Si bien, con la edición de su cuarto álbum Fragile (1972), Yes
consiguió dar forma a buena parte de su ideario
musical; será con el lanzamiento de Close to the Edge, el 13 de septiembre de 1972, que la música del
grupo llegaría a su cumbre, afianzándolo como uno de los más importantes de esa
tendencia que fue conocida vulgarmente como “rock sinfónico” o, mejor, prog rock.
Con Close
to the Edge, Yes inauguraría una época presidida por la
ampulosidad de sus proyectos. Eddie Offord era el productor habitual de
los discos, y Roger Dean, el encargado de diseñar las extraordinarias
tapas de los álbumes. En el plano estrictamente musical, Yes fueron unos
adelantados a su tiempo, capaces de encerrar en un solo disco tantos ritmos,
melodías, atmósferas e ideas como las empleadas hoy día en grabar cien. Seguramente,
lo que la banda se propuso en este disco es expandir el formato de la canción hasta
rozar los límites de lo posible. Y lo lograron. Instrumentalmente, demostraron que
paño les sobraba ya que todos los integrantes del grupo se lucieron: Bill Bruford,
en batería, elaborando extrañas telarañas rítmicas; Jon Anderson,
con su extraordinaria voz y componiendo letras místicas; Rick Wakeman,
usando con maestría un arsenal con todos los sintetizadores disponibles en
aquella época; un milagroso Steve Howe, que casi hacia "hablar" a sus
guitarras; y Chris Squire, un “mastodonte” capaz de derretir muros sónicos
con su imbatible bass guitar.
Según Anderson: "Creo que había un
sentimiento unificado en la banda con respecto a Close to the Edge que tuvo que ver con el tiempo.
Nunca podría volver a suceder de la misma manera. Tuvo que ver con el tiempo,
tuvo que ver con Londres, tuvo que ver con los Estudios Advision (en
donde se grabó), tuvo que ver con la atmósfera... en realidad fue una
sensación colectiva de que nos estábamos embarcando en algo nuevo, en un
territorio inhallado. Y todo eso es lo que hace de Close to The Edge la obra
perenne en que se convirtió..."
Por su parte, Bruford recuerda al álbum de
esta manera: "Si hubiésemos sabido lo horrible que sería el proceso (de grabación), nunca lo hubiéramos
intentado. Imagínate a cinco tipos tratando de escribir una novela al mismo
tiempo... Fue una tortura. No había arreglos escritos de antemano, ni tampoco
había muchas cosas compuestas. Para colmo, en el medio de la grabación teníamos
que salir de gira o se nos rompían los equipos... Así que un tema podía quedar
en la mitad y ser continuado al día siguiente. Por todo esto, puedo decir que
fue un milagro que lo hayamos podido llevar adelante. Nos ayudó que tuviéramos
a nuestro lado a (el ingeniero de sonido) Eddie Offord, capaz de
cortar una cinta master de dos pulgadas y pegarla con otra cinta en solo dos
veces. Porque esto es lo que se hacía en la era pre-digital. El poder cortar
pedazos de cinta y ensamblarlos con otros fue fundamental en la grabación de la
música de Yes. A veces, hacíamos un fragmento de treinta segundos y
pensábamos: 'Bueno. ¿Y ahora que viene?'. Entonces parábamos la cinta y
escribíamos otro segmento de treinta segundos y lo grabábamos... Era como
trepar el monte Everest poco a poco..."
Wakeman dice
que lo que sentía, en la época de Close
to the Edge, era una "sensación de poder, porque tanto la
compañía discográfica como los managers ni se aparecían por el estudio. Sabían
que el grupo (ahora) era exitoso y (a efectos prácticos) nos
dejaban hacer lo que quisiéramos. En Estados Unidos se habían enamorado del
álbum anterior (Fragile), y
Yes tenía casi un 'cheque en blanco' en lo que a grabación se refiere.
Sabíamos que teníamos algo especial para ofrecer, pero además (como
músicos) estábamos adelantados a tecnología, a los estudios de grabación y a
las compañías discográficas. Estas no sabían que estábamos haciendo, pero (mientras les diese dinero) no les
preocupaba. Ese era el secreto de Yes, y nosotros lo sabíamos. Sin
dudas, Close to the Edge es la obra más perfecta y completa que Yes
haya grabado jamás..."
