lunes, 29 de diciembre de 2014

JOHN MILES, Rebel



Esta es la historia de un disco muy exitoso, debido a la inclusión de “Music”, un clásico inmortal que alcanzó el Top 3 de las listas de éxitos en el Reino Unido en 1976, además de adquirir fama internacional. Su autor era John Miles, un gran vocalista, guitarrista y tecladista; que a pesar de su talento innato como compositor, le costaría horrores mantener su popularidad luego de este impresionante éxito. Sin embargo, más allá de “Music”, Rebel es un disco excelso que merece ser redescubierto.


FUNDANDO UN ESTILO
A mediados de los ´70, luego de un lustro liderado por el rock progresivo y el glam rock, el rock británico se preparaba para el advenimiento del punk, un estilo que sacudiría –por poco tiempo- los cimientos mismos del género, modificando los paradigmas rockeros setentosos. Las causas fueron varias. Una de las principales se debió a la alta fragmentación de los públicos, además de una identidad renovada de los nuevos grupos de heavy metal, que sumados a los del llamado pub rock, abogaban por un regreso a un rock más simple, menos sofisticado y pretencioso que el de los dinosaurios sinfónicos. Sin embargo, y a contramano de estas propuestas radicalizadas, también  empezaba a manifestarse un estilo que muchos denominaron como “pop sinfónico”, en donde seguía prevaleciendo una búsqueda estilística muy elaborada desde lo instrumental, en discos en abundaban los arreglos orquestales y las melodías ampulosas. Sin dudas, uno de los grupos principales de este sub-genero era Supertramp, y más luego de su ultra exitoso disco de 1974 The Crime of the Century; a los que seguían en importancia otros grupos como 10 cc, o la Electric Light Orquestra. Sin embargo, no sería del todo desatinado afirmar que este pop sinfónico fue fundado –inesperadamente- en 1973 por Pink Floyd, con su célebre Dark Side of the Moon, un disco que cambiaría para siempre la suerte del grupo, catapultándolo a la fama internacional; además de redefinir el sonido de la década. De ahí en más empezaría a ganar importancia el uso que los diferentes grupos daban de los estudios de grabación, mediante la labor sofisticada de varios productores e ingenieros, que se volverían casi tan famosos como los propios músicos. 

Justamente, el ingeniero de Dark Side of the Moon capitalizaría muy bien su participación en el álbum más reverenciado de los ’70. Su nombre era Alan Parsons, y más tarde se volvería una figura de importancia en el rock anglosajón, hasta convertirse en uno de los mayores paladines del rock adulto, metiendo un éxito atrás de otro en las radios FM. Parsons había comenzado su carrera como empleado auxiliar de los estudios Abbey Road, a fines de los ´60, siendo aún un adolescente, poniendo la cinta en los carretes de las grabadoras, durante el último año de los Beatles como grupo. Más tarde, había ido ganando experiencia trabajando de ingeniero de grabación para los Hollies y los Wings, antes de tener la oportunidad de trabajar con Pink Floyd. Justamente, luego de rechazar la posibilidad de grabar Wish Were Here con los Floyd, y mientras buscaba iniciar su propio proyecto musical, Alan Parsons es convocado por Decca para grabar el debut solista de un artista cuasi ignoto llamado John Miles…

¿PERO QUIÉN ERA JOHN MILES?
John Ethrington, luego conocido como John Miles, había nacido en Jarrow, Inglaterra, en abril de 1949. Durante su juventud, Miles había sido integrante de The Influence, un grupo adolescente de su ciudad natal, del cual también eran miembros Paul Thompson, posteriormente baterista de Roxy Music, y Vic Malcolm, luego guitarrista de Geordie. Más tarde, Miles formaría su propia banda, The John Miles Set, antes de comenzar su carrera solista. Luego de varios años, en apariencia infructuosos, Miles consigue llamar la atención de un par de sellos discográficos con el demo de “High Fly”, una canción en sintonía con los sonidos del glam rock, aunque con una melodía muy original, con mucho gancho.  “High Fly” había sido compuesta por Miles junto a Bob Marshall, el bajista de su banda. Ambos formaban un dueto compositivo, en donde John se encargaba de la música y Bob de las letras.

