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jueves, 27 de agosto de 2020

SU MEJOR CANCIÓN..., entrevista a Emilio Del Guercio

Emilio Del Guercio es un artista integral, en él conviven tanto la pasión por la música como por el arte, el dibujo y el diseño. Bajista y autor de algunas de las más bellas canciones de nuestro rock fue, también, el impulsor y conductor del inolvidable programa de televisión Como Hice, en donde recorrió la historia de buena parte de lo mejor del cancionero popular argentino. Estuvo muchos años sin grabar nuevo material aunque continúo tocando esporádicamente, y ahora está preparando un nuevo álbum. De todo eso hablamos en esta entrevista que amablemente nos brindó.

ENTREVISTA> ¿Cómo fuiste elaborando el estilo de tus canciones que es una especie de canto urbano que viene desde “Que el viento borró tus manos”?

La verdad que no sé cómo describírtelo. Surgió naturalmente buscando desarrollar el lenguaje cada vez mejor. Por ejemplo, en las canciones que encontrás en Pintada [1983], que es mi único disco solista, aparecen rasgos con elementos urbanos, latinos, algunos relacionados con el flamenco, que son músicas que adoro… En el lugar que más cómodo me siento es en el desarrollo de la canción. Y en esa trayectoria, y en ir ajustando cada vez más el lenguaje, siempre le di, también, mucha pelota a las letras. En general, soy un melodista. Con Luis [Alberto Spinetta] componíamos del mismo modo: primero surgía la melodía y luego le poníamos la letra. Pero yo desarrollé un método personal aunque, seguramente, hay otras personas que, también, lo hacen: cuando aparece la idea musical la desarrollo pero siempre acompañada de una frase, de una letra, no toda la letra pero sí una parte. Entonces, lo que hago es dejar esa frase como si fuera una especie de clave, de “password”, que me lleva siempre al mismo momento o al mismo ambiente de inspiración que posee la canción. Por algo sale esa frase con esa melodía… yo le doy mucha pelota a eso porque uno no sabe bien de dónde proviene ese tipo de inspiración. Tal vez de zonas del inconsciente, ¿no? Otra cosa que hago mucho –una vez que tengo la melodía cerrada- es terminar la letra, y ésta termina influyendo también en el aspecto melódico porque las palabras no se comportan de la misma manera en una determinada secuencia melódica que en otra diferente. A veces una misma palabra, por ejemplo “agua”, “tierra” o “luna”, en un ambiente melódico se ilumina y otro se oscurece. Es toda una alquimia. Por eso estoy muy atento a la construcción de la sintaxis y la rítmica pero también al funcionamiento del sonido y el sentido de la palabra en un ambiente melódico y armónico.

Siempre fuiste muy exquisito a la hora de hacer las armonías vocales. Con Luis hacían muy buenas armonías…

Sí, me gusta mucho eso. En mi banda actual, aprovecho mucho que la mayoría de ellos cantan bien porque el canto armónico siempre embellece la música.

Hay mucha gente que me ha mencionado el parecido entre las voces de ambos…

Es lógico. Es como cuando te dicen que vos hablás parecido a tu hermano. Lo que pasa es que nosotros dos nos criamos desarrollando ese lenguaje que la gente conoció luego en Almendra. Entonces, como cantábamos a dúo, no profesionalmente, pero sí en reuniones, en el colegio y demás, fuimos desarrollando un modo de cantar en donde una voz se acoplaba a la otra. Inconscientemente fuimos copiándonos uno al otro en el modo de cantar. Después, con el tiempo, traté de despegarme de eso, tanto en Aquelarre como posteriormente… Esa impronta la llevo porque es el modo de cantar que desarrollamos pero fui cambiando algunas cosas.

Claro, por ejemplo “Fermín” la cantabas vos… ¿Cómo se dio eso?

