domingo, 30 de agosto de 2015

2015 - LA TABARÉ, en vivo en Buenos Aires




Buenos Aires no podía dejar de ser una ciudad contemplada en la gira/festejo de La Tabaré Riverock Banda (anche La Tabaré Milongón Banda), no solo por el amor que le tenemos los que estamos de este lado del Río de la Plata sino porque hay como un jugo de cocción que nos mezcla, en el mismo lodo arrabalero, a uruguayos y argentinos. De esta manera, viernes 21 y sábado 22 de agosto fueron las fechas en el Salón Pueyrredón y el domingo 23, en El Galpón de Hurlingham junto a bandas locales.

En la primera fecha programada, algunos, que no ocultamos la ansiedad, y llegamos temprano al mítico Salón Pueyrredón. Un espacio reabierto en abril de este año luego de padecer, como tantos otros universos under, la embestida de políticas macristas que tiñen la “gestión cultural” con el pigmento indeleble del mercado. Un detalle que no es menor y que hace juego con la vuelta de esta banda de culto, justamente, por su impronta anti-sistema, anti-mainstream, anti-starsystem. De hecho, el Salón (cuando aún se ubicaba en la calle Pueyrredón) fue uno de los primeros escenarios argentinos que albergó a Tabaré Taba Rivero (58) y compañía.

En esta oportunidad, el querido grupo uruguayo nos citó allí, para festejar sus 30 años con el rock. Y sí, señores, justamente, por fuera de todos los cánones y márgenes que el negocio fue configurando, desde 1985, año en que Taba fundó la banda, y ya desde su primer long play en el 87’, esto: Sigue siendo rock and roll.

Antes que nada actor, Taba, apuestó al rock en el contexto de auge que propició un renacer artístico post-dictadura. Pero en aquel momento pensaba que iba a ser un proyecto a corto plazo. “La Tabaré Riverock Banda apoyándose en el humor, en la diversión por la diversión, en el nihilismo de no creer en nada, y de decir que todo era una mierda, prendió bien en la gente. Esto último no era exclusivo de Tabaré: él mismo veía un estilo similar en los Redondos y en Sumo, las dos famosas bandas del otro lado del Plata, y la revista argentina Cerdos & Peces estaba en una sintonía semejante, En todos se manifestaba un cierto asco por la sociedad… y cuando Tabaré lo manifestaba en sus propias canciones provocaba a la gente con humor y esos funcionaba” (Libro: La Culpa es mía. Biografía inconclusa de Tabaré Rivero, escrito por Federico Ivanier)

Y así, a pesar de los incontables cambios de formación por los que pasaron, el espíritu de Rivero hizo que está banda siempre suene joven. Hoy, 30 años después, en la actual formación eso se nota en sus integrantes, grandes exponentes de su arte, que rondan los veinte y pico: Enzo Spadoni (trombón), Lucía Lucha Ferreira (voz), Leo Lacava (guitarra), Martín García (bajo) y Marcelo Lacava (batería).

El rock vale la pena para este músico que se la jugó entre lo que “hay que hacer” y lo que uno quiere. En una entrevista que le realizaron en Radio La Tribu el mismo día de esta primera presentación, Tabaré Rivero, dice: “El rock, en su totalidad, más allá de lo político, es una música impuesta por los anglosajones, entonces lo que debía hacer era cuidarme de eso. Pero lo que más me gustaba hacer era rock. Entonces siempre estuve entre la espada y la pared. Hasta que al final asumí que la manera de hacer rock es dignificarlo. ¿De qué manera? Siendo honesto (…) Todo estilo tiene su lado comercial, y lo que yo quiero rescatar, por lo menos para mí, es tratar de buscar el rock más sincero, más experimental y volver a la raíz del rock: cortar con lo que todo el mundo quiere escuchar, hacer algo que de alguna manera incomode. Yo estoy en la búsqueda de eso. Hoy por hoy, incomodar es a veces un poco absurdo, ya no incomodamos a nadie con nada pero trato de ser lo más honesto que puedo (…) En los 80 y parte de los 90 yo quería gritar y volarle la cabeza a todo Uruguay. Hoy por hoy creo que lo que incomoda es hacer las cosas bien. Si un tipo ensaya y se esmera por mostrar una música elaborada y respetuosa por el público, eso molesta porque estamos acostumbrados a la falta de respeto”.