Antes de firmar contrato con Decca, John y su banda ya habían tenido ofrecimientos contractuales de varios sellos discográficos, en especial EMI, pero Miles sintió que dentro de EMI el álbum no iba a tener la promoción que le prometía Decca. Los ejecutivos de esta compañía habían quedado muy entusiasmados con el demo de "High Fly", porque veían en Miles un gran potencial como artista popular, y en su figura la posibilidad de que el sello volviese a tener una impronta fuerte en el rock, algo que Decca no conseguía desde la época en que los Stones grababan en el sello, en los ´60. Luego de la salida del grupo de Jagger y Richards, Decca se había tenido que conformar, durante la mayor parte de los ´70, de tener éxito solo con artistas etiquetados dentro del llamado "easy listening", como el mítico Tom Jones.

Cuando Miles firmó contrato con Decca, los directivos de la compañía le presentaron a Alan Parsons, en el verano boreal de 1975. Parsons y Miles rápidamente congeniaron y se pusieron a grabar “High Fly”, que sería editado como single en el Reino Unido en septiembre del ’75, alcanzando el puesto 17 en los rankings de singles británicos y el 68 en la Billboard en los Estados Unidos.  Debido al éxito de esta canción, se comenzó a grabar el primer larga duración de Miles, durante noviembre y diciembre de 1975, en los míticos estudios de Abbey Road. Un lugar en donde Parsons se sentía muy cómodo.
Rebel sería editado en marzo del ’76. La crítica especializada recibió al disco con alborozo. Por ejemplo, los titulares de Melody Maker decían “John Miles: Una nueva Estrella ha nacido”, dando cuenta de su “sensacional debut”. Justamente, el álbum entero reflejaba –tanto en los títulos de las canciones, así como en varias de sus letras- las observaciones de John Miles acerca de la vida.

Sin dudas, Rebel era el éxito que Decca había ansiado. Sin embargo, más allá de la impecable producción de Alan Parsons, hay que destacar que nada de esto hubiese sido posible si John Miles no hubiese estado en uno de sus mejores momentos artísticos.  Gracias a su amplio rango vocal, se encargó de todas las voces solistas, además de tocar teclados, guitarra eléctrica y sintetizadores. Durante toda la grabación, acompañaron a Miles, su compinche compositivo Bob Marshall, en bajo; y Barry Black, en batería y percusiones. Justamente, tanto Marshall como Black serían los músicos de la banda de John Miles durante muchos años, participando también de los siguientes álbumes de este artista. Otro de los protagonistas principales de este álbum fue Andrew Powell, quien a partir de las indicaciones de Parsons y Miles, se encargó de los arreglos orquestales que tanta importancia cobrarían en varios de los temas del disco.

TEMA POR TEMA:
Empezamos por la cima. El primer tema de Rebel era la épica “Music”, una canción que había nacido para ser leyenda. Esto quedó rápidamente comprobado cuando fue editada como simple y se convirtió en un éxito internacional instantáneo, alcanzando el puesto número 3 en Gran Bretaña, el número 1 en Alemania, y el puesto 88 en los Estados Unidos. John Miles varias veces contó que la había compuesto en un viejo piano que tenía en el living de su casa, en Leeds, en menos de media hora. A diferencia de la mayoría de los temas del disco, co compuestos junto a Marshall, “Music” había sido compuesta en soledad por Miles, quien, en un principio, había pensado su melodía como la base de otra canción, pero debido a su carácter distintivo, la desarrolló como un único tema. Curiosamente, “Music” tenía un ritmo inusual de 7/4. Como luego señaló en forma acertada un crítico británico, esta debe ser la única canción pop escrita en 7/4 –aparte de “Money”, de Pink Floyd-, que haya entrado con en los rankings británicos en toda la historia. Este ritmo tan poco convencional hace que muchas personas, aun conociendo la canción, manifiesten una tendencia a poner un beat más por compas, cuando cantan o silban la melodía. Más allá de su curioso entramado rítmico, la letra de la canción no parecía demasiado compleja:

“Music was my first love
and it will be my last.
music of the future
and music of the past.
To live without my music
would be impossible to do.
in this world of troubles,
my music pulls me through…”

(“La música fue mi primer amor,
Y el será el último,
Música del pasado,
Y música del futuro.
Vivir sin mi música
Sería imposible
En este mundo de problemas
Mi música me saca de ellos…”)

Como vemos, una letra bastante cursi, en la que su autor da cuenta en forma mínima de su amor imperecedero por su vocación musical.  Sin embargo, más allá de lo limitado de su lírica, la parte instrumental de la canción alcanzaba para noquear a propios y extraños. En especial por esa preciosa melodía de piano, que era acompañada por los impresionantes arreglos de cuerdas y voces de Andrew Powell –que, en buena medida, anticiparon lo que sería el sonido del Alan Parsons Project-, además de los solos guitarreros furibundos de Miles. Además, John la cantaba como lo dioses, redondeando una de sus mejores performances como cantante de toda su carrera. Sin dudas, un tema perfectamente balanceado, que se movía, en forma pendular, entre  la simpleza y la grandilocuencia, hasta llegar a un final apoteósico, pocas veces apreciado antes en ninguna otra canción de rock. Por algo, luego “Music” se convertiría en uno de los mayores (y más distintivos) himnos rockeros de los ´70.

