Ahí
está Ariel Tenorio: brazos delgados, una remera rockera negra y una campera de jean,
dedos delicados de dibujante y pintor, en busca de una taza de café. Un pálido
sol de invierno se derrama sobre la ventana de un bar de Caballito. Y ahora
Ariel Tenorio habla con su voz juvenil, y vuelve a ser aquel pibe inquieto que
en los 90 recorría los reductos under de su barrio, Lanús, mientras el tintineo
perforante del Nuevo Rock Argentino
se metía en la sesera de una generación. Ahora a los 40 años, y peinando canas
en sus sienes onduladas, está entrando en la plenitud de su madurez como hombre
y artista multifacético.
Y
es que Ariel es dibujante, caricaturista, docente de arte, diseñador de remeras…
Hasta alguna vez, no hace mucho, se dedicó a la actuación. Lo que se dice un
hombre renacentista. Dentro de esta urdimbre de intereses artísticos también se
encuentra la música, a la que se dedica vocacionalmente y con la misma pasión con
la que dibuja esas impresionantes caricaturas de músicos, que más de una vez
han engalanado las notas de nuestro blog Intersticio.
Justamente,
de música versa esta entrevista. En ella conoceremos los dos proyectos
musicales que impulsa este artista: el pop multi genérico y ecléctico de Los Tenders y los experimentos sonoros avantgarde de Offside. Más que nada, canciones, más que nada sonidos y palabras.
Y la música es hermosa: llena de invención, ternura, riesgo. Quizás, intentos autobiográficos
de narrar las experiencias vitales, propias y ajenas. Como si fuera un testigo impertérrito,
presto a captar el gesto mínimo, la señal. Las palabras y sonidos de una
persona que trata de entender gran parte de su vida y del bendito país que le
toca habitar.
Lo
que sigue es el resultado de una larga charla con Ariel Tenorio. Un hombre, un
artista integral, que vale la pena conocer…
ENTREVISTA: ¿Desde cuándo sos músico? ¿Cuándo empezaste a tocar?
Bueno,
en verdad, no me considero músico. Pero sí alguien a quien le gusta mucho la
música, y que trata de hacer algo con eso. Empecé a tocar el bajo a los 15
años, en un grupo que se llamaba Las Cacatúas. Conocí dos chicos en el recital
de EMF en Obras, en 1993. Ellos me
invitaron a participar, sin que yo haya tocado el bajo nunca. Solo había
intentado cantar en Morgue 4, una banda punk. (https://www.youtube.com/watch?v=DsRjm1TAUvI)
¿Y
cómo fueron tus primeros acercamientos a la música de chico? ¿Qué escuchabas?
Tengo
dos tíos, Dani y Sonia, que escuchaban rock, sobre todo nacional. Ellos fueron
importantes en la motivación. Dani nos grababa de muy chicos cantando temas de Charly García y otros artistas.
También
en mi casa se escuchaba mucha música, en un Winco. Mi viejo escuchaba folclore y tango; y mi
vieja, Sandro, Roberto Carlos, El Trío
San Javier y Sergio Denis. Unos
simples que podía escuchar toda la tarde mientras limpiaba la casa.
Con mis hermanos compramos nuestro primer disco Rockas Vivas, de Zas. Por insistencia de mi hermano mayor Matías, a quien debo mucha de esa educación musical. También le debo mucho a mi primo Leandro, quien nos pasó mucha música, sobre todo, punk y postpunk.
Con mis hermanos compramos nuestro primer disco Rockas Vivas, de Zas. Por insistencia de mi hermano mayor Matías, a quien debo mucha de esa educación musical. También le debo mucho a mi primo Leandro, quien nos pasó mucha música, sobre todo, punk y postpunk.
Los Tenders,
surge de una necesidad de hacer algo escénico. Como me aleje del teatro en el
año 2009, extrañaba actuar. Además, quería hacer algo para complementar mis
muestras de pintura. Ya había tenido otros proyectos con mi hermano Hernán, que
no prosperaron como Frecuencia, Cabaret y Delay (https://www.youtube.com/watch?v=xCd8t6PJTHA). Así fue que retomamos la
senda musical con un tema que hacíamos en Frecuencia: “Sin pedir perdón”, que
grabamos con Silvana Reitano, mi
mujer y cómplice en este proyecto. Luego grabamos “La Mexicana”. Empezamos a
tocar con un baterista, Emiliano, y
fueron saliendo temas. Así, terminamos grabando otros seis temas para poder
completar un disco.
