miércoles, 29 de abril de 2015

GENE CLARK, No Other: Melancolía californiana a mediados de los '70...


Gene Clark (1944-1991) fue el primer vocalista de los históricos Byrds, uno de los grupos más destacados del rock norteamericano de los años ‘60. Era un muchacho de voz sensible, nacido en Kansas, que además componía temas en la veta Dylan y tocaba la guitarra. Luego del viraje estilístico del grupo, del folk rock a la psicodelia de “Eight Miles High”, Clark, debido a sus recelos personales con los otros integrantes del grupo y a su pánico a volar, se marcha. Así comienza su actividad solista, mientras que los Byrds despiden a David Crosby y, con la incorporación del malogrado Gram Parsons, se meten en la veta country rock. Años más tarde, luego de participar en una infructuosa reunión final de la formación original de este quinteto, junto a Roger McGuinn, David Crosby, Michael Clarke y Chris Hillman en 1973, Gene Clark realiza en 1974 su lujoso cuarto álbum solista llamado No Other. Un disco casi maldito, que hoy puede ser apreciado como una gema oculta, casi de culto. Sin embargo, en su momento fue ignorado por el público y la crítica. Se lo vio como un experimento musical egocéntrico y exagerado que costó mucha plata y que vendió más bien poco.

Sin embargo, un año y medio más tarde de la edición de No Other, Fleetwood Mac empezaría a tener un éxito impresionante realizando un repertorio pop con matices countries; un estilo que, en verdad, no estaba muy lejano de lo que había hecho Clark en su álbum solista. Un disco que -debido a su fracaso comercial- recién volvería a ser editado en cd en 2000, nueve años después de la muerte de Clark. Una merecida reedición de esta colección de ocho temas de excelente factura, todos escritos por el propio Gene Clark, quien demostraba que además de un excelente cantante era un fino compositor. 

Como decíamos, para realizar esta lujosa producción, Clark y el productor Thomas Jefferson Kaye grabaron en Los Ángeles contratando a un seleccionado de excelentes músicos: el guitarrista Jesse Ed Davis, el baterista (de los Allman Brothers) Butch Trucks, Lee Sklar, Russ Kunkel, Joe Lala, Chris Hillman, Danny "Kooch" Kortchmar, Timothy B. Schmidt (futuro bajista de los Eagles) y Stephen Bruton. En coros estuvieron Clydie King, Venetta Field y Shirley Matthews, tres excelentes cantantes que luego acompañaron a Bob Dylan. Con semejante plantel de músicos el resultado no podía ser mejor. 

En sí, No Other era un trabajo ambicioso que mixturaba elementos del country, folk, jazz rock, gospel, blues y rock de carretera "a la Easy Rider". Canciones que eran una instantánea de la escena rock norteamericana de mediados de los ‘70, pero que, a diferencia de otros discos de esa época, ha envejecido mucho mejor y sigue sonando actual. No hay límites en No Other. Su sonido es tan ampuloso que parece una banda sonora de película. Una canción es mejor que la otra. Hay temas bien rockeros como "Strength Of Strings", que nos recuerdan al Neil Young de Cowgirl in the Sand", mientras que otros contienen elementos de música oriental, completados con finos trazos de slide guitar. Por momentos, en especial las texturas oscuras de un tema country folk como "Silver Raven", donde el falsete vocal de Clark se mezcla con sonidos de sintetizador e intensos coros, nos recuerda al disco Déjà Vu de Crosby, Stills, Nash & Young

El tema que le da nombre al álbum es una fina pieza jazz rock, sugerente, que tiene reminiscencias del Tim Buckley de Greetings from L.A. Por su parte, "From A Silver Phial" es una hermosa y extraña canción con una letra que es casi un alegato anti-droga, como había ocurrido antes con "The Needle and the Damage Done", de Neil Young. No deja de parecer extraña esta postura tan “careta” de Clark, más si tenemos en cuenta que, durante la grabación de No Other se consumió de todo. No nos olvidemos que estábamos en Los Angeles, a mediados de los ‘70, y si había algo que abundaba en esa metrópoli de superestrellas del espectáculo era, precisamente, la cocaína. "Life's Greatest Fool", y los dos últimos temas, "The True One" y "Lady of the North" (co-escrita con Doug Dillard), son las únicas piezas del disco que tienen algo que ver con el pasado musical de Clark en los Byrds. Tres hermosas canciones en la veta del country rock, con bellos pasajes de pedal steel y piano. Clark las canta como nunca, en especial "Lady of the North", donde la música casi nos eleva hasta el cielo...

En resumen, esta es una de esas grabaciones que vale la pena redescubrir. Una obra maestra para escuchar una y otra vez sin cansarse.

Emiliano Acevedo 





miércoles, 22 de abril de 2015

ESPÍRITU: EL PROGRESIVO DE ACÁ..., entrevista a Osvaldo Favrot

Osvaldo Favrot
El terremoto cultural de fines de los 60 desencadenó en el rock una voluntad de desbordar las fronteras convencionales de la música que se tradujo en voluntariosos experimentos vanguardistas. Sin dudas, el concepto de rock progresivo o “sinfónico” (como se lo llamó vulgarmente) englobaba una gran variedad de tendencias, y tuvo su momento de mayor esplendor en la primera mitad de los 70, principalmente en Inglaterra aunque con un fuerte impacto en la Europa continental, en países como Italia, Francia, Holanda, entre otros. En la mayoría de los casos se intentó enlazar la búsqueda de nuevos sonidos con la tradición de la llamada música culta. La música de grupos como Yes, King Crimson, Genesis, Focus, Gentle Giant y tantos otros era una curiosa alquimia de elementos y conceptos procedentes del rock, la cultura hippie, la psicodelia y la inmensa tradición romántica europea.

El rock argentino no se vio exento de este deseo de hacer obras más elaboradas en donde primara la búsqueda de nuevas estructuras armónicas. Por eso, tras los experimentos progresivos de los grupos anglosajones, la obra de bandas autóctonas como Alas, Crucis, Invisible, MIA o el último Sui Géneris, a partir de mediados de los 70, no son sino una consecuencia lógica. Justamente, entre los grupos con mayor impronta progresiva se destacó Espíritu, quienes se dieron el lujo de grabar no uno, sino dos álbumes conceptuales que pasarían a la historia como ejemplos del mejor rock progresivo y sinfónico argentino: Crisálida (1975) y Libre y Natural (1976). En ese momento el grupo estaba integrado por Osvaldo Favrot (guitarra y coros), Fernando Bergé (voz), Claudio Martínez (bajo), Carlos Goler (batería) y Gustavo Fedel (teclados, luego reemplazado por Ciro Fogliatta).

Con posterioridad a estos dos discos, si bien – separaciones y regresos varios mediante - la trayectoria de Espíritu se volvió irregular, su leyenda se agrandó, y el nombre del grupo quedó instalado como uno de los más creativos y longevos del sinfónico de los 70, redondeando 40 años de carrera con cinco discos en estudio y dos en vivo.

Justamente, para recorrer la discografía de Espíritu convocamos a Osvaldo Favrot, guitarrista, compositor principal, segunda voz, productor y alma mater del grupo, para que nos contara como fue la composición y grabación de cada uno de los álbumes de Espíritu. Una charla imperdible que incluye, por supuesto, jugosas anécdotas, y con la que inauguramos una nueva sección en Intersticio llamada Esenciales, que tendrá como protagonistas variadas discografías selectas.

ENTREVISTA>

CRISÁLIDA (1975)

¿En qué momento se les produce el clic para dejar de tocar temas cortos, como “Soy la Noche”, para pasar a hacer una obra conceptual como Crisálida?
Ya para 1973 todos los integrantes de Espíritu conocíamos los álbumes de bandas progresivas o psicodélicas, que habían compuesto y grabado temas extensos y obras conceptuales. En mi caso ya desde 1969, cuando escuché el lado B de Abbey Road, de los Beatles, me interesó hacer canciones de mayor duración y con un mayor desarrollo temático. De cualquier manera, esto no era ninguna novedad ya que en la música clásica abundaban las obras conceptuales y extensas.
Circula una versión que dice que la idea de hacer una obra conceptual la había propuesto Bergé, basándose en la Opera Rock Jesucristo Superstar. Esto fue mal tomado de una entrevista que hice junto a Bergé (para el número 7 de la revista Mellotrón, en 1996) Allí, Bergé decía, lo cito textualmente: “estábamos los dos en la casa de él tocando, siempre nos reuníamos para tocar y un día viene él y me dice.... tenemos que hacer algo diferente, no teníamos claro porqué había que hacer algo diferente pero a él se le ocurrió hacer algo diferente”. Creo que la confusión surgió porque, luego de eso, Bergé seguía hablando en la entrevista de Jesucristo Superstar, que era un álbum doble de 1970, que aún conservo, y que le hice escuchar en mi casa como ejemplo de lo que se podía hacer.

