Desde
principios de 2012, Jimena Lunática (31) recorre, guitarra al hombro, andenes
de tren, pasillos y formaciones de la línea A y D, no solo con la personalidad
de su voz sino con un sobresaliente carisma forjado en el ímpetu de enfrentar
la vida, que para algunos, a veces, se torna un callejón sin salida. Jimena va
haciendo su propio camino, y despierta en la rutina de miles de pasajeros un
sueño que no cierra sus ojos sino que abre sus sentidos, y los pone alerta a
esa sensibilidad tan particular que impacta como lo nuevo en rutinas gastadas.
Su personal voz le permite imprimirle un sello propio a los covers que hace ("A
mi manera", "Sur", "El ángel de los perdedores", "Get Lucky", "Je Veux", etc) y cautivar,
también, con temas propios.
Algunos
días de la semana llega desde Morón, donde vive, a tierras capitalinas a
ganarse el mango y recibir aplausos sentidos y comentarios como los que le
dejan en su blog (http://www.acusticatunel.com.ar/imaacutegenes.html)
del estilo de: “Recién te escuche en el
subte Línea A, yendo a Plaza de Mayo, increíble tu voz, sentí una paz que hacía
rato no me pasaba. (…) muchas personas se sacaron los auriculares para escucharte”,
“Hoy la verdad después de tanto tiempo sin pararme a respirar fuiste un alivio,
un poco de magia donde menos pensé encontrarlo. Me tome el subte con la idea de
llegar rápido a casa y no me importaba otra cosa, y te escuche y fue como aire
fresco entre tantas cosas enredadas”, “(…) ya te vi como 3 veces en la línea A y
las 3 veces me saque mis auriculares y eso que iba al palo escuchando death
metal. Tu música en esos viajes
repetitivos y rápidos, te hacen detener el tiempo y se siente la vibra q tenés”,
“Ayer me pasó una cosa que hacía tiempo no veía, ver a la gente prestar
atención a otra cosa que no fuera su celular o encerrarse en su micro-mundo de
imágenes y sonidos mientras viajan en su letargo subterráneo”, etc.
A
la hora de la siesta, de este caluroso diciembre, en la placita de Yerbal y
Rojas, nos tendimos en el pasto a charlar con Jimena, que previamente saludó a
unos pibes que estaban reunidos fumando, y, a pedido, les cantó “Je Veux”. No
hay dudas, la calle es su lugar.
La
primera impresión de sencillez y espontaneidad en su manera de encarar la vida
se fue confirmando a lo largo de la entrevista que hoy les presentamos.
Lo
dice casi al pasar pero Jimena es sobrina de un prolífero autor de tangos entre
los que se cuentan “Azúcar,
pimienta y sal”, “Y te parece todavía”, “Lo que vos te merecés”,
entre otros.
Así
Acústica Túnel, sin micrófonos, ni amplificación, a pura sangre y
transpiración, pisa fuerte en la plaza escénica callejera de la estridente
Buenos Aires…
¿Por qué lo de Lúnatica?
Uh,
fue hace mucho tiempo. Cuando era chica, tipo 18 ó 19, salía a la noche y me
quedaba mirando la luna un rato largo. Y de repente, me bajaba toda una
información, ¡canciones! y me ponía a escribir. Y al día siguiente otra, y
otra. Y como me gusta tanto la luna, quedó lunática.
¿Cuándo eras chica
se escuchaba música en tu casa? ¿Qué?
Sí,
se escuchaba. Mi vieja escuchaba Queen, Fito Paéz y después la radio. Sergio
Denis. Las viejas siempre escuchan eso, viste. Hasta que te das cuenta que vos
podés elegir tu propia música.
