Dice
que no es un artista de culto, y habrá que creerle nomás, aunque varios piensen
lo contrario. Lo cierto es que Alejandro
“El Alemán” Schanzenbach, hace años que viene forjando su
propia leyenda de rock, desde el margen, largo y sin prisa. En los años 80 integró
la banda Autobús, uno de los
primeros grupos denominados “modernos” del rock nacional, tras lo cual tocó el
bajo como músico acompañante de Andrés
Calamaro (con quien grabó en los álbumes Por mirarte y Nadie sale vivo
de aquí) y de Moris. Luego
llegaría su labor como solista, a partir de los 90, aunque antes formara un
grupo denominado con su propio apellido: Schanzenbach.
La presentación masiva de esta banda se daría en La TV Ataca, el recordado programa de televisión conducido por Mario Pergolini. Así llegaría el segundo
disco del grupo, Símbolo de los tiempos.
Luego de que terminara este proyecto, Alejandro grabaría Ácido y miel y más tarde formaría otra banda, La Tolva, un power
trio con los que tocó en la Antártida Argentina.
Esta
es la historia de Schanzenbach, un auténtico rockero del no tan lejano Oeste,
ahí donde está el agite…
ENTREVISTA: ¿Cómo fueron tus inicios en la música? ¿Cómo te formaste como músico?
Empecé
a tocar la guitarra a los 8 o 9 años. Al principio, leía lo básico en lo que
respecta a material clásico, también tango y folclore. En esa época, en las
fiestas, en mi casa se juntaba mi familia, y había unos tíos míos que tocaban
guitarra, bandoneón… Hasta un baterista había… (risas) Eran unos viejos locos y copados, y esa creo que fue mi
influencia más grosa. Bueno, seguí estudiando, y por ahí dejaba un tiempo, pero
como tocaba no era necesario estar con maestros. Así estuve, estudiando música,
a veces sí, a veces no; hasta que luego de los 12 o 13 años no estudié más. En
eso, un día vino un amigo de mi barrio (San Antonio de Padua) y me invita a
tocar el bajo en un grupo. Ahí eran todos más grandes que yo. Imaginate que
cuando me invitó a tocar le pregunté que era un bajo… ¡Yo no tenía ni idea! Él
me dijo que era como la guitarra pero con cuatro cuerdas… (risas) Así que fui y ya no lo dejé más. Yo tenía 15 años
¿Qué
artistas y discos eran tus preferidos en esas épocas iniciales?
En
esa época, iba a bailar y veía muchas bandas. Me gustaba mucho el rock pesado,
pero escuchaba de todo. La verdad, en vivo era emocionante ver a grupos como El Reloj, Pappo´s Blues, Aeroblues, La
Máquina de Hacer Pájaros, Invisible, Spinetta… También vi a Pastoral, Los Jaivas, y un montón más…
¿Cómo
era iniciarse como músico de rock a fines de los 70, principios de los 80?
En
mi caso, en el año 79 fui a laburar al circo Real Madrid, que tenía una
orquesta de 10 u 11 músicos y estaba buenísimo. Me pagaban buena plata y yo era
feliz. Eso duró hasta el último día del 79 porque en el 80 tenía que hacer la
colimba. Así que largué el circo y seguí tocando por aquí y por allá. Durante
esa época ya me había comprado el (bajo) Fender
Precision que todavía tengo, y bue… Se me vino el Servicio Militar encima,
nomas. Esa experiencia tuvo cosas interesantes porque allí aprendí a tocar el
tambor, y también el bajo, con la banda del RI 6 de Mercedes. Así que todo
bien, seguía tocando, armamos una banda hecha con pibes de afuera y compañeros
de la colimba, y tocábamos en Mercedes y en otros lugares. Hacíamos covers y temas nuestros. También
laburaba con los milicos durante los carnavales, tocando música de artistas
internacionales. Cuando me dan la baja ya estábamos en mayo del 81, y a partir
de ahí armé varias bandas, y seguí tocando por la zona Oeste del Gran Buenos
Aires, hasta que me convocan y acuartelan para la Guerra de Malvinas.
¿Y cómo fue tu participación en
Malvinas, y cuál es el tipo de reclamo al que estás adhiriendo en la
actualidad?
Lo
que pedimos es que se nos reconozca como partícipes de la Guerra de Malvinas.