Porque yo participé en la composición de “Fermín”. En esa época hacíamos una especie de distribución de la autoría de las canciones. Si bien la mayoría de los temas los firmó Luis, hay composiciones como “El mundo entre las manos”, uno de los primeros singles que sacamos, que hicimos juntos cuando egresamos del Secundario y al momento de grabarlo le hicimos algunos ajustes en la letra, y aparece firmado por Rodolfo [García] y Luis. Era así, distribuíamos un poco las composiciones.

En lo personal, El Valle Interior, el tercer disco de Almendra que justo está por cumplir cuarenta años de su edición, es un material del que soy fanático…

A mí, también, me encanta ese disco. Hay mucha gente que no le dio mucha pelota quizás porque, en su momento, no lo difundimos adecuadamente, y además porque el disco del “payasito” ha quedado como una especie de icono, ¿no? Pero a mí me encanta El Valle Interior, los temas que tiene y además como fue grabado…

Ese lo hicieron en Estados Unidos…

Sí, lo grabamos en Los Ángeles.

¿Cómo surgen tus dos excelentes temas de ese disco “Las cosas para hacer” y “Cielo fuerte (Amor guaraní)”?

“Las cosas para hacer” es una especie de reflexión urbana: un día mirando por la ventana de mi casa, se me ocurrió “miras los edificios que dan al puerto…” Pensá que estábamos en 1980, todavía vivíamos en dictadura, y en la canción reflejaba la necesidad que siempre tiene la gente de estar en una situación de libertad. En el caso de “Cielo fuerte”, lo planteé como una especie de pequeño poema o fábula indígena del pasado porque además, como de chico estuve mucho en ese ambiente, estoy muy unido a toda esa cosa del río y las islas y cuando compuse esta canción pensaba justamente en esos ámbitos tan especiales que tiene la Mesopotamia. “Trabajo de pintor”, del disco Pintada, también, tiene relación con eso porque aunque no sea una cuestión indígena hace referencia al litoral.

¿Qué influencias tuviste como intérprete del bajo?

Muy diversas. Cuando comencé a interesarme por el instrumento, mi influencia fue Paul McCartney. Si bien no es un súper instrumentista, como podría ser Jaco Pastorius o incluso Jack Bruce, a mí siempre me gustó el concepto de desarrollo melódico y rítmico que hacía y hace Paul, entretejiendo melodías que están sustraídas por debajo de la melodía principal que se canta. Eso siempre fue mi inspiración. Siempre traté de elaborar la música en ese sentido. En la mayoría de los temas de Aquelarre o de Almendra vas a ver que hay figuras en el bajo con pequeños desarrollos de líneas melódicas. Después, por supuesto, me han gustado muchísimos otros bajistas pero fui muy autodidacta, no es que yo tenía el objetivo de tocar como tal o cómo cual. 

¿Cómo fueron puliendo ese sonido progresivo y casi sinfónico de Aquelarre?

Yo aporté el grueso de las composiciones, por supuesto, que Héctor [Starc] y Hugo [González Neira] hicieron lo suyo pero, básicamente, lo empezamos a desarrollar a partir de una serie de composiciones mías. Entonces, la cosa más poética y lírica de Almendra se fusionó con la idea más blusera y rockera de Hugo y de Héctor. De eso surgió Aquelarre, mezclándose con nuevas tendencias, más la sonoridad del clave, el teclado de Hugo que le daba un toque clásico, que remite a un sonido bien sinfónico. Esa idea inicial fue creciendo y las estructuras de los temas se fueron complejizando con más arreglos instrumentales.

¿Qué escuchaban en esa época? Porque algunos pasajes de guitarra de Aquelarre remiten a Yes.

Por supuesto nos interesaba muchísimo Yes, King Crimson, Genesis y muchos grupos más. Hay como ciertas influencias sonoras pero nosotros nunca pretendimos copiar sino desarrollar el propio estilo en base a gustos musicales que encontrábamos interesantes.

Claro, y aparte era una época muy convulsionada...

