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martes, 4 de marzo de 2025

CINCUENTA AÑOS DE EL RELOJ: Una recorrida por la historia de sus mejores discos junto a Eduardo Frezza


Leyenda total del hard rock de la zona oeste del Gran Buenos Aires y del partido de La Matanza en particular, El Reloj es una banda de culto para todos los que amamos este género. Una historia que comenzó hace cincuenta años y dio álbumes míticos. Justamente, en esta nota hablamos con el gran Eduardo Frezza (bajo y voz líder) para recorrer tres de aquellos grandes discos: El Reloj (1975), El Reloj II (1976) y Santos y Verdugos (1994); las tres obras que fueron grabadas por el quinteto original del grupo. Fue Frezza, junto al mítico Willy Gardi (guitarra, voz y violín), Osvaldo Zabala (guitarra), Luis Valenti (teclados, sintetizadores y voz) y el genial Juan “Locomotora” Espósito (batería), los que nos legaron semejantes discos [sin olvidar la participación de Carlitos Mira (guitarra) en El Reloj II]. Una nota en las que recorremos los tres discos canción a canción. Imperdible. Que la disfruten…

ENTREVISTA> ¿Por qué tardaron casi dos años (luego de firmar contrato con RCA) para sacar el primer disco, en 1975?

Lo que pasaba es que no estaban acostumbrados a trabajar con grupos de rock. Eran tipos muy reacios, desconfiados de tratar con tipos de pelo largo, y por eso te daban bola recién cuando empezabas a vender muchos discos. En RCA también hacían las cosas muy lentas. Además, tuvimos muchos problemas con el tema de la tapa del disco, porque hicieron un desastre con el dibujo que había hecho Espósito. Es más, también fue muy difícil grabarlo, porque el técnico de grabación de RCA no entendía un carajo como registrar la música de El Reloj. Así que no nos quedó otra que ir y meter mano en la consola. Lamentablemente, por nuestra inexperiencia, muchos sonidos no fueron grabados en forma óptima. Por eso creo que ese primer trabajo no alcanza a reflejar en su totalidad nuestro sonido. Aunque tuvimos muchas horas disponibles en el estudio, fue un bardo grabarlo.

El primer disco de El Reloj empieza con “Obertura”, ¿qué te acordás de esa improvisación anterior a “El Viejo Serafín”?

Cuando fuimos al estudio de la RCA a grabar, ahí había un piano Steinway. Así que lo vimos y nos agarró una emoción grande porque un piano así no lo encontrás en cualquier parte de la Argentina. El Steinway es un piano espectacular, tiene una afinación única y suena increíble. Como estaba abierta la tapa, se nos ocurrió golpear las cuerdas gruesas, lo que generaba un sonido tenebroso. Eso nos llamó la atención. Así empezamos a hacer sonidos, con la púa de la guitarra, con los dedos en el piano. Y así comenzamos a crear cosas e incluimos un cono con agua y soplamos con una pajita y salía el sonido de las burbujas. Se formó una onda musical bastante tenebrosa, a tal punto que un grupo evangelista nos acusaban de hacer pactos con el Demonio… Una pavada total. El tema es como si fueran dos dimensiones, una que te muestra como si estuviera naciendo un monstruo bastante raro, la otra dimensión te muestra a un arcángel que se llama Serafín, que nace como un mendigo de la calle que hace reír a la gente contando cuentos. La letra habla de eso. Así se pasa de una cosa a la otra: primero la parte tenebrosa y después un ser de luz como era Serafín. Te muestra que acá en la tierra la gente tiene la posibilidad de reformar su vida, a modificar el carácter y formas que tenemos de pensar y demás, a través de los ejemplos de cierta gente que es más avanzada que nosotros. Es un tema que muestra lo bueno y lo malo.

¿Y cómo fue compuesto “El Viejo Serafín”?

Me acuerdo que estaba en la casa de Willy y me dice que estaba componiendo un tema y que quería que lo viéramos. Empezamos a sacarlo, porque el tema es de él, y yo aporté algo de bajo. Fue muy interesante porque la canción tiene muchas partes bien diferenciadas. Esa habla de un ángel que se transformó en una persona común que vivía en la calle. Y está inspirada en una persona real que se llamaba, justamente, Serafín. El tipo era feliz divirtiendo a la gente, sin juzgar a nadie. Todo el mundo lo gastaba, lo cargaban; hasta que se murió. En ese momento, se dieron cuenta de que ese viejo era importante. Se terminaron dando cuenta de que ese tipo era igual a ellos.

¿Qué te acordás de “Más fuerte que el hombre”?

La onda es sobre la desesperación de una persona que está trabajando en la calle y está apurado porque quiere llegar a su casa pero llega a su casa cuando su pareja ya se fue. Es un tipo que no llega a tiempo. Es una de nuestras canciones que hace hincapié en el tema del tiempo, que es muy sagrado para la gente. El tiempo es “más fuerte que el hombre”. Vos podés aprovechar o desaprovechar el tiempo, tenés que hacer una elección. A través del trabajo mucha gente se esclaviza, porque vos podés tener tiempo para disfrutar y tiempo para trabajar. El tiempo es sagrado. Generalmente, las personas mayores empiezan a darse cuenta tarde de esto cuando les quedan pocos años de vida.

¿De qué habla “Hijos del Sol y la Tierra”?

Ese habla del espíritu humano que viene naciendo en diferentes estadios de vidas. Todos los estadios que va recorriendo el espíritu, a través de nacer – morir, nacer – morir, y siempre es el mismo espíritu de libertad. Por eso se llama “Hijos del Sol y la Tierra”. Va al Sol, hacia la luz, y vuelve a la Tierra, a aprender algunas lecciones sobre la vida pero también viene con un espíritu de libertad. Ser un ser libre. La letra te lo dice todo. Es una letra hecha por la madre de Willy y a nosotros nos impactó bastante por lo que comunicaba. Está todo ahí, habla de la libertad espiritual, nada menos.

El lado B del disco se abría con “Alguien más en quien confiar”. ¿Cuál es la historia de ese tema?

Es una historia común que se convirtió en clásico. Willy Gardi tenía mucha inspiración, era un tipo muy creativo. Él tuvo una competencia intelectual con Luis Valenti, para ver quién era el más rápido mentalmente. Estaban siempre compitiendo para ver quién era el que hacía el chiste más rápido y demás, hasta que un día se agarraron de los pelos. Entonces Willy se fue a su casa y quedó todo mal en la banda, casi se desarma el grupo en ese momento. Fue un lio bastante grande. Ahí, Willy para solucionar el problema, compuso el tema. Lo llamó a Valenti por teléfono y le dijo que tenía un tema nuevo y nos reunió a todos para ensayar. Y quedó todo bien después de eso. La letra te lo dice todo: “Mañana iré a buscarte, igual que todos los días, quiero hablarte una vez más…”

¿Cuál era la relación grupal, eran muy competitivos entre todos? ¿Era una relación tensa o más o menos?

Se puede decir que sí. Competitivos en el sentido de que éramos todos hermanos que nos queríamos mucho, pero, lamentablemente, todos éramos de un signo diferente. Y había que combinar los diferentes rasgos de carácter de cada uno. Tenías a un taurino, a un acuariano, sagitariano, librano, escorpiano, ariano… Vos fijate, éramos todos diferentes… Y esos cinco miembros originales éramos muy diferentes uno con respecto al otro. Yo soy signo de fuego y Willy Gardi era signo de aire, el signo de aire empuja al de fuego, lo alimenta; por eso estábamos siempre juntos. Nos llevábamos bárbaro en el sentido de que cada vez que nos juntábamos era una explosión creativa. Y después estaban los otros tres, que eran tres signos diferentes: Escorpio, Tauro y Acuario. Ellos tres se combinaban muy bien, porque cuando nosotros les traíamos un tema, lo agarraban en dos minutos y rápidamente le empezaban a poner arreglos de manera individual y ya salía todo. No teníamos que trabajar mucho. Eso es importante. Pero también había una competencia para ver que se dejaba en el tema y de qué manera, porque también eso podía desvirtuar la composición original. Ahí es donde se arman los despelotes en las bandas. Porque todos quieren aportar cosas pero hay que ver que se aporta, porque si no queda un “chorizo musical” y eso no está bueno. Una canción tiene que tener principio, estribillo y final; no se puede agregar cualquier cosa “porque queda lindo”. Hay bandas en las que todos los integrantes son virtuosos pero pasa esto que te estoy diciendo: en lo creativo son un desastre. Hay que tener virtuosismo pero también hay que saber el armado de las cosas. Porque si no la música se vuelve muy monótona.