Estuvimos con un píe en el Hércules, y no es justo que ni siquiera nos tengan
en cuenta. Sobre todo pensando que hay miles de tipos que cobran pensión de
excombatientes y no fueron. Bueno, nada, creemos que es justo que haya un
escalafón y se nos reconozca. No estuvimos en Malvinas, pero estábamos listos
para ir y hacíamos logística en el continente. No pretendemos ser iguales que
los compañeros que fueron a Malvinas, pero estuvimos ahí. En junio del 82 me
dieron la nueva baja y así retomo mi historia con la música.
¿Qué
balance hacés de tu experiencia en Autobús?
Pasó
que, tocando, en algunos viajes me crucé varias veces con los Autobús, que en esos tiempos eran un
trío acústico. Incluso, con Miguel
Gabanelli (guitarra) habíamos tocado en otras bandas, y con Meno (Rubén Fernández, voz) nos conocíamos de Padua. En esa época, éramos
pocos los que hacíamos música en la zona, y por eso nos conocíamos todos...
Cuando deciden electrificar a Autobús me dan un casete que traía tres o cuatro
temas, para que los escuchara. Los saqué y fui a un ensayo de la banda, y nos
pusimos a tocar. En ese momento, también habían entrado al grupo Gaby Kerpel (teclados), Ricky (Ricardo González, batería), junto a
Miguel y Meno. Así empieza la historia de Autobús como grupo. Empezamos a tocar
y no paramos hasta diciembre del 85. Fueron tres años de no parar de tocar,
hicimos dos discos (Maten al Último Romántico,
1983; y Bailando Sobre los Escombros,
1984) y nos presentamos junto a todas las bandas y solistas de la época: Soda Stereo, Sumo, Zas, GIT, Lebón, Páez,
Los Abuelos de la Nada, Suéter, Los Twist, Charly, Virus, Los Enanitos Verdes,
etc… Luego, paramos, nos fuimos a una quinta en Merlo, y empezamos a trabajar
en lo que sería el tercer disco del grupo, pero ya no era lo mismo. Se había
ido Kerpel y la banda estaba sin brújula.
¿Cómo
te integrás a la banda de Calamaro?
Paralelamente
a esto que te contaba, Calamaro
produce el segundo disco de los Enanitos
Verdes, y de ahí viene la conexión con Andrés, porque un par de personas de
la producción le propusieron formar una banda al Cala. Fijate, si leés en el librito del disco Nadie Sale Vivo de Aquí, hay una parte que dice “banda fundada por Quique García y Oscar
Saavedra”. Ellos fueron los que mediaron para que nos juntáramos con
Andrés y empezáramos a tocar. Calamaro ya nos conocía de Autobús, y nosotros a
los Abuelos, pero nunca habíamos
hablado, sólo nos conocíamos a la distancia. Bueno, así fue que nos juntamos en
el invierno del 86 en una sala de (la calle) Montañeses, en Belgrano. Empezamos
tocando Ricky, Andrés, y yo. Luego vino Gringui
(Herrera) y ahí, digamos, se formó
la que luego sería la banda de rock de Calamaro. Más tarde, se sumó al grupo el
venezolano Petrina, que un año
después sería remplazado por Ariel Rot.
Ariel solía venir bastante seguido a nuestros ensayos porque era amigo de Cala.
En fin, todo éste proyecto se iba desarrollando, y paralelamente seguía tocando
en Autobús. Es más, llegamos a hacer algunas presentaciones en el recordado
programa de TV Feliz Domingo, Autobús
y Calamaro, tocando ambos grupos el mismo día. Esa era una época en que se
tocaba bastante en la TV, ¡y en vivo! Eso estaba bueno porque tenía mucha
llegada a la gente, y sobre todo al interior del país, en donde era difícil
llegar, por los gastos y demás cuestiones. Así que seguí adelante con ambos
proyectos musicales. Como te decía, a comienzos del 87 grabamos el tercer disco
de Autobús (El Amor es un Sueño Americano),
que sonaba muy bien, pero había un cambio evidente en la música. En cuanto al
sonido del grupo, éramos otra cosa, y fuimos perdiendo fuerza en el proyecto.
Al mismo tiempo, con Calamaro empezábamos a tocar cada vez más.
Y
así llegan a grabar Por
Mirarte...
