, cuáles
son sus conflictos; entonces nos dijimos “vamos a dejar todo eso de lado y
vamos a laburar 100 % para el proyecto”. Entonces empezamos a componer, a
ensayar, a buscar fechas. De repente, en 2007 gané un concurso de batería y el
premio era venir a tocar al Teatro Ateneo, y ahí conocí a uno de los
productores de ese evento, que hoy por hoy es amigo mío. Él tenía un estudio y
cuando escuchó el primer demo que grabamos en diciembre de 2007 me dijo: “Quiero
que vengan a grabar el disco acá”. Así que estuvimos preparando el disco
desde enero hasta abril más o menos, grabamos en mayo, el disco salió en
septiembre y de ahí en adelante empezamos a tocar sin pausa durante el resto
del 2008, en el 2009 y en 2010 empezamos a grabar el segundo disco, que fue
otra historia porque nos metimos a componer los tres adentro de la sala. Y como
veníamos con casi 150 shows presentados teníamos un ritmo de convivencia, y
conocimiento mayor que al principio. ¡Al principio yo no sabía ni el segundo
nombre de Brenda! Desde el principio nos tiramos a la pileta a ver qué pasaba.
Para el segundo disco contratamos una sala un mes y en 15 días ya está listo el
disco, lo grabamos, incorporamos a Lucas Gómez, que es nuestro ingeniero
de audio, también de Córdoba pero que vive acá; tiene 23 años y es un genio. La
combinación que tiene Lucas de experiencia y juventud es tremenda.
Lamentablemente decir “experiencia y
juventud” me hace acordar a un tema de Arjona, así que bueno, evitemos esa
parte… (risas) En serio, Lucas
es un tipo muy sensible y sabe captar exactamente lo que uno quiere. Yo
generalmente cuando tengo que producir un disco trabajo con él porque es un
tipo tan abierto y musicalmente sensible, que vos le decís “mire, quiero que
esta medialuna tenga tal forma” y el tipo sabe perfectamente cómo hacerlo...
Así que empezamos a trabajar con él y el segundo disco salió en agosto del 2010
y venimos tocándolo con bastantes shows hasta el día de hoy.
¿Y cómo
organizan su carrera?
Tenemos un manager, Pablito, que trabaja a la par
nuestra. Se vino de Córdoba con nosotros, porque todos nos fuimos mudando a
Buenos Aires el año pasado. El equipo de Eruca somos nosotros tres y
Pablo, el quinto sería Lucas, y Dieguito que es nuestro asistente, Laurita, la
chica que nos vende el merchandising y Fer, el técnico de bata. En realidad es
un grupo de mucha gente, pero los que viajamos somos 5 o 6.
A David lo conocí en el estudio en el que yo
estaba produciendo un disco, en MCL. Él estaba por ahí dando vueltas, y el
dueño del estudio le dio una copia de nuestro primer disco, él se enloqueció y
nos dijo “cuenten conmigo para lo que sea”. Cuando estábamos componiendo
el material de Es había
un canción que se llamaba “Para ser” que nos sonaba a la voz del él. Un tema
muy tranquilo, distinto, con una historia muy de adentro, y se nos ocurrió que
lo podía grabar él. Pero dijimos, “es imposible”. Sin embargo, un día lo
encaré en el estudio y le dije “David, ¿querés grabar un tema con nosotros?”
y sin dudarlo se dio vuelta y dijo “¡Sí!” Y grabó, de una, e hizo un
solo de viola. Y nosotros, imagináte, estábamos los tres llorando en el
estudio, atrás del vidrio mientras él cantaba. Una experiencia inolvidable.
Antes nos
hablabas de la importancia del folclore en tus inicios, un poco de eso se
aprecia en los temas más acústicos de la banda, sumado a los sonidos más folk
de Zeppelin...
Sí, sobretodo en “Mi canción”, que es una especie
de chacarera. Cuando la empezamos a desarrollar pensamos en distintas texturas.
