miércoles, 25 de febrero de 2015

14 AÑOS SIN PAPPO...



Ilustración: Ariel Tenorio (http://ccelrock.blogspot.com.ar)

Cuando alguien se trasforma en mito, para conocerlo, lo que queda es reconstruir el rompecabezas recurriendo a los indicios que pueden darnos quienes han conocido al hombre de sangre y barro en su día a día y alejado del aura de la devoción:

“Pappo es indiscutible, porque él llevó la idiosincrasia argentina a la guitarra eléctrica de la manera más cabal y pura…” (Claudio Gabis)

Era como un pibe, un nene malo; pero un tipazo. Sé que hay otras personas que quizás pueden hablar mal de él, debido a alguna de sus conductas o reacciones, pero yo nunca tuve ningún problema, jamás me faltó el respeto. Siempre tuvimos la mejor onda, hasta el final. (…) Por supuesto, ni hace falta que lo diga, como guitarrista es irreemplazable. Era muy groso. El loco llevaba encima la esencia misma del rock, y siempre salía a patear culos cuando tocaba. Lo extraño mucho.” (Alambre González)

Bueno, esa fue una época bárbara, pero con Pappo uno no podía contar para nada. Sin embargo, nos seguimos viendo, y a cada rato me llamaba para tocar. Acá venía seguido. Yo viví siempre en esa casa, desde que nací. Por ejemplo, mi viejo dormía acá, en donde ahora está esta sala de ensayo. Él siempre tenía una damajuana de vino a los pies de la cama, y venía Pappo y se la llevaba. Hasta que un día mi viejo me preguntó: “¿Quién es ese hijo de re mil puta que se lleva mi damajuana...?” En esa época, Pappo venía, se quedaba a bañar y se iba, porque tenía quilombos por todos lados. Cuando estábamos en la casa de él, ensayando con (Alejandro) Medina, capaz que venía la madre de Pappo y le decía: “Norberto, son las seis. Está la leche…” Imaginate como lo cargábamos nosotros, porque siendo semejante pedazo de animal la madre lo trataba como a un nene… Pappo era un hijo de puta que se hacía el malo, pero se hacía más el malo de lo que era en realidad. Él sabía bien con quien hacerse el malo, viste. Pero era terrible. Capaz que yo estaba con una chica y me decía: “Qué lindas tetas que tiene tu novia…” No le importaba un carajo nada.” (Juan Rodríguez)

“Siempre estaba sorprendiéndote con algún delirio, y también con alguna cosa fea. Era un pibe bravo. A veces era más tratable, a veces menos. Qué sé yo. Hay cosas que son difíciles de explicar, en esa incoherencia que siempre fue el grupo, porque Pappo era mucho de apretar el panic button (el botón del pánico), apenas parecía que a Riff le iba a ir bárbaro. A veces creo que hasta tenía celos de sí mismo, como si no pudiera hacer esa música que él quería porque no era blues, y por eso uno siempre tenía que andar recordándole que ésta también era su banda… De cualquier forma, era un tipo muy divertido. Siempre tuvimos una relación cálida.” (Michel Peyronel)

Pappo, siempre Pappo. El Carpo. Norberto Aníbal Napolitano. La guitarra mayor del rock argentino. A lo largo de estos años he tenido la suerte de poder entrevistar a varios de los músicos que lo acompañaron y lo conocieron bien. Estas son algunas nomás, de tantas anécdotas que me han contado del Carposaurio, y, sin embargo, parecen definirlo de manera certera. ¿Pero quién fue en realidad Pappo? Magistral, absurdo, cómico o grosero, genial, violento, tierno; sin dudas, fue una de las personalidades más sorprendentes del rock vernáculo. Vivió mil vidas en los cortos 54 años de su experiencia vital terrestre, pero tan solo ese lapso, en apariencia pequeño, le alcanzó para escribir a fuego su leyenda rockera en la consciencia de miles de argentinos. Fue el Hendrix argento, como tan bien lo definió Billy Bond, y aunque con su figura alcance para escribir miles de biografías devenidas en libro, a mí me alcanza con apenas contarte acerca de mi Pappo particular, ese que quizás sea muy distinto al tuyo (o parecido, quien sabe) pero que no deja de ser nada más que una de las tantas caras de este artista inmenso…

Porque, de nuevo, ¿Quién fue Pappo?  Con este texto no lo vamos a desentrañar ni por asomo, pero… ¿Qué carajo importa?

