viernes, 25 de septiembre de 2015

EL ARTE DE FUSIONAR FRONTERAS, entrevista a Anel Paz



Mientras febrero se consume lentamente, otra noche templada cae sobre la ciudad. En el estudio de grabación Full Pampa de Anel Paz los teléfonos no paran de sonar. Es que el líder de El General Paz y la Triple Frontera (GP3F) está ultimando los detalles de viaje, estadía y organización de la primera gira del grupo por Estados Unidos. Anel se mantiene tranquilo en una situación en la que es probable que muchos pierdan rápidamente la calma. La suya es la templanza de un tipo que sabe que nada es fácil, pero que está dispuesto a perseverar, sin prisas pero sin pausas, para estar preparado cuando la ola llegue y lo lleve.
Su temperamento vital, que sigue los preceptos del tao, y su alto grado de responsabilidad fueron los que incidieron para que esta entrevista pautada se lleve a cabo a pesar de estar visiblemente atareado. Incluso  su calidez prolongó la charla durante varias horas.  
Y es que a Anel Paz le encanta hablar de música, ese es su elemento. Pero no solo de la música de GP3F, sino de todo tipo de género y artistas. Virtuoso de la viola, talentoso productor, compositor y cantante; en Paz se mixturan las diferentes facetas de un tipo ecléctico y multifacético, casi tanto como la fusión de estilos y géneros de su sexteto. Por eso, a pesar de lo difícil de esta jornada afiebrada, aún tiene (o se lo hace) tiempo para charlar un rato más. Mientras afuera se escuchan apenas los murmullos nocturnos del barrio de Caballito. De vez en cuando, mientras habla, agarra la viola y se apasiona en mostrar como hace para tocar o componer alguna canción. Y es un placer escuchar, de entrecasa, a uno de los mejores guitarristas del rock de acá. Ya está, el celular le dio unos minutos más de tregua…

ENTREVISTA> ¿Cómo te llevás con la música rock actual internacional? ¿Te gusta algo?
Mirá, si bien ya no hay tantas expresiones musicales rupturistas, como las de los 60 y 70, me parece que aún existen muchos artistas que están emprendiendo su propia música, puliendo su estilo, buscando su camino. Y eso es genial. Dentro de los que me gustan están Muse, los Killers, qué sé yo, también hay muchos dentro de la música de fusión, y dentro del género world music que es riquísimo.

¿Qué opinás del presente del rock argentino?
Creo que el rock, por seguir siendo súper masivo, sigue mostrando su poder de comunicador social. Lo que sí creo, y más viendo muchos de los festivales que se organizan en la actualidad, que quizás, en los años 70, 80 la gente tenía una búsqueda un poquito más intelectual de acercamiento a los grupos de rock o a las diferentes propuestas musicales. Ahora, no digo que eso no siga ocurriendo, sin embargo, lo que prima es una búsqueda de identificación, de pertenencia, y también de diversión. Creo que se perdió bastante esa búsqueda intelectual, poética, o filosófica, que había en otros tiempos. Por otro lado, se abrió bastante el concepto de lo que es rock y lo que no lo es, porque en la actualidad se considera como parte del rock a bandas que en otras épocas, de ninguna manera, hubiesen sido incluidas.

