sábado, 31 de diciembre de 2016

CHARLY GARCÍA, Yendo de la cama al living: La genial presentación del Bicolor solista...

Aún con el diario del lunes, y con el libro de historia bajo el brazo, es muy difícil imaginar lo que fue ese momento, y más si no lo vivimos, o éramos muy chicos cuando eso ocurrió. Pero, casi 35 años después, sigue sorprendiendo la forma en que Charly García se reinventó como solista luego de sus pasos por Sui Generis, Porsuigiego, La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán. Pero así fue, y con Yendo de la Cama al Living -editado en octubre de 1982- comienza una nueva y exitosa etapa en la historia musical del Bicolor, que luego sería redondeada con los posteriores Clics Modernos (1983) y, especialmente, Piano Bar (1984).

Volviendo a ese afiebrado 82, la sociedad argentina presenciaba el descalabro y últimos estertores de la dictadura más sangrienta de su historia, luego de la derrota militar en la Guerra de Malvinas. Tras ese final absurdo, el Gobierno Militar –inevitablemente- entró en retirada, y ya se divisaban en el horizonte los primeros síntomas de la primavera democrática. También, durante esta época de paulatina renovación artística y cultural, empezaban a surgir en el revitalizado rock nacional post-Malvinas, nuevos grupos tan disímiles como Virus, Suéter, Los Violadores o los nuevos Abuelos de la Nada. A éstos se irían sumando otras bandas aun under como Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, Sumo y, más tarde, Soda Stereo-; además de la movida heavy liderada por Riff, La Torre y V-8, quienes daban un nuevo impulso a un género musical que parecía anquilosado.

Y dentro de este nuevo panorama musical del rock argento, el primer opus solista de Charly demarcaría claramente un tiempo y un espacio, con sus canciones repletas de alusiones a una de las épocas más controversiales de la historia argentina reciente. Porque este limbo de transición, situado entre junio del 82 y diciembre del 83, será una época llena de ilusiones, en la que –aunque no parezca- pasó de todo.

En sí, la génesis de Yendo de la Cama al Living se ubica en los últimos tiempos de Serú Giran, poco antes de que separaran “los Beatles Argentinos”, ya que varias de sus canciones tranquilamente podrían haber formado parte de un hipotético sexto álbum de Serú, si el grupo no se hubiese desmembrado a principios del 82, cuando Pedro Aznar decide irse a estudiar música a Boston en la Berklee College of Music. Temas como “Yo No Quiero Volverme Tan Loco” -al principio intitulado “Pena en mi Corazón”- o “Inconsciente Colectivo” formaban parte del repertorio de Serú en sus últimos shows de 1981. Sin embargo, luego de la partida de Aznar, y con la plena seguridad de que el grupo no podría continuar sin él, García, Lebón y Moro deciden poner un stand by indefinido en el grupo, que se terminaría convirtiendo en un final cuasi definitivo en la historia de la banda, que recién se volvería a juntar en 1992.

Es por eso que, puesto en la disyuntiva sobre “qué hacer ahora”, Charly decide lanzarse como solista -luego de la edición, a principios de 1982, de la banda sonora de la película Pubis Angelical, dirigida por Raúl De La Torre- apoyándose en esas canciones que ya tenía escritas, y a las que sumaría un par de nuevas inspiradas en la realidad social argentina. Así, luego de grabar este nuevo disco en agosto de 1982, en los estudios ION y Panda, se lanza “verdaderamente” como solista.

Sin dudas, García se encontraba en el momento cumbre de su labor como compositor y por eso varias de las acertadas pinceladas realistas (y con algo de humor) de su material previo serían continuadas en este Yendo de la Cama al Living, en el que, además, modernizaba su sonido con la paulatina inclusión de las baterías electrónicas -la máquina de ritmo Roland TR-808, la popular “rucci” que luego sería clave en el tema “Transas”- tan en boga en esos tiempos, además de usar nuevos sintetizadores (como la guitarra sintetizada Roland GR-300), y contar con varios músicos invitados, como Willy Iturri (batería), Nito Mestre (voz en “Superhéroes”), León Gieco (con el seudónimo Ricardo Gómez, voz en “Yo no Quiero Volverme Tan Loco”), Pedro Aznar (bajo y voz) y, nada menos que, Luis Alberto Spinetta (solo de guitarra en “Canción de dos por tres” y guitarra y voz en “Peluca Telefónica”).

Yendo de la Cama al Living comenzaba con el tema homónimo, un ejercicio compositivo inspirado a partir de una sugerencia que Charly recibió de su hijo Miguel, que tenía tan sólo 5 años en ese momento. Migue le había dicho que “no podía escuchar las canciones de Serú de un saque porque cambiaban de ritmo”. Por eso, a partir de la caja de ritmo Roland, y ese ritmo de bajo tan marcado, García comenzó a componer la canción, por partes, algo que no había hecho antes, componiendo una canción “sin saber qué iba a pasar después”, empezando por la base. Un experimento “minimalista” redondeado por un peculiar videoclip en el que Charly va pasando una serie de hojas pintarrajeadas con palabras clave de la letra de “Yendo…”, como había hecho Dylan en los 60 en el proto-clip de “Subterranean Homesick Blues”.

Luego, en “Superhéroes” se produce el rencuentro del dúo vocal García-Mestre, quiénes reviven la vieja magia de Sui Generis, pero con un sonido aggiornado a los 80. Justamente, García venía de colaborar en el exitoso disco 20/10 (1981) de Nito, y aquí su viejo amigo le devolvía el favor. En lo que respecta a su letra, “Superhéroes” hablaba, en forma tangencial, del mundillo rockero argentino de la época, y de la actividad musical relacionada a las giras, los managers, groupies y demás allegados. “No Bombardeen Buenos Aires” era otra historia: una acertada pincelada acerca de la paranoia que acosó a Charly durante la Guerra de Malvinas, dando cuenta también de la frivolidad de ciertos sectores sociales durante esos meses tan dolorosos –como en esa parte que decía: “yo no quiero el mundo de Cinzano…”, en referencia a las publicidades de esa bebida- además de referencias a su gusto por la música de The Clash, y a las marchas de protesta de los obreros a la Plaza de Mayo (como la acontecida un par de días antes de la invasión a Puerto Stanley del 2 de abril), y al famoso “estamos ganando”, frase tristemente célebre por aparecer en la tapa de Gente o por los dichos de polémicos comunicadores colaboracionistas como José Gómez Fuentes, conductor del noticiero 60 Minutos en ATC. Seguramente, ninguna canción del rock nacional describió de forma tan sarcásticamente acertada cómo era la sociedad porteña durante la guerra. A propósito de esta canción, en una entrevista dada en septiembre del 82 a Gloria Guerrero en la Revista Humor, Charly comentaba: “Cuando empezó la Guerra de Malvinas, me encerré en el estudio un mes, y de la guerra me enteraba cuando iba al bar de al lado… Entonces rogué que no bombardearan Buenos Aires y seguí haciendo mi trabajo, aunque se cayera el mundo a pedazos al lado mío. Porque es lo único que me interesa hacer, y lo único que me salva. Si me enganchara con lo que pasa afuera, me volvería loco…”