Sí,
a fines del 87 nos encerramos en la sala de los Soda, en (la calle) Naón –en los que después fueron los estudios Supersónico- y preparamos Por Mirarte… Cuando digo “preparamos”,
hablo en plural porque toda ésta historia la veníamos haciendo con mi compañero
de Autobús Ricky González, él en batería y yo en bajo. Si bien, con Autobús
habíamos compartido escenario con casi todo el mundo, ya con Calamaro nuestra
colaboración fue bastante más lejos, ya que participamos del (festival) Rock in Bali (en enero del 87), junto a Fricción, Sumo, Soda, Virus, Los Violadores,
y todo eso. Grabar Por Mirarte fue
una experiencia muy buena por lo rico que era "trabajar" con Andrés.
Había una propuesta clara: todos tocábamos los que había que tocar y no se
hablaba. Sólo se tocaba. Todos sabíamos que era lo que hacía falta, y así se
armó ese disco, con algunos temas que tocábamos en vivo y muchos que se
terminaron de armar en el estudio. Luego, tuvimos un año 88 muy movido. Porque,
al contrario de lo que se dice, Por
Mirarte fue un éxito. Por lo menos para nosotros, que no paramos de tocar
durante todo ese año, de norte a sur y de este a oeste… No parábamos, estábamos
de gira siempre. Justo cuando salió Por
Mirarte dejamos Autobús, y Autobús se termina luego de unos shows en
Paraguay...
Luego
participaste de la grabación de Nadie
Sale Vivo de Aquí (1989), el que algunos
consideran uno de los mejores álbumes de la carrera de Calamaro, aunque no haya
sido un éxito de ventas...
Con
respecto a Nadie Sale Vivo de Aquí, ese disco se grabó en plena época de
hiperinflación. Había mucha locura, veníamos tocando mucho, y cuando fuimos al
estudio nadie sabía que era lo que íbamos a hacer, ni siquiera Calamaro… Así
que nos encerramos en (los estudios) Panda, y así salió ese disco fresco,
simple y profundo. Era una época de cambio para todos. Muchas giras, mucha
música, y mucho de todo… Éramos una Banda –así en mayúscula-, porque, si bien
había una cabeza visible, todos trabajábamos en equipo, y por eso salieron esos
dos discos. Creo, en rigor de verdad, que si hubiésemos firmado todo lo que
hicimos, casi todos los temas tenían participación de todos nosotros. Pero la
realidad es otra, casi siempre, y así uno va creciendo y aprendiendo de las
trampas que tiene la música, acerca de lo que uno gana y lo que tendría que
ganar, lo que se esconde, lo que te dan y lo que no… Empezás a pelear por tus
derechos, y, en mi caso, ahí terminé -o comencé, mejor- una nueva historia con 4 Caras, previo paso de tocar con Moris. En el 90 toqué en la despedida
de Calamaro, antes de que fuera a España, y dos meses después del regreso de
Moris, ya estaba trabajando en mi propio material.
¿A
Moris cuándo lo conocés?
En
el 88, cuando Calamaro lo invitó a tocar unos temas en Cemento. Después, en el 90
armamos Basterrícolas, un grupo que
habrá hecho unos 7 u 8 shows, y Moris vino a ver varias de esas presentaciones.
Ya sabíamos que Calamaro se iba a España. Por su lado, Rot iba y venía. En eso,
Moris empezó a preparar su vuelta a la Argentina, y a tocar en el (Teatro)
Coliseo. Así, empezamos un periodo en el que no paramos de tocar juntos. En el
medio de todo eso, con parte de esa banda y algunos otros viejos amigos,
grabamos 4 caras en Panda, en mayo
del 91, y estuvo guardado hasta setiembre del 92, que es cuando fue editado el
disco...
Así
llegamos a tu grupo Schanzebach ¿Qué recordás de ese proyecto?
Bueno,
yo me había unido a (Jorge) Daffunchio, y trabajábamos las letras
juntos, sobre todo las del primer disco. Yo era consciente que todo era igual
de importante: letra, música, músicos… En fin, todo. Empecé grabando demos, y
de ahí salió 4 Caras (1992). Ese fue
un disco de demos, y eso explotó.
¿Por
qué se termina Schanzebach y te hacés solista?
No
hay demasiada diferencia entre mi labor en la banda Schanzebach y mi trabajo
posterior como solista. Yo siempre trabajé como solista, no hay quiebre en los tres
discos. En uno salí a tocar como trío, el segundo (Símbolo de los Tiempos, 1994) fue hecho por un cuarteto, y Ácido (2003) casi lo grabé yo solo. La
única diferencia es que en los dos primeros discos había banda y en el tercero
no…
¿Por
qué estuviste tanto tiempo sin editar material nuevo, entre tu segundo y tercer
álbum?
