Músico fino, valioso e imaginativo; Osvaldo Favrot fue (es) el guitarrista líder de Espíritu, banda
legendaria del rock progresivo
argentino. También es el único que ha estado en todas sus formaciones y
el encargado de administrar el legado de Espíritu en la actualidad. La
trayectoria del grupo incluye dos discos conceptuales muy elaborados en la
década del 70, un regreso en los primeros 80 y una re actualización de su
sonido, con nuevos integrantes, en la primera década del 2000. De todo eso
hablamos con Osvaldo y también de como hizo para combinar sus
obligaciones profesionales, en el ámbito químico y luego en el Derecho; con su
pasión inquebrantable por la música y las sinuosas circunstancias que debió
afrontar para dar a conocer su obra.
A los cinco o seis años yo tenía una guitarrita muy
pequeña que me habían regalado y cantaba canciones de folklore. Luego empecé a estudiar guitarra a los nueve años en
un conservatorio que se llamaba Schubert. Ahí estudié música durante cuatro o
cinco años. En 1960, cuando tenía 10 años, toqué por primera vez en televisión,
en Canal 7, vestido de gaucho, haciendo folklore.
Luego entré en un trío folklórico que se llamaba Estrellas del Alba, al
que yo me sumé como cuarto integrante. Con ese grupo ganamos, en 1963, un
concurso de televisión llamado “Guitarreada Crush”, en Canal 13, y nos hicimos
bastante conocidos dentro del ámbito folklórico. También llamábamos mucho la
atención porque éramos muy chiquitos: yo tenía 13 años y los otros tres
integrantes sólo 14, 12 y 9 años. También en el 63 escuché por primera vez a
los Beatles, quienes me volaron la cabeza, y ya quise hacer una música
parecida a la de ellos. Sin embargo, continué tocando folklore hasta el año 66.
Tu primer
grupo decididamente pop fue
Onda Corta, ¿no?
Claro. Era un trío que formamos en 1968. Yo ya
venía tocando en la onda beat, luego de dejar de tocar folklore. Al principio, en Onda
Corta yo tocaba la guitarra y cantaba. Pero como siempre me resultó muy difícil
tocar la guitarra y cantar al mismo tiempo, me recomiendan a un cantante.
Luego, éste viene a los ensayos de Onda Corta a probarse y se une al
grupo. Era Fernando Bergé. Después, participamos en el Festival Beat de la Canción Internacional,
de Mar del Plata, que ganó Arco Iris con el “Blues de Dana” y efectuamos
muchas actuaciones. Ya en 1969 grabamos en EMI un simple y luego participamos
en dos LP grupales de la compañía, que salieron en 1970 y 1971.
¿Cómo se da
tu traspaso estilístico de hacer beat en
Onda Corta al rock progresivo
de Espíritu?
Si bien en Onda Corta hacíamos beat,
yo ya estaba escuchando mucho a grupos como Led Zeppelín, Cream,
Steppenwolf o Pink Floyd. Por eso teníamos algunos temas que viraban
hacia un estilo un poco más sofisticado. De pronto, el proyecto de Onda
Corta se frena porque a Bergé lo convocan para hacer el Servicio
Militar Obligatorio. En ese párate me convocan para tocar en Verano, un
grupo de música aún más beat que
la de Onda Corta. Verano tuvo mucho éxito, pero de ese grupo ya
nadie se acuerda, sólo se acuerdan de las canciones que hacíamos porque sonaban
bastante en programas de TV como Música
en Libertad y otros. Verano llegó a grabar varios simples para Music
Hall. Estando en la Colimba, Bergé conoce a Carlos Goler, ya que
ambos tocaban en la banda de los Patricios. Cuando salen de la conscripción
vienen a verme a mí para reunir a Onda Corta. Pero ya estábamos en el
año 72 y el beat estaba
muerto. Entonces comenzamos a hacer un estilo más psicodélico y progresivo,
similar a lo que había sido la primera época de Almendra o la de Color
Humano. Cuando se va el antiguo bajista de Onda Corta, entra Claudio
Martínez a tocar el bajo, y como esta nueva agrupación ya no tenía nada que
ver con lo que había sido Onda Corta, a mí se me ocurre bautizarlo con
el nombre de Espíritu.
