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lunes, 30 de octubre de 2023

Violando todo lo que amamos/para vivir

 


¿Qué puedo decir yo, un simple mortal olvidable, de Dios? Puedo hacer conjeturas, o repetir lo ya dicho. Soy un convertido, un ortodoxo: no hay errores, todo responde a un plan que a veces nos cuesta o nos costó entender. Para decir algo primero tengo que más o menos entenderlo, y no es que no entienda a Charly García (si nadie como él me ayudó a ser lo que soy, ¡cómo no voy a entenderlo!), es que estoy seguro que hay cosas que ni percibo, o que percibo y entiendo tal cosa, cuando posiblemente signifique tal otra. Me hubiera gustado escribir algo el lunes por el cumpleaños de Carlos Alberto Charly García, pero ya todo fue escrito, o eso creo. Es muy difícil decir algo original de la persona que está 30 segundos adelantada a la realidad, o que tiene realmente una antena que capta energías que circulan por el inconsciente colectivo de los argentinos. Calibramos lo que esto quiere decir, y por eso la movilización afectiva que presenciamos el lunes, pero me parece pequeño con todo lo que va a significar en el futuro. Es como si en 1976 hubiéramos podido vislumbrar Say No More, imposible. Y es imposible porque nadie como él “creó” su propia vida (o solo unos pocos), inventó lo imposible de sí mismo, transformó el escenario argentino, y la mentalidad de generaciones enteras. Todo fue dicho, y sin embargo sentimos que todavía es poco al lado de lo que él nos dio. Nosotros queremos agradecer (es increíble la cantidad de eventos y rituales que se despliegan el 23 de octubre), pero no hay devolución posible, su don es un potlach. Lo que él donó es su genio, toda su vida. Si Artaud no hubiera escrito “El suicidado de la sociedad” en referencia a Van Gogh, es el título que mejor le cabría a nuestro ídolo (es dios, no lo olvidemos). Nadie como él se expuso a las energías vitales (y tanáticas) de nuestra sociedad (Maradona sin duda es otro expuesto a estas energías). Sobran los ejemplos. Por supuesto, la exhibición más obvia de este sacrificio es la figura crucificada en Demasiado Ego: más claro, imposible. Todo SNM es un sacrificio, que había empezado de modo más civilizado cuando Charly quiso dejar de ser Charly y quería ser Casandra Lange. Hay cientos de ejemplos, incluso cuando tuvo la egocéntrica y delirante idea de que la Argentina lo amortizara por todo lo que él le había dado: bastaba con que cada argentino pusiera, en aquella época (los 90), un peso. Ya en su primer disco aparece la idea del sacrificio, para no hablar de Confesiones de invierno: “el pecho dentro de un hueco”. A los veintipico de años tenía un poemario que superaba a Mallarmé, competía con Lennon y con Dylan. El sacrificio de Sui Generis —desarmar la banda en el momento de más éxito— mucha gente tardó años en comprenderlo y más años en perdonarlo. Ni hablar cuando “se vendió a Fiorucci”. Charly dijo esto: en la Argentina es muy difícil porque uno se la tiene que pasar dando exámenes toda la vida. ¡Qué buena definición de la Argentina!

Leí todos los libros que se escribieron sobre Charly, casi todos me parece muy buenos, algunos me parecen tan buenos que creo que forman parte de la obra del genio argentino — ¿la verdad? Hay muchos genios argentinos, como Maradona o Messi, Charly está a ese nivel, que yo creo que es un nivel más alto que el que ocupa sin duda otro de los grandes genios argentinos, de fama internacional, Jorge Luis Borges. Pero a cualquier investigador amateur rápidamente le surge la pregunta: escuchaste miles de veces sus discos, lo fuiste a ver tocar decenas de veces, a mediados de los noventa quisiste armar un archivo periodístico sobre él (ahora sé que hay muchas personas que ya desde antes habían empezado a acumular información sobre el ídolo), durante la pandemia miraste o escuchaste miles de horas de sus recitales, grabadas de forma oficial o clandestina, ¿dónde termina su obra? Para mí, es muy difícil responder esta pregunta. O muy fácil: todo esto y otras cosas que no conocemos aún forman parte de la obra de Charly García.

Daniel Mundo

Sobre el autor: Daniel Mundo (Buenos Aires, 1967) es Doctor en Ciencias Sociales (UBA), Magister en Filosofía de la Cultura (UNSAM) y Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA). Publicó libros de ensayos como Crítica Apasionada. Una lectura introductoria de la obra de H. Arendt, Pasatiempos. Lecturas políticas de la contemporaneidad argentina y Mafiestx Pornológico. Trabaja como docente de grado en la Universidad de Buenos Aires. Dirige e integra proyectos de investigación sobre Memoria y dictadura y Estudios culturales sobre medios digitales y multimedios. Escribe para revistas especializadas y medios de difusión masiva.

 

domingo, 29 de mayo de 2022

RECORDANDO A ALAN WHITE


Cada vez que muere un artista que admiramos mucho, es común sentir una profunda tristeza, como si esa persona que ya no está hubiese sido alguien de la familia, o un amigo cercano, por más que no lo hayamos visto en vivo jamás. En el caso de los músicos, seguramente, se piensa en su obra, en algunos de sus discos, o en alguna canción suya en particular que nos acompañó en nuestras experiencias vitales individuales. Se recuerdan esos pequeños momentos de escucha atenta que hicieron crecer en nosotros la admiración que sentíamos hacía ese ser. Por eso, no es difícil imaginar cuanta gente, cuantos fans del rock progresivo se habrán sentido así de tristes y melancólicos el último jueves 26 de mayo, cuando se enteraron que Alan White había dejado de existir. De pronto se apagaba la vida de uno de los bateristas más grandes del rock progresivo, que tuvo su apogeo en los primeros años 70, miembro del grupo legendario Yes desde 1972.

