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martes, 24 de marzo de 2020

CADA VEZ QUE ESCUCHO EL ÁLBUM BLANCO



Si nos proponemos definir al Álbum Blanco se encendería el piloto automático y brotarían frases como: “fenómeno cultural de inmensa importancia”, “el disco doble emblemático del grupo más prodigioso de la historia del rock”, “caleidoscopio caótico y genial de la música popular”.

Aún hoy, a medio siglo de su edición, las dimensiones musicales de esta obra ensombrecen las carreras de más de un grupo musical y son la inspiración de otros varios. La razón es que es un disco incomparable tanto en amplitud como en variedad. Resulta imposible, entonces, congelar este manojo de canciones en solo un par de sensaciones. La mirada que cada uno tenga del Álbum Blanco dependerá de la conexión sensorial que estableció con este material.

Esta nota no es más que la descripción de una de esas tantas conexiones posibles: una particular, la mía. La prioridad no será lo técnico sino mi experiencia personal. Algo que queda un poco de lado en la mayoría de las notas que hablan de este álbum. Por eso podrás coincidir más o menos con mis líneas. Eso lo veremos más adelante cuando te cuente lo que siento cada vez que escucho estas entrañables canciones.

En el Álbum Blanco hay canciones de todo tipo. Algunas risueñas e ingenuas, otras profundas y serias; algunas baladas, otras, rocanroles violentos que metían miedo; hay country y folk; music hall; vanguardia y música contemporánea. Es una obra que rompió todos los esquemas, difícil de abarcar pero ensoñadora, adictiva y legendaria. En este disco las personalidades de los cuatro Beatles está bien marcada: la rudeza melancólica del John Lennon más descarnado sirve como contrapeso a la melosidad rockera de Paul McCartney mientras que George Harrison hace esfuerzos ímprobos para afirmarse al lado de esos dos titanes y la naturalidad de Ringo Starr frena algunos excesos de los otros tres. Alquimistas intuitivos lograron escribir la biblia musical del Siglo XX.

A lo largo de su carrera, los Beatles fueron un grupo inquieto que se renovó constantemente tomando la iniciativa y arriesgándose siempre. Muestra cabal de esta actitud (y aptitudes) es este material.

El Doble Blanco ya desde su tapa minimalista pero que planteaba un viaje incomparable del sonido y la multiplicidad de las canciones. Todo un caos en ebullición controlada. Desprolijo, disperso y fascinante, uno de sus trabajos más intrépidos y delicados. Ying y Yang y todo lo que hay en el medio.

El contexto. En febrero de 1968 los Beatles fueron a la India a buscar un poco de paz y orientación espiritual. Efectivamente, meditaron y estudiaron con el Maharishi, en la aldea de Rishikesh, sin tener alrededor el círculo mediático que los había rodeado en sus últimos cinco años. En ese ambiente de calma y tiempo libre terminaron componiendo tantas canciones que el material resultante terminó llenando dos discos. Un álbum doble de 30 canciones que fue grabado entre mayo y octubre de 1968.

DISCO 1 LADO A:

. “Back to the URSS”: Así empieza este viaje por mi copia mono, número 48.993, edición nacional de EMI. Un disco fusilado, rayadísimo, pero que no cambio por ninguno. ¿Y qué decir de esta canción? En mi consideración, es una de las mayores genialidades que haya hecho el grupo en toda su historia. Un rocanrol que suena como la mixtura entre Chuck Berry y los Beach Boys cantado con acento norteamericano pero que habla de la Unión Soviética ¡en plena Guerra Fría! Un pastiche de música y palabras que hace reír y pensar.

. “Dear Prudence”: Prudence era Prudence Farrow, hermana de Mia, la famosa actriz norteamericana. Ambas estaban, también, en la comuna en Rishikesh. Según parece la chica meditaba encerrada largas horas, algo  que inspiró a John a escribir esta hermosa canción de invitación a la vida. Allí, John hace una interpretación muy profunda y sentida en la que, al margen de la jovencita, pareciera invitarnos a todos a salir de nuestro propio encierro personal.

