Mucho antes de emprender
su exitosa carrera como cantautor pop en la España de los 80, con una serie de
hits memorables como “Amante de Cartón”, “Santa Lucía”, “Menta y Limón” y “Yo
Quería ser Mayor”, Roque Narvaja editó
una trilogía de álbumes memorables y malditos: Octubre (Mes de Cambios) (1972), Primavera para un valle
de lágrimas (1973) y Chimango (1974). Hermosos discos repletos de canciones que reflejaban una época de
plena convulsión política, social y cultural.
Por supuesto, Narvaja
es uno de los cantautores que más discos ha vendido en la Argentina. Ya que no
hay que olvidar que, además de su éxito español, tuvo una primera etapa muy
popular a fines de los 60, siendo adolescente, al frente de La Joven Guardia,
cuando compuso temas fundamentales del beat argentino como “El extraño del pelo
largo”, “La extraña de las botas rosas” y “La reina de la canción “. Melodías
que llegaron hasta a ser adoptadas por las hinchadas en las canchas (incluso,
mucho después, la hinchada de Boca se apropiaría de “Ni una palabra de más”,
una canción de los años españoles de Narvaja, para dedicarles triunfos
xeneises a sus rivales riverplatenses...)
Por el
contrario, sus tres primeros discos como solista permanecieron casi como un
objeto de culto. Aunque fueron bien recibidas por la crítica y el público, estas
obras tuvieron la desgracia de ser catalogadas como discos panfletarios, “de
protesta”, en un contexto político convulsivo. Esto explicaría el destino
maldito de Octubre y su
sucesor, Primavera para un Valle de
Lágrimas, dos producciones demasiado expuestas por el contenido de sus
letras. Por eso, debido a las persecuciones y la censura, en 1977, Roque,
amenazado, tuvo que irse del país. Su destino lo depositaría en España. Allí,
luego de una etapa llena de incertidumbre, consigue triunfar cuando Miguel
Ríos le versiona su tema “Santa Lucía”. Entonces, a partir de 1981, Narvaja
comenzará a paladear las mieles del éxito masivo con una carrera solista pop
repleta de hits radiales. Una nueva carrera, bastante diferente de su
magistral trilogía de álbumes realizados a comienzos de los convulsionados años
70.
Hoy nos vamos a ocupar del primer opus de esta trilogía seminal perfecta: Octubre (Mes de Cambios), elegido por la revista Rolling Stone como uno de “los mejores 100 álbumes de los primeros 40 años del rock nacional”. Esta obra es mucho más que un disco políticamente radicalizado o de protesta, categorizaciones simplistas que no dan cuenta de la labor artística llevada a cabo por Narvaja. Sus letras mezclan lo personal y lo social, y su amor por el folk y el rock junto a pioneras exploraciones de ritmos folklóricos argentinos y latinoamericanos.
Para grabar un
disco tan jugado, Narvaja debió dejar la multinacional RCA (con la que
había editado sus éxitos de la Joven Guardia) y pasarse a Trova,
precursor sello independiente artesanal, dirigido por Alfredo Radoszynski. En esa recordada discográfica también grababan
Piazzolla, Vinicius de Moraes (junto a Toquinho y María Creuza),
Les Luthiers, Aquelarre, Litto Nebbia y Pedro y Pablo, entre
otros artistas. Precisamente con éstos últimos había colaborado Roque en
la grabación de Conesa, otro
de los grandes discos de la época, y luego Narvaja llamaría al dúo
formado por Miguel Cantilo y Jorge Durietz para que colaboraran
en la grabación de Octubre. Además de
Pedro y Pablo, también participan en el álbum de Narvaja: Litto
Nebbia, Domingo Cura y el quenista Uña Ramos.
Narvaja, quien ya había empezado a interpretar y componer en una veta más
comprometida en los últimos tiempos de la Joven Guardia (por ejemplo en los temas “Tu Libertad” y "Dicen que te fuiste a la montaña"), incrementaría esta tendencia en Octubre. No por nada, estas canciones reflejaban, ya desde los títulos,
el clima de una época en donde la revolución parecía estar ahí a la vuelta,
como algo posible e inminente: “Octubre (mes de cambios)”, “Revolución mi
amor”, “Camilo y Ernesto”. Por ejemplo, “Balada para Luis” estaba dedicada a la
memoria de Luis Pujals, dirigente del PRT-ERP en Rosario, que fue secuestrado
el 17 de septiembre de 1971. El cuerpo de Pujals nunca apareció y sus asesinos
quedaron impunes. Octubre también
traía canciones que celebraban la vida en comunidad como “Traigan Vino” o el
amor libre en “De Leche y Miel”. Por otro lado, “Sobre la Confusión” estaba en
la misma línea que “Revolución mi amor”. Su letra decía: “Sobre la
confusión, avanza la revolución. Desde nuestro panteón, brindamos por la
nación...”
Ya para esa
época Roque, quién se definía como “peronista y progresista”, se había
puesto a militar en la Juventud Trabajadora Peronista. Por eso el título de la canción bellísima, de reminiscencias andinas, “Octubre
(mes de cambios)” no sólo hacía mención al mes de la Revolución Rusa, sino
también al mes del asesinato del Che Guevara y el Día de la Lealtad Peronista.
Precisamente, la figura del Che es homenajeada, junto a la de Camilo
Cienfuegos, en la hermosa canción (de plena inspiración cubana) llamada “Camilo
y Ernesto”: “Camilo y Ernesto fueron a rescatar una cruz, la antorcha de los
caídos en una guerra sin luz.” Por otra parte “A Través de los Andes” resultaba un compendio de tópicos de la época: el americanismo, la huída de la ciudad, el sentimiento de hermandad cósmica. Participaban los principales invitados del disco: Domingo Cura tocaba el tambor oriental y el pandeiro y los coros eran de Nebbia, Cantilo y Durietz. Con su guitarra, Narvaja le daba un sonido psicodélico-andino al tema. Octubre finalizaba
con “Dame el Sol”, un alegato en contra de la explotación de los trabajadores
de la zafra, recolectores “de mil cañas y una más”. Una canción potente,
compuesta a medias entre Litto Nebbia y Roque, que concluye con un
impresionante solo de guitarra eléctrica de Narvaja; mixturando en forma
muy atractiva el rock con el folklore latinoamericano (con un sonido que
recuerda a los Jaivas). El final acorde para un disco comprometido y
espectacular.
E.A.
Que lindo disco, lleno de sueños y utopías que pareciamos alcanzar a la vuelta de la esquina
ResponderEliminarUn excelente disco tanto en letras como en composición musical, excelente la interpretación de guitarras y charango. Injustamente poco reconocido, olvidado y no valorado en la historia del rock nacional.
ResponderEliminarMe encanta el disco, lo encontré de casualidad en Villa la angostura, mientras hacíamos el camino de los siete lagos; el convoy paro a descansar en dicha ciudad y la fortuna me llevo a revisar los discos exhibidos. Creo que fue el único que compre, no había otra producción discográfica que llamara mi atención.
ResponderEliminarEl disco tiene 50 años y debe hacer 45 que lo escucho, tremendo trabajo de composición, violas y voces.
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