ESPÍRITU ROCK
Enseguida ya teníamos un repertorio, con varios de
los temas que después grabamos, cuando aparece en escena Jorge Álvarez.
Ahí se larga la historia de Espíritu. Se dio así porque Claudio
Martínez era amigo de David Lebón. Un día Lebón viene a un
ensayo nuestro con Álvarez. A ambos les gustó mucho la música de Espíritu
y así grabamos un simple para Microfón con los temas “Hoy Siempre Hoy” y “Soy
la Noche”, que empieza a ser pasado bastante en la radio.
¿De qué se
trataba la de letra de “Soy la Noche”?
Está relacionada al ser humano que encuentra su
vida solo en la Noche. Se transforma en Noche pero no como una relación
horaria, sino que es la Noche en sentido amplio, con todas sus circunstancias.
Como si la Noche tuviese vida propia. Es la Noche desde el comienzo de los
tiempos, la que siempre fue, es y será esperada por la gente. La que excita y
da vida, pero muere con el amanecer, cuando su cuerpo tiembla y su mente se
esfuma. “Soy la Noche” se incluyó en un compilado de bandas del rock nacional llamado Rock
para mis Amigos. La buena recepción del público posibilitó que nos
invitaran a participar de la grabación de La Biblia.
Sí, fue una superproducción basada en La Biblia de Vox Dei, interpretada por una orquesta, de
50 músicos, llamada el Ensamble de Buenos Aires. A nosotros nos
invitaron a participar justo cuando ya estábamos virando nuestro estilo hacia
el rock progresivo. Hacía poco que dos integrantes de Espíritu habían
ido a los EEUU para comprar instrumentos. Ahí nos equipamos con el
(sintetizador) Mini Moog, la guitarra Gibson, un bajo Rickenbaker; y con esos
instrumentos grabamos en La Biblia. Lo interesante fue que
nos hayan dado para tocar un par de temas muy lindos: “Los Libros Sapienciales”
y “Moisés”. Aunque en éste último las voces eran las de Lebón y Billy
Bond, la base instrumental era toda nuestra y en “Libros Sapienciales”
tocamos y cantamos sólo nosotros, haciendo una versión del tema bien enfocada
en la onda progresiva de Espíritu. Luego le añadieron el arreglo
orquestal y quedó una mixtura muy linda de banda y orquesta.
¿Para
entonces, ya habían debutado en vivo?
Sí, en 1973 ya habíamos hecho presentaciones en el
teatro Lasalle, en el Teatro Payro y habíamos tocado con el trío de Litto
Nebbia.
Luego de
tocar en La Biblia, ¿entra David Lebón al grupo?
Sí, entra a Espíritu como tecladista. Estuvo
casi cinco meses ensayando con nosotros. A David le gustaba nuestro
material pero, claro, él es guitarrista y le tiraba más la onda rockera. Por eso, cuando le sale la
posibilidad de formar Polifemo, junto a Rinaldo (Rafanelli),
se fue de Espíritu para encarar ese proyecto.
¿David
participa de la grabación de Crisálida?
No. Pero los ensayos con él sonaban bárbaros,
aunque no quede ningún registro de eso. Lamentablemente, las únicas cintas que
existían de esos ensayos las tuve que tirar, en algún momento de los años 80 o 90;
cuando se me rompió el grabador de cinta abierta. Cuando se va David,
nos recomiendan a un tecladista que venía de tocar música clásica. Así entra al
grupo Gustavo Fedel, un tipo que tocaba bárbaro el piano y se adaptó
rápidamente al sintetizador, aunque era la primera vez que tocaba uno. Con Fedel
terminamos los arreglos de los temas de Crisálida,
que ya estaban compuestos para el momento en que había entrado David al
grupo. Una vez hecho esto entramos a grabar esta obra, en 1974.
