En esta crónica
hablaremos de la clínica y charla que brindó el último 23 de enero Andrea Álvarez en un evento, organizado por el Instituto Nacional de la Música (INAMU)
en conmemoración del Día del Músico, que se celebró en Notorious, una disquería
resto-bar que se encuentra frente al Palacio Sarmiento en la Recoleta.
Andrea comenzó a tocar
la batería a fines de los 70 y a lo largo de su trayectoria trabajó con una
gran variedad de músicos reconocidos por todo el mundo (Charly García, Soda Stereo, Alex Acuña, Celia Cruz y muchos
artistas más). También es cantante, percusionista y compositora. Y a esta altura, todo un
emblema de la escena rockera argentina.
Cuando se abre el
micrófono en Notorious, Andrea
sentencia con sinceridad: “No me gusta
dar clínicas”. En relación a esta afirmación recuerda su primera experiencia
en este tipo de evento: “Había muchos
músicos profesionales viendo cómo tocaba. Estuve practicando durante cinco
meses, ocho horas por día para demostrar que podía tocar. Luego de esa experiencia
dije ‘basta, no quiero demostrarle a nadie nada más… me agarró una crisis muy
profunda…’”. Sin embargo, a raíz de esa clínica, la llamaron para suplantar
a Federico Gil Solá en Divididos.
En alusión a su disgusto
por dar clínicas, también, comenta una experiencia protagonizada por uno de sus
ídolos: Chester Thompson (baterista de Frank Zappa,
Weather Report, Phil Collins, etc.). En esa oportunidad, Andrea presenció una
clínica en la que Chester demostró algunos ejercicios básicos y, para su
sorpresa, el músico cometió diferentes errores en varias oportunidades. Andrea,
señala, que se puso tan mal que atinó a irse pero, por suerte, el productor del
evento la buscó para que reingrese al auditorio. En ese momento, Chester llamó
al pianista Álvaro Torres y a un bajista para comenzar a tocar en trío,
entonces, Andrea comenta: “Le agradecí al
señor haber vuelto a la sala. Chester Thompson tiene que hacer eso, tiene que
tocar música porque no tiene perfil pedagógico. Hay músicos que tienen más
facilidad para enseñar que para tocar y viceversa”.
Andrea plantea que “no hay una técnica perfecta” y que “de cada una se saca un poco y se crea la
que a cada uno le sale hacer”. Retóricamente, se pregunta: “¿Qué es lo que te hace ser baterista?”
y continúa: “comunicarte desde el
instrumento, y no importa si trabajás de otra cosa, lo importante es que cuando
estás sentada en la batería puedas comunicar desde el cuerpo que es el
instrumento real”.
Su pasión por la
búsqueda de información nació de una necesidad muy profunda y sobre ello
expresa lo siguiente: “En los ochenta,
cuando las clínicas empiezan a salir en formato VHS, podía ver a los bateristas
que me gustaban. También, nos juntábamos en el Club
de Bateristas donde era la única mujer. Cada uno traía un VHS de un
baterista distinto y los mirábamos”.
Recuerda a su
maestro Horacio Gianello (Baterista
de Arco
Iris) como el coleccionista de VHS de clínicas de baterías más
grande del mundo y como quien la influenció para suscribirse a la revista Modern Drummer. De esta publicación había algo que le
resultaba llamativo: en las tapas, solo salían varones salvo raras excepciones como Hilary Jones o Sheila E. que, además, posaban solas mientras que todos los hombres salían
con su instrumento. Algo que Gianello, su profesor, siempre le marcaba
eufórico: “¡Mirá salió Sheila E. en la
tapa, sin la batería, salió re linda!” En ese momento los asistentes al
evento se ríen y ella agrega: “Esas son
las cosas que me pasaban a mí”.