A
los 10 ó 12 años empecé escuchando mucho tango por mi viejo y mi hermano porque
como tenía un tío fallecido que era compositor, Abel Aznar,ellos escuchaban la radio
para ver si pasaban los temas de mi tío y así podían cobrar en SADAIC. Porque como
familiar cobrás hasta 70 años de fallecido el autor. También, mi abuelo me
enseñaba himnos, por ejemplo, la
Marsellesa y el Himno Nacional. Porque como familiar
cobrás hasta 70 años de fallecido el autor. También, mi abuelo me enseñaba himnos, por ejemplo, la Marsellesa y el Himno
Nacional. Después del tango me gustaba el folclore pero no me llegaba a
identificar con nada hasta que apareció Soledad. Me llegaban sus guitarras. Es más, no
me saqué una foto con la Sole, me saqué una foto con sus guitarristas (risas).
Así que, alrededor de los 15, arranqué con la guitarra. Pero no quería
estudiar, solo quería sacar acordes. Re trucho (risas). Me regalaron una, y sí,
empecé a estudiar. Y me dieron las escalas y dije “no, no. Yo no quiero estudiar
esto”. Pero me dijeron: “tenés que empezar con las escalas para llegar a los
acordes”. Entonces, dije “listo, chau”. Habré tomado solo un año de clases y
después empecé sola, buscando en Internet. Me hice una super carpeta. Pero yo
hacía una canción de Mercedes Sosa y ponía la voz de Mercedes. Hacía una
canción de Fito Páez y ponía la voz de él. Respondía bien, pero era una
imitación. Era como raro. Yo escuchaba mucho Evanescence también, porque tenía
el mismo timbre de voz que la loca, entonces usaba esas canciones para calentar
la voz. Hasta que una vuelta vino un loco y me dijo: “está muy bueno, pero ya
hay una Evanescence”. A pesar de que hay que tener la voz de Evanescence, me
dije: “ahora tengo que poner algo distinto”. Tiene que ver con lo que vos
querés hacer, con tu criterio, en realidad. Es decir, te sale la voz de
Evanescence porque estás poniendo ese oído. Es medio loco, porque con la voz es
muy complicado…
Tal vez es la
manera que tuviste de descubrir cómo funcionaba tu herramienta…
Tal
cual. Y después llegó a mis manos Anestesia, de Fun People. Y me rompió la cabeza, y fui directo para el grunge. De hecho, Nirvana es mi banda favorita. Y bueno, Nekro es
un personaje impresionante que iría a ver aunque no lo conozco ni por foto. Soy
cero cholulaje. A veces no voy a ver las
bandas que me gustan porque salen muy caras, viste.
Y ahora ¿qué
escuchás?
Como
estoy estudiando armonía en guitarra me estoy yendo todo para atrás. Por
ejemplo, Big Mama Thornton, que es como la cuna del blues. Una negra, que es
una genia y que Janis Joplin escuchaba, imagínate.
¿Cómo llega a tu
repertorio un tema de Zaz, la cantante francesa?
Bueno,
justamente, estudiando. Antes de armonía estudié letras y solfeo. En
determinado momento tuve que empezar a estudiar. Porque el disco que hice, y
que ahora hacemos con la banda, lo hice sin saber nada, solo diciendo: “a ver,
esto con esto, ¡queda re bien! Y a esto le agregamos esto, ¡y queda re bien!”
Pero no tengo idea lo que hice, entendés. Y así todo es re efímero, no tiene
por qués, pero porque soy ignorante, ¿se entiende? Porque hay todo una fórmula
para crear. Y yo no lo saqué de la fórmula, lo saqué del resultado.
Hay algo de
improvisación…
Sí.