La última vez que hice fila para ver a la banda fue hace casi 6 años en la puerta de La Trastienda. Hoy, estoy parada delante de la puerta negra que nos lleva al primer piso de una casona antigua, de un espacio de participación, donde no solo el público sino también las bandas salen siempre ganado. Este fue el marco de una verdadera fiesta. Tal vez, porque la espera fue larguísima, tal vez porque la persona de Taba nuclea un amplio abanico de expresión artística (canta-actor de puño y letra poeta/dramatúrgico, y una composición musical audaz, inconforme con la ortodoxia conceptual del rock), lo cierto, es que la euforia nos unió en una verdadero orgasmo colectivo.

Desde el primer tema, “Contracrisis (Sociedad Alternativa)”, donde con voz monocorde y potente gritamos “Viva, viva, viva la sociedad alternativa”, se respiraba una atmósfera de sincero encuentro.
Después vinieron algunos (¡es que son muchos!) de los temas más importantes:

“Crua chan”
Aunque Taba aclara que este tema lo hacía aún antes de cruzar el charco, puede ser considerado una especie de homenaje a los argentinos, porque Luca, casi que terminó siéndolo, y porque la versión  en español, de La Tabaré, nos permite gritar con más fuerza “Somos la mugre de Escocia/somos tus ratas joven Crua Chan”. Este sí, que fue un momento de máxima liberación.

“Zona” y “Fixionario”
Lucha Ferreira se lució en estas dos canciones viscerales, de trinchera, de libertad y agobio, donde la fémina desesperación hace hormonal hasta al varón más varonil. Impecable es su dicción y entonación, potente, en el duelo con la electricidad de la viola; brillante y fresca, en su performance solista, Lucía cosechó el aplauso caluroso de todos los presentes.

“El kafkarudo”
Un clásico, entre muchos, mezcla rara de ska y último tango, que saltamos con gusto, y en el que la marea humana nos oleó metamorfoseándonos, como en el relato de Kafka, de Gregorio Samsa, figura de la experiencia individualista, a una comunión corporal de mil patas, sudores, voces y brazos ondulantes.

“Las raíces desteñidas”
Cuando vuelven para el primer bis, ganamos la pulseada y Taba, aunque pareció que no lo tenía en sus planes, tuvo que arrancar con “Las raíces”. Una canción que quizá sea la que más explica nuestra hermandad argento-charrúa. Y entonces, cantamos este malambete eléctrico: “¿Cuál será nuestra cultura?/ ¿Cuál será nuestra cultura si fuimos colonizados?/Somos nietos de emigrados/hijos de una dictadura/es decir: somos basura/sin futuro ni pasado”.

“Alegris”
No podía faltar, la que considero, la canción del flâneur baudeleriano, “caballero que pasea por las calles de la ciudad”, y que Walter Benjamin utilizó para explicar al espectador moderno de las grandes metrópolis. En esa actitud de vagar por las calles sin rumbo ni objetivo se hace evidente la apertura a las vicisitudes imprevistas. Así, como la ciudad se  intuye, se deconstruye y se vuelve a construir a través de “La alegría de los vagabundos/que traspasan este mundo/ sin entrar en el/los inútiles si referencia/los de sin buena presencia como yo/los que detestamos el cuartel”
Tanto en este tema y en “Caos en R.O.U”, la banda se banca el silencio en un recital (!) Es decir, hacen literalmente una pausa y quedan como  detenidos en el tiempo. Este “juego” propuesto desde el escenario –  que se podría asemejar al gesto vanguardista de la pieza 4′33″, de John Cage - no solo mide al público sino a ellos mismos. Porque es impredecible saber cuánto durará ese silencio, ni cuánto se soportará. Pero sucede, y desde hace años, luego de los primeros segundos de incomodidad, es llenado por nuestra arenga maradoniana: “Olé, olé, olé, La Tabaré”