¿Y cómo fue la composición de Crisálida? ¿Eran temas separados que después unieron en una obra común?
Hasta ese momento teníamos una serie de canciones separadas, pero cuando en los ensayos empezamos a investigar el sintetizador Moog comenzaron a desarrollarse las partes orquestales junto a la guitarra, se conectaron partes entre sí, y todo empezó a tener una única dirección.

Entonces, empezaron a unir esas canciones separadas a través de la música…
En general lo que prevaleció y las unió fue la parte instrumental y luego se desarrollaban las letras de acuerdo a lo que la música estaba sugiriendo. Si era necesario cambiar una melodía para favorecer la inclusión de la letra también se hacía. 

¿Cómo hicieron para grabarlo con la tecnología arcaica que había en esa época?
Se grabó en los estudios Phonalex en cuatro canales, con un excelente ingeniero de grabación, Norberto Orliac, y con la ayuda de Billy Bond como productor de grabación. Todo estaba muy ensayado y las bases quedaban grabadas en no más de dos o tres tomas. Se tocaba en módulos de acuerdo al tema, como cuarteto o como trío. Siempre con la batería y el bajo presentes, alternando piano, órgano, cuerdas, o guitarras acústicas o eléctricas. Para el registro de estas partes se usaban dos o tres de los cuatro canales disponibles, dejando uno o dos para melodías instrumentales y solos de Moog y guitarras eléctricas.
Con estos cuatro canales completos, se hacía una mezcla a cinta estéreo. Las distintas cintas de cada módulo se cortaban y se unían respetando el orden de las canciones dentro de la obra. Estas partes unidas se copiaban a otra cinta de cuatro canales quedando de esa manera otros dos canales para voces, coros, doblajes de Moog o guitarras y algún efecto de grabación.
Hay que tener en cuenta que una vez que se reingresaba la primer mezcla a la segunda cinta de cuatro canales ya no se podían modificar ni los planos de los instrumentos ni los efectos utilizados en esos dos canales premezclados.

¿Te gustaría remasterizarlo si se pudiera, o lo dejarías así? ¿Qué cambiarias hoy del sonido de las canciones?
Cuando se editó en cd, y se pasó de analógico a digital, se hizo una remasterización pero no cambió demasiado en relación al original.
Me gustaría tener los instrumentos y voces en tracks separados, quizá para cambiar algunos planos que quedaron demasiado adelante y otros atrás. Pero respetaría lo que cada integrante hizo porque eso representa los mejor de cada uno, en ese tiempo y en esas condiciones.

¿Cómo podrías explicar a un oyente neófito de que se trata la historia de Crisálida?
Trata de un personaje que logra un cambio o transformación de su mundo interior. De ahí el nombre. A veces lo expresa en primera persona y otras veces se habla a sí mismo. En el primer movimiento relata su locura y sus miedos. Y en el segundo movimiento intenta comprenderse, buscar la realidad y mejorar como ser humano.

En esa época, cierto sector del público y la prensa los veían como “los Yes argentinos”. Sin embargo, Crisálida parece tener mayor relación con el rock progresivo europeo continental que con los discos del grupo inglés. ¿Coincidís con esta apreciación?
Mi opinión es que la parte instrumental está mas cerca de los grupos sajones, pero las melodías cantadas y el idioma español nos acercaba más a los grupos de origen latino, esto aderezado con influencias de toda la música argentina que habíamos escuchado hasta ese momento. Siendo franco, yo no tenía la más remota idea del rock progresivo italiano y menos del francés. Lo único que había escuchado del rock italiano en los 70 era Chocolate Kings, de Premiata Fornería Marconi, pero recién después de ser editado Crisálida.

¿Y cómo hacían para escribir semejantes obras conceptuales, llenas de imaginería psicodélica y progresiva, en medio del contexto político y social de una época caracterizada por la violencia?
Cuando las situaciones externas se tornan extremas los momentos creativos se agudizan, porque son esos momentos los que te ayudan a entender todo aquello que te rodea. Estábamos tan enfocados en lograr lo mejor que podíamos dar, en ese instante de nuestra sociedad y de nuestra vida, que no dejábamos de pensar en eso. Además creo que tiene que existir alguna fuerza especial, que es la que une a varias personas para encarar una idea en un momento único e irrepetible. Cuando escucho nuestros álbumes, tan lejanos en el tiempo, me cuesta creer que yo haya participado en ellos.

Y en relación con la pregunta anterior, ¿cómo crees que influenció en ustedes el fenómeno under del rock argentino de ese entonces?
Todo está relacionado con todo, y las influencias son constantes y cada uno de los integrantes aportaba las suyas. Fernando y yo habíamos trabajado juntos en la música desde 1968 cuando estábamos en el grupo (de beat psicodélico) Onda Corta y ya habíamos incorporado mucha música de los 60, tanto argentina como extranjera.  

¿Y qué otros géneros musicales pensás que tuvieron influencia en la música de Espíritu de esta primera época?
Creo que en Espíritu el maestro Fedel aportaba más de la música clásica, porque era eso lo que él había estudiado académicamente. Yo aportaba mis influencias del folklore, y de la música beat y psicodélica de los 60. A Bergé le gustaba la música brasilera. A todos nos gustaban las bandas argentinas de la época, y teníamos los álbumes de las bandas progresivas y no-progresivas extranjeras. Lo que no puedo decir es cuánto de cada cosa hay en esa etapa de Espíritu.

¿Te agrada la tapa de Crisálida, creés que representa bien la historia del álbum?
La ilustración de la tapa que hizo Juan Oreste Gatti es muy buena. Tiene fuerza visual y “gancho” comercial, pero no tiene mucho que ver con lo que cuenta la obra. La obra tiene más que ver con la locura, con la mente y sus dilemas en el ser humano sin diferencia de sexos. No tiene que ver con una mujer con alas, que tiene un trono y que usa calaveras como adorno. Igualmente es la visión que tuvo el ilustrador, visión que respeto, me gusta y ayudó a la difusión del álbum.

¿Te molesta que el nombre del grupo, además de que el haber nombrado a Dios en las letras, haga que alguien los pueda llegar a asociar erróneamente a una supuesta onda “cristiana”, si no analiza en profundidad la totalidad de las líricas?
Sí, mucho no me gusta que se lo asocie a un dogma. La palabra Espíritu tiene varios significados y usos. El nombre lo propuse yo, pero en ningún momento estuve pensando en algo santo o religioso. Y en cuanto a Dios, nuestras letras no se refieren al Dios representado por alguna religión. Para muchos decir Espíritu o nombrar a Dios es sinónimo de dogma religioso. Yo creo en un Dios creador,  pero no creo en ninguna representación de Dios en la Tierra ni busco a ningún humano como intermediario entre Dios y yo.
  
¿Cuál crees que era la real importancia de Fedel en el grupo, y qué perdió Espíritu con su partida?
Gustavo contribuyó de forma decisiva en el álbum y le dio un toque clásico proveniente de sus estudios musicales. Además creo que en ese momento fue uno de los mejores pianistas que tuvo el rock de Argentina y en los conciertos era imparable. De espaldas al piano reconocía por su nombre cualquier nota que tocáramos. Creo que con su partida Espíritu perdió varias cosas, porque era un músico muy talentoso y muy difícil de reemplazar debido a la complejidad de los temas compuestos. Por otra parte, el grupo también perdió continuidad en las presentaciones, se complicaron los ensayos del material nuevo y además tuvimos que adaptar todo lo ya grabado y editado cuando entró (Ciro) Fogliatta al grupo.
       
LIBRE Y NATURAL (1976)

¿Qué cambia en el grupo con la incorporación de Ciro Fogliatta como tecladista? ¿Cuál fue su aporte fundamental al grupo, viniendo de otro palo del rock?
Aportó rock, experiencia, prestigio, y un increíble sonido de órgano Hammond. Con su incorporación todo se hizo espontáneo y muchas de las líneas que Bergé y yo compusimos fueron pensadas expresamente para el estilo de Ciro.
Siendo ya una celebridad dentro del rock, Ciro entra a la banda y con una enorme humildad aportó todo su bagaje musical, logrando lo que para mí es el mejor álbum de Espíritu.

¿Cómo era para vos componer en tándem con Bergé? ¿Era una relación amistosa o solían discutir bastante por diferencias de criterios?
Fuimos muy buenos amigos. Musicalmente, ambos nos necesitábamos. Yo tocaba una secuencia de acordes y Fernando iba tarareando la melodía encima. Él cantaba mejor que yo y sus melodías eran mejores y yo tocaba la acústica mejor que él y mis armonías eran mejores. Si yo llevaba una parte cantada, Fernando la adaptaba a su voz; y si él traía una base, yo la transformaba en un riff. Más o menos así funcionábamos. Con las letras discutíamos un poco más, porque a veces no coincidíamos en lo que significaba cada frase, y recurríamos al (diccionario de filosofía) Ferrater Mora para tratar de entender algunos conceptos... 

¿En cuánto crees que cambia la propuesta conceptual de Crisálida a Libre y Natural?
Con respecto a la parte conceptual, Libre y Natural era la continuación de Crisálida, y una tras otra, las dos letras, son parte de un mismo desarrollo. Es el mismo personaje en ambos álbumes.