Llegando a Ferro en Cadillac, con Cachorro López...
Por su parte, “Vos También estabas Verde” era cuasi una historia de amor, una historia tanguera con reminiscencia de Serú Girán. Como habíamos dicho, “Yo No Quiero Volverme Tan Loco” antes había tenido otra forma y título, porque cuando se llamaba “Pena en mi Corazón” era un potente rock, en la onda new wave, parecido al material incluido por Billy Joel en su álbum Glass Houses (1980) –ésta versión rock es la que aparecerá en el disco homónimo en vivo de Serú Girán, grabado en el Teatro Coliseo a fines de 1981, pero recién editado en 2000. Luego, García le bajó el ritmo, dando lugar a esta versión final incluida en Yendo de la Cama al Living, que, además, contó con la acertada colaboración de León Giego, haciendo un contrapunto vocal notable.

La melancólica balada “Canción de Dos Por Tres” era una inspirada letanía, redondeada por el punzante solo guitarrero del Flaco Spinetta. Justamente, Spinetta, junto a Pedro Aznar, colaboraría en el descocado “Peluca Telefónica”, otro de los temas más recordados de este disco. Un álbum que concluía con “Inconsciente Colectivo”, una de las canciones más recordadas de Charly de toda su carrera, luego versionada exitosamente por Mercedes Sosa. Sin dudas, un emotivo encuentro lírico musical de excepción en el que –metafóricamente- Charly graficaba mucho del horror social y político vivido durante los años de plomo del Proceso, además de pintar un horizonte lleno de esperanza hacia el porvenir. Un poco, o mucho, de lo que él mismo hizo varias veces, reinventándose continuamente, a lo largo de sus 45 años de carrera ininterrumpida.

Luego de ser editado, Yendo de la Cama al Living sería presentado en un inolvidable show en la cancha de Ferro, el 26 de diciembre de 1982, un concierto en el que Charly llegó al escenario a bordo de un Cadillac rosa, acompañado por una banda de lujo que incluía a los Abuelos de la Nada Gustavo Bazterrica (guitarra), Andrés Calamaro (teclado y voz), Cachorro López (bajo), sumados al gran Willy Iturri (batería); además contar, a lo largo de la noche, con la presencia de importantes músicos invitados como Mercedes Sosa, Pedro Aznar y Nito Mestre. Esa fue la primera vez que un artista de rock nacional llenó, en calidad de solista, un estadio de fútbol, convocando –nada menos- que a 25.000 espectadores. Ese concierto también sería muy recordado por su final, cuando una lluvia de proyectiles de utilería destruyó la ciudad futurista que conformaba el decorado diseñado por Renata Schussheim, mientras sonaban los últimos acordes de "No Bombardeen Buenos Aires". Sin dudas, la mejor manera de coronar uno de los momentos más destacados de la carrera del gran Charly García.


Emiliano Acevedo


miércoles, 28 de diciembre de 2016

EL TIEMPO MARCADO, entrevista a Rodolfo García


Decir que Rodolfo García es uno de los mejores bateristas del rock argentino, no es novedad para casi nadie. Todos conocen su trayectoria, que incluye a algunas de las más renombradas bandas de la historia, desde esa leyenda que fue Almendra, pasando por Aquelarre y Tantor; entre varios etcéteras. Sin embargo, su valía como músico no se agota allí, ya que García se desenvolvió con soltura en otros géneros, como el folklore y junto a artistas como Víctor Heredia, Pedro Conde (en La Barraca), Alejandro del Prado, León Gieco, Peteco Carabajal y Jorge Cumbo. De todo eso hablamos en esta nota: el pasado, presente y futuro de un músico que no olvida sus raíces y está en contacto con todo lo que ocurre en el devenir de la música popular argentina. Aquí tenemos su voz, la visión de un protagonista de la historia y palabra autorizada a la hora de analizar lo que está pasando y pasará.

ENTREVISTA> ¿Cómo fue tu acercamiento de chico al acordeón a piano, antes de tocar la batería?
Desde muy chico me gustó la música aunque no tenía un instrumento preferido. Me incliné por el acordeón posiblemente porque mi viejo también lo tocaba en forma autodidacta y quizá eso haya influido.

¿Y cuándo te empezás a interesar por el rock?
Siempre escuché música de todo tipo por radio pero cuando apareció el primer rocanrol (el de Elvis, Bill Halley, Little Richard, Fats Domino, etc.) enloquecí y sentí que eso marcaría mi vida.

¿Cuáles eran tus influencias musicales en esa época?
Originalmente los que nombré antes más otros, y más adelante Beatles, Kinks, Byrds, Hollies, Spencer Davis Group, Shakers, Los Gatos Salvajes, etcétera…

¿Cuál era el clima de esos primeros tiempos del rock nacional?
Eran los 60, mucha ebullición cultural, social y política. Sentíamos que la suma de todo eso cambiaría al mundo de un momento a otro. En ese clima nos desarrollamos.

¿Cómo llegan a grabar el primer simple con Almendra en el año 1968?
Conocimos a Ricardo Kleiman, hacedor del programa de radio Modart en la Noche, el más escuchado por aquellos tiempos, y lo invitamos a que venga a un ensayo. Vino, nos escuchó e inmediatamente nos dijo que grabaríamos en la RCA. Así comenzó todo.

¿Por qué tomaron la decisión de no incluir los simples en el primer disco, algo en que la compañía no estaba de acuerdo?
Pensábamos con criterios no comerciales. Lo habitual era grabar un simple y recién si la propuesta gustaba se encaraba la grabación del LP. Por costumbre se incluía como banda 1 del LP, el tema principal del simple. Nosotros lo veíamos de otra manera. Pensábamos que nuestros seguidores ya tenían el simple y por lo tanto era redundante volver a ponerlo en el LP. Durante toda nuestra carrera utilizamos ese criterio.

¿Cómo se elaboraban los temas de Almendra?
Muy simple. Alguien del grupo proponía un tema compuesto por él y luego a lo largo de extensos ensayos diarios íbamos sugiriendo arreglos instrumentales, vocales, efectos, texturas, en fin, grupalmente las canciones iban tomando forma.

Muchas encuestas consideran al primer disco de Almendra es el mejor de la historia del rock nacional. ¿Coincidís?
No soy el más indicado para decirlo. Sí creo que es un gran disco.

¿Por qué el segundo disco del grupo no tuvo el mismo impacto que el primero?
Con el segundo disco ocurrió que el grupo se separó casi en forma simultánea a su edición. Es decir que no tuvimos tiempo para mostrarlo suficientemente en vivo. En cambio el material del primero venía siendo tocado por nosotros antes de la edición y siguió tocándose después de editado en shows, conciertos, giras, televisión, etc.

