Estamos en un bar de Caballito. Afuera el verano
se derrite en las veredas. Adentro, Francisco Salgado (36) apura un vaso de cerveza antes
de recordar la época en que fue locutor: “Sí,
me recibí en el COSAL. Ejercí desde el 2001 hasta el 2007, aproximadamente. Trabajé
en distintos rubros de radio. Incluso, en un momento, tuve un programa de radio
de blues que se llamaba Blues en Blanco y Negro, en FM Urquiza. Haciendo ese programa entrevisté a un montón de
músicos, como Ricardo Tapia, Claudia Puyó o Botafogo. También, pasábamos
música, y venían a tocar algunas bandas. Aún hoy doy clases de radio en dos
escuelas y espero poder armar una radio online para poder difundir músicas
varias.”
Y es que éste es un hombre polifacético.
Sin embargo, en la actualidad su prolífera actividad musical como compositor e
instrumentista de armónica y trombón le ganó a su labor radial. Como si esto
fuera poco, arrancó como profesor de armónica a los 19 años, y ahora ejerce como docente
de música en colegios secundarios, enseñando a sus alumnos que
la música es un oficio y no un arte para privilegiados.
Como es de esperar, luego de casi 20 años
de trayectoria como instrumentista, Francisco ha venido tocando en infinidad de
proyectos, y/o acompañando a otros músicos. Pero nos cuenta que: “Hasta que un día me cansé de tocar otras
propuestas, y me di cuenta de que tenía que tocar lo mío”
Seguramente, su temprana curiosidad y
eclecticismo estilístico debe ser lo que lo impulsa a tocar en tantos lados a
la vez. De hecho en la actualidad podemos ver a este músico hiperactivo en varios
proyectos simultáneos entre las que podemos subrayar su participación en la singular
Orquesta Errante de Valentín Reiners, junto a músicos de distintas partes del
país o en el grupo de la saxofonista Ingrid Feniger.
Sin embargo, sus proyectos principales son
El Underground Mafia, un trio de jazz ahora devenido en cuarteto; y,
especialmente, Salgado y Asociados, una formación itinerante, para nada atada a
los convencionalismos de géneros y estilos. Justamente, en el último año, con
el primer álbum de este grupo, grabado en vivo en diciembre de 2013, Francisco
generó elogios del público y la crítica debido a esa sonoridad que realmente
parece de otro planeta, y a un repertorio avasallante y cautivador no apto para
oídos solo acostumbrados al sonido FM. Sin dudas, en la propuesta de Salgado y
Asociados, este músico pudo dar rienda suelta a toda su imaginería e idealismo
musical, acompañado por colegas de la talla de Pablo Moser (saxo barítono y
soprano), Wenchi Lazo (guitarra), Guillermo Roldán (bajo), y Sebastián Groshaus
(batería). Además de la participación como invitados de Bárbara Togander (voz)
y Enrique Norris (corneta).
ENTREVISTA
> ¿De dónde surge la idea de fundar un grupo que lleve tu nombre?
Bueno, sí, se llama Salgado y Asociados, y es
el primer grupo al que le puse mi nombre, pero esto tiene que ver con el manejo
del proyecto. Yo traté de pensar un contexto en el que los músicos puedan estar
o no, ir pasando, ser más o ser menos… En sí, asociarme con otros músicos para
cada situación musical. Por suerte, vengo manteniendo la misma formación
inicial, a la que fui ampliando un poco.
¿Es
jazz? ¿Es blues? ¿Es fusión? ¿Cómo explicarías la música que hace Salgado y
Asociados?
Bueno, yo empecé a tocar la armónica a los
14 años y siempre me gustó el blues y el rock. Es decir, son géneros que vengo
tocando desde siempre. Por supuesto, en un momento me interesó empezar a
practicar más seriamente la improvisación, y así fue como me volqué al jazz, y
a tocar el trombón también; y de todo eso, sale la música de este disco.
Explicar la música con palabras va a ser un poco más complicado, pero, resumiendo,
es todo esto: una música que tiene elementos de lo que a mí más me divierte. Y
es eléctrico…
¿Qué
se escuchaba en tu casa cuando eras chico?