Sin embargo, en lo musical, Libre y Natural sí parece estar más cercano al sonido de Yes y el rock progresivo inglés ¿Coincidís?
Es probable que las líneas de bajo Rickenbacker que están bien marcadas den esa sensación cercana al progresivo británico, lo contradictorio es que los teclados estaban tocados por Ciro que era más blusero y con más rock argentino en su experiencia. También puede influir el hecho que Libre y Natural está compuesto íntegramente por Fernando y por mí, a diferencia de Crisálida en donde participaron en parte el resto de los integrantes. Quizás esto le da algo más de homogeneidad en el resultado.

¿Cuál es la historia de Libre y Natural?
El tema central es la libertad y cuánto vale en nuestra vida. Ser totalmente libre no es fácil porque te hace absolutamente responsable de tus decisiones. Hay gente que prefiere dar parte de su libertad a un tercero a cambio de obtener algún beneficio, para no comprometerse o para no sentir culpas.

¿Cómo planearon y llevaron a cabo la inclusión del coro en la parte final del álbum?
Lo propuse para dar un cierre al álbum trayendo la parte instrumental del tercer tema “Los Ecos del Silencio Interior” y cantando la misma  melodía de la guitarra y el sintetizador Moog. Ese “coro” somos Carlos Goler en falsete y yo en una y dos octavas bajas, haciendo ambos dos tomas de cada voz logrando seis voces sobre el Moog y la guitarra. 

Hoy por hoy, ¿cuál de estos dos primeros álbumes de Espíritu te deja más conforme?
Me gusta más Libre y Natural. Me parece más relajado y menos pretencioso.

¿Pensás que de haberlos grabado en el extranjero, el sonido de los dos discos hubiese representado en forma más fidedigna la potencia del grupo en el vivo de los conciertos que realizaban en esa época?
Supongo que sí. Siempre nuestro sonido era mejor en vivo que en los discos. Quizás si hubiésemos contado con más tracks, más tiempo de grabación y mejores consolas todo hubiese sido mejor. Por ejemplo, yo hice varios solos de guitarra para la entrada de Crisálida, pero cada vez que lo quería volver a grabar había que borrar el anterior. Y creo que, por mejorar el primero, terminamos dejando uno que no era el mejor.  No era como ahora que se pueden grabar varios solos distintos en tracks diferentes y recién ahí elegir el mejor, o editar las mejores partes de cada uno.

Entrevista en la revista Pelo, marzo de 1977
¿De haberse concretado, por donde pensás, estilísticamente hablando, que hubiese andado la música de un posible disco de Áspid, la experiencia grupal frustrada que llevaron a cabo Bergé y vos en 1977, luego de la separación de Espíritu?
Las canciones “Lento Juego de Luces” y “Un Viaje por los Recuerdos” del álbum Espíritu III, de 1982, eran originalmente (con algunos cambios) canciones de Áspid en 1977. Ese era el estilo que estábamos haciendo con esa banda en la que además de Fernando y yo estaban Claudio Pesavento en teclados, Jorge Lacoste en Bajo y Tito Álvarez en batería.

¿Cuál es tu opinión acerca de los diferentes grupos de rock progresivo argentino de los 70: Crucis, el último Sui Generis, Alas, La Máquina de Hacer Pájaros, Ave Rock, MIA, El Reloj?
Todas estas bandas que nombrás son de lo mejor del rock argentino. Aún las sigo escuchando. Crucis es genial y Pino Marrone es uno de los mejores guitarristas que tiene nuestro país. De Sui Generis y La Máquina tengo la discografía completa y la escuché muchas veces. Con Alas compartimos escenario y tocaban excelente, igual que MIA, de Lito Vitale, que es un maestro. Ave Rock y El Reloj estaban en un estilo bien distinto al nuestro, pero también los vi en vivo y te volaban la cabeza.

¿Qué diferencias y similitudes encontrás entre la música de Espíritu y la de estos grupos?
Todos estos grupos eran muy diferentes entre sí, todos tenían características propias. La mayor diferencia de Espíritu era que nuestros álbumes de los 70 eran conceptuales, que no tocábamos temas separados, y dedicábamos mucho esfuerzo a la parte escénica de los shows.

Revista Roll, 1977.
¿Eras de juntarte a tocar con colegas en esa época? ¿Te tentaron para formar parte de otro grupo?
A pesar que tenía buena relación con muchos de los músicos de la época nunca pude estar demasiado con ellos. Cuando participamos de la grabación de (la nueva versión, producida por Jorge Álvarez y Billy Bond, basada en el álbum original de Vox Dei) La Biblia (1974) junto al Ensamble Musical Argentino yo ya tenía una hija de tres años, trabajaba muchas horas en el área de control de la calidad en una industria farmacéutica y apenas me daba el tiempo como para componer, ensayar, grabar y hacer conciertos con Espíritu. Tuve un par de contactos como para armar una banda en forma paralela a Espíritu pero nunca se concretó.
  
¿Hubo obras literarias o cinematográficas que hayan influido en la obra de Espíritu?
No. Ninguno de nuestros álbumes tuvo una conexión directa con obras literarias o cinematográficas. Lo que no puedo negar es que algún tema leído o visto haya sido incluido inconscientemente en las canciones. 

ESPÍRITU III (1982)

Luego de un parate de casi seis años, Espíritu regresa para grabar un nuevo álbum, Espíritu III, a principios de 1982. Forman parte de esta grabación Fernando Bergé (voz), Osvaldo Favrot (guitarras y coros), Ángel Mahler (teclados), Claudio Cicerchia (bajo y coros) y Rodolfo Messina (batería).

¿Cómo se desarrolla la composición y la grabación de Espíritu III?
Fue todo bastante apresurado ya que reformamos la banda en diciembre de 1981, empezamos a grabar en enero de 1982, y durante ese verano empezamos a hacer algunos shows y programas de TV. Creo que el álbum salió a la venta en abril o mayo del 82,  y en junio ya estábamos tocando en el Estadio Obras.

¿Por qué optan por hacer, por primera vez, una obra no conceptual?
No sé hizo una obra conceptual porque, como te había dicho antes, recurrimos a algunas canciones que habían sido compuestas para Áspid en 1977. Luego compusimos algunas más como “Antes Tal Vez”, “Policolor”, “Nacer”, y además Ángel Mahler también nos acercó canciones y se incluyeron “Guardianes en Pie” y “Elemental”, que originalmente también era instrumental pero Fernando le agregó la melodía y la letra. La grabación se realizó en el estudio de Francis Smith, en 16 canales, y como ingeniero de sala estuvo Alejandro Franco. Todo fue bastante bien en la grabación, porque a pesar de que eran muy jóvenes tanto Ángel Mahler, como Fito Messina y Claudio Cicerchia, ya tenían una capacidad musical increíble y eso nos facilitó mucho las cosas.

Considero que Ángel Mahler parecía ser el tecladista ideal para Espíritu, incluso más que Fedel y Fogliatta, por su influencia fundamental en introducir la música del grupo en los 80…
Todos los músicos que participaron en la banda fueron excelentes, pero tuvimos particular suerte con los tecladistas. Después de dos genios como Fedel y Fogliatta aparece Ángel Mahler, quien en muy poco tiempo interpreta no solo el material del nuevo disco sino todo el material que habían tocado los anteriores. Ángel le agregó todo un arsenal de teclados de última generación y detalles de armonías muy técnicas y precisas. Solamente con ver la carrera posterior de Ángel uno se puede dar cuenta de lo importante que fue en ese momento.

¿Con la música de que grupos contemporáneos de esos años se podría emparentar este material?
No lo sé. Espíritu III me parece bastante distinto a lo que escuché en esa época. Hay una mezcla de varios estilos, desde los temas acústicos pasando por los netamente progresivos y los más cercanos a la fusión.

¿Qué temáticas se tratan en  las canciones del disco?
Seguimos en la misma línea introspectiva que fue característica de la banda en los ´70. Algunas canciones están basadas en sueños, como “Un Viaje Por Los Recuerdos”, que narra la historia de una pareja de ancianos que llegan al final juntos. Por el contrario, “Nacer” habla de un ser en el inicio de su aventura. “Lento Juego de Luces” es alucinógena. Por su parte, “Policolor” es un sueño recurrente sobre la guerra. En resumen, a pesar de ser canciones separadas creo que las letras fluyen en una misma dirección.

¿A quién se le ocurrió el final tan abrupto de “Policolor”?
A mí. “Policolor” es una canción sobre la guerra. El hongo atómico es Policolor. La sirena de alarma en el final se corta abruptamente porque no quedaba nadie para oírla.

¿Cuál es el mensaje de la letra de “Toma un Tiempo”?
Qué bueno tomar un tiempo para escuchar y pensar las letras, ¿no? Tomar un tiempo para disfrutar, porque lo más importante no es el consumo, ni el status, ni el éxito, lo más importante es el Tiempo.

