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jueves, 28 de julio de 2016

COLOR HUMANO: Humanoides Psicobluseros...




Estamos en 1973. En una oficina de Microfón Argentina, el Sr. Mario Kaminsky, uno de los jefes de esta discográfica, les comunica a los tres miembros de Color Humano, que su segundo disco no va a poder ser editado como un álbum doble. "Es por cuestiones presupuestarias", dice Kaminsky. De esta manera, los dos discos saldrán por separado, y serán conocidos como Color Humano 2 y Color Humano 3. Sin embargo, para cuando sea editada la segunda parte de la obra, en 1974, el grupo ya no existía. Y es que Color Humano no iba a poder sobrevivir a la llamada “maldición del segundo disco”. Su caso se sumaría al de varias bandas de la época como Pescado Rabioso, Manal, Almendra, y posteriores como La Máquina de Hacer Pájaros, Crucis, Ave Rock, Espíritu o Alas, que también se terminaron separando luego de editar su segundo álbum. En el caso puntual de Color Humano, su separación ponía fin a una de las agrupaciones más originales del rock argentino de todas las épocas.

"Las cuestiones presupuestarias" que evitaron que su segunda producción fuera editada como un álbum doble eran consecuencia de la Crisis del Petróleo desatada en 1973, cuando los países árabes productores de petróleo triplicaron el precio del barril de crudo. Esta sería la mayor crisis económica de los últimos 50 años y el final de la edad dorada del capitalismo. En lo que respecta a la industria discográfica, la crisis petrolera la afectaría en forma directa, resintiendo la producción del vinilo. Y aunque Supertramp se burlaba de esta situación intitulando a su cuarto disco Crisis, What Crisis?, la crisis, en efecto, era una realidad palpable que conspiró a nivel mundial en contra de la aparición de nuevos artistas y la edición de discos.

Color Humano había nacido como una invención del guitarrista, cantante y compositor Edelmiro Molinari. Justamente, el nombre de este nuevo grupo había surgido de una larga y brillante composición suya incluida en el histórico primer disco de Almendra. Molinari había fundado Color Humano junto a Rinaldo Rafanelli (bajo) y David Lebón (batería) a fines de 1971, luego de la separación de Almendra. Más tarde, este nuevo power trio editaría su álbum homónimo en 1972, que fue una impresionante demostración de principios y le voló la cabeza a propios y extraños con su sonido psicodélico. En resumen, un debut histórico que incluyó temazos como “Padre Sol, Madre Sal”, “Sílbame cabeza”, “Larga vida al sol”, “El hachazo” o “Humberto”; todas, canciones que  erigieron a Color Humano como uno de los principales exponentes de la música progresiva argentina.

Molinari cantaba las canciones de una manera inimitable, casi "hablando" las letras, sobre una poderosa base formada por Rafanelli y Lebón, quien tocaba la batería “al revés” imitando a su ídolo Ginger Baker. Poco después de editar su primer álbum, Lebón abandona Color Humano para irse a tocar el bajo en Pescado Rabioso y es sustituido por Oscar Moro. Con esta nueva formación, el grupo se presentaría en el tercer Festival B.A. Rock de 1972. Un evento que sería registrado en la película Rock hasta que se ponga el sol, casi la “Woodstock argentina". Este film incluía lo mejor del rock autóctono de la época con grupos y solistas como Billy Bond y la Pesada del Rock, León Gieco, Vox Dei, Orion´s Beethoven, Pappo´s Blues, Pescado Rabioso, Arco Iris, Litto Nebbia y (nada menos que) el debut de Sui Generis. Justamente, Color Humano abría la película tocando en un bosque "Larga Vida al Sol", un tema que había formado parte de su primer disco, al que seguía “Cosas Rusticas”.

Luego de esta participación en Rock Hasta Que Se Ponga el Sol, entre marzo y junio de 1973 en los estudios Phonalex, el grupo se dispone a grabar su segundo álbum. Un proyecto faraónico en el cual Molinari se autoerigió como líder indiscutido de la banda. Esta situación resentiría las relaciones personales del guitarrista con respecto a los otros dos integrantes del grupo: "Era un dictador. Nos trataba como si fuéramos meros 'samplers' humanos", declararía Rafanelli muchos años después. A pesar de estos desacuerdos, la grabación progresaría dando lugar a uno de los discos dobles más impresionantes que se hayan editado jamás en la historia del rock nacional. De principio a fin, esta es una producción fundamental para comprender como fue el rock argentino de los 70.

