Londres, 1972, Lou Reed se instala en la capital británica, con una
leyenda de yonqui irrecuperable a sus espaldas, buscando una
tranquilidad que no puede obtener en Nueva York. Enseguida demuestra que sigue
vivito y coleando al grabar el conciso Lou Reed, un disco que,
sin embargo, pasa casi desapercibido, pero (¡sorpresa!) será uno de sus
discípulos más aplicados el encargado de sacar, finalmente, al bueno de Lou de
las tinieblas. Su nombre era David Bowie.
Reed había entrado en contacto con Bowie apenas llegó a Londres, y el
mismísimo Duque Blanco será quien le produzca junto a Mick Ronson (el
guitarrista de Ziggy Stardust), el álbum Transformer, editado en diciembre del 72,
un refinado disco sintonizado con la onda glam rock. Además de Bowie y Ronson, colaborarían
en este disco, un seleccionado de músicos sesionistas de primerísimo nivel,
incluyendo al alemán Klaus Voorman –viejo amigo de los Beatles-,
quién aportó su bajo; o Herbie Flowers (bajo, tuba y arreglos
orquestales); además del propio Ronson, quién aportaría su reconocible
guitarra eléctrica en los potentes riffs
y solos de "Vicious" y "Hangin' Round".
Sin dudas, Transformer
era un disco destinado a ser clásico. Sin embargo, no fueron pocos los fans y
críticos de rock que acusaron a Lou Reed de “ablandar” su música,
adoptando una pose y actitud artística equivocada, al incursionar en el glam. Esto es lo que dice, palabras
más palabras menos, el adolescente periodista de rock, alter ego del director Cameron Crowe, a su ídolo Lester Bangs, en una escena de la famosa película Almost Famous
(2000), cuando éste le pide una opinión acerca de la veta musical elegida por Lou
Reed luego de irse de la Velvet Underground: “Se quiere parecer a
David Bowie, tendría que volver a ser el de antes…”
Lo que estaba
claro era que Transformer estaba dividido en dos bloques
temáticos, con canciones, estilísticamente, muy diferentes: por un lado, temas movidos
como “Make Up” o “I´m so Free”, eminentemente glam; y por otro, una parte del álbum integrada por canciones
sensibles como "Perfect Day", "Walk on the Wild Side", o
"New York Telephone Conversation", que tranquilamente podrían haber
despertado el mismo respecto y credibilidad del material compuesto por Lou
Reed, previo a su coqueteo con la estética glamorosa.
A pesar de todo,
y al contrario de su predecesor Lou Reed, que traía ocho temas
compuestos durante la época de la V.U.; Transformer
contiene mayormente material compuesto luego de la separación del grupo, aunque
tanto "Andy's Chest" como "Satellite of Love" hayan sido
demos de la Velvet, y “Goodnight Ladies” y “New York Telephone Conversation”
dos temas interpretados en vivo por el grupo durante sus últimos shows con Reed
durante 1970.
Transformer arrancaba con “Vicious”, un tema dinámico y con ritmo bien marcado, que
está –al igual que “Andy´s Chest”- dedicado a Andy Warhol, el primer
productor y promotor discográfico de Reed. Incluso, el título “Vicious”
fue sugerido por el propio Warhol a Lou, durante otro de sus
desconcertantes balbuceos.
“Perfect Day” es
una exquisita balada que incluía referencias bíblicas en su letra, además de
una exquisita y conmovedora melodía. Aunque muchas veces se la haya considerado
como una simple canción romántica y melancólica –en donde Reed
posiblemente se refiera a su relación con Betty Kronstadt, luego su primera
esposa-, es casi seguro que la letra de este tema también hiciese referencia a
los conflictos de Lou acerca de su inclinación sexual, así como su adicción a
las drogas, sus propias dudas existenciales y su egocentrismo. Más tarde, con
el correr de los años, “Perfect Day” sería versionada por innumerables artistas
–desde Pattie Smith a Duran Duran-, pero sería su inclusión en la
increíble banda sonora de Trainspotting, en 1996, lo que le daría
popularidad entre las nuevas generaciones, actualizando el legado de esta
extraordinaria canción.
