A pesar de que
esta no fue la primera visita de un grupo de rock internacional a nuestro país,
ya que en 1973 había pasado por estas costas Carlos Santana, con una de
sus mejores agrupaciones, actuando en el viejo Gasómetro de San Lorenzo, y
luego (durante 1980) Peter Frampton y los nuevísimos The Police
habían tocado en el Luna Park y en el Estadio de Obras respectivamente; ninguno
de estos shows tuvo la magnitud y trascendencia de lo que sería la visita a la
Argentina de Queen, en febrero de
1981, en el marco de una gira latinoamericana que cambió en forma definitiva
las reglas del negocio del rock en
la región.
El grupo inglés era
muy popular en la nuestro país y llegaba en su mejor momento, cerrando una
década en la que había brillado en el firmamento de las grandes bandas de rock
de los 70. Sin embargo, la dimensión alcanzada por este evento superó cualquier
tipo de expectativa. Se trató de un negocio fabuloso desde lo empresarial pero
además, más allá de las cifras recaudadas, también significó la apertura del
mercado argentino a los mega conciertos de rock internacional. A nivel de los
medios, en especial para el periodismo especializado en espectáculos y las
revistas vinculadas al mundo del rock, la experiencia fue por demás
significativa: "El sonido perfecto y la solvencia de los cuatro músicos
lograron un espectáculo que, sin vueltas, es lo más grande y esta palabra
abarca todos sus sentidos (y los míos) de lo que se ha visto en la Argentina en
materia musical.", dijo la periodista Gloria Guerrero en la revista Humor.
Claro que los más beneficiados fueron los integrantes de Queen; y su
público, que asistió a un recital único e irrepetible.
THEY WERE
THE CHAMPIONS
La grandiosa
organización de los shows internacionales, así como la utilización de elementos
de alta tecnología era casi impensada en un país como el nuestro, que recién
incursionaba, por ejemplo, en las transmisiones televisivas a color. Debido a
esto, hasta último momento, se puso en duda la visita de Queen. La
incógnita era si realmente se podría montar tamaño espectáculo en un estadio de
nuestro país. Sin embargo, los ingleses vinieron e hicieron real el sueño.
Pero, por supuesto, las cuestiones tecnológicas y organizativas no constituyen
la única lectura que se puede hacer, en la actualidad, de aquel histórico
evento. Hay que tener en cuenta también el contexto político de aquellos
tiempos, con una dictadura militar instalada desde hacía un lustro que no
propiciaba la visita de artistas extranjeros. La música de rock se difundía en forma muy
escasa aun, ya que las radios transmitían, casi como imposición, en su mayoría
temas en castellano de poca calidad (musicalmente vacíos y con letras de poco
contenido.) Todo en nombre de un absurdo nacionalismo mal entendido. Además,
muchas veces, los músicos extranjeros se manifestaban en contra de los sistemas
de gobierno autoritarios, como los que estaban instalados en los países
latinoamericanos. Incluso, el mismísimo Roger Taylor recordó, muchos
años después, que durante su visita a la Argentina habían conocido a un oficial
que se enorgullecía por haber “matado a unos cuantos”. Por todo esto, y
por el valor que tuvo el espectáculo en sí mismo, la gira de Queen en
1981, es recordada como un verdadero hito en la historia de la música en la
Argentina.
EL ARRIBO
La llegada del
grupo generó una verdadera conmoción. En el aeropuerto de Ezeiza fueron
recibidos por cientos de fervorosos admiradores que manifestaban devoción por
sus ídolos. En medio de la opresión de la dictadura, algunos medios
internacionales viajaron a Buenos Aires para cubrir este evento. Fue así que,
entremezclados con más de 30 periodistas (un número muy significativo para esa
época), los fanáticos agitaban pancartas y fotos de sus ídolos. "Supimos
que iba a ser muy excitante desde que aterrizamos. En el aeropuerto no pudimos
creer lo que escuchaban nuestros oídos. Estaban pasando nuestra música por los
altavoces", declaró Freddie Mercury a Nina Miskow, corresponsal
en Argentina del periódico inglés The Sun.
A continuación
del arribo de Queen, todos los periodistas fueron invitados al salón vip
del aeropuerto para asistir a la primera conferencia de prensa del grupo.