Al principio habíamos pensado hacerla fuerte como Divididos, una canción
folclórica que suene a rock. Pero al final, resolvimos
hacerla con guitarras solas. Ahí se puede ver esa impronta folclórica que tenemos que, sin
querer, salió. Y a mí me gustaría seguir
incursionando en eso, seguir haciendo canciones que tengan esa inclinación
porque es una música que me gusta muchísimo.
SIGNOS VITALES
Me parece que principalmente todos los discos de
los Beatles y Zeppelin. Me gusta mucho Genesis, en sus
diferentes etapas, la terrible sensibilidad de Piazzolla. Y algo a lo
que vuelvo siempre es a Spinetta, en todas sus épocas
Es como un
referente obligado
Spinetta es una pieza clave de mi vida personal. Para mí es un genio a la altura
de Piazzolla. Brilla, haga lo que haga. Sabe cómo transmitir a través de
la música, que es algo muy difícil de lograr. Son pocos los que lo logran, y
los que lo hacen es por un momento nada más. Eso es muy difícil de mantener.
Estamos hablando de un tipo que en el 68 tenía la misma vigencia que tiene hoy.
Bueno, Charly dijo una vez “cuando
yo grabé mi primer disco, Luis ya había grabado cinco”. Tuve la
oportunidad de conocerlo en el estudio y me cambió la vida. Es lo más parecido
a la palabra “grandeza” que conocí en mi vida, una persona increíble. Su
último disco, Un Mañana (2008), me parece genial. Yo no puedo creer que
haya hecho semejante disco 40 años después del primero. Ni el último de Paul
Mc Cartney me sorprendió tanto como el de Luis. Y ver la influencia
que tiene sobre otros músicos y como él también se permite la influencia de
otros músicos más jóvenes. Por ejemplo, Cerati es como “un hijo de Spinetta”
pero, a su vez, Luis en sus nuevos discos incorporó muchas cosas de Cerati.
Hay como un feedback. También me gusta mucho Divididos. Carajo me
parece la última gran banda de verdad que tenemos, porque no es sólo un
cantante con dos tipos atrás. Coldplay también me gusta mucho. Es bastante
variado lo que yo escucho, y sobre todo mucho pop, porque al ser, también, productor necesito estar
actualizado con lo que está pasando.
¿Y cómo fue
el momento en que conociste a Spinetta?
Pasó porque él tenía una sala en el estudio en el
que nosotros grabamos y ensaya ahí siempre. Yo lo he visto ahí cinco o seis veces.
Él, probablemente, ni supo quién soy, pero era un tipo tan ameno que te saludaba
como si te conociera de toda la vida, te hacía sentir súper bien… Pensar que a
veces ves a tipos que son gusanos, pero que se creen que son lo más, y te
saludan así (mirándote de arriba), re asquerosos, casi de compromiso…
Ya dijiste
que te gusta Divididos, ¿qué otros nombres te atraen de lo que se está haciendo
en el rock de acá?
Ahora hay un grupo de reggae en Santa Fe, que se llama Sig Ragga, y es como si Spinetta
hiciera reggae, para que te
des una idea, una cosa increíble lo que hacen. Me gusta mucho Massacre, Gran
Martell, Las Pelotas –el último disco que hicieron me parece
buenísimo-, y de los clásicos, me gusta mucho Serú Giran, Spinetta
Jade, Invisible… Toda la vieja escuela.
MARCA TUS MARCAS
¿Y cómo te
fuiste metiendo en la labor de productor?
