domingo, 14 de diciembre de 2025

CLÁSICOS Y MODERNOS, entrevista a Trigémino

 


El rock progresivo argentino es como Troilo, nunca se fue, siempre está llegando. Cada vez más chicos jóvenes se copan con este estilo que cautivó al público rockero en los años 70. Incluso surgen bandas nuevas muy interesantes, que continúan la senda iniciada en aquella época por Alas, Espíritu, Ave Rock, Invisible, MIA, Redd, La Máquina de Hacer Pájaros, Crucis y tantos más.

Una banda de culto progresivo surgida en la Zona Oeste en 1976 fue Trigémino. Estaban formados originalmente por Juan “Pollo” Raffo (teclados), Jorge Minissale (guitarra), Claudia Puyó (voz), Marco Pusineri (batería) y Eduardo Rovediello (bajo). En 1977 ingresa como cantante Carlos Garófalo, quien al año siguiente se encarga también del bajo, así quedan convertidos en cuarteto. Pero a pesar de su suceso y de aparecer en varias publicaciones de la época no pudieron editar material discográfico y se separan.

El cuarteto se volvería a juntar en los años 2000 para tocar. Así en 2018 completarían y editarían, ahora sí, su primer álbum Trampas para engañar, una verdadera obra maestra del prog. Allí revisitan y graban el material que compusieron en los años 70, incluyendo la suite de 30 minutos que da nombre al trabajo. Lo presentan a sala llena en el Teatro Monteviejo, material que se puede ver en el canal de YouTube de la banda. Y ahora llega el nuevo trabajo de Trigémino intitulado Corre hacia tu vida. Un álbum grabado, mezclado y masterizado por César Silva en El Hornero.

Actualmente, Trigémino está liderado por Juan "Pollo" Raffo (teclados y voces) y Jorge Minissale (guitarras y voces). Completan la formación el histórico Fernando Samalea en batería, Héctor "Cote" Conrado en voces y Lalo Calello en bajo.

Para saber más de este esperado nuevo lanzamiento hablamos con Pollo Raffo y Jorge Minissale y nos salió esta nota que hoy compartimos con ustedes. Puro Rock Progresivo Argentino…

ENTREVISTA> En Trigémino hay muchos puntos de contacto con ese rock progresivo de los 70, ¿no?

Raffo: Es que el momento de salir de casa a escuchar música en vivo y empezar a ver qué pasaba en el mundo se nos dio a los 14 años. En ese momento, las bandas de rock que había para escuchar eran Aquelarre, Invisible. A Pescado no llegué a escucharlo en vivo, por ahí Jorge sí pudo. También estaba el último Sui Generis, La Máquina, eso era lo que había para escuchar dentro de lo contracultural del rock argentino en aquel momento.

Yo veo puntos de contacto de la música de Trigémino con grupos como Espíritu…

Raffo: Sí, porque seguramente escuchábamos a la misma gente. Minissale y yo escuchábamos mucho Yes. Yo también escuchaba muchísimo Emerson, Lake & Palmer. Después, otro grupo que nos llamó muchísimo la atención en aquel momento fue Premiata Forneria Marconi y también nos impresionaron increíblemente los discos de Opa. En esos momentos, además de tocar estábamos juntos prácticamente todo el tiempo, o sea, Trigémino era nuestro grupo de pertenencia juvenil. Y no solamente los músicos, sino que se generaba todo un grupo de gente, amigos y amigas alrededor. Independientemente de que tocáramos o ensayáramos, nos juntábamos seguido. Estar juntos, guitarrear en casa, porque eran momentos en los cuales estar afuera era hostil. Entonces, la sociabilidad se daba puertas adentro y los recitales de rock eran un poco el punto de encuentro. Hay muchísimos libros que cuentan esa situación concreta de que era peligroso ir un concierto de rock porque había grandes chances de que hubiera una razzia policial a la salida, pero también tenías la posibilidad de tener un espacio comunal con gente que vos sabías que estaba en la misma onda, hasta por el aspecto físico te diría. En la calle vos reconocías a la gente que te podía ayudar.

Hablemos un poco de la banda, ¿qué es para ustedes Trigémino? Porque ustedes hacen muchos proyectos musicales diferentes y justamente esta formación remite al rock progresivo que estaba en auge en los 70…

Raffo: Es probable que el elemento progresivo esté también presente en las otras cosas que hacemos. A mí me gusta una definición de Felipe Surkan, del sello Viajero Inmóvil, en la que usa el término progresivo como adjetivo que se puede aplicar a otros géneros musicales. Por ejemplo, hay rock progresivo, hay tango progresivo, folklore progresivo, jazz… En ese sentido tengo la impresión de que las cosas que hemos hecho o que seguimos haciendo en paralelo a Trigémino tienen que ver con lo que sería la individualidad de cada uno, no negocian ese aspecto, me parece. Y a la vez Trigémino es una especie de espacio intermedio, o terreno común, donde se juegan muchísimas cosas que tienen que ver con lo histórico personal. Por supuesto, se genera una situación musical que no responde a la individualidad de ninguna de las personas que forma el grupo. Y lo incluyo en este caso a Carlos Garófalo, que fue quien co compuso el material con nosotros. Y a la vez esas particularidades están presentes.