“Putrefashion”
Como en otras oportunidades la velada se cierra con esta canción “Porque todo debe tener un final”. Luego, de dos horas, con un mínimo break de 10 minutos, en las que estos artistas dieron todo de sí para que nosotros, en cambio, quedáramos repletos de energía, coreamos nuestro más grande presentimiento: “Hay una forma mejor de vivir/ Hay, la estamos buscando/Hay un futuro para compartir/Hay, lo estamos buscando”.
Para ir cerrando e intentar explicar la textura de esta experiencia me permito transcribir íntegra una de las más certeras Misceláneas de Rivero, donde nos declara lo que podemos definir como la verdad más verdadera, la suya. Y en todos estos años pude dar fe de ello:
Juro haber transitado el pentagrama, sin la mínima noción de semifusas ni confusas corcheas, ni de claves; la mano vino de rock, habiendo podido ser sólo de rabia; con los parlantes al mango y nuestro desencajado corazón a ritmo, el amor crudo y las caricias, viceversa; pegando un cambio porque había que pegar, sobre el tambor percutiendo la cabeza, y ese aburridísimo _reef_ que se repite; lo demás fue de esperanza, de balas como notas desquiciadas, bemoles en pos de justicia, explosivas redondas terroristas, insumisas notas haciéndolo todo, y la canción en guardia. Así hubo que pararse en los pedales como acróbatas del ruido, tratando de turbodistorcionar la vida, buscando otra vez el codo a codo en un síndrome de pogo solitario; lo demás fue de esperanza, una especie de fe ciega en el nihilismo, un NO gigante a las costumbres, un NO gritado, un NO bien decidido, un desafinado ¡NO!, y desencajado de las reglas que como canciones, NO, y la canción en guardia. Se nos pasaron los acordes como relojes en años, mutando modas, ritmos y enemigos entre silencios de negra y algún que otro balazo, y la canción subsiste. Siempre habrá un guerrillero de guitarra por cada verso vencido, y su cantor, suicidado, negociado. . . Siempre quedará un poema haciendo peso plomo en la balanza.

Finalmente, aunque sea difícil entender una experiencia ajena, déjenme decirles que de vuelta a casa, con las vibraciones aún en el cuerpo y la mirada perdida por la ciudad pensé que mientras haya artistas como estos “la magia va por acá”.



Fotos del show: Diego Pintos

Lista de temas, show del viernes 21-08:
Sigue siendo Rocanrol (1987)
El tacho de basura
MonTELEvideo me mata.
Poema desde el ascensor

Rocanroll del arrabal (1989)
Excepto

Placeres del Sadomusiquismo (1992)
Fixionario
La raíces desteñidas


Apunten…Fuego (1994)
Contracrisis (Sociedad Alternativa)

Yoganarquía (1997)
Caos en R.O.U
Espantapájaros

Qué te re contra (1999)
Alegris
Apología de los vagos
Ojalá
Fuckin’ soneto
Lulú me dijo
Putrefashion

Sopita de Gansos (2002)
La enemistad
Flan del rock
Golpe de suerte/Platinada

Chapa - pintura - lifting (2006)
El Kafkarudo
Zona (Lucía)
El tacho
Crua chan (Sumo)
Epitafio (anteúltima canción) Volvió he hizo las raíces y Putrefashion

Cabarute (2008)
Zooledades – de la Sinphoneta infinita
¡Estoy bien!

Qué revienten los artistas (2014)
Tuercas nada
Aquel cuplé

Silvia Tapia




jueves, 27 de agosto de 2015

Auge, caídas y resurrecciones de TRAFFIC, una historia de rock excelso...




Aunque gran parte del público y la crítica rockera consideran a Traffic como el simple catalizador de las inquietudes musicales del cantante, compositor, tecladista y guitarrista Steve Winwood; este legendario grupo fue también uno más importantes del rock anglosajón, desde fines de los 60 y hasta bien entrados los 70; un combo lujoso, que empezó haciendo temas psicodélicos inusuales, para luego incursionar en la fusión del folk inglés tradicional con ritmos latinos y el jazz, elaborando un rock elegante y experimental.

Sin embargo, a pesar de valor nominal como grupo con trayectoria propia, está más que claro que si vamos a hablar de Traffic, hay que dar cuenta de su líder, el Sr. Winwood. El suyo fue el típico caso de un niño prodigio que rápidamente demostró su incuestionable talento musical tocando cualquier instrumento que cayera en sus manos, en especial el saxofón y el clarinete. Stephen Lawrence Winwood había nacido el 12 de mayo de 1948, en Birmingham; y su primer proyecto artístico importante lo tuvo a los 15 años, junto a su hermano mayor Muff, cuando fundan una banda con Spencer Davis y Pete York, que se llamó The Spencer Davis Group. Rápidamente, la música de este nuevo grupo llama la atención de Chris Blackwell, el fundador de Island Record, quien los contrata y los pone a grabar en 1964. Siendo el vocalista de la banda -a pesar de que en varios clubes nocturnos no le permitían tocar sin autorización de sus padres, por ser aún menor de edad-, Winwood recibiría muy pronto la atención del público, debido a sus dotes musicales incuestionables, que terminarían opacando al resto del grupo. Finalmente, luego de la partida de Muff Winwood, en abril de 1967, el Spencer Davis Group quedó sepultado. Steve aún no tenía ni 19 años y ya tenía que pensar en cuál sería su próximo proyecto musical. Parecía una empresa difícil para este músico adolescente, sin embargo, rápidamente funda Traffic con tres amigos: Jim Capaldi (batería y voz), Dave Mason (guitarra y voz) y Chris Wood (instrumentos de viento). 