Las clínicas estaban
asociadas con el virtuosismo y durante muchos años ya a principio de los 90, Álvarez
tenía la necesidad de demostrar su talento, así encontró en la percusión una
buena forma de acceder a las ligas mayores. Fue Charly
García quien le sugirió que de esa manera podía comenzar a hacerlo
ya que eran muy pocas las bateristas mujeres; como fue el caso de Sheila E. junto a Prince o,
más tarde, Cindy Blackman con Lenny Kravitz. Lo que sí era muy común era
incluir a una percusionista mujer (que también hacía coros).
Con respecto a Sheila E., Andrea cuenta lo siguiente: “A Sheila E. me la nombró por primera vez Lito Vitale, mi primer
profesor de batería. Lito había ido a un festival de jazz en Río de Janeiro y
me dijo que había visto a una chica tocando la batería con Billy
Cobham y George Duke. Después me la nombró Gianello… esos eran grandes
despertares.
En otra oportunidad, escuché en la radio (los periodistas tenían mucho
poder y te direccionaban) un baterista tocando con Al Jarreau que tocaba raro; entonces, llamé
a mi profesor y le dije que ya no quería tocar más como Phil
Collins que ahora quería tocar como aquel baterista que había escuchado
en la radio, uno que tocaba con el cencerro. Gianello me
dijo que era Steve Gadd, baterista del
cantante Al Jarreau y Steely
Dan, entre tantos otros”
“También hay discos que te cambian la vida como Spectrum, de Billy Cobham. Recuerdo que (Roberto) Pettinato me regaló el casete
grabado de Heavy Metal Bebop (The
Brecker Brothers) donde toca Terry Bozzio la batería con 18, 20 años y… pocos discos en vivo están tan bien
tocados como ese, así como el disco de Joni Mitchell, Shadows
and Light. También gracias a
Spotify hoy me abro a lo que traen mis alumnos para escuchar.”
Andrea hace hincapié
sobre la nueva forma de abordar el conocimiento a través de tutoriales por YouTube
y de cómo los niños y adolescentes tienen un acceso total al aprendizaje, lo que
habilita a las nuevas generaciones a aprender más rápido y eficazmente la
información técnica de los instrumentos como es el caso de Yoyoka Soma de la cual Andrea es fan: “Cuando
yo era muy chica le pedí a (Oscar)
Moro que
me dejara tocar la batería en un show de Serú Girán, entonces
vinieron Pedro (Aznar) y Charly y
le pidieron que me deje. Me senté en la batería y solo sabía hacer dos cosas y
yo me pensaba que era la ídola total, que era Billy Cobham, y Charly me decía tocá
una base, y yo no le hice caso porque lo que pensaba, en mi infantilismo, es
que no me dejaban progresar porque era una chica. Yo me empecinaba –una característica
mía- en no hacerles caso. Por eso siempre es importante escuchar lo que el otro
está tocando”.
El primer estadio de Andrea como percusionista de Soda Stereo – 23/01/1990 (Archivo fotográfico de Andrea Alvarez) |
Andrea tocó en su primer
estadio grande de la mano de Soda Stereo en el Derby Rock Festival, casualmente, un 23 de Enero de
1990, hace exactamente 30 años. Un verdadero hito en su carrera que cambió su
visión acerca de la producción de espectáculos de semejantes magnitudes, como
música referente de un movimiento que, si bien ya se venía gestando, cobraba
cada vez mayor valor en todos los aspectos.
Luego de su salida
de Soda Stereo quería probarse
a sí misma que sabía tocar la batería y que no era la chica de la percusión ni
la corista. Así incursionó en el mundo de las clínicas de batería ya que, en
aquella época de convertibilidad, venían los mejores instrumentistas del mundo
como Jack DeJohnette o Terry Bozzio.
Andrea Alvarez junto a Hiram Bullock (Archivo fotográfico de Andrea Alvarez) |
Cuando estuvo en Nueva York aprendió batería
con el gran Kenwood Dennard, gracias al virtuoso guitarrista Hiram Bullock que la incentivó a
tomar clases con él. Ambos músicos tocaron con Jaco Pastorius en las sesiones en vivo en New York, punk-jazz-fusión de alto vuelo.