Sin querer. Lo que sucede es que siempre me gustó
el estudio, y cuando grababa un disco de repente el resto de la banda me estaba
mirando a mí como esperando la palabra final, y yo desde la bata iba ocupando
ese lugar de decisión. Yo siempre fui baterista. Es decir, nunca tuve dudas con
el lugar que quería tener dentro de una banda, pero lo único que me gusta tanto
como tocar la batería es el estudio. Es el único rol además de ser batero en el
que me siento cómodo. Por ejemplo, yo canto canciones de Eruca pero ser
cantante no es simplemente cantar bien, hay que tener una actitud. Phil
Collins canta, pero además él es cantante. O Peter Gabriel que
también era baterista y dejó eso para ser cantante. A mí me pasa que me siento
cómodo en el rol de productor. Tal vez en un futuro si tuviera que dejar de
tocar creo que me dedicaría a eso.
¿Cómo elegís
a los artistas que producís?
Tiene que haber una conexión a todo nivel. Primero
me tiene que fascinar la música que hace y después tiene que haber un buen feeling
y una buen comunicación para que el artista entienda que yo voy a buscar lo
mejor para él. Porque, de repente vengo y modifico la letra de su canción, pero
no estoy pensando en su canción, yo estoy pensando en él que la va a escuchar.
El productor tiene que pensar la obra globalmente. El músico se concentra sólo
en lo que está tocando.
¿Y podés
combinar tu rol de músico con el de productor?
Me resulta muy difícil. Lo puedo hacer porque de
hecho la producción de este disco de Eruca es toda nuestra. Pero igual
consulto con productores amigos, como José Gentile –un capo que vive en
EEUU y produce un montón de cosas-, y ellos me dicen cosas que por estar
abocado a tocar, y que suene bien, yo no había notado. La verdad, es muy
difícil prestar atención a todo cuando estás tocando. Yo cuando toco, toco. Sí,
me pasa que cuando tengo todo listo para un músico al que le estoy produciendo,
las baterías me gusta grabarlas yo, porque soy muy hincha pelotas con los
bateristas, salvo que llame a tocar a un colega muy groso, como Jota Morelli,
que sabés que la va a clavar. Pero a veces pasa que no da el presupuesto.
El rol de
productor a veces es bastante duro...
Es que a uno le dan la posibilidad de cambiar todo
pero uno tiene que saber hasta qué punto se puede meter mano y en donde no.
Muchas veces pasa que hay bandas que tienen canciones maravillosas -y un
frontman que se luce- lo tienen todo pero hay una “patita” de la mesa
que no está. Y entonces, por más que
sea tu amigo de la infancia, que lo conozcas hace mucho, hay que detenerse a
pensar qué es lo que se quiere como banda. Es una decisión que tenés que tomar
para cambiar. Pero también pasa que hay muchos grupos que tienen músicos
que no tocan bien pero que funciona así. A mí me ha pasado ver grupo en los que
el sonido es un asco pero funcionan.
PARA TENER HAY QUE SOLTAR…
¿Cómo piensan
las canciones, qué cosas los inspiran para hacer las letras y demás?
Como pasamos mucho tiempo juntos, de viaje,
charlamos mucho, y se generan historias y en base a esas charlas surgen las
letras. También tocamos durante muchas horas en la sala de ensayo, y
enganchamos las historias con la música y ahí vamos. Por ejemplo, el tema “Tu
Trampa”, del último disco, que habla de un hombre que parece que decide
quedarse solo en el final de su vida aunque no se sabe si en realidad, no tiene
otra opción, fue escrito inspirado por un viejo que vivía solo en el fondo del
estudio y miraba todo el día por la medianera qué hacíamos nosotros. Y cómo
nosotros prácticamente vivíamos en el estudio, yo me apoyaba en la ventana y
los miraba directo a los ojos horas, sin que él baje la vista. Entonces, nos
empezamos a preguntar por qué estaría tan solo. ¿Por qué no le quedó nadie?
¿Por qué lo abandonaron? Así surgió este tema que en una parte dice “la
trampa es tu traidora” Es como el protagonista de alguna manera decidió
quedarse solo. Nosotros en realidad, somos contadores de historias, lo que pasa
es que como nos gusta tanto tocar le ponemos melodías. Sino escribiríamos
libros.
