viernes, 8 de junio de 2018

LA REVELACIÓN DEL NEXO UNIVERSAL, entrevista a Lalo Huber


Nexus es una banda argentina de rock sinfónico progresivo, formada a mediados de la década del 70 por un grupo de adolescentes de Morón, en la Zona Oeste del Gran Buenos Aires. Sin embargo, el grupo recién alcanzaría notoriedad a nivel internacional cuando en 1999 edita su primer álbum. A partir de entonces, Nexus editó siete álbumes más con excelentes críticas y ventas en distintos países de América, Europa y Asia, además de realizar importantes presentaciones en Argentina acompañando a importantes grupos del rock progresivo internacional. Por supuesto, este suceso no fue casual ya que era una clara respuesta a una obra rica en matices y elaboración –tanto en música como letras- que daba cuenta de varios de los tópicos paradigmáticos del rock progresivo de los 70.

Ahora, en este 2018, a más de cuatro décadas de empezar a tocar, Nexus sigue adelante con sus tres miembros originales de siempre –Luis Nakamura (batería), Lalo Huber (teclados) y Carlos Lucena (guitarras)- junto al bajista Jorge Mariño Martínez. Estos son los músicos que llevaron adelante la grabación de su octavo álbum del grupo, y el primero editado en vinilo.


Por eso, para conocer un poco más de la historia de Nexus, entrevisté a su virtuoso tecladista, vocalista y compositor, Lalo Huber, hace un tiempo en un café de Palermo. Lalo, además de ser un músico inquieto y apasionado, es ingeniero electrónico, profesor universitario y trainer coach empresarial; además de un estudioso en saberes filosóficos y metafísicos. Y de todo eso hablamos en esta jugosa nota dedicada a todos los fans del viejo y querido rock progresivo…

ENTREVISTA> ¿Cuáles son tus inicios en la música?
La música marcó toda mi vida. Desde muy chico tengo una gran atracción por ella que no viene de familia, porque mis padres no eran músicos, profesores de música o artistas. Por eso, mi acercamiento a la música es inexplicable. Supongo que tiene que ver con que el espíritu ya trae ciertas tendencias, ¿no? Bueno, desde chico me vi muy atraído por la música, por los instrumentos musicales. Ya en la escuela primaria empecé a tocar la guitarra.

¿Hubo algún disco que te marcara en esa época?
Sí, Tarkus, de Emerson Lake & Palmer. Yo vivía en Morón, y un día escuché esa música “extraña”, saliendo de una casa de un vecino mío, al que yo ni conocía en persona. Así que me paré y me quedé escuchando asombrado, porque no tenía ni la mínima idea de que era eso. Yo estaba acostumbrado a escuchar la música que pasaban por televisión, o los discos de música comercial, tipo Sandro, Palito Ortega. Entonces, toqué el timbre de ese vecino, para preguntarle qué era eso que estaba escuchando, y salió un muchacho, un poco más grande que yo en edad, que se llamaba Alfredo. Él fue el que me hizo escuchar Tarkus y Pictures at an Exhibition. A partir de ahí me empecé a interesar por el órgano y los teclados, movido por mi admiración hacía el trabajo de Keith Emerson. Por supuesto, en esa época, no era nada fácil conseguir un órgano para tocar.

¿Ahí empezás a estudiar piano, órgano?
Empecé a estudiar con un muchacho del barrio que tocaba un órgano Farfisa Fast 4 en una banda. Incluso estudiaba órgano de iglesia, e iba a tocar a la iglesia de Morón. Estudiaba un montón, pero seguía sin tener un órgano propio. Hasta que mi tío materno, Tatu, con gran esfuerzo, me compró uno: un Farfisa Matador. Un modelo que hoy es una verdadera reliquia, y que tendría que haber guardado porque era un instrumento muy poderoso. Luego, en primer año de la escuela secundaria, conocí a Carlos Lucena. Ambos éramos compañeros, y congeniamos enseguida debido a nuestros intereses musicales comunes. Él tocaba la guitarra y ya tenía una banda, junto a un baterista y un bajista. Como yo tocaba teclados, nos conectamos para tocar juntos. Obviamente, fue algo totalmente improvisado, nada profesional…

¿Hacía rato que Carlos venía tocando en ese grupo?
Esa banda estaba muy bien armada, incluso tenían un repertorio, hacían covers de temas de Vox Dei, y de otras bandas. En mi caso, aunque recién empezaba a tocar, aprendí muy rápido porque estaba muy motivado. Por eso, a los pocos meses ya estábamos tocando con el nombre Nexus.

