Hablar
con Roque Narvaja es un placer. Y
aunque es difícil (por no decir imposible) recorrer una carrera de 50 años en
una simple charla, en esta nota hablamos de bastantes cosas. Desde aquel éxito inicial
con La Joven Guardia, a fines de los
60 y principios de los 70; pasando por su época de militancia con tres discos
solistas bisagra: Octubre (1972), Primavera para un valle de lágrimas
(1973) y Chimango (1974). También,
por supuesto, de su fulgurante suceso español pop en los 80. Un largo recorrido
que llega hasta nuestros días con su flamante álbum, Instrucciones para madurar, en los que resume varios de sus
intereses como cantautor popular cuya creatividad se mantiene intacta.
ENTREVISTA> ¿Cómo estás viviendo el hecho de haber transitado ya 50 años de carrera
que son, también, 50 años de “El extraño del pelo largo”?
En
principio cuesta darse cuenta porque 50 años es mucho tiempo y uno sigue igual
con las mismas ganas que al comienzo. Fue una suerte ver y vivir todo esto para
contarlo o para cantarlo como dice Víctor
Manuel.
¿Y
cómo te llevás con este revival de la canción a partir de su inclusión en la
banda sonora de la película El
Ángel?
Básicamente,
es más de lo mismo. Le estoy muy agradecido a esta canción. “El extraño…” fue
el primer escalón de un largo camino, una canción mágica que a nosotros nos
abrió todos los caminos. En ese momento, La
Joven Guardia tuvo un éxito increíble. Y yo estaba terminando el secundario
cuando eso pasó.
Un
éxito que se trasladó a otros espacios, porque tus canciones hasta empezaron a
ser cantadas en las canchas… Desde “La Reina de la Canción” en la época de La
Joven Guardia hasta “Ni una palabra de más” mucho tiempo después…
Eso
fue muy lindo. Una vez estuve con mi hijo en la cancha de Boca y nos llamó
mucho la atención que la hinchada la cantara porque al vivir en España,
nosotros nunca lo habíamos experimentado en vivo. Fue muy emocionante. Uno
luego se acostumbra, pero no deja de ser algo muy lindo, un reconocimiento muy
grande del trabajo propio…
En
su época, a La Joven Guardia los acusaban de ser un grupo “comercial” sin
embargo, tenían letras fuertes…
Sí
pero porque vendíamos muchísimos discos. Ahora, si te ponés a hilar fino, “El
extraño del pelo largo” no es una canción de amor, es un tema de tibia protesta
en un momento en el que tener el pelo largo estaba prohibido. Creo que los que
nos acusaban de ser “comerciales” era un grupo que pertenecía a un primer rock
argentino medio reaccionario. Luego, con el correr de la carrera, uno se va
olvidando de esas cosas, pero, en ese momento sí, yo me sentí un poco desilusionado
porque me parecía que era injusto.
Igual,
eras apreciado por personajes importantes del rock como, por ejemplo, el Flaco
Spinetta que quiso darte un papel en la famosa opera (inconclusa) de Almendra,
¿no?
Sí,
Luis Alberto me habló de eso. Nos veíamos siempre porque en esa época los
músicos éramos tan poquitos que siempre nos juntábamos por ahí. Yo tenía una
canción inédita, “Morir”, que le gustaba
mucho. Un tema que expresaba esa frustración existencial que teníamos por
entonces en un país que vivía de un golpe militar en otro y en donde estaba
todo prohibido. Luis quería hacer una ópera rock, creo que se llamaba “Cinco
magos de agua”, y me dijo que me iba a convocar para ser uno de ellos con el
personaje de mi canción. Nunca se terminó la obra aunque sé que se llegó a
ensayar. Finalmente, no pasó, Almendra se terminó separando y el proyecto se
archivó.
Muchos
no se acuerdan pero también hubo otra canción bastante trágica, “La muerte del
extraño”.
Sí,
al “extraño del pelo largo” lo mató la policía. Claro, no tuvo mucho éxito, la
conocieron solamente los fanáticos del grupo. La escribimos un poco para hablar
acerca de lo que pasaba en la calle con respecto a la represión y otro poco
porque queríamos sacarnos de encima al “Extraño…” que se hizo tan famosa que no
nos dejaba avanzar, no nos dejaba mostrar nuevos temas.