Una nueva forma de expresión artística…

Raffo: Vuelvo a citar a Felipe Surkan, que cuando estábamos haciendo los demos de esto, yo le mandé la música y lo primero que nos dijo al respecto era que lo que estábamos escribiendo ahora iba a estar permeado de las experiencias individuales de cada uno de nosotros. Por separado, claro, a diferencia del primer disco que era una revisita literal y respetuosa de los que hacíamos en los 70. Y me puse a pensar en eso, ante la respuesta de Felipe. Como que rápidamente empecé a escuchar en fast forward todos los temas.  Y dije, "No, sabés que no." O sea, ahí me cayó la ficha que no hay prácticamente ningún elemento muy obvio de las cosas que podemos estar haciendo individualmente por fuera de Trigémino. Y a la vez están, lo cual me parece súper interesante porque se termina generando una identidad un poco más compleja, porque no suena como ningún grupo, no suena como nadie.

Tal cual. Porque aparte es progresivo, pero suena actual. No es nostálgico.

Raffo: Genial que suene así…

¿Cómo fue cranear este disco nuevo? ¿Cómo lo fueron desarrollando?

Minissale: Fue una idea que floreció en la pandemia. Me acuerdo que mi idea era hacer algo nuevo en donde el chiste era que nadie tenía que venir a traer una canción terminada. Se lo comenté a Juan, y a él le pareció que estaba buenísimo. Básicamente, porque el chiste de actuar en grupo es como estar en un equipo de fútbol, nadie está preguntando quién hace el gol, si estás adelante del arco tenés que patear. Así, si yo hago una parte de una canción, digo: "Tomá, seguila." Porque yo sé que la va a seguir y me va a gustar. Esa es una inercia básica de gente que además de todo su cariño sabe con quién está. Me parece que el disco parte de esa premisa y esto está buenísimo, no hay una canción que sea de una sola persona. Pero las canciones son fragmentos y lo loco es que no parece que fueran sumándose partes, sino que es una entidad. Está muy bien, porque eso requiere una empatía armónica, una empatía sonora. Otra cosa que me parece alucinante del disco es la parte de los textos. Me parece que está muy bien cómo se abordó el tema de la lírica. En principio porque ya somos muchachos un poco mayores. Cuando éramos chicos abordábamos toda la fantasía de historias con juglares y cosas que son un chiste ahora para esta edad que tenemos.

Se adaptaron a sus tiempos vitales.

Minissale: Sí, porque estar cantando a este edad que le cortaron la cabeza a uno es medio raro. Entonces acá abordamos algo que es muy potente. Eso me parece que está bueno y así se fue gestando. Igual es una patriada lo que hicimos. Una patriada de Raffo porque él se puso al hombro muchas cosas, porque no fue simple hacer este disco, lo tuvimos que sacar adelante. Por suerte apareció Samalea, que es un fan de Trigémino de siempre. Y él quería estar porque para él esto era una deuda pendiente, algo que le faltaba hacer. Fernando tocó con éste, tocó con aquel y también quería tocar con Trigémino. Creo que nosotros fuimos dejando un pequeño surco con lo que vinimos haciendo, y eso está bien. La verdad, lo que hizo Fernando fue muy bueno y creo que el disco es muy coherente y, como decís vos, suena a lo que somos ahora. No es un disco de nostalgia. Pero tampoco estuvimos buscando referencias musicales…

Nada a que asirse…

Minissale: No. Porque no queríamos sonar como Close to the Edge. Eso sería imposible, absurdo. Porque las condiciones técnicas son imposibles de igualar. Entonces voy a tener que sonar con lo que es el hoy. Por otra parte, me parece que este trabajo está muy logrado con respecto a lo que se intentó hacer. Así que creo que les va a caer muy bien a los que les gusta el rock progresivo. Y a diferencia del disco anterior, en este hay mucha canción y tiene todo lo que tiene que tener alrededor.

