miércoles, 18 de septiembre de 2019

LA VICTORIA ES TIEMPO..., entrevista a Roque Narvaja


Hablar con Roque Narvaja es un placer. Y aunque es difícil (por no decir imposible) recorrer una carrera de 50 años en una simple charla, en esta nota hablamos de bastantes cosas. Desde aquel éxito inicial con La Joven Guardia, a fines de los 60 y principios de los 70; pasando por su época de militancia con tres discos solistas bisagra: Octubre (1972), Primavera para un valle de lágrimas (1973) y Chimango (1974). También, por supuesto, de su fulgurante suceso español pop en los 80. Un largo recorrido que llega hasta nuestros días con su flamante álbum, Instrucciones para madurar, en los que resume varios de sus intereses como cantautor popular cuya creatividad se mantiene intacta.

ENTREVISTA> ¿Cómo estás viviendo el hecho de haber transitado ya 50 años de carrera que son, también, 50 años de “El extraño del pelo largo”?
En principio cuesta darse cuenta porque 50 años es mucho tiempo y uno sigue igual con las mismas ganas que al comienzo. Fue una suerte ver y vivir todo esto para contarlo o para cantarlo como dice Víctor Manuel.

¿Y cómo te llevás con este revival de la canción a partir de su inclusión en la banda sonora de la película El Ángel?
Básicamente, es más de lo mismo. Le estoy muy agradecido a esta canción. “El extraño…” fue el primer escalón de un largo camino, una canción mágica que a nosotros nos abrió todos los caminos. En ese momento, La Joven Guardia tuvo un éxito increíble. Y yo estaba terminando el secundario cuando eso pasó.

Un éxito que se trasladó a otros espacios, porque tus canciones hasta empezaron a ser cantadas en las canchas… Desde “La Reina de la Canción” en la época de La Joven Guardia hasta “Ni una palabra de más” mucho tiempo después…
Eso fue muy lindo. Una vez estuve con mi hijo en la cancha de Boca y nos llamó mucho la atención que la hinchada la cantara porque al vivir en España, nosotros nunca lo habíamos experimentado en vivo. Fue muy emocionante. Uno luego se acostumbra, pero no deja de ser algo muy lindo, un reconocimiento muy grande del trabajo propio…


En su época, a La Joven Guardia los acusaban de ser un grupo “comercial” sin embargo, tenían letras fuertes…
Sí pero porque vendíamos muchísimos discos. Ahora, si te ponés a hilar fino, “El extraño del pelo largo” no es una canción de amor, es un tema de tibia protesta en un momento en el que tener el pelo largo estaba prohibido. Creo que los que nos acusaban de ser “comerciales” era un grupo que pertenecía a un primer rock argentino medio reaccionario. Luego, con el correr de la carrera, uno se va olvidando de esas cosas, pero, en ese momento sí, yo me sentí un poco desilusionado porque me parecía que era injusto.

Igual, eras apreciado por personajes importantes del rock como, por ejemplo, el Flaco Spinetta que quiso darte un papel en la famosa opera (inconclusa) de Almendra, ¿no?
Sí, Luis Alberto me habló de eso. Nos veíamos siempre porque en esa época los músicos éramos tan poquitos que siempre nos juntábamos por ahí. Yo tenía una canción inédita,  “Morir”, que le gustaba mucho. Un tema que expresaba esa frustración existencial que teníamos por entonces en un país que vivía de un golpe militar en otro y en donde estaba todo prohibido. Luis quería hacer una ópera rock, creo que se llamaba “Cinco magos de agua”, y me dijo que me iba a convocar para ser uno de ellos con el personaje de mi canción. Nunca se terminó la obra aunque sé que se llegó a ensayar. Finalmente, no pasó, Almendra se terminó separando y el proyecto se archivó.

Muchos no se acuerdan pero también hubo otra canción bastante trágica, “La muerte del extraño”.
Sí, al “extraño del pelo largo” lo mató la policía. Claro, no tuvo mucho éxito, la conocieron solamente los fanáticos del grupo. La escribimos un poco para hablar acerca de lo que pasaba en la calle con respecto a la represión y otro poco porque queríamos sacarnos de encima al “Extraño…” que se hizo tan famosa que no nos dejaba avanzar, no nos dejaba mostrar nuevos temas.