Luego, escoltados por sus ayudantes, los integrantes de la banda lograron
sortear el alboroto y las típicas escenas de histeria protagonizadas por los
fans en el hall central del aeropuerto, para refugiarse en los vehículos, los
que, en caravana, partieron hacia el Hotel Sheraton de Retiro. A propósito de
las curiosas formas de movilizar al grupo, Jorge Fregonese, quién fuera
coordinador de seguridad de Queen en su visita a la Argentina, comentó
(para Queen Concerts): “Cuando
estábamos saliendo del primer concierto en Vélez había tanta gente que podía
ser peligroso para la banda retirarse en sus autos (cuatro Ford Fairlane), por
lo que se me ocurrió la idea de vaciar una camioneta de la policía, que se
encontraba en el lugar, para protegernos de las masa, y nos metimos ahí con la
banda". El comentario de Freddie fue: “Amo esto, parecemos
putas llevadas a la cárcel después de ser levantadas por la policía”.
El empresario
que se encargó de organizar la visita de Queen fue Alfredo Capalbo,
quién además contrató como grupo telonero a una agrupación nueva, muy poco
conocida aún, pero que tendría un éxito masivo un par de años después: ZAS,
el grupo de Miguel Mateos.
PRIMER
CONCIERTO
El estadio de
Vélez, una de las sedes del Mundial ´78, volvió a vestirse de fiesta el 28 de
febrero del 81. Pero, en esta oportunidad, el gran acontecimiento no estuvo
ligado al fútbol sino a uno de los mejores shows del rock internacional. Así, con puntualidad inglesa, a las
ocho de la noche, se encendieron las luces y comenzó el esperado concierto. El
sonido trascendía los límites de Liniers. Por medio de guías neumáticas subían
las enormes parrillas de luces. Queen estaba en escena y 54.000 almas no
podían dar crédito a lo que estaban viendo. El primer tema que interpretó el
grupo fue una versión frenética de "We Will Rock You", que hizo
estallar el delirio del público. Estruendos, bombas de humo, luces que seguían cada
movimiento escénico y danzaban sobre la audiencia. Afuera del estadio, sobre la
autopista, centenares de automovilistas detenían sus autos para escuchar las
dos horas de show.
Queen presentaba su último disco, The
Game, salpicándolo con sus hits, todos ellos contundentes:
“Keep Yourself Alive”, “Killer Queen”, “Somebody to Love”, "Fat Bottomed
Girls", "Bicycle Race", “Flash” y “Don´t Stop Me Now. “Let Me
Entertain You”, “Death On Two Legs”, “I`m In Love With My Car”, “Now I`m Here”,
“Sheer Heart Attack” y “Tie Your Mother Down”. Cuando
tocaron “Love of My Life”, el público cantó a la par de Freddie quien,
en un momento, se calló y con pasos de ballet dirigió a un coro de 54 mil
cantantes; mientras que Brian May, conmocionado, no atinaba a continuar
tocando su guitarra acústica de doce cuerdas. Promediando el concierto, se
vivió otro de los momentos más emocionantes cuando, entre el humo, los músicos
desaparecieron del escenario y se empezaron a escuchar, grabados, los coros
operísticos de "Bohemian Rhapsody". Luego, el público acompañó la
coda del tema con los encendedores, como ocurría en Europa. "Para
sorpresa del conjunto, la mayor parte del público acompañó todos los temas
cantándolos en inglés...", comentó el periodista Luis Mori.
Durante la mayor
parte del show, Mercury vistió una musculosa blanca de Superman, un
chaleco de vinilo negro y brillantes pantalones ajustados de cuero rojo, que
capturaban todas las miradas cuando, majestuoso, el cantante contorneaba con
audacia su cintura. Por ejemplo, en los bises (durante “Another Bites the
Dust”) el cantante se movía en forma desafiante y sensual, con una toalla en
los hombros, una gorra blanca y luciendo unos ajustados shorts. Como de
costumbre, Freddie inundaba el estadio con el esplendor de su voz, corriendo
de un lado al otro del escenario. Para disgusto de algunos, ya no lucía su
leonina cabellera glam de los 70, sino un corte varonil, así como un
frondoso bigote. "Los dientes afuera, la tanada que le sale por los
poros y ese aspecto espantoso de pelo corto y bigotes de muzzarella son,
curiosamente, el complemento ideal de un show tan sensual que nos hace olvidar
la belleza de su voz, y a una voz tan bestial que casi ni nos acordamos de sus
caderas." (Gloria Guerrero). Por su parte, Brian May mostró una
enorme sonrisa, aun fuera del escenario. Durante el show hizo cinco cambios de
vestuario. Tocó el piano en "Save Me", cantó con Mercury, y
logró erizar la piel de sus seguidores con un solo de guitarra en un set
solista brillante que demostró por qué muchos lo consideraban como el alma
musical del grupo. Mientras que por su lado, Roger Taylor sacudía su
impresionante batería, ubicada en el centro del escenario. A sus espaldas, un
enorme gong, dorado como un sol, enmarcaba al rubio baterista. El bajista John
Deacon había sido el último en subir al escenario. Sin embargo, su estilo no era extravagante. Ejecutaba el bajo con
sobriedad, precisión y una potencia cautivante.