Recuerdo
que mis viejos tenían los discos de los Plateros, y yo empecé a darles bola
cuando tenía 8 o 9 años. También tenían discos de Violeta Parra, Quilapayún, y
Les Luthiers. Quizás, el haber conocido tan de chico, artistas con tanta
calidad como éstos, me haya terminado influenciado ideológicamente, qué sé yo…
Pero, sí, fíjate si no lo que es la música de Violeta. ¡Impresionante! Al lado de ella, todos somos unos perejiles
importantes….
Porque de pibe escuché Blues Local, de Pappo, apenas salió, y me encantó. Además, me
volvió loco como sonaba la armónica de Luis Robinson en ese disco. Luego, me
contacté con el que tipo que tocaba la armónica en la Mississippi, y empecé a
estudiar con él. Después empecé a
escuchar los discos de Hugo Díaz, y ya no pude nunca más dejar de tocar el
instrumento… Si bien, cuando me puse a estudiar trombón dejé de tocarlo un poco,
ahora –con la música de Salgado y Asociados- es como que volví a tocar armónica.
La armónica
se asocia con tu temprana afición de pibe por el blues, ¿aprender trombón fue
para vos acercarte a una música más académica?
Creo que empecé a estudiar trombón buscando
aprender mucho más acerca de cómo funciona la música, y acerca de los distintos
ensambles musicales que se pueden hacer entre los instrumentos de viento, por
ejemplo. Por suerte, lo fui logrando. De hecho, aun hoy sigo estudiando trombón
en el conservatorio.
Es un híbrido. La música está toda
interconectada, los nombres se los ponen los tipos que tienen que poner los
discos en las bateas. Para mí, es todo blues. Después, hay rítmicas, formas,
fraseos; que sí tienen que ver con la fusión; si se quiere… Pero, todo viene
del blues. Por ejemplo, escuchá cualquier disco de blues tradicional de Bukka
White o Leadbelly, y te vas a dar cuenta que la idea de la improvisación es
parte fundamental, y no tocaban necesariamente ese blues de 12 compases que
después se institucionalizó como la forma en que había que tocar blues. Por lo
cual, si yo escucho a cualquiera de ellos dos, o Ornette Coleman, hay
diferencias en la utilización de los instrumentos. En fin, sería muy difícil
ponerme a diferenciar, en forma exacta, cuantos kilos de cada género, sea jazz,
sea blues, dejo caer en mi música…
A mí
me sonó un poco parecido a los primeros discos de Zappa…
Sí, bueno, ¿sabés quien me dijo lo mismo?
Ricardo Tapia, el cantante de la Mississippi. Yo de Zappa tengo escuchados
varios discos, y siempre me gustó; pero no te podría decir que mi música viene
de ahí, porque no es un tipo al que tenga como referente musical. Igual,
buenísimo que alguien pueda encontrar a mi música parecida a lo que hacía él,
porque era un tipo que hacía cosas buenísimas, además de ser muy idealista y
tener un gran sentido del humor… De cualquier forma, esa manera de tocar, ese
nervio medio desafinado de esta música, es algo propio del rock, pero también
del blues tradicional y del jazz…
¿Y
con que disco se conectaría más con eso que vos hacés?
Mirá, hay un disco de Muddy Waters llamado Electric Mud (1968) que escuché millones
de veces mientras hacía la música de Salgado y Asociados, porque tiene una mezcla
que está buenísima. Me gusta todo: como están pensadas las guitarras, los
instrumentos que tocan determinados riffs, las bases, la sección rítmica… Y
Muddy cantando en forma maravillosa arriba de toda esa música del carajo. En
fin, es un disco genial. La intensidad de esos tipos tocando, es la que después
los grupos de rock imitaron en un montón de sentidos, viste. Yo creo que Salgado y Asociados se enmarca en esa misma búsqueda
por hacer una música que tuviera ese mismo nivel de intensidad y energía que
estos ejemplos que te nombro. A mí me pasa que me divierte tocar un ragtime, y también me divierte tocar un swing o tocar un second line, o tocar blues… O sea, toque lo que toque, básicamente,
siempre hago la música que me divierte.