Alan White había nacido en Pelton, Condado de Durham, Inglaterra, el 14 de junio de 1949, y tuvo una carrera musical de más de seis décadas. Se había iniciado en la música a los seis años, con clases de piano; a los 12 años comenzó a tocar la batería y un año después ya estaba actuando en el circuito de clubes, formando parte de más de 13 bandas.

Justamente, a los 13 años estuvo tocando en una banda llamada The Downbeats, llegando a aparecer en algunas notas en pequeños periódicos locales, debido a su corta edad. Años más tarde, White tocó durante gran parte del año haciendo covers de los Beatles y otros grupos británicos de mediados de los 60. En esa época, Alan trataba de mejorar su técnica elaborando nuevos estilos rítmicos, aunque no enterraba del todo su interés acerca de eventualmente cursar estudios superiores en arquitectura, su otra pasión. Sin embargo, en 1965 su amor por la música pudo más, cuando su nuevo grupo The Blue Chips firmó contrato con PolyGram Records, después de ganar un concurso organizado por la famosa revista inglesa Melody Maker. Más tarde White se unió a The Gamblers, tocando con ellos tres meses en Alemania durante 1966.

Luego Alan pasaría por un montón de bandas de corta vida durante los últimos 60, incluyendo a la Ginger Baker's Airforce (en donde tocó teclados). De este grupo se fue a tocar con otros músicos, llegando a pasar dos años en la Terry Reid's Band. Fue así que en 1969 recibió una llamada inesperada de John Lennon, quien requería los servicios del joven Alan para la Plastic Ono Band. Lennon primeramente llevó a White a tocar en el Festival Internacional de Rock Revival en Toronto, en una formación que incluía al gran Eric Clapton en guitarra y a Klaus Voorman en bajo. Los integrantes del grupo, que prácticamente se vieron por primera vez en el aeropuerto, ensayaron en forma mínimo dentro del avión, en donde Clapton y Lennon tocaban guitarras acústicas mientras White golpeaba con sus palillos la parte superior de las butacas, tratando de llevar el ritmo. La performance hecha en Live Peace In Toronto aunque fue un poco caótica y desprolija fue grabada e incluida posteriormente en un fresco y rockero album. Tiempo después, en enero de 1970, White participaría también de la grabación de una de las más memorables canciones de la etapa solista del ex beatle, "Instant Karma" y en su soberbio álbum Imagine de 1971, uno de los discos clásicos de la era. White también tocó en álbumes de George Harrison (el monumental triple All Things Must Pass), Doris Troy, Gary Wright y Alan Price entre 1969 y 1972. Adicionalmente, también hay que decir que Alan Price había trabajado como productor de una banda de White llamada Griffin, que incluía a Graham Bell, Ken Craddock, Pete Kirtley y Colin Gibson, quienes grabaron un disco en 1969.

Todos estos grupos engrosaron los antecedentes de White, que empezaba a ser considerado como una promesa dentro de la escena musical británica. Por todo esto no fue nada extraño que Yes lo haya elegido en 1972. En ese año el grupo perdió a su baterista original, Bill Bruford, el cual había ganado una gran fama tocando en una forma monumental e innovadora durante cuatro años con Yes, convirtiéndose en ídolo y espejo de miles de jóvenes bateristas alrededor del mundo.

Debido a sus complejos ritmos y su forma de tocar muy influenciada por el jazz, Bruford se había convertido en uno de los más populares y queridos miembro de Yes. Sin embargo, Bill no se sentía muy cómodo en el seno del grupo ya que ansiaba desarrollar su técnica dentro de un marco más experimental, luego del magnífico e inolvidable quinto disco de Yes, Close to the Edge. Fue así que durante la primavera (boreal) de 1972, Bill empezó a pensar en marcharse, dejando finalmente a la banda el 19 de julio de 1972 para irse a King Crimson. El hecho de que Alan White fuera amigo de Eddie Offord (productor de Yes) y de Jon Anderson, ayudó para que Alan ingresara en el grupo. El mismísimo Bruford, en persona le dio la bendición y el visto bueno a su sucesor.

En efecto, White fue al estudio en los meses anteriores a la salida de Bruford, para mirar y escuchar lo que estaba pasando en el grupo, e incluso tratar de aprender el material de Close to the Edge para tocarlo él mismo más tarde. Después de la salida de Bruford, White se aprendió en tres semanas el repertorio completo del grupo de cara a los futuros conciertos, shows y giras por venir. De esta manera White nunca más volvería sobre sus pasos, ya que desde la gira de verano de 1972 hasta 2022, nada le quitaría su lugar como miembro fijo de Yes.

Los fans del grupo asimilaron la presencia de White paulatinamente. Primero durante la primera gira y luego en el histórico álbum triple en vivo Yessongs que vino de ahí. En este disco, Bruford aún tocaba en varios de los temas incluidos, pero sin embargo es White el baterista en la mayoría del material, incluyendo la suite "Close to the Edge". Más tarde llegaría la grabación del controversial Tales From Topographic Oceans, disco doble amado y odiado por igual por el público y por la crítica respectivamente. Esta fue una producción acusada de ser pretensiosa. De cualquier forma fue un álbum histórico. En dicha obra White exhibía un trabajo muy bueno y preciso que no hacía extrañar en demasía a Bruford, por ejemplo fue destacada por demás su labor en el interludio percusivo del imponente "Ritual, Nous Sommes Du Soleil".