Y dentro de este panorama, ¿en dónde situás la música de tu grupo?
Antes de nada, siento que con el General Paz estoy haciendo algo que me gusta. ¿Sabés por qué? Porque, desgraciadamente, a gran parte del rock argentino, históricamente, le faltó identidad. Por supuesto, los artistas más grandes del rock de acá tuvieron y tienen identidad, gente como Spinetta, Los Redondos, Charly, Soda; porque todos ellos crearon su propio sonido. Sin embargo, hay muchas otras bandas argentinas que no son mucho más que un sano homenaje a algún artista internacional de otra época…. Entonces, si lo tuyo es un “homenaje” a un grupo de afuera, ¿cómo hacés para mostrarlo afuera? Eso sería como un chiste, como si viniera acá un coreano disfrazado de Gardel, o del Polaco Goyeneche, a cantar un tango en coreano… Por eso me gusta mucho lo que estamos haciendo en GP3F, porque siento que en este grupo encontré mi identidad. Sé que va a ser duro, pero quiero aportar mi granito de arena porque estoy convencido que la música argentina tiene que volver a estar en el lugar que se merece. Tenemos una tradición muy grossa de músicos de calidad como Seru Giran, Spinetta, Piazzolla, Cerati, Pappo, Atahualpa, etc, etc. Por supuesto me pasa lo mismo que a la mayoría de los músicos del rock argentino, porque yo también estoy muy influenciado por la cultura del rock angloamericano, y muy influenciado por todo el jazz y el blues de raíces afro; pero, a la vez,  también estamos influenciados por el tango, el folklore, o la música latinoamericana… A veces, sin saberlo, ¿eh? Ese entrecruzamiento de géneros y estilos es lo que me impulsó a fundar este grupo, porque sentía que algo tenía que hacer esta fusión. Por eso ahora, que el grupo ya es una realidad, nos damos cuenta que lo que les gusta a los organizadores que nos invitaron a tocar en los festivales en Estados Unidos es, justamente,  la riqueza de esta fusión que hacemos. Por eso nos dieron bola.

Y dentro de esa fusión que iniciaste las posibilidades son infinitas…
Claro, porque te empezás a dar cuenta de toda la riqueza que hay en cada uno de los ritmos autóctonos, en el tango, el folklore, así como en los ritmos uruguayos, el samba brasileño; y si todo eso encima lo fusionás con todo lo que ya tenemos en la mochila del rock progresivo, no hay límites. Después, pensás: ¿lo va a escuchar alguien o no? Qué sé yo. Ahora, lo que sí sé es que le llega a gente, tanto aquí como en el extranjero, y les gusta, porque quizás les suena a algo nuevo y con identidad propia.

¿Y cómo es la repercusión del grupo en la prensa de rock de allá?
Bueno, ya nos hicieron varias notas, y nos preguntan acerca de si formamos parte de algún movimiento de fusión, que viene con este sonido de Argentina y de Latinoamérica y yo les contesto que sí, porque creo que estamos en un movimiento, lo que pasa es que es aún es muy under aunque con un power y una riqueza musical muy grosa. Lo veo, lo percibo. Ahora mismo, si vas a cualquier pub, vas a ver a un montón de chicos y chicas haciendo músicas que están buenísimas. La novedad es que ahora aparecen con todo las minas, liderando proyectos musicales muy grosos, ¿viste? Hay un montón de mujeres que se animan a pasar al frente y rockear, ya sea cantando o tocando algún instrumento. Lo que pasa es que –a diferencia de otras épocas- acá no hay ninguna estructura armada para que muestren lo suyo, como debería ser. Sinceramente, creo que esa búsqueda por hacer una música nueva, por fusionar estilos está viva, ya existe. Tan solo la tenés que encontrar. Yo lo veo, incluso en las bandas que produje últimamente: Surfistas del Sistema y Diemen Noord, este último un grupo con influencias de música celta. Ahí tenés dos ejemplos muy interesantes, porque son artistas que están haciendo una música hermosa, muy original, con lindas letras, y con ganas de seguir experimentando y aprendiendo. Para mí, esto es lo que se vine. Creo que se viene una época muy creativa, de rock progresivo, fusión y mucho rock experimental; y estoy muy contento de que nosotros estemos metidos en esta nueva movida.

¿Pensás que el público joven de las bandas más mainstream, que no está al tanto de esta movida, le gustaría acercarse a estos nuevos artistas si se les diera la oportunidad?
Sí, por supuesto. Mirá, la otra vez nos invitaron a tocar en el Rock BA, el festival organizado por el Gobierno de la Ciudad, en Ciudad del Rock. Poco antes de empezar el show, un stage manager me dijo: “Si podés, antes de subir, prueben un poco el sonido”. Y se nos ocurrió, empezar a hacer una zapada, tirando toda la carne al asador, con solos de guitarra, y todo. A la gente le encantó lo que estábamos haciendo. Esto antes, en los 90, no pasaba, no se lo hubiesen bancado ni ahí. Ahora los chicos te escuchan y les gusta que uno se ponga a hacer solos e improvisar.