Raffo: En realidad estamos tocando una música que aprendimos en el momento que estaba sonando. No estamos revisitando algo que ocurrió 20 años antes que nosotros empecemos a tocar. No estamos haciendo una investigación sobre el rock progresivo para sonar así. En ese sentido, creo que tenemos autoridad, porque cuando eso estaba ocurriendo, en el momento que esos discos estaban saliendo, nosotros ya éramos músicos, teníamos este proyecto y estábamos recibiendo toda esa música. Y creo que eso, inconscientemente, te da una cierta libertad, como para decir: "Miren, no hace falta que me vengan a explicar cómo es esto…" Porque lo sabemos desde el momento que apareció. Y me parece que eso te da un resto para lo que está sonando. Me gustó lo de la comparación con el disco anterior del grupo, porque esto es bastante más maduro. Antes recreamos un material hecho por gente que tenía 17, 18 años, y ahora somos gente que compone a los 60. Y por supuesto, en el medio nos pasaron un montón de cosas. También es cierto que en los 70 las composiciones colectivas funcionaban igual. Traíamos fragmentos y veíamos como los ensamblábamos.

¿Qué fue distinto esta vez?

Raffo: Ahora se dio más a nivel del ADN, es como si en vez de conectar pedazos, vincularlos y pegarlos o hacer transiciones y demás, ahora se generó otra cosa, como si hubiéramos tomado la identidad genética de los fragmentos de música que íbamos trayendo y lo que salió es una especie de bicho nuevo, que tiene todas esas cosas, pero están tan mezcladas que no que tiene una tercera identidad, una cuarta identidad o una quinta.

Aparte el hecho de componerlos en colaboración…

Raffo: Sí, es más, yo no compongo en colaboración desde esa época adolescente. Siempre escribí solo, he hecho música para letras escritas por otra gente y demás. Por eso para mí lo de Trigémino es una experiencia increíble. Y está bien lo que dice Jorge de los de los textos, creo que ahí se nota la mirada de gente mayor escribiendo. Otra cosa que me parece interesante en los textos es que salvo alguno, la gran mayoría de ellos no están contados en primera persona, que es una cosa que a mí particularmente siempre me hace un poco de ruido, con esos compositores que en todas sus canciones cuentan lo que le pasa. Entonces están buenos estos textos que hablan de cosas como si uno pusiera la cámara en otro lado. Y ese es un punto de madurez en la manera de contar el texto de una canción.

¿Y cómo hicieron las letras?

Raffo: Igual que la música. En todos los casos es posible que haya un elemento inicial, alguien tiene una idea de un fragmento de música o un fragmento de letra. Eso ha ido yendo y viniendo. A veces un fragmento de canción completa, entonces por ahí a esa estrofa alguien le aporta una sección instrumental que contrasta, agarra la letra y la edita. Creo que hay un tema que apareció que solo tenía letra y al que luego le pusimos música. Me parece que es “El cuarto gol”, que tenía solo letra y después apareció la música.

Minissale: Para mí eso es la convivencia de un grupo. Por eso alucinaba cuando escribíamos y a lo mejor lo hacíamos así por Zoom o por alguna otra plataforma. Procesos compositivos entre los tres y a veces había debates y era buenísimo, era muy divertido. Y uno va aprendiendo un montón de cosas en el medio. Por ahí no se te ocurre a vos, se le ocurre a otro, pero ese otro está jugando en tu equipo. Con la música también es un poco así. Hubo muchas idas y vueltas porque los demos iban y venían. Lo que pasa es que ahora estamos muy cancheros con las grabaciones en casa. De hecho algunas cosas quedaron en el disco, porque Juan lo tiene todo muy aceitado, él es muy hábil con su plataforma. Yo no tengo tanta habilidad pero tampoco estoy tan mal. Así pudimos ir armando esas cosas. Y lo interesante es que hay una vibra en los ensayos, que es como el vivo, una adrenalina, que es divina, hermosa. Por supuesto este disco tiene mucha producción, porque, a la vez, sabíamos lo que queríamos. ¿Qué queríamos? Bueno, el órgano tiene que estar adelante, porque el órgano es el instrumento que en este género tiene un lugar protagónico. La batería también tiene que estar en su lugar. Ahí, Samalea vino con un audio en su batería que quizás no es el audio que tienen todos los otros discos que él toca. Entonces se fue armando una cosa, pero lo teníamos en la cabeza porque ya veníamos haciendo los demos. Así que fue muy divertido. A mí me pasó algo parecido a lo que dice Juan, porque yo tampoco estaba acostumbrado. Esto de armar los demos y las canciones uno mismo. Y está bueno cuando laburás con otro. Pero es como yo te dije al principio. Vos podés trabajar con otro cuando confías en él.

Raffo: Esa es la palabra clave. Confiar.

Minissale: Difícilmente haya sido rechazado algo que se hizo. Si yo le mandaba algo a él, difícilmente yo rechazaba lo que él me devolvía.

Raffo: La confianza es central. A veces no entendés lo que el otro te está queriendo decir en lo que te manda, pero hacés un esfuerzo para ver qué es eso.

¿Pero se juntaron en un estudio para hacerlo o fueron uniendo pedazos?