Mi
otro proyecto musical, Offside, nace
de la experimentación, en solitario. Tenía varias ideas, que venía probando
solo. Por ejemplo, pasajes sonoros que duraban entre 10 y 20 minutos. Todo el
material de este proyecto está grabado en vivo, en una sola toma. Son improvisaciones
con guitarra y un teclado. Luego se me ocurrió invitar a un ex alumno mío, Ezequiel Garibaldi, a sumarse. Él había
remixado “El eterno”, para Los Tenders. Sabe mucho de sonido y podía darle una
mejor sonoridad a estos experimentos sonoros. Lo interesante es que ahora soy
yo quien aprendo de él.
¿Cómo
podrías definir tus proyectos, en que se diferencian?
Los Tenders (https://lostenders.bandcamp.com),
es algo más relacionado con la canción, la melodía es algo que siempre me
fascino. Siempre me gusto cantar y componer, es algo que me moviliza mucho, como pintar un
cuadro.
En
cambio, Offside (https://offside.bandcamp.com/album/offside)
es lo opuesto, es más un juego. No hay reglas.
Puede
ser un solo acorde que se prolonga sin sentido. En la actuación siempre me
fascino la improvisación. Es increíble lo que puede surgir si te entregás al
juego. Es como entrar a un portal mágico, donde te transformás en otro. Después
hay mucho de collage, cortar y pegar.
Muchísimos
y de todos los estilos. No soy muy purista, escucho de todo. Pero, seguramente,
lo más influyente sea el pop rock de los 80 y 90. Igualmente, creo que las influencias
vienen de todos lados, no solo de la música.
¿Qué
es ser un músico emergente en la actualidad, para vos? ¿Cuáles son tus
objetivos?
No
soy una persona que esté pensando mucho en objetivos. Me gusta que fluya. Me
considero más un laburante del arte, que un artista. Por supuesto, tampoco me
considero un músico, como dije antes, en el sentido estricto de la palabra.
Disfruto mucho haciendo, el proceso es más importante que el resultado. Es algo
hasta terapéutico.
Pero, quizás, sueño con grabar un buen disco, algo que la gente lo escuche y diga: “¡Que buen tema!” o que lo emocione de alguna manera. Y lograr un buen sonido en vivo, por supuesto.
Pero, quizás, sueño con grabar un buen disco, algo que la gente lo escuche y diga: “¡Que buen tema!” o que lo emocione de alguna manera. Y lograr un buen sonido en vivo, por supuesto.
¿Pensás
que el haber nacido en la Zona Sur del Gran Buenos Aires, con toda la impronta
pop-rock que tuvo en los 90, te influenció en tu música?
Seguramente,
y no solo en la música. Por ejemplo, podías ver a Babasónicos en Mala Milk,
un reducto en Lanús, o en el colegio Piedrabuena. En ese momento, el público no
éramos más de 20 personas. Así como, más tarde, tocar en Portofino, otro reducto lanusense, sobre la calle Pavón, y que entre
el público estén los chicos de Juana La
Loca. O ver a Los Visitantes, en el Teatro de las Nobles Bestias, en
Temperley, con esa formación de salud universal. Palo (Pandolfo) se prendía fuego, era genial. Toda esa movida sónica, realmente fue algo movilizador.
Como aquel ciclo Vamos a ver lo nuevo,
en Die Schule. En una noche podías
cruzarte con Cerati, Melero, Zeta Bosio,
Richard Coleman, Pettinato o Palo
Pandolfo. Y en el medio del recital, venía Chabán y te mostraba un
cortometraje experimental, con una canilla goteando y un ruido abrasador. La
primera mitad de los 90, creo que fue una época gloriosa del rock, después todo
se volvió todo más futbolero, con menos vuelo.
Sos
artista gráfico, docente, músico, actor. ¿Cómo articulás, si es posible, tantas
actividades artísticas en una misma persona?
Bueno,
yo y mis personalidades múltiples, convivimos muy bien con eso… (risas) No suelo separar lo artístico en
categorías. Muchas veces me preguntaron: ¿Que te gusta más, dibujar o
pintar? La verdad es que nunca lo vi
como algo separado, lo mismo me pasa con la música y la actuación. El arte es
mi motor. Sueño; dormido y despierto, con el arte. Si es que vinimos para algo
a este mundo, en mi caso, sin dudas, es para hacer algo artístico.