En este punto, ¿que sería el rock en la actualidad para vos?
Bueno, si el rock está vinculado a un sentimiento de oposición a todo aquello que es pre digitado; me doy cuenta que ese espíritu aún sigue estando. Lo que no sé es si está bien encauzado. Antes eso estaba mucho más claro, porque la rebeldía que sentías te impulsaba a hacer algo creativo; y ahora eso no se ve mucho. En muchos casos, esa rebeldía termina decantándose en intentos por tratar de hacerse famoso rápido, o se transforma en mero bardeo… Quizás haya algo de ingenuidad en eso, pero… qué sé yo. Algo cambió, seguramente, pero no podría decirte que. Lo positivo es que me parece que ahora el rock se ha diversificado tanto, que es imposible tratar de encasillar en un molde a nadie. Gracias a Dios hay de todo, viste. Y eso está bueno. 

Show en CM Vivo, julio 2015.

La segunda parte de esta nota arranca luego del regreso a nuestro país de El General Paz. Justamente, el grupo tuvo el honor de abrir el ciclo CM Vivo de El Canal de la Música. Para eso grabó un tremendo show el 1 de julio en los estudios de la emisora, en la calle Riobamba, en el mismo lugar en donde estuvo el mítico Teatro Estrellas en los 70, y que luego se reconvertiría en el edificio de Crónica TV. Ahí GP3F demostró toda su potencia musical, en algo más de una hora, presentando los nuevos temas de Maravillas (2013) además de algunos de su primer álbum homónimo editado en 2008. Esa fría noche Anel junto a Mayra Domine (teclados y coros), Kiki Ferreira (bajo y voz), César La Rosa (batería y coros),  Jorge Platero (percusión y voz), y Diego La Rosa (guitarra y coros) le pusieron calor y ritmo al invierno porteño. Es un grupo que realmente disfruta tocar juntos, llevando su fusión musical más allá de cualquier límite. Y es que nuncan improvisan al pedo, sino para re-crear su repertorio todo el tiempo. En esos momentos es un placer ver como toca Anel esa hermosa Ibanez Iceman verde con estrellitas que lo caracteriza. Y es que difícilmente uno haya visto semejante violero en vivo, haciendo esos solos increíbles que recuerdan a Hendrix, Santana o Van Halen. Y no estoy exagerando ni un ápice… Pero, ese talento va a la par de su humildad. Esa que lo hace esperar, una vez concluida la grabación del programa, en el pasillo al costado del estudio, para saludar, uno a uno, a todos los asistentes con un beso, un apretón de manos y algún que otro abrazo. Quizás este sea el momento propicio para continuar esa charla que nos había quedado colgada hace algunos meses…

La última vez que nos vimos estaban a punto de empezar la gira, ¿cuál es tu balance de la misma?
Todo lo que pasó fue positivo, porque nos habían elegido del SWSX (South by Southwest), que es uno de los festivales más importantes del mundo. Hicimos dos shows en dos venues diferentes: Flamingo Cantina y Russian House. Eso fue en Austin, Texas. También tocamos en Dallas, Houston y en Miami. Y estuvimos de promoción en Los Angeles. Para mí volver a LA es siempre una alegría, porque es la querida ciudad en donde viví cuando estudiaba en el Musicians Institute, hace muchos años, a fines de los 80. Luego, cuando volvimos de la gira, hicimos el vídeo de “Maravillas”. Junto a Rodrigo Espina, el director, se nos ocurrió hacer un videoclip en donde contamos la historia en estos primeros siete años de vida y ruta de la banda.