¿El venir de un lado y dirigirse a otro? Sí, mirá,
hasta el nombre de la banda tiene que ver con eso. (En un principio) Le
habíamos puesto Oruga, porque nos gustaba la idea de dejar de ser una
cosa y convertirse en otra completamente distinta. Después le pusimos Eruca
Sativa porque encontramos en un diccionario esa palabra que nos gustaba
más. Eruca es oruga en latín. Nosotros miramos mucho hacia adentro, eso
es lo primero que hacemos antes que echarle la culpa a todo, porque, por ahí,
es común en el ser humano preguntarse “porque me va mal en la vida”, “porque
hago todo mal”, pensar que todo pasa “por culpa del gobierno”, etc.…
Siempre la culpa la tiene el otro. Yo creo que lo primero que hay que analizar
es de donde se viene y porque uno hace lo que hace, y adonde se quiere ir… La Carne –nuestro primer disco- es
mucho más introspectivo; el segundo disco es un poquito más para afuera, es
como que (en las letras) se reconoce de donde se viene pero también que existe
un camino por delante. Inclusive, el primer tema de Es se llama “La Carne”, viene de ahí y se va para otro lado.
Por eso en “La Carne” se dice: “Voy volando de ahí, salpicando libertad”;
es como que el tipo se da cuenta de que tiene que salir a la vida, pero trae
todo ese dolor, ese miedo de antes. Es una búsqueda constante. Ahora estamos
elaborando el tema de las letras, seguramente nuestro tercer disco va a ser
bastante diferente en lo que respecta a las letras, también, porque estamos
escribiendo mucho más directo…
¿Por qué se
les ocurrió en el primer disco hacer un cover de “Eleanor Rigby”?
Ese tema lo hicimos con Lula, cenando en mi
casa en Córdoba; esa noche empezamos a fantasear con la idea de hacer un disco
de covers, entonces empezamos con una de Zeppelín y esa de los Beatles.
Tenía una forma distinta antes, algún día voy a subir la versión original que
hicimos, que está buenísima. La grabamos en forma casera, ahí mismo en una
compu bastante chota que tenía yo, con una pedalera que había ahí. Yo programé
la batería y el bajo lo grabé con una guitarra afinada más grave, imaginate…
Así que empezamos la empezamos a cranear entre los dos y quedó así, luego la
modificamos entre los tres ya en la sala, y le queríamos meter en el disco
porque me parece una de las canciones más hermosas de los últimos 100 años. Una
genialidad, como “Rapsodia Bohemia”, viste; una de esas canciones que son
brillantes. También nos gustó la idea de agarrar canciones que no tuvieran nada
que ver, en cuanto la instrumentación, y hacerlas en versión power trío.
Entre las que habíamos pensado había un par de Queen y demás, pero el proyecto
quedó en la nada, así que quedó esa versión de “Eleanor Rigby” nomás, pero grabar ese tema fue muy importante para
nosotros, porque a los tres nos pasa lo mismo con los Beatles, es una
banda que nos marcó la vida. Por lo general, los grupos que te marcan la vida
son aquellos que tienen otra visión del mundo, viste. Quizá en el próximo disco
hagamos otro cover, nos gusta mucho hacer eso.
Justo
después de ese cover hay un tema oculto…
Sí, hay un tema escondido que no iba a quedar en el
disco, pero que lo grabamos igual así, porque nos gustaba mucho esa canción. Se
llama “Hoy Quiero Ver”, pero no está ni siquiera citado, ni siquiera incluimos
su letra… Por eso, hay muchos en nuestro público que todavía ni se dieron
cuenta de que está ahí ese tema. Por ahí lo tocamos en vivo y todos se quedan
sorprendidos porque no lo conocen…
PARA QUE SIGAMOS SIENDO
¿Cómo hacen
para difundir sus álbumes?