Es mi compromiso, mi religión y mi dios. Más allá, que a veces piense, que todo lo que podamos hacer en este mundo no tiene ningún sentido. Por otro lado, siempre fui una persona inquieta. Me gusta buscar y conocer cosas nuevas. Probar diferentes maneras de expresarme.
Es mi compromiso, mi religión y mi dios. Más allá, que a veces piense, que todo lo que podamos hacer en este mundo no tiene ningún sentido. Por otro lado, siempre fui una persona inquieta. Me gusta buscar y conocer cosas nuevas. Probar diferentes maneras de expresarme.
Todo
puede influenciarte de alguna manera. Solo hay que tener la antena siempre
encendida. Hay que ser receptivo, no hay que tener miedo; a la hora de crear, todo
sirve. Desde una charla de desconocidos en el colectivo, hasta una función de ópera, todo
puede dispararte una idea para crear algo. Me considero un buen observador, eso
es fundamental, después hay que ver que hacés con esa observación.
¿Dentro
del rock argentino e internacional actual, con cuáles grupos y solistas te
sentís emparentado?
No
creo estar emparentado con nadie, pero puedo nombrar algunas cosas que me gustan.
De acá: Los Espíritus, Bosques, Legüero,
Bestia Bebé, Sombrero, Jackson Souvenirs, The Nocovers, Iguana Lovers.
De afuera: Cigarretes After Sex, Seapony, Verstärker, Belgrado, Real State, Low, Camila Moreno y Explosions in the Sky.
De afuera: Cigarretes After Sex, Seapony, Verstärker, Belgrado, Real State, Low, Camila Moreno y Explosions in the Sky.
Ahora
estoy escuchando mucho funk, algo a lo que nunca le di mucha bola: Funkadelic, Parliament… Tienen una
cantidad de discos increíbles. También hay unos pibes de acá con una propuesta
muy interesante: Del Valle.
¿Cómo
componés? ¿A partir de una idea, un sonido, una letra?
Nunca
es igual, pero, generalmente me sale de tocar la guitarra, un riff, un par de
acordes. Luego surge algún balbuceo, un boceto de melodía. Puedo tararear o
silbarlo por días, hasta que encuentro algunas palabras. Me ayuda mucho silbar,
hago arreglos a partir de esos silbidos. Siempre me sirvió grabar y escuchar,
eso es primordial para apropiarte del tema. Otras veces sale todo de una, letra
y música, como en mi tema “La mexicana”. Salvo el estribillo, que se me vino a
la cabeza yendo a la panadería, una mañana. Tenía la melodía sola. La veníamos
tocando así, de hecho, la primera vez que la tocamos en vivo, no tenía el
estribillo.
¿En
qué estilo encasillarías a tu grupo Los Tenders, como craneaste su disco?
No
podría encasillarlo en ningún estilo. “el peor enemigo del artista es el
estilo”, decía Picasso, y creo en
eso. El disco no estuvo muy pensado, se fue dando. Tenía muchos temas y quería
que queden grabados. Me gusta la idea de dejar un registro. La idea de grabar
un disco me perseguía desde la adolescencia. Muchas cosas que hacíamos eran
realmente buenas, y a veces me da bronca que no hayan quedado grabadas. Por
otro lado, ahora siento más confianza para tocar y cantar. Ahora es más fácil,
todos pueden grabar, editar y publicar. Internet democratizó un poco el arte y
la difusión. También, un pilar importante en este álbum fue el aporte de Norman Mc Loughlin, que produjo y toco
en algunos temas, él ayudó mucho a mejorarlos. Y los músicos invitados, por supuesto. La
trompeta de Largui en “La mexicana”,
las armónicas de Ezequiel Taborda en “Lou York” y “Folky” y la batería de Gabriel Boccanfuso en “El eterno”.
¿Cómo
procesás todo el background que traes, luego de escuchar tanta música
en tu vida, y las influencias que ésta te fue dejando, a la hora de crear algo
nuevo a partir de eso? ¿Es un trabajo mancomunado, a partir de tus gustos
comunes con los otros autores del disco?