Luego de grabar el monumental Relayer en 1974, los miembros del grupo deciden tomarse un descanso para no destruir por completo el seno de la banda, que venía sufriendo el desgaste propio de las relaciones interpersonales de los integrantes. Es así que entre los años 1975 y 1976 se editarían sendos discos solistas de cada uno de los miembros de Yes. De esta forma, White graba un disco solista llamado Ramshackled, en clave de fusión con sonidos algo intrascendentes como el boogie con influencias caribeñas. En dicho álbum colaboran Jon Anderson y el guitarrista Steve Howe en la hermosa canción “Spring, Song of innocence”, uno de los puntos más altos de la placa. Sin embargo, el disco pasó bastante desapercibido y quedó deslucido en comparación con el material solista editado por el tándem Anderson - Howe - Squire.

A principios de 1977 vuelve a juntarse Yes -nuevamente con el tecladista Rick Wakeman en la formación-, editando un buenísimo disco llamado Going For The One, el cual sería continuado por Tormato en 1978. Sin embargo, a fines de 1979 llegaría a su fin la formación clásica de Yes luego de un desastroso y frustrado intento de grabar un nuevo disco en Paris. En ese mismo año White se quebró la rodilla patinando en un roller-disco.

El párate posterior del grupo y las divergencias artísticas existentes entre Anderson con respecto a Squire y Howe precipitarían el final de la banda a principios de 1980. Más tarde, a pesar de las idas de Anderson y Wakeman, White junto a Steve Howe y Chris Squire se pusieron a ensayar como trío hasta que se les unen (los dos Buggles) Trevor Horn y Geoff Downes, para darle forma a la grabación de un potente y muy buen álbum llamado Drama, que daría un franca revitalización al sonido de Yes. Si bien esta formación se separó al poco tiempo, Yes volvió rápidamente con nueva formación en 1983 en el exitoso disco 90125 y el resto es historia conocida...

Luego de haber tocado casi 50 años en Yes es innegable que White se ganó un lugar fijo e intocable dentro del seno de la banda. Ya no tiene mucho sentido preguntarse si las habilidades de Alan White en la batería igualan a las de su colega Bill Bruford o no. Después de todo, es muy cierto que el estilo de ambos es bastante distinto. El público reconoció la creatividad y eficiencia de White, tanto en el vivo del grupo como en sus diferentes álbumes en estudio. Además, no es tan sencillo tocar igual de bien y eficientemente en materiales tan diferentes como Tales From Topographic Oceans, Magnification o Big Generator, y White lo ha hecho en forma sobria y sin problemas en todos los casos. Su permanencia y labor como miembro fijo de una banda tan grande como Yes le dieron a White un lugar dentro de la nómina de los más famosos y renombrados bateristas británicos junto a luminarias de la talla de Ringo Starr, Charlie Watts, Keith Moon, Ginger Baker, Carl Palmer, Bill Bruford, Phil Collins, Nick Mason, Mitch Mitchell, Ian Paice, Jim Capaldi y John Bonham.

Descansa en paz, querido Alan…

Emiliano M. Acevedo.




martes, 24 de marzo de 2020

CADA VEZ QUE ESCUCHO EL ÁLBUM BLANCO



Si nos proponemos definir al Álbum Blanco se encendería el piloto automático y brotarían frases como: “fenómeno cultural de inmensa importancia”, “el disco doble emblemático del grupo más prodigioso de la historia del rock”, “caleidoscopio caótico y genial de la música popular”.

Aún hoy, a medio siglo de su edición, las dimensiones musicales de esta obra ensombrecen las carreras de más de un grupo musical y son la inspiración de otros varios. La razón es que es un disco incomparable tanto en amplitud como en variedad. Resulta imposible, entonces, congelar este manojo de canciones en solo un par de sensaciones. La mirada que cada uno tenga del Álbum Blanco dependerá de la conexión sensorial que estableció con este material.

Esta nota no es más que la descripción de una de esas tantas conexiones posibles: una particular, la mía. La prioridad no será lo técnico sino mi experiencia personal. Algo que queda un poco de lado en la mayoría de las notas que hablan de este álbum. Por eso podrás coincidir más o menos con mis líneas. Eso lo veremos más adelante cuando te cuente lo que siento cada vez que escucho estas entrañables canciones.

En el Álbum Blanco hay canciones de todo tipo. Algunas risueñas e ingenuas, otras profundas y serias; algunas baladas, otras, rocanroles violentos que metían miedo; hay country y folk; music hall; vanguardia y música contemporánea. Es una obra que rompió todos los esquemas, difícil de abarcar pero ensoñadora, adictiva y legendaria. En este disco las personalidades de los cuatro Beatles está bien marcada: la rudeza melancólica del John Lennon más descarnado sirve como contrapeso a la melosidad rockera de Paul McCartney mientras que George Harrison hace esfuerzos ímprobos para afirmarse al lado de esos dos titanes y la naturalidad de Ringo Starr frena algunos excesos de los otros tres. Alquimistas intuitivos lograron escribir la biblia musical del Siglo XX.

A lo largo de su carrera, los Beatles fueron un grupo inquieto que se renovó constantemente tomando la iniciativa y arriesgándose siempre. Muestra cabal de esta actitud (y aptitudes) es este material.

El Doble Blanco ya desde su tapa minimalista pero que planteaba un viaje incomparable del sonido y la multiplicidad de las canciones. Todo un caos en ebullición controlada. Desprolijo, disperso y fascinante, uno de sus trabajos más intrépidos y delicados. Ying y Yang y todo lo que hay en el medio.