Nosotros seguimos defendiendo el disco, a pesar de
que sabemos que está a la vista de que ya no tiene mucho tiempo más de
existencia. De todas formas, a mí la caída del CD (como formato) no me
desespera tanto como a otras personas. Tampoco hace 70 años de que existe este
formato. No me desespera de que se caiga un formato y aparezca uno nuevo,
porque así fue siempre. De hecho, hace 100 años nadie escuchaba discos. Mirá lo
que pasó con las fotografías, empresas como Kodak, en vez de deprimirse por la
aparición de la foto digital, salieron con cosas nuevas, reactivaron el negocio
y ahora se están llenando de plata de nuevo. En cambio, me parece que las
compañías discográficas, todavía, no son muy estratégicas, por lo menos acá en
Argentina. En el extranjero está iTunes, que vende más que cualquier desquería,
o sea, ya le encontraron un poco la forma para que la gente siga consumiendo.
Es fea la palabra “consumir”, pero en definitiva lo que la gente hace es
comprar y consumir música. Mirá lo que son las costumbres que a veces me pasa
que estoy con amigos yanquis y veo que están con la PC y ven en iTunes algo que
les gusta y lo compran, compran tres o cuatro temas; y uno se queda pensando: “¿Y
por qué no se los bajan?, ¿Por qué no los buscan en Taringa?” Y no, porque
los guasos están acostumbrados a pagar lo que bajan.
Sin embargo,
algunos artistas se niegan a que fraccionen sus discos. Les interesa que al
público le llegue la obra completa y no canciones aisladas; aunque se dice que
–en la actualidad- muy poca gente se sienta a escuchar un disco entero.
Claro, el tema de la obra completa lo puedo
entender porque el disco nace como formato en base a la idea de las obras
completas viejas. De hecho, las primeras tandas de CDS venían de 74 minutos
porque había una obra de Beethoven que tenía esa duración, entonces
hasta la invención de este formato se arrastró una concepción de la duración de
las obras que venía del pasado. Pero, en sí, repito, la caída del CD como
formato no va a cambiar nada. Qué caiga el disco me afecta obviamente porque yo
crecí comprando discos y escuchándolos enteros, pero sé que no va a pasar nada…
La gente sigue pensando
que ir a ver un show es una experiencia única e inolvidable y eso no va a
cambiar, exista el formato que sea para la difusión de la música. A mí me
parece que se va a resolver bien la situación. A nosotros, nos va muy bien con la venta de los discos. Después de los
shows, vendemos mucho; es como que la gente se queda, ahí en caliente, re
entusiasmada con lo que hacemos y compra nuestros álbumes. Y de repente nos
pasa ver a tipos que van a ver un show nuestro y se terminan comprando un disco
y una remera. Eso quiere decir que evidentemente funcionó. De hecho ya agotamos
dos tandas del primer disco. Hicimos 1000 (copias), después hicimos otras 1000
y ahora vamos por la tercera; y del segundo disco hicimos 1000, y en tres meses
se agotaron –vendiéndolos en vivo-, ahora vamos a hacer 2000 que ya van a estar
distribuidos en todo el país, arreglamos con DBN, que es una distribuidora muy
buena, para que lo distribuya en las disquerías del país. Vamos a ver como
resulta eso. Yo calculo que tiene que ir muy bien porque nuestra banda funciona
mucho en base al “boca en boca”. Un tipo que va a ver un show se lo
comenta a sus amigos y luego caen todos juntos a ver el próximo show. Pero,
bueno, estamos en constante movimiento, porque nos pasan cosas que antes no nos
pasaban y, por ahí, dentro de dos meses nos van a estar pasando cosas
totalmente distintas. Ahora tenemos un viaje a México, antes de fin de año, y
estamos chochos de ir a tocar allá. Yo no conozco México, viste. Es mi primer
viaje, y voy a ir con mi banda, es un sueño hecho realidad…
LO QUE NO VES NO ES
¿Cómo es la
movida del rock en Córdoba?
En Córdoba hay muchos grupos y músicos muy
talentosos porque es lo que se podría llamar “una ciudad estudiantil”.