Todo. Entonces, de repente todo este disco está armado así: de una suma de
resultados. Y recién ahora estoy aprendiendo las fórmulas. Pero estoy
aprendiendo. ¿Sabés los años que son para ser música? Llevo 4 años estudiando
música y soy consciente de que no sé nada, porque me falta mucho, tengo como 15
años por delante para estar segura. Hasta acá fue todo muy auto didáctica y re
garpa. Entonces pienso: “¿Y si le meto conocimiento y la cago? Pero, en un
momento te encontrás en la encrucijada de ver cómo salir de acá. Porque ya
recorriste todo lo que podías recorrer sin saber nada. Es como un cerco:
“Bueno, hasta acá llegás, piba. Si querés el mundo y bueh, fijate” Entonces
empecé a madurar y se me empezó a ir el miedo. Y me dije, lo que sea que sea,
se acrecienta. Yo tenía miedo de meterme dentro de las reglas y no poder
romperlas. Porque es lo que vengo haciendo. Imaginate que yo no sé si es disonante
o no. Yo lo mandé, me cabió, y fue. Porque viene alguien del conservatorio y me
dice: “Pero, boluda, Mi bemol, no, porque es disonante” Entonces, me digo: “si
yo supiera esas reglas ¿lo haría igual? ¿Es disonante o no?”. De eso tenía
miedo porque igual, no me iba mal. Porque bueno, lo que no se saca por
conocimiento se saca por entrenamiento.
¿Qué músico
admirás?
El
baterista y bajista de mi banda. (risas)
Estamos
ensayando aún. Salimos en enero. Vamos a grabar un demo.
Yo
toco viola rítmica. Soy puro ritmo y al ser tanto ritmo no tengo melodía. La
melodía la pongo con mi voz. Cuando ensayo vengo al subte dos horas nada más
porque necesito descansar. Y tener banda está bueno, porque esos temas son mi
vida, y que estos pibes los toquen está
buenísimo.
De hecho en un video vos decís que salís a la
calle y te desnudás. ¿Qué te hizo tomar esa decisión de salir a “desnudarte” a
la calle?
Estar
entre la espada y la pared en un momento de mi vida en el que toqué fondo. De
quilombo en quilombo. Se me cayó el mundo y había que buscar trabajo porque no
tenía ni casa. Dejaba el curriculum y decía “ojalá, que no me llamen”. Y un día
el papá de una amiga me dijo: “Che, ¿qué es lo que mejor hacés?”. Le dije: “tocar
la guitarra y cantar” y me dijo: “por qué no hacés eso y te dejas de romper las
pelotas”. Y estuve un mes pensando que no, porque ser una mina es jodido, y la calle, y los negros
del tren y si me pasa algo... ¿Y? Hasta que un viernes, en marzo del 2012, me
decidí, aunque estaba muerta de miedo… Fui al paso a nivel del tren, en la
estación Ituzaingó, que es un pasillo
largo y tiene muy buena acústica. Depende donde te pongas el sonido choca con
las paredes y va hasta el final. Y hay unas escaleras, eso puede servir de
megáfono porque se escuchaba bien lejos y además tengo buen caudal de voz aún
sin micrófono. De hecho, no lo uso, incluso en el subte. Bueno, me llevé un
balde de pintura de 20 litros, el atril y me senté y empecé a tocar, entonces, se me
pone enfrente un pibe, se prende un pucho. Termino de tocar y lo saludo y le
digo: “Te voy a tocar un tema mío”. Termino y me pone un billete. Lo saludo y
se va, y mientras subía la escalera me dice: “Cuidado, que no se vuele” Miro y
era un billete de $50. Y dije: “Me parece que mañana vuelvo” (Risas) Igual no
ganaba mucho ahí, pero me sirvió de propulsión. Una de las leyes de la calle es,
el que llega primero, gana. Así que me empecé a mover viendo qué onda. Hasta
que llegó el invierno y el frío, pensé que a mitad de año se paga el aguinaldo.