¿El nombre de dónde salió?
Surgió una vez que estábamos con Carlos escuchando el disco Nexus (1974), de Argent, la banda liderada por Rod Argent. Nos gustó mucho ese nombre y lo elegimos para denominar a nuestro grupo porque Nexus significa unión, conexión; y pensamos que representaba muy bien lo que lo que estaba pasando en la banda, en ese momento que recién se estaba armando.

Eran muy pibes aun, ¿ensayaban mucho?
Sí, ensayábamos todos los días. Lo que nos dimos cuenta rápidamente, es que yo tenía una tendencia muy clara hacia la composición, mientras que ellos tenían una inclinación hacía la interpretación. Creo que lo mío con la composición fue casi intuitivo, porque aún en mis primeros tiempos con el teclado, cuando sabía muy poquito de música, ya se me daba por componer algunas cosas. Era una tendencia mía, por crear algo nuevo, por no repetir notas de otros autores. Así, compuse rápidamente una decena de temas, que formaron parte de nuestro primer repertorio, y nos largamos a tocarlo. Sin dudas, éramos un grupo muy particular, porque tocábamos mucho, en cualquier lugar en que surgiera la posibilidad, pero nunca se nos cruzó por la cabeza hacer un proyecto formal, o la idea de ir a buscar un productor, o grabar un disco. Así seguimos durante muchísimo tiempo, durante los 80, hasta los 90, toda una época del grupo en que nos dedicamos solo a tocar.

¿Tocaban mucho por Zona Oeste?
Sí, tocábamos en Ramos Mejía, Morón; pero también en Capital, en festivales de rock, en el Parque de la Ciudad, en zapadas… Incluso, llegamos a tocar en la televisión, varias veces durante los 80, en programas como Badía & Compañía, Cable a Tierra o Feliz Domingo. Durante esos años nos mantuvimos casi siempre con la misma formación, a veces con variaciones en el estilo de los temas, pero siempre dentro de la onda del rock sinfónico. En los 80, también tuvimos una etapa medio “sinfónico-pop”, tipo Simple Minds o Duran Duran, pero sin dejar de lado al rock progresivo, porque siempre nuestras bandas preferidas fueron Yes, Genesis, Emerson Lake & Palmer, King Crimson, Jethro Tull, Rush

DESPERTAR DENTRO DE UN SUEÑO

¿Cuándo se produce el cambio para ahí sí grabar?
Bueno, a principios de los 90, se incorpora a la banda Mariela González como vocalista. Por primera vez, pasábamos a tener una cantante femenina. Antes de eso siempre habíamos sido Carlos y yo los encargados de cantar. Luego, a mediados de los 90, hicimos una renovación total de nuestro repertorio, porque empezamos a componer temas muy elaborados que tenían una mejor calidad. Por eso, en el 95, 96, nos decidimos –por primera vez- a grabar un disco, para que quedara un registro de estas nuevas composiciones. Así, financiándolo a pulmón, en forma independiente, comenzamos todo el proceso de grabación de nuestro disco debut, Detrás del umbral (1999). Ese fue un álbum grabado prácticamente en vivo en el estudio, con la mayor parte de los instrumentos grabados en forma simultánea. Una vez que ya teníamos el material del disco medio preparado, Andrés Valle –el dueño de la disquería especializada Discover y, en ese momento, presidente de la Asociación del Rock Progresivo- escuchó un par de temas y le gustaron mucho. Por eso nos puso en contacto con Alberto Vanasco, un productor argentino que hacía rato vivía en Brasil y se dedicaba al negocio de los discos. Él nos ofreció distribuir nuestro disco a través de Record Runner, su sello. Así, pudimos terminar el disco, que con la distribución de Alberto fue un verdadero éxito. Vendimos un montón de copias, sobre todo en el exterior, ya que tenemos muchos adeptos en Europa, en Francia, Bélgica, Holanda, Italia, Alemania, España; así como en el Lejano Oriente, en Japón; y últimamente, también nos están editando en Rusia. Gracias a eso empezamos a tener la posibilidad de hacer más cosas.