Desde sus inicios, en sintonía con la época “hippie”, y como para desmentir el presunto liderazgo de Winwood, el grupo intentaría funcionar como si fuese una comunidad, viviendo todos juntos en Berkshire y colaborando en forma de comandita en sus canciones. Como Winwood aun tenía contrato vigente con Island, Blackwell contrata a los miembros restantes de Traffic, para que empezaran a grabar “Paper Sun”, su single debut, el cual, una vez editado, tendría bastante éxito en Gran Bretaña, llegando al Top Five de los charts en julio de 1967. El suceso de esta canción convence a Blackwell, quien les pide que graben  otro tema propio, “Hole in my Shoe”, cantado y compuesto por Mason. Este single fue, incluso, aún más exitoso que “Paper Sun”, ya que alcanzó el número uno de los charts británicos en octubre. Sin embargo, este éxito inesperado de Mason pondría celoso a Winwood, quien pensaba que esta canción no era representativa del sonido que él buscaba para Traffic. Más tarde, el grupo editaría un tercer single, “Here We Go Round the Mulberry Bush”, cuyo título hacía referencia a la banda de sonido de una película homónima. Con esta canción Traffic conseguiría su tercer top ten, en diciembre del ´67. En ese mismo mes sale el álbum debut del grupo, Mr. Fantasy, grabado durante la segunda mitad de ese año. 

Sin dudas, Traffic no pudo tener un mejor comienzo, ya que Mr. Fantasy era un álbum fantástico e innovador, que contenía una exquisita mixtura de pop elaborado y psicodelia, en extraordinarias canciones como "Heaven is in Your Mind", "House for Everyone", "Dear Mr. Fantasy" o "Giving to You". Por supuesto, en esta ópera prima se notaban las influencias de Sgt. Pepper: pop ecléctico y brillante, ecos hindúes, music hall con ecos del pasado de la clase obrera inglesa, blues rock y largas zapadas. A pesar de este éxito inicial, Dave Mason había empezado a disgustarse mucho con la forma de trabajar de Winwood, y por eso rápidamente se originaría una disputa entre los dos músicos, en donde primaban los celos y la lucha de egos de ambos. El resultado de tantas peleas sería que Dave Mason decidió irse de la banda, lo que en principio suponía un golpe tremendo para el grupo, ya que el guitarrista se ocupaba también de tocar varios instrumentos exóticos como el sitar, además de ser uno de sus principales compositores.

Luego de la renuncia de Mason, al resto de sus compañeros les costó mucho seguir como trío, ya que la ausencia del guitarrista volvía muy ardua la tarea de compositiva. Además, Traffic hacía poco que había firmado con Island, y aun debía cumplir con las imposiciones de dicho contrato discográfico, que exigía la inmediata grabación de un nuevo álbum. Debido a esta problemática, Winwood, Capaldi y Wood se tragan el orgullo y le piden a Mason que vuelva al grupo. Este acepta, y así empiezan a grabar el segundo larga duración homónimo de Traffic, en mayo de 1968. Sin dudas, Dave Mason sería esencial en esta producción, ya que compuso la mitad de su repertorio, que incluía sus temas “You Can All Join in” y “Feelin' Alright” (éste, luego un éxito grabado por Joe Cocker en 1969). 

En sí, este segundo disco del grupo, llamado simplemente Traffic y editado en octubre de 1968, era una producción claramente sectorizada: en un lado estaban las composiciones folk-rock de Mason, y en el otro las jams sessions de Winwood, quien había formado una dupla compositiva junto a Capaldi. Justamente, Winwood-Capaldi eran los autores de varias canciones muy bellas, entre las que se destacaba "Forty Thousand Headmen", uno de los mejores temas de toda la historia de Traffic. En esta canción, la letra funcionaba como una reflexión psicológica vedada del subconsciente, gracias a sus versos repletos de imágenes oníricas. 