Bueno,
justamente, ahora venís de tocar en el Festival Internacional Buenos Aires
Jazz…
Claro, y sí, pero también pasa algo que es
medio jodido con eso. Porque yo estoy haciendo una música que viene de
distintos géneros, y es muy fácil que te metan en determinados contextos, y de
ahí luego no te puedas mover más, porque te encasillan en un género
determinado. A mí me viene bárbaro tocar en el Festival de Jazz, porque está
buenísimo, y me sirvió para que me vea un montón de gente, pero yo quiero tocar
en un Festival de rock, también. La música de mi grupo no está hecha para
quedarse en un determinado reducto y nada más. Fijate que lo que más le llama
la atención a los periodistas y a los músicos que la escucharon es la mezcla
que tiene. Por ejemplo, si le mostrás este disco a un tipo que toca jazz, te
dice que esto es “rock fusión”; si se lo mostrás a un tipo que hace rock, te va
decir que es un disco de jazz, porque “está todo improvisado”; y si se lo
mostrás a un blusero, te va a decir que es un disco “de free”… y así, van
pasando, viste. Pero eso está bueno porque quiere decir que hice algo distinto. Ok, entonces, si puede ser todo eso a la vez,
toquemos en todos lados…
Dentro del circuito del jazz, ya tocamos en
Thelonious –en donde grabamos el disco-, en Onix, en la Jam de martes, en
Virasoro… Pero mi idea también es contactarme con otros gruposcon los que me
gustaría tocar para que lo nuestro pueda apreciarse también en otros contextos.
Yo apunto a eso. Sin embargo, sé que también cada género tiene sus códigos, y
no es fácil insertarse en otros ámbitos, además de que el mercado musical
aprieta por todos lados…
¿Otra
herramienta para poder llegar a tocar en esos otros ámbitos no podría ser la
difusión de tu música por Internet?
Mirá, si bien Internet te genera una serie
de posibilidades concretas, con respecto a la difusión de lo que hacés, igual no
dejás de estar en un medio que también está saturado. Por otra parte, después
de lo de Cromañón, a todo el mundo se le complicó tocar en vivo, debido a
determinadas cuestiones vinculadas con las habilitaciones de los boliches y/o
centros culturales. También, se redujo bastante la posibilidad de acceder a
tocar en lugares con mayor visibilidad, como sería, por ejemplo, un teatro de
rock tipo Vorterix. Es obvio que si uno pudiese acceder a tocar en esos
lugares, el nivel de exposición de esos contextos haría que se acercara más
gente a ver lo que hacés, un público que, de otra forma, no te conocería. Pero
no es tan fácil acceder a esos lugares, porque la prioridad está centrada en gente
que tiene determinado nivel adquisitivo, o determinados contactos… Si fulano o
mengano se copa con la música que vos hacés, vos tenés visibilidad, y si no… El
que vos accedas depende de un tercero, y eso es muy jodido.
Hablando
de rock, ahora hay un montón de grupos tocando, dentro de eso, ¿como ves el
futuro de la música rock?
Esto es algo que vengo investigando desde
hace poco tiempo. Yo estuve al margen de la movida un tiempo, por estar muy
metido en tocar jazz y demás. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que hay un abanico
de artistas muy creativos, muy copados, que hacen muchas cosas con muchísima
iniciativa, como es el caso del Circuito Cínico
con sus Festicínicos. Hay mucha
movida entre los artistas independientes, y eso me parece bárbaro. Por ejemplo,
hay un grupo llamado Gualicho Turbio, que hacen una música super original y que
está buenísima. Me interesan mucho propuestas como las de estos pibes, porque
me siento bastante identificado con su búsqueda musical.