TEMA A TEMA…
Este disco abría con (¡cómo no!) el épico
"Close to the Edge", uno de los temas más complejos de la historia
del rock. Un knock out auditivo
que comenzaba con el contrapunto de la guitarra de Howe y sus tritonos, los
arpegios del sintetizador Moog de Wakeman y los impredecibles patrones rítmicos
de Bruford. Líneas angulares de guitarra, escalas ascendentes, ritmos
complicados y disonancias; todo se juntaba y generaba una música que parecía de
otro mundo, un sonido celestial sin explicaciones. Con respecto a esta “suite”,
Anderson declaró: "Close to the Edge´ está cerca
del borde de la realización, y me refiero a la realización personal porque ese
era el tema del álbum. Está también basado en un libro que había leído: Siddhartha (de Hermann
Hesse). Yo creo que en ese momento estábamos cerca del borde de realizar
nuestro potencial como músicos y como artistas, para poder saltar a un nuevo
mundo musical. Y de hecho lo hicimos. El álbum nos impulsó hacia una música
totalmente progresiva que aún nos da orgullo más de treinta años después..."
Con respecto al contenido de la letra, Anderson reflexionaba
que: "Fue como la secuencia de un sueño. Justamente, la estrofa final
se refiere a un sueño (que tuve
hace mucho) acerca de pasar de este mundo a otro. Pero recuerdo de haberme
sentido tan bien en el sueño que, desde entonces, la muerte no me atemorizó
nunca más. Hay varias frases que tienen que ver con la Iglesia. Muchos que
frecuentan las iglesias se están peleando para ver quien es 'el mejor', 'el más
rico' o 'el más listo'. Por eso (al final de la sección media del tema) hay
un majestuoso órgano de iglesia y luego lo 'destruimos' con el sonido del (sintetizador)
Moog. Y eso nos lleva a otro sonido de órgano (Hammond), como
regocijándonos con el hecho de que podes darle la espalda a las iglesias y
encontrarlas en vos mismo; es decir, ser vos mismo 'tu propia iglesia'."
Con respecto a la música de este tema larguísimo, también el mismísimo Charly
García dejó un buen análisis: “(Cuando lo escuché) Me llamó muchísimo la
atención el concepto que tenía; ese asunto del riff de bajo, arriba unos
acordes cambiando, y la voz haciendo otra cosa diferente...”
Anderson, Howe y Squire dialogando con el productor Eddie Offord |
El viejo Lado
Dos del álbum comenzaba con la suite de folk pastoral "And You and
I", uno de los temas preferidos de la banda, que cristalizó buena parte de
las pretensiones e ideas musicales de Yes. Wakeman comentó al
respecto que: "Este tema es una mini sonata para quinteto. Con
diferentes movimientos que se funden uno dentro del otro. El objetivo era
realizar una pieza musical que simbolizara todas las cosas por las cuales los
fans nos amaban y los críticos nos odiaban..."
En cuanto al cierre del disco, con el intenso y
pegadizo "Siberian Khatru", Anderson dijo que aunque su título
significa "invierno", trata justamente de lo opuesto: de los
sueños sobre "claros días de verano". Howe, por su
parte, comenta que estaban muy contentos de como tocaban en vivo a este tema y
que por eso lo usaban siempre para abrir los recitales de Yes.
Para bien o para mal, la crítica quedó estupefacta
con este disco. Por ejemplo, un anónimo periodista de la revista Disc lo catalogó como “un sinsentido
tedioso”. Pero fueron las menos, casi todos elogiaron el nivel técnico y
musical del álbum. Esta fue la opinión del prestigioso crítico Edward Macan, que aseveró: “Desde todo punto de vista, Close to the
Edge es una de las maravillas estructurales
del rock progresivo (…) creo que es posible verla como la combinación de la
suite de movimientos múltiples y la forma en un movimiento de la sonata.” Bill Martin, por su parte, iba más allá
que su colega: “Como una totalidad, Close
to the Edge representa lo más cercano a
la perfección que podemos encontrar en este mundo…”
En lo a que su repercusión respecta, Close to the Edge conseguiría entrar
en el Top Five de los rankings, en
ambas orillas del Océano Atlántico: puesto cuatro en el Reino Unido y número
tres en los Estados Unidos. Por eso, Yes se dispuso a realizar su gira
más grande de su carrera. Pero el futuro no solo traería rosas... sino alguna
que otra espina también.
(Bibliografía: Documental Yesyears; Revista Cantarock, Alfredo Rosso, Claudio Kleiman; Chris Welch, Close to the Edge: The Story of Yes)
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