Si bien el segundo disco de Traffic supuso un nuevo éxito para el grupo, el equilibrio artístico y personal del grupo seguía pendiendo de un hilo. Por tal motivo Mason vuelve a abandonar Traffic poco después de comenzar una gira por Estados Unidos, a fines de 1968 (aunque también se cree que el motivo de su salida fue que los otros tres lo echaron). Pocos meses después de su salida abrupta, a comienzos del ´69, Traffic se separa.

Más allá de este primer final prematuro, no había tiempo para derramar lágrimas, porque Winwood aún tenía que cumplir con sus obligaciones contractuales, ya que había firmado un contrato por cinco álbumes con la discográfica inglesa Island y la estadounidense United Artists, y recién había entregado sólo dos. Por eso, en abril de 1969, las discográficas editarían Last Exit, una colección de singles no editados anteriormente en LP, además de outtakes y grabaciones en vivo. Más allá de ser este un típico disco emparchado y oportunista, Last Exit no estaba nada mal, ya que traía un par de temas muy interesantes como "Medicated Goo", además de muy buenos descartes como "Withering Tree" o "Shanghai Noodle Factory", y "Just for You", una hermosa canción folk, que había sido lado B de un single editado por Dave Mason como solista en Febrero de 1968. Last Exit también contenía algunas presentaciones del grupo en el legendario Fillmore West californiano. Por otro lado, la letra del tema "Shanghai Noodle Factory", de Winwood, era (casi) la "explicación" de por qué se había disuelto la banda.

Luego de la separación de Traffic, Capaldi, Wood, Mason y un tecladista llamado Wynder K. Frog formarían Wooden Frog, aunque no llegaron a grabar un disco; y Winwood se junta con los ex Cream Eric Clapton y Ginger Baker, y con el ex Family Ric Grech, con quienes funda Blind Faith, un súper grupo de corta vida, que graba un único e histórico álbum homónimo, en 1969.

Cuando finaliza el proyecto musical de Blind Faith, Winwood comenzaría a grabar su primer disco solista, pero, al unirse Capaldi y Wood a la grabación, éste se convierte en el cuarto álbum de Traffic: John Barleycorn Must Die. Dicha producción, editada en junio de 1970, era un prodigio repleto de temas geniales como “Every Mother's Son", "Freedon Rider" o "Stranger to Himself", que denotaban un notable acercamiento del ahora trio hacia las herencias del folk inglés y el jazz, casi en la misma veta musical que grupos contemporáneos como Soft Machine y toda la movida de Canterbury. Porque, si bien cinco de los seis temas del álbum tenían letra y solo uno era enteramente instrumental, las partes vocales eran apenas una excusa para extender las secciones instrumentales, liberándose de cualquier atadura estilística, como se puede apreciar en el soberbio final del disco, "Every Mother´s Son". 

Posteriormente a la edición de John Barleycorn Must Die, Traffic planeó sacar un disco en vivo en el otoño de 1970, pero debido a varios inconvenientes este proyecto no se pudo hacer. Sin embargo, Traffic aún tenía que editar otro disco para cumplir con su contrato firmado con Island records y United Artists. Justamente, aprovechado una extensa gira que estaban realizando en ese momento, empiezan a explorar nuevos formatos musicales, ampliando el espectro sonoro de sus canciones, para lo que debieron ampliar su formación de trio, sumando a Ric Grech en bajo. Más tarde, en la primavera de 1971, suman al baterista Jim Gordon, ex Derek and the Dominos, y al percusionista Reebop Kwaku Baah. Otro que se uniría en plan nostálgico al grupo, para realizar solamente un par de shows en Gran Bretaña sería Dave Mason. Dichos conciertos serían registrados para dar por terminado el contrato del grupo con Blackwell, y así luego son editados con el nombre de Welcome to the Canteen, en julio de 1971. Sin embargo, el repertorio de este disco en vivo sería acreditado a los siete músicos individuales participantes y no a Traffic. A pesar de ser este un disco hecho meramente para finalizar un contrato, el resultado fue bastante satisfactorio aunque la calidad del sonido registrado haya sido bastante mala (algo que ni siquiera se pudo mejorar en rediciones remasterizadas en cd, incluyendo la tan mentada 2002 remastered CD reissue). 

