miércoles, 15 de mayo de 2019

TURF, Siempre Libre: 20 años de un disco mítico...



El segundo disco de Turf, Siempre Libre, fue un memorable giro en la carrera de una banda que venía degustando las mieles de la masividad. Un álbum experimental con composiciones más arriesgadas, más elaboradas, repleto de diferentes estilos musicales. Un sueño psicodélico y volado. En tres palabras, un álbum mítico. 

En esta nota recorreremos las historias detrás de esta colección de canciones de la mano del frontman Joaquín Levinton y el guitarrista Leandro Lopatín, echaremos un vistazo a cómo fue la difícil tarea de darle vida a este disco lleno de magia. Ellos nos contaron como lo compusieron y grabaron junto al resto de los integrantes del grupo, Carlos Tapia en bajo, Fernando Caloia en batería y Nicolás Ottavianelli en teclados; bajo la invaluable producción de Coti Sorokin. Un disco que la banda presentará en vivo el próximo sábado 18 de mayo en Niceto para celebrar su aniversario.

ENTREVISTA> ¿Cuáles fueron los antecedentes de Siempre Libre?
Joaquín: Éramos un grupo de amigos de 18, 19 años, que sacamos nuestro primer álbum, que se llamó Una pila de vida. Luego, de la nada, nos transformamos en un grupo de moda. Vendimos muchos discos, como 40 mil copias. Entonces nos pasó una cosa muy loca, propia de esa época, que ya no sé si pasa… nos perseguían las chicas, nos golpeaban la camioneta… Sin embargo, después nos echaron de la compañía discográfica en la que estábamos, porque cambió el presidente y no había nadie allí que nos quisiera. Entonces, sin compañía, y sin importarnos nada, hicimos un segundo disco que nos alejó de lo que veníamos haciendo; que nos asustó capaz, no sé… O quizás fue, simplemente, una reacción para llevar la contra.

Siempre Libre es un disco muy producido, con muchos arreglos… ¿Cómo lo pensaron?
Joaquín: Lo pensamos en Valeria del Mar, en una casita que tiene mi vieja. Nos habíamos quedado viviendo ahí como medio año. También veníamos de hacer un viaje psicodélico como el de los Doors pero en El Valle de la Luna. Tomamos mucho ácido en Valeria del Mar, viajamos por nuestra mente, leímos muchos libros. Todo tuvo un tinte medio existencialista vinculado a esa época en la que uno tiene veinte años. Y así salió. Un disco volado, con canciones progresivas… Lo produjo Coti (Sorokin). En resumen, el disco fue una búsqueda de hacer lo contrario de lo que uno debería hacer.
Leandro: Fue un largo periodo. Empezamos trabajando con un productor, después terminó haciéndolo Coti. No fue fácil grabarlo porque tenía muchos arreglos con cuerdas, trompetas… Seguramente por todo eso ese disco se volvió tan misterioso, tan de culto…

Ahora que hablan de música progresiva, justamente, una canción como “Siempre Libre” me hace acordar a La Máquina de Hacer Pájaros…
Joaquín: Claro, estábamos muy influenciados por eso. Escuchábamos Flaming Lips, La Máquina de Hacer Pájaros, Spinetta, Pescado Rabioso, mucho Artaud… Incluso ese tema empieza con un loop de batería que era de Sui Generis
Leandro: Por otro lado, entre las influencias, también podría citar el disco Acme, de The John Spencer Blues Explosion; La vida secreta de las plantas, de Stevie Wonder; Clandestino, de Manu Chao; los Hollies, Martin Denny, King Tubby, The Beta Band… 

El disco empieza con el tema “Siempre Libre” y termina con “Siempre Libre II”, pero ambos temas son musicalmente bien distintos entre sí. ¿Cómo los pensaron?
Joaquín: Probablemente tenga que ver con que es un disco conceptual. Es una suerte de principio y final, y de la forma circular del tiempo.
Leandro: La primera “Siempre Libre” es como un himno, tal vez porque lleva el nombre del disco o porque es como una declaración. “Siempre libre II” es el tema final, tiene fantasía, un poco en onda “Disney”… Quizás influenciado por nuestras escuchas de Mercury Rev.

