miércoles, 26 de julio de 2017

QUEEN, Sheer Heart Attack: Cuando la Reina entró en las grandes ligas del rock...



El 12 de noviembre de 1974, Queen editó su tercer disco, y el primero realmente legendario: Sheer Heart Attack, una producción que retomaba las muy buenas ideas insinuadas por el grupo en Queen II, elevando aún más el listón.

Así, comenzaba la era dorada de uno de los grupos más grandes de la historia del rock, que tendría su punto culminante con la edición del siguiente álbum A Night in the Opera (1975). En lo que respecta a Sheer Heart Attack, tenía todo lo que había que tener para convertirse en un disco histórico: por un lado, la típica impronta pretenciosa de los primeros tiempos del grupo; así como la perfección rock - pop de sus siguientes producciones.

Curiosamente, la génesis del complejo proceso de grabación de esta obra fue casi una consecuencia accidental de que Queen pudiera tomarse bastante tiempo para grabar su nuevo disco, entre julio y septiembre de 1974 en cuatro estudios diferentes de Inglaterra y Gales -tan sólo ocho meses después del lanzamiento de Queen II- debido a que Brian May había tenido hepatitis, y esto había obligado a la banda a cancelar giras y conciertos por largo rato. De esta forma, tuvieron –por primera vez- tiempo de sobra para concentrarse en la tarea de componer. Quizás, por tal motivo el disco resultante fue el primer disco clásico de Queen, ya que incluía su primer hit norteamericano “Killer Queen” –cuyo single también picó en punta en los rankings de Inglaterra- y el exitoso rock, típicamente setentoso, "Now I'm Here", que (en su "go, go, go, Little Queenie...") contenía una mínima referencia y homenaje al clásico "Little Queenie", de Chuck Berry


Sin dudas, era un álbum ecléctico, que representó un cambio con respecto a los dos primeros discos del grupo, porque mostraba una homogeneidad mucho mayor que sus predecesores, algo que quizás pueda atribuirse a la forma errática en la que habían sido grabados aquellos. De hecho, Sheer Heart Attack es una obra más orientada hacia al pop que los dos álbumes anteriores del  grupo, que tenían un sonido más ampuloso, deudor del material más pesado de Led Zeppelin.

Por otro lado, también contenía una icónica tapa hecha por Mick Rock, el fotógrafo de quien se decía que había sabido capturar el espíritu glam del rock de los setenta, en especial en sus trabajos con David Bowie de modelo. Para conseguir el estrambótico aspecto de los miembros del grupo que se ve en la imagen, les untaron la piel con vaselina y luego los rociaron con agua.  El resultado fue el esperado, ya que la tapa de Sheer Heart Attack es tan llamativa como memorable.

El tema inicial del álbum  es “Brighton Rock”, que enseguida se convirtió en uno de los habituales números en vivo de la banda.  De hecho, pronto se alargaría su duración para incluir un solo de guitarra ampliado que Brian May tocaba justo en la mitad del repertorio previsto en cada uno de los conciertos del grupo.  Cuando el resto de la banda abandonaba el escenario dejando solo a May con su guitarra Red Special, quien, con la ayuda de los múltiples efectos de los pedales, más el juego de las parrillas de luces de la escenografía, deslumbraba durante largo rato al público. Otro de los buenos temas de este disco era "Stone Cold Crazy", un viejo rock de Freddie, de finales de los años sesenta, luego replanteado por Queen para su propio espectáculo.  Increíblemente, –muchos años después- este potente rock le haría ganar un Grammy a Metallica, en la categoría “mejor cover”, luego de ser incluido en la colección Garage Inc., de 1999.

Sin embargo, este disco no contenía solo fuerte rock n' roll, ya que algunos de sus mejores momentos estaban conformados por la inclusión de las baladas "Dear Friends" y "Lily of the Valley”, éste último un tema cuya letra contiene referencias al “mensajero de los siete mares” y al “rey de Rhye”;  mientras que "Flick of the Wrist" o el llamativo "Tenement Funster" (del baterista Roger Taylor) constituían otros dos ejemplos del lado más visceral del grupo. "She Makes Me (Stormtrooper in Stilettoes)" parecía pop casi progresivo y confirmaba que Brian May, además de ser un excelente guitarrista, era muy buen compositor.