Sí. Algunos le han dado una connotación muy política a la obra de Aquelarre, y si bien hablábamos de temas sociales nunca pretendimos ser una banda panfletaria, simplemente reflejar las ideas que teníamos en la cabeza y lo que nos pasaba. Nunca pretendí indicarle a la gente cómo debería actuar o pensar. Eso a mí no me gusta. Quizás algunos han interpretado la obra del grupo de esa manera pero no fue esa nuestra intención.

En una entrevista escuché que llegaron a tocar desde lugares muy chetos hasta en la villa. Tocaron en un evento organizado por el Padre Mujica, ¿no?

Sí, pero eso creo que fue en la época de Almendra. Nosotros tocábamos en lugares muy humildes del Conurbano y también para gente de dinero. Eso era increíble porque actualmente no pasa más. Tal es así que yo recuerdo que Pappo era muy escuchado en las villas, y ahora en las villas lo que se escucha es un desastre… Eso te da la pauta, también, de cómo fue degradándose culturalmente el país. Van a pasar algunos años para que volvamos, si es que se puede, a tomar un rumbo interesante en lo que respecta a lo cultural. Hablo en general, no solo de los que producimos bienes culturales sino de la cultura de la gente.

¿A qué le atribuís esa degradación que mencionás?

En principio, creo que es el resultado del agujero negro que dejó el gobierno militar, que hizo mucho más daño del que la gente se cree. No dejó solamente desaparecidos sino, también, temor en la gente, abortó muchos desarrollos y procesos creativos… Inocularon tanto miedo en la cabeza de la gente que por eso en los años ochenta se relativizó todo y se volvió más pasatista la cosa. Yo creo que fue así como para salir de ese lugar de espanto en donde nos había dejado la dictadura. Una opción válida ya que si hacías cosas más complicadas ibas a ser criticado o censurado. No te olvidés que hubo mucha gente que fue perseguida por las cosas que había expresado anteriormente.

Más allá de los obvios avances tecnológicos, ¿Cuáles son las diferencias más importantes que ves, con respecto a los años setentas, en lo que es grabar un disco hoy?

Aquella era una época más artesanal. La diferencia es que la mayoría de los grupos de ahora graban por separado con un clic, con una referencia de metrónomo digital. Nosotros grabábamos siempre como grupo en la sala, después a eso se le agregaba un efecto o una voz u otro instrumento, una guitarra u otro teclado. Pero, básicamente, todas las tomas eran del grupo tocando en vivo. Así es como grabé, también, mi disco nuevo. Salvo un par de temas, la mayoría están grabados en vivo porque me gusta esa dinámica. No porque considere que si se graba cada uno por separado está mal o es un engaño a la gente, no tengo esos prejuicios pero la dinámica de un grupo tocando todos a la vez es casi irremplazable y casi la misma de cuando tocás en vivo.

Contanos del disco nuevo…

Bueno, lo venía elaborando pero no lo pude continuar por la cuarentena. Supongo que en poco tiempo podré empezar a echarle mano de nuevo.

¿Tendrá canciones de todos estos años?

Claro. Canciones más recientes y otras que tienen algunos años pero que en su momento no grabé y se fueron acumulando durante todo este tiempo en donde no edité ningún material. A mi manera de comprenderlo, va a quedar muy lindo. Es un disco ecléctico, como las cosas que he hecho desde hace un tiempo, ¿no? En donde encontrás desde baladas, pasando por canciones más rockeras, alguna otra con un aire folclórico sin llegar a ser ortodoxamente una cosa folclórica… Grabé un montón, como veinte temas, pero no voy a editar todas a la vez porque sería una exageración… [risas],  serán diez o doce. Nos falta grabar un par de voces, los coros y mezclar.

¿Y va a ser físico o lo vas a subir a las plataformas nomás?

Lo voy a hacer de todas las maneras posibles que existen ahora para publicarlo. Primero, lo subiré a las plataformas pero seguramente haré un vinilo o un cd, más probablemente un vinilo.

¿Qué música escuchás?

