Alrededor
de las 20 del domingo 7 las luces se apagaron en el escenario de la ballena del
Centro Cultural Kirchner. Había misticismo en el aire: hasta ese momento solo
se sabía que Carca dirigiría un homenaje al disco Pescado 2, de Pescado Rabioso.
Algo
se intuía cuando, por los costados, ingresaron las coristas Emma Pardo y Florencia Andrada y con ellas la pared del groove: Panky Malissia (batería) y Tuta Torres (bajo); laderos de Carca en
su aventura solista. Mientras tanto, por el costado izquierdo se asomaba Carlos Hernán Carcacha, con su prolija camisa negra, portando
la emblemática sirena de policía que solía llevar el Flaco Spinetta en el lomo durante los conciertos de
Pescado cuando nos preguntaba: “¿Estamos
todos locos? ¿Estamos todos locos o pasó una hormiga, Cacho?”. Lo acompañaba
una pista de teclado lúgubre que se repetía en loop,
montada como una especie de marcha imperial mientras el “Panadero Ensoñado” avanzaba raudo, como “Iniciado del Alba”. El misterio pronto quedará develado,
cuando Carca, junto con Diego Outon (piano), se hace cargo de las
interpretaciones de “Poseído del alba” y “Viajero Naciendo”.
La
música se sumerge en un blues ácido y las versiones resultan en meras apropiaciones
del intérprete. Uno de los puntos más altos del show fue la versión soul de “Como
el Viento voy a Ver”, en donde ingresaron Migue
Mactas y Pipe Correa, de Los Espíritus. Mientras que en “Hola
dulce viento”, la dulce mixtura entre las congas y la guitarra slide matizaron
el clima musical casi ceremonioso del CCK.
El
rocanrol se hizo presente con “Nena boba”, en donde Carca deslumbró con su voz
cercana al primer Sandro, sumando,
además, la destreza de Pablo Hadida
en el lap Steel. Un momento exquisito del show. Hadida también participó en “Madre
selva”, que tuvo una inolvidable intervención de las coristas.
Como
es su costumbre, Carca se hizo cargo de las canciones y jugó con ellas a su
agrado, como en “Peteribí”, realizando una mixtura de dub y trip hop (cortesía de
Torres y Mactas), que le calzaba justa a la furia compacta del ahora power septeto.
Despojada
de sus cromatismos y ribetes de samba, “Credulidad” nos introdujo en un rito casi
tántrico, montada sobre riffs duros y precisos con una batería seca y
constante. Los coros de sus invitadas, por momentos Negro
Spirituals del siglo XXI, otorgando una pesada atmosfera de
invocación en tándemcon el groove profundo
del Tuta Tutein y la voz del brujo. Uno de los momentos más sofisticados y con
una marcada influencia del genial Baxter
Dury.
La
noche se cerraba oscura, el cantante y sus músicos abandonaron el escenario con
prudencia y solemnidad. Un viejo esloganreza que los músicos siempre
vuelven y esta no fue la excepción. Todavía había tiempo para tres canciones
más. En soledad sobre el escenario, una luna dibujaba la forma del extraño
ser anfibio de la tapa de Pescado 2.
Afuera el viento de
agosto resoplaba, y adentro la frecuencia oscilante de un Theremín jugaba con los acordes finales.
Si
nos proponemos definir al Álbum Blanco se encendería el piloto automático y
brotarían frases como: “fenómeno cultural de inmensa importancia”, “el disco
doble emblemático del grupo más prodigioso de la historia del rock”, “caleidoscopio
caótico y genial de la música popular”.
Aún
hoy, a medio siglo de su edición, las dimensiones musicales de esta obra ensombrecen
las carreras de más de un grupo musical y son la inspiración de otros varios. La
razón es que es un disco incomparable tanto en amplitud como en variedad. Resulta
imposible, entonces, congelar este manojo de canciones en solo un par de
sensaciones. La mirada que cada uno tenga del Álbum Blanco dependerá de la
conexión sensorial que estableció con este material.
Esta
nota no es más que la descripción de una de esas tantas conexiones posibles:
una particular, la mía. La prioridad no será lo técnico sino mi experiencia
personal. Algo que queda un poco de lado en la mayoría de las notas que hablan
de este álbum. Por eso podrás coincidir más o menos con mis líneas. Eso lo
veremos más adelante cuando te cuente lo que siento cada vez que escucho estas
entrañables canciones.