EN MOVIMIENTO (1983)

Luego de la edición de Espíritu III, Bergé se va y la música en el siguiente disco se vuelve pop y new wave. ¿Por qué?
Bueno, sí, En Movimiento tiene temas pop con toques sinfónicos que dejaron a todos disconformes, incluso a mí; pero lo hicimos así porque no había manera de seguir haciendo rock progresivo en 1983. Pensá que hasta Yes y Genesis habían cambiado.... y eso que eran poderosos. La prensa nos había tildado de viejos y obsoletos por Espíritu III, y solo quedaba un camino si queríamos editar otro álbum. Ángel, Fito y Claudio, habían confiado en Fernando y en mí, y habían puesto mucho esfuerzo para realizar el concierto en Obras. Después de eso, Fernando abandona la banda y yo me sentí responsable de llevar adelante lo que habíamos empezado, pero ninguna discográfica estaba dispuesta a editar otro disco de Espíritu si al menos no trataba de adaptarme a lo que estaba pasando. El resultado fue un híbrido.

En Movimiento podría ser considerado el disco “posmoderno” de Espíritu, por el cambio en la temática de las letras, en donde parecen empezar a predominar las preocupaciones cotidianas del individuo en sociedad, como la desocupación, la soledad, la melancolía y el vértigo diario. ¿Coincidís? ¿Por qué se dio este cambio de temáticas?
Sí... En Movimiento tiene un carácter más autorreferencial. Al asumir el rol de cantante, y tener que componer para mi registro vocal, empecé a escribir letras con temas mas personales y sobre situaciones mas reales y no tan metafísicas como antes. Si bien me defiendo cantando mi registro y forma de cantar se acercan más al típico rock argentino, y no tanto al progresivo.

“Setiembre hoy” es un tema inusual, porque mientras la música es dulce, melódica y relajada, la letra es sumamente trágica. ¿Qué te inspiró a componerlo así?
A veces se escriben cosas que aún no pasaron pero las ves como inminentes.  Para 1983 tenía un hijo de una pareja de convivencia de la que presentía que todo iba a terminar muy mal. Cosa que pasó un tiempo después de la edición del álbum. En el hecho real no hubo una muerte (como en la letra de la canción), pero en la práctica el resultado fue el mismo. También en la canción “Ella de Visita”,  “Ella” es la muerte, en este caso vista desde un hijo para con su padre.

“De Lado a Lado” recuerda a los primeros rocanroles de grupos pop contemporáneos como Virus. ¿Estabas al tanto de la música de estos nuevos grupos del pop argentino cuando lo escribiste?
Sí estaba al tanto y, como dije antes, para mí era una fuerte lucha querer seguir con la carrera de rock progresivo de Espíritu en un momento donde todo el mundo le daba la espalda a esa onda. Además parece irónico pero fue esa canción “De Lado a Lado” la que convenció a Ricardo Kleiman (productor del disco) de seguir adelante con la producción, porque cuando escuchaba el resto de los temas decía “esto no se lo vendo a nadie”.  Por eso “De Lado a Lado” fue al disco simple y el tema 1 del álbum.

Este es el único álbum de Espíritu que no se reeditó en cd. ¿Por qué? ¿Nunca te dieron ganas de volver a editarlo como hiciste con Espíritu III o En Vivo en Obras?
En Movimiento fue grabado y editado por RCA con la producción de Ricardo Kleiman y Floro Oria Cantilo. Supongo que nunca se reeditó en cd porque no le interesó ni a la compañía ni a los productores. Yo no hubiese podido reeditarlo porque los derechos los sigue teniendo RCA o lo que quede de ella. En el caso de Espíritu III logré la sesión de derechos y en el caso de En Vivo En Obras (con temas del concierto de junio del ´82) eran grabaciones inéditas cuyo master me pertenecía.

A principios de los 90 intentaste con Bergé volver a tocar juntos. ¿Cómo sonaba (estilísticamente) esa versión de Espíritu que al final no prosperó?
En realidad, en los 90 tuvimos dos proyectos juntos. El primero fue en un grupo que no tenía nada que ver con Espíritu, en el que Fernando cantaba, pero yo era bajista. Se completaba con guitarra, batería, y dos tecladistas. Momentáneamente sugerí el nombre SOS para identificarlo y grabamos cinco canciones en el estudio “La Escuelita” de la calle Gascón, que era en parte administrado por Carlos Goler (el baterista de Espíritu en los 70). Este grupo sonaba como Toto en español. El otro proyecto tenía como finalidad rearmar Espíritu con una serie de 12 canciones que yo había compuesto usando una batería Roland R8, teclados, bajo y guitarras. Este futuro álbum se llamaría Polar. Para eso convoqué a Fernando para que probara grabar las voces, cosa que hizo y quedó registrado en forma de demo. Luego Fernando no quiso seguir adelante y todo quedó otra vez en suspenso. Estilísticamente algunas canciones sonaban como las de Fronteras Mágicas pero con batería electrónica y teclados digitales.

FRONTERAS MÁGICAS (2003)

La última encarnación de Espíritu está integrada por Osvaldo Favrot (guitarras, coros), Ernesto Romeo (sintetizadores, piano, órgano), Horacio Ardiles (batería), Federico Favrot (bajo, coros) y Pablo Guglielmino (voz). Esta formación es la que graba el álbum de estudio Fronteras Mágicas y el cd Espíritu en Vivo – 2004, lanzado en 2005, con temas seleccionados de sus presentaciones en el Teatro Santa María en octubre del año anterior.



¿Qué es lo que te decide a por fin grabar un nuevo álbum del grupo?
Desde los 90 estuve intentando rearmar el grupo con los integrantes de la formación de 1982 sin resultado. Creo que fue a principios del 2001 cuando un amigo me dice que había un foro de rock nacional en una página web, y que había gente que conocía a la banda y que estaría bueno que participara para contar algo de la historia de Espíritu. Fue tanto el apoyo y el aliento de esas personas para que volviera a grabar algo, que fue ese el impulso necesario para desempolvar canciones y buscar nuevos integrantes. Además quería promover la página web oficial del grupo y un nuevo álbum era lo que hacía falta. 

¿Cuándo compusiste las canciones que forman parte de Fronteras Mágicas?
En Fronteras Mágicas se incluyeron, con algunos cambios, cinco de las doce canciones que formaban parte del proyecto frustrado de Polar.  El tema “Polarians” (que abre el álbum Fronteras Mágicas) se llamaba “Polar”, y era leitmotiv de ese proyecto original. Otras canciones como “Réquiem X”, “Para Él”, “Cosas que llevan al Mar” y “Psicosis 2002”, las compuse un tiempo antes de la grabación. “Caleidoscopios” es un tema instrumental de Romeo.
“Frío” también era un tema instrumental que había compuesto para el proyecto Polar, pero cuando empezamos a ensayarlo Romeo y Ardiles colaboraron tanto en su desarrollo que al final terminamos compartiendo la autoría. El cd se completó con una nueva versión de “Un Viaje Por Los Recuerdos”

¿Y por qué grabaste esa nueva versión?
Porque es una canción que siempre me gustó mucho, que tenía mucho que ver con el resto del material de Fronteras Mágicas y merecía una oportunidad más


¿Cuáles son los temáticas tratadas en este disco?
Si bien son canciones separadas, la temática general gira sobre las polaridades que dividen a nuestro mundo. Norte–Sur, Paz-Guerra, Amor-Desamor, etc.

¿Cómo se te ocurrió integrar a Ernesto Romeo al grupo, uno de los tecladistas mejor equipados del país?
Hablé con él telefónicamente, le explique el proyecto y le interesó participar en la grabación. Él tenía algunos álbumes de Espíritu por lo que conocía bien de que se trataba. Además de ser muy buen músico, muy creativo y muy buena persona, Ernesto Romeo sabía crear exactamente el sonido que estaba buscando para Fronteras Mágicas. Él es de los pocos en el país que podía reproducir todos los sonidos usados por Espíritu en todos sus álbumes. Además Ernesto y yo trabajamos juntos en la producción del álbum, y le estoy muy agradecido por toda su colaboración.

¿Te parece que sigue siendo válido para vos definir este material del grupo como de rock progresivo, o crees que ese calificativo estilístico  ya no tiene el mismo peso que en los 70?
Todo está etiquetado y calificado. Si no existe un nombre adecuado para calificarlo se inventa uno y listo. Si tengo que encasillar el álbum Fronteras Mágicas en un estilo te diría que está más cerca del rock progresivo que de otra cosa. No siempre las canciones tienen que durar 15 minutos, en 7/8, con compases en 5/4 intercalados cada 47 segundos para ser calificadas en este estilo. Creo que el rock progresivo es más que eso, porque también tiene que ver con el sonido, con la actitud, con el mensaje, con las palabras usadas en las letras, con el fraseo de los solos, con los instrumentos usados.