"Everybody Wants Some More" era una potente canción que también mixturaba partes fuertes con otras más delicadas, en un perfecto balance de rock y pop. Seguramente, este tema junto con "High Fly", como habíamos mencionado antes, eran los números más “glam” del álbum. Por el contrario, "You Have it All" era una compleja composición épica, que iba ganando intensidad en forma progresiva, en especial por la combinación de la música rock del grupo de John Miles sumada a los arreglos orquestales de Powell. Una canción con final ampuloso en el que Miles se grabó tocando múltiples sintetizadores, haciendo, al unísono, solos de guitarra multi trackeados, a los que Barry Black agregaba varios sonidos percusivos, entre los cuales se destacaban varios timbales de típico sabor latino.

El antiguo lado dos del vinilo empezaba con el tema que le daba nombre al disco. “Rebel" era otro rock estridente muy marchoso, que contenía un gran trabajo de guitarras, y una letra que era una verdadera declaración de principios. Sin dudas, en “Rebel” John Miles cantaba acerca de sí mismo. Él se veía como un rebelde en contra de muchos de los valores materialistas a los que mucha gente le dan importancia. En efecto, su frase “Don´t call me a loser, call me a rebel” da cuenta de que él no quería seguir al rebaño, que no se conformaba con vivir una vida como la de la mayoría de las personas. Sin embargo, el mensaje de la letra fue malinterpretado, tanto por el público como la crítica, quienes creyeron que la letra estaba dedicada a la figura de James Dean. Buena parte de este malentendido vino de la idea de que el título del disco (y la canción) estaba basado en la foto de la tapa, en donde se veía a Miles posando con una escopeta sobre sus hombros, una imagen que se asoció con la figura del recordado ídolo “rebelde” de los ´50. Ya en junio de 1976, en una entrevista brindada a la New Musical Express, John Miles tuvo que salir a aclarar que “Rebel” había sido escrita apenas dos semanas antes de que entraran en el estudio para grabar el disco, y que nunca había estado en su mente dar a entender que el legado de James Dean estaba encarnado en su figura. Según Miles, todo fue un gran malentendido, propiciado por la foto de tapa, que en realidad había sido una idea de los ejecutivos de Decca. Ellos pensaban que una foto, en la que Miles pareciera “un nuevo James Dean” sería una buena promoción para el álbum. Una idea que funcionó, porque empapelaron todo Londres con la foto de Miles y la escopeta. Una imagen casi icónica, que más allá de su éxito, aún hoy es odiada por el propio músico.  Volviendo al carácter autorreferencial de la letra de la canción, en una entrevista dada a la Melody Maker se le preguntó al músico el sentido de la letra, y si él se consideraba a sí mismo un rebelde, a lo que Miles contestó que esta canción no era más que su respuesta a todos lo que lo habían tildado como un “perdedor” en los siete años anteriores.

"When You Lose Someone So Young" era una poderosa balada, cantada como los dioses por Miles. Sin embargo, el sentido de su letra resultaba confuso, ya que podía interpretarse tanto como la historia de la muerte de alguien joven, así como la ruptura de un romance adolescente. Sea cual fuese su significado, Miles en este tema relataba en primera persona, una perdida muy trágica que tuvo en su vida, y su lucha posterior para superar este mal trance.

“Lady of My Life” era una bella canción de amor, muy influenciada por el estilo de Stevie Wonder, uno de los máximos ídolos musicales de John Miles. En este tema éste le canta a la dama que ama, y le pide que se quede a su lado. Una canción “suave y delicada”, como remarcaba la reseña de la revista Melody Maker, en donde sobresalía el impresionante solo de saxo de Phil Kenzie. En sí, ésta era (además de “Music”) la única canción del disco escrita en soledad por John, quien probablemente haya dedicado la letra a su esposa, Eileen.

Por el contrario, ”Pull the Damn Thing Down", no tenía casi nada de suave, simple o delicado. Con sus siete minutos y medio de duración, era la canción más larga del disco, además de contener una letra bastante sarcástica –con reminiscencias de los Kinks- que reflexionaba acerca de la vida moderna. Un verdadero tour de force, bien rockero y épico, que comenzaba lento e iba ganando más y más furia en forma “progresiva”. Sin dudas, un prodigio sonoro que daba cuenta de la calidad de Alan Parsons como productor. Dicha labor se puede apreciar en el crescendo final de la canción, en donde -conforme va aumentando el tempo- John Miles interpretaba un solo de guitarra espectacular que motorizaba al tema hacía un frenético final en el que un “torbellino” sonoro se tragaba todo. Esta culminación desembocaba en una coda en donde se repetía el maravilloso final de “Music”, que aquí funcionaba como cierre del álbum. Sin dudas, valga la redundancia, un golpe de efecto bien efectivo…


MILES DESPUES DE REBEL…
Luego del éxito de Rebel, durante la segunda mitad de los ´70, John Miles lanzó una docena de simples y cuatro álbumes de estudio: Stranger in the City (1977), el conceptual (y, quizás, su mejor disco) Zaragon (1978); y More Miles Per Hours (1979), éste último, nuevamente con Alan Parsons como productor.
Por supuesto, John Miles también participaría como cantante invitado en varios temas de los subsiguientes discos del Alan Parsons Project, además de continuar grabando y tocando en vivo durante la década del ´80. 
Desde 1987, John Miles también ha formado parte de la banda de Tina Turner; en donde se desempeñó tanto como guitarrista como director musical de varias giras de la mítica cantante norteamericana. Miles también tocó en varios álbumes de estudio de Tina, además de su participación como sesionista en el disco Night Calls (1992), del recientemente fallecido Joe Cocker; y en Outrider (1988), de Jimmy Page.   

Además, desde 1985, John Miles participa asiduamente, junto a otras viejas estrellas del rock y el pop, en The Night of the Proms, una serie de conciertos que se realizan con regularidad en Bélgica, Holanda, Alemania, España, Francia, Austria, Suiza, y los países escandinavos. Estos shows ofrecen una combinación de música popular y música clásica (a veces mixturando ambos géneros). Por supuesto, Miles siempre interpreta “Music”, así como versiones de temas clásicos de otros intérpretes. Por ejemplo, en 2009 editó  The Best of John Miles at the Night of the Proms, que incluía "Music" y covers de “All by Myself”, “Rapsodia Bohemia”, y “It Was a Very Good Year”, el viejo standard popularizado por Frank Sinatra.

Como vemos, John Miles sigue siendo aún hoy, a los 65 años, un músico valioso que, a pesar de no volver a gozar con un tema propio un éxito comparable al de “Music”, ha superado con holgura la categoría del one-hit wonder…

Emiliano Acevedo




domingo, 28 de diciembre de 2014

Llega DE PASTA...



¿Qué es De Pasta?



Es una sección en la que vas a encontrar todos esos discos, pequeños o grandes clásicos de rock, que están en los márgenes…

Esos viejos álbumes que no fueron reeditados en cd y están  descatalogados. O, simplemente, esos discos de los que no hay reseñas en castellano ni en la web, ni en las publicaciones especializadas.

En fin, De Pasta; una sección más de INTERSTICIO, para  (re) encontrarse con esos viejos álbumes que siguen sonando en las bandas sonoras de nuestras vidas…

martes, 23 de diciembre de 2014

"SOY, NO TENGO", entrevista a Acústica Túnel


Desde principios de 2012, Jimena Lunática (31) recorre, guitarra al hombro, andenes de tren, pasillos y formaciones de la línea A y D, no solo con la personalidad de su voz sino con un sobresaliente carisma forjado en el ímpetu de enfrentar la vida, que para algunos, a veces, se torna un callejón sin salida. Jimena va haciendo su propio camino, y despierta en la rutina de miles de pasajeros un sueño que no cierra sus ojos sino que abre sus sentidos, y los pone alerta a esa sensibilidad tan particular que impacta como lo nuevo en rutinas gastadas. Su personal voz le permite imprimirle un sello propio a los covers que hace             ("A mi manera", "Sur", "El ángel de los perdedores", "Get Lucky", "Je Veux", etc) y cautivar, también, con temas propios.


Algunos días de la semana llega desde Morón, donde vive, a tierras capitalinas a ganarse el mango y recibir aplausos sentidos y comentarios como los que le dejan en su blog (http://www.acusticatunel.com.ar/imaacutegenes.html) del estilo de: “Recién te escuche en el subte Línea A, yendo a Plaza de Mayo, increíble tu voz, sentí una paz que hacía rato no me pasaba. (…) muchas personas se sacaron los auriculares para escucharte”, “Hoy la verdad después de tanto tiempo sin pararme a respirar fuiste un alivio, un poco de magia donde menos pensé encontrarlo. Me tome el subte con la idea de llegar rápido a casa y no me importaba otra cosa, y te escuche y fue como aire fresco entre tantas cosas enredadas”, “(…) ya te vi como 3 veces en la línea A y las 3 veces me saque mis auriculares y eso que iba al palo escuchando death metal. Tu música  en esos viajes repetitivos y rápidos, te hacen detener el tiempo y se siente la vibra q tenés”, “Ayer me pasó una cosa que hacía tiempo no veía, ver a la gente prestar atención a otra cosa que no fuera su celular o encerrarse en su micro-mundo de imágenes y sonidos mientras viajan en su letargo subterráneo”, etc.

A la hora de la siesta, de este caluroso diciembre, en la placita de Yerbal y Rojas, nos tendimos en el pasto a charlar con Jimena, que previamente saludó a unos pibes que estaban reunidos fumando, y, a pedido, les cantó “Je Veux”. No hay dudas, la calle es su lugar.
La primera impresión de sencillez y espontaneidad en su manera de encarar la vida se fue confirmando a lo largo de la entrevista que hoy les presentamos.
Lo dice casi al pasar pero Jimena es sobrina de un prolífero autor de tangos entre los que se cuentan “Azúcar, pimienta y sal”, “Y te parece todavía”, “Lo que vos te merecés”, entre otros.
Así Acústica Túnel, sin micrófonos, ni amplificación, a pura sangre y transpiración, pisa fuerte en la plaza escénica callejera de la estridente Buenos Aires…

¿Por qué  lo de Lúnatica?
Uh, fue hace mucho tiempo. Cuando era chica, tipo 18 ó 19, salía a la noche y me quedaba mirando la luna un rato largo. Y de repente, me bajaba toda una información, ¡canciones! y me ponía a escribir. Y al día siguiente otra, y otra. Y como me gusta tanto la luna, quedó lunática.

¿Cuándo eras chica se escuchaba música en tu casa? ¿Qué?
Sí, se escuchaba. Mi vieja escuchaba Queen, Fito Paéz y después la radio. Sergio Denis. Las viejas siempre escuchan eso, viste. Hasta que te das cuenta que vos podés elegir tu propia música.

Y ¿a qué edad empezaste a elegir? Y ¿con qué empezaste?
A los 10 ó 12 años empecé escuchando mucho tango por mi viejo y mi hermano porque como tenía un tío fallecido que era compositor, Abel Aznar,ellos escuchaban la radio para ver si pasaban los temas de mi tío y así podían cobrar en SADAIC. Porque como familiar cobrás hasta 70 años de fallecido el autor. También, mi abuelo me enseñaba  himnos, por ejemplo, la Marsellesa y el Himno Nacional. Porque como familiar cobrás hasta 70 años de fallecido el autor. También, mi abuelo me enseñaba  himnos, por ejemplo, la Marsellesa y el Himno Nacional. Después del tango me gustaba el folclore pero no me llegaba a identificar con nada hasta que apareció Soledad. Me llegaban sus guitarras. Es más, no me saqué una foto con la Sole, me saqué una foto con sus guitarristas (risas). Así que, alrededor de los 15, arranqué con la guitarra. Pero no quería estudiar, solo quería sacar acordes. Re trucho (risas). Me regalaron una, y sí, empecé a estudiar. Y me dieron las escalas y dije “no, no. Yo no quiero estudiar esto”. Pero me dijeron: “tenés que empezar con las escalas para llegar a los acordes”. Entonces, dije “listo, chau”. Habré tomado solo un año de clases y después empecé sola, buscando en Internet. Me hice una super carpeta. Pero yo hacía una canción de Mercedes Sosa y ponía la voz de Mercedes. Hacía una canción de Fito Páez y ponía la voz de él. Respondía bien, pero era una imitación. Era como raro. Yo escuchaba mucho Evanescence también, porque tenía el mismo timbre de voz que la loca, entonces usaba esas canciones para calentar la voz. Hasta que una vuelta vino un loco y me dijo: “está muy bueno, pero ya hay una Evanescence”. A pesar de que hay que tener la voz de Evanescence, me dije: “ahora tengo que poner algo distinto”. Tiene que ver con lo que vos querés hacer, con tu criterio, en realidad. Es decir, te sale la voz de Evanescence porque estás poniendo ese oído. Es medio loco, porque con la voz es muy complicado…

Tal vez es la manera que tuviste de descubrir cómo funcionaba tu herramienta…
Tal cual. Y después llegó a mis manos Anestesia, de Fun People. Y me rompió la cabeza, y fui directo para el grunge. De hecho, Nirvana es mi banda favorita. Y bueno, Nekro es un personaje impresionante que iría a ver aunque no lo conozco ni por foto. Soy cero cholulaje.  A veces no voy a ver las bandas que me gustan porque salen muy caras, viste.

Y ahora ¿qué escuchás?
Como estoy estudiando armonía en guitarra me estoy yendo todo para atrás. Por ejemplo, Big Mama Thornton, que es como la cuna del blues. Una negra, que es una genia y que Janis Joplin escuchaba, imagínate.

¿Cómo llega a tu repertorio un tema de Zaz, la cantante francesa?
Bueno, justamente, estudiando. Antes de armonía estudié letras y solfeo. En determinado momento tuve que empezar a estudiar. Porque el disco que hice, y que ahora hacemos con la banda, lo hice sin saber nada, solo diciendo: “a ver, esto con esto, ¡queda re bien! Y a esto le agregamos esto, ¡y queda re bien!” Pero no tengo idea lo que hice, entendés. Y así todo es re efímero, no tiene por qués, pero porque soy ignorante, ¿se entiende? Porque hay todo una fórmula para crear. Y yo no lo saqué de la fórmula, lo saqué del resultado.

Hay algo de improvisación…
Sí. Todo. Entonces, de repente todo este disco está armado así: de una suma de resultados. Y recién ahora estoy aprendiendo las fórmulas. Pero estoy aprendiendo. ¿Sabés los años que son para ser música? Llevo 4 años estudiando música y soy consciente de que no sé nada, porque me falta mucho, tengo como 15 años por delante para estar segura. Hasta acá fue todo muy auto didáctica y re garpa. Entonces pienso: “¿Y si le meto conocimiento y la cago? Pero, en un momento te encontrás en la encrucijada de ver cómo salir de acá. Porque ya recorriste todo lo que podías recorrer sin saber nada. Es como un cerco: “Bueno, hasta acá llegás, piba. Si querés el mundo y bueh, fijate” Entonces empecé a madurar y se me empezó a ir el miedo. Y me dije, lo que sea que sea, se acrecienta. Yo tenía miedo de meterme dentro de las reglas y no poder romperlas. Porque es lo que vengo haciendo. Imaginate que yo no sé si es disonante o no. Yo lo mandé, me cabió, y fue. Porque viene alguien del conservatorio y me dice: “Pero, boluda, Mi bemol, no, porque es disonante” Entonces, me digo: “si yo supiera esas reglas ¿lo haría igual? ¿Es disonante o no?”. De eso tenía miedo porque igual, no me iba mal. Porque bueno, lo que no se saca por conocimiento se saca por entrenamiento.

¿Qué músico admirás?
El baterista y bajista de mi banda. (risas)

¿Están tocando?
Estamos ensayando aún. Salimos en enero. Vamos a grabar un demo.
Yo toco viola rítmica. Soy puro ritmo y al ser tanto ritmo no tengo melodía. La melodía la pongo con mi voz. Cuando ensayo vengo al subte dos horas nada más porque necesito descansar. Y tener banda está bueno, porque esos temas son mi vida, y que estos pibes los toquen está buenísimo.

De hecho en un video vos decís que salís a la calle y te desnudás. ¿Qué te hizo tomar esa decisión de salir a “desnudarte” a la calle?
Estar entre la espada y la pared en un momento de mi vida en el que toqué fondo. De quilombo en quilombo. Se me cayó el mundo y había que buscar trabajo porque no tenía ni casa. Dejaba el curriculum y decía “ojalá, que no me llamen”. Y un día el papá de una amiga me dijo: “Che, ¿qué es lo que mejor hacés?”. Le dije: “tocar la guitarra y cantar” y me dijo: “por qué no hacés eso y te dejas de romper las pelotas”. Y estuve un mes pensando que no, porque ser una mina es jodido, y la calle, y los negros del tren y si me pasa algo... ¿Y? Hasta que un viernes, en marzo del 2012, me decidí, aunque estaba muerta de miedo… Fui al paso a nivel del tren, en la estación  Ituzaingó, que es un pasillo largo y tiene muy buena acústica. Depende donde te pongas el sonido choca con las paredes y va hasta el final. Y hay unas escaleras, eso puede servir de megáfono porque se escuchaba bien lejos y además tengo buen caudal de voz aún sin micrófono. De hecho, no lo uso, incluso en el subte. Bueno, me llevé un balde de pintura de 20 litros, el atril y me senté y empecé a tocar, entonces, se me pone enfrente un pibe, se prende un pucho. Termino de tocar y lo saludo y le digo: “Te voy a tocar un tema mío”. Termino y me pone un billete. Lo saludo y se va, y mientras subía la escalera me dice: “Cuidado, que no se vuele” Miro y era un billete de $50. Y dije: “Me parece que mañana vuelvo” (Risas) Igual no ganaba mucho ahí, pero me sirvió de propulsión. Una de las leyes de la calle es, el que llega primero, gana. Así que me empecé a mover viendo qué onda. Hasta que llegó el invierno y el frío, pensé que a mitad de año se paga el aguinaldo. Entonces, dije “¿Un lugar calentito?”. El subte, pero el pasillo. Y arranque en la línea D, en Catedral y Perú. Había un señor que no tenía una pierna y pedía ahí tirado, me acerqué y le pregunté hasta qué hora estaba. Entonces, él me dijo “Venite mañana a las 12.30 y te espero”. Entonces, yo tomaba el lugar que él me dejaba. Re buena onda. Así me hice amiga del diariero, y del ciego que vendía Mantecol. Y empezamos a tocar con otros. Y nos dijimos: “Vamos a buscar a la gente a ver qué pasa, vamos a meternos al subte”. Y en la A nos corrían, y en la D pegamos onda. En la calle hay de todo y no hay capo. Uno tiene que ir con mucha humildad. Es medio la selva. Tenés que ser muy fuerte o muy pillo. O cagás a palos a todos o te vas haciendo con cintura. Ya no quiero enfrentarme con nadie, si ya estoy enfrentando a la vida. Me corrían, me corrían, me corrían y yo firme. Y en un momento, vieron que no me iban a correr. Tal vez veían el ímpetu que yo tengo y decían: “A lo mejor está bueno tenerla de nuestro lado”. Y me tiraban que la hora que vienen los músicos es la siete de la tarde. Pero yo no podía a esa hora.
Hasta que un día que necesitaba plata dije: “Y bueno, hago doble turno”. Y a la tarde discutí con el chabón que “lleva” el horario. Y me metí de prepo. Y si me tenía que pelear, me peleaba. Entonces, vengo al día siguiente a la mañana y unos flacos me querían hablar pero yo no quería. Sabía que me iban a hacer algo malo. Y se me acercó un tipo, y reconocí en la voz que no me iba a hacer nada. Entonces, me dijo: “Vos ya sos de acá. ¿Ayer discutiste con el del saxo? Bueno, tratá de llevarte bien, porque el chabón pega” Y yo dije: “¿Y? A mí ya me cagaron a trompadas y me rompieron la viola y estoy acá viva”. Y después le hablé al del saxo para calmar la situación y entendí que no me tenía que enfrentar a nadie porque no iba a ganar nada.

Si tuvieras que recomendar un disco ¿cuál sería?
Cualquiera de Nirvana o Pearl Jam.

¿Por qué Acústica Túnel?
Porque arranqué en los pasillos de los trenes, y del subte que son túneles. Yo uso la acústica del túnel porque no tengo amplificación. En realidad, ese nombre lo pensé como un concepto que se relaciona con mi sonido. Lo pensé como una pyme. Yo dije: “Meto la gente acá. Después en un bar, cobrando un entrada a la gente que ya sé que le gusto”. En realidad, la otra parte de lo artístico es pensar en una especie de empresa.


Y ¿vivís de esto?
Netamente.

Y ¿qué es ser músico independiente?
Está buenísimo. Yo, más allá de todo, quiero cambiar al mundo. La gente es una masa. Bueno, medio me aburguesé y canto solo covers porque es lo que garpa pero la idea siempre es expresar algo. No canto las de Pity. No elijo cualquier canción. Mis canciones tienen un mensaje simple, también. Aunque acá, ahora solo toco covers porque, también, me di cuenta que le hace bien a la gente. A veces lo nuevo en el oído de un pasajero distraído de subte no llega. Y lo conocido, sí. Yo te callo un subte, te lo dejo como una biblioteca.

Bueno, hay mucha gente que deja comentarios en tu blog diciendo que se sacaron los auriculares para escucharte a vos…
Es re zarpado, ¿viste? A veces me da la sensación que les importa un carajo lo que canto, que, en realidad, se quedan con la vibra, con la onda, con otra cosa. La música es el nexo pero por ejemplo, hay viejitos que me dan por la de los Redondos (risas). Tal vez les hago acordar que están vivos, que ahora están vivos, que hay paz, también, que hay otra cosa. El hecho de sacarse los auriculares para mí es un gesto de respeto sublime que agradezco, porque ¿quién soy yo? para que vos salgas un poco de tu mundo y te metas en lo que yo estoy ofreciendo. También está el que se calla y ni se dio cuenta por qué se calló. Si yo no soy nadie, no me conoce nadie, y entro a un subte y shhhhh, silencio. Es un lugar que está lleno de todo, de buenos, de malos. Y eso está bueno, no sé si ellos saben que yo quiero cambiar al mundo pero la transmisión de eso, surge. Con las canciones te lo digo pero más copado.

¿Tenés alguna anécdota que recuerdes particularmente de esa respuesta de la gente?
Uh, un montón. Hubo gente que me dio dinero llorando, emocionada. Hay un montón de flechazos así. A veces pego en mi Facebook comentarios que me dejan y que son increíbles. La gente es una masa.

¿Cuál es tu motor para escribir?
Un poco de todo. Yo estudio a la sociedad y no me gustan los títulos porque somos  todos iguales. Tal vez, vos sabés algo que yo no sé, pero yo sé algo que vos no. Tengo muchos ideales. A mí me gusta así. Mi vida la manejan los valores. Escribo pensando en un tema o una palabra que puede madurar dentro de mí tal vez durante un mes. Y en un momento cae la mitad de una canción y después me fijo si sigue, y la termino.

¿Tenés alguna canción preferida de las tuyas?
Sí, “Insidia”, que la escribí después de leer El acoso moral (de Marie France Hirigoyen), que habla de cómo se destruye moralmente una persona. Esta canción describe a una persona perversa, manipuladora.

¿La escribiste por alguna relación?
Sí, sí, toda mi familia es perversa y no tengo nada que ver con eso. Me siento el bien adentro de lo oscuro. Pasa en mi familia, así como pasa en cualquier lado. Desde ahí analizo la vida. Imaginate que yo nací ahí y pensé que era todo así. Igual tenés que tener “bochitis”, también.

Hay una canción que dice “Soy, no tengo” ¿qué significa?
Yo trabajaba en una oficina, y me decían “qué lindo pelo, qué lindos zapatos, qué lindo tapado, que lindos ojos”. Pero el pelo, nada, me lo suelto y se hacen bucles solos, casi no me peino, el tapado es de feria americana y me había salido $100, los ojos, que sé yo. En fin, cosas, por las que no hice mucho para tener. ¿Y? Yo sentía que tenía mucho más para rescatar adentro. Yo no me veo si tengo la nariz torcida, no tengo un espejo enfrente,  eso lo ves vos. Entonces, no sentía que era inteligente lo que me estaban diciendo. Yo apuntaba a otro lado. No me fijo en lo que tenés puesto. Entonces: Soy, no tengo. Yo pensaba: “No sabés que copada que soy por dentro, pero no te vas a dar cuenta porque estás mirando con los ojos”.

Y en “Descartable” te preguntás “¿Cuándo realmente se es fuerte?” ¿Encontraste la respuesta?
Sí, a pleno. Cuando aunque tengas miedos los enfrentás y cuando le hacés frente a tus debilidades, estén lejos o cerca. Tener en claro que esto o aquello me hace débil. En ese tema personifiqué a la droga o a la dependencia a algo, no sé, a un té de menta. Sos realmente fuerte cuando vos te ponés de acuerdo con vos mismo.

¿Proyecto inmediato?
¡Luna Park! (risas) No, llegar a tocar en un bar, y poder pasar gorra, por ejemplo. Tengo ganas de cambiar de escenario. Más allá de que lo trato con mucho respeto, lo cierto es que yo en la calle o un medio de transporte, estoy forzando un escenario. Porque nadie está sentado ahí, tomándose un whisky, para escucharme a mí. Algunos, lógicamente, están charlando con su compañero de al lado, hablando por teléfono, etc. Quisiera tocar en otro lugar en el que la gente esté más tranquila y predispuesta a escucharme, incluso para poder tocar otras cosas. Porque en el subte vos podés hacer “ruido” y en un escenario tenés que hacer un poquito menos de “ruido” (risas)

Alejandro Tófalo y Silvia Tapia