El sábado 4 de octubre en el Teatro
Coliseo, a sala llena, nuevamente los integrantes de la banda argentina Genetics
consiguieron el efecto al que aspira cualquier grupo tributo: el de hacer creer
a más de 1500 espectadores, que si cerraban los ojos estaban asistiendo a la
reunión nunca realizada de Genesis, en su formato quinteto y liderado por Peter
Gabriel, interpretando en su totalidad el álbum doble The Lamb
Lies Down on Broadway (1974).
Y es que el público de Genetics concurre
a sus shows con la seguridad de que va a escuchar una interpretación perfecta
de las composiciones originales de Genesis, nota a nota, sin dejar casi espacio
para la improvisación. Satisfacción garantizada, entonces, para esa multitud de
fanáticos del rock progresivo, que no solo incluye a cincuentones con panza,
barba y pelada, si no también a un número nada despreciable de jóvenes y
adolescentes dispuestos a disfrutar con esta interpretación de uno de los discos
conceptuales mitológicos de los ´70.
Sin dudas, Genetics es un ejemplo
acabado de este fenómeno imperecedero de las bandas tributo, que recrean el
repertorio de varios grupos clásicos de rock. Curiosamente, a diferencia de lo
que sucede con los shows tributo a Queen, en donde se privilegia la segunda
parte de su discografía, en el caso de Genesis la mayor parte de los grupos
homenaje -salvo los reconocidos Bad Dreams- se centran más en la primera etapa
liderada por Gabriel, de mayor vuelo artístico y elaboración, que en su posterior
época pop ultra exitosa (en términos comerciales), en la que Phil Collins pasó
de la batería al micrófono, y del quinteto original “solo quedaban tres…”
Técnicamente, el show que brindó
Genetics fue impecable, tanto en la ejecución como en el espectáculo. Si bien
la puesta fue austera, no faltó la pantalla de fondo en donde se iban
proyectando las imágenes que acompañaban los diferentes temas. También estuvo
el estrambótico disfraz del Slipperman,
que Gabriel utilizaba en uno de los momentos culminantes del show original.
Esto no es una novedad ya que los canadienses The Musical Box (la llamada
“banda tributo oficial de Genesis”) viene realizando, desde hace más de una
década, el mismo show de The Lamb… Sin
embargo, el mérito de los argentinos es igualmente destacable, y más teniendo
en cuenta que nuestro país nunca fue visitado por Genesis en ninguna de sus encarnaciones.
De esta manera, tras una breve
introducción en castellano de Ignacio Rodríguez Genta, el cantante de Genetics,
acerca de la historia de Rael (el personaje proto
punk protagonista del álbum), arranca la melodía ultra reconocible de piano
de la intro de “The Lamb Lies Down on Broadway”, ejecutada en forma impecable
por el tecladista Horacio Pozzo. Por supuesto, el show incluye las impresionantes secciones instrumentales del álbum “Fly on a Windshield”, “Hairless Heart” y “The Waiting Room”, en donde todos
los integrantes del grupo, que completan Leo Fernández (guitarra eléctrica), Claudio
Lafalce (bajo, guitarra y coros), y ese doble perfecto de Phil Collins llamado Daniel
Rawsi (batería, percusión y coros), dan muestra de su excelencia como
instrumentistas.
Rodríguez Genta merece un párrafo aparte por cargarse al
hombro la parte más histriónica del concierto, personificando en gran forma a
Gabriel, tanto en voz como en su despliegue escénico, que incluyó jocosas
explicaciones del guion de esta “película” sonora, durante la presentación de
cada una de las cuatro partes de la obra. Su vocalización en inglés es perfecta, y se luce
especialmente en temas como “In the Cage”, “Counting Out Time”, “The Carpet Crawlers”,
“The Chamber of 32 Doors”, “Lilywhite Lilith”, “Anyway” o “It”.
Luego de la interpretación de The Lamb… Genetics concluyó su show con los
bises que incluyeron “The Fountain of Salmacis” y “The Musical Box” (ambos, del
álbum Nursery Cryme, de 1971); y
“Firth of Fifth” (uno de los mejores temas de toda la historia del grupo,
perteneciente a Seeling England by the
Pound, de 1973), en donde Pozzo se mostró dubitativo por única vez en toda
la noche, sudando la gota gorda a la hora de interpretar la difícil intro de piano
compuesta por Tony Banks. Aunque hay que decir que no era para menos, ya que ni
el propio Banks solía tocarla en vivo. Por eso es un detalle menor que no
empaña la extraordinaria labor interpretativa de Pozzo, en especial en los difíciles
solos de sintetizador de temas como “The Colony of Slippermen” o “Riding the
Scree”.
En definitiva, casi dos horas y media de
show con 26 perlas “sinfónicas y genesíacas”, interpretadas con destreza,
entusiasmo y pasión, por unos músicos excelsos tan fans de Genesis como su
público.
Por Emiliano Acevedo
Fotos: Facebook Genetics (ex Rael)
No hay comentarios:
Publicar un comentario