viernes, 17 de octubre de 2025

MARCELO FILIPPO: "Componer una canción es un milagro..."

 

El compositor, productor y multiinstrumentista Marcelo Filippo, también conocido como El Boxitracio en YouTube por su gran archivo musical audiovisual, ha desarrollado una trayectoria versátil que lo llevó a trabajar con grandes artistas de la escena. El pasado 19 de septiembre de 2025 lanzó Sordos en la discoteca, su nuevo trabajo enraizado en el rock nacional, con arreglos y armonías que evocan la tradición de nuestra música, pero con un aire renovador. Las letras proponen una mezcla entre poética y mirada humanista, sosteniendo un audio cuidadosamente trabajado para resaltar cada detalle. Para hablar de su carrera y de este disco nuevo nos juntamos con Marcelo, quien amablemente respondió a nuestras preguntas en esta charla. Sordos en la discoteca será presentado en concierto el próximo viernes 24 de octubre en Rondeman, en el barrio de Abasto.

ENTREVISTA> Contame un poco cómo te iniciaste en la música, porque sos un tipo medio renacentista, ¿no? Lutier, difusor cultural, coleccionista de archivos audiovisuales, músico. La verdad que sos muy completo...

Sí, lo que me di cuenta un día es que todo tenía que ver con la música, pero siempre me costó salir. A veces uno duda acerca de lo que tiene para mostrar, si está bueno o no. Lo mío siempre va por lo que tiene que ver con la música, con los instrumentos. En mi familia todos pintan, en realidad, pero yo me enganché con la música. Desde hace unos años encaré esto por el lado creativo. Me pasó lo mismo que a muchos músicos con esa obsesión acerca de que radio tiene el mango de la Stratocaster, ¿entendés? O si la Telecaster del 52 viene con un pick de determinado color. A mí me gusta el tema de las maderas, pero también me interesa la parte creativa. He inventado algunas guitarras de viaje. O sea, existe algo parecido, pero yo me hice mi modelo. Mi vida es eso.

¿Hacés solo música y lutería o te dedicás a otras cosas también? 

Tengo varios kioscos en el mundo de la música con la lutería, hago instrumentos o arreglo. Después también hago una gran variedad de producciones musicales para otros artistas, algunos son profesionales, otros no. O sea, toda mi vida me he dedicado a la canción y toco todos los instrumentos, también tengo estudio en casa. Entonces empecé a hacer eso con gente que tenía canciones y yo las sé cómo arreglar y grabar. Porque hay gente que no es profesional y por ahí tiene canciones y quiere grabarlas. Entonces, nos juntábamos, yo armó un poco los arreglos, todo. Lo vamos armando entre los dos o según con el proyecto que sea. Ahora estoy trabajando con un músico de Río Grande. Entonces, lo hacemos a distancia. También trabajé en algunos proyectos más grandes. Hace poco produje una canción para Cucuza Castiello y la otra vez también trabajé con un artista que es argentino y vive en Suiza, que vino acá a grabar y grabamos en los Estudios Panda.

¿Cómo empieza la música en tu vida? Porque yo sé que eras muy fan de grabar a otros músicos con la videocasetera y demás, pero cómo surge esa pasión que te lleva a ser multiinstrumentista.

La música me gustó siempre. En mi casa se escuchaba mucha música. Mi hermana que es un poco más grande que yo me llevaba a recitales cuando yo era muy chico. Así tuve la suerte de ver a Serú Girán cuando estaba en el colegio primario. Eso era bastante raro porque nadie conocía el rock nacional en las escuelas a principios de los 80. Así, yendo a conciertos, empecé a escuchar un poco de música internacional, rock de afuera o un poco el mainstream. Mi hermana también tocaba instrumentos, pero a mí me daba fiaca, hasta que un día agarré la guitarra y después no pude parar, empecé a tocar guitarra, piano, todo. Quería tocar todo y ahí empecé a intentar componer. Son esas cosas que vas intentando, armando cosas con tus amigos. Al principio ninguno tocaba, pero yo les conseguía instrumentos, armábamos grupos en la adolescencia.