“Walk on the
Wild Side” es el himno que distingue a Lou Reed, su canción más exitosa,
y un tema que hizo entrar a las drag queens, los proxenetas, estafadores y
viciosos al top 20. Más tarde también se volverá un tema muy popular al
ser utilizado en varias publicidades. La historia de esta canción es muy
curiosa y se origina luego de que Reed dejara la Velvet Underground,
cuando le piden que escriba un repertorio de canciones para un musical basado
en la novela de Nelson Algren, A Walk on the Wild Side.
Ese espectáculo teatral nunca se hizo, pero Reed se apropió del título
para dar vida a este tema que habla subrepticiamente de los personajes
(actores, modelos, protegés, y artistas varios) que conoció en la Factory de Warhol. Según Lou:
“Pensé que iba a ser divertido mostrar a la clase de personas que uno ve en
las fiestas, pero a las que uno no se anima a acercárseles”.
“Satellite of
Love” sería el segundo single de difusión del disco, y aunque no fue una
canción exitosa en el momento de ser editada, luego se convertiría en un tema
infaltable en todos los shows y compilados de Reed. Su letra hablaba de
un hombre que ve el lanzamiento de un satélite por televisión,
aunque, entrelineas también se referiría a los celos de una persona
que descubre que su novia le está siendo impúdicamente infiel. Aquí, Bowie
participa en coros, con su inconfundible voz, agregando una armonía vocal de
indudable sabor glam. Según Lou Reed: “David Bowie tiene un
sentido de la melodía superior al de la mayoría de los artistas de rock &
roll. De igual manera, la mayoría de la gente no puede cantar sus melodías. Él
tiene un registro vocal muy alto. Por ejemplo, agarrá ´Satellite of Love´, y te
vas a dar cuenta de que manera su voz se va para arriba en la parte final de la
canción. Es fabuloso…” Lo que no muchos saben es que la canción en un
comienzo había sido compuesta para ser incluida en Loaded (1970),
el último disco de la Velvet Underground, pero, a pesar de ser grabada,
no fue incluida en ese álbum. Luego, sería versionada por varios artistas,
entre ellos U2, quienes se dieron el lujo de cantarla “a dúo” con el
propio Reed, en los tours de 1992 y 1993, utilizando un video
previamente grabado por el norteamericano, quién cantaba a cappela para
que la banda de Bono y The Edge le agregara el acompañamiento en
vivo. Sin embargo, en algunas actuaciones Lou en persona se subió al escenario
de los irlandeses para interpretar junto a ellos “Satellite of Love”, pero no
mediado por la virtualidad del video tape. Por su parte, "Goodnight
Ladies" era el beso de despedida del disco, en forma de extraña canción de
vaudeville, que tomaba su nombre de un refrán de la última línea de un
poema de T. S. Eliot intitulado The Waste Land: "Good
night, ladies, good night, sweet ladies, good night, good night."
Curiosamente, la
icónica y famosa foto de la tapa del disco fue hecha “de casualidad” cuando al
fotógrafo Mick Rock se le fue de foco accidentalmente la imagen mientras
la estaba imprimiendo en el cuarto oscuro. Rock se dio cuenta del error, pero
como le gustó el efecto decidió dejarla en ese estado, y así se la renvió a la
discográfica RCA para que la utilizaran en el arte de portada.
Sin dudas, con Transformer,
Lou Reed, el narrador irónico y distante de los ambientes vanguardistas
neoyorkinos, había conseguido triunfar con esta obra llena de sutileza y
glamour. Sin embargo, este espejismo de purpurina se derrumbaría un año más
tarde con la edición de Berlin, uno de los discos más dolorosos
de toda la historia del rock. Deprimente, oscuro, descarnado; pero así era Lou
Reed. Como el escorpión sobre el lomo de la rana, no podía ir en contra de
su propia naturaleza…
E.A.