¿Conocés y te gusta la música de algún grupo de los más nuevos del rock progresivo argentino, como Pez o Nexus?
Conocí a Pez porque Romeo luego fue su tecladista en el cd Folklore (2004) y ese es el único álbum que conozco del grupo y es muy bueno. En mi opinión Pez está más cerca del rock alternativo que del progresivo. En cuanto a Nexus tengo los álbumes Metanoia y Detrás del Umbral, que están muy bien logrados, tanto musicalmente como en el arte de tapas.  

BONUS TRACKS

¿Qué opinás del revival del rock argentino de los 70, como el que se da en los conciertos en La Perla de Once?
Me parece muy bien que todos los músicos tengan lugares como La Perla para hacer shows, para que sus seguidores sigan disfrutando de ellos después de tantos años, y que también gente joven pueda conocer la obra de artistas con tanta trayectoria.  

¿Y nunca fantaseaste con una presentación de Espíritu en un lugar como ese?
No. La verdad es que nunca se me ocurrió. No se si es el lugar adecuado para una banda de rock progresivo sinfónico, que lleva una parafernalia de teclados e instrumentos, que siempre incluyó elementos escenográficos y efectos lumínicos,  y que suena a volumen muy alto.

¿De qué se trata la antología que armaste para celebrar los 40 años del grupo?
Entreciclos fue un álbum doble con temas inéditos, remixes de temas editados y grabaciones en vivo nunca editadas, que se distribuyó en forma digital con todo el arte de tapas incluido, y solo para festejar los 40 años de la formación de la banda. Se puso a disposición en forma gratuita para todos los que visitaron el sitio web oficial a fines del 2013 y estuvo disponible durante 5 meses, durante los cuales fue “bajado” gran cantidad de veces. Pero fue solo eso... un obsequio.

¿Y no hay posibilidades de que más tarde se edite en formato físico?
Realmente me gusta mucho como suena y las canciones que lo componen, pero no creo que se edite en formato físico, porque el costo de edición sería muy superior al recupero por ventas, y yo ya no quiero cargar con eso.

¿Cuál es tu relación con los ex miembros del grupo, y con quienes te ves más a menudo?
Eso depende de las épocas y de los problemas y circunstancias de cada uno. Durante mucho tiempo estuve cerca de Bergé, y ahora hace muchos años que no sé nada de él. Durante muchos años estuve alejado de Fedel, pero desde hace 10 años nos comunicamos muchas veces y siempre con un gran cariño. Durante años me reuní todas las semanas con Ardiles y desde hace un tiempo nos alejamos un poco. Al que veo con más frecuencia es a Romeo y siempre tuve buena onda con Messina. Ángel Mahler participó en la grabación del último cd En Vivo del 2004 y lo recuerdo con mucho afecto. Por otro lado, las veces que hablé con Fogliatta desde 1977 fue como si nos viéramos siempre.
No tiene mucho que ver, pero ahora me encuentro muy seguido con Bernareggi y Fraschetti (el bajista y el baterista de Onda Corta, el grupo anterior e Espíritu). Los tres no estábamos juntos desde 1972. 

¿Cuál fue, en términos de venta, el álbum más exitoso de Espíritu, y cual el que te dejó más conforme a vos?
En ventas Crisálida. El que me dejó mas conforme es Libre y Natural seguido de Fronteras Mágicas.

¿Cómo fue, históricamente, la repercusión de la música del grupo en el exterior, y que feedback tenés aún hoy de los fans extranjeros de la banda?
Con el uso de internet me enteré que Espíritu había llegado a otros países. Hice entrevistas para portales de México, Costa Rica, Brasil, Italia, Holanda, Francia, entre otros. También he visto artículos y comentarios bastante buenos sobre nuestros álbumes en países como Rusia, Ucrania, República Checa, Corea, Japón. Esto se genera entre gente MUY conocedora del rock progresivo mundial y no se trata de algo popular ni masivo. Más que fans son arqueólogos musicales y coleccionistas. Los discos más reconocidos son los del ´70, como pasa en la mayoría de las bandas progresivas. Mientras mantuve la página web oficial, en la que había un mail de contacto, recibí muchos mensajes de aliento de personas de distintos países. Ahora hay un blog del grupo  (http://espirituprog.blogspot.com.ar/) muy completo pero en donde no están habilitados los mensajes. Por otra parte, tampoco pertenezco a ninguna red social, por lo tanto hace bastante tiempo que no tengo conexión con gente de otros países y tampoco con gente de Argentina que solo usa el “Libro de Caras”.
  
¿Nunca se te ocurrió volver a grabar “Soy la Noche” u “Hoy Siempre Hoy” teniendo en cuenta que (salvo por la re versión en vivo del primero) con el paso del tiempo se hizo casi imposible conseguir las grabaciones originales de esos míticos temas?
Como solista hice dos versiones de “Soy la Noche”. Una se editó en el Box Set de 9 cds de Una Celebración del Rock Argentino bajo el sello Melopea, producido por Litto Nebbia y auspiciado por la Secretaría de Cultura. La otra fue una versión en vivo que hice junto al grupo Redd (maravillosos músicos) incluida en el cd doble Ceremonias Para Alzar el Telón que Redd editó a fines del 2013. Hay otra versión en vivo de “Soy La Noche” incluida en el mencionado cd doble Entreciclos de Espíritu, que solo se distribuyó digitalmente durante un corto tiempo y como obsequio para los seguidores de la banda al cumplir los 40 años en el 2013. La versión original de “Soy la Noche” de 1973 se edito en cd en (el compilado) Rock para mis amigos con el nombre equivocado de “Hoy Siempre Hoy”. Además, en el cd dice Rock para mis amigos Vol. 1, pero creo que en vinilo era el Vol. 3... Este cd se vendió bastante en los ´90 y también lo han subido a YouTube. En cuando a la verdadera “Hoy Siempre Hoy”, nunca se me ocurrió volver a tocarla.    
   
Una pregunta que le hacemos a todos nuestros entrevistados: ¿Qué tema de otro artista te hubiese gustado componer a vos?
Uhhh... muchos y de muchos estilos. Pero ya que hay que decir uno, elijo Conciertos de Brandeburgo, de (Johann Sebastian) Bach

¿Qué opinás acerca de que un grupo actual del rock nacional se llame Los Espíritus? ¿Te molesta?   
Es como si aparecieran bandas llamadas “Los Relojes”, “Los Aves Rocks”, “Los MIAS”, o “Los Invisibles”, ¿no? Sé que existen pero no escuché nada de ellos. Espero les vaya muy bien así mucha gente seguirá recordando a Espíritu cada vez que hagan algo. Yo tengo registrado el nombre desde hace 40 años en el Registro de Marcas y Patentes, pero ya no vale la pena estar litigando con cada uno que use la palabra “Espíritu” para cosas de espectáculos. Incluso, en Inglaterra salió una cantante que ya no actúa, que utilizaba la denominación "Espíritu", pero al menos no hacía rock ni era argentina. Obviamente no se puede prohibir que se use la palabra espíritu ya que es muy común.

Pregunta final, por ahora… De cero a diez, ¿cuántas posibilidades existen hoy de un regreso de Espíritu?
Muy pocas. Creo que lo más cerca es un tres. Toco de vez en cuando en casa, pero no hay nada concreto. Además, es muy difícil -y caro- llevar adelante nuevamente una banda como Espíritu.

Emiliano Acevedo



lunes, 13 de abril de 2015

LOS BLUES DEL PANTANO MÁS OSCURO, entrevista a Gualicho Turbio



Los sonidos de los pantanos del Mississippi. Tierras inhóspitas donde no penetra el sol habitadas por personajes ariscos, aferrados a costumbres primitivas. Un universo mítico repleto de misteriosas supersticiones y pesadillas de aguas podridas. En esas tierras se cocinan los más suculentos sonidos del blues profundo, que transportan al oyente a una sociedad encerrada en su miseria y sus fantasmas.

Aquellos ecos del pantano y las vetustas músicas rurales del blues más añejo se pueden apreciar en Gualicho Turbio, una banda que genera de todo menos indiferencia. La primera vez que los vi fue en un video clip en el programa de Peter Capusotto y Sus Videos, y me sorprendieron mucho. ¿De dónde habían salido estos pibes? ¿Cómo se les había ocurrido hacer esta música? Seguramente, a muchas otras personas les causaron la misma impresión.

Es que Gualicho es una propuesta musical inusual por donde se lo mire. Un trio sin bajo, en donde Zelmar Garín (38) cumple a la perfección su rol de hombre orquesta: canta, toca la guitarra y la batería, ¡y todo al mismo tiempo! El papel de frontman recae en Juanjo Harervack (39), un ser poseído que en el escenario mueve sus caderas como loco, mientras agita las maracas y nos canta toda su poesía tenebrosa. Por último, pero no menos importante, el combustible que propulsa a esta máquina sonora sale de los pulmones de Hernán Balbuena (37), un armoniquista, mezcla de chaman con vagabundo, que deja girones de su alma en cada soplido, estremeciendo a los mortales.