Después te fuiste metiendo en el ambiente de los músicos…

Durante mucho tiempo estuve haciendo música solo, hasta que en un momento empecé a darme cuenta que era importantísimo juntarse con otros músicos, tener esa experiencia enriquecedora. Todo lo que vos podés dar y también lo que los otros te dan a vos. En general todos somos distintos, porque tu manera de tocar la guitarra es distinta a la del otro y la manera de cantar de otro también te va sumando. También tuve la suerte de poder tocar con Cucuza Castiello y él arma eventos a los que van muchos músicos de diferentes estilos. Ahí empecé a cruzarme con otros músicos y al conocer músicos vas conociendo a otros y así. En las grabaciones, en un momento, me di cuenta que ese cruce era fundamental. Porque te ibas cruzando con otros, ya sea en una grabación o en el vivo, después en la pandemia también. En esa época, justo estaba con muchas ganas de salir a tocar. Vino la pandemia y empecé a hacer cosas desde mi casa. Y el disco anterior, Las mañanas, lo hice en mi casa en la pandemia, en su mayor parte, y también llamando músicos que tocaban desde sus casas. Es lo que me pasó con Sebastián Schachtel, por ejemplo, el tecladista de Las Pelotas, a quien me había cruzado en algunas fiestas y justo le mostré unas canciones. "Che, ¿lo quieres tocar?" "Sí, bueno." Y me mandó teclados, pero me mandó como 40 tracks de teclados. Estuvo buenísimo. Entonces lo fui armando así.

¿Cuáles son las músicas que te influencian a la hora de componer lo tuyo?

Cuando empecé a escuchar música escuchaba cosas muy ricas en la armonía. Si bien la música siempre tuvo un lado comercial, me parece que lo que movía la cosa en los 70 era que los grupos se peleaban por ver quién hacía el mejor disco no por quien vendía más. Me gusta esa idea. Como que hubo un momento en el cual, quizás, más que las copias vendidas o el dinero que se ganaba lo que importaba era ver quién revolucionaba más la música. Quien hacía el disco más completo, como que había otra cosa. Por supuesto que eso pasó porque la vida va pasando y a todos nos van influyendo también la época en la que vivimos. Pero yo creo que aprendí que a la canción hay que enriquecerla, ya sea en letra y música. No es que siempre tenés que ponerle el mismo ritmo. Ahora hay estilos musicales, algunos me gustan más, otros menos, pero tienen un patrón rítmico igual, no sé, como el caso del reguetón. Es el mismo ritmo, en cambio los discos con los que yo aprendí eran otra cosa. Por ejemplo, Invisible, en donde todos los temas eran muy diferentes, o Serú Girán. Por supuesto que, vuelvo a repetirte, la vida pasa y otras influencias aparecen y también la vida es otra y es más rápida, pero me parece que eso me marcó y eso es lo que lo que de alguna manera siempre está. Después, a mí me gusta mucho el soul y funk de los 70, de los 60. Siempre escucho mucho de los discos de la Motown, que me encantan. Luego me di cuenta que Charly también escuchaba mucho esa música. También me parece importante el tener un groove, que los músicos tengan groove, eso es un plus, algo directo y a mí me gustan mucho las armonías. Desde hace algunos años también pienso eso. Porque más allá de que no hagas música negra, el groove es especial.

Ir grooveando con la canción, como quien dice…

Claro, eso es lo mejor que te puede pasar. Cuando vos te montas encima de la canción. No estás como peleando. Ese es el concepto. Me encanta ir surfeando la ola. No importa el estilo que sea, si es rock and roll, si es soul, cumbia, o lo que sea. Me parece que ese fluir siempre lo busco en las canciones cuando compongo. Yo tengo una especie de ideas en mi cabeza que las uso cuando compongo. Siempre me imagino cual es el ideal de una canción cuando voy a escucharla, me preocupo si parece que es así y no puede ser de otra manera. Por supuesto que eso es muy muy rebatible, ¿no? Pero es algo que me sirve a mí cuando compongo, como que esa cosa no esté forzada, sino que la canción parezca que te va llevando a un lugar, aunque vaya cambiando, pero que vos sientas esa fluidez. Que la canción sea esa historia que te van contando, que crece, que baja, y te lleva al destino, ese es el fluir que me más me interesa de la canción.

¿Cuándo te largaste a tocar tu material?

