Foto: Hugo Panzarasa |
Gabriel Conejo Jolivet es un enamorado del rock. La suya es
la historia de un laburante de la música que desde siempre quiso hacer lo que
más le gustaba: tocar, mucho y con todos. Con su guitarra como compañera ha
recorrido muchos kilómetros, en forma incansable, sin bajar los brazos jamás.
Porque la suya es una vida de sacrificio y trabajo, y nunca tuvo ningún reparo
en decir y hacer lo que sentía. Caiga quien caiga, y le guste a quien le guste.
Quizás
por eso aún hoy se mantiene en carrera, haciéndole frente a los obstáculos del
camino, por su decisión de nunca abandonar su pasión por el rock. La suya es
una carrera que arrancó temprano, a mediados de los 70, cuando se unió a la Blusbanda, en donde empezó a tocar a
los 17 años, junto al gran Ciro
Fogliatta y el Blusero León Vanela;
luego llegaría su paso por los Redondos,
acompañando al Indio Solari, Skay y
la Negra
Poly en los primeros tiempos de esta leyenda del rock nacional. También, el
Conejo es muy recordado por integrar Dulces
16,
un potente grupo con sonido de rock sureño –algo inédito en la escena del rock
local-, que agitó muchas cabezas a principios de los 80, durante los años de
plomo de la última Dictadura Militar.
Luego
de su salida de Dulces 16, en 1983, Jolivet se animó y se fue a España, en
donde se reencontró y tocó con Miguel
Botafogo, un viejo amigo del Bajo Belgrano, el barrio de su infancia. De
vuelta en Argentina, el Conejo tocaría con Nylon,
un grupo new wave, y cuando regresa a España estuvo en Los Pistones. Luego, también viviría un tiempo en los Estados
Unidos, hasta que los Redondos lo convocan para que participe como músico
invitado en dos shows multitudinarios en la cancha de Huracán. Además de esto,
a lo largo de los años, el Conejo ha tocado con el legendario Pajarito Zaguri, junto a Pappo, Durazno de Gala, la Mississippi
Blues Band, Heroicos Sobrevivientes, Claudio Gabis, y Plus; entre varios etcéteras…
En
el año 2000 se fue nuevamente a España, en donde residió durante siete años.
Allí fundó el grupo Tao de King,
antes de regresar a Argentina, en 2007. Y aquí está ahora, de nuevo formando
parte de los reformados Dulces 16 –que ya promete disco nuevo y todo-, además
de acompañar, en los estudios de grabación y sobre el escenario, a viejos
amigos de toda la vida como Edelmiro
Molinari. Estos son, en forma muy puntual, algunos de los hitos de la
historia de este hombre, de este viejo rockero argentino. Por supuesto que este
recorrido no se agota en esta introducción, porque detrás de estos hechos el
Conejo ha vivido grandes y pequeñas anécdotas, a lo largo de sus casi 45 años
de carrera. Y algunas de ellas están acá, en esta entrevista que hoy tenemos el
placer de acercarles…
ENTREVISTA> ¿Cómo fueron tus inicios en la música?
Me
inicié en la música debido a la influencia de mi padrastro, Eduardo Rodrigo, un folclorista
sanjuanino, bastante conocido en los años 60. Yo siempre estaba en los ensayos
y ahí me hice amigo de Lupia, que
era el guitarrista que punteaba. Realmente me fascinaba como hacía sonar su
guitarra, aparte de que era macanudo. Me la pasaba viéndolos afinar y tocar
zambas, malambos, cuecas, chacareras, vidalitas, etc.
¿Cuál
es tu formación como músico y cuando empezás a interesarte con el rock?
¿Me
preguntás si me formé como músico? Bueno, eso no termina nunca... Cada día tu
atención es atrapada por la obra de alguien, ya sea un músico o un pajarito, y
te das cuenta que siempre seguís aprendiendo. Pero dejando la retórica de lado,
me empecé a interesar mucho el rock and roll a partir de Creedence Clearwater Revival, los Beatles, y música diversa como la de Sandro y Los Del Fuego, que hacían rock inspirado en Elvis Presley. De cualquier forma,
también me enganché de pibe con la carrera posterior de Sandro, cuando empezó a
hacer su repertorio más melódico; y también con lo que hacía Leonardo Favio, en esa onda tan
polifacética que tenía como músico, director de cine y actor. Creo que en esa
época teníamos genios, en calidad y cantidad, que se caracterizaban por sus
obras y no por el dinero que tuviesen…
¿Qué
artistas del rock argentino eran tus preferidos en esas épocas iniciales?
