Fotos: Fabián Mattiazzi |
Son las 15 hs. del domingo 1 de marzo de
2015. Una larga fila de personas se extiende desde la entrada del predio del
Planetario hasta el viejo (y clausurado) Velódromo Municipal. Un verdadero ciempiés
humano conformado por casi 50 mil almas que esperan poder ingresar para ocupar
su lugar junto al escenario en donde, dentro de más de cinco horas, va a tocar
Ringo Starr y sus All-Starr Band.
La espera larga y desesperante es
humedecida por una permanente y molesta llovizna que cae de un cielo plomizo
que amenaza convertir esta fiesta de la nostalgia beatle en un barroso
Woodstock palermitano. Lentamente, la cola avanza, mientras prosigue el desfile
de los vendedores que aprovechan la convocatoria de esta edición del Movistar
Free Music, o en criollo: festival gratuito, para ofrecer remeras
“arte-sanales” con los rostros de los fab
four; además de calcos y/o ¡pines! de los Beatles que tienen pinta de ser
los sobrantes de stock del merchandising que se vendió en la vereda de Canal
13, en 1988, durante un show de los Danger Four en Badia y Compañía…
Hay muchísima gente y responden a un amplio
rango etario. Muchísimos fans deseosos de ver o volver a ver en vivo al que fuera el baterista
de la banda más grande de la historia. Y este gran detalle hace que nada más importe
cuando las puertas del predio finalmente se abren. La movilizada (en el amplio
sentido de la palabra) muchedumbre se apresura a ocupar su lugar frente al
escenario principal del festival, justo al lado del Observatorio Galileo
Galilei.
Como
tantas convocatorias masivas a espectáculos de este tipo, ésta cuenta con dos
escenarios. El principal, en donde, además de Ringo, se luce (y desluce) un ecléctico
conjunto de teloneros, entre los que se encuentran: Ella Es Tan Cargosa, Onda
Vaga, y Catupecu Machu.
Sin embargo, la mayor sorpresa de la tarde
tiene lugar en el escenario dos con los músicos invitados durante la
presentación de Los Durabets, banda de covers beatles: Charly García y David
Lebon reunidos en el mismo escenario. El primero que sube es el Ruso, quien se
destaca con su voz y su guitarra en “Something”. Y Luego, noqueando a propios y
extraños, Charly –con buen humor y mucho entusiasmo- hace su inesperada
aparición para regalarnos “And Your Bird Can Sing”, “Back in the URSS”; para
finalizar este mini recital con una potente versión de “I Saw Her Standing
There”, en donde, abrazado a su viejo compañero de Seru Giran, canta con el candor de un pibe, para luego, como
tantas otras veces, tirar un teclado y el pie del micrófono, al grito de “Kill
Bachata” (Un “saludito” al inimputable Romeo Santos, quien, horas más tarde,
toca en el Estadio Monumental)
Por suerte, la lluvia paró. Y mientras las
horas trascurren, el público, además de escuchar a los teloneros, puede amenizar
la espera comprando un choclo en el stand de comida “no transgénica” de Narda
Lépez (si hay algo que saben las multinacionales es de comida y cultura light)
o adquiriendo un pedazo del enorme mural de Liniers “dedicado a Ringo Starr”, y dibujado directamente en el predio durante
la espera del show, en donde el artista, amigo y colaborador de Kevin Johansen,
¿jocosamente? comparó a los Beatles con Mozart, diciendo que Ringo vendría a
ser “la cuarta parte de Mozart”.
Plop. ¿Usted no entiende? Nosotros tampoco. Por supuesto, aquellos a los que no
les interesan las artes culinarias y/o pictóricas poden disfrutar probando el
4G (no se olviden que todo esto no era más que una excelente excusa para
auspiciar los “avances” de la tecnología), mandando ¿originales? tweets que aparecen
al instante en las enormes pantallas al costado del escenario, o posando para
que les saquen una foto levantando carteles con eslóganes pasados de moda
(“Denle una oportunidad a la paz”) o insólitos (“Ringo, haceme tu Yoko”), para participar
de varios sorteos por ubicaciones preferenciales en los improvisados palcos a
ambos laterales del escenario. Sin dudas, un coctel postmodernista new age de
difícil digestión, como el choclo.