El contexto. En febrero de 1968 los Beatles fueron a la India a buscar un poco de paz y orientación espiritual. Efectivamente, meditaron y estudiaron con el Maharishi, en la aldea de Rishikesh, sin tener alrededor el círculo mediático que los había rodeado en sus últimos cinco años. En ese ambiente de calma y tiempo libre terminaron componiendo tantas canciones que el material resultante terminó llenando dos discos. Un álbum doble de 30 canciones que fue grabado entre mayo y octubre de 1968.

DISCO 1 LADO A:

. “Back to the URSS”: Así empieza este viaje por mi copia mono, número 48.993, edición nacional de EMI. Un disco fusilado, rayadísimo, pero que no cambio por ninguno. ¿Y qué decir de esta canción? En mi consideración, es una de las mayores genialidades que haya hecho el grupo en toda su historia. Un rocanrol que suena como la mixtura entre Chuck Berry y los Beach Boys cantado con acento norteamericano pero que habla de la Unión Soviética ¡en plena Guerra Fría! Un pastiche de música y palabras que hace reír y pensar.

. “Dear Prudence”: Prudence era Prudence Farrow, hermana de Mia, la famosa actriz norteamericana. Ambas estaban, también, en la comuna en Rishikesh. Según parece la chica meditaba encerrada largas horas, algo  que inspiró a John a escribir esta hermosa canción de invitación a la vida. Allí, John hace una interpretación muy profunda y sentida en la que, al margen de la jovencita, pareciera invitarnos a todos a salir de nuestro propio encierro personal.

. “Glass Onion”: Una cadena de significados. John haciendo referencia a muchas de las canciones del grupo –incluyendo “Strawberry Fields”, “I´m the Walrus”, “Lady Madonna”, “Fixing a Hole”, “Fool on the Hill”-. Las estrofas aleatorias sin narrativa coherente aparente parecen estar metidas a presión para confundir a los fans que insistían en analizar cada una de las canciones que el grupo hacía. Un cuento imposible de resolver pero delicioso.

. “Ob La Di Ob La Da”: “La vida continua”. Un tema que me volvía loco de chico y con el correr del tiempo descubrí que era muy tonta. ¿Qué pensó McCartney cuando lo compuso? Sin embargo, no podemos negar que es un ska acaramelado que tiene cierto encanto innato… a pesar de ser una de las tres peores canciones del canon beatlesco…

. “Wild Honey Pie”: Una broma en forma de canción elaborada por Paul en soledad y que Charles Manson concretó en su literalidad más absoluta. La canción no está mal…como tema de relleno.

. “The Continuing Story of Bungalow Bill”: Cuenta la leyenda que mientras los muchachos estaban en la India, un joven norteamericano acaudalado llamado Richard Cooke III fue a visitar a su madre que también formaba parte del contingente que estaba estudiando con el Maharishi. Cooke y su madre fueron a cazar tigres y mataron a uno. Luego, volvieron a meditar. Esta canción se basó en ese suceso que resultó indignante para los Beatles. El despliegue vocal de Lennon es inmejorable en este tema y nos cuenta una historia infantil como las de Buffalo Bill que pasaban los sábados a la tarde en la televisión cuando éramos chicos.

. ”While My Guitar Gently Weeps”: Sin dudas, llegamos a una de las mejores canciones compuestas por George que, para aquel momento, ya comenzaba a dar muestra de su maestría. Los solos de guitarra de Eric Clapton, como músico invitado, te revuelven las tripas. La música y los arreglos son excelentes pero además el piano tartamudeante de la intro ya te anticipa que lo que vas a escuchar es una canción de otro planeta.

. “Happiness is a Warm Gun”: Otro gran tema de Lennon, y quizás su canción más llena de significantes sin significado. Ideas aparentemente conectadas entre sí pero tan poderosas en sí mismas que no necesitan conexión para que el sentido emerja. Temazo en mayúscula. No apto para corazones sensibles, o sí, bueno, depende…

LADO B

. “Martha My Dear”: Una amorosa canción de McCartney dedicada a su perra, la ovejera inglesa Martha (1965-1981), compañera inseparable del músico. La canción comienza como si fuera un ejercicio de piano, al que luego se une la voz del compositor y una mini orquesta. Un tema con armonías gentiles y apacibles, cambios de ritmos y en el que Paul toca todos los instrumentos. Me identifica profundamente como mascotero que soy.

. “I´m so Tired”: Una de las grandes temáticas lennonianas es el sueño, las ganas de tirarse a dormir. John la escribió después de estar tres semanas en la India. Él amaba dormir pero en ese momento le costaba mucho hacerlo. Después de pasarse tanto tiempo meditando, no podía relajarse al acostarse. Una canción letárgica pero con furiosos crescendos que dan cuenta del sentimiento de su autor. Un tema de cabecera para los que somos noctámbulos…

. “Blackbird”: Acá tenemos a un Macca íntimo cantando con un coro de pajaritos de fondo. Hermosa canción, casi de fogón, a cuya letra resultó muy en línea con un tema contemporáneo a ella, la lucha por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. La letra es una alegoría excelente. Entiendo, que no está hablando acerca de un ave literalmente sino acerca de las personas que buscan la libertad, que buscan escapar de las persecuciones que sufren.  

. “Piggies”: Una deliciosa melodía barroca made in Harrison. A pesar de (o debido a) su tono, aquí George se burla de los horribles hombres de negocio (los cerdos) capitalistas. Harrison la canta muy bien, casi dulcemente, mientras lo acompaña el delicado sonido del clavicordio. Como ustedes sabrán, esta es otra de las canciones que Charles Manson tomó en forma literal ordenando a sus seguidores a masacrar a sus víctimas con cuchillos y luego, dejar escribir con su sangre el mensaje “pigs” en la pared.