AVES RAPACES

¿Es verdad que cuando se originó Aquelarre la idea era completar la banda con algún músico de viento?
Sí; pensábamos incorporar un saxofonista y un trompetista. Lo intentamos pero no dimos con el tipo de músicos que buscábamos.

¿Cuáles eran las diferencias en la parte creativa entre Almendra y Aquelarre?
La manera de encarar los arreglos y demás cuestiones en Aquelarre surge del aprovechamiento de nuestra experiencia en Almendra. Aquello de los ensayos intensivos y plantearnos casi siempre propuestas riesgosas artísticamente hablando. Creo que ese espíritu fue común a ambas bandas. En cuanto a las diferencias creo que básicamente están relacionadas con la diferente constitución de ambos grupos. Distintos músicos aportan variedad estilística a cada uno de ellos.

¿Cómo fue la experiencia junto a Aquelarre en España?
Riquísima desde todo punto de vista. Fuimos la primera banda que llevó el Rock Argentino a España, recorrimos toda la península ibérica a lo largo de casi dos años y medio y dejamos una imagen de nuestra música que aún hoy se recuerda.

Aquelarre es etiquetado por muchos como un grupo que encajaba con el estilo de rock sinfónico, debido a sus complejas estructuras y vuelo musical. ¿Coincidís? ¿Qué opinas de este estilo de rock?
No soy muy amante de los rótulos pero creo que el de rock sinfónico o el de rock progresivo no están tan desacertados. Pienso que éramos más progresivos que sinfónicos pero algo de lo otro también teníamos.

¿Cómo ves, a la distancia, a tu participación en Nebbia´s Band y en Tantor?
Fueron dos proyectos muy importantes para mí. El primero con Litto Nebbia fue un verdadero placer, ya que, fue quien primero nos indicó el camino a quienes iniciamos esta aventura del rock argentino. Allí nos juntamos con músicos importantes provenientes del jazz; base roquera e instrumentos de viento. Una mezcla poco vista. Tantor fue una apuesta diferente; quisimos armar una banda que pudiera desarrollarse más en el plano instrumental sin dejar de lado los temas cantados. Como por aquella época no había antecedentes de grupos de estas características por estos lares, se nos hizo muy difícil poder trascender.

¿Cómo se produce el reencuentro de Almendra en 1979 y la grabación del álbum El Valle Interior? ¿Crees que éste fue un disco sub valorado, a pesar del excelente nuevo material que traía?
Fue algo muy gratificante. Primero la reunión en Obras, luego el Buenos Aires Lawn Tennis, más la gira por todo el país y la grabación de los discos en vivo. Luego lo de El Valle Interior con los temas nuevos grabados en Los Angeles. Con este disco pasó también lo mismo que comenté antes respecto del doble de Almendra de la primera época y también con Siesta, de Aquelarre. No hubo tiempo suficiente de “rodarlo” en shows, conciertos, giras etc. No obstante creo que es un gran disco.

¿Cómo se produce tu participación en el unplugged de Luis en 1997?
Cuando MTV le propone a Luis hacer ese programa especial, él me invita para que hagamos aquel tema de Almendra que nunca habíamos tocado en vivo. Tuve que volver a agarrar el acordeón después de muchísimos años, pero fue una experiencia fantástica.

¿Cómo fue el regreso de Aquelarre en 1998? ¿Por qué no pudieron seguir juntos o grabar un nuevo disco, a pesar del excelente nivel exhibido en esta reunión?
Solo nos propusimos tocar aquellos temas y dejar plasmado en disco el “vivo” de Aquelarre que creo fue siempre nuestro fuerte y nunca antes habíamos podido hacer.

¿Qué te pareció el regreso de Los Gatos, en el cual estuviste como invitado?
Para mí fue algo muy potente porque cuando ellos estaban en su apogeo yo era apenas un fan del grupo. Imaginate la sensación que se experimenta cuando más de 40 años después te toca subir a un escenario a tocar con ellos.

¿Cómo viviste la reunión de Almendra para el show de Las Bandas Eternas?
No tengo palabras. Si tengo que mencionar una diría Emoción. Me costó varios días “bajar de ese viaje”. Un homenaje muy merecido para el Flaco y su obra. Y de paso, para todo el rock argentino y quienes lo generaron.

SILENCIO MARGINAL

¿Crees que el rock nacional está en una etapa con poco vuelo musical y poético comparado a lo que fue la década del setenta?
Si tu pregunta se refiere a lo que comúnmente se difunde por los medios creo que sí, con las debidas excepciones, que las hay.

¿Qué artistas de la actualidad (rock nacional e internacional) te gustan?
Me siguen gustando los mismos clásicos que me gustaban cuando era pibe, pero además se han ido sumando infinidad de otras cosas no siempre relacionadas con el rock; es más, desde hace bastante tiempo escucho menos rock y más de otros géneros. Esto para nada indica una negación ni cosa por el estilo sino que he descubierto nuevas sensaciones escuchando otro tipo de cosa. Jazz, flamenco, celta, la llamada World Music. Pero sigo siendo muy optimista respecto del rock argentino sobre todo del que se viene gestando desde abajo, desde la gente nueva.

¿Cómo ves el recambio dentro del rock nacional? ¿Por qué crees que figuras como Spinetta y Charly García siguen tan vigentes a pesar del paso del tiempo?
Por un lado son figuras únicas por su talento y originalidad y por otro, más allá de que hayan surgido otras figuras de generaciones posteriores, pienso que no han alcanzado el nivel artístico de ellos dos.

¿Cuál es tu opinión acerca del panorama de la música actual, con el tema de las descargas online y la caída de las discográficas?
Creo que debe encontrarse una formula justa por la cual podamos incorporar las nuevas tecnologías a nuestra vida cotidiana pero sin que esto signifique esquilmar a los creadores. Veo en mucha gente una tendencia peligrosa. Posan de revolucionarios en contra de las multinacionales para ocultar cínicamente el diario saqueo a mansalva que les infligen a los verdaderos creadores de arte y cultura.