¿En dónde te hace el clic, para después encarar en Octubre un giro lírico tan combativo con una música de raíz latinoamericana?
Nosotros viajábamos mucho y cuando estuvimos en el interior del país me di cuenta de que ahí había mucho más pobreza de la que uno se podía imaginar. También, estuvimos en Bolivia y en Paraguay. En Bolivia trabajamos mucho porque tuvimos mucho éxito y ahí conocí el Diario del Che. Sinceramente, ahí me hizo el clic, ahí nos empezó a agarrar las ganas de componer otro tipo de letras… En mi caso, no vino tanto del lado de la justicia social como de mi interés por tocar la guitarra pero, también, la bronca de que en la Argentina no había democracia me llevó a tomar una posición y combatir lo establecido, a ponerme de un lado de la vereda y decir que la situación tenía que cambiar. Ya con La Joven Guardia hicimos varias canciones comprometidas. No solamente “Los corderos engañados”, con Enrique Masllorens, sino varias más…

“Tu libertad” también está muy buena.
Sí, esa la hice yo y hablaba, casualmente, de eso. A los pibes los agarraba la policía y los fajaba, en las comisarías te cortaban el pelo…


¿En qué momento decidís hacerte solista?
La Joven Guardia comenzó a desarmarse de a poco. Después de eso ya me dieron ganas de hacer cosas solo. Me cansé de tantas peleas y de los manejos de la compañía, así que rompí todo y me fui. Ahí, Litto Nebbia, que era amigo mío, me acercó al sello Trova. Él me decía que en Trova nadie te molestaba, no hacían mucha promoción pero podías hacer tu disco tranquilo. Y así empezó mi carrera solista.

¿Tardaste mucho en componer Octubre?
No. Son canciones de la misma época. Las compuse a lo largo de uno o dos meses, no más que eso. Cuando grabé “Tu Libertad” con La Joven Guardia ya tenía compuestas varias de las canciones de Octubre y las guardé para hacerlas como solista.

En Octubre tenés canciones como “Traigan vino” o “De leche y miel” que evocan la vida hippie, ¿no?
Era así. Nosotros teníamos una actitud media hipona en la comunidad de la casa de la calle Conesa… A mí me caían bien los hippies pero cuando me cansaba me iba a dormir a mi casa… Cuando hacía frío me las tomaba (risas). Así que muy hippie no era…

En ese momento era muy jugado dedicarles una canción al Che y a Camilo Cienfuegos, ¿cómo se te ocurrió?
Eso surgió de la admiración que teníamos por la vida de estos jóvenes que habían hecho la revolución, que se habían sacado de encima a un tirano en Cuba. Creíamos que se podía hacer acá. Era más el deseo de poder cambiar las cosas que las reales posibilidades de poder hacerlo.

¿Y la letra de “A través de los Andes” de qué se trata?
Esa era una canción muy ocultista y muy hippie, también. Hablaba de un grupo esotérico que conocí y que decía que en los Andes había ciudades ocultas y otras civilizaciones. Hoy está de moda hablar de las famosas teorías de las conspiraciones. En ese momento, también. Había personas que decían que habían ido hasta allí y habían visto civilizaciones, ciudades de oro… Andá a saber que se fumaban… (risas) Entonces a mí se me ocurrió esa letra: “A través de los Andes, todos se van, buscando la eternidad…”

Y el disco se cierra con “Dame el sol”, en donde te mandás un solo de viola terrible…
Ahhh, esa la hicimos con Litto Nebbia. Él le puso música a un texto que escribí. Estuvimos colaborando juntos bastante, en un par de discos míos y suyos. Salieron muy bien las cosas que hicimos con Litto.


