lunes, 15 de marzo de 2021

RELIQUIAS DEL ROCK, entrevista a Nacho Smilari



Nacho Smilari
 es una auténtica leyenda del rock argentino. A lo largo de su trayectoria, que arranca hace más de cincuenta años, se ha desempeñado como guitarrista de varias bandas que han sido la piedra basal en el movimiento rockero de nuestro país. Un currículum en el que se cuentan desde La Barra de Chocolate, Piel de Pueblo, Cuero hasta La Pesada del Rock and Roll y Vox Dei.

En esta entrevista imperdible, Nacho nos cuenta este recorrido musical, que abarca sus primeros pasos en La Cueva hasta su calidad de invitado estable de La Renga desde hace alrededor de 10 años.

ENTREVISTA> ¿Cómo fueron tus inicios en la música?

Empecé estudiando baile de chiquito y después aprendí a tocar el piano. La profesora de piano me vio muchas condiciones por lo que me preparó un par de años para llevarme a dar un examen de ingreso al Conservatorio López Buchardo. Estuve seis años en el Conservatorio. Cuando tenía 16 años una banda de mi barrio me convocó para que toque con ellos. En ese momento, Los Teen Tops tenían mucho éxito y nosotros quisimos hacer un grupo a ese estilo. Empezamos a conseguir algunos lugares para tocar y nos iba bien, íbamos a tocar a las fiestas escolares. En esos lugares iba y tocaba, porque había piano pero, también, empezamos a tocar en clubes de barrio o las peñas más humildes donde no había. Entonces, terminaba tocando la pandereta y cantando los coros.

¿Y ahí llegaste a la guitarra?

Lo que pasa es que, en los ensayos, cuando el guitarrista dejaba la guitarra yo la agarraba y comenzaba a tocar algunas cositas porque mis abuelos eran guitarreros (de folklore) y me habían pasado las notas. Hasta que en una oportunidad unos días antes de tocar en los carnavales, nosotros aún éramos amateurs, a nuestro guitarrista le ofrecieron tocar pagándole y se fue. Entonces los otros muchachos del grupo decidieron que la guitarra la tocara yo. Eso era un martes y nosotros teníamos que tocar el viernes, entonces nos encerramos a ensayar, más o menos, de dos de la tarde a doce de la noche sin parar. Así que ese viernes, primer día de los bailes de carnaval, debuté como guitarrista. Cuando terminamos los chicos me llevaron en andas, me dieron vuelta por todo el club. Desde ese día quedé loco, fascinado por la guitarra. Así, de a poco me hice guitarrista.

¿Cómo se llamaba ese primer grupo en el que estuviste?

Le pusimos The Parkers, como la lapicera. Cuando se separó el grupo me uní a unos amigos que tocaban en Las Sombras y buscando en dónde tocar encontramos La Cueva. En ese momento era un boliche que estaba vacío porque la cana se había llevado hasta las mesas. Entonces le ofrecimos al dueño del lugar tocar gratis a cambio de que nos dejara ensayar ahí para no pagar sala de ensayo. Al tipo le gustó la idea y así empezamos. En ese momento no venía nadie al local. De a poquito empezaron a venir un par de personas que iban a escuchar la música. Así que hicimos un arreglo con el dueño: tocar todos los días de diez de la noche hasta las cuatro de la mañana, media hora tocando y media hora descansando, a cambio de que nos tirara unos pesos. Estábamos enloquecidos. Era la primera vez que ganábamos plata y yo todavía ni era mayor de edad. Así fueron apareciendo Pajarito [Zaguri], Javier [Martínez], Moris… Ellos, que eran un poco mayores que yo, ya conocían el lugar de la época anterior cuando se llamaba La Cueva de Pasarotus y se tocaba jazz.

¿También empezó a venir Tanguito?

Claro, él ya estaba ahí. Así, Javier y Moris se acercaban y se ponían a tocar en los momentos que descansábamos nosotros porque el dueño los conocía y estaba todo bien. Así se fue armando de a poco todo ese movimiento que luego daría origen al rock nacional.

¿Ahí entrás a La Barra de Chocolate?