¿Y por qué “Gualicho Turbio”? En su nombre, el grupo también hace referencia a la mística del Río de la Plata, al candombe y los sonidos afro americanos, y a esas visiones de las ofrendas en las esquinas de los barrios del conurbano. “Creo que lo del nombre del grupo es algo muy distintivo nuestro, porque lo del gualicho es algo muy argentino, y lo de ´turbio´ también. Es esa imagen de ver los gualichos en la calle, como algo oculto, ¿no?”, dice Zelmar.

A toda esa imaginería del blues embrujado hay que agregarle la influencia del rock de garage norteamericano de mediados de los´60, con su dosis de espontaneidad y contundencia única, y recién ahí estaríamos cerca de poder definir de qué se trata la música de Gualicho Turbio. Pero igual algo se sigue escapando.

Por eso, para desentrañar el misterio, fui hasta la casa de Zelmar, en San Telmo, en donde me encontré con estos tres músicos. De movida nomás sorprende el bagaje de estos muchachos. Hablan con mucho conocimiento de causa y apasionadamente de los ritmos y sonidos que forman parte de su vida. Los tres son experimentados artesanos especializados en explorar y deformar sonidos para hipnotizar al oyente. Sucede que hace muchos años que están en esta búsqueda, manteniéndose al margen de las veleidades del mainstream rockero. Por ejemplo, Zelmar es un melómano fuera de lo común (¡tiene 3000 vinilos!), y el alma mater de Noseso Records, un interesantísimo sello de rock experimental, que hace 11 años viene engrosando un generoso catálogo de discos de músicos independientes. Incluso, cada uno de los tres integrantes de Gualicho Turbio participa de variados proyectos musicales a la vez.

Pero hasta aquí, no eran más que meros datos semi biográficos. Creo que recién cuando tuve el privilegio de escuchar las premezclas del material que formará parte del primer disco de Gualicho, alcancé a descifrar algo del enigma de su música. En ese momento, junto a ellos tres y Bárbara Aguirre (anfitriona súper generosa y simpática, musa inspiradora y pareja de Zelmar, y artista por derecho propio), recién ahí pude apreciar las otras partes de la historia, que iban completando este rompecabezas. Aunque, por supuesto, con solo escuchar los temas (o ver sus videos) no alcanza; a Gualicho Turbio hay que verlo en vivo… Algo de eso me contaba Bárbara: “Es que hay una idea de libertad implícita en los shows del grupo. La gente hasta cambia su postura corporal cuando va a ver a Gualicho. Es común ver al público de la banda sonriendo, bailando. Quizás, eso tenga que ver con la relación de cercanía que hay entre la banda y la gente. De lo que estoy segura es que eso no lo suelo ver mucho en los conciertos de rock, en donde creo que hay mucha pose. Y Gualicho rompe con todo eso, porque hace lo que se le canta el culo…”
Bueno, luego de tamaña definición, que mejor entonces que dejar que sean sus propios músicos los que nos terminen de contar de que se trata Gualicho Turbio…

ENTREVISTA > ¿Cuándo empieza Gualicho Turbio?
Zelmar: Todos venimos de otras bandas, de otras músicas. Siempre laburamos en cosas más locas, proyectos más experimentales, pero teníamos pendiente con Juanjo hacer una banda cuya música tenga relación con el blues. Incluso, antes tuvimos un proyecto que se llamaba Blues del Orto, en donde grabábamos en cinta, en toma cero, una música espontánea tipo folk-blues, en la que Juanjo iba improvisando la letra en el mismo momento, y yo la música. Creo que ahí empezó la semilla de Gualicho.

¿Y cuáles fueron esas primeras bandas en las que estuvieron, antes de Gualicho?
Juanjo: La primera banda la tuve a los 18, 19. Yo vivía en Barrio Central, en la zona de Rafael Castillo. En esa época, Zelmar vivía en Barrio Atalaya, en Isidro Casanova, pero los dos vivíamos en la misma calle, a 18 cuadras de distancia. Así que nos conocimos por esa cercanía territorial, se puede decir. Él estaba en un grupo que se llamaba Cólera y yo en Míster Mojo.

¿Siempre te gustó cantar?
Juanjo: Sí, cantar y escribir, pero porque soy malísimo tocando instrumentos… (risas)

¿De chicos ya se les daba por escuchar blues?
Hernán: Cuando era chico, en mi casa se escuchaba muchos grupos conocidos como los Beatles, luego fui descubriendo otro tipo de música por mi propia cuenta. Igual, creo que el quiebre musical en mi vida ocurrió cuando los conocí a Zelmar y Juanjo, en 2005, por medio de un amigo en común. Porque, al contrario de ellos, cuando era más chico, yo no tocaba música, tan solo iba a ver bandas como los Redondos, La Renga o Divididos; recién a los 23 empecé a tocar armónica en un grupo. Ya venía tocando, en forma autodidacta, aprendiendo del material más clásico del blues y el rock. Sin embargo, recién ahora en Gualicho puedo realizar la música que siempre quise hacer…

En tu caso, Zelmar, se nota que siempre se te dio por experimentar con todo tipo de instrumento…
Zelmar: Sí, multiinstrumentista… Desde chico, estudiando percusión, primero, luego batería, guitarra clásica, guitarra eléctrica, tambores, últimamente el banjo… Bueno, es que toco profesionalmente desde muy chico, desde los 9, en varios grupitos, o acompañando a otros músicos. Además, junto vinilos desde los 5. O sea que la música siempre me interesó, siempre fui de escuchar de todo; y he tocado todo tipo de géneros musicales, también. He tocado tango, folklore tradicional y no tradicional, fusión, jazz… Todo eso fue un camino largo hasta que pude llegar a mi esencia musical y desarrollarla. Bueno, incluso hoy, todos tenemos proyectos musicales paralelos a Gualicho. Es que, como te dije antes, Gualicho Turbio es poder realizar esa cuenta pendiente que teníamos de hacer un grupo de blues. Obviamente, cuando yo era adolescente, sentía que ese revival “menemista” del blues que se conoció acá en los ´90 era medio berreta. Lo que pasa es que, al ser un escuchante de música, me fui encontrando también con otro tipo de blues, con los discos de (Sam) Lightnin´ Hopkins, Muddy Waters, o el primer material de los Stones. Ahí comencé a focalizarme en ese sonido, hasta que el clic definitivo me lo hizo conocer a T-Model Ford, y todo el revival del blues propiciado por el sello punk Fat Possum Records. Esos tipos se fueron en los ´90 a zonas carenciadas del Mississippi a buscar a un montón de viejitos que todavía estaba tocando, y encontraron un montón de deformidades en la música de estos tipos que ni se habían enterado de que los Beatles habían llegado a EEUU, ¿entendés? Y da la casualidad, que estos punks de Fat Possum ven una relación directa, en cuanto a actitud y sonido, de la música que ellos aman con la de estos viejos de Mississippi. Así que, bueno, al escuchar toda esa movida, fui buscando más ese tipo de blues, además de música africana y demás…
 


Y de escucharlo pasaste a tocarlo…
Zelmar: Sí, pero tuve que buscar la técnica para hacerlo, porque es otra técnica que no tiene que ver con el blues cuadrado de los 12 compases, que uno escucha con más asiduidad. Aparte, antes de todo eso, ya venía escuchando mucha música de los´60, y me gustaba mucho toda esa cosa proto punk de las bandas de garage de esa época, con esos cambios armónicos medios raros y esas letras que eran bastante zarpadas para ese momento.

Como el repertorio de los famosos compilados Nuggets
Zelmar: Sí, tal cual. Bueno, en un momento empezamos a combinar eso: ese blues del Mississippi junto al sonido de garage. De ahí surge la semilla de este grupo. Y lo que me parece buenísimo, más allá de lo que tocamos, es que la sonoridad que logramos en el trio hace que Gualicho sea un grupo flexible…

A mí, la primera vez que los escuché, me hizo acordar a cosas de Canned Heat…
Hernán: A mí me lo dijeron, también…
Zelmar: Lo que pasa es que Canned Heat hacía hincapié en las mismas cosas que nosotros. A ellos les gustaba el blues de John Lee Hooker, por ejemplo. Ese estilo no tiene nada que ver con el blues estarandizado que vino después, con todos esos tipos como Gary Moore que tocaban “con la cara”. Claro, vos fíjate si no las primeras grabaciones de Hooker, y vas a encontrar a un tipo que está tocando solo con una viola nomás, marcando ritmo con el pie; haciendo blues de un solo tono, con toda esa herencia muy afro que es incomparable. Es algo que no te puede enseñar nadie, el tipo lo vivía… 

Ilustración: Nicolás Foti (www.facebook.com/fotitoons)

¿Además del blues del Mississippi y el garage, que otra influencia reconocen en la música de Gualicho?
Zelmar: Mirá, uno de los músicos más locos y experimentales que hemos escuchado, y nuestro ídolo máximo, es Captain Beefheart. Porque su música, más allá de toda su locura, tiene un blues bien austero, viste. Eso nos hizo replantear un montón de cosas, como que te das cuenta que el blues no tiene que ser eso que te venden únicamente como “blues”. Porque acá tenías a este tipo haciendo esta música, que era una deformidad impresionante, pero que no podía escapar de su herencia blusera. La música del Capitán sonaba moderna hace 40 años, y va a seguir sonando actual ahora y dentro de 200 años…

Juanjo: Sí, de hecho, la primera vez que nos reunimos con Zelmar en una fiesta de un amigo mío, cuando éramos chicos, él llevó el disco Trout Mask Replica, del Capitán, y a mí, que no lo conocía, me partió la cabeza de una. Es una música increíble, sin dudas.