 
A Pappo lo conocí a través de un tema raro en su discografía llamado “Nunca lo Sabrán”, una melancólica canción bastante lírica, anterior a que formara Pappo´s Blues, que estaba en el compilado de un programa de radio de la época que se llamaba Alternativa. Allí –otra sorpresa-, después me enteré, que el Carpo era acompañado por los Almendra, quienes recién arrancaban. Eran todos pibes de veintipocos y se animaban a fundar y re fundar el rock argentino, de la nada, con piedra, arena, y calidad musical innata. Esa misma calidad que Pappo ya había demostrado en su paso por Los Gatos, la mítica banda liderada por Litto Nebbia. Tan solo dos discos le alcanzaron al guitarrista oriundo de La Paternal para torcer 180 grados el rumbo de una banda, que paso de tocar beat a meterse de lleno en el rock contemporáneo de Traffic, los Stones y Led Zeppelin. Y ahí estuvo Pappo explotando Wincofones con esa viola rabiosa del “Rock de la Mujer Perdida”. ¿Te acordás? Eso fue antes de Riff, y mucho antes de todo. 1969, 1970, y con el almanaque corriendo… Con temazos como “Lágrimas de María”,  “Mujer de Carbón”, o la mejor canción dedicada a un plomo jamás en el rock mundial, la bellísima “Los Días de Actemio”.

 
¿Alguna vez se dieron cuenta lo bien que canta Pappo? ¿No? Escuchen sino esa oda desesperada que se llama “Desconfío”. ¿Quién sino él podía cantar así esas canciones? Ahí aparece ese Pappo sensible que tocaba el piano con dulzura  desgarrada, antes de terminar de derretirnos con sus solos. “El Viejo”, “El Hombre Suburbano”, “El Tren de las 16”, “Sucio y Desprolijo…” Apenas, algunos de los muchos personajes solitarios de las canciones de Pappo´s Blues. Todas las caras de la misma moneda, los múltiples rostros de un tipo que era durísimo por fuera y tierno por dentro.

El mismo personaje que luego se reinventó en los ´80 con Riff, cantando himnos  heavy-metaleros de un futuro que se vislumbraba apocalíptico, luego de los años de plomo de tantas dictaduras nacionales. Pero también cantaba en contra de esa dictadura “Hipona” del rock argento, a la que siempre odió... Y es que Pappo no era un hombre gris, lo suyo era blanco o negro, sin intermedio. Un tipo capaz de insultar en la jeta al (auto titulado) “mayor DJ del país”, o de levantarse en medio de un programa de TV, dejando plantado al conductor de turno, si no le gustaba alguna pregunta o apreciación tilinga…

 
Ahora que lo pienso, me doy cuenta de que el día que se murió no lloré, pero tampoco pude dormir en toda esa noche de febrero. Daba vueltas, y más vueltas en la cama. No podía dejar de pensar, ni sacarme esa angustia de encima, luego de que leí ese título de Crónica TV que me partió al diome… Era imposible aceptar que se había ido Pappo, el Carpo, Norberto Napolitano. Sin embargo, también esa noche había nacido la leyenda, esa misma que hoy –una década más tarde- me lleva a escribir este humilde texto, que es apenas un bosquejo dedicado a su figura inmortal.

Creo que si me pidieran que elija un solo tema de su obra, me quedo con “Quizás Mañana”, ese impresionante blues incluido en su último disco, que tiene uno de los solos más hermosamente perfectos que escuché jamás, acá y en ningún otro lado. Porque Pappo era extraterritorial… Por eso, otra vez: ¿Quién era Pappo? Y qué sé yo…

Tan solo me pude quedar con algunos indicios. Tan solo con eso, quizás…

Cerca de mi antigua casa, en Lanús, en 2005, alguien pintó con stencil en una pared: “Gracias por tu blues…” Me parece que no hace falta agregar ni una sola palabra más… 

Emiliano Acevedo 


1 comentario:

  1. Excelente reseña homenaje o lo que sea, tenia 12 años cuando atesore para siempre pappo's blues 3 y desde entonces no puedo evitar que vengan hacia mi los sandwiches de miga..y todo lo demas ...

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