Nexus
es una banda argentina de rock sinfónico progresivo, formada a mediados de la
década del 70 por un grupo de adolescentes de Morón, en la Zona Oeste del Gran
Buenos Aires. Sin embargo, el grupo recién alcanzaría notoriedad a nivel
internacional cuando en 1999 edita su primer álbum. A partir de entonces, Nexus
editó siete álbumes más con excelentes críticas y ventas en distintos países de
América, Europa y Asia, además de realizar importantes presentaciones en
Argentina acompañando a importantes grupos del rock progresivo internacional.
Por supuesto, este suceso no fue casual ya que era una clara respuesta a una
obra rica en matices y elaboración –tanto en música como letras- que daba
cuenta de varios de los tópicos paradigmáticos del rock progresivo de los 70.
Ahora,
en este 2018, a más de cuatro décadas de empezar a tocar, Nexus sigue adelante
con sus tres miembros originales de siempre –Luis Nakamura (batería), Lalo
Huber (teclados) y Carlos Lucena
(guitarras)- junto al bajista Jorge
Mariño Martínez. Estos son los músicos que llevaron adelante la grabación
de su octavo álbum del grupo, y el primero editado en vinilo.
Por
eso, para conocer un poco más de la historia de Nexus, entrevisté a su virtuoso
tecladista, vocalista y compositor, Lalo Huber,
hace un tiempo en un café de Palermo. Lalo, además de ser un músico inquieto y
apasionado, es ingeniero electrónico, profesor universitario y trainer coach
empresarial; además de un estudioso en saberes filosóficos y metafísicos. Y de
todo eso hablamos en esta jugosa nota dedicada a todos los fans del viejo y
querido rock progresivo…
ENTREVISTA> ¿Cuáles son tus inicios en la música?
La
música marcó toda mi vida. Desde muy chico tengo una gran atracción por ella
que no viene de familia, porque mis padres no eran músicos, profesores de
música o artistas. Por eso, mi acercamiento a la música es inexplicable.
Supongo que tiene que ver con que el espíritu ya trae ciertas tendencias, ¿no?
Bueno, desde chico me vi muy atraído por la música, por los instrumentos
musicales. Ya en la escuela primaria empecé a tocar la guitarra.
¿Hubo
algún disco que te marcara en esa época?
Sí,
Tarkus, de Emerson Lake & Palmer. Yo vivía en Morón, y un día escuché esa
música “extraña”, saliendo de una casa de un vecino mío, al que yo ni conocía
en persona. Así que me paré y me quedé escuchando asombrado, porque no tenía ni
la mínima idea de que era eso. Yo estaba acostumbrado a escuchar la música que
pasaban por televisión, o los discos de música comercial, tipo Sandro, Palito Ortega. Entonces, toqué
el timbre de ese vecino, para preguntarle qué era eso que estaba escuchando, y
salió un muchacho, un poco más grande que yo en edad, que se llamaba Alfredo.
Él fue el que me hizo escuchar Tarkus
y Pictures at an Exhibition. A partir
de ahí me empecé a interesar por el órgano y los teclados, movido por mi
admiración hacía el trabajo de Keith
Emerson. Por supuesto, en esa época, no era nada fácil conseguir un órgano
para tocar.
¿Ahí
empezás a estudiar piano, órgano?
Empecé
a estudiar con un muchacho del barrio que tocaba un órgano Farfisa Fast 4 en
una banda. Incluso estudiaba órgano de iglesia, e iba a tocar a la iglesia de
Morón. Estudiaba un montón, pero seguía sin tener un órgano propio. Hasta que
mi tío materno, Tatu, con gran esfuerzo, me compró uno: un Farfisa Matador. Un
modelo que hoy es una verdadera reliquia, y que tendría que haber guardado
porque era un instrumento muy poderoso. Luego, en primer año de la escuela
secundaria, conocí a Carlos Lucena.
Ambos éramos compañeros, y congeniamos enseguida debido a nuestros intereses
musicales comunes. Él tocaba la guitarra y ya tenía una banda, junto a un
baterista y un bajista. Como yo tocaba teclados, nos conectamos para tocar
juntos. Obviamente, fue algo totalmente improvisado, nada profesional…
¿Hacía
rato que Carlos venía tocando en ese grupo?
Esa
banda estaba muy bien armada, incluso tenían un repertorio, hacían covers de
temas de Vox Dei, y de otras bandas.
En mi caso, aunque recién empezaba a tocar, aprendí muy rápido porque estaba
muy motivado. Por eso, a los pocos meses ya estábamos tocando con el nombre Nexus.
¿El
nombre de dónde salió?
Surgió
una vez que estábamos con Carlos escuchando el disco Nexus (1974), de Argent,
la banda liderada por Rod Argent.