Bueno,
por supuesto, Manal y Almendra fueron mis grupos de cabecera,
como luego lo serían Los Gatos y Pappo's Blues; junto a Héctor Starc, a quién tuve la suerte de
conocer hace 52 años en una pizzería del Bajo Belgrano, y a quién volví a
encontrar mucho tiempo después. En aquella oportunidad estaba acompañado por
los que serían, de allí en adelante, mis modelos de músicos más cercanos a
seguir: Luis Alberto Spinetta, Emilio
Del Guercio, Rodolfo García, el Negro Black
Amaya y Edelmiro Molinari. Me
acuerdo que tanto Luis como sus amigos, eran sindicados como “hippies”, por mi
abuelo y los mozos asturianos que atendían el lugar. En ese momento, Luis, como
nos veía siempre en la pizzería, nos compraba una Coca-Cola a mi hermano y mí.
Por supuesto, a partir de ahí, siempre íbamos a manguearle cuando lo veíamos
caminando por la calle, ya fuera que lo encontráramos con Anita o con la
vietnamita, las dos chicas con las que él andaba siempre del brazo caminando
por la calle Corrientes o en las barrancas de Belgrano… En lo que respecta a
Emilio Del Guercio, él ya estaba en Aquelarre, junto a Starc, (Hugo) González
Neira y Rodolfo García. Rodolfo siempre fue un tipazo, dispuesto a transmitir
toda su buena onda, tanto a mi hermano Fabián -luego baterista y productor-
como a mí. De Héctor Starc, ¿qué te puedo decir? ¡Es un tipo de primera! Esa vez
que lo volví a encontrar, me contó que iban a tocar en un colegio con
Aquelarre, así que lo fuimos a ver. Por supuesto, nos encantó la música del
grupo. Cuando terminó el show, fuimos a hablar con él y nos mostró el equipo
que usaba para tocar: una Gibson Les Paul Negra y un pedal Wah Wah Vox, ¡con un
amplificador Fender Dual Showman! Siempre fue una verdadera escuela ambulante,
Héctor… el Negro Black Amaya, en ese momento ya estaba tocando la batería en
Pescado Rabioso, acompañando a Spinetta. Me acuerdo una vez los fuimos a ver
tocar en la Rural. En ese show de Pescado Rabioso, el Negro rompió el parche
del redoblante, ¡por la polenta con que le daba! Por su parte, Edelmiro, genio
total, ya estaba en Color Humano. Ahí también vi a Pappo –acompañado por Machi-,
que entró pateando sillas.... Hasta que, de repente, alguien grito: “¡Cuidado! ¡Ahí viene Pappo!” Por
supuesto, siempre me llamó la atención esa energía casi maligna que desbordaba
el Golem de La Paternal…
MIENTRAS LA BANDA SUENA
El
grupo fue un desprendimiento de la Blusbanda,
en donde yo tocaba con León Vanela.
El nombre Dulces 16 se le ocurrió a
Ciro (Fogliatta), quien le puso así al grupo inspirado por los temas homónimos
de B.B King y Chuck Berry. Luego, seguimos con Gustavo Pérez (voz y guitarra) y Rudy Marcolongo (segunda guitarra y voz). En ese momento, ya con
tres violas, ¡éramos como los Skyners!
Claro,
porque Dulces 16 siempre tuvo una impronta muy fuerte de rock sureño. ¿Cuándo
te empezaste a copar con ese estilo de Allman Brothers, Lynyrd Skynyrd y ZZ
Top?
¡Me
copó desde siempre! Desde el primer momento en que empecé a escuchar sus discos
con mis amigos…
¿Qué
te acordás de la aparición de los Dulces en el Festival (y la posterior película)
Prima Rock, en septiembre de 1981?
Bueno,
¡fue una lucha! De movida nomás, llegué y vi como el público le tiraba un
naranjazo en la cabeza a la ex mujer de Charly García, María Rosa Yorio, cuando ésta estaba cantando arriba del escenario.
Además, no se escuchaba nada....
Por
eso, me fui atrás y vi que las potencias de amplificación estaban apagadas en
un 80%... Debido a esto me agarré a las piñas con el socio de Starc, que estaba
a cargo del sonido… Si te fijás bien, en la película –o ahora en YouTube-,
verás que lo único que se escuchaba era mi guitarra, porque yo me había ido con
un equipo de 200 watts de potencia, con el Marshall y Ampeg, con 4 bafles y 16
parlantes de 12 pulgadas... Por supuesto, ¡mi sonido se metía por todas partes!
Además, cuando venía la parte de los solos, ni levantaban el volumen... Por
eso, los pibes de las primeras filas escuchaban mi equipo, y los de atrás muy
poco sonido, casi nada... De cualquier forma, siempre quedábamos bien parados,
por ser los únicos que teníamos polenta entre tanto músico “azota” jazz-rockero
y el resto de los cantautores de rock blando....
Simplemente,
porque la banda se prendió más de (el manager) Daniel Grinbank que de mí...
¿Qué
recuerdos te quedan de aquellos años del rock nacional, cuando lo comparás con
la movida actual?