Sí, a veces se dice que “Espíritu fue un invento de Jorge Álvarez”, y no sé cuántas cosas más. En realidad,
nosotros entramos a grabar, como cualquier hijo de vecino, la única diferencia
era que queríamos realizar una música distinta a lo que hacían los demás
grupos. Pero nadie nos regaló nada. Grabábamos en los mismos estudios y bajo
las mismas condiciones técnicas que el resto de las bandas. Lo único que si nos
dieron fue libertad creativa para realizar lo que tuviéramos ganas. Teníamos el
sintetizador Moog, uno de los pocos que había en el país en aquel momento; y
nos metimos a grabar, ayudados por Billy Bond, un tipo que ya tenía
bastante experiencia como productor de grabaciones. En lo que se refiere a los
conciertos, nosotros queríamos tener una puesta en escena compleja, con buena
iluminación y sonido, con proyecciones; como era la onda de las bandas de rock progresivo. Nos esforzábamos
mucho para poder realizar eso porque la producción no nos daba plata para
realizar esto. Tuvimos que financiarlo, a veces con la ayuda de nuestros
familiares o amigos. La producción de lo único que se ocupaba era de buscar
teatros con buena acústica, para nuestras presentaciones, nada más. De hecho,
recuerdo que para pagar la guitarra Gibson, que me trajeron de Estados Unidos,
tardé un año.
¿Y cuál es
tu opinión de Crisálida, luego de tantos años?
Quedó bárbaro. Hoy en día muchos la consideran una
gran obra por el nivel de grabación, la composición de los temas, como suenan
los instrumentos y demás. Incluso me encuentro con gente que todavía se acuerda
del buen nivel de los shows con los que presentamos ese disco.
¿La primera
presentación fue en el Teatro Coliseo?
No, fue en el Teatro IFT. Porque tampoco es cierto,
como dicen algunos, que nosotros arrancamos tocando, de una, en el Coliseo,
como si hubiésemos sido un grupo grande. Mentiras. Nosotros empezamos a tocando
en el Teatro Payro, para una audiencia de 100 personas. Luego de tocar en el
IFT, tocamos en el Astral y recién luego en el Coliseo. Y si se llenó al
Coliseo fue porque las ventas de Crisálida habían superado las
expectativas de la compañía. Parecía que a muchos músicos de la época les daba
bronca que nosotros tocáramos allí y que tuviéramos esos instrumentos. Por eso
terminaron formulando comentarios bastante feos sobre Espíritu, que yo
(siendo músico) jamás formularia de un colega que nunca haya dicho nada malo de
mí. Y menos, si considero que son “chicos” que recién empiezan a tocar.
Hablando de
eso, en un reportaje realizado en 1977 por Miguel Grinberg, Spinetta dijo: “Espíritu llegó porque Álvarez le dio manija,
y no bien apareció otra cosa los tiró a los pobres pibes”.
Yo lo respeto un montón al Flaco, lo quise
mucho como persona y como compositor; pero quizás el desconocía que nosotros
fuimos los primeros que generaron los roces con Álvarez. Nosotros nos revelamos
en contra de su producción mucho más rápido que los otros artistas
representados por él. No éramos improvisados que recién empezaban, yo ya
llevaba 10 años (desde 1963) actuando y editando discos. Teníamos mucha más
experiencia que algunos de los músicos que nos consideraban nuevitos. Me
acuerdo que un día le dije (en la cara) a Jorge
Álvarez que era peor que Swan, el personaje de Paul Williams en la película El Fantasma en el Paraíso. El me
respondió: “Los grupos pasan y los productores quedan”.
Algunos
llegaron a decir que Jorge Álvarez los había cambiado por Crucis.
Yo creo que la música de Crucis era
excelente, por eso pienso que Álvarez hizo muy bien en producir a Crucis,
porque valía la pena. Por eso, no es que Álvarez nos cambió por Crucis.
El problema fue que nosotros nos habíamos encabronado bastante con él. Además,
luego del éxito de Crisálida, Fedel se va de Espíritu,
hasta donde yo sé, porque en aquel momento le llenaron la cabeza para que se
fuera. No sé quién, pero así fue. Otro de los problemas que tuvimos con la
producción fue que, luego de Crisálida, querían grabar un nuevo
disco rápidamente para aprovechar el éxito del primer disco. Pero nosotros aun
no teníamos todo el material listo como para grabar otro álbum. Entonces,
Álvarez nos propone editar el disco, con una cara grabada y otra en blanco, sin
música. Nosotros nos opusimos en forma absoluta a semejante disparate. Y como
si fuera poco, en el 76, cuando íbamos a presentar (el segundo álbum) Libre
y Natural en el Coliseo, ya con Ciro Fogliatta como
tecladista, la producción nos quiso imponer la idea de que teníamos que tocar
con mamelucos blancos. Y nosotros nos opusimos, optando por utilizar un vestuario
sofisticado y maquillajes. Entonces la producción llamó a sus periodistas
amigos para que nos castigaran por haber usado esas vestimentas. Nosotros
hicimos lo que hubiese hecho cualquier músico: defender nuestra obra.