¿Qué proyectos musicales tenés a futuro?
Hace más de dos años nos estamos juntando con el Flaco y un amigo bajista (Daniel Ferrón) un día a la semana para tocar cosas nuevas, pero sin ponernos por delante ningún proyecto concreto. Nos da placer hacerlo así y no es mucho más lo que puedo decir. (Nota: Por supuesto, este proyecto luego se convertiría en el disco póstumo de Spinetta, Los Amigo, editado a fines de 2015…)

(Entrevista realizada en junio de 2011)


Emiliano Acevedo y Leandro Ruano


ESTA QUE ES MI ALMA DE ROCK, MI ALMA DE BLUES, entrevista a Black Amaya

Juan Carlos Amaya, alias Black, sin dudas, uno de los músicos más venerados del viejo rock argentino. Sí, el mismo que, además de acompañar a El Flaco en Pescado, pasó por Pappo´s Blues, Billy Bond y La Pesada, La Banda del Paraíso, Los Robertones, Gardelitos, junto a Las Blacanblus y muchos más. Su DNI dice que nació el 20 de agosto de 1950, y hoy sus jóvenes 66 años lo encuentran inmerso en una trayectoria que no se detiene más, ya que aún tiene mucho para dar, y por eso no piensa dejar de rockear, ahora desde San Luis, la hermosa provincia puntana en la que está radicado desde hace unos años, y donde continua su labor profesional al frente de su Black Amaya Quinteto y de La San Luis Acústica. En resumen, esta es una charla sin desperdicio y, definitivamente, sin casete, en la que Black dijo todo lo que le pareció, sin ningún filtro, así como sólo se animan a hacerlo los próceres, esos que tienen suficiente paño como para contar en primera persona como es curtir el mundo del rock y el blues, los dos géneros que conforman ese ámbito pasional en donde Amaya desarrolla su inestimable labor musical…

ENTREVISTA> ¿Cómo fue tu acercamiento al rock? ¿Cuándo nació tu amor por la batería?
Creo que fue a los 7 años, cuando ya me atraían las melodías de Paul Anka, Neil Sedaka y Elvis, aparte de escuchar en castellano a otros artistas de aquí.

Grabaste con Pappo’s Blues y Pescado Rabioso, dos de las bandas más importantes del rock nacional ¿Qué recordás de aquellas sesiones de grabación con el Carpo y Luis?
Con Pappo se da mi debut discográfico, él me enseñó todo lo referente al blues y como acompañar a un guitarrista, aparte yo venía con la experiencia de haber tocado con Héctor Starc, y era ¡1, 2, 3, y a zapar! Con Spinetta fue todo lo contrario. El ya venía de Almendra y era más experimentado en lo que tenía que ver con grabar y todo eso. Luis me conocía mejor a mí de lo que yo a él, por eso siempre digo que con Pescado empecé a crecer como músico y persona.


Estando en Pescado participaste de la filmación de uno de los primeros videos clips del rock nacional, en la película Rock Hasta que se Ponga el Sol (1973), de Aníbal Uset. ¿A quién se le ocurrió la idea? ¿En dónde filmaron las escenas?
Se le ocurrió a Luis, quién, creo, que lo armó con Lebón. Me parece que yo no sabía nada del tema y Cutaia tampoco. Nuestras caras lo demuestran en la escena... (risas) Se filmó en la zona norte, en Martínez, en unas calles de ese barrio. Me acuerdo que el Flaco nos decía: “(Muchachos), por favor, no hagamos los saltitos ni las corridas de los Beatles…” (más risas)


Luego de la separación de Pescado, en 1973, formás La Banda del Paraíso. ¿Qué recordás de esa experiencia?
Cuando me fui de Pescado sentía que caía en cámara lenta, estaba muy deprimido. Seguí así hasta que un día apareció Rubén de León junto a Daniel Manzini y me ofrecen grabar el disco en RCA Victor. Acepté, y así debutamos en el Teatro Astral, en la Calle Corrientes. Ese grupo duró muy poco, y al poco tiempo me fui a España. Sin embargo, quiero mucho a este disco y a la banda. Siempre los recuerdo con gran cariño. A mi modesto entender, creo que estábamos adelantados a la época, recién, muchos después llegarían Memphis la Blusera y La Mississippi.

Hablando de esto, ¿cómo ves el panorama actual del blues en nuestro país?
Existe un público entusiasta que quiere escuchar blues pero las bandas son pocas. Sin embargo, conozco a otros bluseros del interior que son muy buenos, lástima que no tengan oportunidad de mostrar su música… Lamentablemente, a los que están “arriba” no les interesa, entonces, así es muy difícil que prospere, ya que no existe ningún blues (en lo que ellos hacen)… Aparte siempre tocan los mismos ritmos y tonos, no investigan nada, y éste es un género que, musicalmente, es muy rico en ritmos y estilos, pero a muchos grupos que dicen hacer blues no les da la cabeza… Así que… Aguanten, Pappo, Manal y el Black Amaya Quinteto… (risas)

VIAJERO NACIENDO

Recién hablabas de tu viaje a España, ¿cómo fue tu experiencia de estar tocando en Ibiza, a mediados de la década del 70?
Maravillosa. Javier Martínez me había recomendado ir a esa isla. Yo llegué allí con mi ex mujer Greicy en una época en que todavía se veían muchos hippies por sus playas. De repente, un día me encontré con Quique Gornatti y me dice que estaban buscando un batero para inaugurar un boliche, llamado Amnesia, un establecimiento en donde hoy sería imposible que me dejen entrar ya que se convirtió en un lugar muy famoso, en donde fueron estrellas de la talla de Mick Jagger o Elton John. En ese momento, la banda que iba a tocar allí era –nada menos- que La Cofradía de la Flor Solar, en donde estaban Kubero Díaz, Gornatti, Morcy Requena y yo. Después vino Miguel Cantilo, quién más tarde formaría con ellos Punch. Yo me volví en 1978.

También tocaste con Pinchevsky. ¿Cómo era tocar con Pin?
Con él estuvimos un tiempo corto tocando juntos. La primera vez que tocamos juntos fue en Córdoba, junto a la Pesada de Billy Bond, a partir de ahí cada vez que nos encontrábamos era para tocar en algún boliche, y aparte participé de la grabación de su segundo disco. En verdad, fue un tipo muy abierto y divertido. Un grande...

¿Cómo viviste la grabación de Blues Local, en 1992, y la experiencia de volver a tocar con Pappo? ¿Qué te acordás de cuando tocaron de teloneros de los Stones?
Esa grabación fue un viejo sueño cumplido, así como también lo fue estar en Pescado Rabioso. Como te decía antes, con Pappo realicé mis primeras grabaciones, en la época de Pappo´s Blues; así que, de repente, muchos años después llega de nuevo a mi vida este viejo amigo y me ofrece participar de esta nueva etapa de su carrera. De esta manera, estuvimos casi 5 años juntos otra vez y fue hermosísimo para mí volver a reírme y tocar con este amigo que me enseñó mucho… Pasa el tiempo y esto lo noto cada vez más cuando toco blues. Con respecto de los conciertos del 95, a los que te referís, tocar antes que los Stones fue un regalo del cielo, y más el haberlo hecho, nada menos, que con Pappo´s Blues… Si no, ¿por qué se creen que grabamos “Ruta 66”? Lo que yo sentí, puntualmente, es que fueron cinco noches inolvidables de estar en lo más alto.


¿Cómo fue tu experiencia en los Robertones y junto a los Gardelitos?
Los Robertones nacen porque Pappo viajaba muy seguido a Estados Unidos y yo me quedaba sin tocar, entonces hablé con él y armé este trío impresionante, de puro estilo tejano, junto a Josué Marchi, cantante y gran violero, y Yalo López, un gran amigo mío, enorme bajista y con estilo. Con ellos grabamos un excelente disco, que se llama Viviendo al Límite. Este es un álbum que quiero reeditar para el próximo año, ojalá se dé. Con respecto a Los Gardelitos, con ellos estuve poco tiempo, fueron seis meses nada más. Con Korneta (Suárez) éramos amigos, tanto que hasta pintábamos la casa juntos… Bueno, nos divertíamos más de lo que trabajábamos. Me gustó mucho su público, aparte de la música de Korneta, quien era un buen tipo, divertido e inteligente. Lástima lo del consumo, le pasó lo mismo que se llevó a tantos amigos, muchos de ellos, todavía inolvidables… Como así también lo son Los Gardelitos.