Llegan hasta ahí muchas personas que vienen de otros lados y por eso se sienten
todas esas influencias venidas desde otras provincias. Por supuesto que las
movidas más fuertes en Córdoba son dos: el cuarteto y el folklore.
Córdoba es una plaza inmensa para el folklore,
con los festivales de Cosquín, Jesús María y demás. Por su parte, el cuarteto
moviliza muchísima gente, todos los fines de semana, es una industria gigante,
quizás más grande que la del rock
de todo el país… Estamos hablando de tipos que venden 100.000 discos como si
fuera nada. Por eso está la Mona Giménez que saca más de dos discos por
año, y no los saca porque sí, sino porque ya sabe que los va a vender. En lo
que respecta al rock, hay
muchos músicos de gran cultura musical que vienen de otros lados -de tocar jazz, la fusión o el folklore-
y se juntan para formar grupos que están bárbaros. Lo que me parece es que hay
mucha queja, también. Estamos hablando de una ciudad más chica que está siempre
viendo que pasa en Buenos Aires. Se quedan tanto en la queja, que después es
común ver músicos talentosísimos que no progresan porque se ponen trabas ellos
mismos. O sea, en vez de estar tanto tiempo renegando de las cosas que no
pueden hacer, porque no hacen las que sí pueden hacer…
Acá, un poco,
se da el caso inverso, ya que tenemos el ejemplo de Las Pelotas, que se fueron
a vivir a Córdoba…
Claro, bueno, Mariano de Attaque también
vive allá… Es como que los grupos de acá quieren irse allá y viceversa…
Nosotros nos vinimos para acá porque, primero, siempre nos gustó mucho la
ciudad (Buenos Aires), siempre quisimos venir. Creo que nos hace mejor vivir
acá. Siempre nos preguntan, cuando hacemos notas en radio y demás: “¿Es
necesario venirse a vivir a Buenos Aires?” (para hacer lo que nosotros
hacemos). Qué se yo, si es necesario o no. No sé, depende de cada historia.
Capaz que, sí haces jazz es
necesario irse a vivir a Nueva York, o capaz que no… Lo importante es –sea
donde sea que estés- tratar de sacar lo mejor de eso. Porque también está el
caso de músicos que se vienen a vivir acá, a pesar de que no han hecho nunca
nada, y se piensan que apenas lleguen se alquilan un departamento y en seguida
va a venir Santaolalla a tocarles el timbre y decirles: “Che, ¿sos
músico, vos? ¿No querés venir a tocar?” Y no, eso no pasa; la tenés que
remar sí o sí… Nosotros vinimos una vez que agotamos todos los recursos que
teníamos en Córdoba. Ahí hemos hacho más de 140 shows, solamente en la ciudad.
Hoy por hoy vamos a Córdoba y van de 800 a 1000 personas. Entonces cuando
escucho a músicos de ahí que dicen: “Lo que pasa es que acá no hay lugares
para tocar…”, y pienso: “¿Entonces, yo, en donde toqué?” Yo estuve
ahí y sé que en Córdoba, habilitados, hay 50 y pico de lugares para tocar, y
viven 2 millones de personas. O sea, posibilidades no faltan, lo que falta es
quizás superar esa barrera para pensar: “Pará, vamos a hacer lo que se pueda
acá y luego, sí nos parece, nos vamos”. O ni siquiera irse, también te
podés quedar y tratar de venir a Buenos Aires más seguido e intentar de juntar
gente acá, uno es (básicamente), como dice (León) Gieco, “un
bolso que hace shows”. Hay que tratar de ir y hacer shows en todos los
lugares, y si a la gente le gusta, volvés a tocar ahí; y sí no le gusta, no.
