Karen Bennett (54), guitarrista virtuosa con formación en arreglo,
composición y dirección musical ha venido recorriendo escenarios en el circuito
under local desde mediados de la década del 80 con una presencia arrolladora si
las hay. En 2018 compuso la banda de sonido del documental El Puto Inolvidable, Vida de Carlos Jáuregui dirigido por Lucas Santa Ana.
Karen,
también, trabaja como traductora en dos organizaciones internacionales sobre
temáticas de derechos humanos de personas trans.
En
esta oportunidad, charlamos sobre la salida del primer EP, homónimo, de
Bennettistas [Disponible en todas las plataformas digitales], la banda que
lidera actualmente. Un trabajo que fusiona universos musicales del género rock,
pop, y rock sinfónico con letras y temas que nos dejan claro, sin panfletear,
que nunca es tarde para desobedecer.
Aquí recorremos, junto a ella, este interesante punto de partida de una nueva etapa en su carrera…
ENTREVISTA> ¿Cómo
fue el génesis de este EP?
Después
de muchos años de tocar con mi banda de rock sinfónico, LUPO, decidí desarmarla
en principio por la falta de lugares para tocar y, también porque ya había
iniciado mi visibilización como persona trans y eso empezó a generar problemas
al interior del grupo. Entonces empecé a tocar como solista haciendo acústicos o
en el Viejo Buzón haciendo covers.
Pero me harté de tocar sobre pistas. En el año 2017, en ocasión de mi
cumpleaños número 50 organizamos un show en el Centro Cultural Matienzo y para
ese evento armé una banda para que me acompañe en algunos temas. Recuerdo que solo
ensayamos dos veces pero a raíz de esa experiencia me di cuenta que quería
volver a tocar con banda. Quería formar un grupo pero desde otro lado: tocando
mis temas, siendo la que esté al frente de la dirección musical, de los
arreglos y la cara de la banda. Es decir, en toda la instancia previa a salir a
tocar un disco no tener una mesa de debate grande. Ser, básicamente, la que
decida las cuestiones en esa etapa y al momento de tocar, sí, ser una banda.
Correrme y ser la última en cobrar, por ejemplo. Ahí sí somos, literalmente,
una banda pero durante el proceso creativo tomo todas las decisiones porque
compongo todos los temas. Así empecé completamente de cero. Porque si bien
disfruto tocar covers y toda la pirotecnia de los solos de guitarra, también, pensaba
que estaba desperdiciando mi capacidad compositiva. Después vino un problema,
porque al ser una persona trans o de género no binario, como quieras decirle,
de mi edad, la realidad es que dentro de la comunidad LGBTIQ+ no conseguís
músicos de rock sinfónico y fuera de ese ambiente, es muy difícil que los
músicos se banquen que una persona trans lidere el proyecto. Entonces siempre
estaba como caminando en una suerte de pasillo en el que no podía resolver ni
para un lado ni para el otro. Así que con el tiempo, encontré a Cris Delge, que bueno, tiene mi edad, y
aparecieron, también, otros dos músicos que si bien son mucho más jóvenes
tienen otra cabecita en ese sentido. Desde este lugar, armé Bennettistas.
Sí.
La realidad es que tengo más temas pero decidí grabar estos cuatro porque era como
cerrar una etapa porque estos son los temas que me quedaron colgados de grabar
con LUPO en mi etapa de transición a mi identidad de género. “Cuerpos-Candado”
sí, lo llegué a grabar con LUPO pero quedó una versión mucho más larga que no me
terminaba de cerrar porque me parecía que no estaba logrado el discurso que
tiene la canción. En el caso del resto de los temas, los compuse después de
haberme ido de LUPO. Entonces lo que quería era grabar estos temas para cerrar
una etapa, para cambiar de página y empezar otra. Me tomó mucho tiempo rearmar
mi carrera, rearmarme como artista.
Entonces ¿cómo definirías este trabajo?
Como
una bisagra para lo que se viene desde mi pasado hacia mi futuro.
¿Qué aportó cada uno de los músicos en este trabajo?
Mirá
la sección rítmica de los temas la grabaron otros músicos (Nao García - bajo, Juan José
Gregorich- batería), en 2019, que no es la banda actual, salvo Matías Dapena (teclados). A partir de
tener la base rítmica, arrancó el derrotero [Risas] Porque al poco tiempo arrancó la pandemia y me costó mucho
que funcione el anterior tecladista. Vos sabés que lo más difícil para este
género es conseguir un buen tecladista. Y bueno, no resultó. Ahí aparece,
Matías Dapena, recomendado por Ezequiel
Morfi, el dueño del estudio Titanio. Mati es sesionista, toca con el Bahiano, con Pigs (The Pink Floyd Experience) que es un tributo a la banda. Y
pegamos mucha onda. Además de ser un enorme tecladista, es el productor de audio y técnico en sonido. O sea tiene un conocimiento integral de cómo producir un
disco que a mí, que venía haciéndolo sola, me facilitó el laburo de una manera
maravillosa. Así es que el disco lo terminamos produciendo con Ezequiel Morfi y
Mati.