LUCES Y SOMBRAS DE LA NOCHE NEGRA

¿Cómo viviste la reunión de Pescado para el Concierto de las Bandas Eternas, el 4 de diciembre de 2009?
Me la pase todo el tiempo muy emocionado y excitado, estaba a full con mi cabeza, ya que se estaba por cumplir mi otro sueño: volver al escenario, y, nada menos que en Vélez, con Pescado Rabioso, junto a mis queridos amigos. Fue impresionante, tal como lo habíamos soñado. El grupo sonó súper bien, y lo más maravilloso y tierno que me pasó con esto fue la repercusión que tuvo entre el público joven, los pibes que me mandaron un montón de mails – a los que yo trataba de contestar, a todos lo que podía-, aparte de los fans veteranos, y todos ellos muy emocionados con cómo había sido el show. Esa noche fue una gran fiesta para celebrar la carrera del Flaco, donde demostró porque era el único que aún llevaba la bandera del viejo rock nacional.

Ya que te referís a esto, ¿vos crees que el rock nacional está en una etapa con poco vuelo musical y poético, comparado a lo que fue la década del 70?
Sin duda, este es otro tiempo, con otros códigos, otro gobierno, además, el mundo entero también cambió, así como toda su música. Sin embargo, siempre quedará lo bueno. El rock de hoy, es otro, es bien diferente, y no me gusta para nada. Creo que la mayoría de los productores y las bandas son sordos y ladrones, ya que se quieren apropiar del rock de Moris, Manal, Almendra, Pappo, Vox Dei… Mi opinión es que los únicos que, en la actualidad, pueden levantar la bandera caída del rock son La Renga, Divididos y Almafuerte. En verdad, no me entra en la cabeza grabar un disco en donde aquello a lo que se llama “rock” sea, en realidad, cumbia, carnavalitos, candombes o baladas para las novelas, al mejor estilo de Sergio Denis… Por lo menos, ese tipo es más auténtico que todos estos grupos que dicen hacer rock y no son más que un robo, en donde los monopolios son la frutilla del postre… Me quedo con la vida de antes y su música.

¿Será por eso que, debido a esta situación actual del rock, a la que te referís, figuras como Spinetta y Charly García sigan tan vigentes, a pesar del paso del tiempo?
Charly y Spinetta siguen vigentes, primero, porque siguen componiendo -más el Flaco que Charly-, y tocando con músicos más jóvenes que ellos, pero muy talentosos; además de eso, no roban, siguen su camino, lo comparten, ¡¡¡y no forman bandas para estar 20 años!!! En lo que respecta a mi Quinteto, por ejemplo, los músicos tienen edades que van de los 30 a los 40 años, son buena gente y tocan muy bien. Todos son tipos que aman la música.

COMO EL VIENTO VOY A VER

Aparte de los que nombraste del rock nacional, ¿qué otros artistas de la actualidad te gustan?
En lo que respecta al rock internacional, me gusta todo lo que tenga que con el blues, el rock n´ roll y las canciones. Además, me siguen gustando los clásicos: Johnny Winter, Jimmie Vaughan, ZZ Top, los Stones, los Beatles… Esa es la música me gusta.

¿Cuál es tu opinión acerca del panorama de la música actual, con respecto a lo que tiene que ver con las descargas online en Internet y la caída de las discográficas?
Ese es un fenómeno que no se puede evitar, por eso tenés que buscarle el lado positivo. Creo que lo de Internet nos ayuda mucho para difundir música, así como para buscar otras músicas. Está claro que ahora hay más información, y, dentro de este panorama, los shows en vivo son lo que hoy más les deja dinero a los artistas. Aunque, en nuestro caso, también nos cuesta dinero tocar... (risas)

Hablanos un poco de tu último disco (Enlazador de Mundos, 2008), ¿cómo pensaste el material incluido en él?
Escribí sus letras pensando en dar un mensaje de paz y amor. Aunque su música sea de blues y el rock ‘n roll, este es un disco pacifista y con un mensaje de esperanza, tanto para nosotros como para aquel que lo escuche. Aparte está muy bien grabado por Álvaro Villagra, y fue tocado junto a amigos que aman la misma.

¿Por qué decidiste irte a vivir a las tierras puntanas? ¿Buscabas cierta tranquilidad que Buenos Aires no te puede brindar?
Concarán, San Luis, es el lugar en donde nació mi padre y tengo toda la parentela de mis tíos y tías, mis primos… Yo siempre venia, cada tanto, y este era un lugar que nos gustaba mucho a mi mujer y a mí para vivir, aquí, entre las sierras… Ya estaba bastante harto del maltrato y el miedo que uno tiene estando en Buenos Aires. Así que lo cambiamos por la naturaleza de este lugar y su increíble gente. Acá todos te saludan, aunque no te conozcan… Decime, ¿en dónde existe eso...? Solamente aquí... 

(Entrevista realizada en noviembre de 2011)


Emiliano Acevedo


sábado, 24 de diciembre de 2016

RUIDO DE MAGIA, entrevista a Héctor "Pomo" Lorenzo

Su nombre es Héctor Lorenzo Barros, pero para la mayoría es simplemente Pomo; uno de los mejores bateros que dio el rock de acá. Nacido el 25 de septiembre de 1950, en Buenos Aires, se vinculó siendo apenas un adolescente a la bohemia de los jóvenes porteños de los años 60, en el mismo momento en que se estaba edificando una nueva música, idealista y contestataria, que se oponía a lo establecido. Eran los años de naufragar por los cafés, bares, cines y las librerías de la calle Corrientes; o juntarse en la Plaza San Martín, ahí nomás, a pasitos de Estación Retiro y del mítico Instituto Di Tella.

De esas movidas surgió la primera formación de Los Abuelos de la Nada, en donde Pomo tocó la batería. Este sería apenas el primer peldaño de una carrera extensa y prestigiosa que llega hasta nuestros días. Una trayectoria única en la que se dio el lujo de tocar con las más grandes figuras del rock nacional y de ser integrante de varios grupos que marcaron a fuego la historia.

ENTREVISTA> ¿Cuáles son tus primeros recuerdos vinculados a la música?
Según me cuenta mi madre, de chiquito ya hacía bastante ruido con las cacerolas.

¿Dónde transcurrió tu infancia?
En el barrio de Monserrat hasta los 6 años y luego nos mudamos acá, a la Paternal.