Nos gustó mucho ese nombre y lo elegimos para denominar a nuestro grupo porque Nexus significa unión, conexión; y
pensamos que representaba muy bien lo que lo que estaba pasando en la banda, en
ese momento que recién se estaba armando.
Eran
muy pibes aun, ¿ensayaban mucho?
Sí,
ensayábamos todos los días. Lo que nos dimos cuenta rápidamente, es que yo
tenía una tendencia muy clara hacia la composición, mientras que ellos tenían
una inclinación hacía la interpretación. Creo que lo mío con la composición fue
casi intuitivo, porque aún en mis primeros tiempos con el teclado, cuando sabía
muy poquito de música, ya se me daba por componer algunas cosas. Era una
tendencia mía, por crear algo nuevo, por no repetir notas de otros autores.
Así, compuse rápidamente una decena de temas, que formaron parte de nuestro
primer repertorio, y nos largamos a tocarlo. Sin dudas, éramos un grupo muy
particular, porque tocábamos mucho, en cualquier lugar en que surgiera la
posibilidad, pero nunca se nos cruzó por la cabeza hacer un proyecto formal, o
la idea de ir a buscar un productor, o grabar un disco. Así seguimos durante
muchísimo tiempo, durante los 80, hasta los 90, toda una época del grupo en que
nos dedicamos solo a tocar.
¿Tocaban
mucho por Zona Oeste?
Sí,
tocábamos en Ramos Mejía, Morón; pero también en Capital, en festivales de
rock, en el Parque de la Ciudad, en zapadas… Incluso, llegamos a tocar en la
televisión, varias veces durante los 80, en programas como Badía & Compañía, Cable a Tierra o Feliz Domingo. Durante esos años nos mantuvimos casi siempre con la
misma formación, a veces con variaciones en el estilo de los temas, pero
siempre dentro de la onda del rock sinfónico. En los 80, también tuvimos una
etapa medio “sinfónico-pop”, tipo Simple
Minds o Duran Duran, pero sin
dejar de lado al rock progresivo, porque siempre nuestras bandas preferidas
fueron Yes, Genesis, Emerson Lake &
Palmer, King Crimson, Jethro Tull, Rush…
DESPERTAR DENTRO DE UN
SUEÑO
¿Cuándo
se produce el cambio para ahí sí grabar?
Bueno,
a principios de los 90, se incorpora a la banda Mariela González como vocalista. Por primera vez, pasábamos a tener
una cantante femenina. Antes de eso siempre habíamos sido Carlos y yo los
encargados de cantar. Luego, a mediados de los 90, hicimos una renovación total
de nuestro repertorio, porque empezamos a componer temas muy elaborados que
tenían una mejor calidad. Por eso, en el 95, 96, nos decidimos –por primera
vez- a grabar un disco, para que quedara un registro de estas nuevas composiciones.
Así, financiándolo a pulmón, en forma independiente, comenzamos todo el proceso
de grabación de nuestro disco debut, Detrás
del umbral (1999). Ese fue un álbum grabado prácticamente en vivo en el
estudio, con la mayor parte de los instrumentos grabados en forma simultánea.
Una vez que ya teníamos el material del disco medio preparado, Andrés Valle –el dueño de la disquería
especializada Discover y, en ese
momento, presidente de la Asociación del Rock Progresivo- escuchó un par de
temas y le gustaron mucho. Por eso nos puso en contacto con Alberto Vanasco, un productor argentino
que hacía rato vivía en Brasil y se dedicaba al negocio de los discos. Él nos
ofreció distribuir nuestro disco a través de Record Runner, su sello. Así,
pudimos terminar el disco, que con la distribución de Alberto fue un verdadero
éxito. Vendimos un montón de copias, sobre todo en el exterior, ya que tenemos
muchos adeptos en Europa, en Francia, Bélgica, Holanda, Italia, Alemania,
España; así como en el Lejano Oriente, en Japón; y últimamente, también nos
están editando en Rusia. Gracias a eso empezamos a tener la posibilidad de
hacer más cosas.
