¿Qué
puedo decir yo, un simple mortal olvidable, de Dios? Puedo hacer conjeturas, o
repetir lo ya dicho. Soy un convertido, un ortodoxo: no hay errores, todo
responde a un plan que a veces nos cuesta o nos costó entender. Para decir algo
primero tengo que más o menos entenderlo, y no es que no entienda a Charly
García (si nadie como él me ayudó a ser lo que soy, ¡cómo no voy a
entenderlo!), es que estoy seguro que hay cosas que ni percibo, o que percibo y
entiendo tal cosa, cuando posiblemente signifique tal otra. Me hubiera gustado
escribir algo el lunes por el cumpleaños de Carlos Alberto Charly García,
pero ya todo fue escrito, o eso creo. Es muy difícil decir algo original de la
persona que está 30 segundos adelantada a la realidad, o que tiene realmente
una antena que capta energías que circulan por el inconsciente colectivo de los
argentinos. Calibramos lo que esto quiere decir, y por eso la movilización
afectiva que presenciamos el lunes, pero me parece pequeño con todo lo que va a
significar en el futuro. Es como si en 1976 hubiéramos podido vislumbrar Say No
More, imposible. Y es imposible porque nadie como él “creó” su propia vida (o
solo unos pocos), inventó lo imposible de sí mismo, transformó el escenario
argentino, y la mentalidad de generaciones enteras. Todo fue dicho, y sin
embargo sentimos que todavía es poco al lado de lo que él nos dio. Nosotros
queremos agradecer (es increíble la cantidad de eventos y rituales que se
despliegan el 23 de octubre), pero no hay devolución posible, su don es un
potlach. Lo que él donó es su genio, toda su vida. Si Artaud no hubiera escrito
“El suicidado de la sociedad” en referencia a Van Gogh, es el título que mejor
le cabría a nuestro ídolo (es dios, no lo olvidemos). Nadie como él se expuso a
las energías vitales (y tanáticas) de nuestra sociedad (Maradona sin duda es
otro expuesto a estas energías). Sobran los ejemplos. Por supuesto, la
exhibición más obvia de este sacrificio es la figura crucificada en Demasiado
Ego: más claro, imposible. Todo SNM es un sacrificio, que había empezado de
modo más civilizado cuando Charly quiso dejar de ser Charly y quería ser
Casandra Lange. Hay cientos de ejemplos, incluso cuando tuvo la egocéntrica y
delirante idea de que la Argentina lo amortizara por todo lo que él le había
dado: bastaba con que cada argentino pusiera, en aquella época (los 90), un
peso. Ya en su primer disco aparece la idea del sacrificio, para no hablar de
Confesiones de invierno: “el pecho dentro de un hueco”. A los veintipico de
años tenía un poemario que superaba a Mallarmé, competía con Lennon y con
Dylan. El sacrificio de Sui Generis —desarmar la banda en el momento de más
éxito— mucha gente tardó años en comprenderlo y más años en perdonarlo. Ni
hablar cuando “se vendió a Fiorucci”. Charly dijo esto: en la Argentina es muy
difícil porque uno se la tiene que pasar dando exámenes toda la vida. ¡Qué
buena definición de la Argentina!
Leí
todos los libros que se escribieron sobre Charly, casi todos me parece muy
buenos, algunos me parecen tan buenos que creo que forman parte de la obra del
genio argentino — ¿la verdad? Hay muchos genios argentinos, como Maradona o
Messi, Charly está a ese nivel, que yo creo que es un nivel más alto que el que
ocupa sin duda otro de los grandes genios argentinos, de fama internacional,
Jorge Luis Borges. Pero a cualquier investigador amateur rápidamente le surge
la pregunta: escuchaste miles de veces sus discos, lo fuiste a ver tocar
decenas de veces, a mediados de los noventa quisiste armar un archivo
periodístico sobre él (ahora sé que hay muchas personas que ya desde antes
habían empezado a acumular información sobre el ídolo), durante la pandemia
miraste o escuchaste miles de horas de sus recitales, grabadas de forma oficial
o clandestina, ¿dónde termina su obra? Para mí, es muy difícil responder esta
pregunta. O muy fácil: todo esto y otras cosas que no conocemos aún forman
parte de la obra de Charly García.
Daniel Mundo
Sobre el autor: Daniel Mundo (Buenos Aires, 1967) es Doctor en Ciencias Sociales (UBA), Magister en Filosofía de la Cultura (UNSAM) y Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA). Publicó libros de ensayos como Crítica Apasionada. Una lectura introductoria de la obra de H. Arendt, Pasatiempos. Lecturas políticas de la contemporaneidad argentina y Mafiestx Pornológico. Trabaja como docente de grado en la Universidad de Buenos Aires. Dirige e integra proyectos de investigación sobre Memoria y dictadura y Estudios culturales sobre medios digitales y multimedios. Escribe para revistas especializadas y medios de difusión masiva.
¡Tu publicación irradia brillantez! Perspicaz, bien articulada y verdaderamente cautivadora. Gracias por compartir tu valiosa perspectiva con nosotros.
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