. “Glass Onion”: Una cadena de significados. John haciendo referencia a muchas de las canciones del grupo –incluyendo “Strawberry Fields”, “I´m the Walrus”, “Lady Madonna”, “Fixing a Hole”, “Fool on the Hill”-. Las estrofas aleatorias sin narrativa coherente aparente parecen estar metidas a presión para confundir a los fans que insistían en analizar cada una de las canciones que el grupo hacía. Un cuento imposible de resolver pero delicioso.

. “Ob La Di Ob La Da”: “La vida continua”. Un tema que me volvía loco de chico y con el correr del tiempo descubrí que era muy tonta. ¿Qué pensó McCartney cuando lo compuso? Sin embargo, no podemos negar que es un ska acaramelado que tiene cierto encanto innato… a pesar de ser una de las tres peores canciones del canon beatlesco…

. “Wild Honey Pie”: Una broma en forma de canción elaborada por Paul en soledad y que Charles Manson concretó en su literalidad más absoluta. La canción no está mal…como tema de relleno.

. “The Continuing Story of Bungalow Bill”: Cuenta la leyenda que mientras los muchachos estaban en la India, un joven norteamericano acaudalado llamado Richard Cooke III fue a visitar a su madre que también formaba parte del contingente que estaba estudiando con el Maharishi. Cooke y su madre fueron a cazar tigres y mataron a uno. Luego, volvieron a meditar. Esta canción se basó en ese suceso que resultó indignante para los Beatles. El despliegue vocal de Lennon es inmejorable en este tema y nos cuenta una historia infantil como las de Buffalo Bill que pasaban los sábados a la tarde en la televisión cuando éramos chicos.

. ”While My Guitar Gently Weeps”: Sin dudas, llegamos a una de las mejores canciones compuestas por George que, para aquel momento, ya comenzaba a dar muestra de su maestría. Los solos de guitarra de Eric Clapton, como músico invitado, te revuelven las tripas. La música y los arreglos son excelentes pero además el piano tartamudeante de la intro ya te anticipa que lo que vas a escuchar es una canción de otro planeta.

. “Happiness is a Warm Gun”: Otro gran tema de Lennon, y quizás su canción más llena de significantes sin significado. Ideas aparentemente conectadas entre sí pero tan poderosas en sí mismas que no necesitan conexión para que el sentido emerja. Temazo en mayúscula. No apto para corazones sensibles, o sí, bueno, depende…

LADO B

. “Martha My Dear”: Una amorosa canción de McCartney dedicada a su perra, la ovejera inglesa Martha (1965-1981), compañera inseparable del músico. La canción comienza como si fuera un ejercicio de piano, al que luego se une la voz del compositor y una mini orquesta. Un tema con armonías gentiles y apacibles, cambios de ritmos y en el que Paul toca todos los instrumentos. Me identifica profundamente como mascotero que soy.

. “I´m so Tired”: Una de las grandes temáticas lennonianas es el sueño, las ganas de tirarse a dormir. John la escribió después de estar tres semanas en la India. Él amaba dormir pero en ese momento le costaba mucho hacerlo. Después de pasarse tanto tiempo meditando, no podía relajarse al acostarse. Una canción letárgica pero con furiosos crescendos que dan cuenta del sentimiento de su autor. Un tema de cabecera para los que somos noctámbulos…

. “Blackbird”: Acá tenemos a un Macca íntimo cantando con un coro de pajaritos de fondo. Hermosa canción, casi de fogón, a cuya letra resultó muy en línea con un tema contemporáneo a ella, la lucha por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. La letra es una alegoría excelente. Entiendo, que no está hablando acerca de un ave literalmente sino acerca de las personas que buscan la libertad, que buscan escapar de las persecuciones que sufren.  

. “Piggies”: Una deliciosa melodía barroca made in Harrison. A pesar de (o debido a) su tono, aquí George se burla de los horribles hombres de negocio (los cerdos) capitalistas. Harrison la canta muy bien, casi dulcemente, mientras lo acompaña el delicado sonido del clavicordio. Como ustedes sabrán, esta es otra de las canciones que Charles Manson tomó en forma literal ordenando a sus seguidores a masacrar a sus víctimas con cuchillos y luego, dejar escribir con su sangre el mensaje “pigs” en la pared.