Nuevos
proyectos…
Claro,
porque reunimos dinero para hacer el segundo disco, empezamos a viajar, tocamos
en festivales de rock progresivo en Brasil, México, EEUU, Chile… También
tocamos en Argentina en conciertos de varias bandas de rock progresivo
internacional, como Iluvatar, Pendragon,
IQ, y Flower Kings. Así pegamos
un salto de calidad importante en lo que tenía que ver con nuestra interpretación
en los shows. Así, luego del éxito de nuestro primer álbum, decidimos empezar a
movernos de forma más comercial, y por eso, en sólo dos años, ya teníamos listo
Metanoia (2001), nuestro segundo
disco. Con este álbum nos fue mejor que con el primero. Seguramente, porque la
gente ya tenía una alta expectativa en lo que íbamos a hacer. De hecho, ese
sigue siendo nuestro disco preferido, creo. Por lo menos hasta ahora…
Hasta
ahí, todo bien…
Sí,
aunque, lamentablemente, la edición de Metanoia
coincidió con la crisis argentina del 2001, que fue contemporánea de la caída
en forma abrupta de la venta de cds. Hasta ese momento, la venta de cds era
bastante importante, pero luego, tanto la crisis económica como la piratería,
hicieron que bajaran las ventas. Eso nos empezó a complicar –aunque no nos
frenó del todo-, y por eso tardamos casi cinco años en grabar nuestro tercer
álbum, Perpetuum Karma (2006). Esta
producción no fue tan bien recibida como las anteriores…
¿Por
qué?
No
sé. Quizás porque su música sea un poco más pesada, mientras que los otros dos
habían sido más sinfónicos. Seguramente, la gente ya se había acostumbrado a la
voz de Mariela, y en Perpetum Karma
ella ya no estaba. Otra vez, como en los comienzos del grupo, en ese disco
somos Carlos y yo los encargados de cantar, con la colaboración de Lito Marcello, quien cantó un tema e
hizo coros en el resto del álbum. En paralelo a este proyecto, también
estuvimos involucrados en distintos proyectos para (el sello) Musea, de
Francia; y Colossus, de Finlandia. Ellos se dedican a hacer discos con bandas
de todo el mundo, sobre alguna temática conceptual. Justamente, nuestra primera
colaboración fue un tema para el disco Odisea,
basado en la obra clásica de Homero;
y luego participamos en los tres proyectos basados en La Divina Comedia (Infierno, Purgatorio, y Paraíso); otro sobre La Isla del Tesoro; uno sobre las
historias de H.P. Lovecraft; y los
dos discos dedicados a la obra de Boccacio,
el Decamerón.
¿Y
cómo sigue la historia del grupo luego de la edición de Perpetuum Karma?
Luego
de Perpetuum Karma, pasaron otros
seis años hasta que grabamos Aire,
pero en el medio hicimos muchos trabajos. Editamos un disco en vivo (Live at Nearfest 2000 ,2002), sacamos un
disco en base a zapadas experimentales (Buenos
Aires Free Experience, 2007), además de un par de discos solistas, como fue
el caso de Carlos (Alma, un proyecto
junto a su esposa, la cantante Roxana
Truccolo) y el mío (Lost in Kali Yuga,
2009). Se podría decir que el disco de Carlos tiene un estilo más tranquilo,
más melódico; mientras que el mío sigue la veta sinfónica, con un sonido más
emersoniano…
¿Y
por qué decidiste sacar ese material como solista y no dentro del universo de
Nexus?
No
hay un motivo en particular. Quizás, porque estaba haciendo un material
demasiado elaborado para la línea que Nexus quería seguir. Porque Nexus quería
hacer una repertorio más contundente, más directo, con canciones más
digeribles. Nada que ver con ese material que yo ya tenía compuesto, que no era
nada digerible. De hecho, era solamente una sola composición que duraba 50
minutos. Finalmente, esa larga canción, en el disco Kali Yuga la terminé grabando dividida en cuatro partes, con
algunos pedazos transformados en canciones individuales. Luego, a principios de
2012, sale Aire, un nuevo disco de
Nexus, que fue muy bien recibido. Este disco es bastante más “radiable” que mi
material solista, por decirlo de alguna manera. No quiero decir que lo estén
pasando en la radio, aunque podrían, porque es un material más accesible, sin
dejar de ser sinfónico.
¿Con
la música de qué grupo compararías el material de Aire?
Creo
que tiene una alta influencia de la música de la última etapa de los Beatles. Sin embargo, no nos quedamos
ahí, ya que luego, en ese mismo 2012, también sacamos Magna Fabulis (que significa “Grandes Historias”), un álbum que es
una selección de canciones que habíamos compuesto y grabado anteriormente para
los proyectos de Musea y Colossus. Al final quedó un disco bien sinfónico que
me encanta. Y ya en 2015 tuvimos listo el material para un nuevo álbum, En el Comienzo del Topos Uranos.
¿Cómo
fue para ustedes sacar este, su primer álbum editado en vinilo?