Entonces, dije “¿Un lugar calentito?”. El subte, pero el pasillo. Y arranque en
la línea D, en Catedral y Perú. Había un señor que no tenía una pierna y pedía
ahí tirado, me acerqué y le pregunté hasta qué hora estaba. Entonces, él me
dijo “Venite mañana a las 12.30 y te espero”. Entonces, yo tomaba el lugar que
él me dejaba. Re buena onda. Así me hice amiga del diariero, y del ciego que
vendía Mantecol. Y empezamos a tocar con otros. Y nos dijimos: “Vamos a buscar a
la gente a ver qué pasa, vamos a meternos al subte”. Y en la A nos corrían, y
en la D pegamos onda. En la calle hay de todo y no hay capo. Uno tiene que ir
con mucha humildad. Es medio la selva. Tenés que ser muy fuerte o muy pillo. O
cagás a palos a todos o te vas haciendo con cintura. Ya no quiero enfrentarme
con nadie, si ya estoy enfrentando a la vida. Me corrían, me corrían, me
corrían y yo firme. Y en un momento, vieron que no me iban a correr. Tal vez
veían el ímpetu que yo tengo y decían: “A lo mejor está bueno tenerla de
nuestro lado”. Y me tiraban que la hora que vienen los músicos es la siete de
la tarde. Pero yo no podía a esa hora.
Hasta
que un día que necesitaba plata dije: “Y bueno, hago doble turno”. Y a la tarde
discutí con el chabón que “lleva” el horario. Y me metí de prepo. Y si me tenía
que pelear, me peleaba. Entonces, vengo al día siguiente a la mañana y unos
flacos me querían hablar pero yo no quería. Sabía que me iban a hacer algo
malo. Y se me acercó un tipo, y reconocí en la voz que no me iba a hacer nada.
Entonces, me dijo: “Vos ya sos de acá. ¿Ayer discutiste con el del saxo? Bueno,
tratá de llevarte bien, porque el chabón pega” Y yo dije: “¿Y? A mí ya me
cagaron a trompadas y me rompieron la viola y estoy acá viva”. Y después le
hablé al del saxo para calmar la situación y entendí que no me tenía que
enfrentar a nadie porque no iba a ganar nada.
Si tuvieras que
recomendar un disco ¿cuál sería?
Cualquiera
de Nirvana o Pearl Jam.
Porque
arranqué en los pasillos de los trenes, y del subte que son túneles. Yo uso la
acústica del túnel porque no tengo amplificación. En realidad, ese nombre lo
pensé como un concepto que se relaciona con mi sonido. Lo pensé como una pyme.
Yo dije: “Meto la gente acá. Después en un bar, cobrando un entrada a la gente
que ya sé que le gusto”. En realidad, la otra parte de lo artístico es pensar
en una especie de empresa.
Y ¿vivís de esto?
Netamente.
Y ¿qué es ser
músico independiente?
Está
buenísimo. Yo, más allá de todo, quiero cambiar al mundo. La gente es una masa.
Bueno, medio me aburguesé y canto solo covers porque es lo que garpa pero la
idea siempre es expresar algo. No canto las de Pity. No elijo cualquier
canción. Mis canciones tienen un mensaje simple, también. Aunque acá, ahora
solo toco covers porque, también, me di cuenta que le hace bien a la gente. A veces lo nuevo en
el oído de un pasajero distraído de subte no llega. Y lo conocido, sí. Yo te
callo un subte, te lo dejo como una biblioteca.
Bueno, hay mucha
gente que deja comentarios en tu blog diciendo que se sacaron los auriculares
para escucharte a vos…
Es
re zarpado, ¿viste? A veces me da la sensación que les importa un carajo lo que
canto, que, en realidad, se quedan con la vibra, con la onda, con otra cosa. La
música es el nexo pero por ejemplo, hay viejitos que me dan por la de los
Redondos (risas). Tal vez les hago acordar que están vivos, que ahora están vivos, que hay paz,
también, que hay otra cosa. El hecho de sacarse los auriculares para mí es un
gesto de respeto sublime que agradezco, porque ¿quién soy yo? para que vos
salgas un poco de tu mundo y te metas en lo que yo estoy ofreciendo. También está el que se calla y ni se dio
cuenta por qué se calló. Si yo no soy nadie, no me conoce nadie, y entro a un
subte y shhhhh, silencio. Es un lugar que está lleno de todo, de buenos, de
malos. Y eso está bueno, no sé si ellos saben que yo quiero cambiar al mundo
pero la transmisión de eso, surge. Con las canciones te lo digo pero más
copado.
¿Tenés alguna
anécdota que recuerdes particularmente de esa respuesta de la gente?