Raffo: Más o menos. Otra cosa que es interesante es que siempre lo pensamos como una obra posible de ser tocada en vivo. Eso creo que fue una característica de la producción. Obviamente, hay ciertas sobre grabaciones y demás, pero no está pensado como un producto de estudio donde vos tenés 18 capas de sintetizadores, 15 guitarras, coros duplicados, multiplicados por 17. Sabíamos que tenía que sonar creíble y sencillo de poder ser traducido al vivo. Porque, volviendo a eso que hablábamos, estas bandas que nosotros escuchábamos en los 70, grababan así.

Minissale: ¡Grababan en vivo!

Raffo: Grababan en el estudio, pero vos escuchás las versiones en vivo y no difieren mucho de las de estudio. Eso era natural. Independientemente que después sí, por cuestión de dificultades de logística y demás, fuimos grabando con capas y reemplazando con las cosas que estaban en los demos, pero en todo momento está presente la sensación de que es algo orgánico que puede ser tocado en vivo.

¿Qué les aportó Samalea?

Raffo: Lo suyo es mortal. Le dimos los demos, se los llevó, los empezó a estudiar y en un momento nos llamaba para decirnos: "Che, me gustaría juntarme con ustedes." Nosotros teníamos una especie de confianza ciega en Samalea. Sabíamos que lo iba a hacer bien. Llegado el momento fui a la casa a escucharlo. Me senté, puso los demos, tocó arriba y no erró ni un palo, o sea, pasó todos los temas de memoria. Impresionante. Así que le dije que grabara lo que quisiera, que pusiera el tambor que le gustase, poné tus cositas, nosotros nos sentamos y escuchamos.

En todos estos años Trigémino tuvo cambios de integrantes…

Raffo: Claro. En la primera formación estuvo Claudia Puyó, en los 70, Eduardo Rovediello, después entró Carlos Garófalo como cantante; Cote Conrado que es el cantante actual, también estuvo en algún momento. Luego se consolidó el cuarteto con nosotros dos más Marco Pusineri y Carlos. De hecho empezamos a trabajar el primer disco en colaboración. Luego Marco tuvo una cuestión muy puntual durante la pandemia y se instaló en Rosario, se desconectó un poco con la actividad musical de acá, y se hizo complicado que estuviera de cuerpo presente o virtual para seguir en el tren. Sin embargo, él compuso uno de los temas. “Corre hacia tu vida” parte de una idea de música de Marco que nosotros desarrollamos. Con Carlos avanzamos mucho en toda la composición. Pero en un punto tuvimos una suerte de diferencia operativa, te diría. No de la música, porque de hecho el material que está en el disco está realizado prácticamente en forma bastante pareja entre los tres. Pero hubo una cuestión de diferentes maneras de operar para llegar al mismo resultado. Ahí teníamos como una suerte de divergencia entre cómo veíamos nosotros dos la cosa y como la veía Carlos. Y en un punto hicimos un planteamiento, porque así como estábamos no íbamos a poder continuarlo. Así que la decisión fue seguirlo nosotros dos. De hecho él está grabando su material solista en este momento donde hay bastante de lo que trabajó, inclusive algunas cosas que nosotros aportamos de lo que fue el proyecto de Trigémino. Lo que sí ocurrió, al no estar Carlos, que es un cantante extraordinario, muy expresivo, fue reconvertir un poco el sonido del grupo anterior, que tenía un cantante solista casi todo el tiempo en primer plano, a tener más trabajo de voces y alternancia entre cantantes solistas. Eso creo que fue uno de los logros del disco. Al no tener esa opción que teníamos antes, no buscar reemplazarla literalmente, sino buscar la manera de reconvertir la sonoridad de las voces del grupo.

¿Qué les parece si recorremos los temas del álbum, el concepto?

Minissale: Al disco lo planteamos un poco como una suerte de obra conceptual que tiene que ver con el estilo que abordamos. En un principio habíamos fantaseado con tener un personaje con un nombre determinado que iba desarrollándose desde niño hasta adulto en Argentina y va viendo cosas a través del tiempo. No llegamos a poner un alter ego, puede ser cualquiera de nosotros. Por edad, por tiempo vital, etcétera. La historia son etapas de ese personaje. Ya desde el arranque con “Corre por tu vida”. Después va avanzando la historia, pasando las décadas y van pasando cosas. La dictadura está presente, obviamente, con cosas muy descarnadas. Eso se escucha en “El Cuarto Gol”, que es una canción con mucha dramaticidad. También hay una canción que cuenta un poco la salida hacia la Democracia. Pero después volvemos a meternos un poco en el siglo XXI. Ahí van pasando cosas que ni imaginamos que iban a pasar.

En la era actual…

Minissale: Claro. Porque ahora ocurren muchas cosas que se adelantaron en las en las series y en las películas de ciencia ficción del pasado. Por eso en la obra  hay una canción que es “El mensajero del atardecer” en donde se habla un poco de esa sociedad que se va alienando. No lo estamos inventando nosotros, ya Orwell lo escribió en su momento. También Huxley con Un mundo feliz. Nosotros nos criamos leyendo eso. Esa es la literatura que leíamos en aquellos largos viajes en tren o en colectivo. No había auto, ¿quién tenía un auto? Éramos pibes, y era obligatorio leer esas obras porque tenían que ver con tu formación.

Raffo: La idea del concepto surgió muy rápido, muy naturalmente. Después buscamos la idea y fuimos acercando las canciones a ese concepto. Muchas de las canciones estaban en un estado ambiguo, tanto en música como en letra, le fuimos cambiando algunas cositas para ir metiéndolas en determinados momentos de las narración de la obra. Eso tiene que ver con la artesanía y el oficio que tenemos a esta altura de nuestra carrera. El disco forma parte de aquella vieja tradición emblemática del rock progresivo, la historia del género está llena de álbumes que son un continuo del que es muy difícil sacar un tema, es medio raro que extrapolen singles. No son colecciones de canciones, sino canciones metidas en algún tipo de arco narrativo un poco más grande.

¿Podemos hablar un poco de los temas y ustedes me van diciendo, más o menos, cómo va mutando la historia?  Antes habían dicho que el primer tema, “Corre hacia tu vida”, era como el inicio vital, ¿no?

Raffo: Lo pensamos como la historia de un joven, o una joven, en la primera adolescencia, que sale de su casa, cruza el umbral de su barrio. En ese caso, para nosotros, la música argentina que escuchamos en aquel momento fue un elemento muy importante para nuestra construcción de la identidad y los lazos que te nombraba antes. En aquellos años vos reconocías instantáneamente a la gente que estaba en tu misma dirección, porque te los encontrabas en un concierto de Aquelarre, por ejemplo. Inclusive la letra tiene una serie de homenajes, de pequeñas referencias a frases de canciones de ese momento.

¿”El cuarto gol” es el famoso cuarto gol de Luque a Perú en el Mundial 78?

Raffo: Sí. Ese tema fue una propuesta mía. Arranqué primero la letra y después fue y vino la música, mezclamos, cambiamos la letra y más, pero fue una experiencia que a mí no me pasó, pero me podía haber pasado. Yo hice el Servicio Militar en la Marina en el 78. Entonces la canción cuenta la historia de un colimba que en un momento que está haciendo una guardia viene un oficial y lo releva para que no vea como embarca un vuelo de la muerte con prisioneros. Y justo vuelve a la guardia en este momento en que la radio repite el cuarto gol que fue unas horas antes. Nos pareció que inclusive era una manera sutil y no panfletaria de hacer referencia a esa época. En la obra le esquivamos a la idea de ser muy directos y bajar línea.

Minissale: Sí, claro, en realidad también tenemos un poco la influencia musical que Juan dijo recién. Por ejemplo, vos agarrás un disco de Aquelarre, y son imágenes y mensajes que tienen una forma de cifrados. No son literales. Y nosotros quisimos hacer un poco eso. De hablar las cosas, pero que no sean tipo “eh, abajo la policía”, ¿viste? O “soy enemigo de la policía…” Ese tipo de cosas que podés sentir, obviamente, pero no para decirlo en una canción.

Raffo: Aparte yo creo que no funciona con esta música, esos textos funcionan en otro contexto musical…

Minissale: Claro. Por eso me parece que las letras del disco son bravas, pero le van a dar al oyente la posibilidad de jugar tanto con la armonía, como con la música. Por ejemplo, me pasó con un amigo más joven que no se crió con este estilo y me dijo: "Uh, tiene un montón de cosas." Y sí, lo tenés que escuchar varias veces para captarlo. No es música apta para los primeros 10 segundos.

¿Y cómo es hacerlo ahora en esta época donde la atención de las personas es tan dispersa, en donde parece cada vez más difícil encontrar personas que escuchen concentrados una obra de 40 minutos de corrido?

Minissale: Yo tengo una idea al respecto que no es palabra santa, pero si el artista se mete en ese rollo ya es otra cosa, es un entretenedor. ¿Está mal ser entretenedor? No. Yo nunca lo fui. Creo que Juan tampoco. Eh, ahora, ¿qué recibís por eso? Yo creo que nunca nos importó. Es muy loco eso porque sí ahora en TikTok la gente tiene 10 segundos para ver las cosas, entonces hagamos todo en 10 segundos, no hagamos introducciones… No, el disco tiene canciones con 20 minutos de introducción. Esto que digo viene a tono personal, no quiero meter a la banda en esto que voy a decir. Si hay gente que no tiene interés, yo no tengo interés que esa gente escuche esto. Yo no tengo interés, pero como yo no puedo prohibirle a nadie que escuche, ¿sabés que hago?, la espanto. La espanto con una hermosísima introducción en la canción. A los que no tienen paciencia para escucharlo, esos que vienen y te dicen que ya sos una persona grande, viejo, y demás, a mí me chupa un huevo porque eso es todo un verso. Te dicen, "Che, sos un viejo." Sí, ¿cuál es el problema, boludo? Eso me parece una estupidez, me parece todo tan fútil, todo tan vacío. Creo que el peor error que podríamos llegar a cometer sería si quisiéramos hacer este disco e invitar a uno de los chicos que hacen música urbana para que la gente escuche esto. Sería un delirio. Nada que ver.