En
el Álbum Blanco hay canciones de todo tipo. Algunas risueñas e ingenuas, otras profundas
y serias; algunas baladas, otras, rocanroles violentos que metían miedo; hay
country y folk; music hall; vanguardia y música contemporánea. Es una obra que
rompió todos los esquemas, difícil de abarcar pero ensoñadora, adictiva y
legendaria. En este disco las personalidades de los cuatro Beatles está bien
marcada: la rudeza melancólica del John Lennon más descarnado sirve como
contrapeso a la melosidad rockera de Paul McCartney mientras que George
Harrison hace esfuerzos ímprobos para afirmarse al lado de esos dos titanes y la
naturalidad de Ringo Starr frena algunos excesos de los otros tres. Alquimistas
intuitivos lograron escribir la biblia musical del Siglo XX.
A
lo largo de su carrera, los Beatles fueron un grupo inquieto que se renovó
constantemente tomando la iniciativa y arriesgándose siempre. Muestra cabal de esta
actitud (y aptitudes) es este material.
El
Doble Blanco ya desde su tapa minimalista pero que planteaba un viaje
incomparable del sonido y la multiplicidad de las canciones. Todo un caos en
ebullición controlada. Desprolijo, disperso y fascinante, uno de sus trabajos
más intrépidos y delicados. Ying y Yang y todo lo que hay en el medio.
El
contexto. En febrero de 1968 los Beatles fueron a la India a buscar un poco de
paz y orientación espiritual. Efectivamente, meditaron y estudiaron con el
Maharishi, en la aldea de Rishikesh, sin tener alrededor el círculo mediático
que los había rodeado en sus últimos cinco años. En ese ambiente de calma y tiempo
libre terminaron componiendo tantas canciones que el material resultante
terminó llenando dos discos. Un álbum doble de 30 canciones que fue grabado
entre mayo y octubre de 1968.
DISCO
1 LADO A:
.
“Back to the URSS”: Así empieza este viaje por mi copia mono, número 48.993, edición
nacional de EMI. Un disco fusilado, rayadísimo, pero que no cambio por ninguno.
¿Y qué decir de esta canción? En mi consideración, es una de las mayores
genialidades que haya hecho el grupo en toda su historia. Un rocanrol que suena
como la mixtura entre Chuck Berry y los Beach Boys cantado con acento
norteamericano pero que habla de la Unión Soviética ¡en plena Guerra Fría! Un
pastiche de música y palabras que hace reír y pensar.
.
“Dear Prudence”: Prudence era Prudence Farrow, hermana de Mia, la famosa actriz
norteamericana. Ambas estaban, también,en la comuna en Rishikesh.
Según parece la chica meditaba encerrada largas horas, algoque inspiró a John a escribir esta hermosa
canción de invitación a la vida. Allí, John hace una interpretación muy
profunda y sentida en la que, al margen de la jovencita, pareciera invitarnos a
todos a salir de nuestro propio encierro personal.
.
“Glass Onion”: Una cadena de significados. John haciendo referencia a muchas de
las canciones del grupo –incluyendo “Strawberry Fields”, “I´m the Walrus”, “Lady
Madonna”, “Fixing a Hole”, “Fool on the Hill”-. Las estrofas aleatorias sin narrativa
coherente aparente parecen estar metidas a presión para confundir a los fans
que insistían en analizar cada una de las canciones que el grupo hacía. Un
cuento imposible de resolver pero delicioso.
.
“Ob La Di Ob La Da”: “La vida continua”. Un tema que me volvía loco de chico y
con el correr del tiempo descubrí que era muy tonta. ¿Qué pensó McCartney
cuando lo compuso? Sin embargo, no podemos negar que es un ska acaramelado que
tiene cierto encanto innato… a pesar de ser una de las tres peores canciones
del canon beatlesco…
.
“Wild Honey Pie”: Una broma en forma de canción elaborada por Paul en soledad y
que Charles Manson concretó en su literalidad más absoluta. La canción no está
mal…como tema de relleno.
.
“The Continuing Story of Bungalow Bill”: Cuenta la leyenda que mientras los
muchachos estaban en la India, un joven norteamericano acaudalado llamado
Richard Cooke III fue a visitar a su madre que también formaba parte del
contingente que estaba estudiando con el Maharishi. Cooke y su madre fueron a
cazar tigres y mataron a uno. Luego, volvieron a meditar. Esta canción se basó
en ese suceso que resultó indignante para los Beatles. El despliegue vocal de
Lennon es inmejorable en este tema y nos cuenta una historia infantil como las
de Buffalo Bill que pasaban los sábados a la tarde en la televisión cuando éramos
chicos.
