Sin dudas, Rata Blanca sacudió la escena rockera argentina con su álbum debut
homónimo, en 1988, cuando el pop reinaba –con Soda
Stereo y Charly García, entre varios
nombres-, y el gobierno de Raúl Alfonsín se caía a pedazos, entre tempestades
económicas y sociopolíticas. Fue la música de este nuevo grupo
al que tomó desprevenido al público del rock local, poco acostumbrado al heavy
metal clásico. Hasta ese momento nunca se había visto en nuestro país una banda
que combinara tan bien la potencia y ritmo con las estructuras armónicas y
melódicas de la música clásica, en sintonía con las obras de Bach, Vivaldi, Mozart o Beethoven. Y es que la entrada en
escena del guitarrista Walter Giardino marcaría un antes y un después
en el rock pesado argentino, con su alarde de técnica singular que daba cuenta
de su admiración hacia Ritchie Blackmore,
pero dentro de un grupo que –al menos en este primer disco- estaba muy lejos de
ser una mera fotocopia de Deep Purple,
ya que en su música también se podían rastrear influencias de Helloween, Rainbow, Iron Maiden, Judas
Priest y Accept. Porque
aunque temas como “La Misma Mujer”, “Solo para amarte”, “El sueño de la gitana”
o “Preludio obsesivo”, tomen como influencia fundamental el sonido de Deep
Purple; en otras composiciones como “Chico callejero”, “Gente del Sur”, “La misma
mujer” o “Rompe el hechizo”, el grupo se demarca de la música del grupo inglés,
desarrollando una labor creativa original y muy personal, mucho más emparentada
con el sonido hard de los 80.
Sin dudas, un combo mortal que incluía innumerables solos rápidos de
guitarra en armonía con las vocalizaciones agudísimas del gran Saúl Blanch; y un grupo que sonaba afilado y demoledor.
UN LARGO Y DIFICIL CAMINO
Aunque fue editado en 1988, la génesis de Rata Blanca se sitúa dos años antes, en
1986, cuando Giardino abandona V8, argumentando diferencias musicales
con el grupo liderado por Ricardo Iorio
y Beto Zamarbide, ya que ahí no iba
a poder desarrollar el material que había estado componiendo. Debido a que
Walter era consciente de que el panorama del rock pesado argentino estaba
atravesando uno de sus peores momentos (casi no se editaban álbumes de ese
estilo), decide grabar un demo con sus composiciones, porque pensaba que le servirían
como carta de presentación en el extranjero, ya que había pensado en emigrar
del país. Para esto llama al ex baterista de V8, Gustavo
Rowek, para
que lo ayude a grabarlo junto a otros músicos. En ese demo primigenio estaban "Chico Callejero", "Gente del Sur", "Rompe el Hechizo" y "La Bruja Blanca", tres de
los temas que luego se incluirían en el futuro álbum debut de Rata Blanca. Como
el demo les había gustado mucho, Giardino
y Rowek deciden iniciar un nuevo
proyecto y convocan al bajista Guillermo Sánchez, al guitarrista Sergio Berdichevsky, y al vocalista Rodolfo Cava.
Había nacido Rata Blanca. Sin
embargo, rápidamente, Cava abandona el grupo y es reemplazado por Saúl Blanch, que venía de Plus.
Así transcurrieron los dos primeros años de la
historia de Rata, entre largos ensayos, para ir puliendo su pretensioso y
complejo material, mientras realizaban algún que otro show aislado, hasta que Saúl
Blanch decide irse de banda. Según sus propias palabras, veía que el grupo
tenía buenas intenciones, que las ideas y el repertorio eran de su agrado, pero
que la cosa distaba mucho de estar bien armada, y que él necesitaba formar
parte de un proyecto seguro, con continuidad y proyección. Hay que recordar que
Blanch era diez años mayor que el resto de los músicos de Rata Blanca, y como tenía
una familia a la que mantener, necesitaba estar en un grupo más consolidado para
estar tranquilo a la hora de ganarse la vida. Hasta ese momento las
presentaciones de la banda se hacían a pulmón y no dejaban ganancias. Sin
embargo, luego de probar infructuosamente a otros tres cantantes, cuando el
grupo recibe finalmente una oferta de Polygram para grabar su primer disco,
deciden convocar de nuevo a Blanch, porque éste ya conocía todos los temas de
ese primer repertorio. Finalmente pudo editarse el álbum, pero luego de un par
de recitales más, Blanch volvió a irse, una vez que el grupo consiguió a Adrian Barilari como su sustituto.