Después llega “Blues del Atardecer”, otro clásico del grupo…

La melodía la hice en Rosario, mucho antes, en el año 67, 68, por ahí. Yo estaba en una plaza con unos amigos y de golpe empiezo a tocar los tonos de la canción, la melodía del tema. Y empecé a cantarla en un inglés improvisado. Después, cuando vine a Buenos Aires y conocí a Willy y los demás chicos de El Reloj, formamos la banda, y nos metíamos en la casa de Willy a componer los temas. Un día me dice Willy: “Está bueno ese tema, vamos a sacarlo…” La melodía era en una sola tonalidad, estaba en La, entonces Willy la sube a Si menor, y así hace una subida que la verdad mata. Aparte, cuando fuimos a ensayar, Juancito le metió un solo de batería alucinante. Así fue que le hicimos un arreglo que es explosivo. Hasta el día de hoy es un tema que lo seguimos tocando porque a la gente le encanta. ¿Por qué? Porque tiene todo lo que te estoy explicando: melodía, armonía, estribillo, final, punteo, solo de teclado… ¿Qué más se puede pedir? Se volvió un clásico el tema. Mirá hasta donde llegó, más de 50 años después. Agrego otra anécdota, el tema tenía otra letra que le había hecho yo, pero Willy trajo otra y entonces tuvimos una disputa acerca de que letra poníamos. Ahí dijimos, vamos al ensayo y tocamos el tema con todas las de la ley, ninguno la toca más o menos por una cuestión de conveniencia, vamos a tocarla… Y vos sabés que la letra salió sola. Cuando cantamos la letra de Willy nos dimos cuenta que tenía que ser esa. Pegaba la letra con el tema…

¿Y qué situaciones te inspiraban la composición de “Blues del Atardecer”?

A simple vista parece la historia de un tipo al que lo dejó la mina, ¿no? Sin embargo, en esa letra se habla de algo más: la intención de Unidad. El tipo se peleó con la mina, pero se da cuenta de que la tarde está gris, igual que él. Ahí hay algo, no está solo. “Estoy aquí, con mi tarde triste y gris”, ese es el sentido.

El disco se cierra con “Haciendo Blues y Jazz”…

Bueno, ese es un tema de Willy, pero la intención primaria la entonó en una zapada Horacio “Tucata” Suárez, que fue el primer guitarrista que tocó con Willy en El Reloj. Horacio era un violero muy zapador. No le gustaban los temas estructurados. Entonces, un día empezó a tocar en ritmo de jazz. A Willy le encantó eso y nos incentivó a arreglarlo. Le dije que sí y nos fuimos a su casa y ahí saqué una letra que tenía de la época en que había llegado de Rosario a Buenos Aires y que le había dedicado a mi mamá. Yo era muy chico, tendría 17 años y le decía: “Mamá, quedate tranquila, tu hijo está haciendo blues y jazz…” porque mi vieja estaba asustada, por el tema de la droga y demás, por el hecho de que yo estuviera en Buenos Aires. “El placer que tendrás, sin límite será…”, ¿entendés?, todo se lo decía a mi vieja para que se quedase tranquila. A Willy le gustó la letra y la metimos, así salió el tema. Es un tema simple, con una buena melodía de jazz. Todavía lo seguimos tocando en vivo. Tiene dinámica, tiene zapada, en el que cada uno de los músicos se puede lucir individualmente. Por supuesto, tiene una estructura. Porque sin estructura no podés hacer un edificio, se viene abajo.


EL RELOJ II (1976)

En este segundo álbum también se tomaron revancha con el tema de la tapa, con ese dibujazo de Horacio Fontova, ¿no?

Sí, porque le rompimos las pelotas a RCA para que no volvieran a cagarnos la tapa, como lo hicieron en el primer disco. Justamente, Fontova era amigo de Willy, y le regaló el dibujo para que la pusiéramos en la tapa. De cualquier forma, esa ilustración no había sido hecha especialmente para nuestro disco, porque el Negro, que fue un dibujante de la puta madre, siempre estaba haciendo ese tipo de trabajos en las tapas de Expreso Imaginario, por ejemplo. Fue Willy quien se volvió loco con esa imagen, y se la trajo porque tenía que ver con el material que estábamos haciendo. Ahí tenías un tipo, ni joven ni viejo, o ambas cosas a la vez, colgando en el tiempo y el espacio. Una ilustración espectacular.

También hay un salto importante en el sonido, en relación con el disco anterior…

Y sí, porque en el primero los técnicos no entendían un carajo la música que hacíamos, y nosotros empezamos a meter mano, todos a la vez, y no terminó quedando todo lo bien que podría haber sido. Una vez, incluso, Valenti me revoleó un zapato a mí y se lo encajó a un técnico, y se armó un quilombo terrible, porque le abrió un tajo en la cabeza y el tipo empezó a sangrar… También en el segundo álbum nos peleamos mucho en el estudio. Es más, una vez me agarré a trompadas con Willy, por esa cuestión.

¿Cómo fue eso?

Fue la primera vez que nos peleamos en la vida. Willy estaba jodiendo, y yo le dije: “Che, déjate de romper las pelotas, ¿no ves que estamos perdiendo el tiempo?” Se ve que no le gustó un carajo lo que le dije, y vino corriendo y nos agarramos a trompadas. Yo terminé con el tabique nasal sangrando y él con la mano derecha enyesada. Por suerte pudo seguir tocando porque le quedaron los dedos de la mano libres para agarrar la púa… [risas] Igual, indirectamente, nos salió bien la jodita. Porque debido a esta pelea, la RCA nos echó de sus estudios por peligrosos, y terminamos en los estudios del Nono Pugliese, el tipo que hacía las publicidades de los cigarrillos L&M con (la modelo) Claudia Sánchez, y ahí pudimos grabar con un técnico muy bueno. Por eso el segundo disco suena tan bien.

El segundo álbum de El Reloj empieza con “Al borde del abismo”, ¿qué te acordás de ese tema?

Es un tema instrumental, muy bien hecho y muy difícil de tocar. La letra tiene que ver con todo lo que ya hablamos. Ahí el personaje cuenta que la vida tiene su tiempo y sabe muy bien que en algún momento se va a morir. En conclusión, siempre estamos hablando del tiempo. Hay que aprovechar el tiempo que tenemos. No hay que desaprovechar ni un minuto y vivir a cuerpo presente todo.

Sigue “Tema triste”…

Ese directamente es instrumental, porque prácticamente es un canto tipo coro. Es un tema potente y pesado. Es muy bueno. Un día de estos vamos a tener que sacarlo de nuevo para poder tocarlo con la banda actual. Me gusta mucho, tiene una onda a Led Zeppelin.

Este segundo disco, a diferencia del primer álbum de la banda, es más sinfónico, más progresivo…

Tal cual. Del hard rock pasamos al rock sinfónico. Y el rock sinfónico es más instrumental que cantado. Yo tuve que resignar la parte cantada, cantar lo mínimo indispensable y empezar a darle más potencia a lo que hacía en el bajo. Esa justo era la época de Emerson, Lake & Palmer, Yes, etc.; y nosotros estábamos en la vanguardia para ver que podíamos aportar en lo sinfónico en Argentina. Así empezamos a estudiar en el conservatorio Julián Aguirre, en Banfield. Fue una experiencia muy piola que nos vino bien. Empezamos a tratar de ver qué carajo estábamos tocando. Porque habíamos hecho una música sinfónica bastante complicada, entonces queríamos saber qué era lo que estábamos haciendo musicalmente. Fuimos dos años al conservatorio. Yo estudiaba violonchelo y contrabajo, Willy guitarra y violín, Zabala guitarra, Valenti piano, y Juancito timbales y los instrumentos percusivos de orquesta.

El último tema del Lado A es “La Ciudad Desconocida”. ¿Qué recordás de esa canción?

Es un tema muy de Gardi y muy especial para todos nosotros. Lo admiramos mucho a Willy y nos encanta tocarlo, aunque el tono del canto es bastante elevado, a veces tengo que llegar a notas muy altas. Lo que tiene de bueno es la letra, que es muy especial. La ciudad desconocida es el corazón, el lugar en donde tenemos toda la energía de la vida. Una energía que no se pierde nunca, porque cuando te morís, morís como cuerpo físico, pero esa energía va a estar siempre en el universo y va a ir a la ciudad desconocida. Es lo mismo que si vos tirás una gota de agua en el mar. La gota no se pierde, se convierte en el agua del mar. Desde el punto de vista espiritual, cuando nos morimos vamos a parar al mar del universo. La letra explica todo eso.

Aparte tiene una intro de violín de Willy que es impresionante…

Sí, porque la madre era profesora de piano y de violín. Es una introducción elogiada por maestros de violín, incluso. Por ejemplo, el violinista de la sinfónica que tocaba con nosotros nos dijo que ese punteo de Willy era muy difícil de tocar y excelente. Mirá como será para que lo diga el músico de una sinfónica. Y cuando lo tuvieron que sacar ellos con la orquesta, les costó bastante. Porque no es un punteo simple. Está escrito de una manera, que solamente a Willy se le podía ocurrir. Nosotros le decíamos “el Paganini de El Reloj”. Era un músico genial. Le decíamos así, porque incluso se parecía físicamente a Paganini. Recuerdo mucho el concierto que dimos en el Luna Park, cuando tocamos con El Reloj, en donde Willy tocó con un violín todo pintado de blanco. Se apagaban todas las luces en su solo y una luz lo enfocaba a él, que estaba vestido todo de negro como Ritchie Blackmore en Deep Purple. En ese momento hubo un silencio en el público que fue alucinante, todos expectantes de lo que hacía él con el violín, hasta que arrancó la banda y ahí explotaron todos. También fue muy importante el aporte de Valenti en los teclados. La cuestión es que fue un show espectacular, que aún recuerdan todos los que estuvieron ahí. Fue inolvidable. Es una lástima que muchos de los recitales de El Reloj no se hayan podido filmar o grabar. Imaginate que nosotros llegamos a tocar en la cancha de All Boys, con 30 mil personas, ¿sabés lo que era eso? Era un verdadero hervidero, como si fuera un partido de fútbol. Se me ponía la piel de gallina, y cada vez estábamos tocando mejor, me temblaban las piernas.