. ”While
My Guitar Gently Weeps”: Sin dudas, llegamos a una de las mejores canciones
compuestas por George que, para aquel momento, ya comenzaba a dar muestra de su
maestría. Los solos de guitarra de Eric Clapton, como músico invitado, te
revuelven las tripas. La música y los arreglos son excelentes pero además el piano
tartamudeante de la intro ya te anticipa que lo que vas a escuchar es una
canción de otro planeta.
. “Happiness
is a Warm Gun”: Otro gran tema de Lennon, y quizás su canción más llena de
significantes sin significado. Ideas aparentemente conectadas entre sí pero tan
poderosas en sí mismas que no necesitan conexión para que el sentido emerja. Temazo
en mayúscula. No apto para corazones sensibles, o sí, bueno, depende…
LADO
B
. “Martha
My Dear”: Una amorosa canción de McCartney dedicada a su perra, la ovejera
inglesa Martha (1965-1981), compañera inseparable del músico. La canción
comienza como si fuera un ejercicio de piano, al que luego se une la voz del
compositor y una mini orquesta. Un tema con armonías gentiles y apacibles,
cambios de ritmos y en el que Paul toca todos los instrumentos. Me identifica
profundamente como mascotero que soy.
.
“I´m so Tired”: Una de las grandes temáticas lennonianas es el sueño, las ganas
de tirarse a dormir. John la escribió después de estar tres semanas en la
India. Él amaba dormir pero en ese momento le costaba mucho hacerlo. Después de
pasarse tanto tiempo meditando, no podía relajarse al acostarse. Una canción
letárgica pero con furiosos crescendos que dan cuenta del sentimiento de su
autor. Un tema de cabecera para los que somos noctámbulos…
.
“Blackbird”: Acá tenemos a un Macca íntimo cantando con un coro de pajaritos de
fondo. Hermosa canción, casi de fogón, a cuya letra resultó muy en línea con un
tema contemporáneo a ella, la lucha por los derechos civiles de los negros en
Estados Unidos. La letra es una alegoría excelente. Entiendo, que no está
hablando acerca de un ave literalmente sino acerca de las personas que buscan la
libertad, que buscan escapar de las persecuciones que sufren.
.
“Piggies”: Una deliciosa melodía barroca made in Harrison. A pesar de (o debido
a) su tono, aquí George se burla de los horribles hombres de negocio (los
cerdos) capitalistas. Harrison la canta muy bien, casi dulcemente, mientras lo
acompaña el delicado sonido del clavicordio. Como ustedes sabrán, esta es otra
de las canciones que Charles Manson tomó en forma literal ordenando a sus seguidores
a masacrar a sus víctimas con cuchillos y luego, dejar escribir con su sangre
el mensaje “pigs” en la pared.
.
“Rocky Raccoon”: Comenzó como una improvisada canción de Paul, en broma, sobre
el lejano Oeste. Y eso es lo que es: la simple historia de un vaquero que cree
que se la sabe todas hasta que “le sale el tiro por la culata” y pierde un duelo,
y casi herido mortalmente espera que una pequeña biblia de los Gedeones lo
redima en su hora final. Delicioso ese piano de saloon que repiquetea de fondo…
.
“Don´t Pass Me By”: El primer tema propio grabado por Ringo, un country tocado
a lo bestia. El baterista lo había empezado a componer en 1964 pero tardó
cuatro años en terminarlo. Simplemente, una canción country y western con un
atractivo violín añadido. Una linda canción con letra tonta.
.
“Why Don´t We Do it in the Road?”: Macca solo, solito y solo, rockeándola. No
se puede decir demasiado de este tema más allá de que la pregunta retórica del título
fue inspirada tras haber sido testigo del acto de apareamiento de dos monos en plena
calle. Pienso que si nos propusiéramos responder esa pregunta deberías recorrer
caminos filosóficos, políticos y sociológicos interminables…pero valdría la
pena.
.
“I Will”: Dulce como un caramelo, un tema redondo de Macca. Una gran canción
con lindas armonías y letra. No hay mucho más que decir al respecto. La
grabación fue muy desestructurada, con Ringo y John tocando percusión como
quien respira.