Yo creo que quería ser músico para escribir canciones y que esas canciones le produzcan a alguien lo mismo que a mí me producían las canciones que yo escuchaba y que me llegaban al corazón. No sé, estar solo en mi pieza escuchando las canciones y emocionarme. Yo creo que había algo de eso, entonces veo que siempre quise componer, siempre aprendiendo, claro está. Ya a los 15 intenté componer algo y no me salía. Después, a los 20, ya tuve mi primer grupo donde yo tocaba mis canciones y fue importante en mi vida. Cuando terminás un grupo vas a otro y hay algo que me gusta a mí que es poder jugar en distintos puestos, como si fuera un equipo de fútbol. Cuando sos solista, como me pasa ahora, ya sos el capitán del proyecto. Por supuesto, también juego a veces en otros proyectos en los cuales soy guitarrista, segunda guitarra, etc. Por ejemplo, cuando toco con el Cuino Scornik, un reconocido compositor, y ahí soy director musical, pero es el proyecto de él. Así vas colaborando pero más como un ocho que va y viene. Entonces, me parece que también eso es importante, porque te saca un poco del ego, ¿no? Salir del centro de la escena es bueno porque estar en el costado mirando qué pasa en el medio te lleva a aprender y así vas creciendo.

¿Por qué Sordos en la discoteca? ¿Qué invoca ese título?

Lo que más me gustó del título fue que cada uno puede imaginar algo diferente al respecto. Lo que me pasó es que hay una canción del disco que dice esa frase y las dos primeras veces que se la mostré a otras personas me señalaron esa frase. Ahí sentí que era una frase potente y además me gustaba porque me parece que yo la escribí por algo. Era como estar en una discoteca pero no poder escuchar nada, o sea, ver gente bailando y no entender qué pasa, o sea, esa era la idea. Otros músicos y yo lo vemos como una especie de crítica, ¿no? Que en la discoteca te quedás sordo porque toda la música suena al palo y es una música punchi punchi.

¿Cómo craneaste este nuevo disco?

Este disco lo hice como si fuera una banda, porque lo armé con Piedra, Papel y Tijera, en donde somos tres músicos, así lo fuimos armando en equipo, junto a Luis Volkoff y Pablo Viotti. Yo llevé las canciones y las arreglamos entre los tres, las producimos y también se modificaron mucho. Hay canciones en las que yo llevé una idea y se fueron modificando tanto que les volví a componer otra parte, es un proceso de ida y vuelta. Entonces, es un disco, no sé si llamarlo de banda, ni tampoco solista, en el sentido de que participan mucho ellos, sobre todo en el arreglo de la producción, cómo lo fuimos montando. Eso es muy importante. Lo elaboramos mucho nosotros tres y también está Lautaro Cottet en batería. Hay muchos músicos más, pero básicamente esa fue la formación. En unos temas está invitado Fernando Cabrera, que es un gran cantautor uruguayo, un referente para los cantautores. Eso estuvo genial porque le dio un peso increíble a la canción. La canción ya estaba de antes pero después de su participación casi que me cuesta cantarla porque su voz es desgarradora a veces. También nos dimos el gusto de tocar dos temas con un trío de cuerdas y hay un arreglo de cuatro vientos en otro tema y eso se hizo gracias al aporte de la gente que me sigue en las redes, ya que inventé algo que se llama la boxi-moneda, que es como una especie de criptomoneda, pero un poco haciendo un juego, ¿no? Como si fuera un juego en donde, en realidad, uno invertía en felicidad. O sea, que invertías en algo que te iba a dar un retorno emocional, no es que ibas a ganar plata porque es muy difícil que sea un disco que se venda y poder ganar mucha plata ya que es una producción independiente, pero así lo financiamos.

Escuchándolo, noté un poco de influencia beatle, ¿no? Es un pop elegante también con psicodelia. Los teclados me hicieron acordar, por momentos, a lo que hicieron los Shakers en su último disco. Onda Fattoruso y demás. ¿Cómo lo ves vos?

Sí, obviamente, yo escuché a los Beatles y me volví muy fanático en los 90. Ahora la verdad que los escucho muy poco, pero por una cuestión de que ya los escuché tanto. Por supuesto, que te marcan a la hora de componer. Son referentes, sobre todo porque los Beatles pusieron un sello. Algunas cosas hay en lo que hago yo, ese estilo Beatles en esto, en el final de algún tema. Como cosas de la guitarra que recuerdan a Harrison, o el mellotrón de “Strawberry Fields Forever”, como que usamos mucho eso. Junto con los otros dos músicos que te contaba que me ayudaron a armar el disco, a los tres nos gusta mucho la música. Pablo, el tecladista, es un melómano, sabe de todo y seguramente te va a hablar de los discos de los Shakers. Porque él es un tipo que absorbe todo, que sabe mucho, siendo muy joven. Y obviamente que me gusta mucho la música de fines de los 60, los 70, que para mí tiene un nivel muy alto de musicalidad. Por supuesto, también somos muy fanáticos de Beach Boys. Y toda la época psicodélica también me encanta.