¿Qué te acordás de “Aquel Triángulo”?

Lo hice yo y habla del centro que tenemos en el cerebro: la glándula pineal. Esa glándula, chiquita como una piña, cuando se enciende tiene unos pequeños cristales que reflejan una especie de arcoíris que se transforma en luz, que se conecta con la luz universal. De ahí viene la creatividad del hombre. Así nos conectamos con el universo mediante ese teléfono que es la glándula pineal. Al mismo tiempo, valga la redundancia, el tiempo no existe. Somos nosotros los que estamos viviendo y tenemos un parámetro que usamos para medir el tiempo. Es algo impresionante eso. Y son cosas que me vienen a la cabeza cada vez que hago un tema. Ya soy así, lamentablemente… [risas] Nací con esa impronta. Muchas preguntas que me hago, ¿para qué estamos acá?, ¿qué tipo de personas tenemos que ser?, etc… Creo que si vivís en el tiempo presente, en donde está el alma, el espíritu, ya no tenés más problemas, ni con el futuro ni con el pasado. Muchos de los recuerdos del pasado te trastornan, si estás en el tiempo presente y soltás esa carga del pasado, podés ser feliz. Porque, además, el futuro todavía es incierto, todavía no vino.

Luego llega “Harto y confundido”.

Tiene que ver con las personas que se drogan. El tipo está harto y confundido porque la droga es confusión. Llega un punto en que el tipo está tan harto que no le importa más vivir, lo único que le importa es drogarse. El personaje de la letra de la canción, se droga y empieza a ver figuras que no existen, tiene delirium tremens, le pasa de todo. Es un poco lo que le pasa a los jóvenes que se drogan aún hoy. No quiero decir que nosotros hayamos sido unos santos, pasamos por esa etapa y la pudimos superar, gracias a Dios; no sé si todos, pero la mayoría de nosotros. La droga deja muchas secuelas en el individuo y su familia, es un desastre. Este tema habla de eso, igual que “El Mandato”. Pero en “El Mandato” se da una opción a elegir: “Estoy harto de luchar, solo me quiero mandar…” Yo luego le cambié el final, porque era controvertido, le puse “solo me quiero amar”. Porque “mandar” se puede interpretar de muchas formas: “me quiero clavar una aguja y mandarme un líquido”, o como “me mando a mí mismo y me transformo”. O sea que va a la interpretación, a la mentalidad del que lo escucha. Cambié mandar por amar porque la cambié por el lado bueno, cambiar la droga por la vida.

¿"Aquella dulce victoria"?

Es totalmente instrumental. Una vez lo tocamos en el [teatro] Gran Rivadavia con una banda sinfónica de 25 músicos. Tener una sinfónica atrás es como tener un metrónomo, está buenísimo.

El disco termina con “Egolatría”, que es una zapada, ¿no?

Tal cual. Allí, cada uno de nosotros muestra un poco lo que sabía tocar. A esta altura de la nota, ya te habrás dado cuenta que los temas de El Reloj, desde el principio hasta el fin, tienen un sentido. Un sentido no mesiánico, porque ninguno de nosotros era mesías de nada. Pero sí tiene un sentido de búsqueda espiritual. O mejor, de búsqueda de un estado interior más consciente, más elevado. Porque la palabra “espiritual” está muy manoseada por las religiones y los cultos.


SANTOS Y VERDUGOS (1994)

¿Cómo se da la vuelta de El Reloj en los 90?

Simple, me encontré con Willy, fuimos a buscar a los otros tres, todos dijeron que sí, y lo hicimos. Si bien todos ya estábamos en una situación personal bastante diferente a la de 17 años atrás, la esencia era la misma. Teníamos guardado en el cajón un montón de material para hacer.

Con un sonido más heavy, ¿no?

Lo que pasa es que volvimos justo en una época heavy metal, pero no es que nosotros éramos “heavy”. Yo siempre lo aclaro: El Reloj no es heavy, es hard rock y rock sinfónico, y paremos de contar… Por ahí metíamos alguna balada blusera, pero siempre en clave hard rock. Nos encasillaron como “heavy” porque Juan tocaba la batería con dos bombos, pero, a mi entender, el heavy es otra cosa, es un estilo más constante, más lineal, no tiene tanta melodía como la que tenía nuestra música.

¿Cómo fue la grabación del álbum del regreso, Santos y verdugos?

Ese disco lo grabamos en El Cielito Records, con Gustavo Gauvry, un técnico de puta madre. Ahí está “Un Camino”, un tema mío en donde se toca todo Zabala, demostrando toda su calidad musical; y el Tano, ni hablar, impresionante como le pega a la batería en ese disco; para mí él siempre fue uno de los mejores bateristas del país, no tengo dudas…

¿Y te gusta cómo quedó?

Sí. Es un álbum muy bien grabado, con mucha carga, muchas regrabaciones, nos zarpamos regrabando instrumentos. ¡Ciento cincuenta horas de grabación tiene ese álbum! Los temas son muy pesados, buenos… Como te decía antes, teníamos que hacer un material heavy porque había mucho rechazo en esa época, si no aggiornabas el sonido te trataban de “viejo”. Una cagada, porque, por supuesto, la música nunca es vieja; pero te trataban así porque en esa época estaba el rock bastante encasillado…

¿Cómo era la relación entre ustedes en esa época?

Ya estábamos más viejitos, más asentados, viviendo en familia, criando hijos. Pudimos encontrarnos todos de nuevo para hacer algo nuevo. Dejémonos de joder, que ya tenemos una edad, basta de tantas diferencias entre nosotros… en fin, eso. Me acuerdo que vino Willy a mi casa, agarramos mi carpeta de música que había hecho, él tenía otra carpeta más, entonces nos pusimos seleccionar temas con la guitarra en mano para ver como los arreglábamos después. Así nace el disco, que lo ensayamos durante fácil tres meses, porque eran temas difíciles, bastante jodidos para tocar. Ahí hay temas muy buenos.

¿Los repasamos? ¿Qué te parece? Empecemos por “Amistad universal”.

Ese tema habla de que estamos arriba de un planeta que circula por el espacio a mucha velocidad, y que lleva una perfección y armonía tal que ninguno de nosotros sale despedido al espacio. El tema habla de valorar nuestra casa, el planeta Tierra. A lo último te dice que si supiéramos mirar lo importante que es el planeta, estaríamos más felices todos. La amistad que tenés que tener con el planeta y el universo.

¿Willy era muy lector de ciencia ficción? ¿De dónde salían esas letras?

No, salían del corazón. Interpretaba algo que tenía en su interior y lo compartía con los demás.

Otra de sus letras muy importantes es “Fabula del Hombre y el Ratón”…

Eso trata del camino de la evolución del hombre. Habla primero de un ser común, que se cansa de toda su vida miserable y en un momento se raya tanto que le pide a Dios cosas, al Universo… Y el Universo se las concede: pasar de ser un ratón a ser hombre. Pero cuando se convierte en hombre se da cuenta que sigue siendo igual de miserable que un ratón, entonces le vuelve a pedir a Dios ser únicamente luz. Entonces ahí llega a lo más elevado de la montaña y cambia. Pasar de vivir en forma miserable y en el mal a una forma más elevada.

¿”Oh, realidad”?

Ese tema te muestra una realidad cruel que viven las personas, que le piden a esa realidad que les expliquen porque están pasando ciertas pruebas que no entienden. Es un tipo encerrado en una torre de pruebas de la que no puede salir… Después, el tema te muestra que hay una luz que le indica que se puede salir del pozo, solo es necesario subir para salir de la oscuridad.

Luego llega un tema tuyo, “El sol del corazón”. ¿Cómo lo hiciste?

El tema habla de que hay una diferencia muy grande entre el cerebro y el corazón, entre lo que pensamos y lo que sentimos. Hay una lucha entre ambos. Si vos te ponés a pensar, la energía del corazón es magnética: atrae, es como un imán; mientras que la energía del cerebro es eléctrica. Si vos estas utilizando mal tu pensamiento atraes el mal en tu corazón. Estás desaprovechando la energía que te da tu corazón para pensar cualquier cosa que no tiene sentido. Entonces después no esperés que en la vida te vaya bien, que atraiga lo mejor, etc. Si estás pensando cualquier cosa, vas a atraer cualquier cosa a tu vida, porque el corazón te da lo que vos pedís. Hay que cambiar todo el pensamiento negativo que tenemos adentro. Y eso no es sencillo, es un camino de evolución…

Justamente, el tema que viene también es tuyo y se llama “Un camino”

Ese te explica como un tipo va pasando de religión en religión hasta que encuentra el amor, pero el amor que encuentra no es el amor correcto sino que es el amor superficial, el amor físico. Hasta que por fin encuentra el verdadero amor, que sería encontrarse a sí mismo y lograr una evolución espiritual como debe ser. Pero es todo un camino en el que vas a los saltos, vas a los golpes, hasta que tu consciencia empieza a iluminarse.

Es un blues ese, ¿no?

Es una balada blues. Tiene una onda Gary Moore.