Raffo: Sobre todo si se hace solo por conveniencia más que por una búsqueda artística…

Minissale: Claro, pero son los famosos 10 segundos en que vos tenés que tratar de atrapar a la gente. Yo no digo que esté bien o mal. Yo no hablo de eso. Quizás no la entiendo porque no es la música con la que me crie, pero me parece que son géneros diferentes. Y ese es el peor error que podés cometer. Nosotros tocamos para el que tenga ganas de escucharlo. Por suerte hay un montón de gente joven que también es muy curiosa. Sino no se verían a sala llena todos los espectáculos de música que no es comercial. Ahora, si vos solo pretendés tocar en River, lo único que vas a lograr es frustrarte. Porque no es así, no es que “hay que pensar y si lo pensás te sale”. Pará, boludo, pará. Eso es neurosis, obsesión. Porque tampoco todo tiene que ser un éxito infernal.

No, más bien. Ustedes van por otra búsqueda artística…

Minissale: Nosotros estamos bien con lo que estamos haciendo, nos divertimos mucho. Y yo creo que la gente que sintoniza un poquito nuestras ideas… Ojo, tampoco son nuestras ideas, son de una generación que se va transmitiendo.

Raffo: Repito una cosa que digo Jorge antes, creo que podemos decir que el trabajo está bien hecho. Sin estridencias, sin boquear, pero tampoco sin minimizarlo. Sabemos lo que estamos haciendo, está bien tocado y bien grabado. Si después te gusta o no, ahí ya es un terreno subjetivo. Podés tener mayor o menor conexión emocional con la obra. No hay manera de meterse ahí. Pero nadie puede decir que esto es un producto que no está bien hecho.

Seguimos con el tracklist del disco. ¿”Cosecha” de qué se trata?

Minissale: Es un tema que arrancó como idea en la pospandemia porque la pandemia fue algo que encerró a la gente y salir de eso fue una alegría. Pero después nos pareció que podía encajar perfectamente en lo que nosotros conocemos como la salida a la democracia, la llamada Primavera Democrática, lo que pasó en 1983. Lo acomodamos a esa época porque también sabíamos que estas canciones son como piezas, entonces tenés “El cuarto gol” que habla de la Dictadura, y después tenés “Cosecha” más metida en el periodo democrático. Entonces, esta canción pudo dar cuenta de lo que era ese rock que tenía un espíritu de optimismo presente. Es una canción optimista.

¿Después llega “Luz Ausente”…

Raffo: Ese tema arrancó con un estilo más personal que tiene que ver con algunos familiares nuestros, con sus problemas cognitivos ya de grandes, un poco narra esa idea de alguien que está presente pero que se está yendo. Por otro lado, también las aristas fueron limadas para que pueda ser interpretado como cualquier situación en la cual alguien ya no está. En ese sentido es un poco la otra cara de la moneda de “Cosecha”.

¿“Suma cero”?

Raffo: Ese tema arranca pensando en el estallido del 2001. Lo pensamos bastante cinematográficamente ya que empieza y cierra con esa imagen de estallido, violencia en las calles y rebelión. Y en el medio hay una especie de referencia al 2001 de Kubrick. Como si la cámara se elevase pasando de mostrar el quilombo de la provincias y la Plaza de Mayo y luego hay una especie de visión más cósmica, si querés, del fenómeno, hasta que de golpe, corte, y estás otra vez a ras del piso viendo las piedras y el polvo.

“El mensajero” es un poco más tanguero, ¿no?