Nosotros, desde que entendimos eso, no paramos de viajar haciendo shows…
Tal cual. De hecho, hemos fundido dos veces el
mismo auto, viajando. Empezamos a tocar en Rosario, después fuimos a Paraná,
después a San Juan, luego a Mendoza… Yendo a todos esos lugares saliendo desde
Córdoba. Más tarde, empezamos a venir a Buenos Aires, y acá comenzamos a tocar
en el Conurbano. Así, veníamos y hacíamos shows en Capital, San Miguel, La
Plata, Ramos Mejía, Lanús, Moreno… Seguimos así hasta que nos dimos cuenta de
que habíamos agotado el circuito de lugares para tocar en Córdoba, y decidimos
establecer la base del grupo en Buenos Aires. Acá tenemos, solamente en el
Conurbano, veintipico de localidades, podemos hacer un circuito para tocar.
También pasa que, periodísticamente, está más desarrollada la cosa, hay más
medios, tenemos más al alcance varios canales de televisión y radios. Aparte,
ya teníamos muchas ganas de venirnos a vivir a Buenos Aires, desde hace años.
Yo, la primera vez que vine acá fue en el 97, con mi viejo –que me trajo de
vacaciones-, en ese momento tenía 11 años, y me acuerdo que le dije “yo me
voy a venir a vivir acá”. Me había enloquecido con la ciudad… Por eso te
digo que hay un montón de factores internos que se tienen que analizar. Hay
tipos que se quejan, dicen: “La gente no me va a ver tocar…”, bueno,
fíjate primero que les estás ofreciendo vos. Algunos se quejan, echándole la
culpa al gobierno, al intendente, que sé yo… Capaz qué sí, y el intendente es
un hijo de puta, pero eso no tiene nada que ver de que no los vayan a ver
tocar…
Sería como
pensar: “¿Cómo puede ser que vayan a ver a otro y a vos no?”
Claro, si no, como puede ser que vaya (Jorge)
Drexler y junte 3000 personas en su show. O sea, gente hay, viste. Y
lugares para tocar, también… Sin embargo, hay muchos que se quejan, diciendo: “Lo
que pasa es que hay que pagar para tocar…”. Ese es otro verso para no
laburar… No es que te quieran cobrar para tocar, pero es claro qué si un tipo
hace una inversión de 300.000 dólares y pone un bar, un lugar para tocar, y te
da sonido y luces para que vos toques, naturalmente va a querer recuperar la
guita… Entonces, no se justifica por ningún lado que alguien te diga “vení,
dame $5000, y tocá tus canciones, que yo no te doy nada, no te doy ni un mango…”
Eso no, pero si vienen y te dicen: “Yo te alquilo este lugar a $1000…”,
eso es el equivalente de 100 entradas a $10, si las cobras a $20 son 50
entradas. Entonces, está claro que si vos lo ves como un negocio, lo podés
sacar adelante. Nosotros, consideramos, que nunca hemos pagado para tocar.
Hemos hecho nuestro negocio. Si, para cubrir el alquiler de un lugar, se
necesitan vender 50 entradas, hay que tratar de vender 100, para poder ganar
plata. Si vos necesitas vender 3000 entradas, y consideras que no vas a vender
esa cantidad, no lo hagas. Como dice un amigo mío: “Si vos metés 300
personas en Obras, vas a estar pagando para tocar…” Obvio que es así,
porque vas a estar a pagando 50 lucas para llevarte 20…Tenés que saber hasta dónde
te da el cuero, no es cosa de cagar más alto del culo…
ARRIESGARSE VALE
¿Qué
bateristas te gustan?
El que más me marcó fue John Bonham,
probablemente debido a escucharlo a él yo me dedico a esto, a tocar la batería.