Lamentablemente por estos problemas con la producción, no tuvimos la
posibilidad de llegar a un público masivo. Lo que está claro es que hoy, a más
de 40 años del inicio de la banda, se sigue escuchando la obra de Espíritu en
todo el mundo.
VIVIENDO EN UN MUNDO NATURAL
¿De dónde
surgía la inspiración lírica de la banda?
No sé, creo que la inspiración surge, a veces, de
una sola palabra. Yo propuse ponerle de nombre a la banda Espíritu. Y
todos estuvimos de acuerdo con el concepto que queríamos darle a la banda. El
nombre de la banda ya nos generaba muchas sensaciones en donde inspirarnos a la
hora de componer los temas. Pensá que una banda que se llamaba Espíritu no
iba a escribir letras en donde a cada rato se dijera “culo”… Tampoco quisimos
ser una banda auto referencial, hablar de lo que nos sucedía a nosotros como
individuos. Ni nos gustaba hablar de las cosas que hacían las otras personas en
el cotidiano de la vida diaria. Debido a esto, nuestras letras en los 70 están
dentro de un orden que podríamos denominar como metafísico. Mucha gente también
creía que nosotros éramos un grupo religioso, pero nosotros no teníamos nada
que ver con la religión. Es más, yo debo haber entrado sólo tres veces, como
mucho, a una iglesia. Por eso, aunque en el final de Crisálida la
letra habla de Dios, nosotros no estábamos pensando ni en el Dios de la Iglesia
Católica o el de la Protestante, la Iglesia Judía, etc. No hablábamos del Dios
de las religiones, sino que nos referíamos a un dios que podría ser el motor
inmóvil aristotélico. Una creación del universo, pero no algo representado por
alguna religión.
Sí, es cierto. La suite está muy bien y me gusta
mucho como quedó. Se hizo lo mejor que se pudo con los medios disponibles para
esa época. Además, al Lado Dos del disco lo tuvimos que componer en sólo una
semana, a las apuradas, por las presiones de la producción que te conté antes.
Sin embargo, lo pudimos grabar y es un disco muy digno.
Luego de la
realización de este disco, se separa el grupo, ¿no pudo llegar a evitarse este
final cambiando de productor?
Si hubiese pasado ahora, no habría ningún
inconveniente, porque en la actualidad si no tenés productor, te auto producís
y listo. Pero en los 70, necesitabas -sí o sí- un contrato con una discográfica
y un representante para que te mandaran a un estudio a grabar. El final llegó,
después de tantos manejos turbios, porque también habíamos quedamos bastante
bajoneados. Luego, Fernando y yo intentamos seguir tocando juntos en un
nuevo proyecto llamado Áspid, junto a Claudio Martínez en batería,
pero quedó en la nada. Nos pesaba mucho aun todo lo que habíamos vivido en Espíritu.
En ese momento decido retomar mis estudios universitarios.
Me llamó Fernando para decirme que había una
propuesta de (el productor) Francis
Smith para grabar un tercer disco. Me pareció bárbaro pero, para esa época,
Goler y Fogliatta estaban en España y Claudio Martínez estaba
tocando con Nito Mestre; entonces había que rearmar la banda con nuevos
integrantes. Por medio de unos amigos nos enteramos de un trío que sonaba muy
bien y a los que gustaba el rock
progresivo y sinfónico,
algo raro de encontrar en esos primeros 80. Ese trío estaba formado por Claudio
Cicerchia (bajo), Rodolfo Messina (batería) y Ángel Mahler
(teclados). Así empezamos a ensayar con ellos el material que nos había quedado
colgado del proyecto de Áspid y algunas otras canciones surgidas en el
periodo 77 - 81. También pusimos un tema instrumental de Ángel,
“Guardianes en Pie”, que estaba bárbaro. Con ese material pulido, rápidamente
grabamos el disco.