Sí, me convocó Pajarito. En ese momento no existía ese tipo de conjunto. Como yo era el que tenía más idea de teoría musical, hacía todos los arreglos en el grupo. Así nos presentamos en el Festival Internacional de la Canción [1969]. En ese momento no existía lo que hoy llamamos rock nacional. Se nos llamaba “música beat”. Nosotros participamos con la canción “Alza la voz” que salió ganadora del Festival. El premio era una batería de doble bombo. Nos dieron una copa y hasta fuimos al programa de Mirtha Legrand… Así arrancamos haciendo shows. Tocábamos en Canal 9 los sábados. Todavía no habían arrancado ni Vox Dei ni Manal ni Pappo, que llegaron después. Los que sí ya estaban eran Los Gatos.

¿Y vos curtías la onda de ir a La Perla de Once?

Sí, lo normal era que todos los que tocábamos en La Cueva íbamos caminando por Pueyrredón hasta Once a tomar un desayuno. En La Perla no nos trataban bien porque Javier se ponía a tocar ritmo con los palitos arriba de las sillas, Tango se iba al baño con la guitarra y se ponía a cantar, y éramos como ocho tipos y tomábamos dos cafés nomas… Nos quedábamos desde las cinco de la mañana hasta las nueve, once… así que llamaban a la cana para que nos fuéramos. Después, con el paso del tiempo, nos hicieron una placa con todos los honores pero al principio, no nos podían ni ver…

¿Cómo se da tu ingreso a Vox Dei?

Yo había viajado a Estados Unidos a comprar instrumentos con el bajista de La Barra de Chocolate. Allá vi a los más grandes de la música: Eric Clapton, B.B. King, Jimi Hendrix… y cuando vine para acá me agarró un bajón, no quería escuchar ni la radio. No quería tocar más. Y me terminé yendo de La Banda de Chocolate. Así que estaba en mi casa y me vinieron a buscar Ricardo Soulé, Willy Quiroga y Rubén Basoalto. Y me explican que habían hecho La Biblia y [YodiGodoy se había ido dejándolos en banda. Ya tenían laburo, giras, y me entusiasmaron con eso pero les dije a todo que no. Que no me interesaba bajo ningún concepto. Entonces me dijeron que lo piense mejor, que iban a volver. Después de que se fueron, mi suegra me aconsejó aceptar la propuesta porque era un buen trabajo. Así que, a los tres o cuatro días cuando volvieron los muchachos, les dije que sí. Me dijeron que me agarrara mi equipo y mi mujer para irnos tres meses a una quinta a ensayar y preparar La Biblia para tocarla en vivo en el Teatro Alvear. La presentamos por el interior de la Argentina con un éxito bárbaro, increíble. Después hubo un problema por derechos de autor por La Biblia, entre Willy y Ricardo –que ya empezaban a discutir desde esos momentos- y ya se puso fea la onda en el grupo. Ahí ya me salí.

Después empezás con Piel de Pueblo, una auténtica banda de culto en nuestro país…

Sí, algo así. Ahí toqué de vuelta con Pajarito. Lo que pasaba era que no ganábamos nada de plata, no tocábamos en ningún lado. ¡Nos fue bárbaro!… (risas) Igualmente, ese material era muy interesante. Las letras siguen estando vigentes y la forma musical era muy progresiva. Era una onda bien distinta, no eran canciones comunes.

¿Cuero Crecimiento [1974] fue una fase más jazz rock en tu carrera?

Claro. Es un vuelco que pude hacer hacia formas musicales que venía elaborando. Todos los temas fueron compuestos y arreglados por mí. No intervino nadie más. Al principio, [en 1973] Cuero era un trío con [Enrique] Masllorens (bajo) y [Carlos] Calabró (batería), y cuando se separó la formación me había quedado con el contrato de grabación e hice Crecimiento, un disco de afro jazz con músicos amigos que habían sido también de La Cueva, como Osvaldo Cevasco, Ricardo Lew, Bernardo Baraj, Raúl Parentella, Osvaldo López

También participaste de la presentación de La Biblia con el Ensamble de Música de Buenos Aires, ¿no?

Exactamente. Claudio Gabis había hecho la grabación en el disco, y después viajó a Brasil y no estaba presente para cuando hubo que hacer la presentación en vivo. Entonces, como yo también era de La Pesada, me llamaron a mí para que lo reemplazara. Así que hice la preparación de la obra, con ocho meses de ensayo con Charly García, Carlos Cutaia, Rinaldo Rafanelli, Moro, Juan Rodríguez, Pinchevsky, etc… Y lo presentamos en el Gran Rex. Cinco presentaciones viernes, sábado y domingo, con el Ensamble Musical Buenos Aires. Por primera vez sesenta músicos de la sinfónica tocando con un seleccionado de las bandas de rock. Lástima que no haya nada filmado de eso porque estuvo muy bueno. Por primera vez se transportaron los equipos de un estudio de grabación al teatro y el sonido fue descomunal.