Sin
embargo, en el 97 empecé el proyecto Underbach
(instrumental, con algunos temas que luego incluí en Ácido y Miel), y toqué
mucho con el formato instrumental hasta el 2000. En 2001 empecé a estudiar el
profesorado de Lengua. Si bien seguí tocando -porque, al mismo tiempo, armé una
banda- le di duro al estudio, y hasta el 2004 me mantuve cursando la carrera en
el profesorado en Moreno (me faltan tres materias para terminar tercer año, y
me queda cursar cuarto año para recibirme). En resumen, el tema es que colgué
con el estudio, y recién ahí medio que retomé la música en serio e intenté
armar una banda que luego devino en mi proyecto actual La Tolva...
En
los 90, propuestas artísticas como la de tu grupo tenían buena difusión,
apareciendo en programas de televisión y radio. ¿Por qué pensás que eso ya no
existe más?
El
hecho de que yo haya tocado en TV y radios grandes tuvo que ver con un momento,
y con un disco que le gustó a los difusores y en vivo era muy fuerte. Tenía
todos los atractivos para que sonara en todos lados y eso fue lo que pasó. Así,
no paramos hasta tocar en River con los Guns,
y seguimos… Ahora, si vos hacés un disco bueno o muy bueno, tenés contactos, y
la banda suena bien, tenés posibilidad de que eso funcione, pero tienen que
estar los astros alineados. (risas)
Durante años, he trabajado mucho, produciendo a varios personajes a los que les
ha ido más que bien, pero eso del negocio de la música es muy ingrato. Muchas
veces, el tema de la difusión fue difícil. Siempre fue igual: en los 70, 80,
90, etc., etc… Ahora, quizás, sea más difícil aun, pero hay lugares en donde se
puede tocar, y también hacer TV en canales abiertos. Cada época tiene lo suyo.
Hoy, creo que hay que estar más atentos. El pop arrasa pero el rock también
tiene lo suyo, Internet ha cambiado casi el formato del disco, ahora tenés mp3,
mp4, cd, vinilo, casete… Hay de todo y para todos. Solo hay que encontrar el
conducto para poder desarrollar un proyecto musical. Con mi proyecto actual de
La Tolva creo que estamos alcanzando un muy buen nivel de temas, el grupo
suena, y ahora hay que terminar de grabarlo, mezclarlo, y que salga… Pero eso
cuesta guita, mucha guita. Nosotros lo estamos haciendo por
"monedas", en base a nuestra experiencia, y después habrá que tener
el culo suficiente para que pueda entrar por algún lado, que llegue a la gente.
Contanos
acerca de algún show que recuerdes especialmente, tanto aquellos que hayas
presenciado como espectador como aquellos en que hayas participado como músico
arriba del escenario.
No
hay un único show en particular que me haya marcado. Recuerdo a muchos artistas
que vi en vivo. Demasiados,
creo: Prince, Jaco Pastorius (con Weather Report), Stanley Clarke, Albert King, B.B King, James Brown, Lou Reed, Iggy Pop,
Los Ramones, Peter Hammill, Robert Fripp, Buddy Guy, Neil Young, John Fogerty…
Todos
ellos -y muchos más- influyeron en todo lo que hice y hago. También admiro
muchísimo a músicos como Hendrix, Marley,
los Beatles, los Stones, los Doors, Elvis, Bo Diddley, Vaugham (tanto Jimmie como Stevie), Peter Tosh, Cream,
Allman Brothers… Creo que haber tocado con músicos argentinos muy conocidos
–y no tanto- , así como tomar café, charlar, y pasar horas junto a ellos, es
algo de lo que uno puede siempre va a estar contento, y algo que me encanta
poder seguir haciendo.
Y
a nivel general, ¿qué tipo de música y artistas te gusta escuchar? ¿Cuál es tu
opinión del presente de la música rock y pop internacional?
El
rock actual no me interesa. Me parece que todo es un gran negocio y que no hay
nada nuevo, todo es copia de copia. En mi opinión, la música en general murió
con el disparo de Kurt Cobain. Con
el fin de Nirvana se terminó todo.