Nuevos proyectos…
Claro, porque reunimos dinero para hacer el segundo disco, empezamos a viajar, tocamos en festivales de rock progresivo en Brasil, México, EEUU, Chile… También tocamos en Argentina en conciertos de varias bandas de rock progresivo internacional, como Iluvatar, Pendragon, IQ, y Flower Kings. Así pegamos un salto de calidad importante en lo que tenía que ver con nuestra interpretación en los shows. Así, luego del éxito de nuestro primer álbum, decidimos empezar a movernos de forma más comercial, y por eso, en sólo dos años, ya teníamos listo Metanoia (2001), nuestro segundo disco. Con este álbum nos fue mejor que con el primero. Seguramente, porque la gente ya tenía una alta expectativa en lo que íbamos a hacer. De hecho, ese sigue siendo nuestro disco preferido, creo. Por lo menos hasta ahora…

Hasta ahí, todo bien…
Sí, aunque, lamentablemente, la edición de Metanoia coincidió con la crisis argentina del 2001, que fue contemporánea de la caída en forma abrupta de la venta de cds. Hasta ese momento, la venta de cds era bastante importante, pero luego, tanto la crisis económica como la piratería, hicieron que bajaran las ventas. Eso nos empezó a complicar –aunque no nos frenó del todo-, y por eso tardamos casi cinco años en grabar nuestro tercer álbum, Perpetuum Karma (2006). Esta producción no fue tan bien recibida como las anteriores…

¿Por qué?
No sé. Quizás porque su música sea un poco más pesada, mientras que los otros dos habían sido más sinfónicos. Seguramente, la gente ya se había acostumbrado a la voz de Mariela, y en Perpetum Karma ella ya no estaba. Otra vez, como en los comienzos del grupo, en ese disco somos Carlos y yo los encargados de cantar, con la colaboración de Lito Marcello, quien cantó un tema e hizo coros en el resto del álbum. En paralelo a este proyecto, también estuvimos involucrados en distintos proyectos para (el sello) Musea, de Francia; y Colossus, de Finlandia. Ellos se dedican a hacer discos con bandas de todo el mundo, sobre alguna temática conceptual. Justamente, nuestra primera colaboración fue un tema para el disco Odisea, basado en la obra clásica de Homero; y luego participamos en los tres proyectos basados en La Divina Comedia (Infierno, Purgatorio, y Paraíso); otro sobre La Isla del Tesoro; uno sobre las historias de H.P. Lovecraft; y los dos discos dedicados a la obra de Boccacio, el Decamerón.

¿Y cómo sigue la historia del grupo luego de la edición de Perpetuum Karma?
Luego de Perpetuum Karma, pasaron otros seis años hasta que grabamos Aire, pero en el medio hicimos muchos trabajos. Editamos un disco en vivo (Live at Nearfest 2000 ,2002), sacamos un disco en base a zapadas experimentales (Buenos Aires Free Experience, 2007), además de un par de discos solistas, como fue el caso de Carlos (Alma, un proyecto junto a su esposa, la cantante Roxana Truccolo) y el mío (Lost in Kali Yuga, 2009). Se podría decir que el disco de Carlos tiene un estilo más tranquilo, más melódico; mientras que el mío sigue la veta sinfónica, con un sonido más emersoniano…

¿Y por qué decidiste sacar ese material como solista y no dentro del universo de Nexus?
No hay un motivo en particular. Quizás, porque estaba haciendo un material demasiado elaborado para la línea que Nexus quería seguir. Porque Nexus quería hacer una repertorio más contundente, más directo, con canciones más digeribles. Nada que ver con ese material que yo ya tenía compuesto, que no era nada digerible. De hecho, era solamente una sola composición que duraba 50 minutos. Finalmente, esa larga canción, en el disco Kali Yuga la terminé grabando dividida en cuatro partes, con algunos pedazos transformados en canciones individuales. Luego, a principios de 2012, sale Aire, un nuevo disco de Nexus, que fue muy bien recibido. Este disco es bastante más “radiable” que mi material solista, por decirlo de alguna manera. No quiero decir que lo estén pasando en la radio, aunque podrían, porque es un material más accesible, sin dejar de ser sinfónico. 

¿Con la música de qué grupo compararías el material de Aire?
Creo que tiene una alta influencia de la música de la última etapa de los Beatles. Sin embargo, no nos quedamos ahí, ya que luego, en ese mismo 2012, también sacamos Magna Fabulis (que significa “Grandes Historias”), un álbum que es una selección de canciones que habíamos compuesto y grabado anteriormente para los proyectos de Musea y Colossus. Al final quedó un disco bien sinfónico que me encanta. Y ya en 2015 tuvimos listo el material para un nuevo álbum, En el Comienzo del Topos Uranos.

¿Cómo fue para ustedes sacar este, su primer álbum editado en vinilo?
Es el desafío máximo que teníamos con Nexus, desde hace tres años. El vinilo es un formato ideal para un grupo de rock progresivo como el nuestro, porque es sabido que tiene mayor fidelidad, además de tener la ventaja de que -al ser mucho más grande la tapa que en el cd- el arte de las portadas pasa a ser fundamental. Siempre recuerdo que mis comienzos con la música fueron escuchando vinilos, y gran parte de ese ritual de la escucha pasaba por mirar las tapas, leer las letras de las canciones –que, aparte, se leen mejor que en un cd- y demás. Todo eso es valioso, y, además, si realmente el formato vinilo vuelve, éste es un regreso a la industria discográfica, porque el vinilo no se puede bajar, hay que comprarlo. Y es un objeto más tangible, tanto en música como en arte, en dibujo y poesía.

¿Cómo es el estilo de música que incluyeron en este disco?
La música de este nuevo álbum es instrumental. Nuestra idea era volver a la esencia de nuestra música, a nuestros inicios, con temas bien progresivos, a un estilo que creo que aún no habíamos grabado en ninguno de nuestros discos previos. Estamos volviendo a un estilo progresivo más loco, más libre; es como volver a las fuentes. Incluso, el nombre, En el Comienzo del Topos Uranos, trata de resumir esa idea. Básicamente, nuestra música busca excitar emociones, generar emociones variables. Que es distinto a lo que pasa con la música estándar. La música popular se caracteriza porque cada canción es una emoción. Una canción puede ser alegre, triste o melancólica; es un blues o una balada o es romántica o bailable; pero toda la canción es igual. Es como que toda canción en la música popular tiene un único color. Y eso hace que toda la música popular sea más fácil de procesar. En cambio, nuestra música –como la del rock progresivo en general- busca la variación emocional. O sea, un viaje emocional. Similar al que pasaba en la música clásica o con los temas en los álbumes clásicos de Yes o Genesis.

MIRANDO HACIA EL CENTRO

¿Te gustan los grupos del rock neo progresivo, que salieron a partir de los 90?
Te diría que no. Por supuesto que hay bandas muy buenas, que me gustan, porque tocan bien y son prolijas, pero ninguna tiene el nivel de creatividad ni la libertad que había en los 70. Las nuevas bandas tienen un parámetro más limitado, con producciones más mecanizadas, más digitalizadas; como que se perdió esa locura que se liberó en los 70. En esa época se podía hacer lo que se quisiese, porque la música era libre, no había límites de ritmos, ni de influencia. Se podía mezclar música sacra con Bach, o con sinfónico; o también se podía reinterpretar una obra de música clásica pero con un sonido más cercano a un power trio casi heavy, de bajo, sintetizador y batería, como era el caso de ELP.

Desde tu experiencia particular, en la actualidad, ¿se puede vivir de la música, haciendo rock progresivo?
En nuestro caso, prácticamente, vivimos de la música. Pero porque, además de nuestros álbumes y shows, todos los integrantes del grupo hacemos producciones para otras bandas, porque tenemos dos estudios de grabación y muchas otras actividades vinculadas a la música. Todos los integrantes de la banda dan clases de música, composición, armonía y arreglos. Luis Nakamura, nuestro baterista, también tiene unas salas de ensayo y de grabación. Por su parte, Carlos Lucena da clases de producción artística y grabación. Yo, en realidad, tengo otra actividad, ya que soy docente universitario, y también doy muchas capacitaciones en temas empresariales vinculados a la gestión. Esa actividad me gusta tanto como la música, por lo que no la pienso dejar, obviamente.

¿Y cómo combinas ambos mundos?
Antes, durante un tiempo, trabajé y tuve varios cargos gerenciales en distintas empresas. Pero ahora eso lo dejé y estoy dedicado a la capacitación, el coaching. En resumen, hago consultoría part-time, y, el resto de mi tiempo, lo dedico part-time a la música. Carlos Lucena se dedica full-time a la música, Luis Nakamura trabaja también en una empresa química, pero también tiene mucha actividad como baterista sesionista.

¿Y cómo se te ocurrió ir por el lado del coaching y la consultoría empresarial, habiendo cursado Ingeniería?
Sin dudas, Ingeniería es una formación muy poderosa. Cualquier persona que se desarrolle como ingeniero adquiere una capacidad fundamental para desarrollarte en cualquier otra cosa que desee, ya sea investigar, analizar o aprender otras carreras. Por supuesto, empecé mi carrera profesional como ingeniero electrónico. Sin embargo, en los 90, casi al mismo tiempo que empecé a grabar con el grupo, descubrí que mi vocación –además de la música- era la docencia. Así, empiezo a hacer actividades docentes en universidades, en institutos, o por mi cuenta en empresas. Para esto hice un posgrado en Administración Estratégica y otro en Comunicación. Siempre mi actividad docente estuvo dedicada a la parte humana de la gestión empresarial. Últimamente, también me empecé a dedicar a la capacitación individual. Una formación que tiene muchos aspectos vinculados al desarrollo mental, de la inteligencia, la conciencia, la observación, la expresión oral, la comunicación, la oratoria, la imagen… Me dedico a eso en empresas –porque ellas lo necesitan para sus empleados-, pero también con casos particulares de personas que necesitan esto para mejorar su desempeño, ya sea en su trabajo, la vida social, en un negocio, o cualquier otra actividad que quieran emprender. En lo que respecta a mi actividad docente universitaria actual, doy materias en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA), en la Universidad de Rosario, y en la Universidad del Pacifico, de Ecuador.

¿Y, como músico, seguís estudiando en la actualidad?
Ya estudié mucho y distinto, porque, aunque no hice la carrera completa de Concertista de Piano, estudié como cinco años en el Conservatorio de Morón. También estudié órgano, con varios profesores particulares; y estudié canto, guitarra… Dejé de estudiar hace más de 10 años. Actualmente, estoy más abocado en aprovechar lo que ya sé, y sobre todo en composición, porque me gusta mucho componer y me sale rápido.

¿Cómo hizo Nexus para que su núcleo central de integrantes (guitarra, teclados y batería) durara tanto tiempo tocando juntos?
Porque, aunque hemos cambiado de bajista y de voces a lo largo de la historia del grupo, los que integramos ese núcleo -formado por Carlos, Luis y yo- somos amigos de la infancia. Es como si formáramos parte de un matrimonio. Nos peleamos, discutimos, pero todo eso es secundario, ya que cualquier diferencia que tengamos la superamos siempre porque sabemos que no vamos a dejar de tocar juntos. Eso siempre estuvo muy claro.

SONIDOS Y SIGNOS EN EL CIELO

¿Qué teclados son tus preferidos?
Un teclado que siempre me encantó, por sus infinitas posibilidades de programación, es el Korg Prophecy. Actualmente, tengo dos modelos de ese sintetizador, porque para mí es como el Mini Moog, digamos. También tengo un Roland JP-8000, otro teclado muy poderoso con gran calidad de sonido. A mí no me gustan los teclados muy “livianitos” o “digitalitos”. Sin embargo, últimamente, la ingeniería de sonido ha mejorado mucho, y por eso hay un par de teclados digitales que son muy buenos también, como los Nord (el Wave o el Electro), o los Yamaha nuevos, los Motif (el Xs 6 y sus derivados). Estoy pensando en comprarme uno de esos. Durante un tiempo usé un Korg Trinity, pero lo vendí. El que tengo es un Korg R3, un teclado muy chiquito, polifónico y muy programable, que tiene un vocoder. Ahora también estoy usando un Korg PS60, un modelo nuevo pero muy light, que no es un súper teclado pero tiene muy buenos pianos eléctricos. Otro que uso mucho es el Hammond XK-1. Desde siempre, fui un tipo muy estudioso de los sonidos. Además, quizás por ser ingeniero, tengo cierta ventaja con respecto a otros tecladistas, ya que cuando consigo un teclado, lo desarmo, y le busco hasta las últimas posibilidades de combinaciones de sonidos y performance que pueda dar…

¿Te molesta que comparen a los discos de Nexus con el sonido de grupos clásicos como ELP o Crucis?
Mirá, que comparen nuestra música con la de Emerson Lake & Palmer, o Crucis, es más un elogio que otra cosa. Por supuesto, la influencia musical de esos grupos clásicos del rock progresivo, así como las de Yes, King Crimson, Genesis, son innegables y bienvenidas. Lo que sucede es que mucha gente -cuando tiene un grupo preferido al que escucha desde su infancia-, cada vez que escucha un grupo nuevo, que tenga algún sonido o armonía similar, obviamente la va a asociar a lo que ya conoce, aunque este sonido nuevo no sea ni robado, copiado, ni del todo parecido a las de los grupos clásicos. Por supuesto, si nosotros tuviéramos una mayor difusión, en algún momento dejarían de compararnos.

Claro, porque hoy es muy difícil que en radios comerciales pasen temas de grupos progresivos…
Es que los medios masivos necesitan difundir materiales de aceptación masiva, y los materiales que son aceptados por la mayoría de la gente no son los más sofisticados y elaborados. Porque la música masiva, necesariamente, tiene que ser sencilla, ya que toda la gente no tiene tiempo de dedicarse a escuchar entero todo un disco. De cualquier forma, yo soy un convencido de que si el rock sinfónico se difundiese sería aceptado -como lo fue en los 70-, pero no le dan la oportunidad. Lamentablemente, en la radio a la gente le ponen muchísimo reggae, cumbia, y mucha música que la llaman “rock” pero no lo es. Mucha pavada.