No escucho música todos los días, escucho a veces. Escucho desde jazz hasta música sinfónica, música clásica… El otro día estaba escuchando el Concierto para piano y orquesta de Stravinski. También soy de escuchar jazz latino o salsa, folclore. O sea, es muy diverso todo lo que escucho. Por supuesto, también escucho rock aunque no mucho, últimamente. Depende del momento del día pero no es que siempre estoy con el oído pegado a un parlante. Porque además yo creo que la música también se hace del silencio, no solo del sonido. En el mundo de la creación musical, el silencio es muy importante.

Entonces, ¿no estás tan al tanto de lo nuevo que se está haciendo en el rock?

Estoy al tanto pero que provenga de ahí no significa que esté todo el tiempo buscando que es lo nuevo. Sí conozco los grupos de acá. Sobre todo, me llaman mucho la atención las mujeres que están haciendo cosas muy interesantes. Algunas son más conocidas, como las hermanas Bertoldi, otras no tanto… No soy muy bueno recordando nombres pero una de las cosas que más destaco es la cantidad de mujeres talentosas que hay. Después hay otros grupos que he escuchado como Los Espíritus y otros, que están muy bien. Bueno, Los Tipitos no son un grupo nuevo pero me gusta mucho como laburan.

Para terminar, te hago una pregunta que le hacemos a todos nuestros entrevistados: ¿Qué canción de otro artista te hubiera gustado componer a vos?

Bueno, hay varias pero las primeras que se me ocurren ahora son algunas canciones de Jorge Drexler, no recuerdo los nombres pero son recontra conocidas, son extraordinarias. También, algunas de Jaime Roos; otras de Fito [Páez]; por supuesto, también varias de Luis… O algunas del ámbito del folklore. Hay mucha gente que ha hecho cosas muy valiosas.

Emiliano Acevedo




miércoles, 28 de diciembre de 2016

EL TIEMPO MARCADO, entrevista a Rodolfo García


Decir que Rodolfo García es uno de los mejores bateristas del rock argentino, no es novedad para casi nadie. Todos conocen su trayectoria, que incluye a algunas de las más renombradas bandas de la historia, desde esa leyenda que fue Almendra, pasando por Aquelarre y Tantor; entre varios etcéteras. Sin embargo, su valía como músico no se agota allí, ya que García se desenvolvió con soltura en otros géneros, como el folklore y junto a artistas como Víctor Heredia, Pedro Conde (en La Barraca), Alejandro del Prado, León Gieco, Peteco Carabajal y Jorge Cumbo. De todo eso hablamos en esta nota: el pasado, presente y futuro de un músico que no olvida sus raíces y está en contacto con todo lo que ocurre en el devenir de la música popular argentina. Aquí tenemos su voz, la visión de un protagonista de la historia y palabra autorizada a la hora de analizar lo que está pasando y pasará.

ENTREVISTA> ¿Cómo fue tu acercamiento de chico al acordeón a piano, antes de tocar la batería?
Desde muy chico me gustó la música aunque no tenía un instrumento preferido. Me incliné por el acordeón posiblemente porque mi viejo también lo tocaba en forma autodidacta y quizá eso haya influido.

¿Y cuándo te empezás a interesar por el rock?
Siempre escuché música de todo tipo por radio pero cuando apareció el primer rocanrol (el de Elvis, Bill Halley, Little Richard, Fats Domino, etc.) enloquecí y sentí que eso marcaría mi vida.

¿Cuáles eran tus influencias musicales en esa época?
Originalmente los que nombré antes más otros, y más adelante Beatles, Kinks, Byrds, Hollies, Spencer Davis Group, Shakers, Los Gatos Salvajes, etcétera…

¿Cuál era el clima de esos primeros tiempos del rock nacional?
Eran los 60, mucha ebullición cultural, social y política. Sentíamos que la suma de todo eso cambiaría al mundo de un momento a otro. En ese clima nos desarrollamos.

¿Cómo llegan a grabar el primer simple con Almendra en el año 1968?
Conocimos a Ricardo Kleiman, hacedor del programa de radio Modart en la Noche, el más escuchado por aquellos tiempos, y lo invitamos a que venga a un ensayo. Vino, nos escuchó e inmediatamente nos dijo que grabaríamos en la RCA. Así comenzó todo.

¿Por qué tomaron la decisión de no incluir los simples en el primer disco, algo en que la compañía no estaba de acuerdo?
Pensábamos con criterios no comerciales. Lo habitual era grabar un simple y recién si la propuesta gustaba se encaraba la grabación del LP. Por costumbre se incluía como banda 1 del LP, el tema principal del simple. Nosotros lo veíamos de otra manera. Pensábamos que nuestros seguidores ya tenían el simple y por lo tanto era redundante volver a ponerlo en el LP. Durante toda nuestra carrera utilizamos ese criterio.

¿Cómo se elaboraban los temas de Almendra?
Muy simple. Alguien del grupo proponía un tema compuesto por él y luego a lo largo de extensos ensayos diarios íbamos sugiriendo arreglos instrumentales, vocales, efectos, texturas, en fin, grupalmente las canciones iban tomando forma.

Muchas encuestas consideran al primer disco de Almendra es el mejor de la historia del rock nacional. ¿Coincidís?
No soy el más indicado para decirlo. Sí creo que es un gran disco.

¿Por qué el segundo disco del grupo no tuvo el mismo impacto que el primero?
Con el segundo disco ocurrió que el grupo se separó casi en forma simultánea a su edición. Es decir que no tuvimos tiempo para mostrarlo suficientemente en vivo. En cambio el material del primero venía siendo tocado por nosotros antes de la edición y siguió tocándose después de editado en shows, conciertos, giras, televisión, etc.

AVES RAPACES

¿Es verdad que cuando se originó Aquelarre la idea era completar la banda con algún músico de viento?
Sí; pensábamos incorporar un saxofonista y un trompetista. Lo intentamos pero no dimos con el tipo de músicos que buscábamos.

¿Cuáles eran las diferencias en la parte creativa entre Almendra y Aquelarre?
La manera de encarar los arreglos y demás cuestiones en Aquelarre surge del aprovechamiento de nuestra experiencia en Almendra. Aquello de los ensayos intensivos y plantearnos casi siempre propuestas riesgosas artísticamente hablando. Creo que ese espíritu fue común a ambas bandas. En cuanto a las diferencias creo que básicamente están relacionadas con la diferente constitución de ambos grupos. Distintos músicos aportan variedad estilística a cada uno de ellos.

¿Cómo fue la experiencia junto a Aquelarre en España?
Riquísima desde todo punto de vista. Fuimos la primera banda que llevó el Rock Argentino a España, recorrimos toda la península ibérica a lo largo de casi dos años y medio y dejamos una imagen de nuestra música que aún hoy se recuerda.

Aquelarre es etiquetado por muchos como un grupo que encajaba con el estilo de rock sinfónico, debido a sus complejas estructuras y vuelo musical. ¿Coincidís? ¿Qué opinas de este estilo de rock?
No soy muy amante de los rótulos pero creo que el de rock sinfónico o el de rock progresivo no están tan desacertados. Pienso que éramos más progresivos que sinfónicos pero algo de lo otro también teníamos.

¿Cómo ves, a la distancia, a tu participación en Nebbia´s Band y en Tantor?
Fueron dos proyectos muy importantes para mí. El primero con Litto Nebbia fue un verdadero placer, ya que, fue quien primero nos indicó el camino a quienes iniciamos esta aventura del rock argentino. Allí nos juntamos con músicos importantes provenientes del jazz; base roquera e instrumentos de viento. Una mezcla poco vista. Tantor fue una apuesta diferente; quisimos armar una banda que pudiera desarrollarse más en el plano instrumental sin dejar de lado los temas cantados. Como por aquella época no había antecedentes de grupos de estas características por estos lares, se nos hizo muy difícil poder trascender.

¿Cómo se produce el reencuentro de Almendra en 1979 y la grabación del álbum El Valle Interior? ¿Crees que éste fue un disco sub valorado, a pesar del excelente nuevo material que traía?
Fue algo muy gratificante. Primero la reunión en Obras, luego el Buenos Aires Lawn Tennis, más la gira por todo el país y la grabación de los discos en vivo. Luego lo de El Valle Interior con los temas nuevos grabados en Los Angeles. Con este disco pasó también lo mismo que comenté antes respecto del doble de Almendra de la primera época y también con Siesta, de Aquelarre. No hubo tiempo suficiente de “rodarlo” en shows, conciertos, giras etc. No obstante creo que es un gran disco.

¿Cómo se produce tu participación en el unplugged de Luis en 1997?
Cuando MTV le propone a Luis hacer ese programa especial, él me invita para que hagamos aquel tema de Almendra que nunca habíamos tocado en vivo. Tuve que volver a agarrar el acordeón después de muchísimos años, pero fue una experiencia fantástica.

¿Cómo fue el regreso de Aquelarre en 1998? ¿Por qué no pudieron seguir juntos o grabar un nuevo disco, a pesar del excelente nivel exhibido en esta reunión?
Solo nos propusimos tocar aquellos temas y dejar plasmado en disco el “vivo” de Aquelarre que creo fue siempre nuestro fuerte y nunca antes habíamos podido hacer.

¿Qué te pareció el regreso de Los Gatos, en el cual estuviste como invitado?
Para mí fue algo muy potente porque cuando ellos estaban en su apogeo yo era apenas un fan del grupo. Imaginate la sensación que se experimenta cuando más de 40 años después te toca subir a un escenario a tocar con ellos.

¿Cómo viviste la reunión de Almendra para el show de Las Bandas Eternas?
No tengo palabras. Si tengo que mencionar una diría Emoción. Me costó varios días “bajar de ese viaje”. Un homenaje muy merecido para el Flaco y su obra. Y de paso, para todo el rock argentino y quienes lo generaron.

SILENCIO MARGINAL

¿Crees que el rock nacional está en una etapa con poco vuelo musical y poético comparado a lo que fue la década del setenta?
Si tu pregunta se refiere a lo que comúnmente se difunde por los medios creo que sí, con las debidas excepciones, que las hay.

¿Qué artistas de la actualidad (rock nacional e internacional) te gustan?
Me siguen gustando los mismos clásicos que me gustaban cuando era pibe, pero además se han ido sumando infinidad de otras cosas no siempre relacionadas con el rock; es más, desde hace bastante tiempo escucho menos rock y más de otros géneros. Esto para nada indica una negación ni cosa por el estilo sino que he descubierto nuevas sensaciones escuchando otro tipo de cosa. Jazz, flamenco, celta, la llamada World Music. Pero sigo siendo muy optimista respecto del rock argentino sobre todo del que se viene gestando desde abajo, desde la gente nueva.

¿Cómo ves el recambio dentro del rock nacional? ¿Por qué crees que figuras como Spinetta y Charly García siguen tan vigentes a pesar del paso del tiempo?
Por un lado son figuras únicas por su talento y originalidad y por otro, más allá de que hayan surgido otras figuras de generaciones posteriores, pienso que no han alcanzado el nivel artístico de ellos dos.

¿Cuál es tu opinión acerca del panorama de la música actual, con el tema de las descargas online y la caída de las discográficas?
Creo que debe encontrarse una formula justa por la cual podamos incorporar las nuevas tecnologías a nuestra vida cotidiana pero sin que esto signifique esquilmar a los creadores. Veo en mucha gente una tendencia peligrosa. Posan de revolucionarios en contra de las multinacionales para ocultar cínicamente el diario saqueo a mansalva que les infligen a los verdaderos creadores de arte y cultura.

¿Qué proyectos musicales tenés a futuro?
Hace más de dos años nos estamos juntando con el Flaco y un amigo bajista (Daniel Ferrón) un día a la semana para tocar cosas nuevas, pero sin ponernos por delante ningún proyecto concreto. Nos da placer hacerlo así y no es mucho más lo que puedo decir. (Nota: Por supuesto, este proyecto luego se convertiría en el disco póstumo de Spinetta, Los Amigo, editado a fines de 2015…)

(Entrevista realizada en junio de 2011)


Emiliano Acevedo y Leandro Ruano


viernes, 27 de mayo de 2016

ALMENDRA, El valle interior: Un disco para redescubrir...



Sin dudas, el regreso de Almendra en diciembre de 1979 fue el hito que despertó al rock argentino de la modorra, en medio de uno de sus peores momentos, como resultado de la censura y la represión de la última Dictadura cívico-militar. Además, estos shows cerraron una etapa negra, que había comenzado en 1977, marcada por la baja concurrencia a los espectáculos de rock, luego de las multitudinarias despedidas de Invisible y Crucis en el Luna Park, a fines de 1976 y principio del 77, respectivamente. Como dijo Emilio Del Guercio, años más tarde: “Las cosas estaban tan mal entonces que necesitábamos recordarle a la gente que habíamos estado mejor y que Almendra había sido parte de ese momento.”

UN REENCUENTRO INOLVIDABLE…

“El regreso del grupo fue algo que se venía barajando desde 1977”, le contó Luis Alberto Spinetta al periodista Eduardo Berti en el libro Spinetta: Crónicas e iluminaciones. Sin dudas, las ganas de tocar juntos estaban intactas y se manifestaban cada vez que Edelmiro Molinari volvía al país, desde su casa en Los Angeles, a visitar a su madre, lo que propiciaba que el cuarteto se juntara a charlar como viejos amigos, e incluso zapar, luego de algún asado compartido. Hasta que por fin, a mediados de 1979, Spinetta  -impulsado por su representante, Alberto Ohanian- puso en marcha el retorno, convocando a sus ex compañeros.

Los muchachos se dieron manija muy rápido, entusiasmados con la idea de realizar unos shows cuya organización estuviera a la altura de la circunstancias. Y así fue… Nada menos que 31 mil personas concurrieron a verlos en sus tres conciertos en Obras, en donde tocaron el 7, 8 y 9 de diciembre del 79. El 23 de ese mismo mes Almendra tocó en el Club Andes Talleres de Mendoza; y el 29 de diciembre y el 6 de enero ofrecen dos recitales en el Lawn Tenis Club de Buenos Aires, un escenario en donde nunca se había realizado un espectáculo musical. El 4 de enero habían tocado en La Plata, el 12 tocarían en Punta del Este; para cerrar la gira en estadio mundialista de Mar del Plata, el 18 de enero de 1980.
Más tarde, en 1980, se editarían dos discos grabados en los conciertos en Obras (Almendra en Obras), con el magnífico show completo, incluyendo un par de nuevos temas estrenados para la ocasión: “Cambiándome el futuro”, “Vamos a ajustar las cuentas al cielo”, “Jaguar herido” (casi una metáfora sobre la Dictadura) e “Hilando fino”.

EL DISCO DEL REGRESO

Después de la primera serie de conciertos, y de un impasse obligado en el cual Spinetta grabó Alma de diamante, el primer disco de Spinetta Jade, surge firmemente el proyecto de grabar un álbum que mostrara como podía sonar Almendra en 1980. Esta producción sería realizada en los Estados Unidos, en los estudios Conway de Los Angeles, entre el 15 y el 24 de noviembre.
Por supuesto, el álbum generó mucha expectativa en el público y la prensa especializada, quienes se sintieron algo defraudados con el contenido del disco, que fue bastante criticado. Sin embargo, con el inevitable paso del tiempo –que suele poner las cosas en su lugar- hoy es posible admirar en retrospectiva el valor imperecedero de esta producción, que traía muy lindas canciones y letras muy inspiradas. Por supuesto, el dibujo de tapa, realizado por Eduardo Santellán, estaba inspirado en el título del disco, sugerido por Emilio: "Quise poner en la tapa un objeto argentino fácilmente reconocible, como un paquete de (galletitas) Criollitas, y por eso me inspiré en la etiqueta de agua Villavicencio."