Primavera para un valle de lágrimas no es tan andino como Octubre, sino más pop y algo folclórico, ¿no?
Puede ser. Ese disco tenía una canción que, originalmente, se llamaba “Cuídate” pero como SADAIC no te dejaba registrar un tema con el mismo título que otro, le tuve que poner “Acuérdate de vivir… Acuérdate de amar”. Bueno, esa canción era muy beatle y luego tenía un repertorio con una impronta más pampeana, si se quiere. En ese momento, estaba haciendo planes para irme al campo. Esta era la idea que teníamos todos los que vivíamos en Buenos Aires. Como las canciones que escribían Pedro y Pablo acerca de irse al Bolsón y demás. Siempre hacíamos letras que hablaban acerca de la necesidad de irse, de dejar la ciudad. Primavera… es un disco más campestre, y después viene Chimango, en donde sigo con la misma línea, porque son canciones de la misma época.

Por ejemplo, ahí está “Zamba del Negro Rosario”…
Claro. Era un amigo nuestro del pueblo, tal cual lo dice la letra, una especie de Viejo Vizcacha o de Don Segundo Sombra, un sabio de la zona. Básicamente, un cordobés de la sierra: gracioso, oportuno y buen compañero. Era un tipo muy especial, para admirar.

En Primavera… también está “Balada para Piba”, otro tema comprometido.
Sí, esa es la historia de un dirigente que fue asesinado en Junín en medio de una interna sindical. Estas canciones son “fotos” que uno relataba. Me influenciaba un poco el trabajo de contar historias que hacía Dylan.

Una historia como la de “Zebedeo y Clara” en Chimango
Tal cual. Esa es una foto costumbrista del campo, inventada por mí, pero muy similar a otras historias que viví. Es como pasar por un lugar y que te cuenten una historia de una familia. Como la de Zebedeo y Clara. Zebedeo, un tipo que había trabajado toda la vida, que quería ver un plato volador; y la hija, que no hacía nada, que se la pasaba viendo televisión y decía que el padre era un salame… Eran cosas que pasaban en esa época, en donde ya había mucha invasión de la civilización en los pueblos chicos.

¿Y la historia de “Para Victoria”?
Esa canción se la dediqué a la primera hija de Enrique Masllorens cuando nació. Éramos muy amigos con Enrique, militábamos juntos…

Es una canción muy alegórica, también…
Sí, es que queríamos ganar algo, queríamos una “victoria”, salir de la B… (risas)

¿Qué balance hacés de esta trilogía de discos?
Me gusta mucho. Me parece muy válida, es muy honesta. Son trabajos que hice con todo lo que tenía para dar. Mis cuatro o cinco acordes y muchas ganas de hacer letras que contaran cosas, tocar varios instrumentos… Lo que quería hacer, lo hice. Lástima que en ese momento el público no acompañó tanto porque esas canciones no eran promocionales. En ese momento la promoción pasaba por otro lado, por el amor y el costumbrismo. Lo bueno es que la gente no las olvidó, lo que hace que, con el tiempo, sean más importantes esas canciones que los hits.


Lamentablemente, luego te tuviste que ir del país…
Sí, me tuve que ir. Me fui porque me prohibieron, no me dejaban tocar. Estaba muy fulera la cosa… Justo estaba grabando un disco que se iba a llamar Amén, en donde iba a meterme mucho con el candombe pero no lo pude terminar de grabar. Luego lo sacaron, con el título de Retrospectivo, cuando tuve éxito en España.

¿Por qué te prohibieron? ¿Por Octubre?
Me prohibieron, básicamente, por Octubre y mi colaboración con Pedro y Pablo en Conesa. Eso me hacía militante político y eran motivos más que suficientes para que se avivaran y me prohibieran.

Ya en España, hubo un cambio de estilo, ¿no?
Las canciones no cambiaron, cambié yo. Cuando me fui al exilio estuve haciendo varias cosas para ver que iba a hacer de mi vida y, a través de “Santa Lucía”, que fue un hit muy importante cantado por Miguel Ríos, encontré un camino muy importante para mi vida, una senda en donde cultivar, en donde trabajar con ese tipo de canciones, con baladas pop-rockeras. Pero también tengo en mis discos españoles un montón de temas variopintos en los que hablo de muchas otras cosas. Una cosa es el simple, lo promocionable pero dentro del disco tenés un montón de estilos y cosas variadas, como siempre me gustó hacer a mí.