Minissale: No, a Juan se le ocurrió ponerle ese sonido de bandoneón. Yo lo pensé como Radiohead. Y a mí me parece que lo interesante de esto es que el álbum tenga una identidad de este país. No estar mirando para afuera. Obviamente que nos encanta el rock extranjero y nos nutrimos con todo. Pero estamos lo suficientemente mayores como para plantar bandera acá y mostrar lo que somos. Entonces este me pareció muy acertada la visión de Juan. Era un poco lo que te decía antes. Difícilmente se rechazaba una idea cuando venía. Yo le tiré un ladrillo y él me devolvió eso que quedó buenísimo. Y la idea de la letra era un poco esa: ya pasó el 2001, los medios de comunicación se empiezan a formatear y tratan de hacernos apoyar a nuestros verdugos. Básicamente, porque esos medios son negocios, son empresas. Lo que salía en el diario impreso no era verdad. Antes era distinto. Antes lo que salía en el diario era posta. Nunca se pensó que en realidad era posta si le convenía. O sea, no sé quién lo dijo, pero el dueño de la verdad es el dueño de la imprenta. En esa época, ¿no? Así que entonces “El mensajero” es un poco eso, como la gente va perdiendo su propio razonamiento y empieza a ser bombardeada por conceptos que le convienen a una parte de la sociedad.

Raffo: Me gustó mucho la imagen del título que es el tipo del noticiero, el mensajero del atardecer. Es eso. Y hay un cruce musical en el interludio, volviendo a esto de Radiohead con el tango, que también fue y vino. El título interno de ese interludio era “Tony Moretto”, porque era como si fueran Tony Banks y Gustavo Moretto trabajando codo a codo.

Después lo sigue “Tu pesadilla gira”…

Raffo: Ese el momento prog del disco, es el momento de la historia. Esta no se sabe cuál es, pero yo creo que tiene que ver con esta idea instalada del blanco/negro, del todos contra todos, en la que, literalmente, hay que exterminar a la persona que no piensa como uno. Y un poco pensamos en algunos personajes quizás estereotipados. Casi diría que dos personajes marginales que en el caos o en lo no institucional van buscando su identidad y su manera de confrontar con el otro. Hay un montón de imágenes que tienen que ver con qué es la luz que estalla y qué es la luz azul que gira. Y el interludio, la sección del medio religiosa, a la vez es controladora.

Esto que me decís vos de eso que hay que destruir al otro, me suena un poco lo que pasa en las redes sociales, ¿no? Que no se puede llegar a tener un diálogo con nadie ya que lo primero que le surge a uno o al otro es la agresión. Eso de no estoy de acuerdo, te destruyo.

Raffo: Es como decía Jorge acerca de la lógica de los primeros 10 segundos. Ahí decís lo primero que te viene a la cabeza y si tu objetivo es destruir al otro, lo primero que te sale es lo más destructor que se pueda lograr. A mí me parece muy coherente que “Tu pesadilla gira” sea el tema que sigue después de “El mensajero”, porque creo que son los dos temas que están más íntimamente relacionados. El título es ese, yo soy tu pesadilla, eso puede ser dicho de cualquier lado. Yo soy la persona que va a hacer que no estés tranquilo.

Los teclados me hicieron acordar a Aquelarre…

Raffo: Bueno, hay una cosa muy concreta que es el uso del Clavinet, un sonido muy protagónico que sí, es el mismo que Hugo González Neira usó en Aquelarre. Recuerdo que siempre Héctor Starc cuenta que usaban eso porque era el teclado de consiguieron, recién después compraron el Hammond.

Minissale: Creo que el Clavinet lo compraron en Dimi…

Raffo: Sí, claro, tal cual. Nosotros teníamos uno bueno que era una máquina de Clavinet Hohner, que importaban y que acá le hacían la caja. Y entonces el sonido de Aquelarre es un poco el de ese instrumento, que era el más operativo de conseguir, como un teclado eléctrico en ese momento. Otro grupo que utiliza muchísimo el Clavinet, con esa tímbrica tan especial, es Gentle Giant. La combinación de clavicordio con guitarra, las cuerdas del Hohner son como las de la guitarra. Está punteado, o sea, que si lo pensás que estás tocando una especie de guitarra que se pulsa con teclas, ahí tenés como una mixtura muy interesante con una guitarra real. Además, Gentle Giant le da una combinación muy interesante en lo referente a lo tímbrico.

Sí, Gentle Giant es un poco una de las referencias obligatorias a la hora de hacer voces, ¿no?

Minissale: De hecho, el final de “Cosecha” tiene un poco ese chiste de hacer un canon a tres voces. Por eso creo que al que le gusta el género va a tener va a tener un poquito de todo en este disco. Yo veo mucho a chicos más jóvenes que, por ejemplo, son muy fans de La Máquina de Hacer Pájaros. Ese era un grupo que era cancionero y después ponía su ornamento a las canciones, ¿no? Y yo creo que este disco tiene un poco de eso también. Recuerdo un reportaje a Charly en donde él contaba cómo había sido el origen de la rítmica de “Yendo de la cama al living”, a partir de que su hijo Migue le decía: “Eh, papá, con un tema de Serú Girán hacés tres temas…” ¿Por qué? Porque algunos duraban ocho minutos, etc. Bueno, nosotros acá hacemos los tres temas en uno. El chiste es ese. Por eso al que le gusta un poquito este palo, creo que va a tener ahí un guiño interesante.

