¿Qué
puedo decir yo, un simple mortal olvidable, de Dios? Puedo hacer conjeturas, o
repetir lo ya dicho. Soy un convertido, un ortodoxo: no hay errores, todo
responde a un plan que a veces nos cuesta o nos costó entender. Para decir algo
primero tengo que más o menos entenderlo, y no es que no entienda a Charly
García (si nadie como él me ayudó a ser lo que soy, ¡cómo no voy a
entenderlo!), es que estoy seguro que hay cosas que ni percibo, o que percibo y
entiendo tal cosa, cuando posiblemente signifique tal otra. Me hubiera gustado
escribir algo el lunes por el cumpleaños de Carlos Alberto Charly García,
pero ya todo fue escrito, o eso creo. Es muy difícil decir algo original de la
persona que está 30 segundos adelantada a la realidad, o que tiene realmente
una antena que capta energías que circulan por el inconsciente colectivo de los
argentinos. Calibramos lo que esto quiere decir, y por eso la movilización
afectiva que presenciamos el lunes, pero me parece pequeño con todo lo que va a
significar en el futuro. Es como si en 1976 hubiéramos podido vislumbrar Say No
More, imposible. Y es imposible porque nadie como él “creó” su propia vida (o
solo unos pocos), inventó lo imposible de sí mismo, transformó el escenario
argentino, y la mentalidad de generaciones enteras. Todo fue dicho, y sin
embargo sentimos que todavía es poco al lado de lo que él nos dio. Nosotros
queremos agradecer (es increíble la cantidad de eventos y rituales que se
despliegan el 23 de octubre), pero no hay devolución posible, su don es un
potlach. Lo que él donó es su genio, toda su vida. Si Artaud no hubiera escrito
“El suicidado de la sociedad” en referencia a Van Gogh, es el título que mejor
le cabría a nuestro ídolo (es dios, no lo olvidemos). Nadie como él se expuso a
las energías vitales (y tanáticas) de nuestra sociedad (Maradona sin duda es
otro expuesto a estas energías). Sobran los ejemplos. Por supuesto, la
exhibición más obvia de este sacrificio es la figura crucificada en Demasiado
Ego: más claro, imposible. Todo SNM es un sacrificio, que había empezado de
modo más civilizado cuando Charly quiso dejar de ser Charly y quería ser
Casandra Lange. Hay cientos de ejemplos, incluso cuando tuvo la egocéntrica y
delirante idea de que la Argentina lo amortizara por todo lo que él le había
dado: bastaba con que cada argentino pusiera, en aquella época (los 90), un
peso. Ya en su primer disco aparece la idea del sacrificio, para no hablar de
Confesiones de invierno: “el pecho dentro de un hueco”. A los veintipico de
años tenía un poemario que superaba a Mallarmé, competía con Lennon y con
Dylan. El sacrificio de Sui Generis —desarmar la banda en el momento de más
éxito— mucha gente tardó años en comprenderlo y más años en perdonarlo. Ni
hablar cuando “se vendió a Fiorucci”. Charly dijo esto: en la Argentina es muy
difícil porque uno se la tiene que pasar dando exámenes toda la vida. ¡Qué
buena definición de la Argentina!
Leí
todos los libros que se escribieron sobre Charly, casi todos me parece muy
buenos, algunos me parecen tan buenos que creo que forman parte de la obra del
genio argentino — ¿la verdad? Hay muchos genios argentinos, como Maradona o
Messi, Charly está a ese nivel, que yo creo que es un nivel más alto que el que
ocupa sin duda otro de los grandes genios argentinos, de fama internacional,
Jorge Luis Borges. Pero a cualquier investigador amateur rápidamente le surge
la pregunta: escuchaste miles de veces sus discos, lo fuiste a ver tocar
decenas de veces, a mediados de los noventa quisiste armar un archivo
periodístico sobre él (ahora sé que hay muchas personas que ya desde antes
habían empezado a acumular información sobre el ídolo), durante la pandemia
miraste o escuchaste miles de horas de sus recitales, grabadas de forma oficial
o clandestina, ¿dónde termina su obra? Para mí, es muy difícil responder esta
pregunta. O muy fácil: todo esto y otras cosas que no conocemos aún forman
parte de la obra de Charly García.
Daniel
Mundo
Sobre el autor: Daniel
Mundo (Buenos Aires, 1967) es Doctor en Ciencias Sociales (UBA), Magister en
Filosofía de la Cultura (UNSAM) y Licenciado en Ciencias de la Comunicación
(UBA). Publicó libros de ensayos como Crítica
Apasionada. Una lectura introductoria de la obra de H. Arendt, Pasatiempos. Lecturas políticas de la
contemporaneidad argentina y Mafiestx
Pornológico. Trabaja como docente de grado en la Universidad de Buenos
Aires. Dirige e integra proyectos de investigación sobre Memoria y dictadura y
Estudios culturales sobre medios digitales y multimedios. Escribe para revistas
especializadas y medios de difusión masiva.
Cada vez que muere un artista que admiramos
mucho, es común sentir una profunda tristeza, como si esa persona que ya no
está hubiese sido alguien de la familia, o un amigo cercano, por más que no lo
hayamos visto en vivo jamás. En el caso de los músicos, seguramente, se piensa
en su obra, en algunos de sus discos, o en alguna canción suya en particular
que nos acompañó en nuestras experiencias vitales individuales. Se recuerdan
esos pequeños momentos de escucha atenta que hicieron crecer en nosotros la
admiración que sentíamos hacía ese ser. Por eso, no es difícil imaginar cuanta
gente, cuantos fans del rock progresivo se habrán sentido así de tristes y
melancólicos el último jueves 26 de mayo, cuando se enteraron queAlan White había dejado de
existir. De pronto se apagaba la vida de uno de los bateristas más grandes del
rock progresivo, que tuvo su apogeo en los primeros años 70, miembro del
grupo legendario Yes desde 1972.