. “Rocky Raccoon”: Comenzó como una improvisada canción de Paul, en broma, sobre el lejano Oeste. Y eso es lo que es: la simple historia de un vaquero que cree que se la sabe todas hasta que “le sale el tiro por la culata” y pierde un duelo, y casi herido mortalmente espera que una pequeña biblia de los Gedeones lo redima en su hora final. Delicioso ese piano de saloon que repiquetea de fondo…

. “Don´t Pass Me By”: El primer tema propio grabado por Ringo, un country tocado a lo bestia. El baterista lo había empezado a componer en 1964 pero tardó cuatro años en terminarlo. Simplemente, una canción country y western con un atractivo violín añadido. Una linda canción con letra tonta.

. “Why Don´t We Do it in the Road?”: Macca solo, solito y solo, rockeándola. No se puede decir demasiado de este tema más allá de que la pregunta retórica del título fue inspirada tras haber sido testigo del acto de apareamiento de dos monos en plena calle. Pienso que si nos propusiéramos responder esa pregunta deberías recorrer caminos filosóficos, políticos y sociológicos interminables…pero valdría la pena.

. “I Will”: Dulce como un caramelo, un tema redondo de Macca. Una gran canción con lindas armonías y letra. No hay mucho más que decir al respecto. La grabación fue muy desestructurada, con Ringo y John tocando percusión como quien respira.

. “Julia”: El último tema en grabarse para el Álbum Blanco es el que cierra el primer disco. Una hermosa letanía de John dedicada en partes iguales a la memoria de fallecida madre (de ahí el nombre de la canción) y a Yoko Ono. John creía que Yoko había tomado el lugar de su madre, en lo que respecta a influencia, inspiración y objeto amoroso. No por nada, luego denominaría a Ono como “Madre”. Todo eso está descripto en la hermosa letra de esta dulce canción, que John canta como los dioses, ejecutando la guitarra con el estilo finger-picking que le había enseñado el cantautor Donovan, cuando estuvieron en la India. Edipo rules!

DISCO 2, LADO A:

. “Birthday”: No es una gran canción pero cumple con todos los requisitos para ser recordada por más que su letra sea simple y obvia. Caracterizada por su buen ritmo basto tan solo una grabación rápida y espontánea para registrar este número de Paul, conocido por casi todos. Sin embargo, para John no era más que “basura”…En mi caso, era el tema obligado en el día de mi cumpleaños. Debo decir, de fecha incierta durante mucho tiempo por lo que ha sonado varias veces en la misma semana.

. “Yer Blues”: Temazo que se burla de todos los estereotipos del blues británico. Grabado por los cuatro tocando al mismo tiempo (algo poco habitual en los temas de este álbum doble) en un estudio chiquito. La letra es depresiva y contiene guitarras cortantes de fondo y esa voz corrosiva de Lennon, singularmente, “muteada” en la vuelta final de la canción. Ostias, tío, ¡qué tema antológico!

. “Mother Nature´s Son”: Otra vez, un Macca íntimo, cantando al lado del fogón en medio de la noche. Supuestamente inspirado por una lectura que le había dado el Maharishi acerca de la unidad del hombre con la naturaleza. Para los que amamos el campo este es un himno.

. “Everybody´s Got Something to Hide Except Me and My Monkey”: Un tema proto punk en el que brillan esos cencerros que Macca y Ringo tocan delirantemente. Otro gran producto lennoniano (y van…) que además es la canción con el título más largo de todo el repertorio beatle. Dicen que el “mono” era Yoko, otros que era tan solo un monito que tenía el Maharishi y también que el mono en cuestión no era más que una referencia a la heroína. Hay teorías para todos y todas, lo único que importa es que es otro rockazo.

. “Sexy Sadie”: Dedicada al Maharishi por un desilusionado John ante los supuestos manejos del gurú. Luego, la letra fue transformada en la historia de una chica (Sadie) que había tomado por tontos a todos. Hermosa canción. Punto.

. “Helter Skelter”: Una canción que nos daba miedo de chicos. ¡Cuánta fuerza! ¡Qué locura! ¿De dónde había salido semejante rock? ¡¿El primer heavy metal de la historia?! Nunca nada había sonado tan fuerte como este tour de force y la verdad es que aún hoy impresiona. Nos gustaría haber oído la versión entera pero nos conformaremos con esta editada que se va y vuelve en fade y termina con Ringo gritando: “¡¡¡Tengo ampollas en mis dedos!!!”

. “Long Long Long”: Otro buen tema de Harrison. Una canción de amor envuelta en sopor que suena como si fuera un tren que se va yendo mientras George la canta casi susurrando.

LADO B

. “Revolution 1”: Segunda versión de “Revolution” (la primera, rockera, había sido el lado B del single “Hey Jude”). Suena relajada y divertida y no es para menos: Lennon la grabó tirado en el suelo. Los coros finales son imperdibles porque el “shooo bee doo” lo hicieron a la manera de los Beach Boys.

. “Honey Pie”: Otra parodia de Paul. En este caso, un ragtime de los años 20 acerca de una chica del norte de Inglaterra que hace carrera en Hollywood. Lindo tema de music-hall típico de banda de jazz sin demasiado más que agregar.

. “Savoy Truffle”: Otra joya oculta de George, dedicada a su amigo Eric Clapton quien era fanático de los chocolates. La canción se destaca, en especial, por la complementariedad entre esos saxos saturados que suenan estupendamente bien.

. “Cry Baby Cry”: Linda canción de John que a él le parecía una mierda. Una especie de cuento infantil. Luego de su final se pueden oír unos pocos segundos de la proto canción improvisada de Paul “Can You Take me Back” que anticipa a…

. “Revolution 9”: No tiene letra, casi no tiene música (más allá de los loops que se repiten una y otra vez), y debe ser la “canción” menos oída por los fans Beatles. Sin embargo era un tema ideal para asustar a las chicas en las fiestas, jajaja… Tan solo un experimento avantgarde llevado a cabo por John, George y Yoko, quienes recolectaron y mezclaron un montón de sonidos, cintas en reversa, conversaciones sobre grabadas y desechos sacados de los archivos. Tiene su encanto, pero más de uno debe sentir un alivio cuando termina y comienzan los primeros acordes de…

. “Good Night”: Este tema fue compuesto por Lennon para su hijo Julian. Ringo lo interpreta acompañado por una orquesta que realiza un pastiche de melodías a lo Hollywood, cuasi llegando a las bandas sonoras de las películas de Walt Disney. Una buena manera de dar las buenas noches y de despedir el álbum.

¡¡Ufff!! Un disco largo, pero que valió la pena recorrer con ustedes otra vez. Un catálogo maravilloso, estupendamente secuenciado por Lennon, McCartney y el productor George Martin. Un disco problemático para el grupo, difícil casi de principio a fin pero que mantiene intacto su encanto aun hoy como un recorrido musical excitante a través de una gran variedad de géneros y estilos, con canciones que van desde lo ensoñador hasta lo pesadillesco. Es lírico, quilombero y revolucionario… como quisiéramos ser todos, ¿no? Un disco que viene cambiando nuestras vidas desde hace cincuenta años. El Álbum Blanco.

Nacho Melgarejo

  

miércoles, 12 de septiembre de 2018

PAUL MCCARTNEY, Egypt Station: Retroceder nunca, retirarse jamás...

Nadie va a descubrir a estas alturas a uno de los genios fundamentales de la música, uno de los creadores de algunos de los mejores discos de la historia y un músico superlativo, además de compositor excelso. Nadie va a descubrir ya a Paul McCartney, pero sí es interesante conocer y valorar en su justa medida cada generoso nuevo álbum que el ex Beatle nos entrega en su extensa carrera como solista, y este Egypt Station no es la excepción. Un trabajo brillante, vital y de melodías agiles y disfrutables. Es también su primer disco en 5 años y nos devuelve su faceta más creativa, ecléctica y experimental, sobre todo en lo referente a su buen gusto en las melodías y en las letras de sus canciones, que respiran acertadas metáforas y presunciones por todos los poros. La intensidad es también una referencia fundamental en este trabajo, como se demuestra escuchando el poderoso “Come On to Me”, pero también la acústica “Happy with You”. Independientemente de la experimentación que Paul llevó a cabo (a veces con poca fortuna) en temas como “Back in Brazil” (fallido experimento, híbrido de bossanova y música electrónica), hay que reconocer que solo por las suites “Despite Repeated Warnings” y “Hunt You Down / Naked / C-Link  ya merece destacar este álbum.