La letra me hace acordar al libro Siddhartha, ¿no?

Sí, ahí tenés un buen ejemplo. Buda, Siddhartha… El tipo era un príncipe que vivía en un reino y estaba tan aislado por su familia que no sabía lo que pasaba afuera. Un día se escapa, se disfraza de hombre común y ahí ve la realidad de lo que es la pobreza de la gente que no es como él. Y ahí empezó el camino del Buda. Empezó a meditar para adentro y llegó a la conclusión de todo lo que estamos hablando en esta nota. Ahí en el corazón está la fuerza. Y si vos meditas y aquietás los pensamientos… Mejor dicho, más que aquietarlos, los observas. Te tenés que mirar a vos mismo. El Buda lo que hace cuando medita, no es eliminar pensamientos sino transformarlos. Transmuta los pensamientos en luz. Los convierte en otro tipo de energía espiritual.

Luego llega “No venimos solos”, ¿qué te acordás de ese tema?

Otro temazo de Willy Gardi, que tiene una letra tremenda. También habla del tiempo, en el cual cada momento es fugaz. Fijate que estamos hablando de lo mismo que decíamos antes en otro formato. Si desaprovechás el tiempo, pasás una vida entera en la que no hiciste nada y te morís… Te agarra el atardecer de la vida y no hiciste nada, las plantas son mejor que vos… [risas] Habla de no perder el tiempo

Justamente, él que vivió tan poco y dejó tanta obra…

Lo que pasa es que era un tipo hiperactivo. Él vivía el presente a full. El no discriminaba. Tenía una personalidad muy fuerte y había que seguirle el paso, no era joda. Tenía un espíritu de líder. Eso que tenía Willy yo lo tengo invertido. Yo tengo más pasividad, más introspección; Willy era más extrovertido. Esa diferencia nuestra generaba la atracción aire – fuego. Eso hacía que se agrande la creatividad de cada uno.  

Luego llega “El inmigrante”…

Ese tema habla de los inmigrantes que vinieron a nuestro país. Es un tema que hizo Juancito con Valenti y Zabala. Es muy buen tema. Ellos tres hablan un poco de sus antepasados familiares en la canción.

“La esencia es la misma” es otro tema de Willy…

Sí, era una máquina de hacer temas… Ese habla de que cuando uno nace y muere varias veces, el espíritu es el mismo siempre, lo que pasa es que vos te olvidás de todas las vidas anteriores. Tenés la oportunidad nueva de hacer tu vida. Es como que el universo te da una oportunidad de resarcir todo lo malo que hiciste anteriormente…

”Tu mente busca” lo hiciste con Willy, ¿no?

No, la música hicimos con Willy nomás, pero la letra la hizo un amigo mío de Rosario. Me la regaló una vez y yo la tenía anotada en un cuaderno. Me parecía muy linda porque habla del amor, de cómo se forma una pareja, del entendimiento, como queda embarazada la mujer y de la alegría de poder tener un hijo. Todo eso está en la letra. La leímos con Willy, nos gustó y le pusimos música. Un tema que tiene una fuerza bárbara y que hay que cantarlo rápido. Es un tema muy veloz.

El disco se cierra con “Balada del Potrero”…

Otro tema exclusivo de Willy que habla del lugar al que iban a jugar a la pelota cuando eran chicos y todo lo que vivían allí, desde la perspectiva de un adulto. La letra muestra que el adulto es un niño con edad. Lo que cuenta la letra es eso: nunca hay que perder la esencia del niño, la esencia de jugar, de estar alegre, de ser feliz. De chicos jugamos, tenemos alegría.

Muy lindo tema y acústico…

Sí, está bueno. Es muy explicativo de eso que estábamos hablando. Está buenísimo. Me di el gusto de cantarlo en el Auditorio Belgrano con la orquesta cuando se cumplieron 50 años de El Reloj. La sala llena. Muy lindo momento. El disco en vivo ya está editado y es muy bueno.

Emiliano Acevedo


miércoles, 22 de mayo de 2024

LA CAMPANA DE LARGADA...: Turf celebra Una Pila de Vida



Una Pila de Vida
, el primer álbum de Turf, es sin dudas uno de los mejores discos debut de la historia del rock argentino. Una producción lujosa de pop elegante, buen gusto y el frenesí juvenil de cuatro chicos que venían con todo para dejar su huella en la música popular. En pocas palabras: un álbum mítico. 

En esta nota retrocedemos hasta mediados de los 90 para recorrer las historias detrás de esta colección de canciones de la mano del frontman y compositor Joaquín Levinton, el bajista Carlos Tody Tapia, el baterista Fernando Caloia y el guitarrista Leandro Lopatín. Junto a ellos echaremos un vistazo sobre la tarea de darle vida a este disco. Ellos nos contaron como lo crearon y grabaron bajo la invaluable producción de dos integrantes de Los Fabulosos CadillacsMario Siperman y Daniel Lozano. Un disco que volvió a reeditarse luego de 27 años y no solo ya está en todas las plataformas digitales sino que, también, la banda tocará en vivo el próximo viernes 24 de mayo en el Teatro Coliseo. La historia coral de Una Pila de Vida contada por sus protagonistas.

ENTREVISTA> ¿Por qué se reedita recién ahora Una Pila de Vida?

Carlos Tody Tapia: El plan original era hacerlo en 2020. Ya estaba todo listo, habíamos arreglado con Universal la remasterización y la edición digital en las plataformas por primera vez. Teníamos todo encaminado y vino la pandemia. Y cuando terminó se diluyó la idea porque teníamos ganas de sacar un disco nuevo [Renacimiento, 2023], entonces quedó un poco atrás en la lista de prioridades pero siempre lo tuvimos en cuenta. Y ahora se dio el momento justo. Decidimos hacer un lanzamiento, más potente del que teníamos pensado originalmente, con una edición en vinilo que va a salir ahora en unos meses.

Fernando Caloia: Para colmo en medio de la pandemia nos dijeron que Universal había subido el álbum a las plataformas, entonces les dijimos que no. Nos comunicamos con la compañía y negociamos para que cuando se relanzara pudiéramos tocarlo en vivo. Por eso es que hubo que esperar y por eso este número raro de 27 años. Que, de cualquier forma, coincide con la edad del rock, ¿no?

LA GÉNESIS DEL GRUPO:

¿Cómo surgen son las primeras composiciones del grupo?

Joaquín Levinton: Si bien empecé a hacer canciones de chiquito, era más bien por juego. Sin desmerecer el juego o la parte lúdica que implica componer una canción pero muchas canciones de Una Pila de Vida fueron las primeras de buena calidad que compuse. Es decir, cuando me di cuenta que una canción podría ser recordada y apreciada por otro. Por ejemplo, “Viajando en Jet (Set)”, “La Recta Final” y “Casanova” las hice en la casa de mi mamá a los 16, 17 años hace 30 años.

Esos temas son casi contemporáneos a tu ingreso a Juana La Loca en plena adolescencia…

Joaquín: Claro. Porque, en realidad, en ese momento estaba inventando Turf que era un proyecto a futuro. Con Lea veníamos tocando en la casa de mi vieja y me llega la propuesta de Juana La Loca a la cual no me resistí porque me gustaba la banda y me ofrecían grabar un disco. Entonces, le dije a Lea [Lopatín] “me voy a tocar un poco y vuelvo”. Entonces grabé un disco con ellos, toqué en Vélez con Depeche Mode y en un montón de shows aquí y allá y gané plata. A partir de ahí, la música se transformó en algo que me daba dinero, en mi trabajo hasta el día de hoy. Entonces no era poco para un chico porque la mayoría sueña con ganar plata haciendo su música.

¿Y cómo se inicia Turf?

Joaquín: Cuando regreso con Lea, después de un año con Juana La Loca, se sumaron Fernando y Carlos y armé este disco, el orden, un concepto, una tapa. Todo con la idea de nacionalizar el brit pop porque somos la primera banda argentina de ese género… los que escuchábamos a Blur, Oasis, Pulp. Vos pensá que no había Internet, no había acceso fácil a los discos salvo si ibas a disquerías especiales como Downtown Records en Galería Churba en Cabildo y Juramento. Así se fue generando y armando Turf. De inmediato sacamos un disco, nos hacemos amigos de Charly García, vendimos 50 mil copias y todo sucedió de un año al otro. Hicimos una vueltita por el under, tocamos en Cemento, en Die Shule, en la Capilla del Centro Cultural Recoleta, en El Codo, en Dr. Jekyll… Y, rápidamente, se corrió la bola de que el grupo tenía algo novedoso y original. Así que, en esa época, fue doblemente meritorio haber tenido éxito tan rápido porque, por lo general, eso sucedía pasados 10 años de estar en el under no te consideraban como “ser del palo” o “ser auténtico”. El mundo quería que seas “creíble” cuando el artista tiene que ser increíble…

Además, ustedes eran los más pibes…

Joaquín: Claro, y además era todo rock barrial… la verdad, no puedo creer lo chiquititos que éramos…

¿Qué cambió desde ese momento?

Joaquín: Mmmmm… No cambió tanto la cosa porque cada vez que hacemos un disco es un disco novedoso para nosotros mismos, también. Entonces, está el entusiasmo, el no saber para dónde va, el trabajo misterioso. Viste, que nosotros no tenemos un estilo musical definido y, en definitiva, ese es nuestro estilo.