Es
el desafío máximo que teníamos con Nexus, desde hace tres años. El vinilo es un
formato ideal para un grupo de rock progresivo como el nuestro, porque es
sabido que tiene mayor fidelidad, además de tener la ventaja de que -al ser
mucho más grande la tapa que en el cd- el arte de las portadas pasa a ser
fundamental. Siempre recuerdo que mis comienzos con la música fueron escuchando
vinilos, y gran parte de ese ritual de la escucha pasaba por mirar las tapas,
leer las letras de las canciones –que, aparte, se leen mejor que en un cd- y
demás. Todo eso es valioso, y, además, si realmente el formato vinilo vuelve,
éste es un regreso a la industria discográfica, porque el vinilo no se puede
bajar, hay que comprarlo. Y es un objeto más tangible, tanto en música como en
arte, en dibujo y poesía.
¿Cómo
es el estilo de música que incluyeron en este disco?
La
música de este nuevo álbum es instrumental. Nuestra idea era volver a la
esencia de nuestra música, a nuestros inicios, con temas bien progresivos, a un
estilo que creo que aún no habíamos grabado en ninguno de nuestros discos
previos. Estamos volviendo a un estilo progresivo más loco, más libre; es como
volver a las fuentes. Incluso, el nombre, En
el Comienzo del Topos Uranos, trata de resumir esa idea. Básicamente,
nuestra música busca excitar emociones, generar emociones variables. Que es
distinto a lo que pasa con la música estándar. La música popular se caracteriza
porque cada canción es una emoción. Una canción puede ser alegre, triste o
melancólica; es un blues o una balada o es romántica o bailable; pero toda la
canción es igual. Es como que toda canción en la música popular tiene un único
color. Y eso hace que toda la música popular sea más fácil de procesar. En
cambio, nuestra música –como la del rock progresivo en general- busca la
variación emocional. O sea, un viaje emocional. Similar al que pasaba en la
música clásica o con los temas en los álbumes clásicos de Yes o Genesis.
MIRANDO HACIA EL CENTRO
¿Te
gustan los grupos del rock neo progresivo, que salieron a partir de los 90?
Te
diría que no. Por supuesto que hay bandas muy buenas, que me gustan, porque
tocan bien y son prolijas, pero ninguna tiene el nivel de creatividad ni la
libertad que había en los 70. Las nuevas bandas tienen un parámetro más
limitado, con producciones más mecanizadas, más digitalizadas; como que se
perdió esa locura que se liberó en los 70. En esa época se podía hacer lo que
se quisiese, porque la música era libre, no había límites de ritmos, ni de
influencia. Se podía mezclar música sacra con Bach, o con sinfónico; o también se podía reinterpretar una obra de
música clásica pero con un sonido más cercano a un power trio casi heavy, de
bajo, sintetizador y batería, como era el caso de ELP.
Desde
tu experiencia particular, en la actualidad, ¿se puede vivir de la música,
haciendo rock progresivo?
En
nuestro caso, prácticamente, vivimos de la música. Pero porque, además de
nuestros álbumes y shows, todos los integrantes del grupo hacemos producciones
para otras bandas, porque tenemos dos estudios de grabación y muchas otras
actividades vinculadas a la música. Todos los integrantes de la banda dan
clases de música, composición, armonía y arreglos. Luis Nakamura, nuestro
baterista, también tiene unas salas de ensayo y de grabación. Por su parte,
Carlos Lucena da clases de producción artística y grabación. Yo, en realidad,
tengo otra actividad, ya que soy docente universitario, y también doy muchas
capacitaciones en temas empresariales vinculados a la gestión. Esa actividad me
gusta tanto como la música, por lo que no la pienso dejar, obviamente.
¿Y
cómo combinas ambos mundos?
Antes,
durante un tiempo, trabajé y tuve varios cargos gerenciales en distintas
empresas. Pero ahora eso lo dejé y estoy dedicado a la capacitación, el
coaching. En resumen, hago consultoría part-time, y, el resto de mi tiempo, lo
dedico part-time a la música. Carlos Lucena se dedica full-time a la música,
Luis Nakamura trabaja también en una empresa química, pero también tiene mucha
actividad como baterista sesionista.
¿Y
cómo se te ocurrió ir por el lado del coaching y la consultoría empresarial,
habiendo cursado Ingeniería?
Sin
dudas, Ingeniería es una formación muy poderosa. Cualquier persona que se
desarrolle como ingeniero adquiere una capacidad fundamental para desarrollarte
en cualquier otra cosa que desee, ya sea investigar, analizar o aprender otras
carreras. Por supuesto, empecé mi carrera profesional como ingeniero electrónico.