Por supuesto, McCartney se encarga de sacar el mejor jugo posible a sus canciones, en donde las melodías vuelven a ser el elemento primordial y la base sobre la que se desarrolla todo lo contenido en este trabajo.

Seguramente, la primera escucha resultará algo desconcertante para los seguidores de los Beatles. Sin embargo, a medida que es degustado, este álbum es un trabajo que va mostrando su valor, sus arreglos inteligentes y elaborados. Por ejemplo, “Despite Repeated Warnings” (dedicado con vehemencia a Donald Trump) con reminiscencias del clásico “Uncle Albert/Admiral Halsey”, el rock áspero y directo en “Who Cares”, la belleza exquisita en “Dominoes” o las delicadas raíces folk en “Happy with You”.

Un abanico de sensaciones y sonidos tan amplio como seductor. Original, arriesgado y vanguardista, hasta en sus canciones más flojas, este Egypt Station es un disco que genera cualquier cosa menos indiferencia.

Por ejemplo, en “Come On to Me” nos encontramos con power pop chicloso y ganchero, pero experimental, y con reminiscencias indias, como si fuera un guiño hacía la memoria de George Harrison. Mientras que en “Happy with You” se nos aparece el McCartney mundano que te cuenta lo feliz que es con su actual esposa, Nancy, además de cómo dejó atrás sus épocas de excesos. Otra melodía bien característica made in casa que es rematada por un riff de guitarra, bien sweep-picking, que recuerda vagamente viejos temas como “Blackbird” o “Calico Skies”. Por otro lado, ¡qué lindo es escuchar a Paul cantando solo con la acústica! Escuchar cómo se deslizan sus dedos por el diapasón, mientras con la izquierda “pellizca” dulcemente las cuerdas, es un placer inigualable.

Dibujo: Elmer Toons (https://m.facebook.com/elmertoonsdibujante)
Por otra parte, en “Who Cares”, McCartney arremete contra el bullying en las redes sociales, clamando: “¿A quién le importa lo que esos idiotas dicen?”. Otro temazo pop rock muy bien logrado que también sirve para mostrar lo bien que canta el ex beatle. Nada que ver con la tan mentada “Fuh You”, que es, por supuesto, el tema más indecente del álbum. Indecente por el contenido de la letra y el título, claro. Una composición bien moderna, en donde se destacan las partes instrumentales, bien en sintonía con el sonido de los grupos del siglo XXI. Se deja escuchar a pesar de no ser de lo mejor del disco. En el otro extremo estilístico está “Confidante”: Guitarra y clima folk y otra letra sentida, en esta linda canción. El clima es nostálgico, y como si fuera una vieja foto amarillenta, trae recuerdos de alguien (un amigo o un amor) del pasado.

Y eso es todo para nosotros, casi una posdata curiosa en la carrera de un artista descomunal. No es un disco clásico, ni mucho menos, pero es un buen álbum de Paul McCartney, lo que no es poco. En tal contexto, las melodías se nos muestran muy elaboradas y llenas de matices, adornando de forma inteligente cada una de las composiciones que Macca canta con su voz intacta a pesar de ya contar con 76 abriles en el lomo. Sin dudas, un artista que es un ejemplo de vida y con una historia que lo habilita como uno de los más grandes del rock & pop mundial. ¡Amén!


Nacho Melgarejo


lunes, 17 de abril de 2017

McCartney, el primer álbum solista de Paul: Aprendiendo a caminar solo...



Luego de un período depresivo, en los meses posteriores a la edición de Abbey Road, en donde no le quedó otra que asumir que los Beatles ya no existían como grupo, y como si hubiese querido exorcizar un poco sus miedos, Paul McCartney se dispuso a grabar, a fines de 1969, su primer álbum solista; el cual terminaría siendo editado el 17 de abril de 1970. El disco, en sí, sería visto por el público como la declaración definitiva de que los fab four ya no iban a estar juntos nunca más. Este disco fue grabado por Paul en su granja ubicada en Escocia. Aquí, Macca improvisa efectos de sonidos, llegando incluso a grabar en el baño o en la sala de estar para lograr diferentes efectos reverberantes. En algunas canciones hasta se alcanza a oír cuando alguien cierra la puerta o a los niños jugando en el cuarto contiguo.