.
“Julia”: El último tema en grabarse para el Álbum Blanco es el que cierra el
primer disco. Una hermosa letanía de John dedicada en partes iguales a la memoria
de fallecida madre (de ahí el nombre de la canción) y a Yoko Ono. John creía
que Yoko había tomado el lugar de su madre, en lo que respecta a influencia,
inspiración y objeto amoroso. No por nada, luego denominaría a Ono como
“Madre”. Todo eso está descripto en la hermosa letra de esta dulce canción, que
John canta como los dioses, ejecutando la guitarra con el estilo finger-picking
que le había enseñado el cantautor Donovan, cuando estuvieron en la India.
Edipo rules!
DISCO
2, LADO A:
.
“Birthday”: No es una gran canción pero cumple con todos los requisitos para
ser recordada por más que su letra sea simple y obvia. Caracterizada por su
buen ritmo basto tan solo una grabación rápida y espontánea para registrar este
número de Paul, conocido por casi todos. Sin embargo, para John no era más que
“basura”…En mi caso, era el tema obligado en el día de mi cumpleaños. Debo
decir, de fecha incierta durante mucho tiempo por lo que ha sonado varias veces
en la misma semana.
.
“Yer Blues”: Temazo que se burla de todos los estereotipos del blues británico.
Grabado por los cuatro tocando al mismo tiempo (algo poco habitual en los temas
de este álbum doble) en un estudio chiquito. La letra es depresiva y contiene guitarras
cortantes de fondo y esa voz corrosiva de Lennon, singularmente, “muteada” en
la vuelta final de la canción. Ostias, tío, ¡qué tema antológico!
.
“Mother Nature´s Son”: Otra vez, un Macca íntimo, cantando al lado del fogón en
medio de la noche. Supuestamente inspirado por una lectura que le había dado el
Maharishi acerca de la unidad del hombre con la naturaleza. Para los que amamos
el campo este es un himno.
.
“Everybody´s Got Something to Hide Except Me and My Monkey”: Un tema proto punk
en el que brillan esos cencerros que Macca y Ringo tocan delirantemente. Otro
gran producto lennoniano (y van…) que además es la canción con el título más
largo de todo el repertorio beatle. Dicen que el “mono” era Yoko, otros que era
tan solo un monito que tenía el Maharishi y también que el mono en cuestión no
era más que una referencia a la heroína. Hay teorías para todos y todas, lo
único que importa es que es otro rockazo.
.
“Sexy Sadie”: Dedicada al Maharishi por un desilusionado John ante los
supuestos manejos del gurú. Luego, la letra fue transformada en la historia de
una chica (Sadie) que había tomado por tontos a todos. Hermosa canción. Punto.
. “Helter
Skelter”: Una canción que nos daba miedo de chicos. ¡Cuánta fuerza! ¡Qué
locura! ¿De dónde había salido semejante rock? ¡¿El primer heavy metal de la
historia?! Nunca nada había sonado tan fuerte como este tour de force y la verdad
es que aún hoy impresiona. Nos gustaría haber oído la versión entera pero nos
conformaremos con esta editada que se va y vuelve en fade y termina con Ringo
gritando: “¡¡¡Tengo ampollas en mis dedos!!!”
. “Long
Long Long”: Otro buen tema de Harrison. Una canción de amor envuelta en sopor que
suena como si fuera un tren que se va yendo mientras George la canta casi
susurrando.
LADO
B
. “Revolution
1”: Segunda versión de “Revolution” (la primera, rockera, había sido el lado B
del single “Hey Jude”). Suena relajada y divertida y no es para menos: Lennon la
grabó tirado en el suelo. Los coros finales son imperdibles porque el “shooo
bee doo” lo hicieron a la manera de los Beach Boys.
. “Honey
Pie”: Otra parodia de Paul. En este caso, un ragtime de los años 20 acerca de
una chica del norte de Inglaterra que hace carrera en Hollywood. Lindo tema de
music-hall típico de banda de jazz sin demasiado más que agregar.
. “Savoy
Truffle”: Otra joya oculta de George, dedicada a su amigo Eric Clapton quien
era fanático de los chocolates. La canción se destaca, en especial, por la complementariedad
entre esos saxos saturados que suenan estupendamente bien.
. “Cry
Baby Cry”: Linda canción de Johnque a él le parecía una
mierda. Una especie de cuento infantil. Luego de su final se pueden oír unos
pocos segundos de la proto canción improvisada de Paul “Can You Take me Back”
que anticipa a…
. “Revolution
9”: No tiene letra, casi no tiene música (más allá de los loops que se repiten
una y otra vez), y debe ser la “canción” menos oída por los fans Beatles. Sin embargo
era un tema ideal para asustar a las chicas en las fiestas, jajaja… Tan solo un
experimento avantgarde llevado a cabo por John, George y Yoko, quienes
recolectaron y mezclaron un montón de sonidos, cintas en reversa,
conversaciones sobre grabadas y desechos sacados de los archivos. Tiene su
encanto, pero más de uno debe sentir un alivio cuando termina y comienzan los
primeros acordes de…
. “Good
Night”: Este tema fue compuesto por Lennon para su hijo Julian. Ringo lo
interpreta acompañado por una orquesta que realiza un pastiche de melodías a lo
Hollywood, cuasi llegando a las bandas sonoras de las películas de Walt Disney.
Una buena manera de dar las buenas noches y de despedir el álbum.
¡¡Ufff!!
Un disco largo, pero que valió la pena recorrer con ustedes otra vez. Un catálogo
maravilloso, estupendamente secuenciado por Lennon, McCartney y el productor George
Martin. Un disco problemático para el grupo, difícil casi de principio a fin
pero que mantiene intacto su encanto aun hoy como un recorrido musical excitante
a través de una gran variedad de géneros y estilos, con canciones que van desde
lo ensoñador hasta lo pesadillesco. Es lírico, quilombero y revolucionario… como
quisiéramos ser todos, ¿no? Un disco que viene cambiando nuestras vidas desde
hace cincuenta años. El Álbum Blanco.
En esta crónica
hablaremos de la clínica y charla que brindó el último 23 de enero Andrea Álvarez en un evento, organizado por el Instituto Nacional de la Música (INAMU)
en conmemoración del Día del Músico, que se celebró en Notorious, una disquería
resto-bar que se encuentra frente al Palacio Sarmiento en la Recoleta.
Andrea comenzó a tocar
la batería a fines de los 70 y a lo largo de su trayectoria trabajó con una
gran variedad de músicos reconocidos por todo el mundo (Charly García, Soda Stereo, Alex Acuña, Celia Cruz y muchos
artistas más). También es cantante, percusionista y compositora.Y a esta altura, todo un
emblema de la escena rockera argentina.
Cuando se abre el
micrófono en Notorious, Andrea
sentencia con sinceridad: “No me gusta
dar clínicas”. En relación a esta afirmación recuerda su primera experiencia
en este tipo de evento: “Había muchos
músicos profesionales viendo cómo tocaba. Estuve practicando durante cinco
meses, ocho horas por día para demostrar que podía tocar. Luego de esa experiencia
dije ‘basta, no quiero demostrarle a nadie nada más… me agarró una crisis muy
profunda…’”. Sin embargo, a raíz de esa clínica, la llamaron para suplantar
a Federico Gil Solá en Divididos.
En alusión a su disgusto
por dar clínicas, también, comenta una experiencia protagonizada por uno de sus
ídolos: Chester Thompson (baterista de Frank Zappa,
Weather Report, Phil Collins, etc.). En esa oportunidad, Andrea presenció una
clínica en la que Chester demostró algunos ejercicios básicos y, para su
sorpresa, el músico cometió diferentes errores en varias oportunidades. Andrea,
señala, que se puso tan mal que atinó a irse pero, por suerte, el productor del
evento la buscó para que reingrese al auditorio. En ese momento, Chester llamó
al pianista Álvaro Torres y a un bajista para comenzar a tocar en trío,
entonces, Andrea comenta: “Le agradecí al
señor haber vuelto a la sala. Chester Thompson tiene que hacer eso, tiene que
tocar música porque no tiene perfil pedagógico. Hay músicos que tienen más
facilidad para enseñar que para tocar y viceversa”.
Andrea plantea que “no hay una técnica perfecta” y que “de cada una se saca un poco y se crea la
que a cada uno le sale hacer”. Retóricamente, se pregunta: “¿Qué es lo que te hace ser baterista?”
y continúa: “comunicarte desde el
instrumento, y no importa si trabajás de otra cosa, lo importante es que cuando
estás sentada en la batería puedas comunicar desde el cuerpo que es el
instrumento real”.
