miércoles, 27 de septiembre de 2017

JOHN LENNON, Imagine: La canción del Profeta...



Imagine (publicado en septiembre de 1971) fue el segundo álbum solista de John Lennon, y a la postre su trabajo más popular. Un disco repleto de canciones maravillosas, varias de las cuales contenían espectaculares arreglos de cuerda. Fue un álbum grabado, casi en su totalidad, en el estudio personal que el ex beatle había construido en su inmensa mansión Tittenhurst Park, en las colinas de Ascot, la misma en donde los Beatles realizaron su última sesión fotográfica juntos, a fines de agosto de 1969, y que después John le vendería a Ringo Starr.

Seguramente, gran parte del éxito del álbum se deba a su canción homónima, “Imagine”, que se convertiría en un himno a nivel mundial, así como una de las composiciones más reconocibles y paradigmáticas de la carrera de Lennon. Un tema en el que solo participan Lennon, en el piano y voz; Klaus Voorman, en bajo; y, el futuro Yes, Alan White, en batería; y a la que, luego, el productor Phil Spector le agregó un imponente acompañamiento de cuerdas, grabado en Nueva York. Sin dudas, una canción preciosa e inolvidable. En fin... ¿Qué otra cosa podríamos agregar de este tema que no se haya dicho aun? Usted no sabe qué, nosotros tampoco; así que, sigamos…

Alguna vez, como invitado en el programa de televisión Play Time, Gustavo Cerati eligió a “Jealous Guy” entre sus canciones preferidas, diciendo que era una melodía pop perfecta, casi imbatible. Y algo de eso hay, ya que esta es una canción hermosa, inigualable. Una melodía perfecta que envuelve una historia con la que se pueden sentir identificados millones de muchachos celosos alrededor del mundo… Tantas inseguridades, tantos temores –muchas veces en vano- descriptos en forma certera en estas líricas… Y es que John Lennon, a pesar de ser la figura de la estampita, del póster; era tan dolorosamente humano como usted, yo, y el de enfrente: un tipo inseguro, neurótico, violento, paranoico, a veces arrepentido, triste, sensible, celoso... La letra de “Jealous Guy” también estaba vinculada a un momento particular de Lennon. Hacía apenas un año que se habían separado los Beatles y todavía se sentían los temblores del movimiento sísmico a escala mundial, que significó tamaño evento.

Por otra parte, John estaba muy influenciado por la terapia del Grito Primal del doctor Arthur Janov, que lo había llevado a combatir sus demonios, sus inseguridades –esos miedos, ahogados, pero que nos siguen acompañando desde la más tierna infancia- dejándolos al descubierto, en un grito desgarrador literal. Bastante de eso hubo en su primer opus solista e intimista (Plastic Ono Band, 1970), un disco que reflejaba los sentimientos más profundos de un ser angustiado. Esa obra, a pesar de no ser un éxito masivo de ventas, a la larga se transformaría en una de las producciones más inspiradoras, e imitadas, de la historia del rock. Sino pregúntenles a los Strokes o a Lenny Kravitz (por nombrar sólo a dos artistas), que se ve que lo escucharon largo y tendido, copiando esas bases de percusión y bajo en seco, esos pianos y guitarras minimas… Seguramente, Plastic Ono Band fue un disco que se adelantó a su tiempo y por eso no pudo ser digerido fácilmente por los fans beatles, aturdidos por la separación de la banda, y que aún no se habían acostumbrado a pensar que los 60 no existían más… 

En Imagine la historia, desde el vamos, sería distinta, debido a la participación de Phil Spector, en carácter de co-productor. Por él, y por su ímpetu por hacer de Lennon un ex beatle exitoso como solista, algo que ya había logrado con George Harrison, en la grabación del triple All Thing Must Pass, en 1970. John se encontraba en un excelso momento compositivo, y Spector –con su wall of sound- parecía ser el tipo más indicado para agregarle un toquecito sinfónico de pop, si se quiere, ideal para endulzar un poco esas dolorosas canciones. Y “Jealous Guy” terminó siendo la comunión perfecta de ambos mundo, la amalgama entre la canción lennoniana y las ambiciones wagnerianas de Spector por hacer “sinfonías para adolescentes”. El tema empezaba con una melodía en dos pianos, tocados a dúo por Lennon y el gran Nicky Hopkins, y la primera estrofa desembocaba en un estribillo inmortal: “I didn`t mean to hurt you / I`m sorry that I made you cry / I didn`t want to hurt you / I´m just a jealous guy” (“No pretendí herirte / Siento que te hiciera llorar / No quise herirte / Sólo soy un muchacho celoso”).