Y lo
presentan en Obras…
Sí, y hasta eso nos criticaron después. Decían que,
después de tantos años sin tocar, no nos daba el cuero para presentarnos en
Obras. Pero se olvidaban de que nosotros, en su momento, habíamos tocado cuatro
veces el Coliseo. Entonces, ¿por qué no podíamos tocar en Obras, si ahí tocaban
hasta grupos con menos trayectoria que Espíritu? La cuestión fue que el
show, realizado el 12 de junio de 1982, coincidió con el final inminente de la
Guerra de Malvinas. Nosotros habíamos reservado la fecha para hacer el show en
enero, sin saber lo que iba a pasar después. Ya teníamos contratado el estadio,
la publicidad y habíamos armado los carteles; y no nos podíamos echar atrás.
Para colmo, tuvimos la mala suerte de que, un día antes, casi suspenden todos
los espectáculos debido a la venida del Papa. Entonces nos criticaron porque no
lo llenamos. Pero, obviamente que iba a ser así en semejante contexto. Igual,
fue mucha gente. No se llenó pero estuvo en un 60 o 70 % completo el estadio.
¿Y siguieron
tocando en vivo, luego de esa presentación en Obras?
Sí, tocamos en el Teatro Margarita Xirgú y en un
par más, hasta que Fernando se va para lanzarse como solista. La
verdadera historia fue que él ya había hablado con Smith para que le produjera
un disco solista, con la idea de que nosotros lo acompañáramos como grupo de
apoyo.
Y eso te
cayó mal…
Más bien. Porque después de semejante esfuerzo para
reflotar el nombre de la banda, él no me podía proponer tal cosa. Así que yo le
dije: “Ok, todo bien, seguimos siendo
amigos. Vos hacé tu carrera solista, hacé lo que quieras, pero nosotros
seguimos por nuestro lado como grupo”. De esa forma, continuamos con Espíritu
pero se nos complicó muchísimo conseguir un nuevo vocalista porque nadie
quería cantar rock progresivo
en esa época. Así que terminé cantando yo, en el que creo que fue el peor disco
del grupo: En Movimiento, editado en 1983.
Igual, ese
disco tiene un par de temas buenos.
Y bueh… Es lo que me salió. En Movimiento era un híbrido porque si bien conserva
elementos progresivos también
tenía cosas que lo acercaban a la new wave. Tiene algún que otro tema
respetable, pero yo no podía ser el cantante que llevara al grupo adelante. Yo
no podía cantar todo el material anterior porque mi registro vocal no tenía
nada que ver con el de Bergé. Yo no podía cantar nada de Libre
y Natural ni de Espíritu III, sólo podía cantar
algunas pocas canciones de Crisálida. Casi toda nuestra
música estaba armada alrededor del registro de Fernando. Entonces me
dije “basta con esto, estoy saturado”;
y nos fuimos a tocar con Sandra Mihanovich.
Fue una propuesta de Ricardo Kleiman, que era el productor de Sandra. Kleiman
había sido muy famoso por ser el descubridor de Almendra y por su
programa en la radio (Modart, en la Noche)
que difundía los primeros temas del que después fue el llamado rock nacional. Kleiman había sido el
productor de En Movimiento y era
natural que, una vez terminada la banda, nos propusiera que acompañáramos a Sandra.
Yo mismo armé la banda para Sandra. De Espíritu sólo quedamos Mahler
y yo. Fue una época muy buena y el disco que grabamos con ella (Soy lo que Soy, 1984), que incluye un
tema mío, fue uno de los más vendidos de toda su carrera. Para mí esa
experiencia fue una vacación porque me saqué de encima el peso de tener que
llevar adelante un proyecto propio, las críticas hacia la música que hacíamos,
la prensa en contra, los productores…
¿En ese
momento, te dedicabas full time a la música?
Yo nunca me dedique en forma exclusiva a la música,
ni siquiera en la época de Crisálida. Incluso, siempre había
estado trabajando en empresas multinacionales. Si me preguntás como hacía, no
sé.
No dormías…
Y no. Recuerdo que el día anterior de tocar en
Obras me tuvieron que llevar, porque casi me internan. Me había desmayado del
cansancio y el stress que tenía encima. Yo venía trabajando ocho horas por día,
ensayaba un montón con la banda, me encargaba de la organización de los shows y
tenía que mantener a mi familia, todo al mismo tiempo.
¿Y eso de
tocar acompañando a Donald, a quien se le ocurrió?
