In Utero supuso un inesperado broche de oro
para la carrera de Nirvana y quedaría en el recuerdo como el álbum que mostró lo
que podría haber hecho el trío si no hubiese muerto Kurt Cobain. Pero, ¿podría haber habido un futuro posible para
este músico y esta banda? No hacía falta ser muy perspicaz para darse cuenta de
que el final estaba cerca, a la vuelta de la esquina. Las paranoias y
depresiones de Cobain con respecto a la fama, además de sus dolores
estomacales crónicos, su adicción a la heroína, y la brutal aceleración de un
grupo -que con solamente tres álbumes de estudio inventaron un estilo y una
estética en el rock- puso a Nirvana
en un callejón sin salida. Incluso, el mismísimo Cobain en un
principio quería titular el álbum I
Hate Myself And I Want to Die (Me odio a mí mismo y quiero morir),
una frase que había aparecido en su diario a mediados de 1992. Justamente, esa
era la frase que usaba como él mismo como respuesta inmediata a quien le
preguntaba cómo estaba. Aunque Cobain había enfocado este posible título
del álbum como una broma, declarando que estaba "cansado de tomarse tan
en serio la banda y que todo el mundo lo tomara tan en serio",
el bajista del grupo, Krist Novoselic, terminaría convenciendo a su compañero
de cambiar el título debido a que temía que la broma se pudiera malinterpretar.
GÉNESIS
GÉNESIS
Luego de la edición de Nevermind había grandes expectativas, tanto del
público como la crítica, acerca de cuál iba a ser la siguiente obra maestra de Nirvana.
Sin embargo, los integrantes del trío habían decidido que su tercer álbum tenía
que ser diferente a su predecesor.
Se buscaba un sonido urgente, más natural y áspero, con pocas regrabaciones y
pocos trucos de estudio. El marco ideal para expresar los nuevos puntos de
vista de Kurt Cobain acerca de su vida personal, vinculados a su
casamiento con Courtney Love, la
reciente paternidad de su hija Frances, y la nueva y repentina fama de la
banda. De ahí la utilización de imágenes médicas en la tapa y en el sobre
interno del álbum, con ese maniquí anatómico transparente con alas de ángel
superpuestas. El mismo Cobain (un fanático confeso de los libros
médicos) diseñó el pólemico collage de la contraportada, que describió como "Sexo y mujer e in Utero y vaginas y
nacimiento y muerte", y que consistía en modelos de fetos y partes
del cuerpo sobre una cama de flores. Todo para dar cuenta de un mensaje
vinculado al inicio de la experiencia vital y la posterior y definitiva
muerte corporal, así como un título implícito: In Utero.
Paradójicamente, cerca del final, el rubio compositor parecía regresar al
comienzo de la vida. Uniendo los dos extremos. Completando el ciclo.
En lo que respecta a lo musical, Nirvana eligió como productor del álbum
a Steve Albini, quien tenía una
buena reputación dentro de la escena musical del rock alternativo norteamericano, luego de producir Surfer Rosa (de los Pixies)
y Pod (The Breeders). Cobain
quería que Albini utilizara en la grabación del disco su técnica de capturar el
sonido ambiente natural de una habitación mediante la utilización de varios
micrófonos (incluyendo un número considerable destinado a captar la batería de Dave
Grohl) algo a lo que los anteriores productores de Nirvana se habían
opuesto.
De esta manera, en febrero de 1993, los tres integrantes del grupo se trasladaron junto con Albini al Pachyderm Studio de Cannon Falls, Minnesota para comenzar la grabación del álbum. Las sesiones de grabación comenzaron lentamente, pero se desarrollaron intensamente en su recta final. Al final, luego de dos semanas (una de grabación y otra de mezcla), el álbum estaba terminado. Un disco en donde la banda apenas había hecho descartes, manteniendo prácticamente todo lo grabado en cinta. Todos quedaron muy conformes y felices con el producto final, incluso Cobain, que luego calificó el proceso de grabación como "el más fácil que hemos hecho".
En sí, In Utero era un disco ecléctico en el cual convivían temas durísimos y descarnados como “Rape Me” con emocionantes páginas desgarradoras como “All Apologies”, además de incluir el pop casi beatlesco de “Dumb” o el punk de “Milk It”. Una producción tan áspera como el papel de lija, pero con una calculada sensibilidad que daba cuenta de la accesibilidad que reflejaban las transformaciones experimentadas por Cobain antes de terminar el álbum.
Para Cobain el disco no era
"más duro ni más emocional"
que cualquiera de los dos anteriores. Mientras que Krist Novoselic
pensaba que los dos singles de In Utero, “Heart-Shaped Box”
y “All Apologies”, eran lo suficientemente accesibles como para resistir el
sonido más áspero del resto del álbum.
Varias de las canciones de In Utero habían sido escritas años
antes. Algunas incluso se remontaban a 1990, y formaban parte de un largo
proceso creativo de Cobain, que incluía su interés por todo tipo de
temas más allá de la escena alternativa del grunge. Por ejemplo, en "Frances Farmer Will Have Her
Revenge on Seattle" la inspiración para la composición de la letra provino
de Shadowland, la biografía de la actriz Frances Farmer, que Cobain había leído en la escuela
secundaria; mientras que la canción “Scentless Apprentice” hacía referencia a
la novela de terror El Perfume –que años más tarde tendría su versión
cinematográfica- cuya trama se centraba en la figura de un aprendiz de
perfumista con un sorprendente sentido del olfato, quien había intentado crear
el "perfume definitivo"
asesinando a varias mujeres, tomando de cada uno de sus cuerpos sus esencias
particulares (sus “perfumes”)
para luego mezclarlos y poder conseguir la más bella fragancia de la
naturaleza.