Sí, lo vi y me gustó mucho la idea. Aprovecho para preguntarte como fue la cocina de este nuevo disco, Maravillas. ¿Cómo fue el proceso de composición de los temas del álbum?
Mirá, siempre estoy componiendo, a veces, hasta voy por la calle, agarro el celular y canto alguna melodía. Por eso tengo decenas y decenas de temas, un montón de ideas musicales grabadas por todos lados. Entonces lo que hice fue escuchar todo eso que había ido grabando en el teléfono o en la compu, para ver qué era lo que más me gustaba de todo eso. Más tarde seleccioné, más o menos, veinte ideas y las traje acá para ir ensayándolas con el grupo. Por supuesto, en los ensayos, cada uno de los chicos va poniendo su propia riqueza musical, en un proceso de intercambio de mucha creatividad. Ahí yo ocupo un rol de productor y voy filtrando aquello que puede servir para ir desarrollando. Bueno, al final quedaron 14 temas, de los que grabamos solo 11. Esto lo decidí a último momento, porque quería que el disco no fuera tan largo y se pudiera escuchar todo, tema a tema, como una obra integral. Los temas se fueron grabando con toda la banda tocando junta, y más tarde se agregaron las voces.

¿Por qué tardaste cinco años en editar este segundo álbum de G3PF?
No fue por un tema musical sino por los tiempos, porque estaba aún metido en mi productora, Súpercharango, en esa época. Y al mismo tiempo tenía que trabajar en la música de (la película) El último Elvis. Además, estaba haciendo varias producciones más de Súpercharango, además de mi laburo en los discos de Sergio Pángaro, Doce Monos, Nerd Kids, y muchas otras grabaciones… Entonces, como El General Paz estaba creciendo y me requería cada vez más, tuve que decidirme, y dejé la productora para quedarme con lo que más me gusta hacer: la música de GP3F y las producciones artísticas para otros grupos. Dejar la productora, me llevo bastante tiempo porque fue una decisión muy fuerte y difícil para mí. Con respecto a lo que me preguntás por el tiempo entre discos; qué sé yo, como te dije antes, yo estoy componiendo todo el tiempo. Capaz que si un día –si Dios quiere- el General Paz explota, hago como Zappa y edito 120 discos, uno atrás del otro… ¿Por qué no? Me encantaría poder hacerlo, total, material y ganas me sobran.

¿Cuáles son para vos las diferencias y similitudes entre los dos discos del grupo?
No creo que uno sea mejor que el otro, son dos álbumes diferentes, y, seguramente, el próximo también va a ser diferente a estos dos. Bueno, el primer disco fue la primera vez que yo me hice cargo de la voz líder, en un proyecto mío, porque antes tan solo había hecho coros en mis bandas anteriores. Así que arranco como cantante acá, en GP3F, y eso me abrió una nueva herramienta de expresión, más allá de mi labor como guitarrista, compositor y productor. El tema fue que, al principio, me sentí un poco avergonzado por el hecho de tener que cantar, aunque esa había sido mi elección. Por eso, la diferencia es que en este segundo álbum me empecé a sentir más cómodo –y a disfrutar mucho más- con el instrumento de la voz. Sé que tengo muchísimo más para crecer como vocalista. Otra de las diferencias es que, en el primer álbum, el tema de la fusión se fue armando con el desarrollo del proyecto, y con los músicos que se unieron a mí en ese momento; ahora ya siento que la fusión musical es la marca registrada de la música del General Paz, y que nosotros como instrumentistas nos sentimos más seguros para poder jugar con eso. También, el buen feedback de la gente, luego de la edición del primer disco, me dio crédito y ganas para seguir metiéndome cada vez más en esto, porque fue un proyecto que surgió de la nada, creado por mí, al que se subió gente de primerísimo nivel. Con respecto a las similitudes, bueno, en ambos discos prima esa idea de búsqueda; no nos regimos por las modas, nuestra música sale de nuestros corazones y de lo que tenemos ganas de hacer en ese momento.

¿Qué músicos que admirás crees que te influenciaron en la composición de los temas de Maravillas?
Creo que me terminaron de influenciar los músicos de raíz. Esos que hacen cosas que parecen simples pero que son las más complejas. Siento que estoy volviendo a los primeros guitarristas que me volaron la cabeza de pibe, como Santana o Jeff Beck. Por supuesto que luego también me influenciaron mucho Van Halen, Hendrix; y en la parte rítmica la música negra, lo afro, el funk, tipos como Stevie Wonder… Pero, todo es fusión de géneros y estilos, que en la parte armónica, estoy marcado por el jazz y la música brasileña. Por supuesto, ahora también estoy muy influenciado por los otros integrantes de la banda, que me enseñan cosas todo el tiempo. Ahora mismo estoy estudiando el tema de expresarme más con la voz con Jorge Cutello, quien es un increíble músico de jazz, pianista, saxofonista y compositor. Uno nunca dejá de aprender sobre música.