Recuerdos
maravillosos. Porque con tan poco se hacía mucho. Actualmente, todo está vació
y zombie.
RECUERDOS EN LA RUTA
¿Qué
recordás de tu colaboración con Pajarito Zaguri? ¿Cómo era trabajar junto a él?
Era
un tipo macanudo. Un blusero con mayúsculas y todo un adelantado. En su
momento, junto a León Vanela y Julio Candia, Pajarito, indirectamente, me metió en La Blusbanda, con quienes
también estuvimos en los Redondos, en Pappo's Blues y en Dulces 16, en los 70.
Años más tarde, también hicimos con Pájaro un cd -producido por Alejandro Medina-, que se llamó Y en el 2000, también... Venía con una
tapa muy simpática que tenía forma de caja de pizza, ¡y el cd mismo es una
pizza…!
¿Cómo
fue tocar con Pappo?
Bueno,
¡el sueño del pibe! Imaginate, lo acompañé en una gira cuando yo tenía 18 años,
y luego compartimos el escenario, tocando junto a B.B. King, siete noches en el Gran Rex, con más de 21.000 personas;
además de tocar en el estadio Obras; y luego en una gira por Argentina... Con Pappo recorrí muchos kilómetros, muchos
shows...Fue un verdadero honor, porque él fue el más grande de las seis
cuerdas. Y mi amigo...
¿Cuál
es tu opinión acerca de El Soldado? ¿Por qué crees que su obra no tiene el
suficiente reconocimiento y difusión?
Bueno,
creo que, al principio, El Soldado hizo un lindo material, después le perdí la
pista...Mi opinión es que se subió al caballo de mala manera... Nosotros lo
quisimos ayudar y él se creyó Neil Young...
Pobre, ¡cayó víctima de un espejismo! Era el plomo de los Redondos y todos le
dimos una mano... En su primer disco grabamos todos los Redondos. Luego, Skay y
la Negra Poly se rayaron, y lo querían hacer grabar de nuevo sin los Redondos,
acusándolo de haber utilizado a Patricio Rey... Incluso, ¡le retiraron el
saludo por un año! Yo fui quien los amigué con El Soldado. Ese primer cd vendió
mucho, unas 25.000 copias. Sin embargo, él solo me pagó $500. Ahora, bien, si
calculo a ojo de buen cubero: 25.000 x $10 -que eran dólares en los 90- darían:
U$S 250.000... Imaginate, ahora parece increíble. Me acuerdo que yo seguí
tocando con él, y en el primer show, ¡metimos 800 personas! Los temas sonaban
en la Rock & Pop muy seguido... Mismo, el Indio grabó dos temas en ese
disco, que era un boom del under… Así que seguimos tocando, sobre la base
acordada de dividir en un 50% entre él y yo la guita de los shows... Una
condición que se vino abajo enseguida por la locura de sobredimensionar la
seguridad y los gastos de los shows. Luego, hicimos su segundo disco en medio
de esa pelea, de la que hablé antes, de El Soldado con Skay y Poly; y por eso
ese álbum se llamó Alas Rotas, ¿no?
Incluso, una compañía le había ofrecido U$S 100.000 por los derechos del primer
álbum, Tren de Fugitivos, ofreciéndole difusión y propaganda radial al mango...
En ese momento, yo le dije: “Cacho
agarrá, porque ya vendiste mucho el primero, y a éste te lo va a catapultar
esta publicidad; y, además, ¡te quedás con 100 lucas!" Bueh, no me dio
bola... En resumen, vendió poco del segundo disco, y empezó a pagarnos $30
pesos a mí, $15 al bajista, y nada a los demás... Sin embargo, como la gente
suele ser idiota, no reaccionó nadie, excepto yo... Y lo mandé a la mierda, por
chorro. Porque yo lo había amigado con Poly y Skay, le habían comprado 2.000 cd
con DBN, y él cobra los 20.000 dólares y se va de viaje por España, Alemania,
Checoeslovaquia, Londres, Tailandia, y New York... Mientras que a los de la
banda les dice que se sacó la quiniela... ¡Deben ser débiles mentales! En
resumen, su obra tiene lo que merece ¡por ser tan descuidado!
NUNCA FUE SIMPLE VIVIR…
¿Por
qué decidiste radicarte en España en el año 2000? ¿Cómo fue tu paso por allí?
Bueno,
antes de irme, yo había pasado de cobrar 100 dólares por alumno de viola a 10
dólares, y, mientras tanto, las cuentas seguían apilándose...Además, los
músicos de Argentina me habían cagado, la gente estaba limada... En fin. Así
que me dije: “¡vámonos!” En resumen, mi paso por España tuvo sus traspiés. No
tuvo nada que ver con la primera vez que me había ido en los 80. Porque, en
realidad, cuando estás allá y sos pendex te dicen: “todavía sos pendex para
estar acá”, pero cuando tenés más edad, ¡te dicen que ya se te pasó el tren…!