¿En
dónde te hace el clic, para después encarar en Octubre un giro
lírico tan combativo con una música de raíz latinoamericana?
Nosotros
viajábamos mucho y cuando estuvimos en el interior del país me di cuenta de que
ahí había mucho más pobreza de la que uno se podía imaginar. También, estuvimos
en Bolivia y en Paraguay. En Bolivia trabajamos mucho porque tuvimos mucho
éxito y ahí conocí el Diario del Che.
Sinceramente, ahí me hizo el clic,
ahí nos empezó a agarrar las ganas de componer otro tipo de letras… En mi caso,
no vino tanto del lado de la justicia social como de mi interés por tocar la
guitarra pero, también, la bronca de que en la Argentina no había democracia me
llevó a tomar una posición y combatir lo establecido, a ponerme de un lado de
la vereda y decir que la situación tenía que cambiar. Ya con La Joven Guardia hicimos varias
canciones comprometidas. No solamente “Los corderos engañados”, con Enrique Masllorens, sino varias más…
“Tu
libertad” también está muy buena.
Sí,
esa la hice yo y hablaba, casualmente, de eso. A los pibes los agarraba la
policía y los fajaba, en las comisarías te cortaban el pelo…
¿En
qué momento decidís hacerte solista?
La
Joven Guardia comenzó a desarmarse de a poco. Después de eso ya me dieron ganas
de hacer cosas solo. Me cansé de tantas peleas y de los manejos de la compañía,
así que rompí todo y me fui. Ahí, Litto
Nebbia, que era amigo mío, me acercó al sello Trova. Él me
decía que en Trova nadie te molestaba, no hacían mucha promoción pero podías
hacer tu disco tranquilo. Y así empezó mi carrera solista.
¿Tardaste
mucho en componer Octubre?
No.
Son canciones de la misma época. Las compuse a lo largo de uno o dos meses, no
más que eso. Cuando grabé “Tu Libertad” con La Joven Guardia ya tenía compuestas
varias de las canciones de Octubre y
las guardé para hacerlas como solista.
En
Octubre tenés canciones como “Traigan vino” o “De
leche y miel” que evocan la vida hippie, ¿no?
Era
así. Nosotros teníamos una actitud media hipona en la comunidad de la casa de
la calle Conesa… A mí me caían bien los hippies pero cuando me cansaba me iba a
dormir a mi casa… Cuando hacía frío me las tomaba (risas). Así que muy hippie
no era…
En
ese momento era muy jugado dedicarles una canción al Che y a Camilo Cienfuegos,
¿cómo se te ocurrió?
Eso
surgió de la admiración que teníamos por la vida de estos jóvenes que habían
hecho la revolución, que se habían sacado de encima a un tirano en Cuba. Creíamos
que se podía hacer acá. Era más el deseo de poder cambiar las cosas que las
reales posibilidades de poder hacerlo.
¿Y
la letra de “A través de los Andes” de qué se trata?
Esa
era una canción muy ocultista y muy hippie, también. Hablaba de un grupo
esotérico que conocí y que decía que en los Andes había ciudades ocultas y
otras civilizaciones. Hoy está de moda hablar de las famosas teorías de las conspiraciones.
En ese momento, también. Había personas que decían que habían ido hasta allí y
habían visto civilizaciones, ciudades de oro… Andá a saber que se fumaban… (risas)
Entonces a mí se me ocurrió esa letra: “A través de los Andes, todos se van, buscando
la eternidad…”
Y
el disco se cierra con “Dame el sol”, en donde te mandás un solo de viola
terrible…
Ahhh,
esa la hicimos con Litto Nebbia. Él le puso música a un texto que escribí. Estuvimos
colaborando juntos bastante, en un par de discos míos y suyos. Salieron muy
bien las cosas que hicimos con Litto.
Primavera para un valle de lágrimas no es tan andino como Octubre, sino más pop y algo folclórico, ¿no?