Viviste el comienzo del rock nacional y la movida de los primeros hippies del país. ¿Qué recordás de esos momentos?
Esa fue la movida de la Plaza San Martín, el (bar) Moderno y la calle Corrientes. Divagar por los bares, las confiterías; por la Giralda, la Paz, la Martona, la Academia, Callao 11… Todo ese circuito de la bohemia del Buenos Aires de la época.

¿Y cómo te contactas con esa movida?
Me enteré acá mismo, en el barrio. Me acuerdo que nos juntábamos bastante con Pappo y después de la etapa de ir a bailar, cuando teníamos 17 años (luego de volvernos locos viendo tocar a Los Shakers en los bailes y emocionados con las primeras guitarras eléctricas que se veían en los programas de televisión), comenzamos a irnos hacía el Centro sabiendo que había empezado una movida muy importante allí.

A Pappo lo conocías de chico…
Sí, porque vivía cerca de acá, a dos cuadras. Desde chicos teníamos mucha afinidad por los fierros, a los dos nos gustaban mucho los autos y hacíamos locuras con los coches. Él ya me venía a buscar a mi casa desde los 12 años. Teníamos una barra de amigos, acá en la esquina; en donde él también comenzó a coparse con tocar la guitarra.

¿Y vos lo llevaste a tocar a los Abuelos de la Nada?
Tal cual. En la Plaza San Martín yo había conocido a Miguel (Abuelo) y Pipo (Lernoud). Luego, comenzamos a reunirnos en la casa de Pipo y como Miguel ya tenía canciones compuestas empezamos a dar forma a la idea de hacer un grupo junto a los hermanos Lara, Mayoneso y yo. Luego, a través de la madre de Pipo, éste y Miguel consiguen que un productor de CBS (Jaco Zeller) nos oiga para grabar. Este tipo les da el OK y entonces me llaman a mí para que toque la batería en esa grabación. Ahí grabamos “Mariposas de Madera”, en donde toca la guitarra Claudio Gabis. Pero éste ya estaba enganchado con Javier Martínez (debido la afinidad que tenían en común por el blues) en el proyecto de lo que después sería Manal y se va a hacer eso. Entonces yo le dije a Miguel que lo conocía a Pappo y así entró a Los Abuelos. Los restantes temas que grabamos ya son con Pappo en guitarra.

¿Por qué no pudieron grabar un larga duración, luego del simple?
La idea era grabar el LP, pero quedó trunca; a pesar de grabar 5 o 6 temas (que luego fueron editados y circulan por ahí en forma pirata). En esas sesiones fue cuando Norberto (Pappo Napolitano) tuvo la primera oportunidad de grabar un tema suyo: “La Estación”.

¿Qué haces luego de separarse esta primera formación de los Abuelos?
Sigo con Miguel en un grupo llamado El Huevo, junto a Carlos Cutaia. Pero, al igual que el proyecto anterior, se frustró. Bueno, eso era algo común para la gente inquieta y creativa: abandonar un proyecto por otro. Además en ese momento era muy difícil mantener un grupo de gente unida por demasiado tiempo.

En Plaza San Martín también conociste a Tanguito, ¿no?
Así es. Lo encontraba siempre en el monumento a la bandera de la plaza y en la explanada. Tango tenía una personalidad muy especial, era una persona muy creativa; un animal. Lo que después se vio en la película (Tango Feroz) no tiene nada que ver, eso fue demencial. Me acuerdo que para la época en que se estrenó yo no estaba viviendo en la Argentina. Un día, que estaba de visita en Buenos Aires, se me ocurrió ir al cine a ver esa película y me quedé colgado en la estratosfera. No entendía nada.
Fíjate que no aparece ningún teléfono de baquelita negro en toda la película. Ni uno… Algo increíble si tenemos en cuenta la reconstrucción histórica de la época. Ese es un detalle ínfimo pero que habla del carácter insostenible e inexacto de toda la historia. Es una reseña sobre un personaje parecido, pero de ninguna manera se puede decir que es una película basada en la vida de Tango.

TEMA DE LUIS

¿Qué pasó con Tórax, el primer intento de banda de Spinetta luego de Almendra?
En 1970, mientras ideaba su proyecto solista, Luis tenía una casa inmensa en la Florida, en Vicente López; por ahí pasaban muchos músicos y siempre había amigos de visita. Me acuerdo de que estaba Edelmiro (Molinari) con todos los equipos, los Marshall, y se nos ocurre armar un trío (Tórax). En realidad, se armaban y desarmaban tríos como si nada. Al mismo tiempo que pasaba esto yo también estaba en otro trío (formado para grabar Spinettalandia) junto a Pappo y Luis.

En Spinettalandia compones un tema y todo…
Sí, “Descalza Camina”, en donde toco guitarra.

¿Cuándo conociste a Spinetta?
Lo conocí cuando Almendra dio un concierto en el Velódromo, en medio de un festival de rock. Fue entre el 69 o 70. Luego, nos vamos juntos de viaje a Europa. Unas artistas francesas nos habían invitado a ir a Paris y decidimos viajar a ver qué pasaba. En París nos quedamos viviendo 6 meses, en comunidad. Luego nos trasladamos con Luis a una casa enorme en donde había un armario repleto de ropa, entonces nos disfrazamos con eso y salíamos a la calle a pedir dinero para comprarnos, aunque sea, una baguette… Luego yo me voy a Londres; en donde me quedé viviendo casi dos años.

¿Qué hiciste durante tu estadía en Inglaterra?
Hacia gigs (presentaciones) en el circuito de los pubs. En la última época me había conectado con un par de músicos de Spooky Tooth y tenía trabajo. Pero me resultaba muy difícil manejar el tema del transporte, para movilizar la batería y demás. Es muy complicado manejar en Londres. Me acuerdo de que cuando tenía una combi para movilizarme, me perdía. Un desastre… Luego mi mujer quedó embarazada y se volvió a Buenos Aires. Por eso, cuando nace mi hija (en 1972) me vuelvo yo también y ahí es cuando Pappo me convoca para el hacer tercer disco de Pappo´s Blues.

¿Cómo fue esa experiencia?
Un día Pappo viene a mi casa para llevarme a conocer a un bajista. Era Machi (Rufino). Enganchamos rápidamente como trío y estuvimos tocando un año y medio, más o menos.

Para muchos, esa fue la mejor formación de Pappo´s Blues.
Sí, fue un muy buen disco. Y al mismo tiempo es un registro muy espontáneo porque grabamos todo el lado A un sábado y el B un domingo. Fue casi como grabar un disco en vivo. Un bajo, la viola, la bata, un micrófono para cantar, dos para el bombo y se acabó… Así también están tocados los temas, uno atrás del otro, sin ningún efecto especial, sin playback. Estábamos muy aceitados como banda, hacíamos cuatro shows por noche.