A Kleiman, mientras armábamos las tratativas del
contrato discográfico. Lo que pasó fue que él quería un éxito. Yo le explicaba
que Espíritu no era un grupo de éxitos, una factoría de hits para la
radio. Entonces un día viene Kleiman con un disco en la mano y me dice: “Quiero que graben esto”. Yo miré el
disco y era “Vamos a la Playa”, cuando lo escuché le dije: “Mirá, esto no lo podemos grabar con Espíritu
ni locos”. Entonces nos dijo que se lo iba a dar a Donald y
nos propone que nosotros hagamos la música del tema. Le dimos el ok, pero
mientras figurara como un tema de Donald. Y así fue. Con Ángel grabamos,
no sólo “Vamos a la Playa”, sino todo el Long Play de Donald. Yo toco la
guitarra y el bajo ahí, en su álbum La
Dolce Vita. Podes decir que esa música era una chotada, pero la verdad es
que me divirtió mucho hacerlo. Era una experiencia nueva tocar baterías
electrónicas, como las que usamos ahí. Además, ese disco vendió muchísimo y me
sirvió para comprarme una guitarra Gibson Custom y un equipo. Lo loco de
experiencias como estas es que te dejan pensando que, justamente, los momentos
en que gané más plata con la música no fueron estando en Espíritu. Con Espíritu
perdimos más guita que la que ganamos. De cualquier forma, yo nunca me
dediqué a la música para ganar plata. Si bien he hecho música comercial,
siempre fueron proyectos puntuales, llámese un disco con Donald, lo de Sandra
o cuando toqué con Verano. Nunca me dediqué a eso en forma continua.
Tampoco hubiese podido hacerlo debido a que nunca abandoné mi actividad
profesional. Yo ya era Licenciado en Bromatología y luego completé mis estudios
de abogacía.
Sí, porque además estaba muy saturado. Yo venía
tocando desde el 63. Fueron más de 20 años seguidos haciendo música, a la par
de mis otras actividades. De cualquier forma, en ese párate hice música para
audiovisuales y videos institucionales de empresas. Ya en los 90 volvemos a
juntarnos con Bergé a componer temas nuevos, para ver si armábamos de
nuevo la banda, pero no pasó nada.
¿Bergé se
retiró de la música?
Sí, no se dedicó más. En los últimos 20 años no
escuché más nada de él. Aunque hace muchos años que no nos vemos, varias veces
intenté hablarle, alentarlo para que hagamos un proyecto juntos, pero siempre
se negó. Lo quiero mucho, es casi un hermano para mí. Fue toda una vida tocando
juntos. Pero está bien, es su decisión. Cada individuo vive sus experiencias de
manera diferente. Yo he hablado mucho de este tema, a lo largo del tiempo, con
todos los ex integrantes del grupo, como Goler o Fedel, a los que
veo siempre; y te das cuenta de que no todos vivieron la experiencia del grupo
de la misma forma. Porque, a veces, lo que para mí era un placer para otro
podía llegar a ser una pesadilla.
VOLVER, SIEMPRE VOLVER
Yo ya había intentado, varias veces, reunirme con
los integrantes de la formación de los 80, porque era imposible reunir a la
formación de los 70: Goler y Martínez ya no tocaban más. Fedel
se había dedicado al tango y Fogliatta estaba haciendo otras cosas.
Pero a pesar de que tratamos de rearmar la banda junto a Mahler, Messina
y Bergé; nunca pudimos. Al final, me cansé de esperarlo a Bergé y
lo llevé a cabo yo solo. Ya existía Internet y mi idea era poner una página Web
de Espíritu para que la gente accediera a la historia del grupo. Porque Espíritu
no figuraba en ningún lado, en ninguna historia del rock, en ningún libro. Yo quería que las nuevas generaciones
pudieran acercarse a la música y el legado del grupo. Me preguntaban porque lo
hacía solo. Lo puedo hacer porque el nombre de la banda es mío, lo tengo
registrado, y el 70, 80 % de la música fue compuesto por mí. Además quería
grabar un material nuevo, para que el proyecto no quedara asociado a algo
nostálgico. Así grabamos nuestro quinto disco, Fronteras Mágicas, en 2003, con una nueva formación.
¿Y cómo
hiciste para reclutar a los nuevos integrantes del grupo?