Sin embargo, en los 90, casi al mismo tiempo que empecé a grabar con el grupo,
descubrí que mi vocación –además de la música- era la docencia. Así, empiezo a
hacer actividades docentes en universidades, en institutos, o por mi cuenta en
empresas. Para esto hice un posgrado en Administración Estratégica y otro en
Comunicación. Siempre mi actividad docente estuvo dedicada a la parte humana de
la gestión empresarial. Últimamente, también me empecé a dedicar a la
capacitación individual. Una formación que tiene muchos aspectos vinculados al
desarrollo mental, de la inteligencia, la conciencia, la observación, la
expresión oral, la comunicación, la oratoria, la imagen… Me dedico a eso en
empresas –porque ellas lo necesitan para sus empleados-, pero también con casos
particulares de personas que necesitan esto para mejorar su desempeño, ya sea
en su trabajo, la vida social, en un negocio, o cualquier otra actividad que
quieran emprender. En lo que respecta a mi actividad docente universitaria
actual, doy materias en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA), en la
Universidad de Rosario, y en la Universidad del Pacifico, de Ecuador.
¿Y,
como músico, seguís estudiando en la actualidad?
Ya
estudié mucho y distinto, porque, aunque no hice la carrera completa de
Concertista de Piano, estudié como cinco años en el Conservatorio de Morón.
También estudié órgano, con varios profesores particulares; y estudié canto, guitarra…
Dejé de estudiar hace más de 10 años. Actualmente, estoy más abocado en
aprovechar lo que ya sé, y sobre todo en composición, porque me gusta mucho
componer y me sale rápido.
¿Cómo
hizo Nexus para que su núcleo central de integrantes (guitarra, teclados y
batería) durara tanto tiempo tocando juntos?
Porque,
aunque hemos cambiado de bajista y de voces a lo largo de la historia del
grupo, los que integramos ese núcleo -formado por Carlos, Luis y yo- somos
amigos de la infancia. Es como si formáramos parte de un matrimonio. Nos
peleamos, discutimos, pero todo eso es secundario, ya que cualquier diferencia
que tengamos la superamos siempre porque sabemos que no vamos a dejar de tocar
juntos. Eso siempre estuvo muy claro.
SONIDOS Y SIGNOS EN EL
CIELO
¿Qué
teclados son tus preferidos?
Un
teclado que siempre me encantó, por sus infinitas posibilidades de
programación, es el Korg Prophecy. Actualmente, tengo dos modelos de ese
sintetizador, porque para mí es como el Mini Moog, digamos. También tengo un Roland
JP-8000, otro teclado muy poderoso con gran calidad de sonido. A mí no me
gustan los teclados muy “livianitos” o “digitalitos”. Sin embargo, últimamente,
la ingeniería de sonido ha mejorado mucho, y por eso hay un par de teclados
digitales que son muy buenos también, como los Nord (el Wave o el Electro), o
los Yamaha nuevos, los Motif (el Xs 6 y sus derivados). Estoy pensando en
comprarme uno de esos. Durante un tiempo usé un Korg Trinity, pero lo vendí. El
que tengo es un Korg R3, un teclado muy chiquito, polifónico y muy programable,
que tiene un vocoder. Ahora también estoy usando un Korg PS60, un modelo nuevo
pero muy light, que no es un súper teclado pero tiene muy buenos pianos
eléctricos. Otro que uso mucho es el Hammond XK-1. Desde siempre, fui un tipo
muy estudioso de los sonidos. Además, quizás por ser ingeniero, tengo cierta
ventaja con respecto a otros tecladistas, ya que cuando consigo un teclado, lo
desarmo, y le busco hasta las últimas posibilidades de combinaciones de sonidos
y performance que pueda dar…
¿Te
molesta que comparen a los discos de Nexus con el sonido de grupos clásicos
como ELP o Crucis?
Mirá,
que comparen nuestra música con la de Emerson
Lake & Palmer, o Crucis, es
más un elogio que otra cosa. Por supuesto, la influencia musical de esos grupos
clásicos del rock progresivo, así como las de Yes, King Crimson, Genesis, son innegables y bienvenidas. Lo que
sucede es que mucha gente -cuando tiene un grupo preferido al que escucha desde
su infancia-, cada vez que escucha un grupo nuevo, que tenga algún sonido o
armonía similar, obviamente la va a asociar a lo que ya conoce, aunque este
sonido nuevo no sea ni robado, copiado, ni del todo parecido a las de los
grupos clásicos. Por supuesto, si nosotros tuviéramos una mayor difusión, en
algún momento dejarían de compararnos.
Claro,
porque hoy es muy difícil que en radios comerciales pasen temas de grupos
progresivos…
Es
que los medios masivos necesitan difundir materiales de aceptación masiva, y
los materiales que son aceptados por la mayoría de la gente no son los más
sofisticados y elaborados. Porque la música masiva, necesariamente, tiene que
ser sencilla, ya que toda la gente no tiene tiempo de dedicarse a escuchar
entero todo un disco. De cualquier forma, yo soy un convencido de que si el
rock sinfónico se difundiese sería aceptado -como lo fue en los 70-, pero no le
dan la oportunidad. Lamentablemente, en la radio a la gente le ponen muchísimo
reggae, cumbia, y mucha música que la llaman “rock” pero no lo es. Mucha
pavada.