La
verdad, no pensamos mucho en las influencias, pero, seguramente, hay cosas que
están ahí. Pero no sé cómo llegan.
Con
mi hermano Hernán compartimos muchos
gustos musicales. Y eso se da naturalmente.
Silvana, mi compañera, en cambio, no escucha mucho rock, pero fue aportando muchas cosas melódicas en las voces, que sirvieron para mejorar los temas. Ella, además, estudió música y me ayuda mucho con cuestiones teóricas. Hoy está más comprometida con el proyecto, toca teclados, melódicas y sintetizadores, en los nuevos temas que estamos grabando, además de la voz, que es su instrumento principal. Por otro lado, Hernán dejó el proyecto un poco antes de presentar el disco en vivo, con Cristian Buera en percusión y Andrés Fuscheto en bajo. Luego ingresó Maximiliano Betti en guitarra. Con Andrés y Cristian tocamos unos meses el año pasado, pero ya no forman parte del proyecto. Con Maxi compartimos muchos gustos estéticos, música, cine. Es una persona muy comprometida, eso ayuda mucho a la hora de trabajar. Por eso, ahora estamos ensayando más, grabando maquetas en casa. Eso sirve para pulir los temas y el sonido. Todos aportamos algo al proyecto del grupo como podemos.
Silvana, mi compañera, en cambio, no escucha mucho rock, pero fue aportando muchas cosas melódicas en las voces, que sirvieron para mejorar los temas. Ella, además, estudió música y me ayuda mucho con cuestiones teóricas. Hoy está más comprometida con el proyecto, toca teclados, melódicas y sintetizadores, en los nuevos temas que estamos grabando, además de la voz, que es su instrumento principal. Por otro lado, Hernán dejó el proyecto un poco antes de presentar el disco en vivo, con Cristian Buera en percusión y Andrés Fuscheto en bajo. Luego ingresó Maximiliano Betti en guitarra. Con Andrés y Cristian tocamos unos meses el año pasado, pero ya no forman parte del proyecto. Con Maxi compartimos muchos gustos estéticos, música, cine. Es una persona muy comprometida, eso ayuda mucho a la hora de trabajar. Por eso, ahora estamos ensayando más, grabando maquetas en casa. Eso sirve para pulir los temas y el sonido. Todos aportamos algo al proyecto del grupo como podemos.
¿De
dónde sale la frase “Canciones simples para gente común”, que le puso título al
trabajo de Los Tenders?
Un
día, soñando despierto, yendo a tomar el tren, venia pensando cómo ponerle al
disco, y en Plaza Constitución, un evangelista dijo varias veces: “Algo simple para el hombre común”. Estaba
dando testimonio. Creo que se refería a pedir perdón. Muchas cosas que escribo
las escucho, o las leo en algún lado. A veces las anoto en un cuaderno que
suelo llevar para dibujar. “Ruta Madre” fue un WhatsApp de mi hermano Hernán. Quiso decir que Echo and the
Bunnymen estaban sonando de puta madre. El corrector del celular lo cambio y
¡Eureka!
¿De
dónde se les surge el eclecticismo del álbum, y esas canciones cuyas letras
parecen salidas de pequeñas historias de películas?
No
me gustan mucho los discos donde todos los temas suenan igual.
El
chiste era hacer como un “Grandes éxitos”. Quería que haya un poco de todo.
Además algunos temas eran viejos, escritos con otra cabeza. Salen de muchos lados.
“El eterno” está dedicado a Pablo, un amigo que ya no está en este plano
físico. Hay ciertos guiños autorreferenciales, aunque vivo en mundos de cine, no hay señales de algo que vive en mí… (risas)
En
el sonido del grupo hay mucho uso del slide, ¿en qué te basaste?
Es
un recurso más. El slide es así, siempre ayuda. Es “el slide de la gente”, como
dijo Norman.
No
está muy pensado, es desde el disfrute de tocar y probar diferentes cosas. Pura
experimentación.
La idea es: La no idea.
La única consigna, por ahora es la no-canción. Otra cosa es que no quería cantar, no estar pendiente de tener que decir algo. Sí hay voces, pero grabadas o de algún invitado. Es un proyecto a distancia. Todavía no tocamos juntos nunca. Yo le paso algo por mail a Ezequiel, él lo trabaja, me lo pasa, yo sugiero algo, se lo paso y así. Una onda “The postal service”.
La idea es: La no idea.