Por suerte empezaron a aparecer a partir del año
2002. Lo más complicado fue conseguir un cantante pero, por suerte, encontramos
a Pablo Guglielmino, un vocalista mucho más lírico que Bergé,
pero que igual se adaptó muy bien al material viejo. La formación se completaba
con Ernesto Romeo (teclados), Horacio Ardiles (batería) y mi hijo
Federico (bajo). Ya establecidos como grupo grabamos Fronteras Mágicas, el cual fue
presentado en diciembre de 2003 en el ND Ateneo. En la actualidad puedo decir
que la página Web tuvo y tiene muchas visitas y que también hay mucha gente que
se baja el material de la banda de Internet. A su vez, Sony Music reeditó Crisálida y Libre y Natural. En resumen, la
movida que yo hice, con la creación de la página Web (http://espirituprog.blogspot.com.ar/)
y rearmando la banda, provocó que mucha gente hoy
conozca la música que hizo Espíritu en los 70 y los 80. Ese era mi objetivo:
que no muriera el legado de la banda. Si no lo hacía yo, no lo hubiese hecho
nadie.
Estuvo bien, a la altura de las circunstancias. De
hecho, tanto en ese disco, como en el que editamos después en vivo, toca
teclados Ernesto Romeo, un tipo que es un capo y una de las personas que
más sabe sobre sintetizadores y música electrónica en el país. Y él era uno de
los pocos que podía hacer esto porque tiene todos los sintetizadores analógicos
originales de los 70.
¿Tenés
proyectado seguir realizando música con Espíritu?
No sé. Yo me estoy recuperando de un problema que
tuve en mi brazo. Hace unos años tuve una neuropatía del nervio cubital y eso
me dejó la mano dormida durante un año. Me operaron en febrero del 2010 y tardé
varios meses que pude volver a tocar la guitarra. La idea de reflotar la banda
está siempre latente. Cada tanto hablo de esto con Ardiles y Romeo.
Además hay suficiente material nuevo, ya compuesto, como para grabar un nuevo
disco. Pero siempre hay algún inconveniente. Ahora Pablo se fue a vivir
a Córdoba, está casado y tiene hijos. El problema principal que conlleva el
hecho de tocar rock progresivo
es que no te brinda la posibilidad de ganar dinero. Por esa razón yo no puedo
pretender el mantener atado a nadie a un proyecto de este estilo, porque es
razonable que cuando le surja algo más redituable tendrá que irse. Por todo
eso, hay muy pocas posibilidades de que vuelva Espíritu. Ahora, toco de vez en
cuando la guitarra en casa, pero no hay nada concreto. Además, es muy difícil
-y caro- llevar adelante nuevamente una banda como Espíritu.
No veo nada. Los grupos nuevos tratan de recrear lo
que ya se hizo en el pasado. No hay una “progresión”. Se supone que tendrían
que estar realizando algo distinto, novedoso; pero eso no sucede. Yo en Fronteras Mágicas traté de
hacer eso, seguir tocando una música que sea progresiva pero que incorpore
nuevos elementos. Porque ya no puedo volver a hacer lo que ya hice en los 70.
No tengo la misma edad, no es el mismo contexto y cambió mi forma de
expresarme…
¿Qué
escuchas, que música te gusta?
Yo escucho mucha música, soy bastante ecléctico.
Últimamente estoy escuchando mucho jazz, del 50 y 60: Miles Davis, Dizzie
Gillespie, etc. De lo nuevo hace poco escuché un grupo que me sorprendió
mucho: Mew. Ellos hacen una especie de pop progresivo excelente. En otro momento me gustó mucho la
música de Primus porque hacían un estilo “deforme” muy interesante. De
lo que hay nuevo en el rock nacional
no me gusta casi nada, ya que me disgusta lo bajo que cayó el nivel de las
letras en la mayoría de los grupos.
Emiliano Acevedo y Leandro Ruano
Que capo!!Osvaldo Favrot es una leyenda del rock nacional. Tanto sacrificio con el rock progresivo, para terminar tocando Vamos A la Playa con Donald,ja ja!! Que rara es la vida!! Aguante la musica!!!
ResponderEliminarQue gran disco 'crisalida', rock sinfónico con acento criollo. Un clásico del Rock Arg aunque no reconocido como se debe
ResponderEliminarMuy buena nota.Es mi banda Argentina favorita.Muchas gracias.
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