En España, ¡a los 25 años ya sos casi un jubilado! Además, la música de rock no
existe allí, o lo que hay ¡es horrible! El pop es el amo y señor de la escena
musical y todo lo que suena no dura nada...Allá, tipos como Calamaro, lo mismo que Sabina, son una excepción, ya que
consiguen seguir en el tope a pesar del paso del tiempo. Porque, en general, no
hay nivel. El flamenco es lo suyo, quizás no el rock...Sin embargo, fui, y al
rato ya toqué con Claudio Gabis, el
día de su cumpleaños, y Calamaro me pidió que grabara con él, ya que nos había
visto tocando “Jugo de Tomate Frío” y otras canciones más con Luisito Mayol en la voz y el bajo...
Ese día, en ese show con Claudio, ¡dejamos un tendal! Toda la gente estaba
enloquecida. Pero, por supuesto, Calamaro, como está más loco que una cabra -o
porque estaba muy mal en esa época-, ¡me olvidó rápidamente! Así que sobreviví
tocando con muchas bandas de blues, hice la producción de las guitarras en un
cd de mi genial amigo ya fallecido, Tito
Larregui (ex guitarrista de varias bandas buenísimas de acá en los 70, como Avalancha y Cisko Kid). También toqué el bajo con Tonki De La Peña, un blusero; y conocí a Buddy Miles (ex baterista de Jimi
Hendrix), quien me invitó a grabar. Pero Tonky, como era el productor y
violero en esa grabación, no quiso saber nada con respecto a que yo
participara… (risas) Además, toqué
con Velma Powell, la sobrina de John Lee Hooker, en unos shows
memorables, en un par de festivales...También toqué en bandas que hacían éxitos
del Top 40 en la calle... En fin,
¡sobreviví como pude! Grabé e hice gira con Ciro Fogliatta, con Fernando Lupano en el contrabajo. De
esas sesiones de grabación salió un CD, que Ciro sacó en 2013 ¡y suena bárbaro!
Finalmente, en 2007, me dije, mientras hablaba con mi señora: “Mejor, nos volvemos. ¡España se va hundir!”
Y aquí estamos...
Yo
tocaba la guitarra en el Metro de
Madrid y una vez se me apareció Walter
Sidotti, mi compañero baterista de los Redondos. Me contó que estaba
tocando con Luís Mayol y Oscar Kaminomosky, otros dos
argentinos. Bueno, nos empezamos a ver, porque dio la casualidad que Walter
estaba viviendo a solamente 300 metros de mi casa en Madrid. Más tarde, cuando
Walter y Oscar se volvieron a Buenos Aires, yo seguí tocando con Luís Mayol,
quien sumó a Peter Kunst, un
excelente músico holandés multi instrumentista e ingeniero de grabación, con
quién ya había tocado en algunos shows. Él había estado viviendo en el sur de
Argentina y había tocado en Pappo's
Blues en los 90, durante una gira del Carpo por la Patagonia. Como él
estaba viviendo en un pueblo llamado Ambite, a unos 80 km de Madrid, nos
desplazábamos a menudo hasta allá para grabar el material que luego quedó
plasmado. Entonces el nombre del grupo dejó de ser Flor De Mambo, y Peter propuso ponerle “Tao”, y yo dije: “The
King...” Lo castellanizamos a De y quedó Tao
De King...Tocamos algunos shows como trío en Bilbao y en Alcalá de Henares,
aunque en el cd participaron más músicos: El Gonzo Palacios, que había
tocado saxo barítono; y Luca Frasca,
en teclados. En los shows tocábamos temas propios y algunos clásicos como “El
Viejo” de Pappo, o “Tarea Fina” de los Redondos. Sin embargo, como me
ofrecieron tan poca guita en las compañías de aquí para editarlo, lo dejé
colgado en internet un tiempo y lo terminaron bajando unos 5.000 pibes.
Incluso, Rocambole hizo el arte de
portada. Pienso editarlo en un futuro no muy lejano....Con respecto a lo que me
preguntabas, no, la filosofía del Tao no cuenta mucho para mí, aunque si me
atrae el nudismo... Perdón, ¡el budismo! (risas)
¿Cómo
fue tocar junto a Edelmiro Molinari en el 2012?
Como
te decía al comienzo de la nota, Edelmiro siempre fue un referente muy fuerte
mío. Él fue mi profesor de viola a los 13 años. Luego, me lo encontré de nuevo
en La Falda en los 80, cuando volvieron Almendra y Manal. Yo ya estaba con
Dulces 16 y Edelmiro se sorprendió de que sonáramos como una banda de rock
americano, pero en Argentina... En los 90 él regresó desde California -donde
había residido más de 20 años-, y se quedó viviendo acá. Así fue que nos
empezamos a ver seguido en el Roxy, donde me invitó a zapar un par de veces.