La única consigna, por ahora es la no-canción. Otra cosa es que no quería cantar, no estar pendiente de tener que decir algo. Sí hay voces, pero grabadas o de algún invitado. Es un proyecto a distancia. Todavía no tocamos juntos nunca. Yo le paso algo por mail a Ezequiel, él lo trabaja, me lo pasa, yo sugiero algo, se lo paso y así. Una onda “The postal service”.
En
el proyecto de Off Side se notan reminiscencias de la música de los Residents o
Brian Eno, además de collages sonoros propios de la música electrónica ambient o incluso académica. ¿Coincidís?
Sí,
totalmente. Me terminé de animar a hacerlo así, después de leer Océano de sonido, de David Toop. Empecé a grabar sonidos ambientes
con un micrófono condenser. Y empecé a pensar cómo integrar esos sonidos con
guitarras y teclados. Siempre me intereso la música electrónica e instrumental,
pero no sé mucho, sobre todo de programación de beats, por eso, de a poco voy aprendiendo. Lo próximo será grabar
más profesionalmente, con mejores equipos.
¿Cómo
y porqué se te ocurrió incluir fragmentos del álbum Brian Jones Presents The Pipes of Pan
at Joujouka en el tema "El Monte de
Chingolo"?
Es
un disco que me encanta y servía para lo que buscaba, me gusta escucharlo
mientras pinto o dibujo, me transporta. Quería algo tribal. Tenía la voz de mi
abuelo cantando “La hija de Juan Simón”, una canción española, pero no pegaba
mucho, así que se me ocurrió ponerla al revés y cerraba perfecto. Agregué su
frase de cabecera: “Dale Pajarraco”,
un grito de mi abuela llamando a mi mamá y el canto de unos chingolitos.
En
“Globos Vacíos” hay una toma de posición muy clara en cuanto a la actualidad político-social
de nuestro país, ¿cómo se te ocurrió hacerlo así?
Fue
la primera vez que hice algo con
teclado, pasé la batería y el teclado por un delay. Tenía un texto escrito,
pensaba leerlo o que alguien lo haga, como en “El año de los dos inviernos”,
donde invité a una amiga a leer una poesía en francés. Se lo mostré a Ezequiel
y le comenté la idea, ya que pensaba en poner una voz distorsionada, y meter alguna
frase de Macri en el medio. Finalmente quedó así, una especie de decálogo de la
mentira Macrista. Eze se tomó el trabajo de escuchar y seleccionar esos
discursos que usamos en el tema. Un trabajo chino, una tortura, realmente. Cada
vez que lo escucho, se me hace insoportable. La idea básicamente es esa: que
moleste.
Sin dudas, este será recordado como uno de los peores gobiernos de nuestra historia. Un presidente que lee y de tres palabras se equivoca dos. Triste y surrealista al mismo tiempo. Lo más loco es que lo hayan votado. (https://www.youtube.com/watch?v=1-SvXyqr69E)
Sin dudas, este será recordado como uno de los peores gobiernos de nuestra historia. Un presidente que lee y de tres palabras se equivoca dos. Triste y surrealista al mismo tiempo. Lo más loco es que lo hayan votado. (https://www.youtube.com/watch?v=1-SvXyqr69E)
¿Qué
discos y artistas les recomendás a nuestros lectores que no pueden dejar de
escuchar?
. All
That Noise, (The Darkside, 1990)
. The Perfect Prescription (Spacemen 3, 1987)
. Meets the Space Invaders (Scientist, 1981)
. Space (KLF, 1990)
. The Perfect Prescription (Spacemen 3, 1987)
. Meets the Space Invaders (Scientist, 1981)
. Space (KLF, 1990)
. Heaven
and Heart (Jah Wobble, 1995)
. Obraz (Belgrado, 2016)
. El Centro del Vacío (Bosques, 2014)
. La Jungla de Metal 2 (Bestia Bebé, 2015)
. Las Ligas Menores (Las Ligas Menores, 2014)
¿Cuáles
son tus proyectos a futuro?
Esperamos
poder tocar con Los Tenders este
año. Estoy planeando una muestra para fin de año. Mientras tanto seguimos
grabando nuestro segundo disco. Con Offside
puede salir algo en vivo, también. Los discos se pueden descargar gratuitamente
desde Bandcamp.
Emiliano
Acevedo
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