Puede
ser. Ese disco tenía una canción que, originalmente, se llamaba “Cuídate” pero
como SADAIC no te dejaba registrar un tema con el mismo título que otro, le
tuve que poner “Acuérdate de vivir… Acuérdate de amar”. Bueno, esa canción era
muy beatle y luego tenía un repertorio con una impronta más pampeana, si se
quiere. En ese momento, estaba haciendo planes para irme al campo. Esta era la
idea que teníamos todos los que vivíamos en Buenos Aires. Como las canciones
que escribían Pedro y Pablo acerca
de irse al Bolsón y demás. Siempre hacíamos letras que hablaban acerca de la
necesidad de irse, de dejar la ciudad. Primavera…
es un disco más campestre, y después viene Chimango,
en donde sigo con la misma línea, porque son canciones de la misma época.
Por
ejemplo, ahí está “Zamba del Negro Rosario”…
Claro.
Era un amigo nuestro del pueblo, tal cual lo dice la letra, una especie de
Viejo Vizcacha o de Don Segundo Sombra, un sabio de la zona. Básicamente, un
cordobés de la sierra: gracioso, oportuno y buen compañero. Era un tipo muy
especial, para admirar.
En
Primavera… también está “Balada para Piba”, otro tema
comprometido.
Sí,
esa es la historia de un dirigente que fue asesinado en Junín en medio de una
interna sindical. Estas canciones son “fotos” que uno relataba. Me influenciaba
un poco el trabajo de contar historias que hacía Dylan.
Una
historia como la de “Zebedeo y Clara” en Chimango…
Tal
cual. Esa es una foto costumbrista del campo, inventada por mí, pero muy
similar a otras historias que viví. Es como pasar por un lugar y que te cuenten
una historia de una familia. Como la de Zebedeo y Clara. Zebedeo, un tipo que
había trabajado toda la vida, que quería ver un plato volador; y la hija, que
no hacía nada, que se la pasaba viendo televisión y decía que el padre era un
salame… Eran cosas que pasaban en esa época, en donde ya había mucha invasión
de la civilización en los pueblos chicos.
¿Y
la historia de “Para Victoria”?
Esa
canción se la dediqué a la primera hija de Enrique
Masllorens cuando nació. Éramos muy amigos con Enrique, militábamos juntos…
Es
una canción muy alegórica, también…
Sí,
es que queríamos ganar algo, queríamos una “victoria”, salir de la B… (risas)
¿Qué
balance hacés de esta trilogía de discos?
Me
gusta mucho. Me parece muy válida, es muy honesta. Son trabajos que hice con
todo lo que tenía para dar. Mis cuatro o cinco acordes y muchas ganas de hacer
letras que contaran cosas, tocar varios instrumentos… Lo que quería hacer, lo
hice. Lástima que en ese momento el público no acompañó tanto porque esas
canciones no eran promocionales. En ese momento la promoción pasaba por otro
lado, por el amor y el costumbrismo. Lo bueno es que la gente no las olvidó, lo
que hace que, con el tiempo, sean más importantes esas canciones que los hits.
Lamentablemente,
luego te tuviste que ir del país…
Sí,
me tuve que ir. Me fui porque me prohibieron, no me dejaban tocar. Estaba muy
fulera la cosa… Justo estaba grabando un disco que se iba a llamar Amén, en donde iba a meterme mucho con
el candombe pero no lo pude terminar de grabar. Luego lo sacaron, con el título
de Retrospectivo, cuando tuve éxito
en España.
¿Por
qué te prohibieron? ¿Por Octubre?
Me
prohibieron, básicamente, por Octubre
y mi colaboración con Pedro y Pablo en Conesa. Eso me hacía militante político
y eran motivos más que suficientes para que se avivaran y me prohibieran.
Ya
en España, hubo un cambio de estilo, ¿no?
Las
canciones no cambiaron, cambié yo. Cuando me fui al exilio estuve haciendo
varias cosas para ver que iba a hacer de mi vida y, a través de “Santa Lucía”,
que fue un hit muy importante cantado
por Miguel Ríos, encontré un camino
muy importante para mi vida, una senda en donde cultivar, en donde trabajar con
ese tipo de canciones, con baladas pop-rockeras. Pero también tengo en mis
discos españoles un montón de temas variopintos en los que hablo de muchas
otras cosas. Una cosa es el simple, lo promocionable pero dentro del disco
tenés un montón de estilos y cosas variadas, como siempre me gustó hacer a mí.
¿Cómo
manejaste el éxito de pegarla en la FM con tantos temas?