¿Cómo desarrollás las letras de cada canción?

En general, para mí componer una canción es un milagro. Que tenga un valor en sí mismo, no sé cómo llamarlo, pero para que genere algo tiene que haber un motor profundo. Hay algo que te nace adentro y es muy fuerte. Creo que todas las canciones tienen alguna cosa, alguna historia, algo atrás. Por ejemplo, hay una de este disco que se llama “Una explosión” y la hice en diciembre de 2023, cuando asumió la extrema derecha en nuestro país. Era una situación muy fuerte y me surgió una canción de protesta, una canción rebelde porque yo sentía que todo esto tenía que ver con algo muy inhumano. Porque yo creía, sentía, que esta gente no quería a nadie. No quieren a la gente. Entonces la hice para mí, porque quizás alguien que la escucha no va a entender eso. Pero ese fue el motor, un poco una idea medio hippie, medio Mayo Francés, que se me vino a la cabeza. Fue como decir que quiero una explosión de imaginación, como que había algo que tenía que nacer desde un lugar del amor, desde un lugar de resistencia. Como de bronca, pero al revés, como que un amor potenciando, pero no solamente como una cuestión del amor y los  pajaritos, ¿no? No me interesaba el amor tonto, sino un amor potente que nos iba a mantener en pie en estos tiempos duros y es lo que nos iba a dar el sustento para poder cambiar la situación. Después hay una que se llama “Cantar canciones” en la que se me ocurrió hacer una especie de oda al cantar por cantar, al cantar para sentirse bien, cantar con otro, cantar en reuniones, ¿no? Por eso se me ocurrió que podía estar bueno que se junten en ella diferentes músicos. Así, se armó algo lindo porque ahí están desde Manu Quieto, de La Mancha de Rolando, a Edu Schmidt, de Árbol, hasta vecinos míos, ¿entendés? Todos cantando como una especie de cruzada socialista, ¿por qué no? Como si fuera un acto político. O sea, todos mancomunados para para cantar.

“Como antes” me parece el tema más hitero del disco, ¿vos cómo lo ves?

En ese tema me quise dar un gustito personal. Porque hablaba de cuando mi hijo comenzó a crecer, mientras estábamos en pandemia, y me pidió de cambiar de habitación. Fue como decir, bueno, cambiemos, saquemos todas estas cosas de niño. Así lo ayudé, empecé a arrancar las cositas, unos stickers que no salían de Monsters Inc. Y empecé a sentir que se estaba yendo el niño. Ese niño que tanto había disfrutado y me agarró una especie de angustia tremenda. Escribí la canción en base a eso, como diciendo, "No te vayas”, como si uno pudiera retener el tiempo, que se quede un poco más ese niño que se estaba yendo porque la vida es así, va a pasar a ser un adolescente.

En un video decías que estas eran las canciones que no sabías que tenías que escuchar, ¿no?

Claro, sí. Como si fuera un plan de marketing… [risas]

¿Qué le dirías a los que no te conocen? ¿Por qué tendrían que escuchar este disco o por qué tendrían que escucharte a vos? ¿Qué van a encontrar en tu música?

La idea es que hay mucha gente a la que le gusta el rock argentino y yo creo que este disco tiene mucho de eso, pero a su vez también no apuesta solo a lo retro, sino que de alguna manera es como poner palabras y cosas a algo que estamos viviendo ahora, pero con esa tradición, si se quiere con esas ideas, pero llevadas al hoy. Cada uno puede tener una idea de futurismo distinto, yo tengo la mía, me parece bárbara esa tradición que tiene que ver con eso que me gustaba en los 80, 90, pero a su vez que tenga que tenga vínculos con lo que pasa en la actualidad. Con las cosas que nos afligen o nos dan alegría el corazón.

¿Qué te gusta del rock actual?

Me gustan algunos discos, algunas canciones. Bandalos Chinos me encanta. Creo que es el que más me gusta de todos los grupos nuevos. También me gusta mucho Martín Buscaglia, que es uruguayo. Después, ¿qué más?, no sé. Yo voy y vengo por el pasado, presente y futuro. Porque a veces escucho cosas muy viejas que nunca escuché. Hay mucha música buena, el problema es que no se difunde.

Hay una pregunta vicio que me gusta hacerle a casi todos los compositores: ¿Qué canción de otro te hubiese gustado componer a vos?

La primera que se me viene a cabeza es “Strawberry Fields Forever”. También alguna de Charly, como “Inconsciente colectivo”, esa me parece que es muy redonda.

Emiliano Acevedo