¿Cómo era la forma de trabajo en aquel momento?

Joaquín: Grababa los temas en mi porta estudio, una Tascam de cuatro canales, en la casa de mi vieja; hacía la mayoría de los arreglos, cantaba los coros y los pasaba. Si vos escuchás el disco, los coros son míos. Así que les llevaba las ideas y las trabajábamos. Ese fue, también, el puntapié para que a partir del segundo disco los chicos intervinieran mucho más y empezaran a componer sus canciones y aportar lo que quieran sobre la canción del otro.

¿Cómo se unen ustedes al proyecto de Joaquín y Lea?

Fernando: Yo había puesto un aviso en el diario y llamaron dos chicos, Pablo y David, y empezamos a armar una banda. Entonces Pablo me cuenta que era amigo de Joaquín Levinton, el chico que tocaba la guitarra en Juana La Loca. La cuestión fue que arrancamos con este proyecto y en un momento me di cuenta que no era lo que yo quería. Lo de ellos era una música más de culto, y aunque yo vengo de ese palo, siempre me gustó mucho la música popular también porque en mi casa se escuchaba mucho rock nacional, etc. Entonces les comuniqué que no iba a seguir con el proyecto, iba a seguir en mi búsqueda. Al otro día me llamó Joaquín, y me dijo que Pablo le había pasado mi teléfono, él me dijo que quería armar una banda con Lea. Le dije que me parecía bien y fui a verlos. Me encontré que tocaban con mucho tremolo, efectos, muy en estilo Spiritualized pero lo hacían de una manera especial. Fue muy breve el encuentro y decidimos volvernos a ver en una sala de ensayo así veíamos como iba la cosa. Joaquín me había dicho que tenía un par de temas. La verdad, no me habían caído muy bien. Eran dos pibitos medio picantes de Belgrano. No teníamos mucho que ver, yo venía de la provincia, laburaba, me mantenía solo, y ellos vivían con los viejos todavía. Así que alquilamos una sala y nos juntamos. Joaquín me mostró los temas que tenía. Conté cuatro y empezamos a tocar y nos dimos cuenta que era por ahí la cosa. Así que Joaquín me dijo que les encantaba como tocaba y me propusieron que armáramos la banda juntos. Entonces llevé a David de bajista para ver si se sumaba al proyecto. Pero al cuarto ensayo él me dijo que no le gustaba la onda de Joaquín y Lea y se bajó. Ahí vuelvo a poner un aviso en el suplemento Sí! de Clarín, y entre algunos bajistas más, llamó Carlos. Empecé a hablar con él y pegamos mucha onda, nos gustaba la misma música. Así que le dije que se viniera a la sala de ensayo, que lo esperábamos para tocar.

Carlos: El grupo todavía no existía, no tenía nombre. Yo vi un aviso que decía “banda busca bajista en estilo The Kinks, Small Faces, The Who” y yo estaba muy enganchado con esa música así que llamé. Era una banda que estaba en pleno proceso de creación. Después nos dimos cuenta con Joaquín que teníamos amigos en común con Juana La Loca. Así que estuve un tiempo, fui a ensayar, después no fui más.

Fernando: Cuando Carlos llegó a la sala de ensayo, lo miró a Joaquín y le dije: “Pero vos sos el de Juana La Loca…” Ahí Joaquín le aclaró que este era un proyecto secreto, que estaba armando una banda nueva. Contamos cuatro y Carlos nos despedazó el cerebro, nos mató con su forma de tocar. Luego Joaquín me dice que le diga a Carlos que el jueves nos juntábamos de nuevo en la sala. Así que lo llamé a Carlos y me dijo que no le interesaba seguir, que conmigo tenía la mejor onda pero que con Lea y Joaquín no, aparte me dijo que él conocía a los muchachos de Juana La Loca y no quería meterse en problemas. Entonces lo llamé a Joaquín y le dije que Carlos me había dicho que no. Joaquín no entendía nada: “¿Cómo que te dijo que no va a tocar? Dame su número de teléfono”. A los diez minutos Joaquín me llamó para decirme que ya lo había arreglado, que nos veíamos el jueves en la sala. Qué le dijo Joaquín para convencerlo es un misterio que hasta el día de hoy no está develado.

Carlos: Joaquín me llamó y me dijo: “¿Vas a venir a ensayar o no?” A lo que le respondí: “Bueno, dale”. Y ahí fui y me quedé hasta el día de hoy.

Fernando: La cuestión fue que una vez que entró Carlos, empezamos a ensayar todos los días y Joaquín se va de Juana La Loca, le ponemos nombre a la banda y arrancamos con todo. Sabíamos en que circuito movernos, conocíamos a gente del ambiente, éramos fans de Los Demonios de Tasmania y nos habíamos hecho amigos de Sharly, el cantante. Planeamos hacer el 20 de diciembre de 1995 el debut de Turf como soporte de Demonios de Tasmania pero en la semana previa los Demonios nos presentaron en dos shows que hicieron como una banda nueva que estaba empezando. Finalmente, el miércoles 20 de diciembre debutamos oficialmente en Dr. Jekyll, en Belgrano.

¿Qué temas tocaban en ese momento?

Fernando: Cuando debutamos teníamos solo seis temas. Tocábamos “Día especial”, “Tarjeta postal”, “Viene llegando” y también “Enlace” de Ratones Paranoicos y “No se va a llamar mi amor” de Charly García.

En un año Joaquín fue componiendo todos los temas que quedaron en Una Pila de Vida…

Fernando: Así es. Y el lapso de tiempo fue muy corto porque el día del debut ya nos ofrecieron grabar un disco. Y al tercer show vinieron a vernos Roberto Costa y Daniel Grinbank. Así empezaron a caer ofertas de discográficas que nos querían fichar. De entrada teníamos todo planeado, le pusimos nombre a la banda, teníamos una estética, sabíamos cómo llamar la atención, como meternos de prepo en el circuito… Y así fue. Lo planeamos, lo ejecutamos y en el camino se hacía el disco. En ese año, empezamos a mutar un poquito la parte musical, nos pusimos un poco más Stones, que era la banda que estaba de moda, cuando nosotros éramos más Beatles, más Kinks… De hecho, por eso también cambia la versión de “Viene llegando”. Cuando el ambiente under o indie empieza a ver este viraje musical se da vuelta porque nosotros ya apuntábamos a otra cosa. Hicimos el disco con Charly García de invitado y apadrinándonos y fue un éxito total.         Se dio todo muy rápido.

¿Cómo fue el proceso de armado del disco?

Carlos: Con el paso del tiempo empezamos a armar un repertorio para hacer algún show en vivo y empezamos a hacer demos. Hicimos demos de “Tarjeta postal” y “Viene llegando” que son los mismos que salieron como bonus tracks ahora en la reedición del disco. En 1996, una vez que ya estuvo demeado, hicimos los primeros shows y tuvimos la suerte que la banda llamó la atención de los periodistas de esa época y nos empezaron a hacer notas y a venir a vernos en vivo. Se armó como una bola de nieve y llegó hasta las discográficas. Primero tuvimos una oferta de EMI. Con ellos llegamos a grabar un demo en estudio, muy profesional. Eso está por algún lado. Es básicamente lo mismo que se editó pero tocado en otras circunstancias. Finalmente, tuvimos la mejor oferta de Universal y firmamos con ellos.

En el disco se nota mucha influencia de brit pop. ¿Era lo que escuchaban en esa época? ¿Por qué bandas estaban influenciados?

Carlos: Totalmente. Porque nos gustaban las mismas bandas clásicas que les gustaban a todos los grupos de brit pop. Ósea, todas las bandas que habían influenciado a Oasis, a nosotros también nos gustaban: T-Rex, Mott The Hopple, The Who, Beatles, los Stones, The Kinks, Small Faces, Slade… Había mucho de la british invasion de los 60 y también mucho glam de los 70 como la primera etapa de Bowie con Zyggy Stardust… Obviamente, nos encantaba Oasis, Blur, Suede, Supergrass… Detrás de Blur y Oasis había como 5000 bandas que estaban buenísimas. Y todas esas bandas eran lo que escuchábamos a full.

Fernando: Ya más cerca de la grabación del disco se empezaron a acentuar las influencias de David Bowie o T-Rex que se notan bastante en las composiciones. Nosotros queríamos sonar como en los 70 pero como no sabíamos de técnica tuvimos que adaptarnos a lo que el estudio y los técnicos requerían. Entonces el material tiene una estética bastante particular a nivel del audio que aunque no es lo que más queríamos quedó bien porque es más digerible, más pop, más radial y nosotros, también, queríamos que nos vaya bien.

MARIO SIPERMAN, LA VISIÓN DE UNO DE LOS PRODUCTORES:

¿Cómo se da tu vínculo con la banda?

Mario Siperman: Conocía a la banda aproximadamente un año y medio antes que se grabara Una Pila de Vida a través de Fabián Couto que era manager de Los Cadillacs en ese momento. Él me había hablado maravillas de Turf. No sé a quién del grupo conocía Fabián pero me hizo el contacto con ellos, los fui a ver y me encantó lo que hacían porque a mí siempre me encantó la música proveniente de Gran Bretaña y Turf era un exponente perfecto de ese estilo. A Joaquín ya lo conocía de Juana La Loca y luego de ver a Turf me hice amigo del grupo y empecé a tocar los teclados con ellos. En ese momento eran cuarteto, me invitaron y quedé casi como músico fijo durante un tiempo al igual que  Dany Lozano en trompeta. Posteriormente, salió la posibilidad de hacer el disco y que nosotros, también, fuéramos sus productores.