La primera parte (Color Humano 2) arrancaba con "La Sangre del Sol", un tema psicodélico y potente que contaba con un entramado rítmico y musical muy original y sofisticado. Esta impronta psicodélica prosigue en "La Tierra del Gitano", una pieza que mezcla la sutileza del jazz con el rock progresivo. Por su parte, "Pascual Tal Cual" se relacionaba con la música del universo paralelo de esa otra gran agrupación argentina que se llamó Aquelarre. Con su cadencia cansina, "Humanoides" -tema compuesto por Rafanelli- se acercaba a las maravillosas letanías lisérgicas del Pink Floyd de Meddle o A Saucerful of Secrets. Luego llega el sutil "Blues de Adelina", una compleja pieza que excede al blues tradicional y cuadrado. Así llegamos a "Va a Salir un Lugar", una descomunal y excesiva improvisación de casi 15 minutos en la que Molinari les dejaba, casi como si fuera una tregua, lugar de sobra a sus dos compañeros para que desarrollen sus propios solos. Este tema, a pesar de ser un tanto repetitivo, contenía una lírica excelente. Más tarde, “Va a Salir un Lugar” sería incluido, junto a otros temas de sendos grupos argentinos, en un álbum recopilatorio de un programa de radio de la época llamado Rock Para Mis Amigos (Vol. 1).

La “segunda parte” de este álbum doble comenzaba con "Hombre de las Cumbres", una muestra contundente de la poesía surrealista de Edelmiro. Pero si hay un tema de Color Humano que quedaría en el recuerdo del público rockero ese fue "Mañana Por la Noche". Un blues cuadrado que incluía una letra desopilante, exagerada e irónica que se burlaba de las líricas tristes del blues tradicional. Por el contrario, "A Través de los Inviernos", con la participación de Egle Martin en las percusiones, era una potente e impresionante pieza de rock pesado que funcionaba como la réplica (literal) a "Haz tu mente al invierno del sur", un tema compuesto por Gabriela y Litto Nebbia. Gabriela, pareja de Edelmiro en esa época, fue (junto a Carola Cutaia) una de las primeras mujeres que se animó a hacer rock en nuestro país. Esta cantante de rock y folk venía de editar un álbum solista y también de participar en Rock Hasta Que Se Ponga el Sol, además de haber cantado a dúo con Molinari en el primer tema del primer disco de Color Humano (“Padre Sol, Madre Sal”). En la letra de "Haz tu mente al invierno del sur", Gabriela parecía aconsejar a Molinari para que se quedase viviendo en el país y dejara de pensar en emigrar. La feroz respuesta de Molinari llegaría luego con "A través de los inviernos", una pieza que sepultaba con toda su potencia a aquella otra que le dio origen. En la práctica, el resultado final (casi paradigmático) fue que Molinari se saldría con la suya, llevándose a Gabriela a vivir con él a Estados Unidos, no mucho tiempo después, escapando (como varios de sus colegas del rock) del clima social y político enrarecido de nuestro país.
  
Siguiendo con este álbum de Color Humano es tiempo de hablar de otra brillante página musical intitulada "Hace casi 2000 años". Un tema maravilloso que con sus monumentales cambios climáticos se acerca a las ensoñaciones de Hendrix en el disco Electric Ladyland. Sin dudas, ésta es una de las piezas más descomunales de Color Humano, en donde se destacaba la participacion de la cantante lírica Alicia Varadi.

El final de “Hace Casi 2000 Años” se enganchaba a "Cosas Rusticas (Coto de caza)", otra de las canciones más recordadas del trío. Un tema que pasó a la historia del rock argentino por ser uno de los más originales de su época debido a sus contrapuntos rítmicos. Comenzaba con una elaborada introducción que daba lugar a una de las mejores y más imaginativas letras de Edelmiro. Así llegamos a "La Historia que Tengo", otra pieza sutil y poderosa. Un canto de libertad y locura psicodélica. A continuación, el álbum finalizaba con "Vestidos de Agua", una agradable y delicada pieza acústica. Casi un cuento infantil y volado, que contaba con la participación del talentoso Jorge Cutello en flauta traversa. En esta última canción, Molinari nos invitaba a un último viaje sonoro por un maravilloso país de niños lisérgicos, sumergido en el fondo del mar. El final de esta canción es conmovedor e inolvidable, con Molinari y Rafanelli cantando a dúo "cada vez que te miro, aumenta mi ilusión". Una frase que se repetía una y otra vez hasta ser abruptamente cortada en seco.