Una
cultura musical independiente que estalla en los Intersticios…
(risas) Sí, más vale. Pero eso fue así
siempre. Por ejemplo, en el jazz y en el blues pasa lo mismo: es como si el
mercado funcionara por un lado, en líneas generales, y la propuesta artística y
creativa, por otro. Sin embargo, aún tengo esperanzas de que cada artista
pueda, desde su propio intersticio, lentamente, ir convirtiéndolo en un lugar,
no en un accidente geográfico… Poder, como artista independiente, crearse un
lugar en donde se generen y pasen cosas y que la música esté buena, y vos
puedas tocar en tal o cual contexto, y los músicos que te acompañen sean bien
tratados, y cobren una guita que está buena por su trabajo; un lugar en donde
la gente que te va a ver tocar sea bien tratada… En fin. Pero todo eso no es
fácil de conseguir. De cualquier forma, no dejo de creer que eso se puede
lograr, porque si no lo otro sería resignarse a que te dejen por siempre en ese
margen, y el margen son dos líneas en una nota publicada, y chau, cagaste… Eso
sería otro lugar como las góndolas de discos, y uno no hace música para que le digan
que es un marginal, y que “si no estás en tal góndola, no existís…”
Conseguir
eso sería poder conjugar el ideal de “no venderse” al mercado sin resignar, al
mismo tiempo, poder tener la máxima llegada posible al público…
Claro. Obviamente, el tema de la
autogestión tampoco es fácil. Lo que estoy aprendiendo de a poco es para que yo
hago determinadas cosas. Entonces, en donde aparece algo que no tiene “un para
que” que a mí me sirva, no lo hago y listo. Lo más importante es la música, eso
siempre va a ser así. Siempre y cuando yo pueda tocar lo que quiero tocar, todo
lo demás no importa…
Porque es una música para que se registre
en vivo. Mi idea es que la música del grupo tiene que ser “en vivo”. En el vivo
está la energía y la forma del grupo, su esencia. Tocar esto mismo en un
estudio no creo que hubiese estado bueno. Porque, como en la música del grupo
no hay demasiados arreglos, lo que prima es una comunicación permanente entre
los músicos, en donde yo voy dirigiendo determinadas situaciones que van
pasando. Pero las dirijo de acuerdo a como las siento en el mismo momento en
que las voy escuchando.
Entonces,
la idea va a ser seguir grabando en vivo…
Claro, esa es la idea. Voy a ver si puedo
volver a grabar en mayo o junio próximo. Espero llegar a hacerlo. Yo ya tengo
pensada la música del segundo disco, la tengo toda anotada en los azulejos de
mi cocina, ahora me tengo que sentar a escribirla. Después quedará conseguir
que me den una fecha para tocar, y coordinar la grabación con el ingeniero de
sonido, y todo el resto de la movida, que es algo que lleva su tiempo…
En
sí, ¿cómo es el proceso de composición de tu material?
Yo tengo un concepto –por ejemplo, “quiero
que esto sea un second line”- , luego lo escribo, y con eso, le voy proponiendo
disparadores al grupo para tocar. Hay partes escritas y partes improvisadas.
Obviamente, lo que se improvisa está en relación con lo que está escrito. Por
ejemplo, eso que te decía acerca de la composición del segundo álbum. Yo anoto
la idea de lo que quiero hacer, y determinados referentes musicales que me
hacen acordar lo que quiero hacer entre determinadas partes del tema. En sí, todo
parte de un concepto que quiero hacer. Te doy un ejemplo puntual: ahora estoy
haciendo un tema que se llama “Boogie del diablo”, que quiero que esté entre la
música del armoniquista William Clarke y la de Anthony Braxton. Cosas que
escuché de los dos que me permiten hacer lo mío. Después me pongo a digerir eso
y ver qué me va saliendo a mí. En resumen, esa idea inicial luego es seguida
por el laburo de las horas en las que me siento a tocar.
Muchos temas los escribo en el piano, pero cuando
los voy escribiendo ya tengo definido para que instrumento va a ser. Sobre todo
porque son dos instrumentos muy diferentes, y, por supuesto, a uno no le puedo
pedir lo que hace el otro.
¿Qué
discos estás escuchando actualmente?