¿Cómo fue tu paso por Avalancha [1975]?

Cuando se fue Botafogo del grupo los chicos me llamaron. Agarramos viaje y nos hicimos muy amigos y la pasamos bárbaro, tocamos en un montón de lugares.

¿Y después que pasó, te retiraste de la música?

Bueno, viajé a Brasil, allí viví muchos años. Hice de todo, toqué por todos lados. Cuando llegué a Brasil me dio una mano Billy Bond, que estaba allá. Billy tenía un bar que se llamaba Be Bop a Lula, en San Pablo. Era una rockería en donde iban a tocar conjuntos. Él me consiguió un bajista y un batero y nos hicimos amigos e hicimos una banda que se llamaba Neblina, la primera banda de blues que hubo en Brasil. Tocamos en televisión y todo. Después toqué con Made in Brazil, un conjunto fuera de serie que es como los Ratones Paranoicos de allá, con ese estilo Rolling Stones. Toqué todas las guitarras de su disco Pauliceia Desvairada. Pero como yo estaba en Brasil como turista, me pagaban menos de lo que me correspondía porque no podía trabajar en blanco. Así que me peleé a las piñas con el manager del grupo y me fui muy enojado. Cuando el disco salió a la venta, por resentimiento, pusieron el nombre y la foto del pibe que me reemplazó pero en verdad el que toca la guitarra en ese álbum soy yo.

¿Y seguiste tocando en Brasil?

Sí. Siempre viví de la guitarra y de la música. Tocaba en todos lados.

Igual, volviste…

Me vine porque en Brasil tuve problemas con la documentación. Me deportaron, tuve un quilombo bárbaro. Además, estaba saturado. Tenía un hijo acá y me pegó la de ver al nene… ¿Para qué mierda vine? Terminé laburando de tachero… Y después largué todo a la mierda y me volví a Brasil. Llegué allá, me pusieron un faso en la boca y salimos a tocar… Estuve 12 años tocando en Brasil por todas partes: Porto Alegre, Río de Janeiro, Belo Horizonte…

Cuando volviste a la Argentina ya estábamos casi en los 90, ¿no se te dio por tocar en alguna banda?

No, estaba en otra. Como no era la primera vez que podía tocar en una banda no tenía tanta desesperación por empezar de vuelta… ¿Te parece poco todo lo que había hecho? Ya había tocado con todos, así que lo deje pasar. Igual, no me alejé nunca del todo porque siempre iba a algún lugar y tocaba o participaba en alguna grabación. Así, grabé con Pajarito en el disco de la pizza [Y en el 2000 también, 1994]. Estuve haciendo eso hasta que me descubre La Renga. De ahí hace 10 años que estoy con ellos y somos muy amigos.

Vos estabas dando clases de música, ¿no?

Más o menos. Yo era muy amigo del batero [Daniel El Buda Giordano] que tocaba en el grupo gótico de la mujer de Chizzo. Y ella le preguntó si conocía un músico de rock argentino para aprender a tocar y él me nombró. Así se hizo el contacto y vino a mi casa. Recuerdo que cuando me escuchó tocar dijo: “Vos tenés que ir a tocar con La Renga…” Yo ni sabía que era La Renga… Ellos ya eran grosos, ya tenían la quinta acá en Ezeiza y todo. Eso fue un miércoles, y el viernes me invitaron a comer un asado y a zapar. Desde ese día no nos separamos nunca más… Somos muy amigos y vecinos, cuando me llaman tardo en llegar diez minutos.  

Hasta grabaste con ellos y todo…

Sí, grabé un solo en un tema del disco Algún Rayo. Toqué un montón de veces con ellos, viajé a Chile dos veces, también a Uruguay… Cuando me subo en la mitad del show para tocar uno o dos temas, ellos me presentan como “una reliquia del rock nacional”. En La Renga toco lo que a mí me gusta, hago lo que yo quiero. Me cuidan, me protegen, me dan mucho cariño.

Emiliano Acevedo



4 comentarios:

  1. NACHO SMILARI SIN DUDAS UNO DE LOS MEJORES GUITARRISTAS ARGENTINOS , QUERIDO POR SUS COLEGAS Y CON UNA HISTORIA LARGA,.

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  2. Es La Barra de Chocolate, no la "banda"

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  3. LO MEJOR SIN DUDA DEL ROCK

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