Raffo: Y me parece que lo que hemos ganado en madurez en cuanto a esta idea de combinar los tres temas o las tres partes, las cuatro partes, es cómo hemos construido las transiciones. Si vos empezás a escuchar y te metés en la música, no te va a sonar de entrada. Capaz que te preguntás qué carajo hace esto en este momento. De golpe vas a decir: ¿Cómo estoy acá? ¿Cómo llegué acá, si el tema que empezó hace tres minutos estaba en otro lado? ¿Qué carajo está pasando acá? No te vas a dar cuenta. Como que vas a entrar en el viaje de golpe, pero una vez que te preguntes algo ya estás adentro. Ahí sí se ve nuestra madurez compositiva de poder hacer algo con más facilidad que cuando éramos pibes y lo hacíamos más collage, con más cortes. Ahora es mucho más fluido. En ese sentido es más interesante, atrapante e inquietante. Eso requiere en el escucha la actitud de decir “me voy a mirar la película”, de estar concentrado en la obra.

El álbum termina con “La espectral confesión”. ¿Cómo se les ocurrió?

Minissale: Ahí queríamos cerrar el disco cantando nosotros cuatro (Raffo, Garófalo, Pusineri y yo) pero completamente despojados, por eso solamente hay un piano. No es una casualidad que hay solo un piano y cuatro voces diciendo una frase cada uno.

Raffo: Tiene algo de celebración y de despedida de la formación más clásica de Trigémino, la del disco anterior. La idea de los cuatro solos también remite un poco a algo que hemos hecho muchas veces, que es estar en un piano probando cosas. Inclusive, pensamos en un momento hacerlo con un piano vertical, desafinado, grabado con un micro, con un teléfono, como si fuera literalmente que estábamos en un en un living. Pero bueno, ese tipo de cosas tenés que hacerlas realmente bien. Tenés que laburar tecnológicamente en forma muy fina para lograr un efecto que sea crudo pero que a la vez esté bueno.

¿Cuáles son los proyectos de acá en más con Trigémino?

Raffo: El miércoles 3 de diciembre salió el primer single, que es “Corre hacia tu vida”, el miércoles 10 salió “El mensajero del atardecer”. En ambos casos aceptamos a tener unos video con las letras. Estén atentos al video de “El mensajero del atardecer” que es muy poderoso. Y el día 19 de diciembre sale el disco completo en plataformas a través de la Agregadora Musical Argentina (AMA), la agregadora del Instituto Nacional de la Música (INAMU), y sale en físico a través de Viajero Inmóvil, que es el mismo sello que sacó Trampas para engañar. Un sello dirigido por Felipe Surkan, que es un especialista en el género progresivo. Y el 20 hacemos la presentación del disco.

¿Cómo va a ser eso?

Minissale: Vamos a tocar en el Centro Cultural Cuerda Mecánica, en el bonito barrio de Villa Urquiza. Va a ser algo muy íntimo, algo muy interesante porque la gente puede optar por comprar el disco junto con la entrada.  Va a ser divertido y muy informal, vamos a charlar un poco, vamos a explicar el concepto del álbum al público. Pero como también queremos que el lugar sea inmersivo, vamos a ver si podemos tocar con un escenario situado en el medio y que la gente esté alrededor, como si estuviéramos en un living. Muy relajados. No es la presentación oficial del disco, no es tan así. Teníamos ganas de que la gente ya tenga el disco y nosotros contarles cómo es la historia, te mostramos cómo lo tocamos. Yo creo que va a ser muy interesante. Por supuesto van a estar los protagonistas del disco: Fernando Samalea, El Pollo, Cote Conrado, Lalo Calello y yo.

Raffo: Y en un formato acústico, porque lo que van a escuchar es piano acústico, guitarras acústicas, percusión y voces. Eventualmente, el año que viene, que además es el cincuentenario de Trigémino, veremos si podemos hacer ahí sí la presentación oficial del disco en su versión eléctrica.

¿El concierto va a tener más temas aparte de los incluidos en el disco?

Raffo: Sí, va a haber algunos temas de Trampas…

Minissale: También vamos a hacer alguna cositas que nos gustan mucho escuchar y tocar. Temas de nuestros héroes y vamos a hacer alguna cosita para que la gente lo pueda disfrutar. Va a haber un poco para todos los gustos. Nos queremos sacar el jaqué, el moño y hacer algo muy relajado, muy divertido, muy cómplice con la gente, muy cerca. Íntimo. Que no sea encorsetado.

Raffo: Por eso lo pensamos como una celebración más que una presentación.

 

Spotify: https://shorturl.at/IeOPR

YouTube: https://www.youtube.com/@trigemino.progrock

Redes: @trigemino.progrock

 

Entrevista: Emiliano Acevedo



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