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miércoles, 2 de marzo de 2016

LOU REED, Transformer: Purpurina en la oscuridad...



Londres, 1972, Lou Reed se instala en la capital británica, con una leyenda de yonqui irrecuperable a sus espaldas, buscando una tranquilidad que no puede obtener en Nueva York. Enseguida demuestra que sigue vivito y coleando al grabar el conciso Lou Reed, un disco que, sin embargo, pasa casi desapercibido, pero (¡sorpresa!) será uno de sus discípulos más aplicados el encargado de sacar, finalmente, al bueno de Lou de las tinieblas. Su nombre era David Bowie.

Reed había entrado en contacto con Bowie apenas llegó a Londres, y el mismísimo Duque Blanco será quien le produzca junto a Mick Ronson (el guitarrista de Ziggy Stardust), el álbum Transformer, editado en diciembre del 72, un refinado disco sintonizado con la onda glam rock. Además de Bowie y Ronson, colaborarían en este disco, un seleccionado de músicos sesionistas de primerísimo nivel, incluyendo al alemán Klaus Voorman –viejo amigo de los Beatles-, quién aportó su bajo; o Herbie Flowers (bajo, tuba y arreglos orquestales); además del propio Ronson, quién aportaría su reconocible guitarra eléctrica en los potentes riffs y solos de "Vicious" y "Hangin' Round". 

Sin dudas, Transformer era un disco destinado a ser clásico. Sin embargo, no fueron pocos los fans y críticos de rock que acusaron a Lou Reed de “ablandar” su música, adoptando una pose y actitud artística equivocada, al incursionar en el glam. Esto es lo que dice, palabras más palabras menos, el adolescente periodista de rock, alter ego del director Cameron Crowe, a su ídolo Lester Bangs, en una escena de la famosa película Almost  Famous (2000), cuando éste le pide una opinión acerca de la veta musical elegida por Lou Reed luego de irse de la Velvet Underground: “Se quiere parecer a David Bowie, tendría que volver a ser el de antes…”

Lo que estaba claro era que Transformer estaba dividido en dos bloques temáticos, con canciones, estilísticamente, muy diferentes: por un lado, temas movidos como “Make Up” o “I´m so Free”, eminentemente glam; y por otro, una parte del álbum integrada por canciones sensibles como "Perfect Day", "Walk on the Wild Side", o "New York Telephone Conversation", que tranquilamente podrían haber despertado el mismo respecto y credibilidad del material compuesto por Lou Reed, previo a su coqueteo con la estética glamorosa. 

A pesar de todo, y al contrario de su predecesor Lou Reed, que traía ocho temas compuestos durante la época de la V.U.; Transformer contiene mayormente material compuesto luego de la separación del grupo, aunque tanto "Andy's Chest" como "Satellite of Love" hayan sido demos de la Velvet, y “Goodnight Ladies” y “New York Telephone Conversation” dos temas interpretados en vivo por el grupo durante sus últimos shows con Reed durante 1970. 

Transformer arrancaba con “Vicious”, un tema dinámico y con ritmo bien marcado, que está –al igual que “Andy´s Chest”- dedicado a Andy Warhol, el primer productor y promotor discográfico de Reed. Incluso, el título “Vicious” fue sugerido por el propio Warhol a Lou, durante otro de sus desconcertantes balbuceos. 

“Perfect Day” es una exquisita balada que incluía referencias bíblicas en su letra, además de una exquisita y conmovedora melodía. Aunque muchas veces se la haya considerado como una simple canción romántica y melancólica –en donde Reed posiblemente se refiera a su relación con Betty Kronstadt, luego su primera esposa-, es casi seguro que la letra de este tema también hiciese referencia a los conflictos de Lou acerca de su inclinación sexual, así como su adicción a las drogas, sus propias dudas existenciales y su egocentrismo. Más tarde, con el correr de los años, “Perfect Day” sería versionada por innumerables artistas –desde Pattie Smith a Duran Duran-, pero sería su inclusión en la increíble banda sonora de Trainspotting, en 1996, lo que le daría popularidad entre las nuevas generaciones, actualizando el legado de esta extraordinaria canción. 
 
“Walk on the Wild Side” es el himno que distingue a Lou Reed, su canción más exitosa, y un tema que hizo entrar a las drag queens, los proxenetas, estafadores y viciosos al top 20. Más tarde también se volverá un tema muy popular al ser utilizado en varias publicidades. La historia de esta canción es muy curiosa y se origina luego de que Reed dejara la Velvet Underground, cuando le piden que escriba un repertorio de canciones para un musical basado en la novela de Nelson AlgrenA Walk on the Wild Side. Ese espectáculo teatral nunca se hizo, pero Reed se apropió del título para dar vida a este tema que habla subrepticiamente de los personajes (actores, modelos, protegés, y artistas varios) que conoció en la Factory de Warhol. Según Lou: “Pensé que iba a ser divertido mostrar a la clase de personas que uno ve en las fiestas, pero a las que uno no se anima a acercárseles”