¿Cuál es el concepto del álbum?
Joaquín: El concepto rueda a través de la libertad, habla de la libertad. La libertad que sentíamos a los 20 años, la libertad que te da hacer lo que querés, tener una banda de rocanrol… La libertad de pensamiento, la libre expresión…

“Me haces sentir” es una canción que habla mucho sobre la experimentación y terminó siendo el hit del disco, prácticamente.
Joaquín: Justamente, el disco era mucho más loco aún. Una vez terminado lo escuchó (Carlos) Ohanian, que había empezado a representarnos, y dijo que le parecía un disparate porque no había forma de que eso sonara en la radio. Lo dijo bien, no nos presionó ni lo quiso modificar. Probablemente lo hizo con el deseo de que nos vaya bien. Así que, como nosotros tenemos facilidad para hacer canciones, hicimos un par que tuvieran una estructura más convencional. De cualquier forma, “Me haces sentir” también tiene que ver con cosas que nos gustaba mucho escuchar a nosotros, grupos como los Stone Roses y demás.

¿”El jugador” está basada en la novela de Dostoievski o es, simplemente, un reflejo de la época en que salió el disco?
Joaquín: Está basada en la novela. Y también es una forma de crítica a ese tipo de personas como las que se describen ahí.

“Aterrizar” tiene una frase final muy linda: “La nada está en todas partes, la mediocridad que no te deja ser, nos hace olvidar los sueños y las fantasías de nuestra niñez, para controlar las mentes, sembrar el vacío y tener más poder…”; ¿de dónde surgió?
Joaquín: De cualquier lado. Uno muchas veces construye cosas, a través de pensamientos que están en tu mente. Sin querer copiar, ni robar, ni nada, capaz que tu mente rebota contra algo que absorbiste en tu vida y lo terminas escribiendo.

Sí, aparte es una frase que te deja pensando en las cosas a las que te obliga el vivir en sociedad, directrices que te hacen olvidar todos los sueños que uno tenía de chico…
Joaquín: Tal cual. Eso es real. Por eso hay que estar muy firme con lo que uno cree y con lo que uno sueña porque a la primera de cambio, te rompen el orto… (risas) 

Lea, ¿cómo compusiste el instrumental “Valle de la luna”?
Leandro: No me acuerdo puntualmente. Sí sé que ese viaje al Valle de la luna, después de un show de nuestra primera época en San Juan, nos partió la cabeza. Es el mejor lugar del mundo. Y esa música, me parece que la hice en Valeria del Mar. Yo tenía una parte y después Ríspico (Nicolás Ottavianelli) me ayudó con el resto. Además, ese tema es como la intro de “Esa Luz”; y, para mí, ese tramo del disco es de lo mejorcito: “Valle de la luna” seguida por “Esa Luz” ¡tremendo! Todo coronado por la participación de Charly… Increíble.  

“Esa luz” es un tema muy glam, ¿cómo lo hicieron?
Joaquín: Antes que nada, cabe destacar también que es un disco que habla del amor, no solo de la libertad. Tiene canciones de amor, del estado de enamoramiento. Generalmente, las canciones de desamor son más comunes dentro del rock. Y este es un disco de amor. “Esa luz” habla del amor que vos podés ver en la otra persona. Es una canción que hice en El Valle de la Luna.

¿Y lo de Charly cómo se dio?
Joaquín: Charly García está todo el tiempo cerca de Turf, no sé porqué. Imaginate que él grabó su último disco, Random, en nuestro estudio. Su participación fue divertida y linda. Es muy difícil sincronizarse con Charly, porque él maneja sus tiempos y sus maneras… Es genial eso, porque no le podés imponer ni hacerle hacer nada que él no quiera. A él no le importa la guita, no le importa un carajo nada. Es el único artista que conocí en mi vida que ni siquiera sabe usar un teléfono. No sabe ni lo que es la internet… Y ni le importa. Es un genio, es bárbaro… Bueno, la cuestión es que la parte de Charly García la grabamos en casete, con mi portaestudio en su casa. 
Leandro: Tal cual. Fuimos a la casa de Charly con Joaquín. Lo grabamos con Charly tirado en la cama. Portaestudio, auriculares, y así grabó el solo de “Esa Luz”, que después doblamos nosotros en el estudio con violines y cuerdas. Sin dudas, Charly la rompió. Y al final del tema se puso a tocar Gershwin, “Rapsodia en Blue”. Increíble.