McCartney comienza con “The Lovely Linda”, una pequeña oda acústica de Paul a su mujer que nos recuerda a lo peor del Álbum Blanco. “That Would be Something” es un lindo folk, sin demasiados matices dignos de ser comentados. “Valentine Day” es la primera improvisación en clave rock de disco. Un interesante aporte de Paul, como diciendo: Ojo, que yo también soy vanguardista. Lo sigue “Every Night”, uno de los temas más recordados del álbum, una balada optimista de gran elaboración. Un tema 100 % McCartney. “Hot as Sun/Glasses” es otra historia, ya que se trata de una improvisación, apenas cantada, con comienzo casi naif que desencadena en un final minimalista y un poco salvaje. “Junk” es otro clásico, que Paul había compuesto antes de la separación del cuarteto de Liverpool, más precisamente durante su estadía en el centro de meditación del Maharishi en la India, a principios de 1968. Incluso se lo puede escuchar en el tercer volumen del Anthology, de los Beatles, (aparecido en 1996), o en varios piratas, ya que fue un tema que se quedó afuera del Album Blanco y que también fue ensayado por la banda durante las sesiones de Get Back, pero nunca plasmado en forma definitiva por el grupo. 

“Man We Was Lonely” no aporta demasiado, pero que nos da una visión de lo que hará luego Macca, en el resto de los 70, en los Wings. “Oo You” es otro tema en clave rock poco interesante. Así llegamos a “Momma Miss America”, otra improvisación rock en la línea del anterior. Si hay algo que destacar es que Paul tocó todos los instrumentos en este disco y la verdad es que, sin ser un virtuoso, se defiende bastante bien tanto en piano, guitarra eléctrica o batería. “Teddy Boy” es un lindo tema infantil que McCartney venía haciendo en los últimos tiempos Beatles, incluso también tiene una proto versión en el Anthology 3, en donde es acompañado en un dueto vocal por un jocoso John Lennon. Por su parte, “Singalong Junk” retoma la línea melódica de “Junk”, en forma instrumental, con resultados muy interesantes y atractivos. Muchos años más tarde, ambos temas formarían parte de la banda sonora de Jerry Maguire, la película de Cameron Crowe. Este director, ex redactor de la Rolling Stone y fanático del rock de los 60 y 70; más tarde llamaría a Paul para que le componga (en 2001) el tema principal de Vanilla Sky

Siguiendo con el recorrido de McCartney, llegamos así a “Maybe I'm Amazed”, uno de los mejores temas de toda su trayectoria solista. Una canción de amor, que si estuviese incluida en Abbey Road, Let It Be, o en cualquier otro álbum Beatle, sería más apreciada y conocida por el público. Sin dudas, es el momento cumbre de este debut solista. Aquí, McCartney da una muestra acabada de cómo influenció a compositores como Elton John o Billy Joel, cantando como nunca mientras toca el piano sin exhibicionismo pero con mucha contundencia, mostrando que no hace falta tocar mil notas, o mil escalas, para emocionar; que con poco también se puede. Mucho más aún cuando se es un inmenso intérprete y compositor. Sin dudas, una canción para el recuerdo. El disco termina con “Kreen-Akrore”, otro tema instrumental que no aporta demasiado aunque contiene un par de cortes melódicos con coros interesantes.

La tapa de McCartney exhibía unas cerezas volcadas de un recipiente, mientras que en la contratapa venía una foto con un Paul barbudo acompañado por su hijita recién nacida, Mary. En las primeras ediciones, también se incluía un auto reportaje de Macca, en donde éste daba a entender que los Beatles se separaban para siempre. Una acción considerada en su momento como egoísta y vanidosa y que le causo no pocas críticas. Lo que está en claro es que, a pesar de su carácter irregular y humilde (o quizá justo por eso), este disco sigue siendo muy disfrutable. Uno de los mejores momentos de la carrera solista del gran Paul McCartney.

Emiliano Acevedo