También en este disco Queen se dio el lujo de incursionar en ritmos poco frecuentados por otros grupos contemporáneos: sonidos caribeños en "Misfire" (el primer tema compuesto por el bajista John Deacon para Queen) y resonancias nostálgicas –y en clave de ragtime- en "Bring Back That Leroy Brown", en donde Brian May tocaba un ukelele-banjo. 


Sheer Heart Attack también incluía "In the Lap of the Gods", un tema dividido en dos partes, claramente diferenciadas: La primera, muy alocada y con un comienzo sobrecogedor, en donde las armonías vocales del grupo son aceleradas hasta el paroxismo, haciéndole reverencia a las querencias progresivas, tan en boga por aquellos años. Este estilo luego influenciaría el sonido de Utopia, la banda liderada por Todd Rundgren, especialmente en la imaginería del Antiguo Egipto de Ra (1977), el tercer álbum de este grupo norteamericano. Nada que ver con la segunda parte de esta mini suite de Queen, en donde “In the Lap of the Gods… revisited” se convertía en uno de los himnos clásicos del grupo, interpretado en varias épocas de sus shows, y cantado al unísono por el coro masivo de su público, quienes con emoción acompañaban al incomparable Freddie Mercury

Nacho Melgarejo


ALMAS DE DIAMANTE: El Rock Argentino en primera persona...


Casali, Cesi y Castro; los autores y su obra...
El jueves 27 de julio a las 19.30 horas, en el Teatro Monteviejo (Lavalle 3177, Capital Federal), se realizará la presentación del libro Almas de Diamante: Memorias del Rock Argentino II, de Lautaro Castro, Maximiliano Ceci y Eduardo Casali.

Editado bajo el sello independiente Praga Ediciones, esta publicación cuenta con un prólogo escrito por el periodista y músico Sergio Marchi, un experto en la materia; y sendas entrevistas a músicos destacados como José Luis Fernández (La Máquina de Hacer Pájaros), Eduardo Frezza (El Reloj), Osvaldo Favrot (Espíritu), Héctor Pomo Lorenzo (Invisible), Juan del Barrio (M.I.A.), Gustavo Moretto (Alas), David Lebón (Serú Girán), Vitico (Riff) y Gustavo Bazterrica (Los Abuelos de la Nada).

Cada uno de estos protagonistas de nuestro rock retrató, a través de un testimonio sincero y vivencial, un período de florecimiento musical marcado por el rock sinfónico, el jazz rock, pop rock y hard rock, en una recorrida histórica y anecdótica por los principales acontecimientos rockeros de los años 70.  

Justamente, y aprovechando esta presentación venidera, charlamos con Lautaro Castro, uno de los tres autores de esta nueva publicación, para que nos cuente como fue la cocina de esta muy recomendable obra del periodismo rock argentino.



ENTREVISTA: ¿Cómo se les ocurrió escribir una serie de libros con entrevistas a rockeros de las diferentes etapas del primer rock argentino? 
Todo nació en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. En el proceso de Tesis para recibirnos, buscamos un tema que nos interesara. Entonces, aprovechando nuestro gusto por la música, decidimos embarcarnos en esta aventura. Hicimos un recorte histórico (de mediados de los 60 a principios de los 70) y dimos forma a Silencio Marginal: memorias del rock argentino. El material fue nuestra Tesis en 2014 y poco después lo publicamos formalmente a través de la editorial Punto de Encuentro. Este año salimos con Almas de Diamante, una suerte de continuación del primer libro y que lanzamos en forma independiente. 