Los arreglos de cuerdas son hermosos, así como hermosa es la forma en que Lennon silba la melodía de la canción, antes de la parte final de este tema sublime. Lo que quizá muchos no sepan, es había sido compuesto bastante antes de ser incluido en Imagine. Más precisamente, durante la estadía de los fab four en la India, a principios de 1968, durante su retiro espiritual junto al Maharashi, y que tenía otra letra y nombre: “Child of Nature”. Con esa denominación se la puede encontrar, en una versión cantada por Lennon solo acompañado por una guitarra acústica, en varios discos piratas de los Beatles, como también en los piratas de los ensayos de (la película) Let It Be. Finalmente, mucho tiempo después, luego de la muerte de Lennon, Roxy Music haría un bello cover de “Jealous Guy” para su disco Avalon (1982), como tributo a John.

Otros momentos importantes del álbum Imagine eran los temas "Oh My Love", una dulce canción compuesta para Yoko Ono (por favor, chequeen la hermosa versión de este tema realizada por Luis Alberto Spinetta, como invitado en el disco tributo beatle del rock nacional, de Los Durabeats, en 2005); y la contemplativa "How?", en donde Lennon reflexionaba sobre los vericuetos existenciales propios del doloroso devenir humano, seguramente, en una visión muy influenciada por sus experiencias vividas durante su estadía, realizada en 1970, en el centro terapéutico de Janov. En sí, "How?" relevaba varias de las preguntas que Lennon se formulaba durante los cambios producidos en el tiempo que realizó la terapia de Janov.
Pero no solamente canciones tiernas y reflexivas poblaban este disco, porque Imagine también daba cuenta del amor de John por los ritmos frenéticos, así como de sus raíces rockeras y bluseras, en temas como "Crippled Inside"(“Lisiado internamente”, alevosamente dedicado a Paul) y "It's So Hard", así como en la provocativamente encantadora "Gimme Some Truth", en donde John se descolgaba con uno de sus más brillantes y potentes temas solistas. Por su parte, "I Dont't Wanna Be A Soldier" cerraba el viejo lado A detonando una pancarta activista en contra de la militarización y el reclutamiento forzado, en tiempos en donde aún no se había resuelto el problema de Vietnam (y mientras quedaban aun tantas otras guerras futuras por venir…). Un canto antibélico que –mediante el eco tremebundo del filtrado spectoriano- se convertía en un pasaje espeluznante.
Otro de los momentos más recordados de Imagine era la canción "How Do You Sleep?", en donde Lennon aprovechaba para mofarse a fondo, y sin ninguna sutileza o eufemismo, de Macca, tomándose revancha de la letra del tema de Paul “Too Many People”, que Lennon creía que su ex compañero le había dedicado, en especial por ese fragmento que se preguntaba por qué se podía hacer por “un muchacho que había arruinado todas sus oportunidades”. Lennon suponía que ese “pobre muchacho” era él, y reaccionaria con furia ante su ex compinche. Por este motivo, y fogueado por su manager Allen Klein (enemigo acérrimo de McCartney), se cebaría componiendo una canción que era una brutal bola de bilis. Sin embargo, se dice, que varias de las letras hirientes hacia McCartney, deliradas por Lennon y Klein, fueron dejadas de lado, debido al consejo de Ringo Starr –otro de los participantes en la grabación del disco- quién veía en esta actitud de Lennon mucho infantilismo agresivo al pedo. Por eso, en medio de la grabación del tema, el baterista solamente se limitaría a decirle a su amigo: “Basta John”. También, en esta canción, así como en “Crippled Inside” y "Gimme Some Truth" se destacaba George Harrison como músico invitado (¡ese slide!), realizando un brillante trabajo, con sus punzantes solos guitarreros.
Finalmente, la alegre “Oh Yoko” mostraba a Lennon, de nuevo como en sus primeros tiempos en los Beatles, dando cátedra en la armónica. Un punto final muy poppy y optimista, para un disco espectacular que alcanzaría el puesto número tres en las listas de la Billboard, y el número uno en el mercado discográfico británico.
Emiliano Acevedo

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