Luego del final de esta etapa, Traffic, a pesar de sus desavenencias pasadas con Blackwell, decide darle otra oportunidad al ejecutivo discográfico y renovar su contrato con Island. Más tarde, el grupo empieza a grabar un nuevo disco de estudio, The Low Spark of High Heeled Boys. Significativamente, este álbum, editado en febrero de 1971, sería un gran éxito en Estados Unidos (donde vendió un millón de copias) pero -para la indignación del grupo- un fracaso total en Gran Bretaña. En sí, esta nueva producción era la confirmación del suceso artístico y comercial de esta segunda formación del grupo, y contenía cambios en su senda musical con la inclusión de temas bastante experimentales y otros muy lentos y casi lúgubres. Por ejemplo, el tema "Rock & Roll Stew", de Grech y Gordon, era una descripción muy descarnada de lo que eran las giras interminables del grupo. Por otro lado, Jim Capaldi se destapaba como compositor talentoso con el agresivo "Light up or Leave Me Alone". El resto del muy buen material del álbum estaba firmado por la dupla Winwood-Capaldi , incluyendo la sorpresa del disco, "The Low Spark of High Heeled Boys", una canción de más de doce minutos que contenía un hermoso riff y una letra cuyos versos daban cuenta de la demoledora desilusión del grupo con respecto al mercado discográfico.

A pesar de esta nueva buena racha creativa, la gira 1971/72 del grupo sería suspendida por la peritonitis que sufrió Winwood y también porque Grech y Gordon dejaron la banda. Más tarde, en otoño (boreal) de 1972, Traffic comienza a grabar un nuevo álbum con la colaboración del baterista Roger Hawkins y el bajista David Hood, ambos ex-Muscle Shoals. El disco en cuestión, Shoot Out at the Fantasy Factory, editado en enero de 1973, evidenciaba una caída compositiva con respecto a los dos últimos trabajos de la banda. Por ejemplo, "Roll Right Stones" sonaba muy previsible y aburrida, como si fuera un tema viejo descartado previamente. Por otro lado, aunque algunas canciones aun mostraban la calidad musical de los viejos tiempos -como la balada folk "Evening Blue”, el instrumental de Chris Wood "Tragic Magic", o la apropiadamente intitulada "(Sometimes I Feel So) Uninspired"-, la totalidad del álbum carecía de sorpresa, como si la magia se hubiera evaporado. Sin embargo, a pesar de ser uno de los más flojitos álbumes de la carrera del grupo, quizás debido a su reciente éxito estadounidense, Shoot Out at the Fantasy Factory vendió muchas copias (numero seis en los rankings norteamericanos), a pesar de ser la certificación definitiva de que la banda había terminado su época dorada. 

Como registro en vivo de la gira mundial de 1974, Traffic: On the Road se convertiría en el segundo live album del grupo en tres años. Este disco nos mostraba la última colaboración de Steve Winwood, Jim Capaldi y Chris Wood, junto al percusionista Reebop Kwaku Baah. Estos cuatro músicos eran acompañados aquí por Roger Hawkins (batería), David Hood (bajo) y Barry Beckett (teclados). Las características de este álbum se basaban en la improvisación libre, por lo que cuatro de los temas incluidos en la grabación superaban largamente los 10 minutos de duración. Sin embargo, lo negativo de este álbum fue que no era más que el legado de la gira promocional de un disco mediocre como Shoot out at the Fantasy Factory, y las versiones en vivo de esos temas no sonaban mucho mejor -ni más innovadoras- que las de estudio. En resumen, Traffic: On the Road reflejaba, simplemente, la plenitud instrumental de un par de buenos músicos, pero era un disco aburrido y del montón. Por eso no sorprendió que luego de este nuevo fracaso, Traffic en sus conciertos posteriores volviese al formato de canciones cortas, ya que improvisar porque sí, cuando no se tienen ni las ideas y el oficio de Zappa o los Allman Brothers, se ve que no servía de mucho... 
 