Siendo chicos jóvenes, que no vivieron esa época, ¿que los convoca a la hora de escribir sendos libros sobre ella? ¿Son fanáticos de aquel rock? 
Obviamente, el hecho de no haber vivido la época hizo que agudizáramos nuestra investigación sobre bandas, artistas, lugares emblemáticos de los rockeros. También tratamos de aprovechar al máximo las entrevistas con los músicos para recrear lo mejor posible distintas escenas y momentos que hicieron al movimiento de nuestro rock, siempre vinculado a un contexto socio-cultural determinado. A medida que nos fuimos interiorizando en aquellos años, valoramos aún más todo lo que el rock argentino le dio a la cultura nacional. No sé si somos fanáticos, pero sí, a partir de nuestros libros, consumimos mucho más rock argentino que antes.  

Siendo tres los autores, ¿cómo se dividieron los roles y las tareas con respecto a la realización de entrevistas y la investigación? 
En ese sentido siempre fuimos claros. Buscamos que las entrevistas las realizáramos los tres, sin excepciones. Las inquietudes de cada uno a la hora de entrevistar suelen ser distintas, así que eso puede hacer al encuentro más provechoso. En cuanto a la investigación, cada uno lo hacía por su cuenta y después nos juntábamos y poníamos los conceptos / ideas sobre la mesa. En base a eso, planificábamos los encuentros. La escritura también fue personal (tres capítulos cada uno) pero después la etapa de corrección / edición era común. Cada uno sugería agregar o quitar tal o cual cosa al capítulo del otro. Fuimos muy democráticos.



¿En base a que criterio seleccionaron a los músicos entrevistados? ¿Tenían pensados los nombres de antemano, o les fueron surgiendo mediante la investigación? 
Lo primero que hicimos fue hacer una especie de mapa sobre lo que la escena del rock argentino ofrecía en aquel tiempo. Una vez identificadas las bandas representativas, fuimos por los artistas. En muchos de los casos buscamos que fueran músicos que no están del todo difundidos o que quedaron algo rezagados en el ambiente. Por ejemplo, para Almas de Diamante, entrevistamos a Gustavo Moretto, del grupo Alas; José Luis Fernández (La Máquina de Hacer Pájaros) u Osvaldo Favrot (Espíritu). Muchos de ellos cuentan experiencias riquísimas que no son del todo conocidas acerca del movimiento. 

¿Cuánto tiempo tardaron en realizar las entrevistas, escribirlo y poder publicarlo? 
Alrededor de dos años. Comenzamos con la investigación previa en abril de 2015 y lo publicamos en enero de 2017.



¿Cómo fue la respuesta de los músicos convocados? ¿Hubo algunos que se negaron a dar su testimonio? 
Muy buena. Por suerte todos los músicos a los que apuntamos nos dijeron que sí. Alguno costó conseguirlo más que otro, pero todos se sumaron a la propuesta.


¿Cómo fueron haciendo la investigación, de que hipótesis partieron  o que aspecto de la realidad de esos años pretendieron traer a la luz mediante los temas charlados con los músicos? 
La idea siempre fue que los músicos simplemente contaran la escena del rock local de ese momento desde su experiencia. Cada uno aportó lo suyo musicalmente y cada uno tiene una historia. La particularidad de este libro –al igual que el anterior- es que nunca dejamos en un segundo plano a la persona. En La Máquina de Hacer Pájaros el líder indiscutido era Charly, pero el que teníamos enfrente era José Luis Fernández. Entonces,  lo que corresponde es que José Luis tenga el protagonismo. Y así fue. 

¿Cómo se relaciona cada historia de vida con el contexto sociocultural de la época? 
En Silencio Marginal hicimos mucho más hincapié en el contexto socio-político del momento, algo que no profundizamos tanto en este. Quisimos darle más bola a lo estrictamente musical. Pero siempre, indefectiblemente, los músicos –como todas las personas- estuvieron marcados por una época. La última Dictadura militar es una cuestión ineludible, que los músicos tratan espontáneamente. Es interesante la manera en la que cuentan cuánto los influyó –algunos más, otros menos- ese momento oscuro de nuestra historia en su carrera. Y después, cada uno tiene su historia familiar, sus raíces, sus experiencias por fuera de la música. 