Su pasión por la
búsqueda de información nació de una necesidad muy profunda y sobre ello
expresa lo siguiente: “En los ochenta,
cuando las clínicas empiezan a salir en formato VHS, podía ver a los bateristas
que me gustaban. También, nos juntábamos en el Club
de Bateristas donde era la única mujer. Cada uno traía un VHS de un
baterista distinto y los mirábamos”.
Recuerda a su
maestro HoracioGianello (Baterista
de Arco
Iris) como el coleccionista de VHS de clínicas de baterías más
grande del mundo y como quien la influenció para suscribirse a la revista Modern Drummer. De esta publicación había algo que le
resultaba llamativo: en las tapas, solo salían varones salvo raras excepciones como Hilary Jones o Sheila E. que, además, posaban solas mientras que todos los hombres salían
con su instrumento. Algo que Gianello, su profesor, siempre le marcaba
eufórico: “¡Mirá salió Sheila E. en la
tapa, sin la batería, salió re linda!” En ese momento los asistentes al
evento se ríen y ella agrega: “Esas son
las cosas que me pasaban a mí”.
Las clínicas estaban
asociadas con el virtuosismo y durante muchos años ya a principio de los 90, Álvarez
tenía la necesidad de demostrar su talento, así encontró en la percusión una
buena forma de acceder a las ligas mayores. Fue Charly
García quien le sugirió que de esa manera podía comenzar a hacerlo
ya que eran muy pocas las bateristas mujeres; como fue el caso de Sheila E. junto a Prince o,
más tarde, Cindy Blackman con Lenny Kravitz. Lo que sí era muy común era
incluir a una percusionista mujer (que también hacía coros).
Con respecto a Sheila E., Andrea cuenta lo siguiente: “A Sheila E. me la nombró por primera vez Lito Vitale, mi primer
profesor de batería. Lito había ido a un festival de jazz en Río de Janeiro y
me dijo que había visto a una chica tocando la batería con Billy
Cobham y George Duke. Después me la nombró Gianello… esos eran grandes
despertares.
En otra oportunidad, escuché en la radio (los periodistas tenían mucho
poder y te direccionaban) un baterista tocando con Al Jarreau que tocaba raro; entonces, llamé
a mi profesor y le dije que ya no quería tocar más como Phil
Collins que ahora quería tocar como aquel baterista que había escuchado
en la radio, uno que tocaba con el cencerro. Gianello me
dijo que era Steve Gadd, baterista del
cantante Al Jarreau y Steely
Dan, entre tantos otros”
“También hay discos que te cambian la vida como Spectrum, de Billy Cobham. Recuerdo que (Roberto) Pettinato me regaló el casete
grabado de Heavy Metal Bebop (The
Brecker Brothers) donde tocaTerry Bozzio la batería con 18, 20 años y… pocos discos en vivo están tan bien
tocados como ese, así como el disco de Joni Mitchell, Shadows
and Light. También gracias a
Spotify hoy me abro a lo que traen mis alumnos para escuchar.”
Andrea hace hincapié
sobre la nueva forma de abordar el conocimiento a través de tutoriales por YouTube
y de cómo los niños y adolescentes tienen un acceso total al aprendizaje, lo que
habilita a las nuevas generaciones a aprender más rápido y eficazmente la
información técnica de los instrumentos como es el caso de Yoyoka Soma de la cual Andrea es fan: “Cuando
yo era muy chica le pedí a (Oscar)
Moroque
me dejara tocar la batería en un show de Serú Girán, entonces
vinieron Pedro (Aznar) y Charly y
le pidieron que me deje. Me senté en la batería y solo sabía hacer dos cosas y
yo me pensaba que era la ídola total, que eraBilly Cobham, y Charly me decía tocá
una base, y yo no le hice caso porque lo que pensaba, en mi infantilismo, es
que no me dejaban progresar porque era una chica. Yo me empecinaba –una característica
mía- en no hacerles caso. Por eso siempre es importante escuchar lo que el otro
está tocando”.
El primer estadio de Andrea como percusionista de Soda Stereo – 23/01/1990 (Archivo fotográfico de Andrea Alvarez)
Andrea tocó en su primer
estadio grande de la mano de Soda Stereo en el Derby Rock Festival, casualmente, un 23 de Enero de
1990, hace exactamente 30 años. Un verdadero hito en su carrera que cambió su
visión acerca de la producción de espectáculos de semejantes magnitudes, como
música referente de un movimiento que, si bien ya se venía gestando, cobraba
cada vez mayor valor en todos los aspectos.