Así de abrupto sería también el final de la historia de Color Humano. Nos quedan sus dos (o tres, mejor dicho) discos como legado. Una herencia musical corta pero muy rica que nos proporciona la oportunidad para seguir dejándose hipnotizar por aquellas ensoñaciones que seguirán, por siempre, aumentando las ilusiones y fantasías de muchos amantes del mejor rock argentino...

Emiliano Acevedo

viernes, 27 de mayo de 2016

ALMENDRA, El valle interior: Un disco para redescubrir...



Sin dudas, el regreso de Almendra en diciembre de 1979 fue el hito que despertó al rock argentino de la modorra, en medio de uno de sus peores momentos, como resultado de la censura y la represión de la última Dictadura cívico-militar. Además, estos shows cerraron una etapa negra, que había comenzado en 1977, marcada por la baja concurrencia a los espectáculos de rock, luego de las multitudinarias despedidas de Invisible y Crucis en el Luna Park, a fines de 1976 y principio del 77, respectivamente. Como dijo Emilio Del Guercio, años más tarde: “Las cosas estaban tan mal entonces que necesitábamos recordarle a la gente que habíamos estado mejor y que Almendra había sido parte de ese momento.”

UN REENCUENTRO INOLVIDABLE…

“El regreso del grupo fue algo que se venía barajando desde 1977”, le contó Luis Alberto Spinetta al periodista Eduardo Berti en el libro Spinetta: Crónicas e iluminaciones. Sin dudas, las ganas de tocar juntos estaban intactas y se manifestaban cada vez que Edelmiro Molinari volvía al país, desde su casa en Los Angeles, a visitar a su madre, lo que propiciaba que el cuarteto se juntara a charlar como viejos amigos, e incluso zapar, luego de algún asado compartido. Hasta que por fin, a mediados de 1979, Spinetta  -impulsado por su representante, Alberto Ohanian- puso en marcha el retorno, convocando a sus ex compañeros.

Los muchachos se dieron manija muy rápido, entusiasmados con la idea de realizar unos shows cuya organización estuviera a la altura de la circunstancias. Y así fue… Nada menos que 31 mil personas concurrieron a verlos en sus tres conciertos en Obras, en donde tocaron el 7, 8 y 9 de diciembre del 79. El 23 de ese mismo mes Almendra tocó en el Club Andes Talleres de Mendoza; y el 29 de diciembre y el 6 de enero ofrecen dos recitales en el Lawn Tenis Club de Buenos Aires, un escenario en donde nunca se había realizado un espectáculo musical. El 4 de enero habían tocado en La Plata, el 12 tocarían en Punta del Este; para cerrar la gira en estadio mundialista de Mar del Plata, el 18 de enero de 1980.
Más tarde, en 1980, se editarían dos discos grabados en los conciertos en Obras (Almendra en Obras), con el magnífico show completo, incluyendo un par de nuevos temas estrenados para la ocasión: “Cambiándome el futuro”, “Vamos a ajustar las cuentas al cielo”, “Jaguar herido” (casi una metáfora sobre la Dictadura) e “Hilando fino”.

EL DISCO DEL REGRESO

Después de la primera serie de conciertos, y de un impasse obligado en el cual Spinetta grabó Alma de diamante, el primer disco de Spinetta Jade, surge firmemente el proyecto de grabar un álbum que mostrara como podía sonar Almendra en 1980. Esta producción sería realizada en los Estados Unidos, en los estudios Conway de Los Angeles, entre el 15 y el 24 de noviembre.
Por supuesto, el álbum generó mucha expectativa en el público y la prensa especializada, quienes se sintieron algo defraudados con el contenido del disco, que fue bastante criticado. Sin embargo, con el inevitable paso del tiempo –que suele poner las cosas en su lugar- hoy es posible admirar en retrospectiva el valor imperecedero de esta producción, que traía muy lindas canciones y letras muy inspiradas. Por supuesto, el dibujo de tapa, realizado por Eduardo Santellán, estaba inspirado en el título del disco, sugerido por Emilio: "Quise poner en la tapa un objeto argentino fácilmente reconocible, como un paquete de (galletitas) Criollitas, y por eso me inspiré en la etiqueta de agua Villavicencio."