Uh,
un montón. Hubo gente que me dio dinero llorando, emocionada. Hay un montón de
flechazos así. A veces pego en mi Facebook comentarios que me dejan y que son
increíbles. La gente es una masa.
¿Cuál es tu motor
para escribir?
Un
poco de todo. Yo estudio a la sociedad y no me gustan los títulos porque
somos todos iguales. Tal vez, vos sabés
algo que yo no sé, pero yo sé algo que vos no. Tengo muchos ideales. A mí me
gusta así. Mi vida la manejan los valores. Escribo pensando en un tema o una
palabra que puede madurar dentro de mí tal vez durante un mes. Y en un momento
cae la mitad de una canción y después me fijo si sigue, y la termino.
¿Tenés alguna
canción preferida de las tuyas?
Sí,
“Insidia”, que la escribí después de leer El acoso moral (de Marie France Hirigoyen), que habla de cómo se destruye moralmente una persona. Esta canción
describe a una persona perversa, manipuladora.
¿La escribiste por
alguna relación?
Sí,
sí, toda mi familia es perversa y no tengo nada que ver con eso. Me siento el
bien adentro de lo oscuro. Pasa en mi familia, así como pasa en cualquier lado.
Desde ahí analizo la vida. Imaginate que yo nací ahí y pensé que era todo así.
Igual tenés que tener “bochitis”, también.
Yo
trabajaba en una oficina, y me decían “qué lindo pelo, qué lindos zapatos, qué
lindo tapado, que lindos ojos”. Pero el pelo, nada, me lo suelto y se hacen
bucles solos, casi no me peino, el tapado es de feria americana y me había
salido $100, los ojos, que sé yo. En fin, cosas, por las que no hice mucho para
tener. ¿Y? Yo sentía que tenía mucho más para rescatar adentro. Yo no me veo si
tengo la nariz torcida, no tengo un espejo enfrente, eso lo ves vos. Entonces, no sentía que era
inteligente lo que me estaban diciendo. Yo apuntaba a otro lado. No me fijo en
lo que tenés puesto. Entonces: Soy, no
tengo. Yo pensaba: “No sabés que copada que soy por dentro, pero no te vas
a dar cuenta porque estás mirando con los ojos”.
Y en “Descartable”
te preguntás “¿Cuándo realmente se es
fuerte?” ¿Encontraste la respuesta?
Sí,
a pleno. Cuando aunque tengas miedos los enfrentás y cuando le hacés frente a
tus debilidades, estén lejos o cerca. Tener en claro que esto o aquello me hace
débil. En ese tema personifiqué a la droga o a la dependencia a algo, no sé, a
un té de menta. Sos realmente fuerte cuando vos te ponés de acuerdo con vos
mismo.
¿Proyecto
inmediato?
¡Luna
Park! (risas) No, llegar a tocar en un bar, y poder pasar gorra, por ejemplo.
Tengo ganas de cambiar de escenario. Más allá de que lo trato con mucho
respeto, lo cierto es que yo en la calle o un medio de transporte, estoy
forzando un escenario. Porque nadie está sentado ahí, tomándose un whisky, para
escucharme a mí. Algunos, lógicamente, están charlando con su compañero de al
lado, hablando por teléfono, etc. Quisiera tocar en otro lugar en el que la
gente esté más tranquila y predispuesta a escucharme, incluso para poder tocar
otras cosas. Porque en el subte vos podés hacer “ruido” y en un escenario tenés
que hacer un poquito menos de “ruido” (risas)
Alejandro Tófalo y Silvia Tapia
:)
ResponderEliminarEXCELENTEEEEEEEEEEEEE!!!!
ResponderEliminarLa nota es vieja....los comentarios son de 2014!!!....20/3/2019...recien la acabo de escuchar en el tren que salió de Once....increible jeje...me cai de culo.....muuuuy buena vos. Buenas letras. Quien diria que podria llegar a escuchar buena musica en el Sarmiento jajaja
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