Son las 20.30 hs. y la All Starr Band sube
al escenario, con Ringo saltando de acá para allá, como desmintiendo sus casi
75 años de edad. Toda la algarabía del público beatle se hace realidad durante
la interpretación de varios de los clásicos propios del batero, durante y post
Beatles.
El repertorio contó con las infaltables
"Matchbox" (original de Carl Perkins), "It Don't Come Easy"
(su primer éxito solista), “Boys”, “Don´t Pass me By”, “I Wanna be Your Man”, o
“Photograph” (viejo tema de 1973, compuesto en dupla con George Harrison). Sin
embargo, y como para desmentir un ratito el carácter “nostálgico” del show,
Starr también se da el lujo de interpretar dos temas de su material más reciente,
como "Anthem" y “Wings” (un tema suyo de los 70, regrabado en su último álbum, Ringo 2012). De más está decir que el
nivel musical que alcanza “el grupo de Ringo” es excelso, como si sobraran el
espectáculo siendo players
consagrados que la juegan “de taco” y con la humildad de quien, simplemente,
hace lo que ha venido a hacer a este mundo. Y es que, sin dudas, este lujoso
conjunto sub-70 demuestra desde el minuto inicial todo su bagaje musical
curtido en más de 40 años de rock. Incluso, a veces, la presencia de Ringo
termina siendo la mera excusa para ver en acción a estos obreros destacados del
rock y el pop que realmente fascinaron al público.
Justamente, uno de los músicos más destacados
de la noche fue el guitarrista, ex Toto, Steve Lukather; un violero increíble,
tan pirotécnico como sutil, que no solo la descose con su solvencia en las seis
cuerdas, sino que da cátedra como cantante, a la hora de interpretar los tres
mayores hits de su antiguo grupo: “Rosanna”, “Africa” y “Hold the Line”; todos
muy festejados por el público. Por su parte, el hombre de los teclados, Gregg
Rolie, antiguo colaborador de la primera formación de Santana y ex Journey, es un
maestro del órgano Hammond y un extraordinario cantante, además de carismático
maestro de ceremonias. Esto se nota de sobremanera en su interpretación magistral
de clásicos como “Oye como Va” (tema original de Tito Puente, popularizado por
la versión de Santana), “Black Magic Woman” (sin dudas, uno de los mejores
momentos del show) y “Evil Ways” (tema histórico interpretado en el mismísimo
Festival de Woodstock, e inmortalizado en el mítico documental del mismo) No
faltó el humor argento y aunque ninguno
de los dos se lo imagine, tanto Rolie como Lukather, se disputaron entre el
público asistente al show el concurso ad
hoc de “parecidos a Caruso Lombardi” y ambos músicos recibieron sendas
arengas de “¡Grande, Caruso!” de varios
espectadores a lo largo del concierto.
Sin embargo, el tapado del concierto, es el
“loquito” (según otro espectador) Todd Rundgren. Verdadera leyenda del rock
norteamericano. Rundgren es un genio multi instrumentista, solista de culto
consagrado, líder del inclasificable y camaleónico grupo Utopia, y productor
legendario (de Meat Loaf, Cheap Trick, The Band, Pattie Smith, Badfinger, XTC, The
New York Dolls, entre varios etc.); además de un ex niño prodigio, que a los 20
años se daba el lujo de el ser ingeniero de sonido de Janis Joplin, nada menos.