¿Cómo hicieron los arreglos de cuerdas en “Piolines”?
Joaquín: Ese es uno de los temas más progresivos y más locos del disco. Además, es una canción de amor preciosa, salió muy bien. Uno de los temas más lindos que puedo reconocer de todos los que hicimos porque tiene lindos momentos musicales… Se fue haciendo muy de a poquito, jugando con la música; dejando que fluya, sin tener la necesidad de poner estrofas, estribillo y todas esas cosas que tienen las canciones convencionales. Dejar que la música fluya es algo que nos salía mucho en Valeria del Mar. Nos quedábamos toda la noche, comprábamos damajuanas de vino y fumábamos mucha marihuana, quedando de la cabeza… Ah, me acuerdo que lo empezamos a tocar, tocar, tocar, tocar hasta que algunos nos empezábamos a quedar dormidos sentados o acostados. La participación musical terminaba al llegar el estado de ensueño… algo fantástico. No puede haber nada mejor que tocar hasta que te quedás dormido.
Leandro: “Piolines” es uno de mis temas favoritos. Los primeros acordes del tema fueron idea mía. Después el tema fue mutando, pasando por todos lados… Hasta incluye un fragmento de “Desconfío” de Pappo. Tiene una coda tremenda, me encanta. Ahora lo estamos tocando de nuevo en la sala de ensayo y flasheo, no lo puedo creer. Toda esa onda que tiene de música progresiva con mil partes diferentes.

“Tusam” es un homenaje a un personaje popular de nuestra infancia…
Joaquín: Claro. Lo hicimos poco después de su muerte. Bueno, ese es un tema bien loco, ¿no? Porque es como si fuese una suerte de jazz. Lo que tiene “Tusam” es que habla de las personas que están hipnotizadas. Cuando se está hipnotizado no se puede mentir. Entonces, la metáfora es que, con la muerte de Tusam, la mentira va a terminar gobernando. También es una crítica existencialista típica del disco.

Joaquín, antes me decías que este era un disco de amor, sin embargo, también tiene “Más loca que yo”, una canción cuyo mensaje es todo lo contrario, ¿no?
Joaquín: No sé porqué sucede eso al final de una relación. El tema habla de una novia mía que estaba más loca que nadie pero, también, es una canción sobre todas las locuras que hace uno por amor. Todo eso es el amor pero igual vas para adelante. 

“Fuera del mundo” es un tema bien movido…
Joaquín: Estábamos medio Stone Roses, de ahí sale la inspiración, creo… Los escuchábamos mucho en esa época. Hay influencias de muchas cosas pero procesadas por nosotros hacen que no tengan nada que ver con nada.

¿La letra de “Miniturismo” de dónde salió? ¿De algún libro, de alguna película?
Joaquín: Es un cuento para niños, un musicuento basado en una película, creo que se llamaba Atlantis. Era, también, una manera poética de contar una historia sobre gente que se escapaba del mundo. Y es que en todo el disco se repite ese mensaje: alejarse del mundo…

¿Qué recordas de “Valeria del mal”?
Leandro: Ese tema parte de un riff. Tiene una onda y un sampleo de King Tubby al principio. Otro tema hecho en Valeria del Mar.

El final del disco, con “Siempre Libre II” es apoteósico…
Joaquín: ¡Tremendamente apoteósico! De hecho, tiene timbales, y termina de una forma en donde parece que la orquesta no quiere parar de tocar.

¿Qué significa la tapa del disco? ¿Cómo la hicieron?
Leandro: No tiene ningún significado en particular. No me acuerdo en dónde surgió la idea de hacerla en el Tigre. Estábamos medios hippies en esa época, quiero decir hippies en el sentido de que queríamos hacerla fuera de la ciudad. Y el Tigre era un lugar con mucho verde, así que supongo que vino por ahí la cosa. Fue una sesión de fotos con Nora Lezano. Estábamos bastante locos porque habíamos tomado ácido y medio que se descontroló la cosa. Fue bastante caótico todo. Lo más lindo del arte es el interior del disco, que es una foto alargadísima con todos nosotros entre los árboles.

Estaría bueno que se reedite, ¿no?
Joaquín: Eso no es tan fácil, ya que casi ni se editan cds. Pero ahora salió en Spotify, en una versión remasterizada. Así que, de alguna forma va a estar…



¿Cómo lo ven al disco después de 20 años? ¿Qué balance hacen?
Joaquín: Yo lo veo hermoso, cada día mejor. Realmente. Es un disco que ahora nos toca celebrarlo y nos encanta volver a tener que tocarlo. La verdad que es un lujo.
Leandro: Definitivamente, es todo muy positivo. Un disco del que estoy orgulloso. Flasheo tocándolo en los ensayos. Creo que es un álbum que envejeció muy bien.

Emiliano Acevedo