¿Fue pensado que el disco empezara con “Alegría”?
No, al principio habíamos elegido “Maravillas” como la primera canción del disco, pero como tenía un beat de apertura tan al palo, lo cambiamos por “Alegría”. Este es un tema curioso, porque está compuesto con tonos menores. Eso es raro porque la música alegre habitualmente está compuesta en modo mayor, pero lo compuse así porque esta es la forma en la que concibo a la alegría en este lugar del mundo. Hay tantas cosas que tiran para abajo en el cotidiano, que ahora parece que lo más ridículo del mundo es decirle a alguien “alegría”, porque te ven como un tipo superficial… Por eso esta es una alegría con acordes menores. Una “alegría” que hay que ganársela desde el interior del ser, que hay que cuidarla, preservarla. Fíjate en la calle, la gente no tiene cara de felicidad, todos van con cara de orto, y uno se pregunta el porqué de esto, cuando estamos mucho más avanzados en conocimientos, técnicas, y con posibilidades de vivir más plenos, con mejor salud, y con mayores comodidades que hace 500 años. Y de eso habla el tema, que en este contexto, no te queda otra que ser un guerrero, y preservar esa alegría del ser, cuidarla como si fuera un jardín en el desierto, donde salen las plantas y las flores más bellas y resistentes.

Ese es un mensaje que se engancha con la letra de “Maravillas”, ¿no?
Sí, y este es un tema que me encanta porque tiene una fuerza terrible. “Maravillas”, justamente, habla de la posibilidad de cambiar nuestra mirada. Me parece que todos somos artistas en nuestras vidas, en el sentido de la creatividad. Porque creamos vida al tener hijos; pero todo el tiempo estamos creando, como en cada momento en que nos re-creamos a nosotros mismos, como cuando creamos relaciones. Por eso, antes de cambiar algo, hay que modificar nuestra visión, poder soñar eso que queremos. Entonces, esta letra sería eso, poder ver lo que vemos todos los días, pero con la maravilla que eso tiene adentro. Descubrir las maravillas de una charla, de un amanecer. Simplemente, cambiar nuestro mundo aquí y ahora. Además, me encanta como quedó la música, porque la banda en este tema es una aplanadora…

Sí, tiene una aceleración rítmica importante…
¡Totalmente! Es terrible, lo mismo que el arreglo de caños que hizo la sección de vientos formada por Alejo von der Pahlen y Ervin Stutz, los músicos invitados, un arreglo bien potente, a lo Earth, Wind & Fire, o Tower of Power. Por otra lado, mi solo de viola es un homenaje a la primera época de Carlos Santana, cuando se juntó con John McLaughlin en el disco Love Devotion Surrender. Además me encanta como quedó el video clip que hicimos con Rodrigo Espina, con un collage de imágenes que recorren la historia del grupo. Trabajar con Rodri es genial, porque aparte de un gran director es un súper melómano, un rockero en serio con el podés hablar horas sobre música, por eso puede interpretar mejor que nadie en imágenes cada una de las canciones del grupo.

¿Y “Flor de lis”?
Ese es un tema de amor que tenía desde la época de Los Políticos, mi anterior banda. Siempre lo quería hacer y no le encontraba la vuelta. Ahora sí lo pude hacer, afortunadamente, gracias al aporte de mis compañeros del General Paz. Tiene una cadencia hermosa que me encanta. La letra habla de cuando te encontrás con esa persona con la que sentís que estaban predestinados a estar juntos.