. “Rocky Raccoon”: Comenzó como una improvisada canción de Paul, en broma, sobre el lejano Oeste. Y eso es lo que es: la simple historia de un vaquero que cree que se la sabe todas hasta que “le sale el tiro por la culata” y pierde un duelo, y casi herido mortalmente espera que una pequeña biblia de los Gedeones lo redima en su hora final. Delicioso ese piano de saloon que repiquetea de fondo…

. “Don´t Pass Me By”: El primer tema propio grabado por Ringo, un country tocado a lo bestia. El baterista lo había empezado a componer en 1964 pero tardó cuatro años en terminarlo. Simplemente, una canción country y western con un atractivo violín añadido. Una linda canción con letra tonta.

. “Why Don´t We Do it in the Road?”: Macca solo, solito y solo, rockeándola. No se puede decir demasiado de este tema más allá de que la pregunta retórica del título fue inspirada tras haber sido testigo del acto de apareamiento de dos monos en plena calle. Pienso que si nos propusiéramos responder esa pregunta deberías recorrer caminos filosóficos, políticos y sociológicos interminables…pero valdría la pena.

. “I Will”: Dulce como un caramelo, un tema redondo de Macca. Una gran canción con lindas armonías y letra. No hay mucho más que decir al respecto. La grabación fue muy desestructurada, con Ringo y John tocando percusión como quien respira.

. “Julia”: El último tema en grabarse para el Álbum Blanco es el que cierra el primer disco. Una hermosa letanía de John dedicada en partes iguales a la memoria de fallecida madre (de ahí el nombre de la canción) y a Yoko Ono. John creía que Yoko había tomado el lugar de su madre, en lo que respecta a influencia, inspiración y objeto amoroso. No por nada, luego denominaría a Ono como “Madre”. Todo eso está descripto en la hermosa letra de esta dulce canción, que John canta como los dioses, ejecutando la guitarra con el estilo finger-picking que le había enseñado el cantautor Donovan, cuando estuvieron en la India. Edipo rules!

DISCO 2, LADO A:

. “Birthday”: No es una gran canción pero cumple con todos los requisitos para ser recordada por más que su letra sea simple y obvia. Caracterizada por su buen ritmo basto tan solo una grabación rápida y espontánea para registrar este número de Paul, conocido por casi todos. Sin embargo, para John no era más que “basura”…En mi caso, era el tema obligado en el día de mi cumpleaños. Debo decir, de fecha incierta durante mucho tiempo por lo que ha sonado varias veces en la misma semana.

. “Yer Blues”: Temazo que se burla de todos los estereotipos del blues británico. Grabado por los cuatro tocando al mismo tiempo (algo poco habitual en los temas de este álbum doble) en un estudio chiquito. La letra es depresiva y contiene guitarras cortantes de fondo y esa voz corrosiva de Lennon, singularmente, “muteada” en la vuelta final de la canción. Ostias, tío, ¡qué tema antológico!

. “Mother Nature´s Son”: Otra vez, un Macca íntimo, cantando al lado del fogón en medio de la noche. Supuestamente inspirado por una lectura que le había dado el Maharishi acerca de la unidad del hombre con la naturaleza. Para los que amamos el campo este es un himno.

. “Everybody´s Got Something to Hide Except Me and My Monkey”: Un tema proto punk en el que brillan esos cencerros que Macca y Ringo tocan delirantemente. Otro gran producto lennoniano (y van…) que además es la canción con el título más largo de todo el repertorio beatle. Dicen que el “mono” era Yoko, otros que era tan solo un monito que tenía el Maharishi y también que el mono en cuestión no era más que una referencia a la heroína. Hay teorías para todos y todas, lo único que importa es que es otro rockazo.

. “Sexy Sadie”: Dedicada al Maharishi por un desilusionado John ante los supuestos manejos del gurú. Luego, la letra fue transformada en la historia de una chica (Sadie) que había tomado por tontos a todos. Hermosa canción. Punto.

. “Helter Skelter”: Una canción que nos daba miedo de chicos. ¡Cuánta fuerza! ¡Qué locura! ¿De dónde había salido semejante rock? ¡¿El primer heavy metal de la historia?! Nunca nada había sonado tan fuerte como este tour de force y la verdad es que aún hoy impresiona. Nos gustaría haber oído la versión entera pero nos conformaremos con esta editada que se va y vuelve en fade y termina con Ringo gritando: “¡¡¡Tengo ampollas en mis dedos!!!”

. “Long Long Long”: Otro buen tema de Harrison. Una canción de amor envuelta en sopor que suena como si fuera un tren que se va yendo mientras George la canta casi susurrando.

LADO B

. “Revolution 1”: Segunda versión de “Revolution” (la primera, rockera, había sido el lado B del single “Hey Jude”). Suena relajada y divertida y no es para menos: Lennon la grabó tirado en el suelo. Los coros finales son imperdibles porque el “shooo bee doo” lo hicieron a la manera de los Beach Boys.

. “Honey Pie”: Otra parodia de Paul. En este caso, un ragtime de los años 20 acerca de una chica del norte de Inglaterra que hace carrera en Hollywood. Lindo tema de music-hall típico de banda de jazz sin demasiado más que agregar.

. “Savoy Truffle”: Otra joya oculta de George, dedicada a su amigo Eric Clapton quien era fanático de los chocolates. La canción se destaca, en especial, por la complementariedad entre esos saxos saturados que suenan estupendamente bien.