A pesar de estos reveses discográficos, Winwood, Capaldi y Wood deciden seguir adelante y reclutan al bajista Rosko Gee para grabar un nuevo álbum, When the Eagle Flies. En esta producción Traffic mostraba una clara determinación por decantarse hacia la improvisación en clave jazz-rock. Porque, aunque parezca ser un simple disco de rock, Winwood improvisaba voces como si fuera el complemento de las melodías intricadas del grupo, como ocurre en el tema que le da nombre al álbum. Por su parte, las letras pretenciosas de Jim Capaldi hablaban del auge y las caídas propias de cualquier relación amorosa así como de capitalismo, política y hasta de la crisis económica mundial (!). Por su parte, mientras que en "Memories of a Rock 'n Rolla" el grupo reflexiona sobre su pasado musical, "Dream Gerrard" parecía una mera especulación acerca del vínculo de los sueños y lo que se vive en la vigilia. Todo esto hacía que "When the Eagle Flies" fuese un hito dentro de la historia de Traffic, aunque más no sea una colección instrumental con el agregado circunstancial de voces encima, como si éstas fueran un sonido más, sin importar lo que digan (o canten). Esta actitud artística (tan deficiente como snob e inexplicable) no mereció más que críticas adversas debido a su sonido frio y distante. Un claro síntoma del agotamiento de la propuesta artística del grupo. Debido a eso, y a pesar de ser su cuarto disco consecutivo en llegar al oro en EEUU, Traffic decidiría separarse en el otoño de 1974, después de una nueva gira norteamericana. 

Ahora sí este parecía el adiós definitivo del grupo, y más luego de la muerte de Chris Wood en 1983. Sin embargo, sorpresivamente, Winwood anunciaría en 1994 una reunión con Capaldi, para grabar un nuevo disco de Traffic, Far From Home, editado por Virgin Records el 3 de mayo de 1994. De cualquier forma, la ausencia de Wood fue insalvable, y por eso, a pesar de llevar la denominación “Traffic”, este nuevo álbum sonaba más parecido a uno solista de Winwood -con Capaldi de músico invitado- que a uno del antológico grupo. Y es que este no era más que un exiguo y poco arriesgado repertorio de canciones, en donde Winwood tocaba la mayoría de los instrumentos y cantaba, mientras que Capaldi se dedicaba a tocar batería y hacer ocasionalmente coros; aunque, claro, sin Wood nada era lo mismo... En resumen, el aburrido contenido de este modesto Far From Home contrastaba con los largos pasajes instrumentales que caracterizaron a Traffic en el pasado. Por ejemplo, "Riding High" era un tema instrumental elegante pero sin mucho para destacar; "Far from Home" y "Nowhere Is Their Freedom" eran dos temas pocos recordables; mientras que "Holy Ground" le daba un toque espiritual pero bastante soporífero al álbum. Por su parte, "Here Comes a Man" fue el corte de difusión y uno de los temas que mejor rescataba el legado de la banda, junto a "Some Kinda Woman" y "Every Night, Every Day", los que se destacaban por encima del resto del material. Finalmente, ni "This Train Won't Stop o "State of Grace" pasarían a la historia, mientras que "Mozambique", el cierre de este Far From Home, era otro tema instrumental del montón. Por todo esto era casi obvio predecir que este disco tan híbrido e irregular iba a ser un fracaso, y a terminar en las bateas de saldos de las disquerías a un precio irrisorio…

Capaldi y Winwood juntos de nuevo durante la inducción de Traffic en el Rock & Roll Hall of Fame

A pesar de este nuevo fracaso discográfico, Traffic estuvo entre los grupos y solistas participantes de la fiesta de celebración por el 20 aniversario de Virgin y realizaría una última gira, luego de la cual se separaron. En el año 2004 Traffic ingresó en el Rock & Roll Hall of Fame. Durante dicha ceremonia volvieron a tocar en vivo Jim Capaldi y Steve Winwood junto a Dave Mason. Esa noche también fue la última vez que Jim Capaldi apareció en público. La muerte de Capaldi, debido a un cáncer de estómago en enero de 2005, frustraría una nueva reunión del baterista con Winwood, poniéndole punto final –ahora sí definitivo- a la historia del grupo. Sin embargo, el legado de Traffic aun hoy se mantiene inalterado, en especial debido a sus primeros cinco álbumes en estudio, verdaderos clásicos de la historia del rock. Algo que se pudo comprobar durante el tributo y celebración de la vida de Jim Capaldi, Dear Mr. Fantasy, el 21 de enero de 2007. En esa emotiva velada, Steve Winwood, junto a Paul Weller, Pete Townshend, y muchos otros músicos, interpretaron temas de Capaldi y Traffic; casi como si fuera el perfecto colofón para la historia de este grupo irrepetible.

Emiliano Acevedo