¿Cómo fue la grabación de los temas?
La grabación en sí fue un largo proceso de casi dos años. En el medio la pandemia, la banda inicial que se desarmó y me quedo sola con Mati. La búsqueda de los actuales músicos, todo esto fue en la mitad de la producción del disco. La base de los cuatro temas se grabó en dos días en vivo. Y después fuimos produciendo tema a tema. El primero fue “Sucede” en que grabamos las bases de teclado y ahí fui grabando la violas limpias, las más saturadas. Con el segundo tema, “Cuerpos-Candado”, hicimos lo mismo. Este es un tema más progresivo, tiene mucha carga de teclados y guitarras más aguerridas. Y siempre en ese orden: la base primero, guitarras, teclados, la voz líder, y los solos y los arreglos de guitarra. Y en “Branquias por Pulmones”, sí hay una cuestión diferente. Hay dos partes de piano y guitarra española que hubo que grabar de forma separada porque necesita otro microfoneo, otro ambiente. Una vez que está todo grabamos los coros y los solos de algunos instrumentos.
¿Qué invitados hay?
En
el estribillo de “Sucede”, Lalo Javier Pérez
y Soledad Núñez Cordo. Como fue todo
durante la pandemia solo pudieron estar en coros pero yo quería que estén en el
disco así que cuando hubo una chance los invité. Así que en ese tema hay un coro
tipo colchón de cuatro voces: la mía, la de Mati y la de ellos dos.
En
“Cuerpos-Candado” hay un invitado increíble que hizo un solo de bajo: Kenji Sinyasiki que tiene nada más que
15 años. Y Viviana Scaliza me ayudó
en una parte a darle un tono más agudo de voz en los coros de dos o tres partes
del tema en las que yo no llegaba. Y Vivi, también está en “Branquias por
Pulmones” compartiendo la voz líder y los coros conmigo y la genia de Mai Prieto en violín.
¿Y “Pay per View”?
Ahí
todas las voces las hice yo porque justo fue en el momento de confinamiento
casi total.
“Cuerpos-Candado”:
Este tema lo compuse en el año 1995 y, como te dije, lo llegué a grabar con
LUPO y si bien hay partes que me gustan porque cumplen los requisitos del rock
sinfónico, en esa versión se diluía el relato. Es un tema muy importante para
mí por eso lo re grabé porque quería que tenga un poco más de coherencia en la
estructura y, ahora, quedó como quería que suene.
“Sucede”:
Lo compuse para la época que estaba disolviendo la banda en 2007. A mí me cuesta
escribir letras porque primero hago la música y después, tenés que hacer que
las palabras suene musicales y al mismo tiempo tengan sentido. Es una paja
porque digo “ahora hice este tema, ¿qué mierda escribo acá arriba?” [Risas]. Pero este tema me costó un poco
menos porque es más pop, si se quiere porque tiene una métrica más derechita.
De hecho, el tema nació a partir de esa palabra porque me parecía muy musical y
construí el resto de las estrofas a raíz de esa palabra.
“Branquias
por Pulmones”: Esta la compuse un tiempo después y es una canción que tiene mucho
que ver con cosas que me gustan desde chica como son los relatos mitológicos y
el mundo oceánico. Pero tampoco me daba hablar de los elfos acá en Argentina.
Media pila. Queda muy bien en Inglaterra pero acá medio como que no tiene nada
que ver [Risas]. Entonces con los
años, busque darle sentido desde mi identidad de género a esos dos cuerpos, el
marinero y la sirena, que se fusionan y se convierten en uno solo. Y ahí me
cerró porque les di a mis sirenas, mis centauros, mis tritones un contexto un
poquitito más potente sacándolos de un mero cuentito. Este tema es del 2010
aproximadamente.