. “Cry Baby Cry”: Linda canción de John que a él le parecía una mierda. Una especie de cuento infantil. Luego de su final se pueden oír unos pocos segundos de la proto canción improvisada de Paul “Can You Take me Back” que anticipa a…

. “Revolution 9”: No tiene letra, casi no tiene música (más allá de los loops que se repiten una y otra vez), y debe ser la “canción” menos oída por los fans Beatles. Sin embargo era un tema ideal para asustar a las chicas en las fiestas, jajaja… Tan solo un experimento avantgarde llevado a cabo por John, George y Yoko, quienes recolectaron y mezclaron un montón de sonidos, cintas en reversa, conversaciones sobre grabadas y desechos sacados de los archivos. Tiene su encanto, pero más de uno debe sentir un alivio cuando termina y comienzan los primeros acordes de…

. “Good Night”: Este tema fue compuesto por Lennon para su hijo Julian. Ringo lo interpreta acompañado por una orquesta que realiza un pastiche de melodías a lo Hollywood, cuasi llegando a las bandas sonoras de las películas de Walt Disney. Una buena manera de dar las buenas noches y de despedir el álbum.

¡¡Ufff!! Un disco largo, pero que valió la pena recorrer con ustedes otra vez. Un catálogo maravilloso, estupendamente secuenciado por Lennon, McCartney y el productor George Martin. Un disco problemático para el grupo, difícil casi de principio a fin pero que mantiene intacto su encanto aun hoy como un recorrido musical excitante a través de una gran variedad de géneros y estilos, con canciones que van desde lo ensoñador hasta lo pesadillesco. Es lírico, quilombero y revolucionario… como quisiéramos ser todos, ¿no? Un disco que viene cambiando nuestras vidas desde hace cincuenta años. El Álbum Blanco.

Nacho Melgarejo

  

miércoles, 7 de agosto de 2019

MARK HOLLIS: Viviendo en otro mundo


Dibujo: Elmer Toons (https://m.facebook.com/elmertoonsdibujante)
Mark Hollis (1955-2019) fue uno de los personajes más paradigmáticos de la historia del rock. Un genio incomprendido por las corporaciones discográficas, un artista que no se dejó guiar por los rankings ni las modas pasajeras: simplemente siguió su instinto creador.

Mark formó Talk Talk en 1981 y la aventura pop duraría hasta 1991. En ese período editaron cinco álbumes donde pasaron del synth pop edulcorado a la exquisita sofisticación. El primer trabajo de la banda, The Party’s Over (1982), fue producido por Colin Thurston, quien había trabajado para Duran Duran en EMI. Fue esta discográfica la que fichó a los jóvenes Talk Talk: Mark Hollis en voz y principal compositor, Lee Harris en batería, Paul Webb en bajo y el tecladista Simon Brenner. Ese primer trabajo está basado en el sonido de sintetizadores característicos de la época, con canciones pop sin demasiadas pretensiones. Al respecto, Mark Hollis declararía tiempo más tarde, que el uso de los sintetizadores fue únicamente para abaratar costos en las sesiones de grabación y que nunca se sintió plenamente identificado con aquellos sonidos, ya que sus influencias siempre fueron músicos de jazz, r&b o góspel, como Miles Davis, Gil Evans, Otis Redding y John Coltrane. Ninguna figurita pop de esa época se animaba a estas declaraciones por miedo a quedar un tanto fuera de moda ante sus fans, esto lo llevo a Mark a tener siempre una relación tirante con los medios musicales británicos que nunca pudieron encasillar al cantante. Ese mismo año salen de gira teloneando a unos Duran Duran archifamosos por toda Inglaterra, lo cual llevaría a que la banda fuera asociada al estilo new romantic, muy de moda en aquellos días.


Antes de grabar su segunda placa en 1984, It’s my Life, Simon Brenner abandona el grupo, y es reemplazado por el productor y multiinstrumentista Tim Friese-Greene. Este cambio será significativo para el grupo de aquí a futuro. Friese-Greene nunca fue considerado miembro oficial de la banda, pero sí un pilar esencial en la evolución sonora del grupo, y se transformó junto a Hollis en uno de los principales compositores de la banda. Con su segundo trabajo, Talk Talk dio un gran paso con los singles “Such a Shame” y la canción que da título a la placa. En 1986 llegaría la consolidación comercial con el disco The Colour of Spring, un trabajo que logra despegar a la banda de la etiqueta synth pop que tenían adherida desde sus comienzos. Canciones como “I Don’t Believe in You”, “Give it Up” y “Living in Another World” hacen que los Talk Talk salgan de gira por muchísimos lugares del mundo y vendan una enorme cantidad de discos. Hollis reconoce que su desafío fue concebir canciones con la menor cantidad de elementos posibles y cita como influencias de aquella época al grupo alemán Can y a los compositores contemporáneos Erik Satie y Claude Debussy.

Con el éxito del grupo en pleno ascenso, la discográfica EMI les dio más libertad creativa y un mayor presupuesto para lo que sería su próximo trabajo. De esta forma, el grupo se aísla completamente por casi catorce meses sin permitir que nadie de la compañía escuche las agotadoras sesiones de grabación en el estudio Wessex Sound. Así, en 1988, se edita Spirit of Eden, una obra maestra sonora, adelantada a su tiempo y considerada el puntapié inicial del post-rock. Mark Hollis declara que no se va a editar ningún single del nuevo disco, ya que es una obra conceptual, y la discográfica pone el grito en el cielo y -sin la autorización de los músicos- editan como simple el tema “I Believe in You”, lo cual desencadenó en la demanda del grupo hacia EMI. Mientras que la discográfica contrademandó a la banda por componer material “poco comercial”. Talk Talk ganó en la corte, pero las ventas de Spirit of Eden no fueron las esperadas y la discográfica les rescindió el contrato.