Enrique (Norris) me pasó un par de discos
de la orquesta del saxofonista David Murray que me encantaron; también estoy
escuchando mucho Treat Her Right, una de las bandas que tenía Mark Sandman, el
cantante de Morphine. También me gusta mucho escuchar un disco genial de Sonny Boy
Williamson, que me mandó una pareja de músicos amigos que están viviendo en
Holanda, ¡no se puede creer lo bueno que es ese disco! Por supuesto, hay grupos
clásicos que siempre voy a escuchar como Creedence, o Zeppelin, porque, en
líneas generales, siempre vuelvo a escuchar rock. También soy de escuchar
determinados discos de Bob Marley o Peter Tosh.
¿Qué
tema de todos estos artistas que nombrás te hubiese gustado componer a vos?
Cualquier tema de Morphine, con esos riffs
de barítono y bajo que tienen. A mí me llama mucho la atención esos tipos que
descubren en la simpleza algo que es diferente. Mark Sandman era un tipo que tenía
eso. El loco tocaba con slide un bajo de dos cuerdas, y se le ocurrió hacer un
grupo con batería, y chau. Inclusive, el otro grupo que él tenía, Treat Her
Right, también era un grupo con una formación bastante rara. Eso que te decía,
que hace que la música de personajes como él sea diferente, es lo que más me
interesa a mí, porque creo que a partir de esa forma de hacer música luego sale
un estilo. Un estilo en donde los temas son compuestos de determinada manera,
en función del timbre que estos artistas tienen en sus grupos. Qué se yo, hay
infinidad de música genial. Otro artista que inventó su estilo es (Charles) Mingus,
haciendo temas que son de otro planeta, totalmente increíbles…
¿Qué estrategias
utilizás para difundir y que escuchen tu música instrumental en esta época
actual en la que parece primar la escucha distraída, aleatoria del mp3 y otros
formatos digitales?
Bueno, yo la digitalizo, la dejo ahí en YouTube
y vos escuchá lo que quieras… Creo que cada vez más las casas empiezan a estar
invadidas por pantallas. Tenés, mínimo, tres o cuatro pantallas en cada
vivienda, ya sean celulares, computadoras, tablets, o televisores; y entonces,
claro, el tiempo de ocio de la gente empieza a pasar por otro lado. Quizás
muchos terminen viendo, en la pantalla de un celular del carajo, una selección
de videos, uno más boludo que el otro, y se conformen solo con eso… Sin
embargo, mismo esa dispersión va a cambiar, y se va a convertir en otra cosa. Creo
que hay que acomodarse a esta situación y aguantar. Me parece que desde hace un
tiempo largo, el disco pasó a ser un acto de romanticismo, por eso yo haría los
discos por internet, salvo porque aún hay un montón de gente a la que le sigue
gustando tener un disco en la mano. De cualquier forma, yo soy un convencido de
que los formatos cambian, porque vos también podés tener un disco digital con
un hermoso arte de tapa. Sin embargo, fíjate que, al mismo tiempo, todo el mundo
lo quiere piratear, nadie quiere comprarlo. Entonces, lo ideal sería poder
hacer las dos cosas; mantener la idea de seguir editando en formato físico para
que la prensa, la crítica se entere de los lanzamientos, además de que le
llegue a los tipos que aún quieren tener su copia en las manos; y, al mismo
tiempo, hacer un disco digital para todos aquellos que quieran escucharlo en su
i-phone. En resumen, hay que combatir en todos los frentes.
¿Cuáles
son tus proyectos a futuro con Salgado y Asociados?
Ok, proyectos. Quiero laburar un poco más determinadas
sonoridades con los caños. Justamente, un par de materias que tuve que hacer en
el conservatorio este año tienen que ver con eso. Me gustaría trabajar mucho
eso en el grupo, porque tengo muy buenos saxofonistas, y se puede dar una
mezcla que esté buena. Lo que no quiero es que la música del grupo pierda el
impulso y la energía, ni tampoco quiero escribir nada que haga que el resto de los
músicos se sientan incómodos. Este primer álbum que pasó fue, simplemente, el
primer paso de un camino. Hay cosas que quiero reelaborar. Me gustaría que
algunas estructuras sean más versátiles, pero manteniendo la identidad de la
propuesta de cada tema. Quizás, luego hagamos temas más largos. No sé, ya se
verá.
Emiliano Acevedo
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