“Pay
Per View”: Este es un tema que compuse en el 2017 y tiene que ver con un enojo
mío frente al hecho de que a las personas trans o de género fluido siempre nos
ubican en el lugar de objeto de estudio. Te llaman para que des testimonio pero
no te dan laburo. Por ejemplo, los actores que llaman a una chica trans para
hacer el papel de una chica trans y ellos ganan varios premios y la chica trans
se caga de hambre. Entonces el “pagá para ver” tiene que ver con eso, con que
nos dejen usar para sus fines, su vanidad, su ego, sus tesis sociológicas, sus
estudios psicológicos. Ese tema parte de ahí y decidí darle un vuelo más simple
que no tenga tanto quilombo instrumental para no perder la potencia de la
letra. Es más como un “Chipi Chipi Bombón” de Charly.
¿Siempre te salen letras auto-referenciales o hay veces que te vas más por lo metafórico?
Buena
pregunta. Creo que es una combinación de ambas cosas. En “Sucede”, por ejemplo,
no hablo en primera persona si no que describo, cínica o socarronamente, varias
escenas. Ahora, soy de las que cree que es muy difícil salirse de lo
auto-referencial. No tenés que hablar en primera persona, necesariamente, pero
tenés que escribir de lo que sentís como ser humano sino sos como una especie
de periodista que cuenta algo que pasó y a mí se me hace muy difícil contar
algo con lo que no tengo un vínculo emocional de algún modo. Te voy a dar un
ejemplo, en “Pay Per View” si bien hay una cosa auto-referencial en la primera
parte donde digo: No preciso ser
hombre/Yo ya fui mujer… que eso describe un poco que no quiero se ninguna
de las dos cosas. Una no la quiero y la otra ya la hice y no me gustó, el resto
de la canción habla de lo que veo dentro de la comunidad LGBTI. No tanto
conmigo porque soy una persona con privilegios, no estoy en la calle. Es decir,
no habla completamente de mí. En realidad doy una mirada propia tratando de no
panfletear, no me gusta denunciar. Es una visión mía sobre la comunidad. Si
querés ver, pagá. Después si otra trava quiere hacerlo es una cuestión de cada
una. Y en “Branquias…” hablo en primera persona cuando canta el marinero y,
también, cuando lo hace la sirena… pero, ahora que pienso sí estoy hablando de
mí porque soy un poco los dos. Aunque la intención no era esa, te soy sincera.
La intención era contar un relato como si fuera una directora de cine pero, es
verdad, que termino hablando en primera persona. Así que me tiendo la trampa yo
misma… Y no está mal porque por algo uno escribe lo que escribe. No quiero ser
tan estratégica. Esa un poco una condena artística.
Cuando escuché “Cuerpos–Candado” pensé en el cuerpo como prisión. Me recuerda la idea de [Andrés] Caicedo…
Absolutamente,
diste en el clavo de esta canción y además diste con un tema que trae mucha
controversia porque entendiste el sentido que quise darle porque no estoy
hablando de género. Viste que ahora todo está atravesado por la cuestión de
género. Porque dentro de la comunidad
queer cuando decís “Cuerpos-Candado” te salta la policía queer a decir “los cuerpos no son candados, los candados los tenemos en la mente,
bla, bla, bla” y yo no estoy hablando de eso. Estoy hablando de almas
infinitas encerradas dentro de cuerpos mortales, De esto habla el tema por eso
escribo “Libre es aquel que sabe morir”.
Saber morir, no morirse. O “Todo es mil
veces más claro aquí en la oscuridad”. Es decir, “Bueno, estoy acá en todo
este infierno y en esta oscuridad empiezo a ver no lo que tengo delante sino lo
que tengo dentro”. Habla de saber que somos mucho más que nuestros cuerpos sin
embargo, nuestros cuerpos nos condenan a una vida finita.
¿Cuáles son las influencias musicales presentes en este trabajo?
Un
poco de Sting solista porque me
gusta mucho cómo compone. Por ejemplo, “Sucede” tiene un poco ese ritmo o feeling de bajo en corchea muteada tocada
con el pulgar que él usa mucho en “If I Ever Lose My Faith in You”. También, ceratee [refiriéndose a Cerati] mucho, con
la voz, en ese tema. Después en los solos de guitarra me gusta irme más al
carajo. Fijate que en los solos, por lo general, me voy del tema, jazzeo o
sinfonizo un poco más para que el solo sea una obra dentro de la obra y no una
decoración. Y bueno, Yes que es una
de mis influencias máximas. Es más, el cierre de voces del final de este tema
tiene una melodía muy parecida al comienzo de “Rhythm Of Love”. Las
intervenciones vocales son muy de Yes en ese tema.