¿Cuáles son las similitudes y diferencias entre Almas de Diamante y Silencio Marginal? ¿Por donde continúan sus investigaciones a partir de aquí? 
Básicamente, la principal diferencia está en el período que tomamos. En Silencio Marginal desarrollamos la etapa fundacional –mediados de los 60 a principios de los 70- mientras que Almas de Diamante hace lo propio con toda la década del 70 hasta principios de los 80. Después de esto, lo lógico sería avanzar hacia un tercer libro, en el que nos aboquemos a los 80. Creo que se dará en algún momento pero primero debemos saber bien qué vamos a contar. Hay mucho material sobre ese período y tendremos que ser originales. 

Tengo entendido que las entrevistas también fueron registradas en audio y video. ¿Hay una intención de hacer un documental en algún momento? 
Las entrevistas que sirvieron para el libro obviamente las grabamos pero no fueron registradas en video. Los videos que andan circulando por las redes son pequeños encuentros –posteriores a la edición del libro- en los que los músicos brindaron su testimonio a modo de promoción del material. En cuanto a lo del documental, no lo hemos evaluado.



¿Qué creen que tiene de distinto Almas de Diamante con respecto a otras publicaciones que también se basan en las historias de los inicios del rock argentino? 
Que tratamos de narrar las historias, contarlas de manera simple y directa. No hacemos nada cronológico. Y también, que el movimiento del rock argentino es contado por sus protagonistas. A través de las escenas que recreamos, los personajes del libro están en constante movimiento. 

¿Hay algún acercamiento a la problemática rock-política de la época, en temas relacionados con la represión y persecución que sufrieron los jóvenes y su música en aquellos años? ¿Se analiza la relación del rock con la lucha armada y los movimientos de liberación nacional? 
En el primer libro hay un mayor acercamiento. En este, no tanto. No porque no lo hubiera sino porque la decisión fue centrarnos más en lo musical. Pero, como dije anteriormente, la última dictadura militar atraviesa el periodo que tratamos y no podíamos obviarla. Lo que más está son los difíciles años 74, 75, posteriores a la muerte de Perón, y la dictadura misma. El capítulo de Vitico refleja muy bien esa falta de libertad, expresada en las reacciones desmedidas del público de Riff. La Guerra de Malvinas también aparece y Osvaldo Favrot cuenta una perlita muy interesante de cómo vivió ese momento junto a la banda. 

¿Qué opinan acerca de la relación e influencia que tuvo el rock nacional de aquellos años con respecto al resto de la sociedad, por fuera del gueto de los jóvenes, y en relación con otras artes? 
El rock emergió en los 60 cuando el tango y el folclore eran muy fuertes. Digamos que las bandas fundacionales (Almendra, Los Gatos, Vox Dei, Manal) allanaron el camino para lo que vino después, con una mayor variedad de grupos y estilos. Y la relación con el arte siempre estuvo: algunos músicos más que otros, fueron lectores, amantes del cine, la filosofía o la pintura. El Flaco Spinetta era uno de ellos. Creo que involucrarse en cualquier actividad artística por fuera de lo musical enriquece muchísimo la carrera de cualquier músico. 

¿Por qué creen que estas canciones, artistas y discos no pierden vigencia a pesar del paso de los años y lo corto de la duración de la vida de algunos de esos grupos? 
Porque lo que hicieron fue realmente revolucionario para la época, tanto musical como estéticamente. Y porque muchos grupos, a pesar de durar poco, vivieron ese corto tiempo con intensidad y gran creatividad. Y esa calidad musical hoy sigue teniendo vigencia porque es una referencia ineludible para los músicos de hoy. Para hacer algo nuevo, siempre es bueno saber de dónde se viene. Y creo que aplica a los músicos como a todo artista.  