¿Y la lírica de “Luces de cristal” de dónde sale? Porque hasta parece un tema medio setentoso, ¿no?
Sí, es una fusión. Bueno, para hacerla, me inspiré en Agustín Pio Barrios Mangoré, un compositor y gran guitarrista paraguayo cuyo repertorio me gusta mucho tocar, ya que fusionó la música clásica con la música popular de su país. Justamente, si te fijás, la guitarra de “Luces de cristal” tiene una cadencia propia de arpa paraguaya, ¿no? Todo eso, se podría decir, fusionado con un estilo de canción medio setentosa, medio spinettiana, por supuesto. También fue decisivo el aporte de Mayra con esa melodía de piano impresionista, en un estilo Erik Satie. Después en el cierre le di al solo una cosa medio queenesca, bien power… Me gusto mucho ese tema. También filmamos un clip con Rodrigo de esta canción; lo hicimos en la costa, enfocando todo el tema de las contraluces, quedo muy lindo.

Bueno, en el caso de “Surferos del alma” ahí hablás de tu pasión por el surf…
Sí. Además se la quería dedicar a todos los surferos y, a mi maestro, el Capitão David, que también aparece en el video que filmamos en Brasil. La verdad, a mí el surf me dio mucho, por lo que esta canción no es más que un humilde homenaje.

El instrumental “A tu mirada” podría estar en la veta del Santana de “Samba pa ti” o “Europa”, ¿coincidís?
Sí, a full. Es un homenaje a Santana y Jeff Beck. Ellos componen temas instrumentales hermosos, y yo quería hacer uno así. Y lo que tiene de característico es que la segunda parte del tema se fusiona con todo en un samba, cuyo tempo va aumentando cada vez más, hasta llegar a un éxtasis, y después vuelve a bajar, como cerrando un círculo con la cadencia melódica del inicio.

Por su parte, “Energía verde” es más folclórico…
Tal cual, y también tiene un mensaje centrado en la ecología. La letra habla de eso: que nos pongamos a la altura del mundo. No hace falta cambiar al mundo, porque esta bárbaro así, lo que hay que hacer es un hombre mejor. Y esto se relaciona con la filosofía del Tao y eso que te decía de “fluir con las olas”, como en el surf. En este punto, de lo que habla “Energía Verde” es de todas las formas de energías alternativas no contaminantes, cuya implementación paulatina, en la coyuntura actual mundial, pasa a ser de vital importancia, porque si no lo hacemos vamos a terminar arruinando al planeta. Como vos decís, tiene un toque folclórico. Es una zamba, pero esta vez con “z”, no con “s”… (risas) También es otra canción que agarra impulso en su parte media, también me gusta como quedó, y me encantaría hacerle un video clip en un futuro cercano.

Después llega “Idea 52”, un tema rockero bastante loco. ¿De qué se trata?
“Idea 52” habla de una relación erótica. Es decir, cuando el erotismo es vivido como éxtasis, eso que hace que dos seres sean transportados a otro nivel del universo y enloquezcan. Simplemente eso… (risas)

Con una letra con doble sentido y metáforas de otra cosa…
Y sí. Bueno, que cada uno piense lo que quiera al respecto.

A ese tema es fácil relacionarlo con otros del grupo como “Black Pato” o “Al lagarto”, en donde prima la locura y el humor. ¿Cómo se te ocurre incursionar en esta veta?
Porque “Black Pato” o “El Lagarto” son temas en los que me rio de mí mismo, y eso me encanta. Hay muchos artistas que admiro y que saben reírse de sí mismo. Tipos como Zappa, Prince, Bowie o Peter Gabriel. Porque ese era su punto de vista, y su forma de expresarse como artistas en ese momento. Para mi está buenísimo poder hacer eso. Por eso, me encanta pasar de tocar canciones como “Quinta Dimensión”, a tocar un tema re loco como “El lagarto”, que sorprende por su  ruptura lírica. El eclecticismo musical es lo mío.

El final del disco, “Miel fina”, es como la frutilla del postre…
Sí, es un tema muy fino, valga la redundancia. Tiene una secuencia armónica compleja, me parece que es un cierre muy lindo del disco. Algunos fans me preguntaron si este tema es un anticipo del tipo de material que va a estar incluido en el próximo álbum del grupo; y la verdad es que aún no lo sé. Lo que sí sé es que “Miel fina” me salió así, lo que viene puede ser otra cosa totalmente distinta. Este tema tiene una influencia de Gilberto Gil, Djavan, y algunas bandas de fusión como Return To Forever o Steps Ahead… Es más, la parte del medio tiene una influencia de Yellowjackets, el grupo de Robben Ford. Bueno, es que quisimos hacerlo así. La verdad es que es un placer tocar en esta banda. Es una experiencia sanadora, para mí y espero que para cada uno de los demás chicos del grupo.