Alan White había nacido en Pelton, Condado de Durham,
Inglaterra, el 14 de junio de 1949, y tuvo una carrera musical de más de seis
décadas. Se había iniciado en la música a los seis años, con clases de piano; a
los 12 años comenzó a tocar la batería y un año después ya estaba actuando en
el circuito de clubes, formando parte de más de 13 bandas.
Justamente, a los 13 años estuvo tocando en una
banda llamada The Downbeats,
llegando a aparecer en algunas notas en pequeños periódicos locales, debido a
su corta edad. Años más tarde, White tocó durante gran parte del año haciendo
covers de los Beatles y otros grupos
británicos de mediados de los 60. En esa época, Alan trataba de mejorar su técnica
elaborando nuevos estilos rítmicos, aunque no enterraba del todo su interés
acerca de eventualmente cursar estudios superiores en arquitectura, su otra pasión.
Sin embargo, en 1965 su amor por la música pudo más, cuando su nuevo grupo The Blue Chips firmó contrato con
PolyGram Records, después de ganar un concurso organizado por la famosa revista
inglesa Melody Maker. Más tarde White
se unió a The Gamblers, tocando con
ellos tres meses en Alemania durante 1966.
Luego Alan pasaría por un montón de bandas de corta
vida durante los últimos 60, incluyendo a la Ginger Baker's Airforce (en donde tocó teclados). De este grupo se
fue a tocar con otros músicos, llegando a pasar dos años en la Terry Reid's Band. Fue así que en 1969 recibió
una llamada inesperada de John Lennon,
quien requería los servicios del joven Alan para la Plastic Ono Band. Lennon primeramente llevó a White a tocar en el Festival Internacional de Rock Revival
en Toronto, en una formación que incluía al gran Eric Clapton en guitarra y a Klaus
Voorman en bajo. Los integrantes del grupo, que prácticamente se vieron por
primera vez en el aeropuerto, ensayaron en forma mínimo dentro del avión, en
donde Clapton y Lennon tocaban guitarras acústicas mientras White golpeaba con
sus palillos la parte superior de las butacas, tratando de llevar el ritmo. La performance
hecha en Live Peace In Toronto aunque
fue un poco caótica y desprolija fue grabada e incluida posteriormente en un
fresco y rockero album. Tiempo después, en enero de 1970, White participaría también
de la grabación de una de las más memorables canciones de la etapa solista del
ex beatle, "Instant Karma" y en su soberbio álbum Imagine de 1971, uno de los discos clásicos
de la era. White también tocó en álbumes de George
Harrison (el monumental triple All
Things Must Pass), Doris Troy, Gary
Wright y Alan Price entre 1969 y
1972. Adicionalmente, también hay que decir que Alan
Price había trabajado como productor de una banda de White llamada Griffin, que incluía a Graham Bell, Ken Craddock, Pete Kirtley
y Colin Gibson, quienes grabaron un
disco en 1969.
Todos estos grupos engrosaron los antecedentes de
White, que empezaba a ser considerado como una promesa dentro de la escena
musical británica. Por todo esto no fue nada extraño que Yes lo haya elegido en 1972. En ese año el grupo perdió a su
baterista original, Bill Bruford, el
cual había ganado una gran fama tocando en una forma monumental e innovadora
durante cuatro años con Yes, convirtiéndose en ídolo y espejo de miles de jóvenes
bateristas alrededor del mundo.
Debido a sus complejos
ritmos y su forma de tocar muy influenciada por el jazz, Bruford se había
convertido en uno de los más populares y queridos miembro de Yes. Sin embargo,
Bill no se sentía muy cómodo en el seno del grupo ya que ansiaba desarrollar su
técnica dentro de un marco más experimental, luego del magnífico e inolvidable
quinto disco de Yes, Close to the Edge.
Fue así que durante la primavera (boreal) de 1972, Bill empezó a pensar en
marcharse, dejando finalmente a la banda el 19 de julio de 1972 para irse a King Crimson. El hecho de que Alan White
fuera amigo de Eddie Offord
(productor de Yes) y de Jon Anderson,
ayudó para que Alan ingresara en el grupo. El mismísimo Bruford, en persona le
dio la bendición y el visto bueno a su sucesor.
En efecto, White fue al estudio en los meses
anteriores a la salida de Bruford, para mirar y escuchar lo que estaba pasando
en el grupo, e incluso tratar de aprender el material de Close to the Edge para tocarlo él mismo más tarde. Después de la
salida de Bruford, White se aprendió en tres semanas el repertorio completo del
grupo de cara a los futuros conciertos, shows y giras por venir. De esta manera
White nunca más volvería sobre sus pasos, ya que desde la gira de verano de
1972 hasta 2022, nada le quitaría su lugar como miembro fijo de Yes.
Los fans del grupo asimilaron la presencia de White
paulatinamente. Primero durante la primera gira y luego en el histórico álbum
triple en vivo Yessongs que vino de ahí.
En este disco, Bruford aún tocaba en varios de los temas incluidos, pero sin
embargo es White el baterista en la mayoría del material, incluyendo la suite "Close
to the Edge". Más tarde llegaría la grabación del controversial Tales From Topographic Oceans, disco
doble amado y odiado por igual por el público y por la crítica respectivamente.
Esta fue una producción acusada de ser pretensiosa. De cualquier forma fue un álbum
histórico. En dicha obra White exhibía un trabajo muy bueno y preciso que no hacía
extrañar en demasía a Bruford, por ejemplo fue destacada por demás su labor en
el interludio percusivo del imponente "Ritual, Nous Sommes Du
Soleil".