Bonham tiene una visión diferente de la batería, se ve que la pensó
diferente a lo que venía pasando; y en el día de hoy escuchás lo que hacía y
sigue sonando moderno. Me gusta mucho Ringo Starr, es un grande de la
música directamente, él hace a las canciones –desde su lugar-, y eso es algo
muy difícil siendo baterista. Hace el aguante, cuando tiene que aguantar, y
cuando tiene que colorear un tema también lo hace, es un tipo que se mete mucho
dentro de las canciones. Esas son cosas que no te las imaginarias nunca y
cuando las escuchas decís “que lindo”, pero cuando las querés tocar te
das cuenta de que el tipo hace cosas rarísimas. Lo mismo me pasa con Stewart
Copeland de The Police, un loco que toca cosas que te hacen preguntar
“¿por qué tocó eso?”, pero que son cosas que abren la canción de otra
forma. Eso es algo que generalmente pasa en los tríos, tocando en trío los
bateristas tienen un protagonismo muy grande. Vinnie Colaiuta, para mí,
es el más grande; un tipo que ahora debe estar pisando los 60 años y que a lo
largo de su carrera ha tocado con todos: Frank Zappa, Sting… Incluso hay
un disco de Megadeth -del 2004, 2005- que grabó todo él, y cuando vos lo
escuchas decís “este guaso la tiene clarísima”. Y estoy hablando de Megadeth,
pero el tipo también toca con Luis Miguel, Diego Torres, Alejandro Sanz
–tocó en su unplugged también-, tocó
en los últimos discos de Jeff Beck… Colaiuta es tipo muy maleable
y muy fino en su forma de trabajar. Hay otro que se llama Steve Jordan,
que también es un sesionista muy groso. también me gustan mucho Bill Bruford
y Nick Mason, que son tipos que tocando distinto han hecho cosas
geniales. En nuestro país también hay bateristas muy buenos: me gusta mucho lo
que hace Andy Vilanova, Tomás Sáinz es un genio total –y eso que
tiene sólo 21, 22 años-, él toca en Electrohope (el grupo de Javier
Malosetti); me gustan también Jorge Araujo, Pomo… Pomo
y Oscar Moro me parecen que fueron los más grandes que hubo acá.
A mí siempre me gusta jugar con el set. Hasta
ahora, en estos dos discos, ya he cambiado 3 o 4 veces de set, me gusta jugar,
sorprenderme con las cosas. Usar baterías con distintas medidas, distintos
tipos de materiales. Usé mucho tiempo batería de acrílico, también usé de
madera en la primera época; empecé con una muy grande, tipo Bonham,
ahora estoy con una más chiquita. Trato de ir usando más accesorios y otros
tipos de timbres, incorporar cosas diferentes. Me ayuda mucho laburar con una empresa
como Solid Drums que me respalda y escucha mis requerimientos. Mi jugada viene
por ese lado y también por el lado del audio, en el estudio probar y descubrir
otros tipos de sonoridades. Hay un grupo que me parte la cabeza, en ese
sentido, que se llama MuteMath, ellos hacen un trabajo en estudio que me
parece inigualable, utilizan sonidos rarísimos y hacen unas canciones
tremendas. Me parece que en el futuro el camino viene por ahí, por lo menos
para mí: trabajar en el estudio con sonidos y texturas nuevos, pero que las
canciones sigan siendo lindas.
¿Cómo es tu
trabajo en las clínicas que das a bateristas?
Trabajo mucho en conjunto con las marcas de batería
con las que yo laburo, y organizamos encuentros de bateristas, para tratar de
charlar y que cada uno se pueda sacar las inquietudes que tenga. Siempre me
pasa de que me hacen muchas preguntas, como que los chicos sienten que pueden
llegar a mí, ¿entendés? Eso ocurre también porque soy joven, no soy un
baterista como Charly Alberti, que seguramente no tiene tiempo y no va a
contestar un mail de un baterista preguntándole cosas sobre técnica. En mi
caso, como ven que respondo, se animan y me preguntan, porque sienten que están
más en contacto conmigo. Y eso está buenísimo, porque a mí me hace muy bien el
poder ayudarlos. Yo, cuando era chico, me cansé de escribir mails a bateristas
y que no me respondiera nadie.
(Entrevista realizada en septiembre de 2011)
Emiliano Acevedo y Leandro Ruano
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