Luego de un período depresivo, en los meses
posteriores a la edición de Abbey Road,
en donde no le quedó otra que asumir que los Beatles ya no existían como
grupo, y como si hubiese querido exorcizar un poco sus miedos, Paul McCartney se dispuso a
grabar, a fines de 1969, su primer álbum solista; el cual terminaría siendo
editado el 17 de abril de 1970. El disco, en sí, sería visto por el público
como la declaración definitiva de que los fab
four ya no iban a estar juntos nunca más. Este disco fue grabado por Paul
en su granja ubicada en Escocia. Aquí, Macca
improvisa efectos de sonidos, llegando incluso a grabar en el baño o en la sala
de estar para lograr diferentes efectos reverberantes. En algunas canciones
hasta se alcanza a oír cuando alguien cierra la puerta o a los niños jugando en
el cuarto contiguo.
McCartney comienza con “The Lovely Linda”, una pequeña oda acústica de Paul a su mujer que nos recuerda a lo peor del Álbum Blanco. “That Would be Something” es un lindo folk, sin demasiados matices dignos de ser comentados. “Valentine Day” es la primera improvisación en clave rock de disco. Un interesante aporte de Paul, como diciendo: Ojo, que yo también soy vanguardista. Lo sigue “Every Night”, uno de los temas más recordados del álbum, una balada optimista de gran elaboración. Un tema 100 % McCartney. “Hot as Sun/Glasses” es otra historia, ya que se trata de una improvisación, apenas cantada, con comienzo casi naif que desencadena en un final minimalista y un poco salvaje. “Junk” es otro clásico, que Paul había compuesto antes de la separación del cuarteto de Liverpool, más precisamente durante su estadía en el centro de meditación del Maharishi en la India, a principios de 1968. Incluso se lo puede escuchar en el tercer volumen del Anthology, de los Beatles, (aparecido en 1996), o en varios piratas, ya que fue un tema que se quedó afuera del Album Blanco y que también fue ensayado por la banda durante las sesiones de Get Back, pero nunca plasmado en forma definitiva por el grupo.
“Man We Was Lonely” no aporta demasiado, pero que nos
da una visión de lo que hará luego Macca, en el resto de los 70, en los Wings.
“Oo You” es otro tema en clave rock
poco interesante. Así llegamos a “Momma Miss America”, otra improvisación rock en la línea del anterior. Si hay algo que destacar es que Paul tocó
todos los instrumentos en este disco y la verdad es que, sin ser un virtuoso,
se defiende bastante bien tanto en piano, guitarra eléctrica o batería.
“Teddy Boy” es un lindo tema infantil que McCartney venía haciendo en
los últimos tiempos Beatles, incluso también tiene una proto versión en el Anthology
3, en donde es acompañado en un dueto vocal por un jocoso John Lennon. Por su parte,
“Singalong Junk” retoma la línea melódica de “Junk”, en forma instrumental, con
resultados muy interesantes y atractivos. Muchos años más tarde, ambos temas
formarían parte de la banda sonora de Jerry Maguire, la película de Cameron
Crowe. Este director, ex redactor de la Rolling
Stone y fanático del rock de los 60 y 70; más tarde llamaría a Paul
para que le componga (en 2001) el tema principal de Vanilla Sky.
Siguiendo con el recorrido de McCartney, llegamos
así a “Maybe I'm Amazed”, uno de los mejores temas de toda su trayectoria
solista. Una canción de amor, que si estuviese incluida en Abbey Road, Let It Be, o en cualquier otro
álbum Beatle, sería más apreciada y conocida por el público. Sin dudas, es
el momento cumbre de este debut solista. Aquí, McCartney da una muestra acabada de cómo influenció a compositores
como Elton John o Billy Joel, cantando como nunca mientras toca
el piano sin exhibicionismo pero con mucha contundencia, mostrando que no hace
falta tocar mil notas, o mil escalas, para emocionar; que con poco también se
puede. Mucho más aún cuando se es un inmenso intérprete y compositor.
Sin dudas, una canción para el recuerdo. El disco termina con “Kreen-Akrore”,
otro tema instrumental que no aporta demasiado aunque contiene un par de cortes
melódicos con coros interesantes.
La tapa de McCartney exhibía unas cerezas volcadas de un recipiente, mientras que en la contratapa venía una foto con un Paul barbudo acompañado por su hijita recién nacida, Mary. En las primeras ediciones, también se incluía un auto reportaje de Macca, en donde éste daba a entender que los Beatles se separaban para siempre. Una acción considerada en su momento como egoísta y vanidosa y que le causo no pocas críticas. Lo que está en claro es que, a pesar de su carácter irregular y humilde (o quizá justo por eso), este disco sigue siendo muy disfrutable. Uno de los mejores momentos de la carrera solista del gran Paul McCartney.
Emiliano Acevedo
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