“Satellite of Love” sería el segundo single de difusión del disco, y aunque no fue una canción exitosa en el momento de ser editada, luego se convertiría en un tema infaltable en todos los shows y compilados de Reed. Su letra hablaba de un hombre que ve el lanzamiento de un satélite por televisión, aunque, entrelineas también se referiría a los celos de una persona que descubre que su novia le está siendo impúdicamente infiel. Aquí, Bowie participa en coros, con su inconfundible voz, agregando una armonía vocal de indudable sabor glam. Según Lou Reed: David Bowie tiene un sentido de la melodía superior al de la mayoría de los artistas de rock & roll. De igual manera, la mayoría de la gente no puede cantar sus melodías. Él tiene un registro vocal muy alto. Por ejemplo, agarrá ´Satellite of Love´, y te vas a dar cuenta de que manera su voz se va para arriba en la parte final de la canción. Es fabuloso…” Lo que no muchos saben es que la canción en un comienzo había sido compuesta para ser incluida en Loaded (1970), el último disco de la Velvet Underground, pero, a pesar de ser grabada, no fue incluida en ese álbum. Luego, sería versionada por varios artistas, entre ellos U2, quienes se dieron el lujo de cantarla “a dúo” con el propio Reed, en los tours de 1992 y 1993, utilizando un video previamente grabado por el norteamericano, quién cantaba a cappela para que la banda de Bono y The Edge le agregara el acompañamiento en vivo. Sin embargo, en algunas actuaciones Lou en persona se subió al escenario de los irlandeses para interpretar junto a ellos “Satellite of Love”, pero no mediado por la virtualidad del video tape. Por su parte, "Goodnight Ladies" era el beso de despedida del disco, en forma de extraña canción de vaudeville, que tomaba su nombre de un refrán de la última línea de un poema de T. S. Eliot intitulado The Waste Land: "Good night, ladies, good night, sweet ladies, good night, good night." 

Curiosamente, la icónica y famosa foto de la tapa del disco fue hecha “de casualidad” cuando al fotógrafo Mick Rock se le fue de foco accidentalmente la imagen mientras la estaba imprimiendo en el cuarto oscuro. Rock se dio cuenta del error, pero como le gustó el efecto decidió dejarla en ese estado, y así se la renvió a la discográfica RCA para que la utilizaran en el arte de portada. 

Sin dudas, con Transformer, Lou Reed, el narrador irónico y distante de los ambientes vanguardistas neoyorkinos, había conseguido triunfar con esta obra llena de sutileza y glamour. Sin embargo, este espejismo de purpurina se derrumbaría un año más tarde con la edición de Berlin, uno de los discos más dolorosos de toda la historia del rock. Deprimente, oscuro, descarnado; pero así era Lou Reed. Como el escorpión sobre el lomo de la rana, no podía ir en contra de su propia naturaleza…

E.A. 

lunes, 11 de enero de 2016

DAVID BOWIE: Recordando The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, un álbum inmortal...



Es muy posible que durante la primera mitad de los 70 se haya vivido la edad dorada de la historia del rock en Inglaterra, con diversos estilos y artistas –dentro del rock progresivo, el glam, y el hard rock-; y en donde serían editados docenas, cientos de álbumes clásicos como –por sólo nombrar a unos pocos- Dark Side of the Moon, Thick as a Brick, Close to the Edge, Led Zeppelín IV, Seeling England by the Pound, Band on the Run, Imagine, All Thing Must Pass, Exile on Main Street, Queen II, Red... Mientras tanto en Argentina es editado Artaud (1973), la gema de Luis Alberto Spinetta. Y quizás el artista inglés que más se puede emparentar al Flaco durante esos años, debido a su carácter camaleónico (estético-musical) fue David Bowie, quién se destaparía editando en 1972 uno de los discos conceptuales más impresionantes de la historia, basado en la historia de un extraterrestre bisexual de imagen andrógina: The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars.

Metáfora de los peligros del rock, la fama y de las audiencias masivas, la historia de Ziggy narra el ascenso y caída de un astro rockero, quién a la manera de Tommy (de The Who) se convierte casi en el Mesías, el salvador de esta maldita humanidad. Ziggy, como primer alterego de este artista, también combinaba las pasiones del Bowie setentoso: el glam, la megalogamania, y la ciencia ficción. El propio Bowie, fascinado con estas temáticas, declaró alguna vez su plena conciencia de que iban a matar a una estrella de rock en el escenario, y creería que iba a ser él.
¿Culto de personalidad, exceso descontrolado de poder? Mucho antes de que Roger Waters lo hiciera en The Wall, el álbum doble de Pink Floyd, o del asesinato de John Lennon, Bowie ya estaba reflexionando aquí sobre la siempre compleja relación entre las estrellas de rock y sus fans.

También, este álbum engloba buena parte del imaginario glam, lleno de rock y purpurina. ¿Y cómo logró Bowie semejante cosa? Muy simple: combinando sus influencias musicales del rock (Syd Barrett, Marc Bolan, Iggy Pop, Lou Reed, Vince Taylor) y de la moda (su amiga la modelo Twiggy) con un poco de fantasía espacial, y todo bien mezclado con el teatro Kabuki y la cultura japonesa. Así inventó un personaje que daba cuenta tanto de las películas berretas de ciencia ficción como de las minorías sexuales.

La historia narrada en este álbum era la de un extraterrestre (Ziggy), que empezaba revelando a los habitantes de la tierra que sólo quedaban cinco años antes del armaggedon, y debido a esto, decide él mismo convertirse en un Mesías del rock para salvarlo de la destrucción; antes de terminar abandonando sus objetivos, siendo victima de su propio éxito, y deviniendo en un suicida. En esa época, Bowie era acompañado por The Spiders from Mars, una concisa banda de apoyo en la que se destacaba el guitarrista Mick Ronson. Sería el mismísimo Ronson una de las piezas claves en el andamiaje de este disco debido a su perfomance en la guitarra eléctrica. Esto se nota claramente en temas como "Ziggy Stardust" (la canción más conocida del disco), en donde Ronson realiza un trabajo excepcional con un impresionante e histórico riff de guitarra. También se incluían otras canciones paradigmáticas del repertorio de Bowie como la bella “Starman”, la balada “Lady Stardust”, el poderoso "Suffragette City", y el final del álbum con “Rock n Roll Suicide”.

Sin dudas, uno de esos álbumes imperdibles que marcaron un antes y un después en la historia del rock: Ziggy Stardust. Ya no se hacen discos así.

E. A.