UN ÁLBUM
MÁGICO
Rata Blanca empezaba con “La misma mujer”, con un colchón de teclados prog, y la entrada de las guitarras junto al falsete de Blanch. Sin
dudas, un tema zigzagueante, fuerte y atractivo; con una música emparentada a
la de Purple y Rainbow, más una letra sugestiva con hondo contenido sensual. Un
gran comienzo que da paso a “Sólo para amarte”, otro rock potente, con
influencias de Iron Maiden, en donde
la letra habla del ansia imparable de un hombre sediento por el amor de una
mujer. Cuenta con otra brillante performance vocal de Saúl Blanch. “Gente del
sur” es un tema curioso, no tanto por su música sino por su letra, que habla de
una temática que puede emparentarse con la realidad de un ex combatiente de la
Guerra de Malvinas. Nada que ver con “Rompe el hechizo”, otro rock memorable,
vertiginoso, calenturiento y potente en donde Blanch realiza una labor descollante.
Por no hablar del solo de guitarra devastador de Giardino, que aún hoy
sorprende a cualquier oyente neófito o desprevenido.
El viejo Lado 2 de la edición en vinilo de Rata Blanca empezaba con “El sueño de la
gitana”, uno de los primeros éxitos del grupo, y una de sus canciones más populares y clásicas hasta
la actualidad. En este tema Saúl Blanch le canta a una mujer que, según la
letra, sólo ella podría calmar su dolor y darle fuerzas. Un tema muy bien
logrado, hitero, que ya tenía el sonido neoclásico que se volvería marca
registrada del grupo a partir del siguiente álbum, Magos, Espadas y Rosas, en especial en clásicos como “La Leyenda
del Hada y el Mago”.
Otro hit del debut de Rata Blanca fue “Chico
callejero”, uno de los poquísimos temas de esta etapa del grupo que traía una
letra que hablaba acerca de una problemática de la vida “real”, vinculada al
devenir de un joven bohemio e idealista, quien –desobedeciendo al sistema- decide
dejar a su familia para vagar libremente, haciéndose cargo de su vida, en medio
de los peligros de la represión, los vicios y la violencia.
El instrumental “Preludio Obsesivo” era otra
brillante performance virtuosa de Giardino, demostrando todo su arsenal técnico
en las seis cuerdas, para dar forma a un furibundo, barroco y extensísimo solo de guitarra, que es coronado por
el acompañamiento de un inspirado final con un colchón de teclados.
Por su parte, “El
último ataque”, con sus ocho minutos de duración, es uno de los mejores temas
de toda la historia del grupo. Un tour de
force memorable, zarpado, barroco y pretencioso, que contiene largos
desarrollos instrumentales, cambios climáticos, y mucho espacio como para que
cada uno de los integrantes del grupo se pudiera lucir. El álbum finalizaba con
“Otoño medieval”, un bello instrumental barroco, en el que Giardino la descose
con un conjunto de guitarras acústicas sobre grabadas –hasta imitando el sonido
de una mandolina-, realizando una labor sutil que lo acercaba a la música
medieval, sí, pero también, nuevamente, a su maestro Blackmore.
REPERCUSIÓN:
Cuando salió a la venta, en octubre de 1988, Rata Blanca superó rápidamente todas las
expectativas, agotando varias ediciones, hasta llegar a vender más de 20.000
copias en los primeros siete meses. Temas como “El sueño de la gitana” se
escuchaban mucho en la radio, incluso en aquellos programas no metaleros, mientras
que “Chico Callejero” se convirtió en uno de los himnos de esta primera época
de la banda. Por eso, a pesar de la posterior salida de Saúl Blanch, ya con la
entrada de Adrián Barilari como vocalista definitivo, Rata empezaría a edificar
una trayectoria larga, irregular, pero casi siempre exitosa, con la que llegan
hasta el día de hoy. En donde, a pesar de haber cambiado tantas veces de
integrantes, y haber afrontado mil y un vaivenes creativos, hasta se dieron el
lujo de reunir a aquella primera formación legendaria del quinteto en 2013, para
dar un merecido homenaje-celebración a ese álbum debut, a 25 años de su
edición. Un momento único e irrepetible. Casi una burbuja en el tiempo…
Emiliano Acevedo
quien pinto la portada del disco
ResponderEliminaryo
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