¿Y
vos cómo definirías la música de Nexus?
Originalmente,
el propósito del grupo fue hacer una música sin límites. O sea, todo era
bienvenido. Daba lo mismo que un tema durara 8 horas, 20 minutos, o un minuto;
siempre que nos gustara y sonara bien. Ahora estamos un poco más orientados
hacia un estilo un poco más accesible a la gente. Obligados a lo que es el hoy,
en donde la gente quiere cosas un poco más digeribles, más rápidamente
compresibles; por eso es como que nos auto limitamos un poco. Eso no es lo que más
nos gusta, porque nos encantaría seguir haciendo cosas muy locas, y que la
gente se tome todo el tiempo necesario para escucharlas, pero ahora es más
difícil que pase… Las influencias en nuestra música son las clásicas, y se ven
tema a tema. Hay temas algo emersonianos, con mucho órgano, teclados; algunos
pinkfloydianos, con mucho solo de guitarra; otros más genesianos, con guitarras
acústicas y mucho arpegio; también hay temas instrumentales, más loquitos; y
algunos temas cantados, más sencillos en su elaboración. Por supuesto, en
algunos temas los diferentes estilos también aparecen mezclados, a través de
nuestro estilo personal.
¿Cómo
pensás los discos? ¿Tenés algún concepto pensado de antemano o unís a las
diferentes canciones bajo una temática en común?
Mirá,
lo primero que va surgiendo es la música. La parte conceptual recién aparece en
las letras. En realidad, siempre está flotando en el aire alguna temática. Yo
soy muy estudioso de temas espirituales, psicológicos, esotéricos, ocultistas…
Por eso, todos los discos giran alrededor de distintas facetas de una temática
vinculada al desarrollo del hombre, acerca de la evolución del hombre hacia un
nivel superior. Una salida, digamos, de la estupidez y la mediocridad
materialista. En Detrás del Umbral,
aparece el concepto de puerta, como que detrás de ella hay otra cosa, un mundo
distinto; Metanoia, desde su nombre,
ya que es una palabra griega que significa “cambio o transformación mental”; Perpetuum Karma habla de la famosa ley
del karma, que es el mecanismo básico que está atrás de la evolución: hacés las
cosas bien te va bien, las hacés mal te va mal y eso te impulsa a hacerlas
bien. Por su parte, el disco Aire ya
está un poco más despegado de esa onda, porque no tiene connotaciones
espirituales, por eso lo de “aire” por ser un disco un poco más fresco. A lo
largo de mi vida me dedicado a estudiar distintas disciplinas filosóficas que
estudian al hombre y al mundo, ya sean de origen hindú o chino; taoísmo,
kabala, el Cuarto Camino, teosofía, ciencia cristiana, agnosticismo… Estudié e
investigué todo lo que pude, mezclándolo, porque aunque tengan terminologías
distintas –por venir de épocas e idiomas diferentes-, los conceptos centrales
de estas disciplinas son bastante coincidentes, ya que todas hablan acerca del
desarrollo humano y hacía donde el hombre tiene que ir. Todas coinciden en que
lo que hoy tiene el hombre no es para lo que está pensado.
¿Por
qué?
Porque
hoy el hombre está inmerso en un proceso intermedio de
formación/purgatorio/infierno, cuando está pensado para otra cosa, pero hay que
llegar a esa otra cosa, porque no va venir sola, te la tenés que ganar, no es
gratis…
¿Qué
sería ese lugar?
Esa
otra cosa es un estado de mayor felicidad, paz y bienestar, por sobre lo que el
mundo material te permite. En el mundo material es imposible alcanzar ese
estado de bienestar y paz, por los problemas que hay, por los riesgos del
mundo, y la propia estupidez individual. Sin embargo, todas esas doctrinas que
te nombré coinciden en la idea de que todo eso se puede evitar, pero hay que
seguir un camino de purificación, perfeccionamiento, aprendizaje, de cambio
mental. Un camino de limpieza de errores pasados, o de limpieza del karma. Un
camino de iluminación, o de santidad, según el cristianismo. Esa es una visión
que hoy comparte mucha gente, obviamente, pero no la mayoría. La mayor parte de
la gente –en el mundo materialista actual- cree que la vida es esto, por eso
hay que aprovecharla del mejor modo, y que hay que conseguir la mayor cantidad
de objetos posibles, que cuando se mueran se los van a tener que meter en el
orto… (risas) Pero, bueno…
Es
como Amused
to Death, el título del disco de Roger
Waters: “Entretenido hasta la muerte”…
Sí.