En una oportunidad me dijiste que querías que este segundo disco se pudiera escuchar de corrido, de principio a fin. ¿Crees que lo conseguiste?
Yo puedo escuchar todos los temas del disco seguidos, pero no sé si los demás pueden… (risas) Estoy conforme con el álbum, porque es un material bastante ecléctico, sin temas de relleno. No nos guardamos nada y creo que pusimos lo mejor que teníamos ahí. Creo que recién ahora me puedo poner a trabajar con otros músicos, como lo vengo haciendo, y encontrar arte, encontrar equilibrios, porque no hay un solo equilibrio, hay varios. Porque un tema equilibrado no tiene que ser una balada pausada, también puede ser un punk o un tema heavy que venga a mil, pero porque siempre hay un equilibrio interno. Vos entendés. Y ahora estoy encontrando eso en mi música, y en la música de los grupos que me toca producir.

Hasta ahora estuvimos hablando solo de tus temas, así que ahora te hago nuestra pregunta vicio que le hacemos a todos nuestros entrevistados: ¿Qué canción de otro te hubiese gustado componer?
¡Qué pregunta! Es que tengo una lista interminable, y, además, hoy te puedo decir un tema y mañana se me puede ocurrir otro muy distinto. A ver, ahora estoy muy copado con la capacidad compositiva de Queen. Temas como “Somebody to Love” son verdaderas obras de arte, una verdadera sinfonía, no se pueden creer. Los temas clásicos de Queen son increíbles como están desarrollados. Por supuesto, también me hubiese encantado escribir alguno de Stevie Wonder. Ahh, ¿escuchaste “A Remark You Made”, de Weather Report? Ese se lo recomiendo a todos, porque es impactante, una obra maestra, sobre todo su versión en vivo. En ese tema instrumental hay momentos en los que no está sonando nada, directamente. Es una maravilla que se mantiene con apenas un hilito de música, como si fueran hilos de cristal, una locura.

¿Se hace fácil teniendo a todos esos monstruos en un mismo grupo: Zawinul, Pastorius, Shorter, Alex Acuña? Un verdadero Dream Team, ¿no?
Jaja. Sí, tal cual…

¿Cuáles son los proyectos del grupo de aquí a poco?
Ahora estamos preparando la próxima gira para octubre. Nuevamente por Estados Unidos y sumamos México. También estamos organizando la primera gira por Brasil, que parece que va ser en enero, a la vuelta de México. Y después, en el medio de las giras, seguramente en noviembre, vamos a hacer la presentación oficial del disco en algún teatro de Buenos Aires. En esta gira que estamos por empezar, nos acompaña como invitado el gran Arthur Maia, uno de los mejores bajistas del mundo, que tocó, entre otros, con Santana, George Benson, Gilberto Gil, Marisa Monte, Caetano Veloso, Pat Metheny, Djavan y Hyram Bullock.

¿Y cómo consiguieron su participación?
Lo conocimos cuando tocamos abriendo el concierto de Gilberto Gil en el Gran Rex, en 2008. Así que quedó el contacto, y ahora le escribí contándole de la gira. Volvió a escuchar a GP3F y me dijo que estaba muy bueno, que le gustaba mucho. Y me dio el OK. Arthur es un increíble músico y ser humano. Es un honor enorme estar tocando con él. Además vamos a dar una clínica juntos en el Musicians Institute, en Los Angeles, sobre la fusión y el mestizaje de las músicas.