Luego de su salida
de Soda Stereo quería probarse
a sí misma que sabía tocar la batería y que no era la chica de la percusión ni
la corista. Así incursionó en el mundo de las clínicas de batería ya que, en
aquella época de convertibilidad, venían los mejores instrumentistas del mundo
como Jack DeJohnette o Terry Bozzio.
Andrea Alvarez junto a Hiram Bullock (Archivo fotográfico de Andrea Alvarez)
Cuando estuvo en Nueva York aprendió batería
con el gran Kenwood Dennard, gracias al virtuoso guitarrista Hiram Bullock que la incentivó a
tomar clases con él. Ambos músicos tocaron con Jaco Pastorius en las sesiones en vivo en New York, punk-jazz-fusión de alto vuelo.
Entre las enseñanzas que
relataba, junto a esta eminencia, una es que la obligaba a contar fuerte y que
le regaló la biblia de los bateristas: 4-Ways Coordination; que sirve para
coordinar los cuatro miembros y lo recomienda para todos los bateristas: “Con haber estudiado las dos primeras hojas
te tocás todo porque es muy, muy difícil…”.
Libro 4-Way Coordination (Presente que le regala Kenwood Dennard)
Dennard la conectó con el
percusionista Frankie Malabé y éste a su vez
con Madeleine Yayodele Nelson para aprender a
tocar el Shequere (instrumento de
percusión que es una suerte de calabaza con cuentas), quien le recomendó, para
perfeccionarse en el instrumento, ir a un edificio subvencionado por el estado
norteamericano para músicos, donde ella vivía, también John Scofield y en los sótanos ensayaban muchos músicos de elite
como Gil Evans.
Nos señala que nunca
debe perderse esa capacidad de sentarse como un alumno: “Todos y cada uno de los maestros que tuve me ayudaron ahacer mis discos. El primero fue Fernando Martínez, que recién venía de Berklee y
tenía mucha data, con él compuse el disco Andrea Álvarez (2001). Luego, tomando
clases con Jorge Araujo -recomendado
por Fernando
Diéguez- me disparó el disco ¿Dormís? (2006). Más tarde fui con Sebastián
Hoyos, un maestro de varios grosos, quien se obsesionó con una forma de
técnica que nos sirvió mucho a muchos bateros para aflojar y para dar clases,
leyendo la musculatura, los cuerpos de los alumnos, ahí compuse el disco Doble A (2008).
Últimamente estuve muy mal, técnicamente, familiarmente y empecé a tomar clases
con Ezequiel Díaz (alumno de Sebastián Hoyos y
baterista de Axel) para entrenar un poco.
Siempre es importante eso…”
Andrea Alvarez junto al bajista Lonnie Hillyer
Terminada la charla nos
deleitó con un set junto a su bajistaLonnie Hillyer con quien tocaron varios pasajes de
temas instrumentales con citas ineludibles a baterías propias del rock
psicodélico, con mucho contrapunto, hi-hat abierto
y la técnica característica de esta gran heroína y estandarte femenino del rock
local.
Para el final le hicimos
una pregunta sobre la influencia que tuvo de Javier Martínezy Manal,
considerando que ella canta y toca la batería contestándonos lo siguiente: “A mí me genera mucho, yo soy muy fan de
Manal. Tengo los vinilos, soy muy admiradora de Javier, de lo que componía, su
forma de cantar. Uno de mis temas preferidos de rock nacional es ´Porque hoy
nací´ y me gusta mucho ´Para ser un hombre más´. En una época en donde nadie
hacia nada, se genera una música como la de Manal, que era como Cream en ese
momento. Es más, empezaron tan alto que no pudieron superar eso, porque
empezaron arriba de todo. Parece gente más grande, pero, ¿cuántos años tenían?
Veinte años. Toda la música de rock que a uno le gusta está hecha por gente de
veinte años. Son discos que quedaron para siempre. Cuando uno escucha ´Una casa
con diez pinos´, en esos temas hay poesía urbana, como en ´Avellaneda Blues´… La
forma de tocar la batería y cantar a la vez; Javier era el único que lo hacía
en ese momento, cuando muy pocos lo hacían en el mundo. Sin dudas, es un héroe del
rock nacional”.