Entre las enseñanzas que
relataba, junto a esta eminencia, una es que la obligaba a contar fuerte y que
le regaló la biblia de los bateristas: 4-Ways Coordination; que sirve para
coordinar los cuatro miembros y lo recomienda para todos los bateristas: “Con haber estudiado las dos primeras hojas
te tocás todo porque es muy, muy difícil…”.
Libro 4-Way Coordination (Presente que le regala Kenwood Dennard) |
Dennard la conectó con el
percusionista Frankie Malabé y éste a su vez
con Madeleine Yayodele Nelson para aprender a
tocar el Shequere (instrumento de
percusión que es una suerte de calabaza con cuentas), quien le recomendó, para
perfeccionarse en el instrumento, ir a un edificio subvencionado por el estado
norteamericano para músicos, donde ella vivía, también John Scofield y en los sótanos ensayaban muchos músicos de elite
como Gil Evans.
Nos señala que nunca
debe perderse esa capacidad de sentarse como un alumno: “Todos y cada uno de los maestros que tuve me ayudaron a hacer mis discos. El primero fue Fernando Martínez, que recién venía de Berklee y
tenía mucha data, con él compuse el disco Andrea Álvarez (2001). Luego, tomando
clases con Jorge Araujo -recomendado
por Fernando
Diéguez- me disparó el disco ¿Dormís? (2006). Más tarde fui con Sebastián
Hoyos, un maestro de varios grosos, quien se obsesionó con una forma de
técnica que nos sirvió mucho a muchos bateros para aflojar y para dar clases,
leyendo la musculatura, los cuerpos de los alumnos, ahí compuse el disco Doble A (2008).
Últimamente estuve muy mal, técnicamente, familiarmente y empecé a tomar clases
con Ezequiel Díaz (alumno de Sebastián Hoyos y
baterista de Axel) para entrenar un poco.
Siempre es importante eso…”
Andrea Alvarez junto al bajista Lonnie Hillyer |
Terminada la charla nos
deleitó con un set junto a su bajista Lonnie Hillyer con quien tocaron varios pasajes de
temas instrumentales con citas ineludibles a baterías propias del rock
psicodélico, con mucho contrapunto, hi-hat abierto
y la técnica característica de esta gran heroína y estandarte femenino del rock
local.
Para el final le hicimos
una pregunta sobre la influencia que tuvo de Javier Martínez y Manal,
considerando que ella canta y toca la batería contestándonos lo siguiente: “A mí me genera mucho, yo soy muy fan de
Manal. Tengo los vinilos, soy muy admiradora de Javier, de lo que componía, su
forma de cantar. Uno de mis temas preferidos de rock nacional es ´Porque hoy
nací´ y me gusta mucho ´Para ser un hombre más´. En una época en donde nadie
hacia nada, se genera una música como la de Manal, que era como Cream en ese
momento. Es más, empezaron tan alto que no pudieron superar eso, porque
empezaron arriba de todo. Parece gente más grande, pero, ¿cuántos años tenían?
Veinte años. Toda la música de rock que a uno le gusta está hecha por gente de
veinte años. Son discos que quedaron para siempre. Cuando uno escucha ´Una casa
con diez pinos´, en esos temas hay poesía urbana, como en ´Avellaneda Blues´… La
forma de tocar la batería y cantar a la vez; Javier era el único que lo hacía
en ese momento, cuando muy pocos lo hacían en el mundo. Sin dudas, es un héroe del
rock nacional”.
Andrea Alvarez se presentará el próximo sábado 1 de
febrero junto a Knei y Sol Bassa a las 20:30h en Niceto Club (Av. Cnel. Niceto
Vega 5510).Entradas a la venta: http://nicetoclub.com/shows/locales/6339_andrea-alvarez-knei
Mauro Feola
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