Nada pareciera ser casual, a la hora de develar
su devoción por la música, razón por la cual esta
pasión lo llevó a estudiar piano y flauta a muy corta edad. Será por eso
que Sergio Dawi plasma en cada uno de sus trabajos el
sello intacto de un apasionado por el arte. Transcurrió su niñez y
adolescencia en un hogar en donde
quienes lo trajeron al mundo pasaban
sus días vinculados a la música y el cine. Su padre
fue el director de cine Enrique Dawi y su madre, María Teresa Corral, compositora e
intérprete de canciones infantiles. Por lo tanto, el niño Sergio siempre
ha tenido una relación muy cercana con la diversidad
artística.
Tenía tan solo veinte años cuando trabajaba de
cadete en la productora de su madre, donde vivió los avatares de los
años 70: "Mi madre tuvo un sello
discográfico que se llamaba La Cornamusa, donde sacaba como productora
independiente sus discos y había editado, entre otros, a Daniel Viglietti. Resultaba riesgoso en esa época
tal elección, y fue por eso que, ante la imposibilidad de sacarle el
centro identificatorio al vinilo, no nos quedó otra que llevarlos
a la dársena porteña y arrojarlos por cientos al agua".
Los humores de esos años lo llevaron a cruzar al viejo
continente, y allí, el que luego sería el saxofonista de los Redonditos de Ricota, se nutrió,
durante una década, de una diversidad musical que aun
recrea. Haber estudiado y tocado con músicos jamaiquinos,
españoles o africanos, es una experiencia que plasma en
cada disco y propuesta que lleva adelante.
En su retorno al país en los 80, junto a Damián Nisenson -que luego pasó a ser saxofonista de Los Twist- participó del mítico Parakultural, desde su inauguración hasta su cierre, en
la calle Venezuela. En esa época, ambos músicos se subían al escenario
del legendario sótano con 2 Saxos
2, donde hacían breves performances: "La música era lo central, pero
el lenguaje que desarrollamos tenía una cuota de juego, de dialogo e
improvisación, que junto a una actitud corporal, vestuario, iluminación
y escenografía le dio un carácter a nuestro camino. Todo se
desarrolló en un contexto histórico, dentro de una primavera democrática, donde era
frecuente en esos camarines cruzarte con gente
de teatro, músicos, poetas, curiosos con una impronta libertaria. Se destapaba una olla que había quedado
comprimida durante muchos años. Pérez Celis, Fernando Noy, Las Gambas Al Ajillo, Los
Melli, (Alejandro) Urdapilleta y
tantos otros fueron de la partida.”
Dentro de ese contexto, una noche, la Negra Poli y Skay Beilinson, buscando espacios para que los Redonditos de Ricota realizaran unas
fechas, invitaron al dúo de saxofonistas a participar en
los intervalos de la banda. De
ahí comenzó un vínculo muy estrecho, que tuvo como
resultado formar parte del staff ricotero,
cuando Willy Crook se alejó para integrar Los Abuelos de la Nada, en 1987. El resto es la historia que todos conocemos,
la participación de Dawi en
siete discos de la banda de La Plata, sin dejar de
lados sus proyectos paralelos.
Luego de la separación de los Redondos, el
dúo siguió presentando nuevos espectáculos y, en paralelo, junto al ex bajista de los Redondos Semilla Bucciarelli, Sergio formó parte de SemiDawi, otro proyecto audiovisual que ha recorrido el
país y que tiene como propuesta el cruce entre la
plástica y la música con un tratamiento digital, donde el saxo,
vía procesadores y samplers, dialoga con la pintura y el dibujo digitalizado, en
un espectáculo experimental y performatico llamado Ambos
a la vez.
Actualmente, Sergio Dawi está abocado en la
presentación de Jaqueados, su tercer trabajo discográfico,
junto a Dawi y los Estrellados.
ENTREVISTA: ¿Cuál es la
propuesta que llevás adelante con Estrellados? ¿Continuar con la temática
de un espectáculo que vaya más allá de lo musical?
Dawi y los Estrellados tiene un formato más de banda donde
aparece la palabra. Cuando presentamos este tercer disco y elegimos el
formato de teatro ciego, de alguna manera era poder convidar a nuestro
público a tener una experiencia donde la imaginación tome rienda suelta. También
creo que la oscuridad es un buen disparador.
Son nueve temas que están
enmarcados no solo en lo musical, sino también en la lírica y
en la gráfica. El disco tiene una unidad tal que,
entre tema y tema, no hay silencio, es todo un continuo. El espectáculo
está presentado como una banda de sonido de una
obra teatral. Cuando lo escuchás en las plataformas, podes traquear tema por
tema. La idea que terminó pulsando el disco, está guiada
por el título que lleva: Jaqueados
es una palabra que sintetiza una sensación de un estado de
las cosas y de la condición humana. El mundo está muy
difícil, es una sensación de que el futuro no nos lleva por
buen camino y donde siento que realmente se está jaqueado. Por
eso en la tapa del disco hay una ilustración en donde una niña
levanta su brazo como diciendo “paren la mano”. La
lírica tiene un carácter ficcional, y cada canción
relata historias en donde los personajes están jaqueados en el
amor, en la suerte, en la esperanza, en la vida misma.
¿Cómo te llevás con el hecho de
tener que ser el líder de una banda?
En esta formación, donde me
vuelco a escribir y también a
realizar la producción general, tengo que meter el
cuerpo para llevar la historia adelante, pero
este proyecto creo que no hubiese salido a luz si no
fuese por la sumatoria y el aporte de cada uno de los que
conformamos Dawi y Los Estrellados. Tengo la fortuna de contar
con un equipo de notables músicos y colaboradores. Con el DJ Roco Collado
y el guitarrista Juan Benítez, compusimos la música. Luego se
sumaron Alejo Trinelli en el contrabajo y Nicolás Daniluk en batería. Tuvimos colaboraciones
musicales diversas, que también fueron fundamentales. Creo en
el trabajo grupal.
¿Cuáles han sido tus
referentes a la hora de llevar adelante tu propuesta musical?
Uno es la sumatoria de experiencias
y de vivencias. Es innegable que hay un poco de todo, y tiene que
ver con lo que escuche desde mi infancia y adolescencia hasta
el presente. Uno va haciendo como síntesis en cada momento y
regenerándose.
¿Cómo definirías tu propuesta artística
en pocas palabras, Sergio?
Soy un curioso que
tiene canales abiertos. Que no se limita solo a lo musical, y
que rescata la posibilidad de utilizar la palabra como modo de
expresión.
Con esta autodefinición, Dawi cierra la charla, dejando
la sensación de que hay un sinfín de proyectos por
venir, solo resta esperar y disfrutar de su último trabajo en banda.
Un músico desprejuiciado como pocos.
Patricio Fernández Abregu