Anel, ahora que ves que el grupo empieza a despegar y que lo llaman para tocar en el exterior, ¿Qué es lo que esperás de tu carrera de acá en más?
Como te decía antes, este proyecto arrancó porque me di cuenta que necesitaba un cambio en mi carrera. Y esto lo sentía a pesar de que había iniciado, junto a mis socios, una productora (Supercharango) desde cero, hasta convertirla en una de las más exitosas del país. Porque, tranquilamente, podría no haberme metido en esto y seguir en lo que ya venía haciendo. Sin embargo, era consciente que ese no era mi camino, porque mi camino era hacer mi propia música. Me encanta producir, y aún lo sigo haciendo porque es una experiencia de aprendizaje genial, pero yo tenía la necesidad de hacer mi propia banda, pasase lo que pasase. ¿Cuál es mi camino ahora?
Estar metido a full en esta experiencia musical, con amplias posibilidades en el horizonte. Porque, a pesar de que nadie te regala nada en este medio, veo que se empezaron a abrir puertas que no esperaba. O, mejor dicho, sí las esperaba, las deseaba, pero no sabía cómo iban a pasar. Hay señales, tanto adentro como afuera del país, que la banda gusta. ¿Adónde me va a llevar esto? No lo sé, pero sé que adonde me lleve va a estar bien. ¿Qué va a cambiar, si los dioses quieren, y la banda explota y empezamos a tocar en todos lados -como queremos-, ya sea en Japón, Estados Unidos o Europa? Nada. Lo único que va a cambiar en mí es que voy a tener más tiempo para componer, para ensayar, y para surfear.
Lo que está claro es que ahora quiero seguir haciendo música con este grupo, porque aún tenemos tanto para investigar de los ritmos latinos, de la música argentina, y de la música uruguaya, brasileña, colombiana, cubana, el funk, el jazz… Todo eso fusionado con el rock, por supuesto, porque ese es el palo de dónde vengo. Estoy muy contento de que lo nuestro no se parezca a nada. 

Emiliano Acevedo 



jueves, 24 de septiembre de 2015

NEVERMIND: Reiniciando el Rock



Hace muchos años, no había grunge, punk o heavy. Se experimentaba con todas las influencias que se podían absorber y esto, combinado con grandes talentos creativos, daba vida a bandas como The Beatles, The Doors, Led Zeppelin, entre otras. ¿Y qué estilo hacían? Hacían rock, pero con pop, en algunos casos más uno que del otro.

A fines de los años ochenta las cosas eran distintas, las ramas del rock estaban bien definidas en el mainstream. Tanto los diferentes estilos como sus consumidores, difícilmente cruzaban las fronteras que los diferenciaban.
Se acababa la era más futurista del rock, donde casi todo era pop y con alta dosis de electrónica que sintetizaba cada acorde de guitarra, aunque el hard rock de Aerosmith y Guns ´n Roses en mayor medida, competía también por el grueso del público masivo y radial, dejando lugar para que explote el heavy metal de Metallica para un público que prefería sonidos más densos y siempre el básico y letal punk rock, con exponentes como los inoxidables Ramones. Así las cosas cada uno desde su vereda, mientras que en el siempre mucho más interesante underground se gestaba la movida que apretaría STOP y le daría reinicio al viejo rock & pop.

Nirvana supo incorporar lo mejor del underground, absorbiendo la movida “alternativa” de los Sonic Youth, los diferentes estados de ánimos de las canciones Pixies y melodías pegadizas al estilo beatle, pero sonando como Black Sabbath, y todo con la estética y la velocidad del más crudo punk rock. Todo esto lo cocinó durante un año o dos, lo mezcló bien y lo sirvió en un plato bien redondo. Ese plato era un disco que nos empezaba a sacudir desde su misma tapa, donde se veía a un bebé que nadando perseguía un billete de un dólar en forma de carnada. El fin de la inocencia, a despertarse a otro mundo… y nos despertó. Asimilamos el disco y al punk le gustó un poco más el pop y el pop quería ser algo más heavy, entonces empezamos a cruzar fronteras, tanto consumidores como músicos.

Hoy el rock tiene incluso más ramas que antes, pero ahora conoces casi todas y probablemente te gusta algo de todas, tal vez más de lo que te gustaría admitir dentro de tu preferencia pop, punk o heavy por nombrar algunas. Este cambio se fue gestando con grandes bandas y grandes discos, pero si existió un punto de inflexión, una bisagra o un botón de reinicio, ese fue un disco con toda la esencia del espíritu adolescente pero apto para todo público. Ese fue y será NEVERMIND.

Gabriel Gori