¿A cuáles rockeros de la actualidad se los podría emparentar con estos pioneros, cuyas historias forman parte del libro? 
Es difícil emparentarlos. Creo que los músicos actuales –sobre todo los más nuevos- aun tienen un largo camino por recorrer como para poder sentarse a una mesa y ser protagonistas de una época. Quizá en quince o veinte años, formen parte de otra etapa del rock argentino y cuenten su experiencia, tal como hoy lo hacen aquellos que se iniciaron en los 60 y 70. Siempre está bueno contar las cosas desde la distancia que ofrece el paso del tiempo. 

En tu opinión, ¿existe algo de ese rock artesanal y primigenio en el rock argentino actual, masivo e hipercomercializado del mainstream, o hay que rastrear esas huellas en las propuestas independientes del rock under? 
Obviamente, los tiempos han cambiado. Es mucho más fácil grabar que antes, internet ha revolucionado todo y la tecnología aplicada a la música modificó muchas cuestiones. Las facilidades de hoy, creo que dejaron atrás ese método artesanal. También hoy son otros los modos de consumo, distribución y comercialización. A su vez, el under tiene esa cosa de hacer todo a pulmón, tal como ocurrió con muchos de los músicos pioneros en su momento. El MIA fue un claro exponente de ello: la autogestión en su máxima expresión. 

¿Quiénes fueron sus herederos estilísticos a través de los años en nuestro rock, según tu opinión? 
De los que tratamos en el libro, creo que Los Abuelos de la Nada –en su segunda etapa, la más conocida- abrieron un abanico importante para lo que vino en los 80 con Virus, Los Twist y otros que le pusieron una cuota “popera” al rock. Lo mismo pasó con Riff, que apadrinó a V8 en el último B.A. Rock, cuando recién estaban haciéndose conocidos. Spinetta Jade o Serú Girán creo que hicieron algo tan complejo y original, que difícilmente pueda decirse que tienen “herederos”. Afortunadamente, casi todos los músicos de Almas de Diamante siguen en actividad y aún tienen mucho más para dar. 




A Almas de Diamante: Memorias del Rock Argentino II lo podés conseguir en estos puntos de venta:



Capital Federal:

. Oíd Mortales: Av. Corrientes 1145 Local 1

. Siempre Acampa Música y Libros: Av. Santa Fe 1126 local 27

. The Anthology: Av Santa Fe 1670 Local S7. Galería Bond Street

. Rayo Rojo: Av Santa Fe 1670 Local 21-23. Galería Bond Street

. Parque Rivadavia: Puesto Nº 67

. Discover Store, en Galería Jardín (Florida 537, Microcentro)

. La Libre (Bolívar 438, San Telmo)

. Caburé Libros (México 620, San Telmo)



La Plata:

. La Disquería - 54 e/ 8 y 9

. Disquería Sonidos Las Delicias  - 8 e/ 49 y 50

. Xennon La Plata - 48 e/ 7 y 8

. Galería Mayo local 27/28

. Ediciones Haber 48 casi esq. 6

. Génesis Discos - 6 e/ 47 y 48

. Génesis Discos - 7 e/ 56 y 57

. Librería Atenea  - Diag. 80 nº1010

. Siberia Librería y Galería - 51 e/ 5 y 6 nº503

. La Libroteca - 3, 61 y 62 Nº 1415

. Editorial Malisia - Diagonal 78 Nº 506, esq. 6 y 59



Berisso:

. Kaunas - Montevideo e/ 7 y 8 Galería Pendón

. Librería Pérez - 10 e/ Montevideo y 166

. Lutheralia - 9 e/ Montevideo y 166 


Quilmes:

. Xennon Quilmes - H. Yrigoyen nº504 Galería Colón local 141/142



City Bell:
. Libro 49 (Cantilo, entre 6 y Jorge Bell)

Bahía Blanca:
. La Masmédula Libros: O'Higgins 27, Galería Americana
 

Entrevistó: Emiliano Acevedo