En
diciembre de 1970, los Hollies editaron un álbum que pasó injustamente
desapercibido, debido a que su material y sonido fueron considerados como
"pasados de moda", por contener un repertorio pop, que no estaba en
sintonía con el creciente movimiento progresivo liderado por King Crimson, Yes,
Genesis, Emerson, Lake & Palmer y Pink Floyd. Hoy, a 47 años de su
aparición, debido al revival de los grupos sesentosos, iniciado durante la
década del 90 con el movimiento Brit Pop, podemos apreciar en justa medida a este
discazo llamado Confessions of the Mind, que clama a gritos tener una justa revisión.
Esta
producción fue la primera que los Hollies lanzaron luego de la partida de
Graham Nash, quien se fue para fundar al super grupo folk Crosby, Stills, Nash
& Young. Siendo una de las principales voces y compositores de los Hollies,
es seguro que el cimbronazo por tener que reemplazar a Nash fue un gran desafío para este
grupo, que además venía de fracasar con la edición de un álbum dedicado por
completo a versiones de canciones de Bob Dylan. Por lo pronto, Nash sería reemplazarlo
por Terry Sylvester, y con éste obtendrían luego un inesperado suceso con el
single "He Ain't Heavy, He's My Brother." El éxito de esta canción animó
al grupo a redoblar la apuesta, en lo que respecta a la composición de temas
más elaborados, para ser incluidos en un larga duración que debía ser el
puntapié inicial de esta nueva etapa del grupo. De esta forma, editan Confessions of the Mind. Un sorprendente
álbum que contiene -a pesar de su fracaso comercial posterior, o precisamente por eso- un
conjunto de canciones que podrían figurar entre las mejores de toda la historia
del grupo.
Abría
el disco la última pieza compuesta (antes de la reunión de 1983) por el tándem Clark/Hicks/Nash: el potente
"Survival of the Fittest". Enseguida, al escuchar los primeros
acordes de la canción, es fácil percibir que, a diferencia de los discos
anteriores (Butterfly y Evolution), en Confessions no se incluyen instrumentos
exóticos como el sitar o percusiones orientales. Y Tom Hicks se convierte en el
instrumentista estrella del grupo, al utilizar una docena de guitarras que
proveen un interesante abanico de tonalidades y colores acústicos. También se
pueden apreciar excelsos arreglos orquestales.
El
productor John Burgess fue el encargado de incorporar -con excelente resultado-
una fina sección de cuerdas, que realizaba un ataque sinfónico con tutti en
"Man Without a Heart". Por su parte, "Little Girl" parecía
ser casi un intento por imitar las armonías de Crosby, Stills & Nash, un desafío
que vocalistas excelsos como Clarke, Hicks y Sylvester llevaban a cabo sin
inconvenientes. Lo mismo ocurría en "Perfect Lady Housewife", una
canción agridulce, en la que aparecían algunos de los mejores solos de bajo y
órgano jamás oídos en disco alguno de los Hollies.
Sin
embargo, la perla del disco es "Confessions of a Mind", el tema más
“progresivo" realizado por el grupo en toda su historia. Una aventura
psicodélica que llega hasta el infinito a través de una combinación brillante
de armonías vocales. Casi una ensoñación sónica descabellada. El siguiente tema
es "Lady Please", una balada country, sin demasiado para destacar.
Por el contrario, con "Frightened Lady" los Hollies daban vida a una
extraordinaria pieza que mezcla momentos acústicos y eléctricos. Luego llegaba
la cruda realidad urbana de una joven pareja proletaria, que se tiene que casar por un embarazo no querido, y era
retratada en la historia de "Too Young to Be Married", una canción
que nos deparaba un extraordinario contrapunto de guitarra acústica solista y
orquesta.
Otro
de los grandes momentos del álbum, que incluía un contrapunto delicioso de
guitarras acústicas, era "Separated", una de las canciones más
alocadas del álbum, con efectos sonoros con resonancias “selváticas”. Nada que
ver con “I Wanna Shout”, una canción casi de cancha, que con su estribillo
demoledor y ganchero, le ponía punto final a este disco muy recomendable, que
vale la pena redescubrir.
Emiliano
Acevedo
Excelente, muchas gracias!
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