Spirit of Eden fue un trabajo hecho a la manera de collage, donde se cortaban y pegaban fragmentos que los músicos decidían luego de haber escuchado las interminables horas de grabación que poseían en su haber. Por eso es un disco en el que participan numerosos sesionistas a los que se les daba libertad para improvisar en las tomas. En este punto, el grupo ya estaba plenamente comandado por la dupla Hollis y Friese–Greene, quienes se niegan a salir de girar aduciendo que el nuevo material era demasiado complejo para reproducir en los conciertos. En 1991, ya sin el bajo de Paul Webb ve la luz Laughing Stock. En este caso para la compañía Polydor. Un disco aún más oscuro y despojado que su anterior obra, y que es la cima de la expresión de más con menos, además de  un trabajo inaccesible para sus fans de la primera hora. Un solo de guitarra de una sola nota de casi un minuto sobre capas de distorsión en el tema “After the Flood” dejan a las claras que, a esta altura, a Mark Hollis no le interesaba vender demasiados discos sino plasmar su arte a cualquier precio. Esta sería la última obra de Talk Talk como grupo.

En 1998, Mark Hollis editaría su único trabajo como solista, un álbum de título homónimo que serviría para cerrar la trilogía junto a las dos últimas producciones de su antigua banda. El trabajo solista de Hollis sigue la senda de Laughing Stock pero con un mayor uso de los silencios. Sin dudas, es un disco minimalista que requiere una escucha atenta, y poco recomendable para oídos que recién se acercan a la obra de este perfeccionista inglés. Un trabajo de una belleza abstracta con ritmos jazzísticos y meticulosas técnicas de grabación para absorber hasta los más mínimos detalles de los músicos al ejecutar sus instrumentos.

Sin dudas, la estela que dejó la obra de Talk Talk llega claramente a grupos de post-rock como Tortoise y Mogwai, y bandas como Radiohead y Sigur Rós también han reconocido influencias muy cercanas de discos como Spirit of Eden y Laughing Stock. En el año 2001, Hollis participó como músico y productor en Smilling and Waving, un disco de Anja Garbarek, antes de retirarse del mundo de la música

Mark Hollis, un artista con demasiado brillo para este mundo.

Leandro Ruano



viernes, 28 de diciembre de 2018

Bondo, ¡Gracias al Cielo!


El carismático artista y productor Giuliano Canterini, más conocido como Billy Bond, presentó, el pasado 31 de Octubre, en The Roxy La Viola Bar la re-edición en vinilo del icónico primer volumen del disco Billy Bond y la Pesada del Rock and Roll y el video de la re-versión de “Gracias al Cielo”, junto a artistas como Charly García, Hugo Fattoruso, Rubén Rada, Daniel Melingo, Pablo Lezcano, Gualicho Turbio, Las Bodas Químicas y muchos más. 

Fue una celebración muy animada con un Bondo que se paseaba entre el público y gentilmente firmaba vinilos, hablaba, bromeaba, puteaba y se sacaba fotos junto a todos los medios especializados presentes y con figuras como Carlos Tito Villalba (Alma y Vida), Isa Portugheis (La Pesada del Rock and Roll), Ada Moreno (fotógrafa emblemática del rock nacional), entre otros.

Un gesto de bondad y altruismo que cabe destacar es que todo el dinero recaudado de las regalías por el video serán donados a Alejandro Medina, nuestro bajista del blues por excelencia, partícipe insigne del colectivo musical La Pesada del Rock and Roll.

En la conferencia de prensa de Billy Bond se tocaron diversos puntos sobre su carrera, la de otros artistas, el futuro de La Pesada y la música. A continuación algunas de las palabras del excéntrico artista.

El Rol del INAMU
“Es fantástico porque de alguna forma ellos fueron los que consiguieron que tengamos los derechos, esto significa que te dejan re-editar y la grabadora no viene queriendo cobrarte cosas; ya robaron mucho, digamos… Gracias a INAMU, se puede reeditar, no solo este long play, sino también los de muchísima gente, como Alejandro Medina, Kubero, etcétera, que recuperaron sus derechos…”

Los próximos volúmenes de Billy Bond y la Pesada
“Solo puedo re-editar los discos que son míos en la banda, como así también el de Billy Bond and the Jets, mis discos viejos.  Respecto a los demás volúmenes deben preguntarle a Pelo (Aprile) o la gente de la grabación, porque van a tener una programación ya que no puede sacar cuatro discos al mismo tiempo. El motivo de sacar un disco en vinilo se debe a que nos dimos cuenta que muchísima gente tiene los discos originales, pero como son muy pocos los que hay, los cobran fortunas. ¿Que hicimos? muy simple, pusimos un disco que cuatro tipos que son ustedes (risas) que no pasan más de eso, lo puedan comprar un precio barato y que no caigan en manos de los dealears o de los narcotraficantes…”

En esta pálida actual
“Cuando escuchás el primer disco de La Pesada te das cuenta que tiene que ver con 2018, con casi todo lo que pasa, porque lo que escuchás en el disco tiene que ver con la realidad argentina de nuevo.  Lamentablemente, es eso, hemos tenido un retroceso en algún nivel político, la gente no tiene plata de nuevo, hay represión, el video de “Gracias al Cielo” va a responder por si solo…”