UN TOUR
MAGICO QUE DIO QUE HABLAR
En total, Queen
ofreció cinco shows en la Argentina. Luego del debut en la cancha de Vélez,
el grupo volvió a presentarse en el Estadio José Amalfitani el 1ro de marzo
(52.000 espectadores). De Buenos Aires partieron a Mar del Plata, en donde
actuaron el 4 de marzo en el Estadio Municipal (actual Estadio Mundialista José
Minella) en un concierto al que concurrieron 30.000 personas. El penúltimo show
de la gira fue en Rosario, en la cancha de Rosario Central. El Gigante de
Arroyito, en aquel 6 de marzo, contó con un público de 34.000 asistentes. El
final de esta gira se daría nuevamente en Vélez Sarsfield, el 8 de marzo, en
donde Queen actuó para una audiencia de 58.000 personas.
Pero no fueron
sólo rosas lo que les arrojaron a los integrantes del grupo. Por ejemplo, esto
fue lo que escribió James Henke, cuando cubrió la presentación de Queen en
la Argentina para la Rolling Stone
yanqui (en la nota "Queen Holds Court in South America" de la RS
Nro. 345, editada el 11/06/81): “Aunque la química entre la banda y el
público es notable, la gente responde con una devoción tan absoluta que me da
la impresión de que si Freddie Mercury les dijera que se afeiten la
cabeza, lo harían. Musicalmente siguen sonando prosaicos, pero lo que les falta
de habilidad lo compensan ´al menos para los fans´ con escena. Para los
bises, repiten "We Will Rock You" y luego tocan "We Are the
Champions".Vistiendo ahora apenas unos shorts de cuero negro muy cortos y
una gorra de policía al tono, Mercury se mueve por el escenario
como un híbrido entre Robert Plant y Peter Allen, y en medio
del clímax patea un parlante para luego darle con el micrófono. Algo
bastante ridículo hoy en día, pero a los chicos les encanta.”
CRAZY LITTLE THING CALLED FREDDIE.
Además de los
asistentes personales, custodios y traductores, sobre el escenario había un
asistente para cada uno de los integrantes del grupo. Por supuesto, el más
ocupado, era el que se ocupaba del excéntrico Freddie. Ya que era el
encargado de alcanzarle el micrófono, cuando el vocalista se alejaba del piano,
y, luego de sus clásicas corridas, un vaso de agua con limón. María Macchia
recuerda, mientras exhibe con orgullo su entrada al show (una tarjeta negra a
la que le falta uno de los bordes): "Mi familia tenía un quiosco en
frente de la cancha de Vélez. Obviamente, todos en el club nos conocían. Por
eso, aunque yo saqué platea, estuve en la cabina de periodistas, en donde me
hicieron pasar como la sobrina de un empleado del club. En cuanto llegamos, uno
de los organizadores (por parte del club) le dijo a mi tío que, urgente,
consiguiera limón, para Freddie, ¡porque no tenían más! Para qué… ¡Nos fuimos
volando al quiosco! Nunca supimos si en verdad eran para él".
El vocalista
cantó sin remera "Crazy Little Thing Called Love”, toda una audacia para
la Argentina pacata de aquella época. No por nada La Tía Matilde escribía, en su columna en la revista Radiolandia 2000: “Qué raro que la
Municipalidad no le aplicó a Mercury el código de moralidad al realizar la
mayor parte del espectáculo en shorts y con el torso desnudo… ¡Hay de todo!”.
