Hoy en Decíamos Ayer
viajamos hasta septiembre de 1981. La censura empezaba a aflojar, pero el
Proceso seguía, bajo el gobierno timorato del general Roberto Viola. Reutemann
luchaba en vano por alcanzar su sueño de ser campeón mundial de Fórmula 1 y los
enemigos íntimos Vilas y Clerc se acercaban a la primera final de la Copa Davis
de nuestro país. Boca tenía a Maradona y River a Kempes, pero la ilusión de un
fútbol argentino de primer mundo, repleto de estrellas, comenzaba a desaparecer
en consonancia a como crujía la tablita financiera de Martínez de Hoz, aunque
el nuevo ministro de economía, Lorenzo Sigaut, se había animado a afirmar: “El
que apuesta al dólar, pierde”. Una sociedad afiebrada y que se aprestaba a uno
de los mayores absurdos de nuestra historia: La Guerra de Malvinas.
Dentro de
este contexto, el rock argentino comenzaba lentamente a despertarse. Con nuevas
propuestas y grupos. Y un pionero que volvía al país luego de una década de
vagar por Europa: Miguel Abuelo. Con
una versión renovada de su grupo, Los
Abuelos de la Nada. En esos últimos meses de 1981, la banda ensayaba en una
sala de Constitución, mientras iba puliendo el material que iba a conformar el
repertorio incluido en su primer disco, editado en 1982, con la producción de Charly García. Pero todavía faltaba
bastante para ese momento. En esta nota de la inolvidable revista Expreso Imaginario, Víctor Pintos charlaba con
Miguel, Andrés Calamaro y Cachorro López, quienes detallaban como
era la propuesta de este “nuevo” grupo en ciernes. Para disfrutar de la primera
a la última oración…
El pop del
Cono Sur
En una habitación de la vieja casona, allá en San
José al 1900, los abuelos trabajan sin pausa. Estos abuelos que no son
sexagenarios, ni jubilados, ni tomadores de sol en las plazas. Estos abuelos se
dedican a la música. Y tienen una propuesta válida. Los Abuelos de la Nada.
UNA BANDA DE
MÚSICA ADULTA
Mientras Polo
Corbella (batería), Gustavo
Bazterrica (guitarra) y Daniel
Melingo (vientos) se ocupan de pasar una y mil veces el riff de un tema
nuevo, Miguel Abuelo (voz), Andrés Calamaro (teclados) y Cachorro López (bajo) formalizan la
charla. Y los tres se complementan con las opiniones.
El debut de la banda fue medio en silencio,
¿verdad?
Miguel: Sí, estamos haciendo las cosas de manera
silenciosa porque la banda recién se está asentando. El nuestro es un grupo de
música adulta, porque lo que se transmiten son experiencias directas
relacionadas con nosotros, no con el público. Yo no pienso en los oyentes
cuando hago música: pienso en todos los que me pueden entender. Y soy clarito
como el agua…
Andrés: Ojo que lo de adulto “no le quita lo bailado”…
Miguel: Claro, quiere decir sonido profesional, limpio,
show claro. Aunque nuestro espectáculo también aparece como desordenado. Lo es
en el sentido que hay, arriba del escenario, corridas, tipos que se tiran,
puede llegar a pasar cualquier cosa. Improvisamos mucho. Hasta lo que hablamos.
En ese sentido somos desordenados: si bien sabemos perfectamente lo que estamos
haciendo, damos un amplio margen a la improvisación.
¿ONDA
LATINA?
Cachorro: Nuestra música tiene elementos diferentes. Miguel
es un cantante que tiene mucho para decir y expresar. Junto a él hay una banda
con seis instrumentistas con trabajo y ensamble. Las letras son bastante
fuertes. Además trabajamos mucho con voces y percusión adiciona. ¿La onda? Es
medio latina, aunque ponerle rótulos puede ser medio tonto.
Andrés: Es el pop del Cono Sur.
Miguel: ¡Sí, sí, es eso!
Cachorro: Utilizando las técnicas que son necesarias
musicalmente, nuestro sonido es directo, comunicativo. No buscamos entrar en
laberintos de arreglos sino salir por una vía directa y accesible. Hay una cosa
rítmica muy fuerte, hasta bailable si se quiere.
Andrés: Es importante señalar que la nuestra es una música
armada entre todos los integrantes de la banda.
Cachorro: Claro, todos componemos. Se ha dado una
compatibilidad para lograr un material coherente, que es espontánea e
identificatoria de todos.
Andrés: También está el humor. Literaria y musicalmente,
el humor nos reúne. Un ejemplo es un tema que salió ahora, que se llama “No te
enamores nunca de un marinero bengalí” (risas) Es una buena síntesis…
PARA QUE LA
GENTE RECIBA EL MENSAJE
Andrés: Nuestro objetivo no es muy corriente. Cada uno
tiene objetivos diferentes, pero a todos nos interesa mucho el objetivo común.
Cachorro: La propuesta está en tocar y comunicarse con la
gente. Nuestra postura no es hacer música para músicos o para el onanismo de
los que estamos tocando. Queremos algo para que la gente lo reciba.
Miguel: No es una música laberíntica. Todos somos capaces
de hacer cosas así, pero nos hemos decidido por algo sensual, bailable, encantador,
rítmico, con un sentido del desparpajo bastante naturalizado.
Cachorro: Tenemos cosas bastantes arregladas y ensayadas,
pero esa especie de perfección la queremos compensar con calentura y
vibraciones. Esto se dio plenamente con los cuatro conciertos que hemos hecho.
Todavía no hemos llegado al punto que estamos buscando, porque va a llevar un
tiempo de rodaje.
Miguel: Los Abuelos traen funky, jazz rock, pop, rock and
roll, canciones pop, ritmos latinos y baladas de significativa potencia.
Cachorro: Hasta el momento, hemos recibido una excelente
respuesta por parte de la gente.
Miguel: Claro, el público que viene a nuestros conciertos,
se da vuelta inmediatamente.
Andrés: Mirá, nosotros estamos en la temática del cachete
erguido. O sea, en la de levantar a la gente.
Miguel: En síntesis, la propuesta de los Abuelos de la
Nada es “cachetes erguidos sí, cachetes caídos no” (risas)
LO ÚLTIMO,
MIGUEL…
Miguel: Yo quiero hacer un llamado de atención a aquellos
individuos afectados por la melancolía, por el resentimiento, por la apatía,
por el entristecimiento; a aquellos apagoneados, a los escindidos y a los
marginados de la alegría. A todos ellos quiero llegar para hacerles saber que
la alegría no ha muerto, y que está funcionando en todo su esplendor. Y que es
necesario pegar un salto. Los Abuelos de la Nada lo pegamos y tenemos los
contactos bien a punto para aspirar ese clima, y para respirarlo…
(Entrevista incluida en la edición número 63 de la Expreso Imaginario, editada en octubre
de 1981)
Entrevista: Víctor Pintos.
Gracias por publicar esta vieja nota (vieja y tan querida por mí). Por Miguel, por Cachorro, por Andrés, por todos aquellos Abuelos que tanta energía nos contagiaron. Va un abrazo. Víctor Pintos
ResponderEliminarGracias a vos, Victor! Maestro del periodismo rockero!! Abrazo grande.
Eliminargran aporte :)
ResponderEliminarPor favor, que banda...ir a ver Los Abuelos era una verdadera fiesta,gracias por compartir este hermoso recuerdo.
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