Me
sorprendió, porque yo había llegado como exiliado, sin saber si alguna vez
podría volver a Argentina, y de pronto las cosas me empezaron a ir bien. Pero
el éxito también te convierte en una persona muy reflexiva. Tuve lugar para
hacer lo mío, la gente me dio un espacio. Pero, sobre todo, lo más importante
fue el espacio que me dieron los medios porque me podrían haber ocultado,
eclipsado, pero eso no pasó. Por eso estoy muy agradecido con todo lo que sucedió
en España. Hoy por hoy, te puedo decir que si estamos haciendo esta nota es
porque yo la pegué en España sino me habrían olvidado rápidamente…
¿Cuándo
te decidís a volver a la Argentina?
Fue
de un día para otro. Yo había venido a hacer la gira del disco Al Natural, un cd que compilaba Un amante de cartón y Balance provisional, dos elepés españoles
míos; y tuvo un éxito tremendo, se vendió todo, otra vez. Entonces me dijeron
de la compañía Universal que viniera a hacer promoción. Y así fue. Me vine
desde España, preparamos una gira, hicimos todo lo que queríamos hacer hasta
que me agarró el Corralito, en el 2001. Y ahí, en medio de ese “barajar y dar
de nuevo”, luego de que se cortó la gira, decidí quedarme para trabajar con los
músicos, para que ellos no se quedaran sin cobrar. Trabajé muchos meses
perdiendo plata o saliendo empatado para que no se quedaran sin laburo mis
músicos.
¿Y
ya te quedaste viviendo acá?
Me
fui quedando pero de vez en cuando volvía a España. Aunque prefería quedarme
más acá porque el éxito había sido muy grande y quería aprovechar esa
visibilidad para seguir haciendo discos.
¿Cómo
te surge la pasión por volar?
En
la época en que viví en Junín fui a un club de planeadores porque me atraía el
tema y empecé. Empecé a volar, me recibí de piloto de planeador que es una
licencia deportiva. Después empecé a volar motor, después volé en España… Y
cuando volví acá, era un piloto que volaba de vez en cuando, pero a partir del
2007, me decidí y me hice piloto comercial y volé once años. En total volé 26
años.
¿Cómo
craneaste tu último disco, Instrucciones
para madurar?
Surgió
grabando con mi amigo y productor Mariano
Brown, en su estudio. Grabamos jugamos un poco, nos divertimos. Son
canciones que quería ver como sonaban, a él le gustaba hacer los arreglos;
algunos los hicimos juntos, otros los hizo él. Y así nos encontramos con un
disco que estaba terminado y que teníamos que defender. En un momento me dice:
“¡Esto es un disco, hay que sacarlo!”. Dudé pero, por suerte, lo sacamos porque
le gustó a mucha gente. Estoy muy contento de que nuevamente me den un lugar. Y
es un disco que le gusta a todo el mundo hasta a mi suegra… (risas)
Este
es un disco que condensa toda tu carrera, ¿lo ves así?
Puede
ser, pero no fue planeado, salió espontáneamente.
¿Y
por qué le pusiste Instrucciones…?
Porque
tenía una canción que se llamaba “Instrucciones”, y que finalmente terminó
abriendo el disco, en donde una persona reflexiona acerca del paso del tiempo, era
una metáfora que se correspondía con el paso de tiempo real y, también, con el
dar la cara nuevamente con un disco, ¿no?.
¿Qué
música estás escuchando?
No
soy un tipo que investiga mucho. Te tengo que confesar que escucho mucha música
de mi época, cosas que no le había dado bolilla antes, ahora las escucho y
ahondo en toda la obra e investigo todo sobre el autor y su obra. Por ejemplo,
si antes me gustaba Neil Young,
quería conocer todo sobre él; lo mismo Bob
Dylan, o sea, conocer al personaje y conocer toda su vida, y saber porque
hizo tal y cual cosa. Hoy, por suerte, se puede.
Emiliano
Acevedo
Felicitaciones! Una gran nota a un enorme músico. Siempre vigente. Abrazo y a seguir.
ResponderEliminarPara Victoria dedicada a la hija de Masllorens, pero casualmente o no, saliò justo para el triunfo del Peronismo del 73 con el tìo Càmpora.
ResponderEliminar