¿Cómo encararon la producción del disco?

Mario: Universal tenía un convenio con los estudios El Pie, contratamos de ingeniero a Walter Chacón que venía siendo el ingeniero histórico en vivo de Los Cadillacs y tenía mucha experiencia en grabación. La preproducción ya estaba hecha porque los temas los tocábamos en vivo y estaban muy armados. La compañía nos había dado un montón de horas de grabación así que lo hicimos tranquilos. Yo estuve todos los días menos el día que fue Charly García. Ese fin de semana estaba de gira con Los Cadillacs. Así que no conocía Charly personalmente. Sin embargo, me alivia porque en la sesión se vivió un momento caótico de Charly y de lo que se grabó casi no quedó nada. Metió algunas zapaditas nomás.

¿Cuánto duró la grabación de Una Pila de Vida?

Mario: Lo que se usaba en esa época, que eran las 120 a 130 horas de grabación. Habrán sido unas tres semanas, de lunes a viernes.

LA GRABACIÓN DEL DISCO:

¿Cómo fue la grabación?

Carlos: La grabación fue en El Pie que pertenecía a Alejandro Lerner. En ese momento, era el estudio donde grababan todos. Desgraciadamente, ese lugar fue vendido y luego, el año pasado, lo demolieron para hacer un edificio. Una lástima porque por ahí pasaron todos. Para nosotros era un flash ir a grabar a El Pie. Como estábamos con Universal, teníamos un buen presupuesto. Para mí, estar en El Pie era como estar en la NASA. Era hermoso. Mientras  grabábamos, jugábamos al pingpong. Compartíamos mucho tiempo juntos.

Fernando: Éramos una banda a la que todo le había llegado muy rápido. Fue buenísimo. La grabación del disco era el sueño del pibe para nosotros. El primer día de grabación se grabamos bajo y batería de seis temas y a última hora, escuchándolos, me empecé a poner mal porque no me gustaba como habían quedado. Entonces dije, mañana grabo todo de nuevo. Y al otro día, Joaquín me llamó para ir al estudio y me dijo que para no retrasarnos me acerque hasta la avenida Juramento para subirme ahí. Esas cuatro cuadras de mi casa al punto de encuentro, las corrí y me esguincé el tobillo gravemente. Terrible. Así que, cuando llegué al estudio, tenía todo el pie hinchado. Mario Siperman me llevó al Pirovano. Lloraba del dolor. Así que, ese martes, hubo que suspender la grabación. Lea consiguió un deportólogo que laburaba, también, con Julio Bocca, con gente re grosa. Ese especialista me dio un tratamiento breve con medicación y unas pomadas y me dijo que fuera el viernes para que me infiltrara y pueda  grabar el sábado. Y así fue. Ósea que el disco está grabado con mi tobillo derecho como una pelota de fútbol.

LAS CANCIONES:

. LA RECTA FINAL (Letra y música: Joaquín Levinton)

¿Qué se acuerdan de este tema bien brit pop?

Carlos: Lo usábamos para abrir los shows. Es lo que nosotros llamamos tema “cañonero”. Y por eso, también, abre el disco. Me acuerdo que fuimos a grabar sonido ambiental al hipódromo con Mario Siperman con un DAT portátil. Grabamos a la gente, todo ese audio son los burreros que están ahí hablando entre ellos. Es un temazo.

Joaquín: Claro, es la presentación del grupo y tiene la influencia de David Bowie y glam rock con un claro guiño al riff de “The Man Who Sold the World”. Y digo guiño porque hacerlo parecido es a propósito. Entonces dice: Gente alrededor buscando emoción apuestan dinero/Vienen hacia acá, no quiero mirar/ Mi vida va en juego. Habla de la gente que vive para la plata. Es como decir “arriba, la campana de largada”. Y en el medio el relato de una carrera literal hecho por el relator original del Hipódromo Argentino de Palermo.

Sí, y un poco se relaciona con el nombre del grupo…

Carlos: Tal cual. Es como el tema que pone la bandera de la banda: La Recta Final. Por eso le pusimos Turf a la banda, por las emociones que podés encontrar tocando o en un concierto de rock, o en una carrera que involucra tanta adrenalina cuando los caballos agarran la recta final…

. PANORAMA (Letra y música Joaquín Levinton)

¿De entrada se dieron cuenta que “Panorama”, que terminó siendo un corte de difusión, iba a ser un hit?

Carlos: En realidad, el tema a cortar fuerte era “Casanova” pero la compañía decidió lanzar uno antes para testear. Y salió “Panorama” en donde tenés una muestra de nuestra admiración por T-Rex.

Joaquín: Tal cual. Un rock and roll al estilo de T-Rex. Es la misma temática medio adolescente que habla en contra del vacío y a favor del amor. ¡Qué lindo! (risas)

Fernando: Fue el primer tema que sonó en la Rock&Pop y llamaba mucho la atención por el tipo de ritmo, 12/8, que acá en Argentina no se usaba.

Y quedó para el repertorio permanente del grupo…

Carlos: Sí, es un tema que siempre está. Cuando no lo tocamos, la gente lo pide y todos lo cantan. Es un re clásico.

. TARJETA POSTAL (Letra y música Joaquín Levinton)

¿De “Tarjeta postal” qué se acuerdan?

Carlos: Es un tema que ahora que lo empezamos a ensayar nuevamente nos dimos cuenta la impronta punk que tiene. Está muy influenciado por Supergrass. Está buenísimo.

Joaquín: Exactamente. Influenciado por los Beatles y Supergrass que es una banda exactamente contemporánea a la nuestra. Ellos tienen nuestra misma edad.

Carlos: Sí, el primer disco de Supergrass es del 95. Hay menos de dos de diferencia con respecto a nuestros álbumes debut.

Eran muy fans de Supergrass en ese momento, ¿no?

Carlos: Seguimos siéndolo. Nos gusta mucho.

. CASANOVA (Letra y música Joaquín Levinton)

Llegamos a “Casanova”, ¿vieron venir que iba a ser un hitazo?

Carlos: Sí, cuando lo empezamos a tocar en la sala nos dimos cuenta de que el tema era un hit, como nos pasó después con “Loco un poco” o “Pasos al costado”. Te mirás con tus compañeros y decís: “Este tema va a andar…” Además a nosotros nos gustaba mucho la banda Divine Comedy, y el tema tenía la onda de ese grupo. El video de ese tema fue el primero que estuvo en MTV que, también, fue una experiencia totalmente nueva. Aunque yo ya había integrado muchas bandas en el under, fue la primera vez que sentí eso de ir caminando por la calle y escuchar en los negocios que estaban pasando un tema de mi banda. Era una experiencia nueva. Un flash.

Joaquín: Si bien fue un hit no pensaba que iba a serlo porque el tema, en realidad, no tiene un estribillo. Me acuerdo que cuando la compañía lo seleccionó para promoción, el tipo dijo “el estribillo es musical, es el pa para parara papa”. 

Este tema es como una foto de la juventud de ese momento…

Joaquín: Sí, tal cual. Era la fiesta. Éramos nosotros. En medio de otros diciendo cosas comprometidas, nosotros diciendo cosas totalmente superficiales y de joda como debe ser, como los jóvenes.

Carlos: Tal cual. Habla de eso. Era una impronta muy juvenil, nosotros éramos muy chicos en ese momento.

. DESPIOLE GENERACIONAL (Letra Joaquín Levinton; música Levinton/Leandro Lopatín)

¿Cómo fue “Despiole generacional” con la participación de Charly García? ¿Cómo se hizo?

Fernando: Conocimos a un personaje que era amigo de Charly y nos llevó a su casa. Y le caímos muy bien, de hecho estaba copado con Lea porque era muy parecido a Pete Townshend, el guitarrista de The Who, y Charly es muy fana de ellos, de los Kinks y Small Faces; ahí linkeamos con él porque a nosotros también nos gustaban mucho esas bandas. Cuando empezamos a grabar el disco, nosotros grabábamos de día y a la noche Charly grababa Alta Fidelidad con Mercedes Sosa. Así que nos cruzábamos cuando nos íbamos y él entraba y de hecho nos usaban los equipos, las guitarras, el bajo, nos dejaba notitas. Entonces le dijimos que viniera a tocar en un tema y así fue.

Carlos: Tal cual. Nosotros estábamos en El Pie de 11 a 19hs. Y después, toda la noche y hasta la mañana, grababa Charly García. Así que un día llegamos y había puesto un cartelito que decía “chicos, les saqué el bajo Gretsch”. Y nosotros nos miramos sorprendidos como diciendo, “chau, que flash. Nos dejó una nota Charly García…”  Y así fue que nos empezamos a quedar. Escuchó lo que estábamos grabando y le gustó mucho. Así se inició una amistad. Empezó a venir a nuestros shows como invitado sorpresa. Capaz que estábamos por subir a tocar y nos avisaban que estaba viniendo Charly. Nosotros no lo podíamos creer. Así fue como lo invitamos a grabar en el disco y aceptó. Hay un video que está dando vueltas en el que se lo ve en la grabación.

