viernes, 9 de abril de 2021

BRILLA LA LUZ PARA ELLAS, una entrevista a Romina Zanellato

 

Foto: Magdalena Azcazuri
Pocas veces el haz de luz literario se ha posado sobre las artistas de la escena de nuestro rock. Por eso el libro Brilla la luz para ellas. Una historia de las mujeres en el rock argentino 1960-2020 (Editorial Marea), es no solo una gran noticia sino, también, un trabajo cuya lectura es insoslayable.

Esta nutrida investigación, que incluye la voz de las propias artistas y trabajadoras de la música, materiales de archivo y bibliográficos, tiene por autora a Romina Zanellato, periodista especializada en música y feminismo quien reconstruyó el legado de las mujeres en este género popular.

La tapa del libro tiene una potente imagen de Paula Maffía, una paradigmática cantautora de la nueva camada que viene dando que hablar por su personal estilo y gran talento.

Partiendo del interrogante a cerca de por qué, en la mayoría de los casos, la historia del rock que, tradicionalmente, nos contaron no registró a la presencia de las mujeres en ella, Zanellato hace una amplia investigación conformada por más de 400 páginas en las que desfilan de forma cronológica, repartidas en seis décadas a partir de los 60, las figuras y experiencias más y menos conocidas de referentes femeninas del nuestro rock. El recorrido nos acerca a las pioneras como Cristina Plate, Gabriela, Carola, Mirtha Defilpo o María Rosa Yorio, los íconos de los 80 como Fabiana Cantilo, Leonor Marchesi, Celeste Carballo, Patricia Sosa y muchas otras, hasta llegar al cierre simbólico con el Gardel de Oro 2019 otorgado a Marilina Bertoldi, e incluso pasa por aquellas que irrumpieron en las escena en los 90 y principios de 2000.

Brilla la luz para ellas recupera también la historia de periodistas de rock, managers, trabajadoras de prensa, fotógrafas, técnicas y todas aquellas que pelearon por un lugar en la industria musical.

Nuestro interés por el rock argentino y los intersticios, hizo que le propusiéramos a Romina una entrevista para conversar un poco del proceso de elaboración de esta muy recomendable obra.

 

ENTREVISTA> ¿Cómo fue la génesis del libro? ¿Qué lo originó?

El libro empezó a ser una idea en mí a partir de que me diera cuenta que no sabía quiénes habían sido las primeras mujeres en el rock ni podía trazar una línea de tiempo medianamente clara, como sí podía hacer sobre los varones. Darme cuenta que tenía en mi mente un montón de información muy detallada sobre los rockeros en todos los momentos de la historia y no tanto sobre las mujeres me alertó, me angustió y me preocupó. Lo que vino después fue que me quise ocupar de revertir eso y me encontré con muy poca documentación y registro. No tenía todos esos datos porque no habían escrito sobre ellas, a pesar de que ellas estaban ahí.

¿Cuánto tiempo tardaste en hacerlo?

Tardé dos años desde que lo pensé hasta que se publicó. Escribí mucho, borré mucho, volví a escribir de nuevo. Hacer un libro de investigación lleva mucho tiempo y es muy difícil frenar.

¿Qué es lo que más te sorprendió durante la investigación?

La cantidad de músicas que desconocía (yo, que estoy leyendo sobre esto desde hace 20 años) y que la mayoría de las mujeres que entrevisté me dijo que la mayor resistencia que sufrieron a su música fue de parte de los medios de comunicación, los periodistas de rock.

En los 70, la mayoría de las mujeres músicas eran pareja de algún músico importante, ¿cuándo empieza a cambiar esa tendencia?

No, no podemos decir que la mayoría de las músicas eran parejas de otro músico, lo que podemos decir es que las artistas que registraron su música, que pudieron tener acceso a un estudio de grabación, fueron aquellas que tenían parejas que accedían a eso. Es muy distinto, porque no sabemos cuántas mujeres músicas hubo y que no quedaron registros, que no pudieron grabar sus canciones. Cuando estas mujeres que sí sacaron sus discos se separaron de estos tipos, bueno, ya no pudieron grabar. O tuvo que pasar una década para grabar. Eso se llama techo de cristal.

¿Cuál es el papel de las musas, groupies y allegadas en esta historia del rock?

Es el papel que ciertas mujeres quisieron ocupar en el rock, de lo que ellas desearon o pudieron hacer. Lo que a ellas les dio la gana. Cuando me hacen esta pregunta, que tiene un corte moral solapado, me pregunto en realidad, “¿qué es en realidad lo que me quieren preguntar?”. ¿Si está mal que se hayan cogido a los músicos que les gustaban? ¡Por supuesto que no! Lo que siempre respondo es: el problema es el señalamiento, el falso escandalizamiento, la mirada moral sobre la forma de vivir la sexualidad de las mujeres, la doble vara. El problema no es que haya habido musas, groupies, amigas, el problema es que no existían las mismas posibilidades para hombres y mujeres para grabar su música, que la pasen en la radio y subirse a un escenario.

¿Había en verdad feminismo en el rock en los 70?

No, las primeras veces que el feminismo se cruza con el rock es en los 80.

La segregación hacia la mujer también tuvo un correlato en la prensa rockera. A tu entender, ¿cuándo empieza a cambiar eso?

A partir de la demanda social de las mujeres post 2015, cuando ya no soportamos más que el discurso esté monopolizado por varones machistas sin perspectiva de género.

¿Cuáles fueron los obstáculos más importantes que tuviste que surcar durante el armado del libro? ¿Hubo protagonistas que se negaron a participar?

¡La pandemia! Las últimas entrevistas iban a ser presenciales y por la pandemia fueron por teléfono o por zoom, y eso le quitó un poco de magia al momento. Hubo gente que no quiso charlar conmigo, pero eso no fue un problema, el mayor problema fue la falta de documentación y registro sobre ciertas músicas. Sobre todo en los 60 y 70.

¿Cuáles son las continuidades y rupturas que se viven con respecto al papel de la mujer en el rock luego del advenimiento de la democracia?

Absolutamente todo cambió, menos el machismo.

En los últimos veinte años se viene dando una mayor presencia de las mujeres, tanto en grupos como solistas… ¿Se debe a que el rock va dejando de ser machista o es tan solo una ilusión?

El rock es machista en tanto y en cuanto lo sea la sociedad. En los últimos veinte años lo que hubo es un trabajo de ciertas mujeres desde el under, la autogestión, que demostraron a otras que se podía ser artista y vivir de cierta manera haciendo música. Que era posible ser mamá y ser música, ser lesbiana y ser música, ser vieja y ser música, ser joven y ser música, algo que no podíamos saber antes porque no lo podíamos ver. Mientras más haya, más chicas van a saber que existe esa posibilidad, que si sueñan con tener una banda o cantar lo pueden hacer.

¿Qué iguala o diferencia al papel de la mujer en nuestro rock del internacional, en especial en Estados Unidos o Inglaterra?

Nos diferencia que somos latinoamericanos y pertenecemos al tercer mundo. Son distintas opresiones las que operan sobre nosotras. Cuando hablamos de feminismo interseccional hablamos de las variables que operan sobre cada una: la raza, el lugar (urbano o rural, primer o tercer mundo), la clase, etc.

Muchas veces, es el público el que manifiesta un destrato hacia el papel de la mujer en el rock, ¿cómo cambiar esto?

El público empezó a entender que es un actor político, que tiene responsabilidades y obligaciones, así como lo tienen les artistas. Si el público quiere que haya más mujeres y disidencias en los escenarios, pues tiene que escucharlas más.

Emiliano Acevedo

 

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