Por suerte, para la pobre Tía Matilde, Freddie no estuvo todo el tiempo
en cuero. En algún momento del show cubrió “su desnudez” con “los colores
patrios”, como recuerda Alberto Rodríguez, hoy un señor a punto de cumplir los
55 años: "Fui a los tres recitales en Vélez y vi a uno de los grupos
que hicieron historia dentro del rock. Inolvidable, Mercury con
la remera de Argentina (sic)...”
Al respecto del
tema de la camiseta y del hecho de que un juvenil Diego Armando Maradona
(recién transferido a Boca Juniors) fuera invitado a subir al escenario, el
diario Clarín (en una nota del 29 de
noviembre de l995) dijo que este hecho fue "el primer capítulo del
romance fútbol-rock, así como también que los artistas extranjeros subieran al
escenario con la camiseta de la selección". Luego, en ese mismo 1981,
Maradona también sería invitado a subir al escenario por Eddy Grant. La
mística ya estaba en marcha.
COLOFÓN
Mucho tiempo ha
transcurrido desde aquella venida de Queen a nuestro país y muchos de
estos recuerdos resultan hoy poco sorprendentes, pero nadie puede negar la
importancia de aquellos conciertos ofrecidos por la banda británica. Una gira
que, después de 35 años, aun es recordada por muchas personas como el hecho
musical más destacado que les tocó vivir en su juventud. Miles de pares de ojos
que registraron, en forma indeleble, en sus retinas aquel momento culminante
cuando Queen desapareció entre una humareda, mientras sonaban los
acordes finales de “God Save the Queen”, poniéndole punto final a un show
inolvidable.
Elena Rodríguez
Cuando pretendés hablar de la situación del País en ese momento , mandás fruta a lo pavote. ¡ Que manera de escribir boludeces y mentiras chabón , En nla radio la programacvión musical era en un 90 % música extranjera. reci´´en en la guerra de Malvinas al año siguiente se cambió el status Quo. ¿ que ganas con mentir ?
ResponderEliminarHola, amigo. No sé porque decís que Elena "manda fruta" cuando habla de la situación del país en 1981. Cuando ella dice que "las radios transmitían, casi como imposición, en su mayoría temas en castellano de poca calidad (musicalmente vacíos y con letras de poco contenido.) Todo en nombre de un absurdo nacionalismo mal entendido", por supuesto habla de música pop melódica o romántica, no de rock argentino. De cualquier manera, apreciamos tu opinión y la respetamos. Gracias por escribirnos.
EliminarMuy buen reseña.Un par de toques mas. En el campo de juego habia choperas y regalaban cerveza Bieckert, y Freddie sobre el piano no tenia tanta agua con limon, mas bien varias latas de cerveza Keyport "La Cerveza Queen" (cerveza importada en esa epoca por Bieckert).La segunda conferencia de prensa fue en el microestadio de Voley de Velez, casi esclusivamente para canal 9 que lo transmitia. Y como se hospedaron en el Sheraton por la cercania estuvieron en el Italpark dando unas vueltas (Fotos en el libro Queen Greatest Pix).
ResponderEliminarhola fue John Deacon el bajista el que dijo eso de habían conocido a un oficial que se enorgullecía por haber “matado a unos cuantos”.NO tocaron bicycle race ademas jamas Deacon toco en kimono¿de donde sacaste eso?
ResponderEliminarla perosna que escribio el articulo, no se quien sea, seguramente no vivio esos anios o no tenia radio.
ResponderEliminarpor los comentarios 100% seguro que habla de lo que le contaron, no estubo alli.
yo tenia 15 en ese momento, y los vi, los vivi, los senti, y lo recuerdo como uno de los mejores shows en mi vida, logre volver a verlos en Wembley a mitad de anio del 86 ... No creo que desde esa epoca naciera ninguna banda similar .
saludos,
y respeten a los lectores, que lo que tu escribes, muchos lo vivimos.
Hola, este concierto tubo repercusión en Chile, algunos tuvieron la suerte de viajar para ver a Queen. Después bse supo que Queen pudo tocar en Santiago con la misma productora de Argentina. Pero cuando se enteraron que el Estadio Nacional era el único lugar de reunir a 50 mil personas y que había sido un centro de Tortura y crimenes se negaron rotundamente a tocar en Chile.
ResponderEliminarHola, en Chile no pudieron tocar por que el único lugar para reunir 100 mil personas era el Estadio Nacional, y cuando se enteraron que había sido un cey de detención y tortura se negaron rotundamente a dar un recital allí
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