Joaquín: Este tema lo tenía de antes de conocer a Charly. Hasta que un día nos encontramos y charlamos de música. Y bueno, todo lo que ya contaron. Esa es una linda historia. Después colaboró varias veces más y no solo eso sino que vino a tocar en shows nuestros y nosotros en los suyos. Fue muy generoso con nosotros. Yo lo considero mi amigo porque es increíble la cantidad de historias que tenemos juntos, momentos buenos y malos. No puedo imaginar a Charly comprando algo. ¿Vos te lo imaginás bajando al chino?... Nunca tuvo plata en la mano. No se compra nada. Voy a la casa ahora y no tiene nada como no lo tenía antes. Ni una remera compra. Es una locura, está fuera de sistema capitalista. Es un ser único en el mundo. Y el título de esta canción es el mismo del de una revista de Isidoro Cañones. Es decir, citamos a Isidoro, también.

Sí, aparte la foto de tapa del CD es bien la estética de Isidoro, de la joda…

Joaquín: ¡Sí! Totalmente, en Mar del Plata. Es así la historia.

. INTERMEZZO BRISTOL (CAFÉ CONCERT) (Letra y música Joaquín Levinton)

¿”Intermezzo Bristol” de qué se trata?

Joaquín: Es un momento de relajación porque el disco viene muy al palo. Se cierra con un portazo [literal] “Despiole Generacional” y con este tema te metés en una especie de bar exclusivo que arranca con el sonido de hielo girando en un vaso de wisky y un murmullo de gente. Y este tema también tiene un guiño a Charly García cuando dice: Animate a subir/Vamos a ver cómo salís, que es una alusión a “la entrada es gratis, la salida vemos”.

Carlos: Es un estilo de música que nos gustaba, medio Kinks. Nos encantó hacerlo. El otro día lo tocamos en Montevideo y lo disfrutamos mucho. Es un temazo.

. CRÓNICA TE VE (Letra Joaquín Levinton; música Levinton/Leandro Lopatín)

“Crónica Te Ve” también se convirtió en un hit. ¿De dónde viene la historia del tema?

Carlos: Es un tema que Joaquín hizo en esa época que Crónica TV estaba a full por sus placas desopilantes. Estaba de locutor [Claudio] Orellano. Era un canal de noticias bien bizarro, no es como ahora que es bien serio. Era psicodélico, una locura total. Con notas como esa que decía que había aparecido un pitufo en Catamarca, una locura absoluta… Ese tema también tiene un video que muestra un robo porque nos entraron a robar mientras estábamos grabando. Nos tiraron al piso en el estudio en el mismo momento que estábamos grabando “Crónica Te Ve”. Estuvimos ahí con los ladrones un tiempo. Habían cargado instrumentos en el auto de uno de los socios del dueño del estudio. Entre todas las cosas que cargaron, se llevaron un bajo que Zeta [Bosio] me había prestado para grabar. Y yo veía que lo cargaban en el auto y sufría porque pensaba cómo le iba a decir a Zeta que me habían robado su bajo. El mismo bajo que estaba en el video de “De Música Ligera”, imagínate… Pero tuvimos la suerte que cuando cargaron todo quisieron arrancar el auto y no pudieron. No arrancó el auto, vieron que la cosa se complicaba y se fueron. Fue realmente como dice Orellano, el locutor de Crónica TV, en la canción: “un susto y una mala pasada”. Fue un momento espantoso pero tuvimos suerte porque nadie salió lastimado y tampoco se llevaron nada.

Mario Siperman: ¿Cómo no me voy a acordar? Estábamos grabando y El Pie tenía una ventanita chiquitita de la puerta que daba al control del estudio, así que se abrió la puerta y entró uno con un arma y dijo: “Esto es un asalto”. Yo pensé que era una típica boludez de un amigo de Joaquín o de Lea que boludeaban bastante porque eran muy adolescentes todavía. Lo cierto es que nos encerraron a todos en el baño y empezaron a cargar instrumentos y equipos. Entraron al boleo. Me parece que pensaban que el estudio era una radio y como justo el teléfono empezó a sonar insistentemente se paranoiquearon que estuviera saliendo todo al aire porque se apuraron y solo se terminaron llevando la plata que encontraron en efectivo. Con lo cual los chicos zafaron los instrumentos.

Fernando: Yo zafé porque como estaba esguinzado me quedé en casa con la pata para arriba… (risas)

Joaquín: Al tema lo compuse inspirado por la locura de ese canal. Yo estaba muy fascinado con esos títulos loquísimos. Un genio el que inventó eso [Héctor Ricardo García]. El tipo tenía la idea que si vos mostrás a un jubilado prendiéndose fuego, el hecho de verlo genera cierta satisfacción porque no sos vos el que está prendido fuego. Entonces, esa es la mecánica de la psicología del pensamiento de “Crónica TV”. Porque mostraban “Le rompieron todo el auto a martillazos” y vos no podías dejar de verlo porque el contrapunto era “qué bueno que no me lo rompieron a mí”. Y después el vuelo de la fantasía que le sumaban, por ejemplo, “Hay un pitufo asesino”. Tuvieron muchos hits.

. VIENE LLEGANDO (Letra Joaquín Levinton; música Levinton/Leandro Lopatín)

“Viene llegando”, otro temazo. ¿Qué se acuerdan?

Carlos: Tenía otra versión más beatle, muy brit, que es la que ahora salió en los bonus tracks del disco. Después la cambiamos a una versión más glam rock, tipo Mott The Hopple, también media Bowie, media Stone. Finalmente, pusimos en el disco esta segunda versión bien rockera para tocar en vivo, que es la conocida porque la original no es tan conocida.

Justamente, el título del álbum sale de la letra de “Viene llegando”, pero ¿a quién se le ocurrió?

Carlos: Es un chiste con el eslogan de Eveready y su jingle comercial. De hecho, ese tema lo tocábamos en vivo en los comienzos del grupo. Aparte el nombre Una Pila de Vida estaba bueno para una banda nueva y joven como éramos nosotros.

Joaquín: Además, “Viene llegando” es una de las primeras canciones que hicimos como banda. De hecho está en un demo de la Revista Revolver que hacía Pablo Schteingart que salía con un casete que tenía los temas: “Viene llegando”, “Tarjeta Postal”, “Día Especial” y “La He Visto en TV”.

¿Esos son los primeros temas que hicieron en vivo?

Joaquín: Sí, eran los primeros temas y tres más, nada más porque el grupo se fue haciendo sobre la marcha.

. JUVENTURF (Letra Joaquín Levinton; música Levinton/Leandro Lopatín)

“Juventurf” es un poco el tema que define a sus fans, prácticamente…

Carlos: Claro. A raíz del tema, un grupito de fans se hizo llamar La Juventurf y llevaban una bandera. Éramos todos pibes, tanto arriba en el escenario como en el público. Es un tema medio punk, bien a las chapas, es el tema más rápido del disco. Muy anfetamínico, con una letra que no para, va siempre para adelante. Un tema muy arriba.

Joaquín: Es una canción del desenfreno, de la velocidad. La juventud. Dice: Alrededor de todo el mundo/Chicos y chicas crecerán/Creyendo en el amor por cable y ya/ Nadie los va a salvar. Que es como anticipar Internet. Y en otra parte: Es tan salvaje y fatal/Prefiero ni pensar/Es joven, lista y singular/Me desespera. Es la desesperación de ser joven.

. VIAJANDO EN JET (SET) (Letra y música Joaquín Levinton)

¿Qué se acuerdan de “Viajando en (Jet) Set”?

Carlos: Es una de mis canciones favoritas. Ahí tenés una influencia muy Kinks, de la época del tema “Waterloo Sunset” o “Sunny Afternoon”. Ya lo veníamos tocando en vivo antes de grabarlo.

Joaquín: Es una canción que plantea la forma de ver a la gente famosa desde afuera siendo un chico. En ese momento los ves en las revistas y medio que les tenés bronca… Un poco de lo mismo que uno siente ahora (risas). Y después dice: Yo ya estuve ahí/ puedo mostrarte donde es/ si querés/ Ya soy como vos. Es lindísima esa canción y es de las primeras que hice y es onda Kinks… ¡Imaginate que éramos un grupo argentino trayendo la influencia de los Kinks! Una banda que acá no era ni conocida.

. BEATLE – THONNE (Letra y música Joaquín Levinton)

El final del disco es con “Beatle – Thone”, un tema bien acústico…

Joaquín: La idea de ese tema fue que al terminar de escucharlo quedaras suspirando… como pasa con el tema de The Animals, “The House of the Rising Sun”. Y como fanático de ese tema intenté hacer algo parecido.

Carlos: Era una forma más introspectiva de cerrar el disco después de esa avalancha de adrenalina de un primer álbum. Es un tema en donde bajamos tres cambios inclusive la letra es más para adentro. Y por qué no pensar que, también, deja la puerta abierta para lo que luego sería Siempre Libre, nuestro siguiente disco. Es casi un nexo entre Una Pila de Vida y Siempre Libre.

¿Ya venían venir esa onda?

Carlos: No, para nada. Son esas cosas que suceden. Porque imagínate que en ese momento nosotros no teníamos ni la más mínima idea de luego haríamos un disco psicodélico y sinfónico como fue Siempre Libre.