¿Y cómo se les ocurre hacer esta formación tan inusual de trio, con vos tocando guitarra y batería a la vez, y sin tener bajo?
Zelmar: Porque había escuchado a T-Model Ford, en donde el tipo está con la batería y la guitarra. También coincidió con el boom de los dúos, viste; con la aparición de grupos como White Stripes. Y a la vez, todo lo que escuché de la música africana, incluyendo su relación con el folk-blues, y la música de artistas como Ohtar Turner, del norte de EEUU. Conocimos a este tipo por el primer documental de blues, de la miniserie de (Martin) Scorsese, y nos re flasheó ese sonido, que también tiene algo que se parece a la murga. Es que, además, en nuestra música diaria está muy presente el carnaval y la murga. Pero bueno, es que todo viene de la misma raíz, de la misma célula musical, que está en la habanera, en el tango, en el blues, y está en el candombe…

Claro, la herencia africana…
Hernán: Es que cambia la musicalidad, nomas. El resto, la forma de vida, en todas esas músicas, es la misma.
Zelmar: Igual, esto no se nos dio porque lo fuimos buscando como si estuviéramos haciendo un curso de blues, ¿no? Soy un convencido de que uno se va encontrando con estas influencias porque las va buscando inconscientemente…
  
¿Tienen referentes en el rock argentino?
Juanjo: Creo que Manal es un referente bien claro. Qué se yo, Billy Bond y La Pesada también, por supuesto. Miguel Abuelo también, por lo menos para mí. Yo lo banco a Miguel en todas sus etapas musicales, pero su primera época es incomparable…

Te debe gustar el disco que hizo en Francia (Miguel Abuelo et Nada, 1975) entonces…
Juanjo: Sí, Et Nada es glorioso…
Zelmar: Sí, pero aparte, los primeros simples que hizo acá también son terribles. Porque tenían arreglos muy modernos, están muy bien producidos, y tenían una poesía poco común para esa época. Además, esos primeros temas de Miguel no tenían nada que ver con la música de los Beatles, ni con la de ningún otro grupo extranjero que estuviera de moda en ese momento. El mérito de su música es que sonaba bien argentina. Eso me parece increíble, y no muchos hacen hincapié en esa característica. Canciones psicodélicas como “Diana Divaga” son geniales…
Juanjo: En mi caso, sin el referente de Miguel Abuelo, yo no hubiese podido construir mi personaje en Gualicho. La soltura de este personaje que construí en este trio, en donde toco las maracas y canto, con ese traje vinílico, a la vez que empecé a pintarme las uñas y los ojos; bueno, todo eso, creo que tiene que ver con Miguel, porque él en el escenario era un prócer, un tipo histriónico que no tenía ningún problema en lookearse. A Miguel Abuelo todo le chupaba un huevo. Nos enseñó que, arriba de un escenario, uno puede ser quien quiera…


¿En que se inspiraron para crear los personajes de cada uno de ustedes en el grupo?
Zelmar: Lo de los trajes y los personajes de cada uno sale, un poco, del blues del New Orleans, y también de lo que traemos incorporado de la murga. Mi personaje es el Diablo, un personaje con muchas significaciones. por ejemplo, Captain Beefheart dijo una vez en un manifiesto que mientras que la guitarra acústica invocaba a hadas, por el contrario, el que tocaba la guitarra eléctrica tenía que tener en cuenta que, por el hecho de pasar el sonido del instrumento por un amplificador eléctrico, con esa música convocaba al diablo, a belcebú. Esa idea me gustó. Además me interesa porque el Cristianismo instaló, erróneamente, que el diablo significa “el mal”, cuando en realidad era la liberación de lo animal. Antiguamente, en todas las tribus el chamán salía, en algún momento, con los cuernos; eso quería decir que él traía una divinidad, el instinto primate. Era esa cosa primate del ser hecha espíritu, carne, físico. Obviamente, también tiene connotaciones sexuales, y todo ese rollo que la gente le pone encima de personaje “maldito”. Bueno, todo eso hizo que me pusiera el traje del Diablo.
Hernán: Porque, fíjate, que la figura del diablo también está muy metida en la estética del carnaval, sino aparece no hay miedo, digamos…
Juanjo: Claro. Incluso, en las letras de Gualicho se nombra mucho al diablo, por ejemplo en “Escapando del Diablo”. ¿Y qué es el diablo? El diablo es tu propia naturaleza, nada que ver con ese prejuicio totalmente absurdo instalado luego por la Iglesia.
Zelmar: Además, el diablo tiene una presencia muy correlativa en el blues, con toda esa cosa de fábula, como el caso de Robert Johnson, que supuestamente le vendió el alma, etc. El blues tiene mil historias como esa.

¿Y los personajes de ustedes dos?
Hernán: En mi caso, mi personaje es un chamán urbano. Es un personaje con el que me siento identificado. Me lo imagino como un blusero viejo, de la década del ´30 o del ’40, que anda por todos lados, rompiendo las bolas, y que aún no grabó ningún tema. Por eso lo del saco que uso. Es un saco que encontré tirado en la calle, luego de venir de un corso, y lo uso con un pantalón donado… Ese es un vestuario que tengo hace como 20 años.
Juanjo: Yo soy el Poseso, soy la unión entre el Chamán y el Diablo. Es que los shows yo vivo intensamente cada uno de los versos de las canciones que interpreto, mientras me muevo y sacudo las maracas. Creo que eso también se lo debo a Zelmar, ¿no? Porque él me enchufó la influencia de Sandro y todo eso…
Zelmar: Lo que pasa es que Juanjo antes no se movía en el escenario. Le costaba liberar el cuerpo. Y medio que con Gualicho, de a poco, fue entrando en el personaje y se empezó a mover. Y ahora en vivo es genial lo que hace, todo el mundo se queda impactado. Porque, a la par de como trabajó su personaje, también fue desarrollando su vestuario y su presencia en el vivo. Supongo que también engualichó su cadera… (risas)

Y es que cada uno de los personajes tiene su propio espacio y desarrollo en los shows del grupo…
Juanjo: Es que los shows de Gualicho son como una obra, es como ir a ver un musical. Hay una puesta en escena muy interesante y divertida.
Zelmar: Siempre salimos de la calle, en procesión, como desfilando, mientras el ambiente se cubre con unos inciensos que preparamos especialmente para la ocasión. Al mismo tiempo vamos bailando, mientras entramos a escena, haciendo que el público vaya entrando en otra orbita, viste. Porque no nos interesa hacer un típico recital de rock que sea bardero tipo “cancha” ni tampoco uno muy formal, en donde a la gente recién al tercer o cuarto tema le caiga la ficha acerca de que se trata lo que está viendo.
Hernán: Yo soy un convencido de que algo pasa en los conciertos de Gualicho, creo que invocamos a los espíritus de esa gente que ya no está y que hizo esa música que está metida en la raíz de la que hacemos nosotros.
Juanjo: Sí, por otro lado, la repercusión que nos hace llegar la gente que nos ve tocar es buenísima. Por ejemplo, en Facebook nos suelen escribir tipos que nos dicen que les encantó la experiencia, ver nuestra ceremonia del vivo. Incluso, gente grande que nos tira la mejor onda, diciéndonos que les pareció “alucinante” lo que hacemos, o que hacía mucho que no veían un show así…
Zelmar: Es que son conciertos divertidos, en donde el público puede bailar también, si quiere. Creo que la gente, más allá del carácter particular de la música de Gualicho, también disfruta esa pata que tiene el grupo en los sonidos más conocidos, del rock y blues, lo que hace que tenga otro tipo de aceptación.

¿Cómo fueron delineando el repertorio del grupo?
Zelmar: Generalmente, la composición de los temas es bastante vaga, por el tipo de música que hacemos. A Juanjo las letras se le ocurren en el momento, y ahí mismo vamos trabajando la música, las melodías; y las bases con Hernán. Componemos mucho en los ensayos, o vamos probando a partir de alguna idea previa que alguno de los tres trae al ensayo. Pero es muy raro que alguien llegue al ensayo con una idea acabada de un tema. Viene uno con una idea pequeñita, y luego la vamos puliendo. Por ejemplo, “Dilema” es una canción que hice en el colectivo…
Hernán: Y eso se da porque ya venimos desde ese primer momento jugando, me parece. En la zapada vas haciendo la música, luego se va reduciendo, y pautamos lo que va ir quedando en la composición final.