Luego de grabar el monumental Relayer en 1974, los miembros del grupo deciden tomarse un descanso
para no destruir por completo el seno de la banda, que venía sufriendo el
desgaste propio de las relaciones interpersonales de los integrantes. Es así
que entre los años 1975 y 1976 se editarían sendos discos solistas de cada uno
de los miembros de Yes. De esta forma, White graba un disco solista llamado Ramshackled, en clave de fusión con
sonidos algo intrascendentes como el boogie
con influencias caribeñas. En dicho álbum colaboran Jon Anderson y el guitarrista Steve
Howe en la hermosa canción “Spring, Song of innocence”, uno de los puntos más altos
de la placa. Sin embargo, el disco pasó bastante desapercibido y quedó deslucido
en comparación con el material solista editado por el tándem Anderson - Howe - Squire.
A principios de 1977 vuelve a juntarse Yes -nuevamente con el tecladista Rick Wakeman en la formación-, editando
un buenísimo disco llamado Going For The
One, el cual sería continuado por Tormato
en 1978. Sin embargo, a fines de 1979 llegaría a su fin la formación clásica de
Yes luego de un desastroso y frustrado intento de grabar un nuevo disco en
Paris. En ese mismo año White se quebró la rodilla patinando en un roller-disco.
El párate posterior del grupo y las divergencias artísticas
existentes entre Anderson con respecto a Squire y Howe precipitarían el final
de la banda a principios de 1980. Más tarde, a pesar de las idas de Anderson y
Wakeman, White junto a Steve Howe y Chris Squire se pusieron a ensayar como
trío hasta que se les unen (los dos Buggles)
Trevor Horn y Geoff Downes, para darle forma a la grabación de un potente y muy buen
álbum llamado Drama, que daría un
franca revitalización al sonido de Yes. Si bien esta formación se separó al
poco tiempo, Yes volvió rápidamente con nueva formación en 1983 en el exitoso disco
90125 y el resto es historia
conocida...
Luego de haber tocado casi 50 años en Yes es
innegable que White se ganó un lugar fijo e intocable dentro del seno de la
banda. Ya no tiene mucho sentido preguntarse si las habilidades de Alan White
en la batería igualan a las de su colega Bill Bruford o no. Después de todo, es
muy cierto que el estilo de ambos es bastante distinto. El público reconoció la
creatividad y eficiencia de White, tanto en el vivo del grupo como en sus
diferentes álbumes en estudio. Además, no es tan sencillo tocar igual de bien y
eficientemente en materiales tan diferentes como Tales From Topographic Oceans, Magnification
o Big Generator, y White lo ha hecho
en forma sobria y sin problemas en todos los casos. Su permanencia y labor como
miembro fijo de una banda tan grande como Yes le dieron a White un lugar dentro
de la nómina de los más famosos y renombrados bateristas británicos junto a luminarias
de la talla de Ringo Starr, Charlie
Watts, Keith Moon, Ginger Baker, Carl Palmer, Bill Bruford, Phil Collins, Nick
Mason, Mitch Mitchell, Ian Paice, Jim Capaldi y John Bonham.
Si
nos proponemos definir al Álbum Blanco se encendería el piloto automático y
brotarían frases como: “fenómeno cultural de inmensa importancia”, “el disco
doble emblemático del grupo más prodigioso de la historia del rock”, “caleidoscopio
caótico y genial de la música popular”.
Aún
hoy, a medio siglo de su edición, las dimensiones musicales de esta obra ensombrecen
las carreras de más de un grupo musical y son la inspiración de otros varios. La
razón es que es un disco incomparable tanto en amplitud como en variedad. Resulta
imposible, entonces, congelar este manojo de canciones en solo un par de
sensaciones. La mirada que cada uno tenga del Álbum Blanco dependerá de la
conexión sensorial que estableció con este material.
Esta
nota no es más que la descripción de una de esas tantas conexiones posibles:
una particular, la mía. La prioridad no será lo técnico sino mi experiencia
personal. Algo que queda un poco de lado en la mayoría de las notas que hablan
de este álbum. Por eso podrás coincidir más o menos con mis líneas. Eso lo
veremos más adelante cuando te cuente lo que siento cada vez que escucho estas
entrañables canciones.
En
el Álbum Blanco hay canciones de todo tipo. Algunas risueñas e ingenuas, otras profundas
y serias; algunas baladas, otras, rocanroles violentos que metían miedo; hay
country y folk; music hall; vanguardia y música contemporánea. Es una obra que
rompió todos los esquemas, difícil de abarcar pero ensoñadora, adictiva y
legendaria. En este disco las personalidades de los cuatro Beatles está bien
marcada: la rudeza melancólica del John Lennon más descarnado sirve como
contrapeso a la melosidad rockera de Paul McCartney mientras que George
Harrison hace esfuerzos ímprobos para afirmarse al lado de esos dos titanes y la
naturalidad de Ringo Starr frena algunos excesos de los otros tres. Alquimistas
intuitivos lograron escribir la biblia musical del Siglo XX.
A
lo largo de su carrera, los Beatles fueron un grupo inquieto que se renovó
constantemente tomando la iniciativa y arriesgándose siempre. Muestra cabal de esta
actitud (y aptitudes) es este material.
El
Doble Blanco ya desde su tapa minimalista pero que planteaba un viaje
incomparable del sonido y la multiplicidad de las canciones. Todo un caos en
ebullición controlada. Desprolijo, disperso y fascinante, uno de sus trabajos
más intrépidos y delicados. Ying y Yang y todo lo que hay en el medio.
El
contexto. En febrero de 1968 los Beatles fueron a la India a buscar un poco de
paz y orientación espiritual. Efectivamente, meditaron y estudiaron con el
Maharishi, en la aldea de Rishikesh, sin tener alrededor el círculo mediático
que los había rodeado en sus últimos cinco años. En ese ambiente de calma y tiempo
libre terminaron componiendo tantas canciones que el material resultante
terminó llenando dos discos. Un álbum doble de 30 canciones que fue grabado
entre mayo y octubre de 1968.
DISCO
1 LADO A:
.
“Back to the URSS”: Así empieza este viaje por mi copia mono, número 48.993, edición
nacional de EMI. Un disco fusilado, rayadísimo, pero que no cambio por ninguno.
¿Y qué decir de esta canción? En mi consideración, es una de las mayores
genialidades que haya hecho el grupo en toda su historia. Un rocanrol que suena
como la mixtura entre Chuck Berry y los Beach Boys cantado con acento
norteamericano pero que habla de la Unión Soviética ¡en plena Guerra Fría! Un
pastiche de música y palabras que hace reír y pensar.
.
“Dear Prudence”: Prudence era Prudence Farrow, hermana de Mia, la famosa actriz
norteamericana. Ambas estaban, también,en la comuna en Rishikesh.
Según parece la chica meditaba encerrada largas horas, algoque inspiró a John a escribir esta hermosa
canción de invitación a la vida. Allí, John hace una interpretación muy
profunda y sentida en la que, al margen de la jovencita, pareciera invitarnos a
todos a salir de nuestro propio encierro personal.
.
“Glass Onion”: Una cadena de significados. John haciendo referencia a muchas de
las canciones del grupo –incluyendo “Strawberry Fields”, “I´m the Walrus”, “Lady
Madonna”, “Fixing a Hole”, “Fool on the Hill”-. Las estrofas aleatorias sin narrativa
coherente aparente parecen estar metidas a presión para confundir a los fans
que insistían en analizar cada una de las canciones que el grupo hacía. Un
cuento imposible de resolver pero delicioso.
.
“Ob La Di Ob La Da”: “La vida continua”. Un tema que me volvía loco de chico y
con el correr del tiempo descubrí que era muy tonta. ¿Qué pensó McCartney
cuando lo compuso? Sin embargo, no podemos negar que es un ska acaramelado que
tiene cierto encanto innato… a pesar de ser una de las tres peores canciones
del canon beatlesco…
.
“Wild Honey Pie”: Una broma en forma de canción elaborada por Paul en soledad y
que Charles Manson concretó en su literalidad más absoluta. La canción no está
mal…como tema de relleno.
.
“The Continuing Story of Bungalow Bill”: Cuenta la leyenda que mientras los
muchachos estaban en la India, un joven norteamericano acaudalado llamado
Richard Cooke III fue a visitar a su madre que también formaba parte del
contingente que estaba estudiando con el Maharishi. Cooke y su madre fueron a
cazar tigres y mataron a uno. Luego, volvieron a meditar. Esta canción se basó
en ese suceso que resultó indignante para los Beatles. El despliegue vocal de
Lennon es inmejorable en este tema y nos cuenta una historia infantil como las
de Buffalo Bill que pasaban los sábados a la tarde en la televisión cuando éramos
chicos.
. ”While
My Guitar Gently Weeps”: Sin dudas, llegamos a una de las mejores canciones
compuestas por George que, para aquel momento, ya comenzaba a dar muestra de su
maestría. Los solos de guitarra de Eric Clapton, como músico invitado, te
revuelven las tripas. La música y los arreglos son excelentes pero además el piano
tartamudeante de la intro ya te anticipa que lo que vas a escuchar es una
canción de otro planeta.
. “Happiness
is a Warm Gun”: Otro gran tema de Lennon, y quizás su canción más llena de
significantes sin significado. Ideas aparentemente conectadas entre sí pero tan
poderosas en sí mismas que no necesitan conexión para que el sentido emerja. Temazo
en mayúscula. No apto para corazones sensibles, o sí, bueno, depende…
LADO
B
. “Martha
My Dear”: Una amorosa canción de McCartney dedicada a su perra, la ovejera
inglesa Martha (1965-1981), compañera inseparable del músico. La canción
comienza como si fuera un ejercicio de piano, al que luego se une la voz del
compositor y una mini orquesta. Un tema con armonías gentiles y apacibles,
cambios de ritmos y en el que Paul toca todos los instrumentos. Me identifica
profundamente como mascotero que soy.
.
“I´m so Tired”: Una de las grandes temáticas lennonianas es el sueño, las ganas
de tirarse a dormir. John la escribió después de estar tres semanas en la
India. Él amaba dormir pero en ese momento le costaba mucho hacerlo. Después de
pasarse tanto tiempo meditando, no podía relajarse al acostarse. Una canción
letárgica pero con furiosos crescendos que dan cuenta del sentimiento de su
autor. Un tema de cabecera para los que somos noctámbulos…
.
“Blackbird”: Acá tenemos a un Macca íntimo cantando con un coro de pajaritos de
fondo. Hermosa canción, casi de fogón, a cuya letra resultó muy en línea con un
tema contemporáneo a ella, la lucha por los derechos civiles de los negros en
Estados Unidos. La letra es una alegoría excelente. Entiendo, que no está
hablando acerca de un ave literalmente sino acerca de las personas que buscan la
libertad, que buscan escapar de las persecuciones que sufren.
.
“Piggies”: Una deliciosa melodía barroca made in Harrison. A pesar de (o debido
a) su tono, aquí George se burla de los horribles hombres de negocio (los
cerdos) capitalistas. Harrison la canta muy bien, casi dulcemente, mientras lo
acompaña el delicado sonido del clavicordio. Como ustedes sabrán, esta es otra
de las canciones que Charles Manson tomó en forma literal ordenando a sus seguidores
a masacrar a sus víctimas con cuchillos y luego, dejar escribir con su sangre
el mensaje “pigs” en la pared.
.
“Rocky Raccoon”: Comenzó como una improvisada canción de Paul, en broma, sobre
el lejano Oeste. Y eso es lo que es: la simple historia de un vaquero que cree
que se la sabe todas hasta que “le sale el tiro por la culata” y pierde un duelo,
y casi herido mortalmente espera que una pequeña biblia de los Gedeones lo
redima en su hora final. Delicioso ese piano de saloon que repiquetea de fondo…
.
“Don´t Pass Me By”: El primer tema propio grabado por Ringo, un country tocado
a lo bestia. El baterista lo había empezado a componer en 1964 pero tardó
cuatro años en terminarlo. Simplemente, una canción country y western con un
atractivo violín añadido. Una linda canción con letra tonta.
.
“Why Don´t We Do it in the Road?”: Macca solo, solito y solo, rockeándola. No
se puede decir demasiado de este tema más allá de que la pregunta retórica del título
fue inspirada tras haber sido testigo del acto de apareamiento de dos monos en plena
calle. Pienso que si nos propusiéramos responder esa pregunta deberías recorrer
caminos filosóficos, políticos y sociológicos interminables…pero valdría la
pena.
.
“I Will”: Dulce como un caramelo, un tema redondo de Macca. Una gran canción
con lindas armonías y letra. No hay mucho más que decir al respecto. La
grabación fue muy desestructurada, con Ringo y John tocando percusión como
quien respira.
.
“Julia”: El último tema en grabarse para el Álbum Blanco es el que cierra el
primer disco. Una hermosa letanía de John dedicada en partes iguales a la memoria
de fallecida madre (de ahí el nombre de la canción) y a Yoko Ono. John creía
que Yoko había tomado el lugar de su madre, en lo que respecta a influencia,
inspiración y objeto amoroso. No por nada, luego denominaría a Ono como
“Madre”. Todo eso está descripto en la hermosa letra de esta dulce canción, que
John canta como los dioses, ejecutando la guitarra con el estilo finger-picking
que le había enseñado el cantautor Donovan, cuando estuvieron en la India.
Edipo rules!
DISCO
2, LADO A:
.
“Birthday”: No es una gran canción pero cumple con todos los requisitos para
ser recordada por más que su letra sea simple y obvia. Caracterizada por su
buen ritmo basto tan solo una grabación rápida y espontánea para registrar este
número de Paul, conocido por casi todos. Sin embargo, para John no era más que
“basura”…En mi caso, era el tema obligado en el día de mi cumpleaños. Debo
decir, de fecha incierta durante mucho tiempo por lo que ha sonado varias veces
en la misma semana.
.
“Yer Blues”: Temazo que se burla de todos los estereotipos del blues británico.
Grabado por los cuatro tocando al mismo tiempo (algo poco habitual en los temas
de este álbum doble) en un estudio chiquito. La letra es depresiva y contiene guitarras
cortantes de fondo y esa voz corrosiva de Lennon, singularmente, “muteada” en
la vuelta final de la canción. Ostias, tío, ¡qué tema antológico!
.
“Mother Nature´s Son”: Otra vez, un Macca íntimo, cantando al lado del fogón en
medio de la noche. Supuestamente inspirado por una lectura que le había dado el
Maharishi acerca de la unidad del hombre con la naturaleza. Para los que amamos
el campo este es un himno.
.
“Everybody´s Got Something to Hide Except Me and My Monkey”: Un tema proto punk
en el que brillan esos cencerros que Macca y Ringo tocan delirantemente. Otro
gran producto lennoniano (y van…) que además es la canción con el título más
largo de todo el repertorio beatle. Dicen que el “mono” era Yoko, otros que era
tan solo un monito que tenía el Maharishi y también que el mono en cuestión no
era más que una referencia a la heroína. Hay teorías para todos y todas, lo
único que importa es que es otro rockazo.
.
“Sexy Sadie”: Dedicada al Maharishi por un desilusionado John ante los
supuestos manejos del gurú. Luego, la letra fue transformada en la historia de
una chica (Sadie) que había tomado por tontos a todos. Hermosa canción. Punto.
. “Helter
Skelter”: Una canción que nos daba miedo de chicos. ¡Cuánta fuerza! ¡Qué
locura! ¿De dónde había salido semejante rock? ¡¿El primer heavy metal de la
historia?! Nunca nada había sonado tan fuerte como este tour de force y la verdad
es que aún hoy impresiona. Nos gustaría haber oído la versión entera pero nos
conformaremos con esta editada que se va y vuelve en fade y termina con Ringo
gritando: “¡¡¡Tengo ampollas en mis dedos!!!”
. “Long
Long Long”: Otro buen tema de Harrison. Una canción de amor envuelta en sopor que
suena como si fuera un tren que se va yendo mientras George la canta casi
susurrando.
LADO
B
. “Revolution
1”: Segunda versión de “Revolution” (la primera, rockera, había sido el lado B
del single “Hey Jude”). Suena relajada y divertida y no es para menos: Lennon la
grabó tirado en el suelo. Los coros finales son imperdibles porque el “shooo
bee doo” lo hicieron a la manera de los Beach Boys.
. “Honey
Pie”: Otra parodia de Paul. En este caso, un ragtime de los años 20 acerca de
una chica del norte de Inglaterra que hace carrera en Hollywood. Lindo tema de
music-hall típico de banda de jazz sin demasiado más que agregar.
. “Savoy
Truffle”: Otra joya oculta de George, dedicada a su amigo Eric Clapton quien
era fanático de los chocolates. La canción se destaca, en especial, por la complementariedad
entre esos saxos saturados que suenan estupendamente bien.
. “Cry
Baby Cry”: Linda canción de Johnque a él le parecía una
mierda. Una especie de cuento infantil. Luego de su final se pueden oír unos
pocos segundos de la proto canción improvisada de Paul “Can You Take me Back”
que anticipa a…
. “Revolution
9”: No tiene letra, casi no tiene música (más allá de los loops que se repiten
una y otra vez), y debe ser la “canción” menos oída por los fans Beatles. Sin embargo
era un tema ideal para asustar a las chicas en las fiestas, jajaja… Tan solo un
experimento avantgarde llevado a cabo por John, George y Yoko, quienes
recolectaron y mezclaron un montón de sonidos, cintas en reversa,
conversaciones sobre grabadas y desechos sacados de los archivos. Tiene su
encanto, pero más de uno debe sentir un alivio cuando termina y comienzan los
primeros acordes de…
. “Good
Night”: Este tema fue compuesto por Lennon para su hijo Julian. Ringo lo
interpreta acompañado por una orquesta que realiza un pastiche de melodías a lo
Hollywood, cuasi llegando a las bandas sonoras de las películas de Walt Disney.
Una buena manera de dar las buenas noches y de despedir el álbum.
¡¡Ufff!!
Un disco largo, pero que valió la pena recorrer con ustedes otra vez. Un catálogo
maravilloso, estupendamente secuenciado por Lennon, McCartney y el productor George
Martin. Un disco problemático para el grupo, difícil casi de principio a fin
pero que mantiene intacto su encanto aun hoy como un recorrido musical excitante
a través de una gran variedad de géneros y estilos, con canciones que van desde
lo ensoñador hasta lo pesadillesco. Es lírico, quilombero y revolucionario… como
quisiéramos ser todos, ¿no? Un disco que viene cambiando nuestras vidas desde
hace cincuenta años. El Álbum Blanco.
Mark Hollis
(1955-2019) fue uno de los personajes más paradigmáticos de la historia del
rock. Un genio incomprendido por las corporaciones discográficas, un artista
que no se dejó guiar por los rankings ni las modas pasajeras: simplemente
siguió su instinto creador.
Mark
formó Talk Talk
en 1981 y la aventura pop duraría hasta 1991. En ese período editaron cinco
álbumes donde pasaron del synth pop
edulcorado a la exquisita sofisticación. El primer trabajo de la banda, The Party’s Over (1982), fue producido
por Colin Thurston, quien había
trabajado para Duran Duran en EMI.
Fue esta discográfica la que fichó a los jóvenes Talk Talk: Mark Hollis en
voz y principal compositor, Lee Harris
en batería, Paul Webb en bajo y el
tecladista Simon Brenner. Ese primer
trabajo está basado en el sonido de sintetizadores característicos de la época,
con canciones pop sin demasiadas pretensiones. Al respecto, Mark Hollis declararía tiempo más
tarde, que el uso de los sintetizadores fue únicamente para abaratar costos en
las sesiones de grabación y que nunca se sintió plenamente identificado con
aquellos sonidos, ya que sus influencias siempre fueron músicos de jazz,
r&b o góspel, como Miles Davis, Gil
Evans, Otis Redding y John Coltrane.
Ninguna figurita pop de esa época se animaba a estas declaraciones por miedo a
quedar un tanto fuera de moda ante sus fans, esto lo llevo a Mark a tener
siempre una relación tirante con los medios musicales británicos que nunca
pudieron encasillar al cantante. Ese mismo año salen de gira teloneando a unos Duran Duran archifamosos por toda
Inglaterra, lo cual llevaría a que la banda fuera asociada al estilo new romantic, muy de moda en aquellos
días.
Antes
de grabar su segunda placa en 1984, It’s
my Life, Simon Brenner abandona
el grupo, y es reemplazado por el productor y multiinstrumentista Tim Friese-Greene. Este cambio será
significativo para el grupo de aquí a futuro. Friese-Greene nunca fue considerado miembro oficial de la banda,
pero sí un pilar esencial en la evolución sonora del grupo, y se transformó
junto a Hollis en uno de los
principales compositores de la banda. Con su segundo trabajo, Talk Talk dio un gran paso con los
singles “Such a Shame” y la canción que da título a la placa. En 1986 llegaría
la consolidación comercial con el disco The
Colour of Spring, un trabajo que logra despegar a la banda de la etiqueta synth pop que tenían adherida desde sus
comienzos. Canciones como “I Don’t Believe in You”, “Give it Up” y “Living in
Another World” hacen que los Talk Talk
salgan de gira por muchísimos lugares del mundo y vendan una enorme cantidad de
discos. Hollis reconoce que su
desafío fue concebir canciones con la menor cantidad de elementos posibles y
cita como influencias de aquella época al grupo alemán Can y a los compositores contemporáneos Erik Satie y Claude Debussy.
Con
el éxito del grupo en pleno ascenso, la discográfica EMI les dio más libertad
creativa y un mayor presupuesto para lo que sería su próximo trabajo. De esta
forma, el grupo se aísla completamente por casi catorce meses sin permitir que
nadie de la compañía escuche las agotadoras sesiones de grabación en el estudio
Wessex Sound. Así, en 1988, se edita Spirit
of Eden, una obra maestra sonora, adelantada a su tiempo y considerada el
puntapié inicial del post-rock. Mark
Hollis declara que no se va a editar ningún single del nuevo disco, ya que
es una obra conceptual, y la discográfica pone el grito en el cielo y -sin la autorización
de los músicos- editan como simple el tema “I Believe in You”, lo cual
desencadenó en la demanda del grupo hacia EMI. Mientras que la discográfica
contrademandó a la banda por componer material “poco comercial”. Talk Talk ganó en la corte, pero las
ventas de Spirit of Eden no fueron
las esperadas y la discográfica les rescindió el contrato.
Spirit of Eden
fue un trabajo hecho a la manera de collage, donde se cortaban y pegaban fragmentos
que los músicos decidían luego de haber escuchado las interminables horas de grabación
que poseían en su haber. Por eso es un disco en el que participan numerosos
sesionistas a los que se les daba libertad para improvisar en las tomas. En
este punto, el grupo ya estaba plenamente comandado por la dupla Hollis y Friese–Greene, quienes se niegan a salir de girar aduciendo que el
nuevo material era demasiado complejo para reproducir en los conciertos. En
1991, ya sin el bajo de Paul Webb ve
la luz Laughing Stock. En este caso
para la compañía Polydor. Un disco aún más oscuro y despojado que su anterior
obra, y que es la cima de la expresión de más con menos, además de un trabajo inaccesible para sus fans de la
primera hora. Un solo de guitarra de una sola nota de casi un minuto sobre
capas de distorsión en el tema “After the Flood” dejan a las claras que, a esta
altura, a Mark Hollis no le
interesaba vender demasiados discos sino plasmar su arte a cualquier precio. Esta
sería la última obra de Talk Talk
como grupo.
En
1998, Mark Hollis editaría su único
trabajo como solista, un álbum de título homónimo que serviría para cerrar la
trilogía junto a las dos últimas producciones de su antigua banda. El trabajo
solista de Hollis sigue la senda de Laughing Stock pero con un mayor uso de
los silencios. Sin dudas, es un disco minimalista que requiere una escucha
atenta, y poco recomendable para oídos que recién se acercan a la obra de este
perfeccionista inglés. Un trabajo de una belleza abstracta con ritmos jazzísticos
y meticulosas técnicas de grabación para absorber hasta los más mínimos
detalles de los músicos al ejecutar sus instrumentos.
Sin
dudas, la estela que dejó la obra de Talk
Talk llega claramente a grupos de post-rock como Tortoise y Mogwai, y
bandas como Radiohead y Sigur Rós también han reconocido
influencias muy cercanas de discos como Spirit
of Eden y Laughing Stock. En el
año 2001, Hollis participó como
músico y productor en Smilling and Waving,
un disco de Anja Garbarek, antes de
retirarse del mundo de la música
Mark Hollis, un
artista con demasiado brillo para este mundo.
El carismático artista y productor Giuliano
Canterini, más conocido como Billy Bond, presentó, el pasado 31
de Octubre, en The Roxy La Viola
Bar la re-edición en vinilo del icónico primer volumen del disco Billy Bond y la Pesada del Rock and Rolly el video de la re-versión de “Gracias
al Cielo”, junto a artistas como Charly García, Hugo
Fattoruso, Rubén Rada, Daniel Melingo, Pablo Lezcano, Gualicho Turbio, Las
Bodas Químicas y muchos más.
Fue una celebración muy animada con un Bondo que
se paseaba entre el público y gentilmente firmaba vinilos, hablaba, bromeaba,
puteaba y se sacaba fotos junto a todos los medios especializados
presentes y con figuras como Carlos Tito Villalba (Alma
y Vida), Isa Portugheis (La Pesada del Rock and Roll), Ada
Moreno (fotógrafa emblemática del rock nacional), entre otros.
Un gesto de bondad y altruismo que cabe destacar es
que todo el dinero recaudado de las regalías por el video serán donados a Alejandro
Medina, nuestro bajista del blues por
excelencia, partícipe insigne del colectivo musical La Pesada del Rock
and Roll.
En la conferencia de prensa de Billy Bond se tocaron diversos puntos sobre su carrera, la de otros
artistas, el futuro de La Pesada y la música. A continuación
algunas de las palabras del excéntrico artista.
El Rol del INAMU
“Es fantástico porque de alguna forma ellos fueron
los que consiguieron que tengamos los derechos, esto significa que te dejan
re-editar y la grabadora no viene queriendo cobrarte cosas; ya robaron mucho,
digamos… Gracias a INAMU, se puede reeditar, no solo este long play, sino también los de
muchísima gente, como Alejandro Medina, Kubero, etcétera, que recuperaron
sus derechos…”
Los próximos volúmenes de Billy Bond y la
Pesada
“Solo puedo re-editar los discos que son míos en la
banda, como así también el de Billy Bond and the Jets, mis
discos viejos. Respecto a los demás volúmenes deben preguntarle a Pelo
(Aprile) o la gente de la grabación, porque van a tener una programación
ya que no puede sacar cuatro discos al mismo tiempo.El motivo de sacar un disco en
vinilo se debe a que nos dimos cuenta que muchísima gente tiene los discos
originales, pero como son muy pocos los que hay, los cobran fortunas. ¿Que
hicimos? muy simple, pusimos un disco que cuatro tipos que son ustedes (risas)
que no pasan más de eso, lo puedan comprar un precio barato y que no caigan en
manos de los dealears o de los narcotraficantes…”
En
esta pálida actual
“Cuando escuchás el primer disco de La Pesada te das
cuenta que tiene que ver con 2018, con casi todo lo que pasa, porque lo que
escuchás en el disco tiene que ver con la realidad argentina de nuevo.
Lamentablemente, es eso, hemos tenido un retroceso en algún nivel
político, la gente no tiene plata de nuevo, hay represión, el video de “Gracias al Cielo” va a responder
por si solo…”
Su rol en este nuevo proyecto
“Yo no soy un líder, un carajo, de nada; soy amigo
de todos. Los músicos se juntan y no hay ego, no hay competencia, yo no
hago mal a nadie y nadie hace mal a mí. La gran formula de La Pesada fue
la dignidad, y el tratamiento del respeto por los otros músicos, y eso es lo
que ha hecho que a través del tiempo, después de 40 años, tenemos que grabar dos
o tres temas, con más de 50 músicos, que están entre “Loco, no te sobra una moneda” y
en “Gracias al cielo”.
Había tantos músicos que se brindaron solidariamente al proyecto, la intención
fue muy simple, porque está desprovista de ego, nadie es estrella, son todos
iguales, y ese tratamiento los músicos lo reconocen y mucho. Por eso te dan el
aval, firman y ponen la cara en cosas y proyectos como estos…”
“Ya lo dije antes, todo lo que son las vueltas, son
curros, bien claro, son curros, no existen. Billy Bond y La
Pesada no vuelven nunca más porque sería un curro hacer eso. Porque
considero que los músicos el tiempo pasa, y vos no te podés juntar nada más que
por el dinero. Algunos se juntan para llenar un River, un no sé qué, pero media
hora después se pelean de nuevo y uno lo manda a la concha de su madre al otro.
Eso es un verso, es cierto que yo accedí a hacer esto de “Loco…” y “Gracias al Cielo”, pero en esos temas, los royalties, regalías,
etcétera, todo es para Alejandro Medina, que lo necesita…
(aplausos) Sepan que no es una vuelta, ni para vender más, tanto es así que no
quiero cobrar un sope. No me confundan con ese negocio de las vueltas…”.
Isa Portugheis y Billy Bond (Archivo Isa Portugheis)
Nuevos valores
“Yo no soy ningún pelotudo, si no abrís cancha a
los nuevos pendejos, a los nuevos músicos, si no le das bola a eso, van a
parecer todos como Isa (Portugueis) o como yo, dos viejos
chotos ¿viste? Y yo creo que esto se tiene que heredar, alguien tiene que
heredar todo este laburo que hicimos. Yo me rompí el orto para hacer que alguien
te haga una entrevista de radio hoy. En el 71 no te entrevistaban ni para café
con leche, nadie te daba bola y hoy todo el mundo está montado arriba del Rock
and Roll, cualquier pelotudo que tenga pelo largo es rockero o el pelo corto,
todo es rock…”.
La ópera sobre Charly García.
“Vamos a hacer una ópera con la vida de Charly
García, con una orquesta semi-sinfónica más una orquesta de rock en la cual
se va a contar toda su trayectoria a través del tiempo. Charly chiquito, Charly medio, Charly loco que se tira a la
pileta… (risas) Va a ser muy interesante porque vamos a hilvanar todas las
músicas de tal forma que las letras combinen con la historia y va a ser realmente
como una especie de ópera. Yo estuve con él y ya está haciendo tres músicas…”
“Se va a presentar en el año 2020, porque vamos a
esperar las elecciones para a ver qué pasa y para donde carajo vamos. A partir
de eso vamos a decidir el lugar, como hacerlo. La tendencia para hacerlo no
sería en un lugar como el Gran Rex,
donde el sonido es una mierda, no se escucha un carajo y los shows que se hacen
ahí parecen karaoke…”
El futuro de la música.
“No soy Nostradamus, yo puedo decir lo
que pasa en el mundo, que normalmente tiene tendencias, el Rock and Roll no fue
inventado por Litto Nebbia (risas)…”
“El Rock and Roll no fue inventado por Los Gatos, viene de antes, de Eddy
Pequenino, de Johnny Tedesco, del propio Nicky Jones,
toda una historia viene de antes. Eso pasa… y luego viene el beat,
los Rolling Stones y todos boludos con el flequillo,
después Led Zeppelin con los pelos largos, todos los boludos
otra vez ahí…”
“El mundo tiene como tendencias y la música se va
reciclando, es como un bicho vivo, y va apareciendo. El más fuerte gana. Ahora,
por ejemplo, la cumbia te rompió el orto. A nadie lo obligan, lo atan, a
ver… ¿Dónde te dicen tenés que escuchar esto? Si vos no querés, no escuchás. El
que escucha cumbia que se yo, que escuche cumbia, que se joda…”
El Vinilo
“Es un fenómeno mundial, la gente descubrió el CD,
pero lo digital pierde armónicos. Lo digital achica el sonido. ¿Por qué? porque
lo tiene que comprimir para poder caber. El vinilo lo expande, la púa pasa y lo
manda a un amplificador y él se abre. En el vinilo, vas a escuchar
millones de cosas que pasan en el aire que son los armónicos, que pasan en el
espacio, si escuchás bien este disco tiene mucho de eso. Porque en la época del
monoaural, del estéreo, se hacía mucho eso de usar los espacio que la música te
da. Cuando es digital el sonido se achata y en el vinilo se expande,
es mejor…
Carlos Villalba, Isa Portugheis y Billy Bond.
Conclusión Final
“La Pesada no se fue, nosotros estamos en el
espíritu de ustedes, nosotros sembramos una semilla en un terreno muy fértil.
¿Cuál era el terreno fértil? Un pendejo que en el año 71 tenía 12 años, que
viajaba y pensaba. Nosotros se la metimos en el orto a todos los militares
porque fuimos directo a la yugular, le metimos una semilla, un pendejo que tenía
12 y hoy tiene 60. Cuando vos sembrás eso, se va a pasando a través de
los años ese espíritu de gente en gente, por eso el rock o lo que llamen rock se
ha convertido en un fenómeno local argentino. Solamente en argentina paso eso y
se ha convertido en el gran negocio y le ha dado de comer a millones de tipos.
Pero él sigue, estoy hablando de lo ideológicamente correcto, aquel rocanrol
que se peleaba por todo, él sigue en cada violerito de Villa Crespo, en
cada Pappito, en cada Isa Portugueis de
La Plata, está vivo ahí…”