¿Y vos cómo definirías la música de Nexus?
Originalmente, el propósito del grupo fue hacer una música sin límites. O sea, todo era bienvenido. Daba lo mismo que un tema durara 8 horas, 20 minutos, o un minuto; siempre que nos gustara y sonara bien. Ahora estamos un poco más orientados hacia un estilo un poco más accesible a la gente. Obligados a lo que es el hoy, en donde la gente quiere cosas un poco más digeribles, más rápidamente compresibles; por eso es como que nos auto limitamos un poco. Eso no es lo que más nos gusta, porque nos encantaría seguir haciendo cosas muy locas, y que la gente se tome todo el tiempo necesario para escucharlas, pero ahora es más difícil que pase… Las influencias en nuestra música son las clásicas, y se ven tema a tema. Hay temas algo emersonianos, con mucho órgano, teclados; algunos pinkfloydianos, con mucho solo de guitarra; otros más genesianos, con guitarras acústicas y mucho arpegio; también hay temas instrumentales, más loquitos; y algunos temas cantados, más sencillos en su elaboración. Por supuesto, en algunos temas los diferentes estilos también aparecen mezclados, a través de nuestro estilo personal.

¿Cómo pensás los discos? ¿Tenés algún concepto pensado de antemano o unís a las diferentes canciones bajo una temática en común?
Mirá, lo primero que va surgiendo es la música. La parte conceptual recién aparece en las letras. En realidad, siempre está flotando en el aire alguna temática. Yo soy muy estudioso de temas espirituales, psicológicos, esotéricos, ocultistas… Por eso, todos los discos giran alrededor de distintas facetas de una temática vinculada al desarrollo del hombre, acerca de la evolución del hombre hacia un nivel superior. Una salida, digamos, de la estupidez y la mediocridad materialista. En Detrás del Umbral, aparece el concepto de puerta, como que detrás de ella hay otra cosa, un mundo distinto; Metanoia, desde su nombre, ya que es una palabra griega que significa “cambio o transformación mental”; Perpetuum Karma habla de la famosa ley del karma, que es el mecanismo básico que está atrás de la evolución: hacés las cosas bien te va bien, las hacés mal te va mal y eso te impulsa a hacerlas bien. Por su parte, el disco Aire ya está un poco más despegado de esa onda, porque no tiene connotaciones espirituales, por eso lo de “aire” por ser un disco un poco más fresco. A lo largo de mi vida me dedicado a estudiar distintas disciplinas filosóficas que estudian al hombre y al mundo, ya sean de origen hindú o chino; taoísmo, kabala, el Cuarto Camino, teosofía, ciencia cristiana, agnosticismo… Estudié e investigué todo lo que pude, mezclándolo, porque aunque tengan terminologías distintas –por venir de épocas e idiomas diferentes-, los conceptos centrales de estas disciplinas son bastante coincidentes, ya que todas hablan acerca del desarrollo humano y hacía donde el hombre tiene que ir. Todas coinciden en que lo que hoy tiene el hombre no es para lo que está pensado.

¿Por qué?
Porque hoy el hombre está inmerso en un proceso intermedio de formación/purgatorio/infierno, cuando está pensado para otra cosa, pero hay que llegar a esa otra cosa, porque no va venir sola, te la tenés que ganar, no es gratis…

¿Qué sería ese lugar?
Esa otra cosa es un estado de mayor felicidad, paz y bienestar, por sobre lo que el mundo material te permite. En el mundo material es imposible alcanzar ese estado de bienestar y paz, por los problemas que hay, por los riesgos del mundo, y la propia estupidez individual. Sin embargo, todas esas doctrinas que te nombré coinciden en la idea de que todo eso se puede evitar, pero hay que seguir un camino de purificación, perfeccionamiento, aprendizaje, de cambio mental. Un camino de limpieza de errores pasados, o de limpieza del karma. Un camino de iluminación, o de santidad, según el cristianismo. Esa es una visión que hoy comparte mucha gente, obviamente, pero no la mayoría. La mayor parte de la gente –en el mundo materialista actual- cree que la vida es esto, por eso hay que aprovecharla del mejor modo, y que hay que conseguir la mayor cantidad de objetos posibles, que cuando se mueran se los van a tener que meter en el orto… (risas) Pero, bueno…

Es como Amused to Death, el título del disco de Roger Waters: “Entretenido hasta la muerte”…
Sí. O entretenido, y enojado, hasta la muerte… En resumen, todas nuestras letras, discos, etc.; –directa o indirectamente- hablan de esta idea: de la mejora, la salida, la búsqueda, el cambio, la evolución, el despertar… Distintas palabras para una misma idea.