¿Y cómo va a ser el primer álbum de Gualicho?
Zelmar: Va a ser un disco de 45 minutos, seguramente. La tapa seguro va a ser de (Nico) Foti, que es un genio. Yo le estoy dando los últimos toques a la grabación, en el tiempo que tengo, porque la idea es presentarlo en mayo o junio. Nos gustaría también que alguien nos edite afuera para tener posibilidades de ir a presentar el disco, tanto acá como en el exterior. El material del disco va incluir todo el repertorio que tocamos en este momento en vivo. Incluye los tres temas que aparecieron en el programa de Capusotto, más otros que registramos en estudio. Uno de los temas, es de las primeras sesiones que hicimos, hace como 6 años, lo grabamos con mi grabador Akai, bastante tiempo antes de darle forma al grupo. Y aunque no lo creas, esa grabación pedorra con cinta, suena mejor que los temas con toda la parafernalia encima. También va haber una rareza: un tema en donde le pusimos música a una letra viejísima de tango del año ´24, que se llama “No te quiero más”, en donde la letra era súper blusera y lunfarda, y que terminó encajando muy bien con la música del grupo.

¿Cómo ven la movida del rock independiente argentino?
Zelmar: Lamentablemente, la mayoría de la gente hace vista y oídos sordos a eso. Sin embargo, hay muchísimas propuestas musicales interesantes en nuestro país, aunque no sean visibles al público masivo. Es como me dijo, el otro día, Carlos Alonso: “El rock ya no sucede en los lugares de rock”. Hay mucha movida, tanto acá como en el Interior del país, lo que pasa es que no hay mainstream. Entonces las redes sociales pasan a ser –como decía el Che- nuestra propia Guerra de Guerrillas, es como el agua, que se va metiendo por donde la dejan entrar. Si realmente querés escuchar algo nuevo, si querés ver lo que está pasando, tenés que meter la cabeza, ir a ver a los grupos en vivo, tenés que moverte. Incluso, lo podés hacer desde tu propia casa, entrando al YouTube, o en las páginas de los sellos, sub sellos, o los propios Facebook de la gente.
Juanjo: Hay mucha gente que capaz que solo va a ver shows de grupos internacionales de moda, pagando un montón de guita, y que ni se entera que se está perdiendo toda esta movida under que es alucinante.
Una movida que no solo incluye grupos de rock, sino también escritores independientes, gente que hace comics, y un montón de cosas más que están pasando justo ahora, en un montón de lugares como el Zaguán Sur, u otros incluso clandestinos… Creo que el que no sale a buscar eso se está perdiendo expresiones artísticas re valiosas equiparables a lo que en los ´80 eran el Parakultural o el Café Einstein.  
Hernán: Yo creo que hay que permitirse abrirse a escuchar cosas nuevas. Lo que pasa es que mucha gente no sale de los grupos tradicionales, y no le da oportunidades de escucha a otros discos, no se abren a escuchar otro tipo de música.
Zelmar: Sí, además cuesta que la gente busque nuevos grupos para escuchar. Creo que eso también tiene que ver con una cuestión de educación. Porque, ni la familia, ni la escuela, ni nada incentiva en muchas personas ese espíritu curioso que lleva a conocer otras propuestas culturales. Ya no se ve tanto ese espíritu rebelde e innovador que había en los ´60 y ´70. Bueno, incluso, ahora mismo hay un montón de grupos internacionales buenísimos, pero hay que estar ahí buscándolos para descubrirlos, y no muchos oyentes tienen paciencia o ganas para hacerlo. Se perdió bastante la práctica de escuchar discos enteros. Porque en todas esas prácticas ahora está muy metida esa cosa del zapping, en donde la gente termina perdiendo el poder de abstracción, y eso es muy terrible. Es terrible para aquellos artistas que se rompen el orto para crear un viaje sonoro o un concepto en su disco, para que luego éste termine carnicereado por los medios, o diseccionado en canciones en los celulares en donde la gente escucha distraídamente y con mala calidad de sonido la música. Uno tiene que estar lidiando con eso todo el tiempo. Sin embargo, como músico independiente, soy un convencido que, a pesar de todo, hay que seguir laburando, creando nuevas músicas, porque no hay que darle bola a todo eso que es la gilada, porque si no uno no hace nada. Lamentablemente, la gilada consume bosta y quiere más bosta. Por eso, a la gente no le tenés que dar lo mismo que le sigue gustando, porque eso es mentalidad de chancho, viste. Creo que escuchar nueva música y comprar un disco, hoy por hoy, es apoyar al artista y tener una consciencia musical y política sobre lo que se está haciendo. Hay que apoyar el disco y también apoyar al artista en vivo. Porque el deber del artista es venir a decir cosas, y a despertar a la gente de ese nivel de gilada que está impuesto, ese Inconsciente Colectivo del que hablaba Jung. Los artistas tienen que sacar a la gente de las vibraciones de esa falopa cotidiana impuesta, y aunque moleste, tenés que meter el dedo en el orto, porque vos sos artista, y ese es el point…

Ilustración: Nicolás Foti
¿Y cómo fue que llegaron al programa de Capusotto?
Zelmar: Porque nosotros, una vez por año, tocamos en la Peluquería Jopo, que queda en San Telmo, en Giuffra y Defensa. Los dos dueños son tipos muy copados que siempre nos invitan a tocar. Ese es un lugar buenísimo, y muy especial para nosotros, porque es un placer tocar ahí. Además, te ven muchas personas que pasan por el lugar, incluyendo muchos turistas, que por ahí, de otra forma, no te verían. Bueno, gracias al primer show que hicimos en Jopo nos vio el Griego (Iconomidis) y nos invitó a hacer los videos.


¿El tipo pasaba por ahí y los vio de casualidad?
Zelmar: No, en realidad el contacto viene por Acido Canario, mi otro grupo. El Griego me contactó por Facebook porque se había comprado Acido Canario 3 y le había gustado mucho, y me tiró la idea de hacer algo para el programa. Bueno, como con Acido Canario recién tocábamos dos meses después, lo invité a este show de Gualicho que era justo el sábado siguiente. Así que fue a vernos con Marcelo Capasso, que es el músico amigo suyo con el que producen los videos, y se coparon mucho con la música de Gualicho. Bueno, finalmente, se interiorizó de todo lo que estábamos haciendo en el sello (Noseso Records); y al final, ese año no solo hizo dos videos de Gualicho para el programa, sino que también uno de Acido Canario, uno de mi material solista, uno de Maricel Ysasa, uno de Ahí Vienen (el dúo que tengo junto a Eduardo Herrera) y otro de Riki Riki Tave y la Banda Misteriosa, el otro proyecto en donde está Juanjo. El Griego es un capo, una persona muy generosa, ya somos amigos a esta altura. La verdad, el chabón le dio un apoyo enorme al sello, y nos lo sigue dando. 

¿Y cómo se le ocurrió filmar los clips en un Jardín de Infantes?
Zelmar: Eso fue una idea del Griego. Él es el dueño de ese Jardín de Infantes (la Escuela Infantil Garabatos), que queda en Villa Pueyrredón. Ahí lo filmamos, incluso hicimos un show privado para los chicos… (risas) Nosotros ya habíamos tocado en un Jardín de La Matanza, donde va el hijo de Juanjo, y ese show fue buenísimo por la interacción del grupo con los chicos. Una maestra lo había filmado con el celular y yo lo subí, pero era un video de un minuto y medio de muy mala calidad. Cuando el Griego vio ese video pedorro, le gustó mucho la idea, y se le ocurrió hacerlo con mejor calidad y en su Jardín de Infantes. Casualmente, ese año, terminaría siendo el video más visto en YouTube, de todos los que se filmaron para el programa.


Para terminar, una pregunta vicio que le hacemos a todos nuestros entrevistados: ¿Qué canción de otro músico les hubiese gustado componer a ustedes?
Hernán: Hay una lista larga, ¿eh? Bueno, sí, elijo “La Sed Verdadera”, que Luis (Alberto Spinetta) hizo en Artaud. Ese es el primero que me viene a la mente, quizás también te podría nombrar “Starosta el Idiota”, de ese mismo disco, o varios más, como “Sister Morphine”, de los Stones, “Malísimo”, de (Ruben) Rada; etc., etc.
Juanjo: Sin dudas, “El Muelle”, un temazo que está en el disco Miguel Abuelo et Nada. Por ese recurso vocal inimitable de Miguel de cantar las estrofas entrecortadas, como cuando hacía “ah-ah-ah, eh-eh-eh”. Sin dudas, una canción muy bella, triste y melancólica. Genial.
Zelmar: Yo elijo “El Boliche”, de Eduardo Mateo. Otro tema que me rompe el bocho es “Dominoes”, de Syd Barrett. Qué sé yo, hay un montón, como “El Ojo”, de Jorge Lazaroff, o la poseía de “Destino del Canto”, de Atahualpa Yupanqui. Todos esos artistas y canciones me definen mucho a mí…

Emiliano Acevedo