El valle interior comenzaba con “Las cosas por hacer”, un hermoso tema de Emilio Del Guercio, cuya letra relataba el comienzo de una historia de amor en Buenos Aires. Un bosquejo hecho canción en el que se destacaba el paisaje porteño de las mesas de café, en donde se dan esos encuentros mágicos entre dos personas.
“Amidama”, era una bella canción escrita por Spinetta para su esposa Patricia, y dedicada a los "encantos, secretos y certezas" de la relación que los unía. Por su parte, “Miguelito, mi espíritu ha partido a tiempo” estaba basado en la historia real de un nene que había muerto en el hospital en el cual había estado internado Valentino, el tercer hijo del Flaco, poco después de nacer. Un hecho que conmovió profundamente al músico: “Los padres del nene ya sabían que tenía una enfermedad incurable, los médicos le daban solo un par de días de vida y era escalofriante porque todo el hospital hablaba del ´hijo de Spinetta´. Para mí era muy doloroso ver a los padres de ese nene –que no sé si se llamaba de verdad Miguelito- con la amargura ya inscripta en los rostros, ante algo irreversible.”
"Espejada" era un tema en el que predominaban los juegos vocales de los integrantes del grupo, cantando a coro, como había ocurrido en "Leves instrucciones", un tema de la primera etapa de Almendra. Luego seguía "Cielo fuerte (Amor guaraní)", otro bello tema de Emilio con una marcada influencia de la música y la estética del litoral, aunque no tuviera nada que ver con el chamamé... Una verdadera delicia.
Lo mismo ocurría con "El Fantasma de La Buena Suerte", otro muy lindo tema de Spinetta, detrás del cual se escondía otra anécdota familiar, ya que, según el Flaco, estaba basado en un fantasma que vio su mujer en una quinta que habitaba la pareja con sus hijos, en Castelar. Luis quiso hacer pasar esta supuesta aparición no como un mal presagio sino como la historia de un fantasma que le traía buena suerte.
El valle interior cerraba con otro tema de Spinetta: "Buen Día, Día De Sol", cuyo estilo es un claro anticipo de posteriores trabajos de este músico en Spinetta Jade


Luego de la edición este disco, a partir de diciembre de 1980, Almendra realizaría una de las mayores giras por el interior del país en la historia del rock argentino, realizando 34 actuaciones en 32 ciudades, llegando a tocar en lugares remotos en los cuales jamás había tocado ningún otro grupo hasta esa fecha. Finalmente, el último show de Almendra tendría lugar en La Falda, Córdoba, el 15 de febrero de 1981.
Pasado este regreso, Spinetta, Molinari, Del Guercio y García continuaron con sus respectivas carreras, desestimando cualquier indicio de lucro comercial vinculado con el asunto de la reunión.


De cualquier forma, el impacto emotivo de la reunión del cuarteto repercutió muy fuerte en sus integrantes. Sin embargo, a la hora de recordarlo, Spinetta no estuvo igual de conforme con el resultado artístico: “El regreso de Almendra fue hermoso aunque hubo un inconveniente. Yo no quería que fuera solo algo nostálgico, me preocupaba mucho que se compensara con material nuevo todo el revival del grupo, pero siento que a la gente los temas nuevos le entraron por una oreja y le salieron por la otra.”

Con respecto a esto, Rodolfo García dio su punto de vista: Fue una experiencia muy gratificante. Primero la reunión en Obras, luego el Buenos Aires Lawn Tennis, más la gira por todo el país y la grabación de los discos en vivo. Luego lo de El Valle Interior con los temas nuevos grabados en Los Angeles. Sin embargo, con este disco pasó también lo mismo que con el doble de Almendra de la primera época. No hubo tiempo suficiente de ´rodarlo´ en shows, conciertos, giras etc. No obstante creo que es un gran disco.”

Exacto. El valle interior, un gran disco, casi una perla oculta, que vale la pena descubrir y redescubrir…
 
E. A.