¿Qué música te gusta escuchar ahora?
No estoy escuchando nada en mi casa, solamente en el auto llevo discos de los Beatles y de música clásica. Eso es lo único que escucho, y lo escucho en el auto porque allí no puedo hacer otra cosa. Cuando estoy en casa, y tengo un tiempo libre, siempre opto por tocar mi piano acústico. Siempre estoy armando o perfeccionando alguna composición en él.

¿Qué canción de otro te hubiese gustado hacer vos?
“Eruption”, la canción larga que ocupaba todo el lado uno de Tarkus, de ELP. Ese o “Variations on Blues”, de Pictures at an Exhibition. Dos temas de órgano de Emerson, porque mi forma de tocar se asemeja un poco a eso.

Hablame de tus proyectos…
Ya estamos craneando el material de lo que va a ser nuestro nuevo álbum, vamos de a poco, tranquilos. En paralelo, estoy haciendo un segundo disco solista. Ya tengo armadas 30 canciones, progresivas. Ya lo tengo casi todo hecho, me falta grabarlo. Va a ser una onda beatle, pero bien progresivo. Carlos también está pensando en hacer otro disco solista… Obviamente, nos ayudamos entre todos.

¿Cómo es tu libro y de qué manera se relaciona con la música de Nexus?
El libro propone métodos y técnicas para desarrollarnos como personas, para funcionar mejor, para pensar con más claridad, para controlar más los estados emocionales que nos descontrolan y nos hacen meter la pata en diversas situaciones. Lograr mayor nivel de autodominio, de identidad, de disciplina. Básicamente, es como domar los pensamientos y los sentimientos para poder transformarnos en personas más efectivas, para poder lograr las metas que cada uno desee. Habla de técnicas para mejorar el funcionamiento del cerebro, ser más efectivo, más rápido. Se podría decir que también tiene que ver con las temáticas de Nexus. Por ejemplo, Detrás del Umbral, el nombre de nuestro cd habla de que hay otra posibilidad, detrás de todo lo que vemos. Una posibilidad de ser mejores, de desarrollarnos más o de un mundo mejor. Un mundo mejor a partir de una mejora del ser humano, porque si no sería imposible. Lo mismo el disco Metanoia, más que nada. De hecho, el libro tiene un capitulo que habla sobre metanoia, sobre que engloba este concepto, que, como dije antes, es concretamente una palabra en griego que significa “transformación mental”. Como que el aprendizaje común que conocemos, cuando alguien aprende algo, a pesar de ser transformaciones mentales, son menores. Se adquiere información, pero no hay un cambio estructural en la mente y en el cerebro. Ahora, cuando el cambio es estructural, por ejemplo, una persona que abandona el delito, de un día a la noche, porque le hizo clic la cabeza y se dio cuenta de que no podía seguir esa vida; bueno, eso es una metanoia. Un cambio mental drástico. Es como pasar de hacer toda la vida A a hacer B, un cambio superador. Perpetum Karma también, porque habla de estos mismos temas, y título del disco hace referencia al fenómeno del Karma, cuando nuestras malas conductas, malos pensamientos y malas acciones, se transforman en malos resultados para nosotros mismos. Y, lamentablemente, mucha gente esto no lo sabe, entonces, atribuye todos sus resultados negativos a otras cosas. Ejemplo: “Me va mal, pero yo no tengo nada que ver con esto.” Lamentablemente, esas personas no pueden salir de ese círculo, porque generan malas conductas o palabras negativas, destructivas o agresivas; y después reciben los resultados, que esta famosa ley del karma. Si la persona al recibir estos resultados, tiene la claridad, para darse cuenta de que son culpa suya, ahí tiene la posibilidad de corregirlos. Pero si no sacan esa conclusión, y piensan que todos los problemas que tienen en la vida son culpa de otras personas, o de sus padres, o del gobierno, o del jefe, o de quien sea; esa persona queda paralizada, no puede resolver nada, porque piensa que todos sus problemas no se deben a él, cuando en realidad sí se deben. Aire tiene que ver con “un nuevo aire”. Este, si bien es un disco algo más “suave”, orientado a canciones, también mantiene una búsqueda filosófica. Por ejemplo, hay una canción (“Rey de piedra”) que habla sobre la corrupción en el ser humano, u otra (“La explicación”) que tiene que ver con la búsqueda de una explicación a todo lo que sucede y demás. En sí, nuestra búsqueda musical es generar emociones variables en los oyentes, o sea, el viaje emocional.