¿Cómo manejaste el éxito de pegarla en la FM con tantos temas?
Me sorprendió, porque yo había llegado como exiliado, sin saber si alguna vez podría volver a Argentina, y de pronto las cosas me empezaron a ir bien. Pero el éxito también te convierte en una persona muy reflexiva. Tuve lugar para hacer lo mío, la gente me dio un espacio. Pero, sobre todo, lo más importante fue el espacio que me dieron los medios porque me podrían haber ocultado, eclipsado, pero eso no pasó. Por eso estoy muy agradecido con todo lo que sucedió en España. Hoy por hoy, te puedo decir que si estamos haciendo esta nota es porque yo la pegué en España sino me habrían olvidado rápidamente…


¿Cuándo te decidís a volver a la Argentina?
Fue de un día para otro. Yo había venido a hacer la gira del disco Al Natural, un cd que compilaba Un amante de cartón y Balance provisional, dos elepés españoles míos; y tuvo un éxito tremendo, se vendió todo, otra vez. Entonces me dijeron de la compañía Universal que viniera a hacer promoción. Y así fue. Me vine desde España, preparamos una gira, hicimos todo lo que queríamos hacer hasta que me agarró el Corralito, en el 2001. Y ahí, en medio de ese “barajar y dar de nuevo”, luego de que se cortó la gira, decidí quedarme para trabajar con los músicos, para que ellos no se quedaran sin cobrar. Trabajé muchos meses perdiendo plata o saliendo empatado para que no se quedaran sin laburo mis músicos.

¿Y ya te quedaste viviendo acá?
Me fui quedando pero de vez en cuando volvía a España. Aunque prefería quedarme más acá porque el éxito había sido muy grande y quería aprovechar esa visibilidad para seguir haciendo discos.

¿Cómo te surge la pasión por volar?
En la época en que viví en Junín fui a un club de planeadores porque me atraía el tema y empecé. Empecé a volar, me recibí de piloto de planeador que es una licencia deportiva. Después empecé a volar motor, después volé en España… Y cuando volví acá, era un piloto que volaba de vez en cuando, pero a partir del 2007, me decidí y me hice piloto comercial y volé once años. En total volé 26 años.


¿Cómo craneaste tu último disco, Instrucciones para madurar?
Surgió grabando con mi amigo y productor Mariano Brown, en su estudio. Grabamos jugamos un poco, nos divertimos. Son canciones que quería ver como sonaban, a él le gustaba hacer los arreglos; algunos los hicimos juntos, otros los hizo él. Y así nos encontramos con un disco que estaba terminado y que teníamos que defender. En un momento me dice: “¡Esto es un disco, hay que sacarlo!”. Dudé pero, por suerte, lo sacamos porque le gustó a mucha gente. Estoy muy contento de que nuevamente me den un lugar. Y es un disco que le gusta a todo el mundo hasta a mi suegra… (risas)

Este es un disco que condensa toda tu carrera, ¿lo ves así?
Puede ser, pero no fue planeado, salió espontáneamente.

¿Y por qué le pusiste Instrucciones…?
Porque tenía una canción que se llamaba “Instrucciones”, y que finalmente terminó abriendo el disco, en donde una persona reflexiona acerca del paso del tiempo, era una metáfora que se correspondía con el paso de tiempo real y, también, con el dar la cara nuevamente con un disco, ¿no?.

¿Qué música estás escuchando?
No soy un tipo que investiga mucho. Te tengo que confesar que escucho mucha música de mi época, cosas que no le había dado bolilla antes, ahora las escucho y ahondo en toda la obra e investigo todo sobre el autor y su obra. Por ejemplo, si antes me gustaba Neil Young, quería conocer todo sobre él; lo mismo Bob Dylan, o sea, conocer al personaje y conocer toda su vida, y saber porque hizo tal y cual cosa. Hoy, por suerte, se puede.

Emiliano Acevedo


2 comentarios:

  1. Felicitaciones! Una gran nota a un enorme músico. Siempre vigente. Abrazo y a seguir.

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  2. Para Victoria dedicada a la hija de Masllorens, pero casualmente o no, saliò justo para el triunfo del Peronismo del 73 con el tìo Càmpora.

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