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sábado, 15 de septiembre de 2018

GENESIS, Abacab: Que otros muerdan el polvo...



Sin dudas, el cambio estilístico paulatino de Genesis, acentuado durante la época liderada por Phil Collins, generaría una de las mayores polémicas entre los fans de un grupo, como pocas veces se vio en el rock. Por un lado, el público progresivo del grupo de la primera hora lo interpretó como una traición, y no le perdonaría jamás al trío formado por Collins, Mike Rutherford y Tony Banks haber traicionado sus querencias “sinfónicas”, de cuando la banda era un quinteto que incluía también a Peter Gabriel y Steve Hackett. Sin embargo, sería insensato negar que algo de bueno tuviera la segunda etapa del grupo, más allá de haber sido tachada como comercial.

El álbum que marca el punto de quiebre en la historia del grupo y que, sin embargo, es uno de los más logrados del trío es Abacab, que fue editado en septiembre de 1981, el mismo año que Face Value, el primer opus solista de Collins. Sin dudas, dos producciones que tendrían bastante que ver con la veta creativa llevada a cabo por Genesis desde principios de los 80 hasta el final de su carrera discográfica en 1997.

A pesar de cualquier reproche artístico, indudablemente, Abacab es una gran producción, tan solo hace falta escuchar sus temas para corroborarlo. Comenzando con “Abacab”, una gran canción que mixturaba en forma acertada algunos de los rasgos progresivos del grupo con el pop. Por el contrario, uno de los momentos más polémicos de este disco están vinculados a la utilización de los vientos de Earth, Wind & Fire en “No Reply at All”, un tema simple pero con gancho. A esta canción la seguía “Me and Sarah Jane”, un tema muchísimo más vinculado a la primera etapa del grupo que a la estética pop, por la historia fantasmal en la que está basado y también por la gran performance de Banks en los teclados, quien da vida a una textura inimaginable de climas musicales que funciona como resumen musical de todas la etapas de Genesis.


Por su parte, “Keep it Dark” mostraba un economía de recursos musicales, que casi rozaba el minimalismo. Esta canción también tuvo un curioso video clip en donde los integrantes de Genesis caminaban por un suburbio holandés -mientras Tony tocaba un teclado Casio de juguete-, y en donde hasta se animaban de hacer la famosa pantomima de los monos a la "no veo, no escucho, no hablo..."; casi una metáfora acerca del nuevo rumbo musical del grupo… Por el contrario, “Dodo / Lurker” es otro tema progresivo dividido en dos partes. Sin dudas, una obra maestra y uno de los mejores temas de Genesis de los 80.


En “Who Dunnit?” Genesis peca de gracioso, auto indulgente y pretencioso; pero, lamentablemente, más allá del homenaje obvio a Agatha Christie, la canción termina siendo muy poco vanguardista, más allá de sus intenciones, volviéndose densa. “Man in the Corner” estaba bien, aunque haya sido injustamente olvidada por los fans intransigentes del rock sinfónico; al igual que “Like it or Not”, un tema que aunque no se lleva las palmas, no desentonaría en cualquiera de los discos solistas de Rutherford; y en donde, además, su título funciona casi como una declaración de principios de las intenciones creativas del grupo: “Esto es Genesis ahora, te guste o no “o, mejor, como diría Charly García: “Lo que ves es lo que hay...”. Y así llegamos a “Another Record”, una canción repetitiva que no aporta demasiado, más allá de su buen entramado rítmico y casi mecánico en el que el trío se relaja, jugándola casi de taquito.

En resumen, final del álbum y comienzo de una pregunta eterna: ¿Genesis se prostituyó o, simplemente, se hicieron millonarios apostando a una propuesta artística sincera? Si hacemos caso a las definiciones de Tony Banks  –vertidas en la brillante antología Genesis: El libro de las revelaciones, 2007- deberíamos inclinarnos por la segunda definición, y asumir que el grupo eligió hacer esa música más simple porque lo sintió así: “Cuando empezamos a componer el material para Abacab, parecía que corríamos el riesgo de repetirnos (…) Parecía un buen momento para nosotros cambiar de dirección, hacer que nuestro proceso de composición y grabación fuera más racionalizado y sencillo. Así que nos deshicimos de los grandes estribillos y las panderetas y los solos de teclados y buscamos que todo fuera más afilado, algo que también intentamos reflejar en el diseño abstracto de la tapa del disco. Subrayamos este cambio de dirección en Abacab incorporando un nuevo productor. Teníamos una buena relación con Dave Hentschel, pero para conseguir un cambio significativo en lo que hacíamos también necesitábamos realmente un cambio de productor. Así ingresó Hugh Padgham a trabajar con nosotros (…) Aunque Abacab no es uno de mis discos favoritos, creo que le dio lugar a algunos resultados buenos. Por encima de todo nos dio una sana patada en el culo. Aunque parecía que éramos más populares y que comercialmente teníamos más éxito, eso fue un efecto secundario del hecho de estar componiendo de manera más espontanea. A menudo tocaba algo que normalmente hubiera desarrollado hasta hacer un tema largo, pero Mike o Phil me detenían y decían, “no, es genial, déjalo así”. Me ayudó a centrarme más en las buenas ideas.”

El rock progresivo había entrado en su ocaso y ellos no querían convertirse en una mera caricatura de su propio grupo. En resumen, actualizaron su sonido y se adaptaron a un nuevo paradigma musical. Una decisión acertada. Que otros muerdan el polvo….

Emiliano Acevedo