Por supuesto que hay tipos interesantes como Beck, John Mascis de Dinosaur
Jr., Sonic Youth, y un montón
más; pero la música perdió la brújula. Quizás tenga que ver con que la cantidad
de oferta es abrumadora. Es una invasión. Cuando fui a ver a Ringo Starr, me rompió el bocho con su
show de rock y, por supuesto, por toda esa movida que hizo el loco, al poner a
tocar en su banda a tipos que se estaban rehabilitando, y hacer una gira con
ellos. Así, rescató a un montón de músicos que estaban en el horno. Otra movida
similar fue la de Ry Cooder con el Buena Vista Social Club, cuando sacó de
gira a viejos músicos cubanos, que muchos pensaban que ya estaban muertos; y
resulta que era todo lo contrario. En el rock nacional no creo que haya nada
nuevo. Las bandas nuevas que escucho en la radio son todas muy pop, una mezcla
de Fito con Calamaro, Charly García, Pappo y, ahora, Spinetta… Muy pobre nivel. Creo que Miranda! fue, de lo último que apareció, lo único que mostró algo
diferente, pero lo suyo no es lo mío. En Padua tengo mi negocio en donde vendo
libros y music, doy clases de bajo,
guitarra y canto; grabo, pre produzco, etc.; y tengo posibilidad de escuchar de
todo, pero, como te decía antes, no hay nada nuevo. Por eso siempre termino
escuchando a Hendrix, los Beatles, Tom
Waits, Bowie, y todo lo que me gusta. No me da para escuchar nada nuevo,
por lo menos un disco entero de nadie. Por otro lado, las compañías
discográficas, con el tema de los contratos, venden shows, discos, videos,
etc.; pero todo es mero business. Un
tipo que me parece interesante es Santaolalla.
No me gusta mucho lo que hace, pero me parece bueno que el tipo se las arregle
para vender tango y folclore electrónico al mundo, y eso está bueno…
¿Cómo
te relacionas con la fama derivada de tu actividad artística? ¿Te considerás
artista de culto?
No
me considero de culto, soy un músico que trabaja, y la verdad es que no tengo
demasiado claro eso de la llegada. Muchas veces me hacen llegar videos o
grabaciones mías. Es divertido hacer cosas y que otros las tomen en cuenta.
¿Cuáles
son tus proyectos actuales, y en un futuro inmediato?
Desde
hace unos años estoy trabajando con mi trío La Tolva. Hemos editado tres EP, y ahora estamos terminando nuestro
primer disco grande, que incluirá 12 temas. Con este proyecto de La Tolva hasta
fuimos a tocar a la Antártida. Fuimos el primer grupo que tocó en la Base
Marambio. Mi idea, con La Tolva es seguir el ”Plan A”, que es hacer una canción
que se inmortalice. Espero lograrlo por lo menos una vez. Con 4 Caras estuve cerca, o en algún otro
punto logré el cometido, pero ahora voy por más; con la diferencia de que en La
Tolva trabajamos como grupo. Siempre es difícil empezar proyectos casi desde
cero, pero estamos muy bien encaminados. El grupo está formado por Fatiga (Paulo Dacal) en batería y voz, Diego
Boris en guitarra y voz, y yo toco el bajo, trabajo con las bases, y en las
grabaciones también toco guitarras, teclados y canto. Somos un trío de tres
cantantes.
¿Cómo
llegaron a tocar en la Antártida?
Lo
de la Antártida salió, por un lado, trabajando, y también por tener contactos
que están relacionados con el tema de la Ley
de la Música, y su intensión de expandir el arte hacia todos los lugares…
Ah, me olvidaba… Tengo un disco acústico, que en algún momento voy a editar,
con canciones que están relacionadas con eso que hoy te decía de trabajar con
el formato de canción y trabajando con letras, también estoy tocando en vivo
con mi esposa "Brene", desde hace poco más de un año, un material
tradicional de country - folk en inglés, y es una experiencia muy rica, por el
hecho de tocar canciones que traspasaron el tiempo, y por subir a un escenario
con la familia.
Como
siempre, vinculado a la emoción de tocar. Lo mismo que vengo haciendo desde 4 Caras. Como ya sabés, siempre es lo
mismo: Hay que seguir, la canción sigue siendo la misma, y si aparece una
buena, puede pegar. Nunca se sabe, lo que sí es que no hay que parar...
(Entrevista
realizada en septiembre de 2012)
Emiliano
Acevedo
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