Ahí nos juntamos a tocar con los guitarristas Eduardo Rogatti (del grupo de León Gieco) y Héctor Starc (aunque,
éste último luego desistió). Luego formamos una banda con el Negro González y el baterista de León
Gieco, y tocamos material diverso, temas de Edelmiro y clásicos como “Summertime”
Ese show se llamó "Noches de Guitarras Eléctricas". Ahí hicimos
algunas presentaciones muy lindas. Incluso, yo tengo un material grabado en
vivo muy bueno de esa época... Ahora, Edelmiro viene de superar una enfermedad
muy jodida, pero como es fuerte ya tiene su material pensado... Ya hace un
tiempo que se mudó a San Luís, pero nos vemos esporádicamente... Hace poco
grabó su nuevo cd, Contacto 2012, con
mucho esfuerzo y con la colaboración de varios músicos amigos como Chizzo Nápoli, de La Renga; o Skay, quien
puso una viola muy buena en uno de los temas. Justamente, fue Uki Tolosa -un antiguo amigo mío del
grupo La Fuente-, al que conozco
desde los 13 o 14 años, quien me llamó para que participara yo y así fuimos a
lo del hijo de Pappo en Tigre a grabar un tema, ¡en el que mi guitarra sonó en
el antiguo Marshall del Carpo!
A CONFESIÓN DE PARTE…
¿Cómo
definirías el hecho de ser músico? ¿Qué significa esta profesión en tu vida?
El
hecho de ser músico es un don y un karma que tenés que cumplir, ¡un destino!
Está bueno por lo que te deja ver y sentir, pero también estás apartado de los
canales normales de la vida social, y más en la Argentina de la época de los
milicos, en los 70… Por ejemplo, yo decidí no tener hijos por la inconstancia
del dinero que ganaba mes a mes... Fijate, por ejemplo, durante ese año cuando
toqué con los Redondos, incluyendo los shows en Huracán, ¡igual no me daba ni
para el bondi y el sanguchito! Después, toqué con ellos en Racing, porque me
vinieron a buscar cuando yo me había alejado del grupo por su falta de
compartija, pero solo daba como para que viviera sin alquiler durante ese
año... O sea: la Argentina se fue a la mierda a comienzos del siglo XXI por el
egoísmo, y la locura individualista de los argentinos... ¡Había miles de excluidos!
Villas miserias, jubilados que cobraban dos mangos, mientras Patricia Bullrich
y Cavallo pedían un mínimo de $450 y les restaban más los ingresos en vez de
aumentarles. Mientras tanto, yo también estaba en el medio de esa exclusión
social, porque al mismo tiempo que mis camaradas eran ricos, yo era pobre. Uno
no es un profesional, porque siempre hice las cosas solo, nadie me enseñó a
tocar lo que sé. Edelmiro me enseñó a poner los dedos arqueados, pero lo demás
salió de mis oídos y mi alma. Sin embargo, ¡no me arrepiento de nada! Porque
tuve la suerte de tocar, en shows y/o zapadas, con gente que siempre admiré
como Pappo's Blues, David Lebón, Javier
Martínez, Alejo Medina, León el Blusero, Pajarito, Spinetta, Rinaldo Rafanelli,
Albert Collins, B.B. King, James Cotton, Larry McCray, Jimi Rogers, Taj Mahal,
Magic Slim... ¡y los Redondos!
Bueno,
en 1977 yo compré una Gibson SG Special, porque yo ya tenía un micrófono que me
había comprado mi abuela Tita en lo de Lorenzo, un famoso lutier, de los
primeros que hubo acá. Justamente, en la película Mundo Grúa, el bajo era un Lorenzo. Su hijo Eduardo fue quien me
envió la viola. Yo le había pedido que tuviera dos micrófonos Gibson doble
bobina, y fue Lorenzo padre quien me los instaló. Yo estaba contento, hasta que
mi amigo Julio Soto, quién sabía un montón de violas, me dice: “Los tornillos son argentinos. Son dos
micros Lorenzo, ¡salame!” Bueno, así que volví a lo de Lorenzo, y después
de amenazarlo, me da finalmente la viola, ahora sí con su micro P90. Era una
guitarra que estaba buena, con una palanca de vibrato Gibson de acero.
Realmente, ¡un violón! Al final, me termino haciendo amigo de Lorenzo. Fue así
que un día, mientras estaba en su taller de la calle Lima, entre Alsina e
Hipólito Yrigoyen, me dice que había unos tipos de La Plata que necesitaban un
guitarrista que tocara la primera viola. Se ve que, como yo tocaba slide y
siempre me quedaba punteando en el equipo del sótano del taller, Lorenzo ya me
venía pispeando… Bueno, así fue que los llamé por teléfono a Skay y la Negra
Poly, acordamos una cita, y voy a verlos, cerquita, en un depto. de la calle
Hipólito Yrigoyen. Siempre me acuerdo del ambiente del lugar: con el mate, las
sillas de paja; todo bien austero, como siempre fueron ellos dos, de alguna
manera... En seguida, me hablaron del personaje imaginario: “Patricio esto” y “Patricio lo otro...” Yo me decía, ¡que locura! (risas) Bueno, ahí nomás, empezamos a
ensayar con Fenton (bajo) y Migoya (batería). Estuvimos ensayando unos 20 días
en El Tubo, en la Calle Corrientes, a metros del Obelisco...
Todo
bien, hasta que un día le pregunto a Skay: “¿Y el cantante?” Ahí me dijo que
era el Astronauta Italiano y que ya lo íbamos a conocer la semana siguiente, y
así fue... De movida nomás, me sorprendió el aspecto que tenía el Indio, ya que
parecía poco o nada rockero, más bien se parecía a Don Nicola, ese portero del
conventillo de La Boca que aparecía en las historietas: ¡dolape y con un
cepillo de bigote que no ganaba ni a placé! Imaginate, nada que ver con otros
vocalistas como Robert Plant. Sin,
embargo, me gustó lo suyo, porque su voz era aguda, rasposa y personal… Eso
fue, más o menos, en 1977 o 78, no me acuerdo bien. Recuerdo que yo les
preguntaba sobre sus influencias musicales, ¡y Fenton me decía que le gustaban Carmen Miranda y Harry Belafonte! ¡Una locura!
¿Cómo
fueron los primeros conciertos que compartiste con ellos?
Bueno,
en esa época, nos disfrazamos para tocar: Skay, con una campera rocker, gastada
y marroncita, como la que usaba Marlon Brando en la película Salvaje, más antiparras y gorro de cuero
de aviador; yo usaba un frac de alquiler y una flor de papel muy grande en el
ojal; el Indio, con un atuendo normal, como siempre; Fenton, de Mosquetero...
En fin. Siempre me acuerdo de la primera actuación de los Redondos en Capital
Federal. Habíamos instalado una piñata en medio del escenario, que creo rompió
Skay, con caramelos y otras cositas... Unos efebos en taparrabos con una
canasta se encargaban de repartir los redonditos de ricota, mientras corrían
por la sala del Centro de Artes y Música, acompañados por El Sultán (El Doce),
un gordo maravilloso...Incluso, David Lebón, que me conocía del barrio del Bajo
Belgrano, se acercó al concierto con (el manager) Oscar López. Sergio Martínez
hacía de presentador... El grupo no sonaba muy bien que digamos, y el
desparpajo teatral era demasiado para la época de Videla, por eso el dueño nos
prohibió tocar el día siguiente, por temor a la cana. Pensá que hasta teníamos
chicas haciendo strip tease en escena. Luego, nos hicieron una entrevista a
Poly, Skay y a mí para la revista Pelo.
En ese momento, Juan Manuel Cibeira era el director editorial, y le dejamos una
vieja foto de la troupe disfrazada -con el Sultán, Los Efebos, y Monona-, que
era anterior a mi entrada en el grupo.
¿Pensás
que luego influyo de alguna forma en la música del grupo el cambio de su
público, el hecho de pasar de la bohemia, de los años 70 y primeros 80, a la
masividad posterior?
Me
parece que el éxito del grupo, en parte, está bueno como ejemplo de
perseverancia y obstinación, debido a la superación musical del dúo dinámico
formado por el Indio y Skay, más una base buena de músicos, como la que
consiguieron luego. La masividad fue un arruinador en este caso, porque ya ves
que al final se terminaron separando, por más que hablen de camelos como
“evolución” y otros bla, bla... Terminó muy feo el asunto entre ellos. Tanto
hablar de la unión de las bandas, que no a los solistas, etc... ¡Tanta remera
de la Unión Soviética y colgamos los trapos! (risas) Como dice siempre Semilla: "Si nos agarra Patricio, ¡nos caga a patadas en el culo!"
La entrada masiva de público, con orientación lumpen, tampoco me gustó
demasiado. Me acuerdo de cuando toqué como músico invitado de ellos en Huracán,
en 1993, y ya era un delirio incontrolable, demasiado fuerte… Mirá lo que pasó después
en el 98 en Racing, y mirá como terminaron con el quilombo que se armó en el
show que dieron en River. Ese día yo lo estaba viendo a Calamaro hablando de mí
en una nota en televisión, de que me conocía de esa época de la sala el Tubo, y
trasca... Ahí mismo, estaba la cana disparando y le volaron el pie a un tipo
que iba caminado al concierto... Ese show había sido organizado por la Rock & Pop y Página/12, es decir, ya se había perdido la autogestión del
grupo...Y mirá lo que pasó después en Mar del Plata, en donde también todo
terminó mal. En fin…
DEFINICIONES PROPIAS, ¿POR QUÉ NO?
¿Cómo
pensás tus discos, la música, los temas que van a estar incluidos en ellos?
No
los pienso. Aparecen de alguna zona de sueños….
¿Qué
canción de otro músico te hubiese gustado componer a vos?
¡”Avellaneda
Blues”!
¿Tenés
alguna guitarra y equipos preferidos?
En
guitarra, las Fender, tanto la Stratocaster como la Telecaster; Gibson SG
Special, y la Les Paul Standard. En cuanto a equipos, elijo Fender De Luxe
Reverb, el Super Reverb y Bassman Black Face de los años 60.
¿Cuál
es tu opinión del ranking de mejores violeros del rock argentino que sacó la
revista Rolling
Stone hace un par de años?
Bueno,
prefiero no opinar. Ese es un ranking de una revista especializada...
¿Cómo
ves el mundo de la industria discográfica hoy en día, con el advenimiento de
las descargas online?
¡Horrible!
Ya el cd fue un retroceso en cuanto a calidad sonora porque los discos de
vinilo suenan mejor, por no hablar del arte de portada e interior que se redujo
a la nada. ¡Una estafa total! Las descargas online ya pasan a tomarle el pelo a
la nueva generación con sonidos más comprimidos, como el mp3 y el mp4, que
suenan como el orto... El WAV, que es el formato de los cd normales, es mejor,
aunque nunca va a sonar como un vinilo. Además, las compañías han optado por
chupar la sangre en los shows a muchos de sus artistas con la excusa de la
caída de las ganancias en las ventas de las grabaciones... Se dedicaron a robar
con márgenes de ganancia increíbles durante toda la vida y ahora la tienen
adentro, Pasman…
¿Estas
al tanto de lo que pasa en el rock nacional? ¿Hay alguna banda nueva que te
atraiga de forma particular?
No
hay ninguna banda nueva en general que me atraiga. La escena del rock en
Argentina es lamentable. Solo me gustan Viticus,
y La Renga, quienes me parecen
geniales por su forma de ser entre ellos y con sus colaboradores. Ellos sí son
tipos de fierro. Lamentablemente, ahora pasa que cualquier estilo es rock y no
creo que sea así...Hay grupos impuestos por las corporaciones y los pibes se
tragan cualquier cosa. También hay violeros que no saben ni llegar a la nota y
mucho menos hacer bien un vibrato. Además, las letras de los temas no me dicen
nada... En resumen, el rock está lleno de actitudes ridículas de estrellita. En
fin…
¿Cuál
es tu opinión del devenir de la música rock y pop internacional?
En
general, a mí siempre me gustó la música popular norteamericana de los 40 y 50
-blues, jazz, la música negra, el country y el rocanrol- y la música que surgió
en Inglaterra en los 60: el blues rock, con John Mayall & The Bluesbreackers, más la saga de guitarristas
que nos enseñaron a tocar: Eric Clapton,
Peter Green y Mick Taylor; los
primeros Fleetwood Mac de Peter
Green, The Beatles, The Rolling Stones,
Pink Floyd, Deep Purple, Led Zeppelin… También en los 60 se siguió gestando
una amalgama de estilos de los dos lados del atlántico, en inglés y luego en
castellano con el surgimiento de nuestro rock argentino. Acá, grupos como Manal, Los Gatos, Almendra y Pappo's Blues dieron cátedra. Tampoco
me quiero olvidar de la psicodelia que habían iniciado los Beatles, The Rolling Stones, Jimi Hendrix, Pink Floyd, o The Who, quienes marcaron una
diferencia en la percepción, esa cosa mancomunada del viaje, entre el público y
esa música maravillosa, con toda esa movida del flower power que desembocaría en el Festival de Monterrey Pop en
California, y luego en Woodstock, con Santana,
Ten Years After, Creedence Clearwater Revival -quienes me gustaban tanto o
más que los Beatles de la primera época rocanrolera- Janis Joplin, Johnny Winter, B. B. King, Freddy King, y Albert King. Luego, el estadio de los
70 fue maravilloso en calidad de sonido y bandas... Los 80 me parecen más
berretas, aunque también hubo un par de bandas rescatables. La new wave, en
general, nunca me pareció una cosa seria, sino un subterfugio para encajar en
la gente y darles algo que pudieran sentir como propio y rebelarse otra vez.
Porque tenían que destronar a monstruos del pasado como Hendrix, Zeppelin, etc.