¿Cómo era trabajar con Pappo?
En ese momento era muy caótico. Por ahí ibas a ensayar y te encontrabas con que alguien ya estaba tocando en lugar tuyo (con tu equipo) y nadie te había avisado nada. De hecho, fue lo que nos pasó a Machi y a mí cuando Pappo puso a los músicos de Engranaje a tocar con él. Nos cambió, de la noche a la mañana, por ellos. Eso ocurrió uno o dos días antes de realizar la filmación de la película (Rock Hasta que se Ponga el Sol). Luego Pappo nos llamó y nos pidió perdón, pero nosotros le dijimos que no y al final terminó filmando con ellos. Después, no tocamos más con él.

¿Ya te empezaba a dar vuelta en la cabeza la idea de tocar junto a Spinetta?
Sí, ese fue el periodo en que lo empecé a conocer más a Luis. Justo se estaba separando Pescado Rabioso. Luego, durante la grabación de Artaud, iba muy seguido al estudio a verlo grabar y ahí comenzamos a delirar lo que iba a ser su siguiente proyecto grupal.

Y así empieza Invisible, ¿cómo se les ocurrió desarrollar ese estilo de música tan elaborado?
Pienso que salió así porque Luis se abrió, como músico, a un sistema de composición un tanto más multifacético. Se despachó componiendo en función de la banda que tenía. Me acuerdo de que nos habíamos reunido, con Machi, en una quinta de General Rodríguez a ensayar y ahí yo le pongo el nombre a la banda. Ensayábamos un montón. Luis siempre fue una persona que ensaya mucho, porque su material así lo requiere. En definitiva, intentamos realizar una temática nueva que no sonara para nada parecido a los grupos de la época. Hacíamos entramados rítmicos bastantes raros para la época: tiempos de 3 (3/4, 6/8). Invisible era una sociedad, una sociedad anónima. Era “anónima” porque no se la podía ver… (risas)

¿Qué te pareció la reunión de Invisible (en diciembre de 2009) durante el concierto de Las Bandas Eternas de Spinetta?
Fue una experiencia fantástica. Sonó bárbaro y quedó grabado en un registro que tiene gran calidad. Además me puso muy contento ver a Luis feliz, en la celebración por sus 40 años como músico. Ver su entrega total, tocando durante 5 horas y media. Solamente él podía hacer semejante cosa. Me acuerdo que estuvimos ensayando, 1 o 2 veces por semana, durante un mes y medio para tocar en ese show. Igual, él se repartía para ensayar, al mismo tiempo, con todas las demás bandas que lo acompañaron. No sé cómo hizo…

¿Qué hiciste cuando se separó Invisible, a fines del 76?
Me voy a Nueva York a comprar equipos y cuando vuelvo formo Sr. Zutano, un grupo junto a Lito Epumer (guitarra), Juan del Barrio (teclados) y Francisco Ojstersek (bajo). No pudimos grabar, pero nos presentamos bastante en vivo, tocamos en el teatro Premier y demás. Un año más tarde hago lo de Seleste, junto a David Lebón; pero tampoco lo pudimos plasmar en disco. Esa experiencia fue anterior a que David se fuera a tocar a Serú Girán.

¿Qué tipo de música hacías en esas bandas?
Zutano era una banda polirrítmica, que incluía mis primeras canciones (con música ideada por Lito Epumer para mis letras). De hecho, uno de esos temas luego terminó integrando mi álbum Histórico, un disco en el que hago versiones de temas de cada una de las bandas en las que estuve. El repertorio de Sr. Zutano tenía una mitad de temas instrumentales y el resto cantado por Fran (Ojstersek). En Seleste hacíamos los temas que tenía Lebón en ese momento. Era casi su experiencia solista. Luego de que se termina esto me meto de lleno en Spinetta Jade.

¿Cómo se arma este nuevo proyecto?
Me acuerdo que nos veíamos mucho con Luis en el Parque Leloir, donde jugábamos al tenis con David (Lebón). En ese momento me empiezo a juntar con Luis en su quinta y ahí empezamos a idear el proyecto de Jade. Al principio, casi no teníamos banda. Estábamos solos Luis y yo. Luego yo convoco a Juan del Barrio y también se acercan a tocar con nosotros (en calidad de invitados) Lito Vítale y Pedro Aznar. Después, para la grabación del primer disco ya teníamos la banda formada con la inclusión de Beto (Satragni, en bajo) y Diego Rappoport (teclados). Esa fue la primera formación de Jade.

¿La forma de trabajar de Luis, de encarar el proyecto, en Jade era similar a lo que habían hecho en Invisible?
No, totalmente distinta. De movida hay que pensar que Spinetta Jade era una banda por la que pasaron un montón de músicos, varias formaciones distintas, muchos músicos invitados; mientras que (por el contrario) en Invisible éramos siempre los mismos tres tipos, salvo cuando se suma Tommy (Gubitsch) para la grabación del último disco. Invisible era una cooperativa y Jade tuvo un montón de colores y músicos diferentes. Spinetta Jade una fue una vía ideal para dar rienda suelta a la música de Luis de ese momento pero no tuvo el carácter compacto (como grupo) de Invisible.

A pesar de que fuiste el único músico que acompañó a Luis en todas las formaciones de Spinetta Jade, en el último disco casi no tocas. ¿Por qué?
Porque Madre en Años Luz fue el primer disco que se grabó en forma digital en Argentina. Lo único que toco ahí son platos ya que el resto son baterías digitales.

¿Cómo te llevabas vos con el fenómeno de las baterías electrónicas en esa época?
En ese momento, en que recién aparecían, era algo contradictorio. Por un lado lo odiaba y por otro no. Era mi primer encuentro con las máquinas y me costó hacerme amigo. Me acuerdo que en ese disco hay dos tres temas en los que las baterías fueron programadas por Pedro Aznar, y yo vi como lo hacía porque en ese momento estaba también tocando con él. A pesar de que casi no participé en ese último disco de Jade, seguí tocando con la banda en los conciertos hasta la separación del grupo en 1985.

UN GUERRERO QUE NO DETIENE JAMAS SU MARCHA

¿Cómo fue la experiencia de grabar el primer disco solista de Pedro Aznar?
Fue una locura, lo grabamos en la casa de él, con dos frazadas colgadas en la pared y un micrófono que captaba el sonido a través de la puerta… Un desastre, la nada misma (risas). Es un buen recuerdo. Ahí también participa el Mono (Fontana). Fue un discazo. Luego del 84, cuando se terminó Jade, me quedo tocando casi dos años más junto a Aznar y grabamos sus siguientes discos solistas: Contemplación y Fotos de Tokio. En 1986 me voy a España, en donde me quedo viviendo hasta el 94. En ese año regreso a mi país, debido a la enfermedad de mi padre, y grabo un disco de música para chicos junto a Villavicencio. Ahí me llama Páez para tocar la batería en su banda. Me contrata y sigo tocando con él hasta el ´99.

¿Por qué te habías ido a vivir a España?
Porque ya había agotado todas las instancias acá. Ya había trabajado con Luis, Aznar, Pappo… Sentía que ya lo había hecho todo. En España trabajé tres años en la televisión, en una banda estable con la que acompañábamos a varios artistas extranjeros que venían a promocionar en los programas sus giras por el país. A la vez de esto, participando de músico sesionista, grabé varios discos; e hice giras.