Su rol en este nuevo proyecto
“Yo no soy un líder, un carajo, de nada; soy amigo de todos.  Los músicos se juntan y no hay ego, no hay competencia, yo no hago mal a nadie y nadie hace mal a mí.  La gran formula de La Pesada fue la dignidad, y el tratamiento del respeto por los otros músicos, y eso es lo que ha hecho que a través del tiempo, después de 40 años, tenemos que grabar dos o tres temas, con más de 50 músicos, que están entre “Loco, no te sobra una moneda” y en “Gracias al cielo”. Había tantos músicos que se brindaron solidariamente al proyecto, la intención fue muy simple, porque está desprovista de ego, nadie es estrella, son todos iguales, y ese tratamiento los músicos lo reconocen y mucho. Por eso te dan el aval, firman y ponen la cara en cosas y proyectos como estos…”
“Ya lo dije antes, todo lo que son las vueltas, son curros, bien claro, son curros, no existen.  Billy Bond y La Pesada no vuelven nunca más porque sería un curro hacer eso. Porque considero que los músicos el tiempo pasa, y vos no te podés juntar nada más que por el dinero. Algunos se juntan para llenar un River, un no sé qué, pero media hora después se pelean de nuevo y uno lo manda a la concha de su madre al otro. Eso es un verso, es cierto que yo accedí a hacer esto de “Loco…” y “Gracias al Cielo”, pero en esos temas, los royalties, regalías, etcétera, todo es para Alejandro Medina, que lo necesita… (aplausos) Sepan que no es una vuelta, ni para vender más, tanto es así que no quiero cobrar un sope. No me confundan con ese negocio de las vueltas…”.

Isa Portugheis y Billy Bond (Archivo Isa Portugheis)

Nuevos valores
“Yo no soy ningún pelotudo, si no abrís cancha a los nuevos pendejos, a los nuevos músicos, si no le das bola a eso, van a parecer todos como Isa (Portugueis) o como yo, dos viejos chotos ¿viste? Y yo creo que esto se tiene que heredar, alguien tiene que heredar todo este laburo que hicimos. Yo me rompí el orto para hacer que alguien te haga una entrevista de radio hoy. En el 71 no te entrevistaban ni para café con leche, nadie te daba bola y hoy todo el mundo está montado arriba del Rock and Roll, cualquier pelotudo que tenga pelo largo es rockero o el pelo corto, todo es rock…”.

La ópera sobre Charly García.
“Vamos a hacer una ópera con la vida de Charly García, con una orquesta semi-sinfónica más una orquesta de rock en la cual se va a contar toda su trayectoria a través del tiempo. Charly chiquito, Charly medio, Charly loco que se tira a la pileta… (risas) Va a ser muy interesante porque vamos a hilvanar todas las músicas de tal forma que las letras combinen con la historia y va a ser realmente como una especie de ópera. Yo estuve con él y ya está haciendo tres músicas…”
“Se va a presentar en el año 2020, porque vamos a esperar las elecciones para a ver qué pasa y para donde carajo vamos. A partir de eso vamos a decidir el lugar, como hacerlo. La tendencia para hacerlo no sería en un lugar como el Gran Rex, donde el sonido es una mierda, no se escucha un carajo y los shows que se hacen ahí parecen karaoke…”

El futuro de la música.
“No soy Nostradamus, yo puedo decir lo que pasa en el mundo, que normalmente tiene tendencias, el Rock and Roll no fue inventado por Litto Nebbia (risas)…”
“El Rock and Roll no fue inventado por Los Gatos, viene de antes, de Eddy Pequenino, de Johnny Tedesco, del propio Nicky Jones, toda una historia viene de antes.  Eso pasa… y luego viene el beat, los Rolling Stones y todos boludos con el flequillo, después Led Zeppelin con los pelos largos, todos los boludos otra vez ahí…”
“El mundo tiene como tendencias y la música se va reciclando, es como un bicho vivo, y va apareciendo. El más fuerte gana. Ahora, por ejemplo, la cumbia te rompió el orto.  A nadie lo obligan, lo atan, a ver… ¿Dónde te dicen tenés que escuchar esto? Si vos no querés, no escuchás. El que escucha cumbia que se yo, que escuche cumbia, que se joda…”

El Vinilo
“Es un fenómeno mundial, la gente descubrió el CD, pero lo digital pierde armónicos. Lo digital achica el sonido. ¿Por qué? porque lo tiene que comprimir para poder caber. El vinilo lo expande, la púa pasa y lo manda a un amplificador y él se abre.  En el vinilo, vas a escuchar millones de cosas que pasan en el aire que son los armónicos, que pasan en el espacio, si escuchás bien este disco tiene mucho de eso. Porque en la época del monoaural, del estéreo, se hacía mucho eso de usar los espacio que la música te da.  Cuando es digital el sonido se achata y en el vinilo se expande, es mejor…

Carlos Villalba, Isa Portugheis y Billy Bond.

Conclusión Final
“La Pesada no se fue, nosotros estamos en el espíritu de ustedes, nosotros sembramos una semilla en un terreno muy fértil. ¿Cuál era el terreno fértil? Un pendejo que en el año 71 tenía 12 años, que viajaba y pensaba. Nosotros se la metimos en el orto a todos los militares porque fuimos directo a la yugular, le metimos una semilla, un pendejo que tenía 12 y hoy tiene 60.  Cuando vos sembrás eso, se va a pasando a través de los años ese espíritu de gente en gente, por eso el rock o lo que llamen rock se ha convertido en un fenómeno local argentino. Solamente en argentina paso eso y se ha convertido en el gran negocio y le ha dado de comer a millones de tipos. Pero él sigue, estoy hablando de lo ideológicamente correcto, aquel rocanrol que se peleaba por todo, él sigue en cada violerito de Villa Crespo, en cada Pappito, en cada Isa Portugueis de La Plata, está vivo ahí…”

Mauro Feola