O entretenido, y enojado, hasta la muerte… En resumen, todas nuestras letras,
discos, etc.; –directa o indirectamente- hablan de esta idea: de la mejora, la
salida, la búsqueda, el cambio, la evolución, el despertar… Distintas palabras
para una misma idea.
¿Qué
música te gusta escuchar ahora?
No
estoy escuchando nada en mi casa, solamente en el auto llevo discos de los
Beatles y de música clásica. Eso es lo único que escucho, y lo escucho en el
auto porque allí no puedo hacer otra cosa. Cuando estoy en casa, y tengo un
tiempo libre, siempre opto por tocar mi piano acústico. Siempre estoy armando o
perfeccionando alguna composición en él.
¿Qué
canción de otro te hubiese gustado hacer vos?
“Eruption”,
la canción larga que ocupaba todo el lado uno de Tarkus, de ELP. Ese o “Variations
on Blues”, de Pictures at an Exhibition. Dos
temas de órgano de Emerson, porque mi forma de tocar se asemeja un poco a eso.
Hablame
de tus proyectos…
Ya
estamos craneando el material de lo que va a ser nuestro nuevo álbum, vamos de
a poco, tranquilos. En paralelo, estoy haciendo un segundo disco solista. Ya
tengo armadas 30 canciones, progresivas. Ya lo tengo casi todo hecho, me falta
grabarlo. Va a ser una onda beatle, pero bien progresivo. Carlos también está
pensando en hacer otro disco solista… Obviamente, nos ayudamos entre todos.
¿Cómo
es tu libro y de qué manera se relaciona con la música de Nexus?
El
libro propone métodos y técnicas para desarrollarnos como personas, para
funcionar mejor, para pensar con más claridad, para controlar más los estados
emocionales que nos descontrolan y nos hacen meter la pata en diversas situaciones.
Lograr mayor nivel de autodominio, de identidad, de disciplina. Básicamente, es
como domar los pensamientos y los sentimientos para poder transformarnos en
personas más efectivas, para poder lograr las metas que cada uno desee. Habla
de técnicas para mejorar el funcionamiento del cerebro, ser más efectivo, más
rápido. Se podría decir que también tiene que ver con las temáticas de Nexus.
Por ejemplo, Detrás del Umbral, el
nombre de nuestro cd habla de que hay otra posibilidad, detrás de todo lo que
vemos. Una posibilidad de ser mejores, de desarrollarnos más o de un mundo
mejor. Un mundo mejor a partir de una mejora del ser humano, porque si no sería
imposible. Lo mismo el disco Metanoia,
más que nada. De hecho, el libro tiene un capitulo que habla sobre metanoia,
sobre que engloba este concepto, que, como dije antes, es concretamente una
palabra en griego que significa “transformación mental”. Como que el
aprendizaje común que conocemos, cuando alguien aprende algo, a pesar de ser
transformaciones mentales, son menores. Se adquiere información, pero no hay un
cambio estructural en la mente y en el cerebro. Ahora, cuando el cambio es
estructural, por ejemplo, una persona que abandona el delito, de un día a la
noche, porque le hizo clic la cabeza y se dio cuenta de que no podía seguir esa
vida; bueno, eso es una metanoia. Un cambio mental drástico. Es como pasar de
hacer toda la vida A a hacer B, un cambio superador. Perpetum Karma también, porque habla de estos mismos temas, y
título del disco hace referencia al fenómeno del Karma, cuando nuestras malas
conductas, malos pensamientos y malas acciones, se transforman en malos resultados
para nosotros mismos. Y, lamentablemente, mucha gente esto no lo sabe,
entonces, atribuye todos sus resultados negativos a otras cosas. Ejemplo: “Me
va mal, pero yo no tengo nada que ver con esto.” Lamentablemente, esas personas
no pueden salir de ese círculo, porque generan malas conductas o palabras
negativas, destructivas o agresivas; y después reciben los resultados, que esta
famosa ley del karma. Si la persona al recibir estos resultados, tiene la
claridad, para darse cuenta de que son culpa suya, ahí tiene la posibilidad de
corregirlos. Pero si no sacan esa conclusión, y piensan que todos los problemas
que tienen en la vida son culpa de otras personas, o de sus padres, o del
gobierno, o del jefe, o de quien sea; esa persona queda paralizada, no puede
resolver nada, porque piensa que todos sus problemas no se deben a él, cuando
en realidad sí se deben. Aire tiene
que ver con “un nuevo aire”. Este, si bien es un disco algo más “suave”,
orientado a canciones, también mantiene una búsqueda filosófica. Por ejemplo,
hay una canción (“Rey de piedra”) que habla sobre la corrupción en el ser
humano, u otra (“La explicación”) que tiene que ver con la búsqueda de una
explicación a todo lo que sucede y demás. En sí, nuestra búsqueda musical es
generar emociones variables en los oyentes, o sea, el viaje emocional.