Solo la protesta era lo que funcionaba en un principio con el punk, con los Sex Pistols, Iggy Pop y otros ideólogos
letristas como Pattie Smith. De esa
movida, solo rescato a The Clash
-que fue un grupo excelente, con su genial Joe
Strummer- y a un par de bandas más que parecían tener un sonido nuevo, como
los U2 en sus primeros álbumes,
quienes, luego, a mi gusto no se superaron a sí mismos y ahora son demasiado
famosos. U2 es el ejemplo de banda clásica que se anquilosó, aunque igualmente
tenga muy buenos himnos hechos canción. Por su parte, David Bowie es una muestra de lo que un camaleón del pop puede
lograr, ya que atravesó todas las épocas y en los 80 me parece que se convirtió
en un ícono a seguir por su virtuosismo histriónico, no solo como músico sino
también como un artista más completo, con el advenimiento del video clip como
formato. Los ZZ Top -con su blues,
country rock pesutti y sus videos kitsch
clase "B"- son otros sobrevivientes que marcaron un rumbo preciso.
También, Tom Petty me gustaba mucho,
y Bruce Springsteen.
Foto: Hugo Panzarasa |
De
lo que pasó con el rock acá, los Redondos son para mí una expresión propia de
los años 80, más que del rock anterior, porque desarrollaron sus habilidades
musicales en esa década. El rock de los primeros Redondos –a fines de los 70-
era una cosa más difusa, aunque tenía su propia creatividad, como se ve en
temas, que se reeditaron o grabaron mucho después, como por ejemplo “El Blues
del Noticiero”. A esas canciones yo las veo más enroladas en conservar cierta
psicodelia rockera criolla original, pero entreverada con el combat rock y con sonidos que me
recuerdan a Men At Work, al Television de Tom Verlaine y muchos otros popes de la década de los 80. Por su
parte, en el rock argentino también salieron cosas buenas como Riff, Serú Girán –quienes no son santos
de mi devoción, pero son del gusto de mucha gente-, Fito Páez, Virus, Soda Stereo, Sumo, etc. Luego hubo una melange
fruto de esa época que desembocó en un rock argento muy diverso, que incluía a
grupos como Los Auténticos Decadentes,
Divididos, Las Pelotas, los Ratones Paranoicos, los Cadillac o… ¿La Mosca?
Bueh, lo que pasó es que cualquier cosa empezó a ser llamada “rock”. Como que
se empezaron a mezclar demasiado los tantos en los 90. No sé, hoy en día me
suenan muy estériles grupos como Catupecu,
quienes no me parece que toquen bien (sobre todo la guitarra, que es
espantosa). Lamentablemente, Pappo
se fue y ahora no hay ningún referente violero tan fuerte como él. Esto
colabora con el espanto actual, ya que no se distingue lo bueno. Es como que el
neoliberalismo mundial fritó cabezas y oídos; y ahora los pibes new age
terminan concheteando en un departamento con calefacción central. Todo me
parece mentira y de plástico. Porque aunque la computadora es útil también es
demasiado conducente y atrapante. Por ejemplo, el sonido de YouTube es muy pobre,
¡pero la info es copiosa! Eso es lo que ocurre en la actualidad, pero no solo
aquí. Tampoco en Europa y Estados Unidos hay bandas nuevas que me gusten...
¿Cuáles
son tus proyectos actuales?
Como
siempre, ¡grabar, producir y tocar! También sigo con los Dulces 16, mi antigua
banda, grabando y ensayando con Franco, un cantante nuevo. Y te comento que
estamos perfilando un material que ya grabamos en parte en El Cielito para la
edición de un nuevo cd.
Emiliano
Acevedo
Nostalgico bolchevique.
ResponderEliminarBolchevique tu madre!🙏
Eliminaren 1er lugar, gracias a Intersticio, por la idea de la entrevista...
ResponderEliminary si hay una nota sobre la historia y los nombres del rock nacional,
es ésta !!... están casi todos y de todas las épocas !!...una cronología
total, matizada con detalles y anécdotas, que sólo saben quienes las
han vivido... y vaya que éste hombre sí que las tiene...y por montones !!
porque él es una parte protagonista y referencial de nuestro querido rock
argentino... como músico, como productor, como buscador de sueños y
proyectos, y como defensor de sus propias ideas, convicciones y opiniones..
y porque tambien, el 1er disco de ésa inolvidable banda de la que fué parte,
los Dulces 16, fué uno de mis 1eros cassettes en mi inolvidable walkman
National Panasonic, con fundita de cuero marrón y auriculares vinchita,
cuando cadeteaba por la calles del microcentro.... jajaja....
gracias Conejo Jolivet por ésta verdadera lección de historia de
rock nacional.... es un enorme placer poder hacerlo por acá, a través de
Intersticio... gracias por contarnos toda tu trayectoria y experiencias en
el rock.... y no descartes escribir un libro.... si es que yá no lo
escribiste !!!...un abrazo...
Hola!!! Mil gracias por tu mensaje, Edigran. Abrazo
EliminarMaravillosa nota!
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