Con respecto a la polémica “Rape Me”
(Violame), a pesar de las objeciones de las radios a difundirla debido a su
título y letra, así como de las quejas de algunos grupos feministas que
consideraban sumamente irrespetuoso que un hombre usara con esa libertad una
palabra tan fuerte, Cobain dijo haberla compuesto mucho antes de
que sus problemas con la adicción a las drogas se hicieran públicos, por lo que
estaba de acuerdo en que la canción pudiera ser interpretada desde ese punto de
vista, aunque evidentemente esa no había sido su idea inicial. Con respecto a
ésta polémica, en una entrevista dada a la Rolling Stone, declaró: “En
esencia, traté de escribir un tema que apoyara a las mujeres y tratase el tema
de la violación… No es una imagen agradable. Es una mujer que sufre una
violación, que está furiosa por la situación… es como si dijera: ´Dale,
violame, seguí adelante, porque ya vas a ver´. Yo creo fervorosamente en el
karma, y ese hijo de puta al final va a tener su merecido. Lo van a agarrar, va
a ir a la cárcel y lo van a violar a él. Así que violame, sí, dale de una vez.
Porque a vos te va a pasar algo peor.”
La letra de “Serve the Servants”
hablaba de la vida misma de Kurt, tanto de su infancia como de su etapa
adulta, así como también una referencia velada con respecto a la conflictiva
relación con su padre y al estado mental de Cobain justo en el auge de Nirvana.
La dulce “Pennyroyal Tea” luego alcanzaría su versión definitiva en el disco
póstumo MTV Unplugged,
editado a fines de 1994, seis meses después de la muerte de Cobain.
También tendría su versión unplugged
“All Apologies”, otro de los mejores temas de In Utero, escrito en el
departamento de Los Angeles que Kurt compartía con Courtney Love, y cuya
letra reflexionaba acerca del remordimiento. Sin embargo, al principio, esta
canción era un furioso punk en
el primer registro grabado por Albini, que luego fue suavizado por Scott Litt, el productor de R.E.M.
El otro single, “Heart-Shaped Box”, luego se convertiría en una de las más
recordadas canciones del repertorio del trío, en especial por su impresionante
video clip, dirigido por Anton Cobijn, que hacía referencia al
impactante arte de tapa del disco. El título de esta canción hablaba de una
caja en forma de corazón que Courtney Love le había regalado a Cobain.
Sin embargo, el guitarrista originalmente había titulado a la canción
“Heart-Shaped Coffin” (¡ataúd en forma de corazón!).
Solamente una canción, “I Hate Myself and Want to Die”, fue suprimida del listado definitivo de In Utero ya que Cobain sintió que ya había demasiadas canciones "ruidosas" en el álbum. Además, en palabras de su autor, “porque sabíamos que la gente no se iba a dar cuenta de que no era nada más que un chiste; se lo iban a tomar muy en serio. Era totalmente satírico, una burla a nosotros mismos. Me consideran un esquizofrénico molesto, quejoso y boleado que se quiere suicidar todo el tiempo. Dicen: ´Nada lo satisface.´ Por eso me pareció un título gracioso. Durante mucho tiempo incluso quise usarlo como título del disco, pero sabía que la mayoría de la gente no lo iba a entender…”
RECEPCIÓN
Una vez editado, en septiembre de 1993, el disco fue muy bien recibido por los seguidores del grupo –a pesar de la inicial desconfianza a apoyarlo por parte del sello Geffen Records-, además de ser aclamado por la crítica especializada. Por ejemplo, en la Rolling Stone, el columnista David Fricke escribió que "In Utero es un montón de cosas — brillante, corrosivo, enfurecido y pensativo, la mayoría de ello a la vez. Pero, más que nada, es un triunfo de la voluntad". Otras publicaciones hacían referencia a la música del trío, que estaba “mucho más cerca de ser bella que fea”, además de “celebrar” la aparente intención de Nirvana de “haber dejado, sabiamente, de hacer esa inaudible pesadilla punk rock con que nos acostumbraba".
LEGADO
Más de veinte años han transcurrido desde el lanzamiento de In Utero,
aquel lejano lunes 13 de septiembre de 1993. Y en todo este tiempo el mundo ha
cambiado en forma radical. En lo que a la industria musical respecta, en esa
época las compañías discográficas gozaban del boom de ventas del cd, mientras
que aún estaba lejana la amenaza de internet y la descarga online de temas,
porque ¡ni siquiera existía el mp3! Sin embargo, en las últimas dos décadas no
han surgido demasiadas bandas que hayan editados inolvidables álbumes clásicos,
salvo por la consolidación de Radiohead, el auge y caída de los grupos
que encabezaron el brit pop, la irrupción masiva y
comercial de la música electrónica, o la aparición de un par de grupos
renovadores de la escena del rock norteamericano
como los White Stripes. Lo cierto es que, desde hace varios años,
amén del reciclamiento constante y la glorificación de su pasado, sobrevuela
entre muchos seguidores de este género musical la sensación de que nada nuevo
pasó en el rock, como si se
hubiese aletargado el tiempo a partir de ese aciago 5 de abril de 1994 cuando Kurt
Cobain se voló la cabeza de un escopetazo.
En resumen, aunque In Utero no haya llegado a las cifras de copias vendidas de Nevermind, no hay dudas que es uno de los últimos álbumes clásicos de la historia del rock. Con respecto a esto, Charles Cross, autor de la biografía de Cobain, dijo -en un artículo publicado en 2003- que In Utero fue "bastante mejor disco [que Nevermind] y que en diez años parece ser un influyente esparcidor de semillas, a juzgar por las bandas actuales. Si es posible para un álbum que vendió cuatro millones de copias que pasara desapercibido, o subestimado, entonces In Utero es esa perla perdida…”
E. A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario