Luego
del tremendo éxito de La Biblia, su
segundo álbum, Vox Dei inicia la
composición de su nuevo material ya conformados como power trío: Willy Quiroga (bajo, guitarra acústica
y voz), Ricardo Soulé (guitarra acústica,
slide y eléctrica, armónica, violín y voz) y Rubén Basoalto (batería y percusión). Esto se vería reflejado en su
cuarto álbum: Jeremías, pies de plomo.
El disco fue grabado en los viejos estudios Phonalex por el mítico técnico de
grabación Norberto Orliac en mayo de
1972 y editado en junio de ese mismo año. Para recordar los 50 años de este
álbum genial convocamos al mismísimo Willy
Quiroga quien nos contó algunas de las historias que
estuvieron detrás de Jeremías…
ENTREVISTA> ¿Cómo es la génesis del disco?
Nos
habíamos ido tres meses, casi cuatro, a Villa Gesell, donde nos pasaron
muchísimas cosas. Nosotros éramos tres: Rubén, Ricardo y yo, pero estábamos
atendiendo a doce personas más que estaban también ahí. Los asistentes, el
manager con su novia… Lo que pasaba es que en ese momento estábamos bien
económicamente y lo podíamos hacer. Pero pasó de todo. Por ejemplo, yo tenía un
auto y me lo pedían prestado los asistentes para ir a comprar y después me
enteraba que lo usaban para correr picadas. Bueno, me rayé y les dije de todo,
y así, en un momento dado, nos quedamos solos nosotros tres. Le estábamos dando
de comer a doce personas, en un súper chalet que habíamos alquilado, y nos terminaron
dejando solos. Por eso en la letra que escribió Ricardo para “Ritmo y blues con
armónica” cada una de las palabras grafica la realidad de lo que nos había
pasado con esta gente: “Hoy empiezo a ver con más claridad los que me rodean…”
Ahí nos dimos cuenta de quienes eran los que estaban con nosotros. Y nos dimos
cuenta de que éramos nosotros tres los que teníamos que seguir para adelante y
olvidarnos de todos ellos. Me acuerdo que firmamos un documento, una especie de
pergamino que decía que íbamos a ser tres hermanos de sangre y que todos
aquellos que nos habían traicionado iban a ser emplumados y puestos a
consideración de la gente en la plaza pública. Por eso todos los temas cuentan
lo que sentíamos nosotros en ese momento.
Recorramos el álbum, que empieza, por supuesto, con “Jeremías, pies de plomo”…
En
“Jeremías…”, yo estaba componiendo la música, y tocaba y tocaba pero no se me
ocurría nada para cantar. Mientras tanto Ricardo pasaba y me miraba. Hasta que
me pregunta si tenía alguna letra compuesta para lo que tocaba. Cuando le dije
que no, él me dijo si no quería que le pusiera una letra y acepté. Y salió con Jeremías,
que era uno de los profetas, que terminó muy mal porque terminaron matándolo. Jeremías
peleaba por su pueblo. Por eso dice: “Se acabaron las mentiras, esto no va
más”. Una letra que nunca fue tan real como ahora, ¿no? [risas] Es una letra
que no ha perdido vigencia para nada. Es un tema que en el momento que salió,
todo el mundo dijo “whooow”… Por ejemplo, Rubén remarcó el ton pesado, haciendo
regrabaciones, lo que le dio más contundencia. Fue lo más pesado que había en
esa época, no había nada más pesado que “Jeremías, pies de plomo”.
Después viene “Detrás del vidrio”, ¿qué recordás de ese tema? Tiene una parte de blues y otra más rockera…
Sí,
ese es un tema de Ricardo que lógicamente me encantó. Él es muy buen
compositor. El hecho de que no estemos juntos hoy en día y que no tengamos
contacto prácticamente, no significa que en un momento dado no hubiéramos sido
muy buenos compañeros. Lo que pasa es que a veces en las vidas de las personas
entran a jugar determinados factores, como por ejemplo SADAIC, la composición,
los derechos de autor, y todo ese tipo de cosas… Pero, bueno, él es un muy buen
compositor y ese tema me encanta…
Llega “Juntando semillas en el suelo” ¿Cómo lo hicieron?
Ese
lo compuse yo. Vos sabés, en aquella época eso era una locura. Se me habían
caído unas semillas en el suelo y entró un amigo y me dijo: “¿Qué estás
haciendo?”. “Nada, estoy juntando semillas en el suelo”, le dije. Así salió.
Son cosas que quedan en el pasado, son de cuando éramos pibes. Hoy en día esas cosas
para mí ya no existen más porque sería una locura que lo hiciera porque si no,
no podría seguir cantando. La idea fue esa pero uní eso con la idea de la
amistad, cuando digo: “Si vives todo lo que vives, dos veces lo vas a vivir,
porque lo estamos viviendo juntos…” Eso tenía mucho que ver con lo que pasaba
entre nosotros. Hay muchos temas de los Beatles
en los que Paul le escribía a John y otros en los que John le
escribía a Paul. Bueno, este es igual a eso porque a nosotros nos pasaba lo
mismo. Aparte, la parte en que dice “no tires tu semilla en cualquier lugar”
quiere decir que si vas a decir palabras (semillas) éstas no se pueden tirar en
cualquier parte. Las semillas que nosotros como grupo tiramos en el corazón de
la gente fueron fructíferas. Teníamos la intención de respetar a la gente,
respetar la música y respetar lo que se dice. Nosotros no le hacíamos apología
a ninguna cosa extraña.
Llega “Sin separarnos más”, casi un hit para el grupo. Un clásico que pegaba muy bien en el vivo…
Totalmente.
Es un muy buen tema. También habla de un amor, de estar juntos siempre. Es un
blues muy lindo.
¿Cómo compusiste “Ahora es el preciso instante”?
Uno se pasa el tiempo diciendo “mañana le digo que no la quiero” o “mañana le digo que la quiero” o “mañana dejo de fumar”. Uno se pasa la vida posponiendo cosas. A veces por desidia o a veces por fiaca se dice: “lo hago mañana”. Y se me ocurrió que no, que las cosas hay que hacerlas en el momento. Eso es lo que aprendí y por eso sigo y sigo haciendo cosas. Lo importante es escribir algo o decir algo y no borrarlo con el codo.
Llega
el momento de “Ritmo y blues con armónica”, otro clásico de Vox Dei…
Es
lo que te conté al principio, la letra habla de la realidad absoluta de lo que
nos pasó en Villa Gesell. Sentíamos mucha bronca con lo que nos había pasado.
Estábamos recontra calientes porque nos habían traicionado muy mal. Incluso
alguien, en el momento en que se fue, dijo una frase que me quedó grabada y nos
dolió mucho porque él se estuvo alimentando de nosotros y sin embargo nos dijo:
“Ustedes van a comer de mi carroña”. Fue muy feo todo lo que nos pasó.
Luego llega otro tema tuyo: “Esta noche no parece ser igual”, un blues rural prácticamente…
Yo
tenía la melodía pero no la letra. Y me acordé de un tema de Manal, y eso me
inspiró a componer la letra de mi canción, contar que no sabía qué hacer, por
eso digo: “esta noche el silencio me acompañará”, porque iba a estar solo e iba
a pensar lo que tenía que hacer. La parte en que dice “saldremos a pasear
desnudos en la oscuridad”, quiere decir ocultos en la oscuridad para que nadie
nos vea y pudiéramos pasear tranquilos. Y así fue. Y a la gente le encantó,
seguramente se dieron cuenta de que era algo muy honesto de parte mía, ¿no?
El disco cierra con “Por aquí se te echó de menos”, un tema fuerte, bastante pesado…
Esa
letra también tiene que ver con una persona que había trabajado con nosotros,
el que nos dijo “comerán de mi carroña”. La parte en que dice “estuve pasando
un tiempo en el manicomio” es porque, efectivamente, estuvo medio loco en un
manicomio hasta que al final pudo salir.
¿La tapa del disco cómo se hizo?
Era
una estación de tren de lo que después fue el Tren de la Costa. En el 72 no
estaba funcionando. Entonces Federico,
un muy buen fotógrafo, nos sacó la foto en ese lugar y nos gustó a todos porque
pintaba muy bien lo que era el trío.
¿Cómo considerás al disco dentro de la discografía del grupo?
Es
un disco que está en el corazón de la gente. Muchos de esos temas aún los
tocamos en vivo porque el público los reclama.
Emiliano Acevedo
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