. BONUS TRACK: DÍA ESPECIAL

¿Y el bonus track?

Joaquín: Es un tema que no queríamos poner pero lo deformamos todo y lo hicimos como un remix. Pero ahora, que subimos el disco a las plataformas digitales, lo hicimos en la versión original.

Carlos: Nunca había salido aún la versión grabada tocada por nosotros. El tema de repente aparecía en el fondo después de muchos minutos de silencio. Ahora, cuando finalmente decidimos reeditar el disco, me acordé que ese tema lo habíamos grabado aunque no lo sacamos en su momento. Y lo llamé a Mario Siperman y le pregunté si tenía los DAT porque quería ver si estaba la versión original para editarla ahora. Y él los tenía todos. Así, remasterizamos esa primera versión junto al resto del disco. Y después de 27 años, salió el disco completo, tal cual tendría que haber sido.

Y TODO LO DEMÁS, TAMBIÉN…

La tapa es un homenaje a Queen, ¿no?

Carlos: Sí (risas). Sí, nosotros hacíamos esas cosas. También nos gustaba mucho A Nothern Soul, el segundo disco de Verve. Hay muchas parecidas, en realidad, lo que pasa es que la de Queen es como la más icónica.

Fernando: No es homenaje. Buscamos algo fuerte a nivel visual, a nivel estético, y en donde se viera, también, que éramos cuatro pibitos de 22. Porque todos los grupos a los que les iba bien acá sus integrantes tenían 40. Incluso los del nuevo rock argentino tenían 30… (risas) Buscábamos que se vieran nuestras caras, nuestra juventud. Lo que teníamos para dar, para seducir a la gente. Queríamos ir contra la estética del rock barrial, que se vestían como andaban en la calle, y que todos tenían panza. Para nosotros la historia del rocanrol era diferente.

¿Cómo definieron los cortes de difusión?

Fernando: Con la compañía discográfica, decidimos que “Casanova” y “Crónica Te Vé” tenían que ser los cortes pero como estaba esta cosa prejuiciosa contra nosotros, para sonar en Rock&Pop, elegimos un tema más rockero, por eso salimos con “Panorama”.

¿Qué te acordás de los videos?

Fernando: Los videos los hicimos en una casa club que tienen unos tíos de Joaquín en Belgrano. Tenían una estética muy british de los 60. Hicimos todo el video de “Casanova” ahí y una parte del de “Crónica Te Vé”, la otra parte de éste está hecha en el estudio que es donde sucedió el robo.

En ese momento tenían el auspicio de Levi´s, ¿no?

Joaquín: Claro, esa fue otra manera de rebelarnos. Porque, en aquel momento, estar asociado a lo comercial estaba mal visto por “vendido” o “puto”. Y nosotros decíamos “¿por qué no me chupan bien la pija?”. Hicimos todo lo que no teníamos que hacer: firmamos con una multinacional, al disco le pusimos como nombre un eslogan publicitario, cantábamos rocanroles de Ratones Paranoicos que estaba muy mal visto, reivindicamos a Charly y su “mala” influencia.

Fernando: El tema del auspicio viene mediante Roberto Costa, que era el dueño de Pop Art y nos consiguió ese contrato con Levi´s. Con esa financiamos algunas giras. Teníamos el sueño de hacer una gira por la costa pero, obviamente, nadie nos iba a pagar para ir a tocar así que la financiamos con ese dinero. Compramos equipos, nos pusimos al día. Así empezamos a tocar mucho, nos fue muy bien con Una Pila de Vida. Terminamos tocando con los Stones, con Primal Scream.

Se les abrieron todas las puertas…

Fernando: Sí. Al haber firmado contrato con Universal, una discográfica multinacional que desembarcaba en el país teníamos presupuestos holgados y para hacer la tapa del disco nos fuimos a Mar del Plata, al Hotel Provincial y al Casino con Picky Talarico que después hizo el video de “Casanova”, y Nora Lezano, que en ese momento era la asistente y ahora es una de las fotógrafas más conocidas del rock. Por aquellos años Joaquín se había puesto de novio con Sol Acuña, una divina que era una modelo re famosa y con ella nos abrían las puertas en todos lados. Nos dejaron entrar al Casino e hicimos toda la sesión de fotos. Todo en gran nivel, tanto es así que todos mis amigos se sorprendían de nuestro éxito. Yo con ellos tocaba en el under, no nos conocía nadie y ahora con Turf era todo lo contrario. Todos me decían: “¿Pero quién se creen que son?” (risas). Recuerdo que hasta un amigo me dijo: “Fui al shopping y hay un poster de ustedes en el local de Levi´s”, como si fuéramos modelos y eso estaba muy mal visto en el rock. Nosotros rompimos con un montón de prejuicios que tenía el rock, porque a dos años de eso llegaron Divididos y Spinetta tocando en un festival en Mar del Plata que auspiciaba una marca de cigarrillos. Pergolini nos daba con un caño en la radio, se hablaba de que Turf era un invento de una discográfica. Después, con el tiempo, quedó bien demostrado que éramos una auténtica banda de rocanrol. Simplemente que nosotros no queríamos hacer el camino que hacían todas las bandas que cuando se hacían famosos tenían panza y estaban pelados. Queríamos todo ya, en un camino más rápido que fue difícil también porque nos chocamos contra muchas paredes, muchos prejuicios pero finalmente, hicimos lo que queríamos y con el tiempo la gente fue valorando eso.

¿Cómo fue la repercusión del álbum, porque vendieron mucho pero Universal les devolvió el contrato?

Carlos: El disco tuvo éxito, lo que pasó fue que el presidente de Universal –que era el que firmó con nosotros- fue removido y además  ya estábamos craneando lo que luego fue Siempre Libre. Las nuevas autoridades del sello venían a escuchar esos nuevos temas y para ellos era un delirio porque querían más hits como “Casanova” o “Panorama” y se encontraban con canciones muy psicodélicas, algunas, incluso, que ni llegaron a Siempre Libre. Todo esto hizo que nos quedásemos sin contrato.

Fernando: Es muy simple la explicación. Hicimos todo lo que habíamos soñado en solo dos años. Entonces la compañía discográfica pretendía que copiásemos la formula y hagamos otro disco igual, y nosotros empezamos a hacer un álbum más loco, más psicodélico. Ahí ya teníamos 24, 25 años; yo tuve mi primer hijo, alguno estaba enamorado, entra Ríspico [Nicolás Ottavianelli] en teclados… Entonces se nos empezó a abrir la cabeza y empezamos a buscar algo que no habíamos logrado todavía que era un vuelo musical más interesante, no tan parecido a nuestras influencias. Así nos embarcamos en Siempre Libre que fue una locura total. Fue un fracaso comercial rotundo pero hoy en día todo el mundo reconoce a ese segundo disco como a una obra maestra. Apostamos fuerte en lo artístico y nos fue muy mal. En mi caso, tuve que volver a trabajar. Por eso en Turfshow retomamos la idea de ser una banda que guste, festivalera, hitera… 

Mario, ¿cómo ves en la actualidad al disco?

Siperman: Es un álbum debut con muy alto nivel. Hoy en día a veces se extrañan bandas de rock como ellos con guitarras, bajo, batería, coros, voces y buenas melodías. Ellos tenían toda esa influencia de Oasis, el brit pop pero, también, de Marc Bolan, T-Rex, toda ese glam rock de los 70 que yo curtí cuando tenía 15 y por eso me llegaba tanto. Es un disco al que le tengo gran aprecio. Luego los seguí bastante y hoy en día considero que Joaquín es uno de los mejores compositores de canciones de Argentina.

¿Qué significa este disco en sus vidas?

Joaquín: Es genial. Es lo que me trajo hasta aquí. Fue el autobús que me tomé para llegar hasta acá (risas). Una hermosa aventura. Hay muchos pequeños secretitos en nuestras canciones que tienen que ver con traspapelar en ella cosas que nos gustaban. Si vos armás un rompecabezas con las alusiones que hay en nuestras canciones encontrás las cosas que a nosotros nos gustaban cuando éramos chicos. Como piecitas de un rompecabezas.

Fernando: Yo veo Una Pila de Vida en Ca7riel y Paco Amoroso, en Conociendo Rusia… Es que entre los 20 y los 25 vos tenés una energía que te podés llevar al mundo puesto y que después no la volvés a tener o la tenés de otra manera. Una Pila de Vida representa muy bien ese momento de nuestras vidas, que es el comienzo de la adultez. Y cuando a Joaquín se le ocurrió el nombre del disco todos coincidimos en esa idea porque es lo que representaba.

Carlos: Una Pila de Vida significa muchísimo para mí. Ahora, reviviéndolo, uno se acuerda que vivió todo por primera vez. Escuchar un tema tuyo en la radio, verlo en MTV. Todo lo que nos pasaba era nuevo. Por supuesto, recuerdo como era mi vida en ese momento. Todos son buenos recuerdos. Siempre dicen que tu primer disco es el más importante, y algo de eso hay. Quiero muchísimo a este álbum, y por eso no dejamos pasar esta oportunidad de festejarlo y reeditarlo. El 24 en el Coliseo, vamos a tocar por primera vez en la vida el disco entero, con los temas en orden, tal cual como está en el CD.

Emiliano Acevedo