¿Con quién grabaste en esa época?
Me llamó Jorge Álvarez y grabé con Ciudad Jardín, Olé Olé y Marta Sánchez. También estuve en la grabación de un disco de Billy Bond (Yo me Amo) en donde el Bondo hacía un repertorio basado en temas del rock brasileño traducidos al castellano.

Luego de tu experiencia española te vas a tocar con Páez.
Sí, con Fito hago la gira de presentación de Circo Beat y luego grabamos (en vivo) Euforia. En la gira de presentación de Euforia estuvimos involucrados en un proyecto enorme, tocando con orquestas de cada ciudad en las que nos presentábamos. Cuando Páez se pone a filmar Vidas Privadas, me delega en Andrés (Calamaro) para que lo acompañe en la presentación de Alta Suciedad. Yo todavía vivía en España. De a poco vuelvo a vivir en mi casa en Buenos Aires y, luego de terminar la gira junto a Calamaro, me quedo un año más tocando con Fito y hacemos la pre producción de los temas de Abre, el disco producido por Phil Ramone. En esa época tocamos un par de veces en España y giramos por Centroamérica.

¿Cómo fue para vos tocar con Páez en su época de mayor popularidad?
Incomparable, fue fantástico. Fueron cinco o seis años súper intensos, casi equivalentes a haber vivido 30… (risas). Todo el tiempo, empaquetado en aviones (sic). Hicimos muchísimos shows, grabamos un par de discos muy buenos, los videos clips… En verdad, quedé muy contento de vivir esa experiencia.

¿Qué haces luego de terminar tu colaboración con Páez?
Yo ya estaba afincado de vuelta en Buenos Aires. Del 2000 al 2003 me dedico a la docencia y a partir de 2004, empiezo a dejar (paulatinamente) de enseñar música para concentrarme en la composición de un repertorio de temas nuevos. Ahí comienzo a moverme para formar una banda y hacer un disco en calidad de solista. De esa forma, en 2008 grabo mi primer disco: Primario.

COMO SALIR DEL GRAN VACIO

¿Qué te parece el panorama actual del rock nacional?
Lo veo muy diverso pero a la vez sumergido en la confusión. Cada vez me suena más liviano el término “rock”. Sobre todo cuando prendo la tele y veo estos mega festivales que hay ahora, que se llaman “Pepsi, no se cuánto” o “Quilmes algo”. Lo que veo ahí no sé si es rock. Si bien hay una gran apertura, hay muchos grupos que (a mi modesto punto de vista) no suenan bien, dejan mucho que desear. Son bandas que, montadas en la fama, terminan preocupándose más por la ropa que se ponen que por crecer como instrumentistas. Entonces los ves, al cabo de dos años, con mejores pilchas, con un lifting hecho en la cara y con el pelito diferente; pero siguen haciendo los mismos tres acordes que al principio. Yo nunca toque la guitarra, salvo en Spinettalandia, pero hago más de tres acordes… Además hay grupos que ni siquiera tocan en tiempo de 4/4, en tiempo de rock, sino en un tiempo de 2. Hacen “tin, ton, tin, ton…” (sic) Me parece que esas movidas más que ponerle peso a la palabra “rock”, lo vuelven liviano, lo transforman en un género difuso. Hay grupos que tienen doce tipos tocando sobre el escenario y suenan siempre igual, en tiempo de 2, sin variaciones entre tema y tema. Eso es algo desconcertante para mí, no me gusta. Por ejemplo, mi banda no es un grupo de rock cuadrado, ya que elegimos un montón de colores musicales diferentes con buen gusto; pero siempre tratamos de respetar los géneros. Por eso no te puedo decir que lo que hacemos es jazz, porque ese es un género muy difícil al que yo no puedo interpretar, pero sí que incluimos muchas variantes dentro de un repertorio escueto (de 25 a 28 canciones), en el cual (además) tenemos 4 o 5 temas muy potentes que sí son rock; en plan power trio asesino… Por eso creo que lo principal es no dejar de experimentar nunca, de crecer. Ese es un deber básico para cualquier tipo que esté arriba del escenario: hacer crecer a los demás, que sea una explosión, no una implosión. Porque si cualquiera que toca sólo tres tonos se vuelve famoso por esto, o porque va a tocar a la televisión; vamos a terminar todos siendo Zulma Lobato…

¿Y la parte lírica que te parece?
Está en un nivel muy bajo. No hay ninguna letra, todo es una fisura. También, en ese sentido, el tema de la cumbia fue muy nocivo. Está claro que sufrimos un proceso de vaciamiento cultural, a partir del Proceso, que llega hasta nuestros días; y esto está reflejado en las letras de los temas de todos los géneros musicales. En lo que respecta el rock, me encantaría que hubiese letras más interesantes, que haya productos de mayor calidad.

¿No hay ningún grupo nuevo que te guste?
Me gusta Eruca Sativa. Hay muchos grupos en Córdoba, que son muy interesantes. Eso es algo que me llama la atención. Ahí, uno se da cuenta de que, al contrario de lo que pasa acá en Buenos Aires, el interior del país siempre está más a salvo de toda la tilingueria o del llamado show business. Sin embargo, hoy no se salva nadie de los manejos de la industria, ya que es imposible editar discos, ni siquiera viviendo en Buenos Aires. Por eso es loable que estos grupos cordobeses, gente con talento, tengan la iniciativa de llevar a cabo un proyecto independiente. De los grupos más conocidos me gustan los tríos: Divididos, Catupecu… Esas son bandas con las que me siento identificado porque pienso que, de alguna manera, no nos separamos tanto del rumbo en lo que respecta a lo que tiene que ver con la música del rock nacional.

¿Cuál es tu opinión acerca del declive de la industria discográfica?
Es una auténtica pesadilla. Sobre todo con estas imposiciones de marketing, tipo Gran Hermano, en las que si firmas un contrato les tenés que entregar la vida. Pero, al mismo tiempo, no es garantía de nada firmar un contrato con una compañía, porque nadie va a cuidar más del disco que vos. O sea que es un callejón sin salida. Por eso, ahora no me queda otra que ser el fabricante y gestor de mis propios discos; al mismo tiempo que me encargo de organizar los shows y demás. Hacerlo todo solo. Por suerte cuento con la ayuda de EPSA, que es una distribuidora que me ayuda muchísimo, editando mis discos y distribuyéndolos por todos lados.

¿Cuáles son tus proyectos?
Ahora me voy a presentar en Buenos Aires, un par de veces con mi banda El Don: Pablo Suárez (bajos y programación), Guillermo del Medio (teclados y secuencias) y Javier Viñas (guitarras) haciendo el repertorio de mi disco Primario y después voy a presentarme con ADN, el power trio que formé con César Franov y Pablo Suárez.

(Entrevista realizada en junio de 2011)


Emiliano Acevedo