¿Qué
opinas del estado actual del rock como género?
El
rock está vivo como nunca, y hay infinidad de expresiones artísticas en el
mundo que son espectaculares, para todos los gustos. El gran problema no son
los músicos ni el rock sino el marketing. De los millones de expresiones
musicales que hay en el mundo, los canales masivos solo dejan pasar 0,01%. Por
eso, obviamente, que –como siempre se dice- el rock “está muerto”, porque lo
que te muestran es nada de lo que hay. Ahora, si uno tiene un poquito de
curiosidad, y navega por la web, en spotify o en YouTube mismo, va a encontrar
un montón de cosas que son fantásticas. Cosas de todos los estilos y gustos:
rock moderno, antiguo, zapado, fusionado, psicodélico… o sea, hay más música
que la hubo nunca en la historia. Quizás, sí, hay una debilidad que es que no haya
obras maestras, súper mega producciones, como las de los 70, llámese Tarkus, Relayer o Close o the Edge. Hoy no hay disco que esté a esa altura, pero sí
hay varios a mucha altura y con muchísimo nivel. El gran problema es que el
público masivo no lo puede escuchar. Porque no están en la radio, ni en la
televisión, no están en ningún canal masivo ni en un Festival de rock de los
grandes. Es música que no está apoyada por los que manejan el negocio, y por
una simple razón: los que manejan el negocio se han focalizado en el dinero, y
el dinero está asociado a la masividad. Y la masividad está asociada a la
simplicidad, porque la mente de la mayoría de la gente busca la simplicidad, la
rapidez, lo sencillo. Es claro, la gran mayoría de las personas no son melómanos,
exigentes, ni especialistas en escuchar determinadas músicas, no buscan el
detalle. Simplemente, ponen una música determinada, piensan, “me gusta” - “no
me gusta”, y chau. No la analizan. Entonces, esa ecuación hizo que todos los
grandes inversores pongan todos los capitales en la música masiva, que nunca
puede ser excesivamente creativa, porque tiene que seguir determinaos
parámetros, de los que no se puede correr. El rock progresivo, como cualquier
género musical elaborado, necesita una atención mayor, una escucha atenta, un
fanatismo mayor, pero no la pueden escuchar en ningún canal de difusión masivo,
porque no lo pasan. Yo soy un convencido de que el rock progresivo inspira la
creatividad y despierta la mente; la música estándar no, duerme a la gente y la
hace querer más, es como un vicio. Te ponen un ritmito que primero no te gusta,
después te empieza a gustar, y después te empieza a gustar tanto que pedís más
y más. Y siempre igual, y no quiero otro. Es como que te dejan en un lugar
medio atrofiado. En cambio el rock progresivo no, porque te muestra todo, es un
abanico enorme de ideas, melodías, ritmos, sonidos, estilos…
¿Esta
situación puede cambiar a futuro?
Es
muy limitada la posibilidad de que pase eso, de que cambie este status quo. Lo
que sí es que en la actualidad, a diferencia de los 70, cualquiera puede
grabar. Hoy cualquier persona, en su casa, puede hacer un disco y publicarlo. Y
por eso hay tanto material disponible. Ese material no llega, en la mayoría de
los casos, a los canales masivos de difusión, pero está. Eso trae una esperanza
de que los artistas geniales que andan por ahí estén presentes, aunque sea en
la web. Pero de ahí a que sean masivos eso requiere un cambio cultural enorme,
y no sé, realmente, que podría generar eso. No creo que a esta altura las
compañías se decidan a invertir para posicionar música de vanguardia. Por eso
el cambio tiene que venir por exigencia de la gente. Y este cambio
“democratizador” que hace que ahora sea mucho más accesible el poder tocar o
grabar tu propio material, quizás, en algún momento puede llevar a que el
público pida escuchar otra cosa más allá del mainstream. Esto es algo que no
veía hace un par de años, y ahora empiezo a notar, escuchar a grupos de chicos
jóvenes queriendo hacer música progresiva, psicodélica, distinto al mainstream. Por ahí, si este movimiento
insipiente se sigue desarrollando, en algún momento haga que las mega
corporaciones de la industria musical cambien el paradigma y empiecen a
invertir en música de mejor calidad. Entonces, lo que nos puede salvar, creo,
es un cambio cultural generalizado, que el público, de repente, diga basta y
pida algo nuevo, no una estandarización diferente, si no expresiones libres de
verdad. Ojalá suceda…
Emiliano
Acevedo
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