En
“Cuerpos-Candado” encuentro a Gino
Vanelli, el Flaco [Spinetta] y Rush. Y una influencia marcada que
tiene ese estribillo, es un tema de Pink
Floyd, “One Slip”. Ahí me propuse la
búsqueda de ese sonido. Como dice
Clapton, toda la música es un robo
de un artista al otro. Hay algo que te influencia mucho y querés acércate a eso
y como no podés hacerlo, terminás sonando como vos. [Risas].
“Pay
Per View” es Charly de los 90 pero con
las uñas y los labios pintados. Nuestro amado Carlitos pero queer [Risas]. En los coros, hay un estilo Queen con capas de voces que las tuve que hacer yo por la pandemia.
Aunque en vivo, eso vamos resolverlo de otra manera.
En
fin, todo esto que te mencioné más Beatles,
Van Halen, Jethro Tull, Genesis, Coldplay. Todos los distintos sonidos,
líricas o métricas que tengo todo el tiempo en mi cabeza.
Me
decías que cambiaste de músicos, ¿Cómo son las individualidades musicales de
los actuales integrantes de tu banda con los que este material empezará a sonar
en vivo?
Bueno,
la verdad es que estoy muy contenta con la banda porque es mucho más orgánica.
A Cris Delge, baterista y cantante
de Rockestra, le conozco hace mucho
tiempo porque nos cruzábamos, cada une con su banda (yo con LUPO), en el
circuito sinfónico-progresivo de finales de la década del 90 y principios de
este milenio. Y cuando nos volvimos a cruzar le dije: “¿Nos sacamos las ganas de tocar juntes?”. Y primero me había dicho
que no sabía si iba a tener tiempo porque estaba con su banda Los Nuevos Vagabundos pero enseguida
cambió de opinión y aceptó. Lo cual fue una felicidad para mí porque estamos
cortades por la misma tijera [Risas]. Es tan difícil conseguir músicos para
este estilo y además, Cris canta bárbaro. Es un baterista que toca pensando en
la canción y no solo en el instrumento, lo cual ayuda para que las canciones
suenen mucho mejor… Que Cris esté en la banda es un golazo al ángulo. Y, Mati me sacó las papas del fuego, como te comenté, cuando yo estaba sola con todo y sin saber
para qué lado correr. Además de ser un muy buen tecladista es especialista es
software. Un genio total. Es, literalmente, un pulpo en la banda. El clásico
jugador bilardeano todo terreno. El último en sumarse es uno de los mejores
amigos de Matías, el bajista Nicolás
Sciaccaluga. Nico toca en una banda de rock callejero y en la banda tributo
a Floyd. Es un personaje inabordable, un divino total con una onda bien
visceral para tocar. Tanto Matías como él nos aportan, a Cris y a mí, mucha
frescura musical porque vienen de una generación distinta. Porque si no nuestra
música tiende a quedar avejentada [Risas].
A su vez, todos cantan y eso, entre otros,
es un plus que quiero imprimirle a Bennettistas. Además, por supuesto,
de lo estético y lo discursivo. Así en cuanto a la importancia de los coros,
logré contagiar a Matías y a Nico porque Cris ya lo tenía incorporado. Y no
puedo dejar de mencionar al productor, Ezequiel Morfi [dueño del estudio
Titanio], que hizo un trabajo de mezcla y masterización increíble.
No
soy una persona de montar castillos en el aire porque nosotres venimos de otra
generación, de la banda “familia”, tocar en otra banda era una traición.
Todavía me cuenta un poco que un músico de mi banda toque en otra pero hoy, las
cosas son distintas. No sé, te pasás los archivos Mp3 de algo que tenés que
sacar y te ahorraste cinco horas de ensayo. Entonces, todo funciona de otra manera.
Ellos tienen mucho compromiso y se apropiaron de la banda. No sé cuánto tiempo
durará pero espero que dure muchos años. No puedo ser tan boluda de creer que
las cosas duran para siempre. Ya estamos grandes, pero hoy, estoy muy contenta
con la banda y, la verdad, es que hay miras de permanecer así porque, además,
tomé la decisión de no saturar a nadie. En este estilo de música si lo único que hacés es ensayar y
pretendés tocar en el Coliseo, te saturás. Hay que relajar un poco.
Ahora, ¿cómo sigue la cosa?
Bueno,
en principio, estamos trabajando en temas nuevos. Estoy con ganas de rockearla
un poco más y pelar saturación. Tenemos que maquetear un próximo tema que se va
a llamar “Insólito Alien” bien estilo Deep
Purple, Led Zeppelin. Así que la idea es soltar y producir en el estudio y
conseguir buenas fechas para tocar. La verdad que de aquí en más quiero tocar y
quiero tocar con mi banda. Yo me voy a morir tocando. Ese es el plan.
Emiliano Acevedo
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