Es una pena que una gloria como Rundgren (debido a su baja popularidad aquí,
quizás) no pueda ofrecer en Argentina un show propio que dé cuenta de todo su
repertorio. Así que, siguiendo la inmortal frase de María Antonieta de que “a
falta de pan, buenas son las tortas”, no nos quedará otra más que conformarnos con
los tres temas que Todd interpreta con la All Starr Band: el hitazo setentoso“I
Saw the Light”; la poderosa balada grabada por Utopia, “Love is the Answer”
(que Rundgren canta como los dioses, con su voz de falsete); y la alegre y
ochentosa “Bang the Drum All Day”. Justamente, en el mismo álbum en que estaba
incluida esta última canción había otra bastante conocida por estas costas
llamada “Influenza”, ¿les suena? Hubo un espectador que sí la conoce, y así se
lo hace saber a su amigo, a la salida del show: “Che, ¿viste al loquito de
pantalones verdes? Es el que compuso el tema “Influencia” que hace Charly”
“¡No! ¿En serio?” Sí, mi vida. Y ahora, me pregunto: teniendo en cuenta la
presencia del Bicolor en el predio, ¿Se habrá producido el encuentro García y Rundgren?
¿Habrá aprovechado Todd para cobrar algún cheque de regalías impagas de la
versión de Charly? En fin, hay enigmas en la vida que no se resuelven.
Los otros músicos que integran este
seleccionado que acompaña a Ringo son: Mark Rivera (saxo y voz), el solvente
Gregg Bissonette (batería, percusiones), y el gran vocalista Richard Page, que
se luce en varios clásicos AOR (sí, el sonido “FM Aspen”) como “Broken Wings” o
“Kyrie”.
Ninguno de los presentes olvidará esa
noche, esos personajes, esa forma de hacer algo difícil tan fácilmente, aunque
tal vez la mayoría no recuerde nunca más sus nombres y apellidos.
¿Y Ringo? Bueno, Ringo hace lo suyo y
punto. Por momentos, hasta se hace desear. Aparece en el escenario luego de sus
músicos, y se retira antes, sin participar del clásico saludo final de la banda. Por momentos, hasta parece un
invitado a su propio show. Toca cuando se le da la gana. De cualquier forma, es
entendible; Ringo es un señor mayor y aunque cuente con una vitalidad
envidiable, a esta altura, toca y canta “en piloto automático”, como si
estuviera más allá del bien y del mal. No decepciona porque, después de todo,
nunca nadie le podrá quitar los bien ganados laureles como baterista de la
mejor banda de todos los tiempos, algo que hace que su sola presencia emocione
hasta las lágrimas.
Por supuesto, con su interpretación de la
inoxidable “Yellow Submarine”, Starr, hace cantar a los 80 mil espectadores
presentes en un viaje colectivo hacia la infancia de cualquier seguidor del
conjunto de Liverpool. Y aunque, increíblemente, en esta oportunidad no
interpretó éxitos como "Octopus Garden" ni "You're
Sixteen", no podía cerrar este concierto palermitano con otra canción que
no fuera "With a Little Help From My Friends", y así fue. Con grandes
y chicos divirtiéndose y cantando a los gritos. Un último tema que se engancha
con una coda (homenaje a Lennon) de "Give Peace a Chance”. Punto final y
despedida de un show irreprochable, de casi dos horas de duración, que
seguramente hizo las delicias del fan del rock clásico, aunque también,
seguramente, decepcionó a más de un acérrimo fan beatle que quería un show 100%
beatlesco. Y bueno, nunca se puede conformar a todo el mundo. De última, si le no
gustó al menos no lo pagó…
Emiliano Acevedo
Adoro cuando en Argentina alguien reconoce a The Wizard. un absoluto genio del POP (tomando este termino , como amplisimo), Rock, Soul, Funky Pop, SInfo, Polka, Jazz, Tecno, en fin, lo q cuernos se te ocurra ha pasado en sus mas de 40 discos, contando los propios y los que hizo con Nazz, su banda Utopia, los solistas y hasta uno reemplaando a Ocasek en THE CARS, discos enormes como Ballads, Something Anything, A wizard, Hermit of the milk Hollow, un genio enorme, lastima q por aca pocos lo conoces y lo distinguen tal como lo dijiste , por el loquito....
ResponderEliminarMuy bueno che! Gracias por hacernos revivir el momento! Un abrazo
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