¿Qué opinas del estado actual del rock como género?
El rock está vivo como nunca, y hay infinidad de expresiones artísticas en el mundo que son espectaculares, para todos los gustos. El gran problema no son los músicos ni el rock sino el marketing. De los millones de expresiones musicales que hay en el mundo, los canales masivos solo dejan pasar 0,01%. Por eso, obviamente, que –como siempre se dice- el rock “está muerto”, porque lo que te muestran es nada de lo que hay. Ahora, si uno tiene un poquito de curiosidad, y navega por la web, en spotify o en YouTube mismo, va a encontrar un montón de cosas que son fantásticas. Cosas de todos los estilos y gustos: rock moderno, antiguo, zapado, fusionado, psicodélico… o sea, hay más música que la hubo nunca en la historia. Quizás, sí, hay una debilidad que es que no haya obras maestras, súper mega producciones, como las de los 70, llámese Tarkus, Relayer o Close o the Edge. Hoy no hay disco que esté a esa altura, pero sí hay varios a mucha altura y con muchísimo nivel. El gran problema es que el público masivo no lo puede escuchar. Porque no están en la radio, ni en la televisión, no están en ningún canal masivo ni en un Festival de rock de los grandes. Es música que no está apoyada por los que manejan el negocio, y por una simple razón: los que manejan el negocio se han focalizado en el dinero, y el dinero está asociado a la masividad. Y la masividad está asociada a la simplicidad, porque la mente de la mayoría de la gente busca la simplicidad, la rapidez, lo sencillo. Es claro, la gran mayoría de las personas no son melómanos, exigentes, ni especialistas en escuchar determinadas músicas, no buscan el detalle. Simplemente, ponen una música determinada, piensan, “me gusta” - “no me gusta”, y chau. No la analizan. Entonces, esa ecuación hizo que todos los grandes inversores pongan todos los capitales en la música masiva, que nunca puede ser excesivamente creativa, porque tiene que seguir determinaos parámetros, de los que no se puede correr. El rock progresivo, como cualquier género musical elaborado, necesita una atención mayor, una escucha atenta, un fanatismo mayor, pero no la pueden escuchar en ningún canal de difusión masivo, porque no lo pasan. Yo soy un convencido de que el rock progresivo inspira la creatividad y despierta la mente; la música estándar no, duerme a la gente y la hace querer más, es como un vicio. Te ponen un ritmito que primero no te gusta, después te empieza a gustar, y después te empieza a gustar tanto que pedís más y más. Y siempre igual, y no quiero otro. Es como que te dejan en un lugar medio atrofiado. En cambio el rock progresivo no, porque te muestra todo, es un abanico enorme de ideas, melodías, ritmos, sonidos, estilos…

¿Esta situación puede cambiar a futuro?
Es muy limitada la posibilidad de que pase eso, de que cambie este status quo. Lo que sí es que en la actualidad, a diferencia de los 70, cualquiera puede grabar. Hoy cualquier persona, en su casa, puede hacer un disco y publicarlo. Y por eso hay tanto material disponible. Ese material no llega, en la mayoría de los casos, a los canales masivos de difusión, pero está. Eso trae una esperanza de que los artistas geniales que andan por ahí estén presentes, aunque sea en la web. Pero de ahí a que sean masivos eso requiere un cambio cultural enorme, y no sé, realmente, que podría generar eso. No creo que a esta altura las compañías se decidan a invertir para posicionar música de vanguardia. Por eso el cambio tiene que venir por exigencia de la gente. Y este cambio “democratizador” que hace que ahora sea mucho más accesible el poder tocar o grabar tu propio material, quizás, en algún momento puede llevar a que el público pida escuchar otra cosa más allá del mainstream. Esto es algo que no veía hace un par de años, y ahora empiezo a notar, escuchar a grupos de chicos jóvenes queriendo hacer música progresiva, psicodélica, distinto al mainstream. Por ahí, si este movimiento insipiente se sigue desarrollando, en algún momento haga que las mega corporaciones de la industria musical cambien el paradigma y empiecen a invertir en música de mejor calidad. Entonces, lo que nos puede salvar, creo, es un cambio cultural generalizado, que el público, de repente, diga basta y pida algo nuevo, no una estandarización diferente, si no expresiones libres de verdad. Ojalá suceda…

Emiliano Acevedo


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