El valle interior comenzaba con “Las cosas por hacer”, un hermoso tema de Emilio Del Guercio, cuya letra relataba el comienzo de una historia de amor en Buenos Aires. Un bosquejo hecho canción en el que se destacaba el paisaje porteño de las mesas de café, en donde se dan esos encuentros mágicos entre dos personas.
“Amidama”, era una bella canción escrita por Spinetta para su esposa Patricia, y dedicada a los "encantos, secretos y certezas" de la relación que los unía. Por su parte, “Miguelito, mi espíritu ha partido a tiempo” estaba basado en la historia real de un nene que había muerto en el hospital en el cual había estado internado Valentino, el tercer hijo del Flaco, poco después de nacer. Un hecho que conmovió profundamente al músico: “Los padres del nene ya sabían que tenía una enfermedad incurable, los médicos le daban solo un par de días de vida y era escalofriante porque todo el hospital hablaba del ´hijo de Spinetta´. Para mí era muy doloroso ver a los padres de ese nene –que no sé si se llamaba de verdad Miguelito- con la amargura ya inscripta en los rostros, ante algo irreversible.”
"Espejada" era un tema en el que predominaban los juegos vocales de los integrantes del grupo, cantando a coro, como había ocurrido en "Leves instrucciones", un tema de la primera etapa de Almendra. Luego seguía "Cielo fuerte (Amor guaraní)", otro bello tema de Emilio con una marcada influencia de la música y la estética del litoral, aunque no tuviera nada que ver con el chamamé... Una verdadera delicia.
Lo mismo ocurría con "El Fantasma de La Buena Suerte", otro muy lindo tema de Spinetta, detrás del cual se escondía otra anécdota familiar, ya que, según el Flaco, estaba basado en un fantasma que vio su mujer en una quinta que habitaba la pareja con sus hijos, en Castelar. Luis quiso hacer pasar esta supuesta aparición no como un mal presagio sino como la historia de un fantasma que le traía buena suerte.
El valle interior cerraba con otro tema de Spinetta: "Buen Día, Día De Sol", cuyo estilo es un claro anticipo de posteriores trabajos de este músico en Spinetta Jade


Luego de la edición este disco, a partir de diciembre de 1980, Almendra realizaría una de las mayores giras por el interior del país en la historia del rock argentino, realizando 34 actuaciones en 32 ciudades, llegando a tocar en lugares remotos en los cuales jamás había tocado ningún otro grupo hasta esa fecha. Finalmente, el último show de Almendra tendría lugar en La Falda, Córdoba, el 15 de febrero de 1981.
Pasado este regreso, Spinetta, Molinari, Del Guercio y García continuaron con sus respectivas carreras, desestimando cualquier indicio de lucro comercial vinculado con el asunto de la reunión.


De cualquier forma, el impacto emotivo de la reunión del cuarteto repercutió muy fuerte en sus integrantes. Sin embargo, a la hora de recordarlo, Spinetta no estuvo igual de conforme con el resultado artístico: “El regreso de Almendra fue hermoso aunque hubo un inconveniente. Yo no quería que fuera solo algo nostálgico, me preocupaba mucho que se compensara con material nuevo todo el revival del grupo, pero siento que a la gente los temas nuevos le entraron por una oreja y le salieron por la otra.”

Con respecto a esto, Rodolfo García dio su punto de vista: Fue una experiencia muy gratificante. Primero la reunión en Obras, luego el Buenos Aires Lawn Tennis, más la gira por todo el país y la grabación de los discos en vivo. Luego lo de El Valle Interior con los temas nuevos grabados en Los Angeles. Sin embargo, con este disco pasó también lo mismo que con el doble de Almendra de la primera época. No hubo tiempo suficiente de ´rodarlo´ en shows, conciertos, giras etc. No obstante creo que es un gran disco.”

Exacto. El valle interior, un gran disco, casi una perla oculta, que vale la pena descubrir y redescubrir…
 
E. A.